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UNIDAD N° 6
Marco conceptual
La OMS define Salud como el “estado de perfecto (completo) bienestar físico, mental y social, y no sólo
la ausencia de enfermedad” (Preámbulo de la Constitución de la Asamblea Mundial de la Salud, adoptada por
la Conferencia Internacional de Nueva York del 19 al 22 de junio de 1946 y que entro en vigor desde abril de
1948).
La Salud Sexual es la integración de los elementos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales del
ser sexual, por medio de que sean positivamente enriquecedores y que potencien la personalidad, la
comunicación y el amor (OMS, 1975).
La Salud Sexual se observa en las expresiones libres y responsables de las capacidades sexuales que
propician un bienestar personal y social, enriqueciendo de esta manera la vida individual y comunitaria. No se
trata simplemente de la ausencia de disfunción, enfermedad o discapacidad. Para que la salud sexual se logre es
necesario que los derechos sexuales de las personas se reconozcan y se garanticen.
Derechos Sexuales
Los Derechos humanos son inherentes a los seres humanos; empero, el reconocimiento de los derechos
inherentes no crea derechos per se.
Los Derechos Humanos están por encima de los valores culturales. Si una cultura en particular tiene una
costumbre que va en contra de un derecho humano, es necesario cambiar el valor cultural, como sucede en el
caso de la práctica cultural de la mutilación genital femenina. El enfoque de los derechos humanos en materia
de promoción de la salud se ha estipulado explícitamente en el caso de la promoción de la salud reproductiva.
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IES Estanislao A. Maldones – Sede La Merced
Asignatura: Educación Sexual Integral
Docente: Prof. Daniela E. Delgado
Carrera: Profesorado de Historia
Curso: 3° Año
Año: 2018
El reconocimiento de los derechos sexuales se encuentra en proceso de evolución. Los derechos
humanos son aquellos principios que se consideran universalmente como protectores de la dignidad humana y
promotores de la justicia, la igualdad, la libertad y la vida misma. Dado que la protección de la salud es un
derecho fundamental de los seres humanos, es obvio que la salud sexual conlleva derechos sexuales.
La Salud sexual puede reconocerse tanto en el plano personal como en la sociedad. En el plano personal
existen comportamientos concretos que se han identificado como comportamientos que caracterizan a la
persona sana.
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Es responsable de sus propios actos.
Practica la toma de decisiones eficaz.
Se comunica de manera eficaz con su familia, sus compañeros y su pareja.
Disfruta y expresa su sexualidad durante el transcurso de su vida.
Expresa su sexualidad de manera congruente con sus propios valores.
Es capaz de reconocer los comportamientos sexuales que realzan la vida y los que son perjudiciales para
sí mismo o para los demás.
Expresa su sexualidad a la vez que respeta los derechos de los demás.
Busca información nueva que le permita mejorar su sexualidad.
Utiliza métodos anticonceptivos de manera eficaz a fin de evitar embarazos no deseados.
Evita el abuso sexual.
Busca atención prenatal oportuna.
Evita contraer o transmitir infecciones de transmisión sexual, ente otras el VIH.
Practica comportamientos que promueven la salud, tales como reconocimientos médicos regulares,
autoexámenes de los testículos o de los senos, e identificación oportuna de posibles problemas.
Muestra tolerancia hacia personas con diferentes valores y modos de vida sexuales.
Ejerce sus responsabilidades democráticas a objeto de tener influencia en la legislación relativa a los
asuntos sexuales.
Evalúa la repercusión de los mensajes familiares, culturales, religiosos, de los medios de comunicación
y de la sociedad en los pensamientos, sentimientos, valores y comportamientos personales relacionados
con la sexualidad.
Promueve los derechos de todas las personas a tener acceso a información fidedigna acerca de la
sexualidad.
Evita los comportamientos que conllevan prejuicio e intolerancia.
Rechaza los estereotipos respecto de la sexualidad de las diversas poblaciones.
Las sociedades que protegen y dan prioridad a la salud sexual de sus miembros muestran las siguientes
características:
1. Compromiso político. El Estado reconoce que la salud sexual es un derecho fundamental del ser
humano y se hace responsable de la promoción de la salud sexual.
2. Políticas explícitas. Las instituciones sociales, entre ellas las entidades gubernamentales, formulan,
desarrollan y ponen en práctica políticas públicas que comprenden instrucciones claras y precisas
destinadas a la protección y promoción de la salud sexual como derecho humano fundamental.
3. Legislación. Para la promoción de la salud sexual es indispensable que haya leyes vigentes destinadas a
proteger los derechos sexuales. Es fundamental contar con leyes que protejan de la explotación a las
personas vulnerables (por ej., prohibición de la prostitución infantil); reconocer los derechos de todas las
personas a la integridad del cuerpo (por ej., protección contra la mutilación genital); proteger a las
minorías sexuales para que se respeten sus derechos humanos tan fundamentales como educación, salud
y empleo (por ej., legislación contra la discriminación); y promover la igualdad en todos las dimensiones
sexuales (por ej. legislación relativa a la igualdad de oportunidades).
4. Buena educación. Un elemento necesario de una sociedad sexualmente sana es el acceso universal a la
educación sexual integral acorde con la edad, a todo lo largo de la vida.
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5. Infraestructura suficiente. A objeto de garantizar el acceso de las personas a los servicios, es necesario
contar con una infraestructura de profesionales y para profesionales especializados en la resolución de
problemas e inquietudes de índole sexual. Esto incluye ofrecer a los profesionales programas de
especialización en salud sexual.
6. Investigación. Una sociedad comprometida con la salud sexual de los miembros que la integran apoya
las investigaciones adecuadas y concretas destinadas a abordar las inquietudes clínicas, educativas y de
salud pública. Esto abarca la investigación relativa a las inquietudes emergentes (por ej., nuevas
infecciones) y la vigilancia para estimar la extensión y tendencias de condiciones que afectan la salud y
que pueden ser prevenidas (por ej., tasas de relaciones sexuales peligrosas en poblaciones de alto riesgo,
tasa de violencia sexual, prevalencia de disfunciones sexuales, etc.).
7. Vigilancia adecuada. La vigilancia es necesaria para supervisar los indicadores biomédicos y de
comportamiento que miden las inquietudes y los problemas de salud sexual.
8. Cultura. Es necesario lograr una cultura de apertura hacia la salud sexual que a la vez asigne a ésta la
prioridad que le corresponde. Algunos indicadores tales como calidad de la información suministrada
por los medios sobre las inquietudes relativas a la salud sexual, y el grado en que pueden promoverse
abiertamente los mensajes sobre salud pública atinentes a las graves amenazas a la salud sexual, pueden
servir para medir la cultura.
Problemas de Salud Sexual
Los problemas de salud sexual provienen de situaciones, ya sea en un individuo, una relación o en la
sociedad que exigen la adopción de medidas concretas que permitan la identificación, prevención y tratamiento
de dichos problemas y finalmente su resolución.
En el pasado la utilización del término patología para denotar problemas sexuales ha causado mucha
controversia. El significado general y claro del término en otros terrenos de la atención de salud se pierde con
frecuencia al aplicarlo a los problemas e inquietudes sexuales en vista de la naturaleza de los problemas en
cuestión.
Entendemos por “promoción de la salud” a las acciones que buscan proporcionar a los pueblos los
medios necesarios para mejorar su salud y ejercer mayor control sobre la misma (Carta de Ottawa sobre
promoción de la Salud, 1986).
El logro de la salud sexual es una prioridad de todas las sociedades. A fin de alcanzar una salud integral,
es imperativo promover y mantener la salud sexual. Un nuevo énfasis en la prevención y cuidado de las
inquietudes y problemas sexuales reforzaría los grandes logros alcanzados en muchos campos de la atención de
la salud. En particular, se han desplegado esfuerzos significativos en el sector de salud reproductiva y la
prevención y el control del IH/SIDA.
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La salud sexual es un concepto de gran amplitud. Toda medida y estrategia destinada a su logro y
mantenimiento debería permitir el mejoramiento de la salud y el mejoramiento del bienestar personal y de la
sociedad.
La salud sexual debe promoverse en todos los miembros de la sociedad, en un sentido integral de todas
las dimensiones de la sexualidad humana (sentimientos, vínculos, placer, etc.)
Con frecuencia el “placer erótico” es una dimensión del ser humano que con frecuencia se ha negado
como necesidad fundamental, positiva, gratificante y promotora de la salud. Se ha estigmatizado aún más
cuando se experimenta como autoerotismo.
Esta estigmatización ha llevado a la eliminación del placer de los programas de educación sexual y esta
omisión incide en la búsqueda de atención de salud. Las personas que tienen problemas o inquietudes con
respecto a su placer sexual no buscan ayuda de profesionales con la frecuencia que caría de esperar en vista de
la prevalencia de los problemas de esta índole.
No se debe subestimar la importancia del vínculo afectivo/amor sano, las experiencias tempranas de la
vida caracterizadas por el contacto físico ha demostrado ser un elemento necesario para el desarrollo y
maduración del sistema nerviosos central.
Las inquietudes y problemas más relativos a la salud sexual pueden abordarse más fácilmente si las
medidas preventivas y el tratamiento se integran a programas de salud más amplios, es indispensable incluir la
salud sexual en programas de salud pública e incorporar medidas específicas como:
Presión e intercesión para la introducción y cambios de políticas públicas que repercutan las
disparidades de género
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Introducción de una perspectiva de género en la planificación y puesta en marcha de servicios de salud
sexual
Cerciorarse que la educación sexual incluya la perspectiva de género
Sensibilización en todos los proveedores del servicio de salud
Para ser sexualmente sanas, las personas deben comportarse de manera responsable, por lo tanto la
responsabilidad es uno de los valores más importantes de promover.
Eliminar el temor, prejuicio, discriminación y odio relacionados con la sexualidad y diversidad sexual
El temor, el perjuicio, la discriminación y el odio en relación con la sexualidad y los grupos minoritarios
son obstáculos a la salud sexual. El temor nace de la ignorancia y de la falta de información. Hay abundantes
pruebas científicas de que los individuos desarrollan comportamientos más sanos a medida que aumentan los
conocimientos.
Las personas con temores y actitudes negativas tienen mayor riesgo de comportarse de manera
perjudicial para la salud.
La homofobia es el temor irracional hacia las personas que tienen una orientación homosexual. En
muchos casos la homofobia conduce a que se cometan delitos como así también está vinculado con problemas
de salud y desarrollo, a la utilización de la negación y del aislamiento como conductas, a la habilidad para crear
intimidad, un comportamiento sexual que induce a mayor frecuencia de riesgo y menos calidad en la atención
de salud prestada por los profesionales de salud. Los programas de salud pública deberían:
La promoción de la salud sexual y los derechos sexuales como derechos humanos contribuirá a la
reducción y eliminación de la violencia sexual. La promoción de la equidad e igualdad de género y la
eliminación de la discriminación de género, que se vinculan a la generación y mantenimiento de la violencia
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sexual, así como la educación sexual integral, disminuirán las tasas de violencia. Las acciones para al
eliminación de la violencia sexual incluirían:
Ley nacional de salud sexual y procreación responsable nº 25673 y decreto reglamentario 1282/2003
Cattaneo, Victoria
Abogada, integrante del área legal del PNSSPR-MSN en las temáticas de Derechos Humanos.
Suárez, Natalia
Licenciada en Sociología (UBA). Coordinadora del área de Monitoreo y Evaluación del PNSSPR-MSN.
Docente de CBC de Sociología (UBA). Maestranda de la Maestría en Epidemiología, Gestión y Políticas de
Salud de la Universidad Nacional de Lanús.
En 1985 el Estado argentino reconoció los derechos reproductivos y derechos sexuales como derechos
humanos mediante la ratificación de la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer, y en 1994 se los invistió de jerarquía constitucional, incorporándolos a la Carta Magna
mediante el artículo 75, inciso 22 de la Constitución Nacional (CN).
A partir de este hecho e impulsado por el movimiento de mujeres, en trece jurisdicciones provinciales se
aprobaron leyes de salud sexual y salud reproductiva: Chaco (ley 4276 de 1999), Mendoza (ley 6433 de 1996),
Neuquén (ley 2222 de 1997), Misiones (decreto 92/98), Jujuy (ley 5133 (1999), Chubut (ley 4545 de 1999), San
Juan (resolución 628/00), CABA (ley 418 de 2000), Río Negro (ley 3450 de 2000), Santa Fe (ley 11.888 de
2001), La Pampa (ley 1363 de 2001), Tierra del Fuego (ley 509 de 2001), La Rioja (ley 7049 de 2002).
En octubre de 2002 se sancionó la ley 25.673 aprobada por la mayoría de las/los legisladores/as de los distintos
partidos políticos. La norma estableció la creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación
Responsable (PNSSyPR) con el propósito de garantizar los derechos sexuales y los derechos reproductivos de
toda la población y disminuir las desigualdades que afectan la salud sexual y la salud reproductiva, desde una
perspectiva de derechos y de género.
El PNSSyPR fue el primer paso de un nuevo paradigma de derechos que consistió en la sanción de distintas
normas destinadas a garantizar el cumplimiento efectivo de los derechos sexuales y los derechos reproductivos.
En 2006 se sancionó la ley nacional 26.130 de Anticoncepción Quirúrgica que incorporó la posibilidad de
acceder de manera gratuita a la ligadura tubaria y la vasectomía; la ley nacional 25.929 de Derechos de
madres, padres y de las personas recién nacidas durante el Proceso de Nacimiento o de Parto Respetado,
que reconoce los derechos que asisten a las personas en el embarazo, parto y post parto. La ley nacional
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26.150 que estableció el Programa Nacional de Educación Sexual Integral), la inclusión educativa de las
estudiantes madres (leyes 25.273 de 2000, 25.584 de 2002 y art. 81, ley 26.206/2006), el matrimonio
igualitario, la ley para prevenir, asistir y eliminar todas las violencias contra las mujeres (ley 26.485), en
2012 se sancionó la ley 26.743 de Identidad de Género.
A partir del año 2003, mediante el decreto nacional 1282/2003, el PNSSyPR se puso en marcha en todo el
territorio nacional, con los siguientes objetivos:
alcanzar para la población el nivel más elevado de salud sexual y procreación responsable, con el
fin de que pueda adoptar decisiones libres de discriminación, coacciones o violencia;
disminuir la morbimortalidad materno-infantil;
prevenir embarazos no deseados;
promover la salud sexual de los adolescentes;
contribuir a la prevención y detección precoz de enfermedades de transmisión sexual, de VIH/Sida
y patologías genitales y mamarias;
garantizar a toda la población el acceso a la información, orientación, métodos y prestaciones de
servicios referidos a la salud sexual y procreación responsable;
potenciar la participación femenina en la toma de decisiones relativas a su salud sexual y
procreación responsable.
En el ordenamiento jurídico nacional, los derechos sexuales y derechos reproductivos tienen jerarquía de
derechos constitucionales. Se encuentran insertos en un sistema federal de coordinación (art. 75, inc. 23 en
concordancia con los arts. 41, 75 inc. 22 y 121, CN; arts. 28, CADH y 29, Convención Internacional de Viena
sobre el cumplimiento de tratados internacionales) que organiza el reparto de competencias entre las distintas
jurisdicciones para el cumplimiento de la obligación estatal de respetar y garantizar su pleno goce y ejercicio a
toda su población y la de adoptar las medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer
efectivos tales derechos (arts. 1º y 2º, CADH; art. 75 inc. 22, CN). Dentro de este marco institucional, la ley
25.673 tiene carácter de ley marco que, como tal, sienta unos presupuestos mínimos para la garantía de los
derechos sexuales y los derechos reproductivos en igualdad de condiciones en todo el territorio nacional,
sirviendo de estatuto legal y guía al Estado nacional en su rol de rectoría y sujeto obligado internacionalmente
al cumplimiento de las obligaciones asumidas a nivel regional ante el Sistema Interamericano de Protección de
Derechos Humanos.
La historia de desarrollo del PNSSyPR está marcada por varias etapas de construcción siempre progresivas, en
pos de alcanzar una verdadera universalización en el acceso a los derechos sexuales y derechos reproductivos.
En la etapa inicial ubicada desde su creación en 2003 hasta el 2006, el PNSSyPR fue ubicado en el marco de la
Dirección Nacional de Maternidad e Infancia del Ministerio de Salud de la Nación (MSN). En ese momento se
iniciaron las primeras compras de insumos anticonceptivos con el fin de garantizar el acceso de la población en
un contexto de crisis económica y social.
En el año 2010 se inició la etapa de consolidación del PNSSyPR que se extendió hasta el 2014, basada en una
mayor fortaleza en la capacidad de gestión a nivel territorial, garantizando la provisión de insumos
anticonceptivos y ampliando la misma, fortaleciendo a los programas provinciales y generando acciones que
permitan brindar servicios de salud sexual y salud reproductiva de calidad. Se incorporaron líneas estratégicas
de acción destinadas a la diversidad sexual (reconociendo la diversidad de identidades y expresiones de género,
corporalidades, orientaciones y prácticas sexuales), la población con discapacidad, se elaboraron protocolos de
atención tendiente a fortalecer equipos de salud y a mejorar la atención de la población.
Asimismo se desarrolla una estrategia comunicacional con el propósito de favorecer la visibilidad de los
derechos sexuales y los derechos reproductivos. Se producen materiales de comunicación para la difusión y
actualización profesional en temas de salud sexual y salud reproductiva y los pone a disposición de los distintos
actores del ámbito de la Salud y la promoción comunitaria.
También se creó la línea 0800 de Salud Sexual que brinda atención personalizada y oportuna a la población en
general y facilita su acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva en todo el país.
Este proceso significó el armado de una red nacional de referentes del Programa, articulada con el objetivo de
implementar el PNSSyPR en las diferentes jurisdicciones del país, garantizando así el acceso de toda la
población a los derechos sexuales y los derechos reproductivos.
En el año 2015 el Código Civil de la Nación se modificó íntegramente (La ley 26.994 creó el Código Civil y
Comercial de la Nación [CyCN] y la ley 27.077 fijo su entrada en vigencia: 01/98/2015) incluyendo en su
articulado el ejercicio del derecho a la salud como derecho personalísimo, a su vez que instaura un nuevo
régimen de capacidad para el ejercicio del mismo. Este hito nacional implicó un gran avance en materia de
autonomía de las personas. A su vez, esta modificación legislativa significó la modificación implícita de
varios aspectos de la ley 25.673, tanto por haber desaparecido el sistema de “patria potestad” en el cual se
enmarcaba (art. 4º) como también por haberse modificado el régimen de capacidad para el ejercicio
autónomo de los derechos sexuales y derechos reproductivos por parte de las personas.
Frente a este nuevo escenario, el PNSSyPR convocó a una mesa de trabajo de especialistas y expertos/as en las
temáticas involucradas, que desde distintos roles formaron parte y participaron activamente del proceso de
elaboración del nuevo Código Civil y Comercial. El debate tuvo como resultado la elaboración conjunta y
consensuada del documento “Mesa de Trabajo: Nuevo Código Civil y Comercial, lectura desde los
Derechos Sexuales y los Derechos y Reproductivos”, que luego fue aprobada por el Ministerio de Salud
mediante Resolución 65/2015, publicada en el Boletín Oficial (B.O.) del día 8 de enero de 2016.
En este documento se esclarece la modificación tácita a la ley 25.673 a raíz de la entrada en vigencia en agosto
de 2015 del CCyC. Los puntos principales se relacionan con el ejercicio de los derechos sexuales y
reproductivos por parte de Niños Niñas y Adolescentes (NNyA) y las personas con discapacidad, en el contexto
de haberse constitucionalizado la legislación civil en su totalidad (arts. 1º y 2º, CCyC).
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Cattaneo, V. y Suárez, N. (2003) Ley nacional de salud sexual y procreación responsable nº 25673
y decreto reglamentario 1282/2003. Ministerio de Salud de la Nación. Buenos Aires, Argentina. En
http://www.salud.gob.ar/dels/entradas/ley-nacional-de-salud-sexual-y-procreacion-responsable-no-
25673-y-decreto-reglamentario
Ley Nacional N° 25.673 “Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable. Ministerio de
Salud de la Nación. En http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/75000-79999/79831/
texact.htm
Sexualidad y cuidados: Reproducción, Anticoncepción, Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y
VIH/SIDA.(2011) Ministerio de Salud de la Nación . En
http://www.msal.gob.ar/images/stories/ryc/graficos/0000000549cnt-2014-02_rotafolio-2011.pdf
Promoción de la Salud sexual: Recomendaciones para la acción. Organización Panamericana de la
Salud. Organización Mundial de la Salud. (2000) Guatemala. En http://www.paho.org/hq/index.php?
option=com_content&view=article&id=397%3A2008-promotion-sexual-health-recommendations-
action&catid=1425%3Apublications&Itemid=0&lang=es
Declaración de Derechos Sexuales y Reproductivos. World Association for Sexual Health En
http://www.espill.org/wp-content/uploads/2016/01/Derechos-Sexuales-1997.pdf
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