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Dirección de Postgrado.

Especialización: Derecho Penal


Semestre: III
Asignatura: Criminalistica II.

TEMA 13
El Perfil Criminal:

Ciro Fernando Camerlingo


Abogado-Especialista en Derecho Penal
Prof. Criminalística

El caso del bombardero loco

Desde 1940 y durante 16 años, una persona colocó una serie de bombas en
diferentes lugares de la ciudad de Nueva York. Al principio los explosivos eran
pequeños e inefectivos, con el correr del tiempo se fueron haciendo más poderosos y
peligrosos.

Durante un periodo de cinco años, en el que fue conocido como “Mad bomber” (el loco de
las bombas) colocó artefactos explosivos en lugares tan significativos como la terminal de
trenes de Grand Central, la estación de Pennsylvania, el Radio City Music Hall, la
Biblioteca pública de Nueva York, la terminal de autobuses del puerto y el edificio de la
RCA, el metro y varios cines y teatros de la ciudad.

La primera bomba se encontró en el edificio de la compañía Edison y junto a ella una


nota que decía: “Con Edison, ladrones –Esto es para ti”, y la firmaba “F.P.”.

En 1941 la policía de la ciudad recibió una carta que decía “ no haré más bombas
mientras dure la guerra, mi sentimiento patriótico me ha hecho decidirlo así.
Después yo haré justicia a Con- Edison, ellos pagarán por lo que hicieron, F.P .”
(Brussel, 1968, citado por Wrightsman, 2001).

Por lo menos 16 cartas más fueron recibidas en la compañía eléctrica Con-Edison, el


New York Times, varios hoteles, teatros y supermercados en Nueva York.

En 1950 fueron encontraron unas seis bombas más que, aunque no explotaron, sí
suscitaron el pánico en la colectividad. La policía y los medios de comunicación
empezaron a llamar a esta persona “ loco” al autor de los atentados debido a que en
sus cartas y llamadas telefónicas daba mensajes que contenían una mezcla de
emociones que iban desde la amenaza hasta la disculpa. En algún mensaje escribió:
“no estoy bien” (Brussell, 1968, citado por Wrightsman, 2001).

No hubo ningún fallecido a causa de las 33 bombas por él fabricadas y tan solo quince
fueron las personas heridas

Se siguieron colocando bombas, y fue en 1956 cuando una de ellas hirió gravemente
a 6 personas. La policía estableció contacto con el psiquiatra James Brussel para que
les proporcionara información sobre el tipo de persona que podría cometer estos
actos. Brussel hizo el siguiente perfil:

Fig. James Brussel

“Es un hombre soltero. De mediana edad -de 40 a 50 años-, introvertido.


Solitario, aunque quizás vive con una pariente. De constitución bien
proporcionada. Poco sociable pero no antisocial. Posee habilidades
relacionadas con la mecánica. Es diestro en el uso de herramientas.
Despectivo con los demás. Especialmente vulnerable a las críticas que
recibe de su trabajo. Aunque puede disimular su disgusto, con el tiempo
puede llegar a ser violento. Es una persona pulcra. De buena educación.
De origen extranjero, probablemente eslavo. Religioso. Siente
resentimiento y va en aumento. Trabaja o trabajó con la compañía
Edison.
Probablemente se trata de un caso de paranoia progresiva.
Posiblemente envía las cartas desde algún sitio ubicado en el trayecto
desde su casa hasta Nueva York.
Cuando lo capturen, llevará una americana cruzada con dos filas de
botones”
(Brussel, 1968; citado por Wrightsman, 2001).

Despues de realizar este perfil, Brussel logro convencer a la policía de colocar esa
información en los diarios para que al leerlo el autor intentara ponerse en
comunicación con ellos o cometiera algún error. Y así fue, llamó a Brussel y escribió
varias cartas para explicar algunas imprecisiones del perfil, además delató su
profundo rencor en contra de la compañía Edison.

Fue en 1957 cuando el autor de las bombas fue capturado después de que la policía
hallara en los archivos de la compañía un incidente ocurrido con un antiguo empleado.

George Metesky era electricista y ejercía su profesión en la empresa Consolidated


Edison. En 1931, a causa de la explosión de una caldera, sufrió un accidente laboral
que lo tuvo varios meses de baja y el cual le dejó varias secuelas de las que no pudo
recuperarse bien. Tras varias semanas de baja, la empresa lo despidió negándole
compensación alguna. Durante 3 años envió cartas de reclamo e intentó demandar a
la compañía.

Con respecto a George Metesky, era un hombre de 54 años, de origen polaco,


soltero, y vivía en una casa con dos hermanas mayores, pero lo más
sorprendentemente que al momento de aprehensión llevaba una americana cruzada
con dos filas de botones.
Una vez capturado admitió ser el “loco de las bombas” y explicó que su firma F.P
significaba “Fair play” (juego limpio). Fue internado en un hospital psiquiátrico en 1957
y liberado en 1973 con el diagnóstico de curado. Murió en1994.

El Dr. Brussel llegó a estas conclusiones después de analizar el contenido de las


cartas y de las llamadas de Metesky. Logro observar que el autor de las bombas
había mantenido una idea fija durante 16 años. Dentro de las clasificaciones de
trastornos mentales, la paranoia caracteriza a las personas capaces de mantener el
resentimiento durante mucho tiempo, de allí su deducción de que el responsable de
las bombas padeciera una paranoia progresiva

Dado que la paranoia se relaciona con sentimientos de superioridad, esto permitió a


Brussel hablar del sentimiento despectivo hacia los demás y de sus posibles
reacciones violentas ante las críticas. Otras características que son asociadas.

Ahora bien, la paranoia, como la pulcritud y las conductas obsesivas, permitieron a


Brussel relacionar la letra meticulosa del “ loco de las bombas” con una persona
ordenada que llevaría una americana cruzada.

La edad fue calculada teniendo en cuenta el patrón de inicio de la paranoia (entre los
25 y los 30), el tiempo que tarda en desarrollarse (con frecuencia hasta 10 años), la
fecha de la primera bomba y el año en que se realizó el perfil. De esta forma la edad
del responsable no podía ser menor a 40 años, entendiendo que habían transcurrido
16 desde el primer atentado.

La educación fue deducida por el vocabulario y el contenido de las cartas. Sin


embargo, dado que había palabras de uso poco frecuente y la redacción mostraba
patrones similares a los de una traducción textual, el psiquiatra concluyó que se
trataba de un extranjero. Señaló que probablemente era eslavo porque el origen de
muchos inmigrantes de los Estados Unidos era ese, y específicamente Polonia,
porque las bombas habían sido usadas generalmente en Europa Central.
El dato de la contextura física fue concluido a partir de las clasificaciones del
psiquiatra alemán Ernest Ketschmer. En ellas, el 85% de los paranoides tenían una
constitución atlética.

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