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“In Hoc Signo Vinces”

1-Recuerdo que en la preparación de mi Primera Comunión el Padre


Espiritual nos habló de la batalla del Puente Milvio, que fue el día 28 de
octubre del año 312. Dicha batalla fue de Constantino
contra Majencio. Este relato lo refiere el historiador Eusebio.
Constantino ve un símbolo en el cielo con la señal de La Cruz que le
dice:

“In hoc signo vinces: “Con este signo vencerás”

En consecuencia, le manda a poner el signo de La Cruz a todos los


estandartes y banderas de su ejército. Constantino ganó dicha batalla y
en consecuencia fue emperador de Roma.

Es de notar que para ese momento, Constantino no era cristiano, se


haría cristiano después. Obviamente que esta victoria tuvo que haber
influido determinantemente en el apoyo que posteriormente a esta
batalla le diera al
cristianismo. Quizás
no se pudiera llamar
este episodio de
poner el signo de La
Cruz como un acto
de fe sino de alquien
que pensó que no
tenía nada que
perder al realizar
dicho acto y quizas
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mucho que ganar como ganar dicha importantísima batalla.

Constantino fue determinante en la difusión del cristianismo, quizás el


cristianismo no fuera lo que es, si no fuera por Constantino. Dios sabe lo
que hace y sabe valerse de quién sea para hacer cumplir sus designios.
"En todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman"
(Rm 8, 28).

Santa Elena fue madre del emperador Constantino y ella descubrió La


Cruz de Cristo, en Jerusalem, en el año 326. A raíz de ello, se produjo la
fiesta de litúrgica de la
exaltación de la Santa Cruz, que se celebra el 14 de septiembre. Dicha
fiesta se
conoció en Oriente en el siglo V y en Roma al menos desde el siglo
VII.

El prefacio de la Misa de la exaltación de la


Santa Cruz, dice lo siguiente: “Porque has
puesto la salvación del género humano
en el árbol de la Cruz, para que, donde
tuvo origen la muerte, de allí
resurgiera la vida, y el que venció en
un árbol, fuera en un árbol vencido,
por Cristo, Señor nuestro”.

Escribe san Andrés de Creta, obispo:

Celebramos la fiesta de la cruz, por la


cual las tinieblas han estado expulsadas y
nos ha sido devuelta la luz. Celebramos la
fiesta de la cruz y somos elevados junto
al Crucificado; por debajo dejamos la tierra
y el pecado, y adquirimos los bienes superiores. La posesión de la cruz
es algo tan grande que quien la posee tiene un gran tesoro (Sermón
10).

2-En el Antiguo Testamento se presagiaba La Santa Cruz, veamos


algunos pasajes bíblicos:
“Los israelitas partieron del monte Hor por el camino del Mar Rojo, para
bordear el territorio de Edóm. Pero en el camino, el pueblo perdió la
paciencia
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y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: "¿Por qué nos hicieron
salir de Egipto para hacernos morir en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni
agua, y ya estamos
hartos de esta comida
miserable!".
Entonces el Señor envió
contra el pueblo unas
serpientes abrasadoras,
que mordieron a la gente,
y así murieron muchos
israelitas.
El pueblo acudió a Moisés
y le dijo: "Hemos pecado
hablando contra el Señor
y contra ti. Intercede
delante del Señor, para
que aleje de nosotros
esas serpientes". Moisés
intercedió por el pueblo, y
el Señor le dijo: "Fabrica
una serpiente abrasadora y colócala sobre un asta. Y todo el que haya
sido mordido, al mirarla, quedará curado".
Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un asta. Y cuando
alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la serpiente de
bronce y quedaba curado”.
También el Libros de los Números. 21: 4-9
3-“Moisés dijo a Josué: «Elígete algunos hombres, y sal mañana a
combatir contra Amalec. Yo me pondré en la cima del monte, con el
cayado de Dios en mi mano.»

Josué cumplió las órdenes de Moisés, y salió a combatir contra Amalec.


Mientras tanto, Moisés, Aarón y Jur
subieron a la cima del monte.

Y sucedió que, mientras Moisés tenía


alzadas las manos, prevalecía Israel;
pero cuando las bajaba, prevalecía
Amalec.
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Se le cansaron las manos a Moisés, y entonces ellos tomaron una piedra


y se la pusieron debajo; él se sentó sobre ella, mientras Aarón y Jur le
sostenían las manos, uno a un lado y otro al otro. Y así resistieron sus
manos hasta la puesta del sol.

Josué derrotó a Amalec y a su pueblo a filo de espada.

Yahveh dijo Moisés: «Escribe esto en un libro para que sirva de


recuerdo, y haz saber a Josué que yo borraré por completo la memoria
de Amalec de debajo de los cielos.»

Después edificó Moisés un altar, al que puso por nombre Yahveh Nissí
diciendo: «La bandera de Yahveh en la mano; Yahveh está en guerra
con Amalec de generación en generación.» Exodo 17: 9-16

4-Veamos algunos pasajes del Nuevo Testamento sobre la Santa


Cruz:

"Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre" (Mt


24,30).

“Cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí (Jn 12,32).

"6.El, siendo de condición divina, no se apegó a su igualdad con Dios,


sino que se redujo a nada, 7.tomando la
condición de servidor, y se hizo semejante a
los hombres. Y encontrándose en la condición
humana, 8.se rebajó a sí mismo haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte en una
cruz. 9.Por eso Dios lo engrandeció y le dio el
Nombre que está sobre todo nombre, 10.para
que al Nombre de Jesús se doble toda rodilla
en los cielos, en la tierra y entre los muertos,
11.y toda lengua proclame que Cristo Jesús es
el Señor, para gloria de Dios Padre." (Flp 2,6-
11).

"14.Y como Moisés levantó la serpiente en el


desierto, así tiene que ser levantado el Hijo
del hombre, 15.para que todo el que crea
tenga por él vida eterna. 16.Porque tanto amó
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Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él
no perezca, sino que tenga vida eterna. 17.Porque Dios no ha enviado a
su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve
por él."
(Jn 3, 14-17).

"Pues la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden;


mas para los que se salvan - para nosotros - es fuerza de Dios" (1 Cor
1,18).

5- Una de las dos oraciones que reza el


sacerdote antes de comulgar comienza
así:

“Señor Jesucristo hijo de Dios vivo que


por voluntad del Padre y cooperando el
Espíritu Santo, diste con tu muerte la
vida al mundo…”.

“Te adoramos Cristo y te bendecimos”.-


“Que por tu santa cruz redimiste al
mundo” ( se reza el Viernes Santo)

“Jesucristo no se bajó de la Cruz”.


San Juan Pablo II

6-Andrés Eloy Blanco, en su “Canto a


España”, dice lo siguiente:

“Tú recuerdas al nauta en su camino que


es Dios quien fija el rumbo y da el destino
y el marino es apenas la expresión de un
anhelo, pues para andar sobre el azul
marino ¡hay que mirar hacia el azul
del cielo!”.

También escribió el verso “El limonero del Señor”, en dicho poema se


haba en que hubo una terrible epidemia que azotó a Caracas, en 1696.
Ante tal angustia, se decidió sacar la imagen del Nazareno de San
Pablo en procession. En la esquina de Miracielos la corona de espinas
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de la imagen del Nazareno se quedó enredada y en consecuencia cayó


un racimo de limones de unos huertos ahí existentes. Los feligreses
recogieron los limones y se los dieron a los muchos enfermos de la
peste quienes sanaron totalmente luego de tomar los limones que se
desprendieron del huerto antes mencionado. El poema es tan bello, con
la venia del amable lector lo vamos a reproducir:
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El limonero del Señor

En la esquina de Miracielos
agoniza la tradición.
¿Qué mano avara cortaría
el limonero del Señor…?
Miracielos; casuchas nuevas,
con descrédito del color;
antaño hubiera allí una tapia
Y una arboleda y un portón.

Calle de piedra; el reflejo


encalambrado de un farol;
hacia la sombra, el aguafuerte
abocetada de un balcón,
a cuya vera se bajara,
para hacer guiños al amor,
el embozo de Guzmán Blanco
En algún lance de ocasión.

En el corral está sembrado,


junto al muro, junto al portón,
y por encima de la tapia
hacia la calle descolgó
un gajo verde y amarillo
el limonero del Señor.
Cuentan que en pascua lo sembrara,
el año quince, un español,
y cada dueño de la siembra
de sus racimos exprimió
la limonada con azúcar
Para el día de San Simón.

Por la esquina de Miracielos,


en sus Miércoles de dolor,
el Nazareno de San Pablo
Pasaba siempre en procesión.

Y llegó el año de la peste;


moría el pueblo bajo el sol;
con su cortejo de enlutados
pasaba al trote algún doctor
y en un hartazgo dilataba
su puerta «Los Hijos de Dios».
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La Terapéutica era inútil;


andaba el Viático al vapor
Y por exceso de trabajo
se abreviaba la absolución.

Y pasó el Domingo de Ramos


y fue el Miércoles del Dolor
cuando, apestada y sollozante,
la muchedumbre en oración,
desde el claustro de San Felipe
hasta San Pablo, se agolpó.

Un aguacero de plegarias
asordó la Puerta Mayor
y el Nazareno de San Pablo
salió otra vez en procesión.
En el azul del empedrado
regaba flores el fervor;
banderolas en las paredes,
candilejas en el balcón,
el canelón y el miriñaque
el garrasí y el quitasol;
un predominio de morado
de incienso y de genuflexión.

—¡Oh, Señor, Dios de los Ejércitos.


La peste aléjanos, Señor…!

En la esquina de Miracielos
hubo una breve oscilación;
los portadores de las andas
se detuvieron; Monseñor
el Arzobispo, alzó los ojos
hacia la Cruz; la Cruz de Dios,
al pasar bajo el limonero,
entre sus gajos se enredó.
Sobre la frente del Mesías
hubo un rebote de verdor
y entre sus rizos tembló el oro
amarillo de la sazón.

De lo profundo del cortejo


partió la flecha de una voz:
—¡Milagro…! ¡Es bálsamo, cristianos,
el limonero del Señor…!
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Y veinte manos arrancaban


la cosecha de curación
que en la esquina de Miracielos
de los cielos enviaba Dios.
Y se curaron los pestosos
bebiendo el ácido licor
con agua clara de Catuche,
entre oración y oración.

Miracielos: casuchas nuevas;


la tapia desapareció.
¿Qué mano avara cortaría
el limonero del Señor…?
¿Golpe de sordo mercachifle
o competencia de Doctor
o despecho de boticario
u ornamento de la población…?

El Nazareno de San Pablo


tuvo una casa y la perdió
y tuvo un patio y una tapia
y un limonero y un portón.
¡Malhaya el golpe que cortara
el limonero del Señor…!

¡Mal haya el sino de esa mano


que desgajó la tradición…!
Quizá en su tumba un limonero
floreció un día de Pasión
y una nueva nevada de azahares
sobre la cruz desmigajó,
como lo hiciera aquella tarde
sobre la Cruz en procesión,
en la esquina de Miracielos,
¡el limonero del Señor…!
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7-Bien dijo Andrés Eloy Banco que “para andar sobre el azul marino hay
que mirar hacia el azul del cielo” y es por lo menos curioso constatar el
hecho que el milagro del Nazareno de San Pablo se hizo en la esquina
de Miracielos y que Constantino ve un símbolo en el cielo con la señal
de La Cruz que le dice: “In hoc signo vinces: “Con este signo vencerás”.

En este momento los venezolanos estamos amenazados por un peligro


similar al que tenía Roma si Majencio ganaba la batalla de Puente Milvio
y además sufrimos de algo igual o peor que la peste que azotaba
Caracas en 1696. El peligro es el de ser gobernados por un sistema
marxista leninista que trae consecuencias iguales o peores que la
terrible peste que azotó a Caracas en el año 1696.

San Benito dice “ora et labora”, “reza y trabaja”. El dicho popular dice “a
Dios rogando y con el mazo dando”. Para ganar la batalla de Puente
Milvio, Constantino batalló, pero a la vez le había mandado a poner el
signo de La Cruz a todos los estandartes y banderas de su ejército. En la
epidemia de 1696 que azotó a Caracas, “la terapéutica era inútil”, tal
cual lo expresa Andrés Eloy Banco en su magno poema, lo cual quiere
decir que se buscaron médicos pero siendo para esta epidemia la
medicina inútil, hubo que rezar “Oh, Señor, Dios de los Ejércitos, la
peste aléjanos, Señor”.

Hay que navegar sobre el azul marino pero la mejor manera de llegar a
puerto seguro es mirando hacia el azul del cielo. En el azul marino hay
muchas veces tempestades horrendas, horribles olas que amenazan
hundirnos y es mirando hacia el azul del cielo, el mejor camino para que
el barco llegue feliz a su destino.

En el presente momento que vive Venezuela, hay que hacer todo lo


humanamente possible para que no termine de darse un régimen
basado en la anarquía, en el salvajismo y en la barbarie a lo Atila, el rey
de los Hunos, aquel que se autodefinía que donde pisaba su caballo ''no
volvía a crecer la hierba'' pero a la vez hoy más que nunca en Venezuela
hay que más que mirar al cielo, tal como Constantino que miró al cielo
previo a la batalla de monte Milvio y como los caraqueños que miraron
al Nazareno de San Pablo cuando los azotaba la peste de 1696 (algo
muy similar a lo que hoy en día en día nos azota el actual régimen que
nos gobierna).
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Al mirar al cielo, no olvidemos lo que


dijo Jesucristo, el Nazareno de San
Pablo, “el Señor, Dios de los Ejércitos”,
tal como es definido en “El Limonero
del Señor”:

"No temáis", "en el mundo


tendréis tribulaciones,
pero confiad: yo he vencido al
mundo" (Mateo 28,10; Juan 16,33)

Luis Alberto Machado Sanz

Abogado

machadosanz@gmail.com

@caballitonoble
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