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Economía de Ángeles y Demonios
Economía de Ángeles y Demonios
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ECONOMÍA
de Ángeles y Demonios
JULIO CÉSAR RIASCOS
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ECONOMÍA
de Ángeles y Demonios
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Economía de Ángeles y Demonios
Dirección General:
© Julio César Riascos
Fotografías:
© Luis Ponce
© Julio César Riascos
Las ideas expresadas en este libro son de exclusiva responsabilidad del autor y
no comprometen a ninguna de las Instituciones vinculadas.
Prisma Editores.
San Juan de Pasto.
Printed in Colombia.
320. Pág. 14 x 22 Cms.
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ECONOMÍA
de Ángeles y Demonios
JULIO CÉSAR RIASCOS
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A la memoria de mi Padre.
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«Lleno de vida hoy, compacto, visible,
Yo, de cuarenta años de edad el año ochenta y tres de los Estados,
A ti, dentro de un siglo o de muchos siglos,
A ti, que no has nacido, te busco.
Estas leyéndome. Ahora el invisible soy yo,
Ahora eres tú, compacto, visible, el que intuye los versos y el que me busca,
Pensando lo feliz que sería si yo pudiera ser tu compañero.
Se feliz como si yo estuviera contigo.
(No tengas demasiada seguridad de que no estoy allí)»
Walt Whitman
León Tolstói
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“Sé que el romper de una ola no puede explicar todo el mar
Y he renunciado a demasiado en los últimos años,
Realizando un esfuerzo total para un modesto resultado”
Enrique Bunbury
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CONTENIDO
Pág.
Prólogo I 19
Prólogo II 21
Prólogo III 23
Introducción 31
Capítulo I. Memorias de un estudiante. 37
Capítulo II. El profesor. 103
Capítulo III. De Economía y Otras Paradojas. 169
Epílogo 313
Agradecimientos 319
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Prólogo I
Estoy seguro que, así como lo fue para mí, el lector encontrará
muy grato, y a la vez altamente enriquecedor, recorrer este camino
de pensamiento escrito por este joven y brillante economista.
Edgar Rodríguez T.
Profesor jubilado programa de Economía
Universidad de Nariño
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Prólogo II
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arte del maestro, hacer entendible lo incomprensible y
fácil lo difícil, pues es la transmisión del conocimiento
bajo la seguridad de lo aprendido. Bien expresa el autor,
al referirse finalmente a los componentes de su escrito:
Guido Pantoja Rodríguez
Decano Facultad de Ciencias
Económicas y Administrativas
Universidad de Nariño
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Prólogo III
23
aspectos que le resultan más atractivos, como pasa con la
econometría, la macroeconomía, la economía de la salud o
las neurociencias.
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forma de pensamiento, hace que se pierda el sentido de
la pluralidad. La tendencia es a que haya menos espacio
para aquellas asignaturas que permiten que se cuestionen
los alcances de la Economía como disciplina, su interacción
con otras ciencias, su capacidad predictiva, su capacidad
explicativa, etc.
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economistas1∗∗ ; en segundo lugar, lo que Castro y Raffo
economistas
(2014) denominan como estandarización de los planes de
estudios, que conlleva a que los programas de pregrado
en Economía sigan la misma “línea de formación”, evitando
ser relegados por el incumplimiento de los patrones
internacionales; en tercer lugar, la fuerte presión de las
universidades, fundamentalmente privadas, quienes tienen
una visión de mercado, que genera una dinámica para que
sus estudiantes reciban una formación que les permita
insertarse “exitosamente” en el mercado laboral.
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importantes al interior de la disciplina. Desde la academia,
hay una obligación en el sentido de contribuir a esta
discusión, tratándose de un aspecto que al final afecta a
la sociedad en su conjunto. Así entonces, es necesario
mantener una actitud deliberante al interior de los
programas de Economía.
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Referencias Bibliográficas
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Introduc ción
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Introduc ción
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recorrido circundante entre las espesas avenidas de la
ciudad celeste, que apenas me advertirían como un viajero
más entre la multitud formidable y gris, acumulando
preocupaciones varias que gravitaban al interior de la
familia, los libros corroídos, las noticias convenientes, las
cifras inexactas, la comprensión de teorías ambivalentes,
el análisis de los gráficos y el estudio de las matemáticas
incuestionables. Cuando caía la noche, mi propio rostro
estacionario contemplaba absorto las estrellas con avidez,
como una mezcla fatigosa de crecientes curiosidades y
angustias recurrentes sobre el porvenir, que se daban cita
sin que pudiera comprender la magnitud de mi papel en
medio de tan extenso desierto. El primer capítulo es un
vestigio frágil de esos años de análisis introductorio a la
economía, donde las raíces originarias del texto intentaron
provisionarse de refugio en algún rincón del tibio
universo. Poco después aparecería el profesor, un hombre
que a pesar de parecer rígido, siempre ha conservado un
agradecimiento profundo por contar con la posibilidad
de afianzar sus diagnósticos en la materia, y departir
aquello que consideraba trascendente en compañía de
sus estudiantes, mientras revisaba sus propias dudas en
lo tumultuoso de un mar agitado de ideas en permanente
contrasentido. Al profesor le he dedicado el capítulo
segundo, intentando ser lo más cuidadoso posible con
su evolución a medida que se abría camino entre lo
intrincado y accesible, entre lo concreto y ficticio de la
ciencia económica. He dejado el capítulo final, como un
ocaso anaranjado en el horizonte para abordar el tema de
las paradojas, asumiendo un rol especialmente decidido
y abandonando los temores de un economista que se
atreve a señalar con el dedo las debilidades estructurales
de la ciencia, pero al tiempo, he intentado describir,
de la forma más sencilla que me fue posible, lo que he
aprendido en otros campos de la investigación científica,
con la esperanza de que algunos pensamientos puedan
contribuir a la comprensión de la vida misma, y el papel
que la economía juega dentro de ella.
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Walt Whitman escribió en “Hojas de Hierba” una pequeña
poesía intitulada originalmente “Full of life, now”, donde
imprimió los anhelos existentes entre un escritor y un lector
que superan incluso a la propia muerte. El poeta escribe
un mensaje urgente y delicado para alguien que aún no
ha nacido, y es absolutamente consciente que cada línea
llegará a su destino como un testamento para el receptor
que, sin duda, echará de menos la existencia del remitente.
El contenido sin embargo, es precisamente la esperanza
de hacer factible ese vínculo sempiterno que supera las
divergencias del tiempo y del espacio, la posibilidad de
conservar el valor de las ideas y los sentimientos y, de una
forma secreta, que rara vez puede dilucidarse, encontrarse
como la esencia de aquello que vuelve orgánicamente de
las partes al todo. He escrito este libro pensando en los
estudiantes que pudiesen no haber agotado su deseo de
aprender, y que experimenten en la economía, algo más
desafiante que lo que convencionalmente se pretende
hacernos creer, más allá de las distancias, los lenguajes e
incluso, la propia muerte, he intentado dejar un mensaje
para comprender que el estudio de la ciencia económica es
mucho más de lo que parece ser.
Julio C. Riascos
San Juan de Pasto, 10 de mayo de 2020
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CAPITULO I
Memorias de un
estudiante
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Memorias de un
estudiante
“Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentar sólo los
hechos esenciales de la vida, ver si podía aprender lo que tenía que enseñar,
y no descubrir, en el momento de morir, que no había vivido”.
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siempre estaban condicionadas a conocer algún oficio,
y bueno, ya sabes, es duro admitirlo, pero después del
colegio me sentía un bueno para nada. Intenté transcribir
trabajos, hacer carteleras e incluso ofrecí mis “habilidades”
por la radio, sin embargo, los resultados fueron nulos. Un
día papá me cuestionó sobre lo que pensaba hacer… Y
lo único que pude responder fue mi deseo de entrar a la
universidad. El viejo quería que yo fuese policía y como
en esa época tenía que prestar el servicio militar, parecía
el futuro más inevitable. No obstante, incluso para entrar a
la policía necesitaba contactos, ayudas, favores, palancas y
definitivamente no las tenía.
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útil. Estudiar los problemas sociales implicaba buscar
soluciones, encontrar respuestas que, para otros, pasaron
inadvertidas, entender la naturaleza y la dinámica de los
fenómenos, confrontarlos y “Pensar en alternativas reales”.
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que lo pienso con calma, pertenezco a una generación que
debió tener enormes complejos con el aprendizaje de las
matemáticas. Debe haber sido tan horrible todo eso, que mi
cerebro prefirió olvidarlo, sepultarlo como algo amargo y
sombrío que jamás debe ser explorado. Conozco amigos que
hoy en día son músicos, médicos, abogados, y una parte de la
decisión de lo qué estudiar, dependía de no tener nada que
ver con las matemáticas.
42
Yo buscaba las respuestas al desempleo y la pobreza, y el
dinero resultaba algo obvio, pero la pregunta era: ¿por qué
debía ser el dinero? Recuerdo que en mi curso de lecto-
escritura, hice un ensayo sin citas, pero con mucha rabia y
decisión. ¿Qué demonios es ese trozo de papel por el que
incluso se sobrepone cualquier cosa a la vida humana?,
¿qué cosas horribles habían sido experimentadas a lo
largo de la historia de la humanidad por un billete sucio y
arrugado?, ¿qué eventos monstruosos de los que no existe
registro alguno se habían justificado por el dinero?
43
permite la expresión, “pajazos mentales”. Y el primer curso
estaba repleto de ellos, una enorme cantidad de supuestos
sobre el comportamiento humano individual y en su
conjunto, un edificio endeble que me pedía que creyera
que no se iba a desplomar, que las tesis eran correctas a
pesar de que, un autor contradecía a otro y fundaba una
nueva escuela del pensamiento. Una ciencia que parecía un
monstruo de Frankenstein de ideas que pronto perdían sus
dimensiones de tiempo y de espacio, así como su aparente
humanidad, una bola de nieve de conceptos y teorías que
me suplicaban que tuviese irrestricta fe en ellas.
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ofrecer mis capacidades de… No sé bien de qué, pero me
urgía trabajar, ganar algo de sucio dinero para permitirme
una mejor situación en la familia. ¿Pleno empleo?… ¡Mis
polainas!, ¡ojalá fuera cierto!, ¿por qué estudiábamos algo tan
irreal? Por qué perdíamos el tiempo estudiando algo que no
se cotejaba con el contexto regional?, ¿por qué no enfrentar
directamente el problema? En su lugar, seguíamos haciendo
gráficas y pretendiendo equilibrios en los que no podía creer.
Estudiaba una ciencia que me pedía tener fe3.
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poderoso que nos sometía a dar la respuesta aceptada por
el profesor, la respuesta social y conveniente, aquella que
era políticamente correcta. ¿Quién era yo?, ¿acaso el asomo
de un espíritu transgresor?
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en las mañanas y deseaba un trabajo de medio tiempo
en las tardes… No lo conseguí. Y la verdad, más allá
de las complejidades inútiles para explicar obviedades
disfrazadas de retórica y tecnicismos innecesarios… Las
preguntas claves aún seguían haciendo eco en mi cabeza,
como demonios que disfrutaban mi tortura intelectual y mi
angustia familiar y económica de aquel entonces.
47
la realidad… Esa idea parecía más bien un sofisma de
distracción de lo realmente importante. Cuando estaba en el
colegio, una profesora de filosofía nos interrogó sobre lo que
nosotros considerábamos como realidad y como verdad, y la
cosa parecía muy subjetiva. “Expresiones como la verdad es…” o
“Las verdaderas causas de…” eran pretensiosas en un sentido de
universalidad que no sentía que se hubiese puesto a prueba,
había en el ambiente un anhelo infantil de generalizar una
situación a partir del análisis de un caso particular… Y la cosa
empeoraría… Estudiaba una ciencia social que consideraba
la existencia de leyes inequívocas en la conducta humana.
Por definición las leyes son determinísticas, axiomáticas,
aplicables a todo tiempo y espacio… Justo como en la física…
¡Oh!… ¡Espera! Stephen Hawking5 cuestionaba la validez de
ciertos principios axiomáticos… Mientras en economía el
reloj continuaba funcionando con su precisión habitual… Me
rebanaba los sesos con una serie de teorías que se negaban a
pensar en los hechos concretos para abstraerse de ellos y,
en su lugar, reemplazarlos por supuestos caprichosos. Al
menos sabía que, en el sentido de Benjamín Franklin, en la
vida dos cosas eran seguras: la muerte y los impuestos.
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lo más importante es su propia vida, la cuestión era: ¿es
menos importante entonces la vida no humana?
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personalizada… Lastimosamente mis ingresos no daban
para tanto y tuve que conformarme con sacar el libro de
la biblioteca. Entonces hablamos de Adam Smith, David
Ricardo y Malthus…
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sentía como propia, la relación empleo-pobreza, pero
de otro lado me parecía algo obvio… Mis reflexiones
simples eran, si no trabajas no tienes ingresos, si no
tienes ingresos no puedes comprar cosas que necesitas
y, entonces… ¡Eres pobre!… Y si los pocos recursos que
tienes se van a copias… ¡Entonces eres todavía más pobre!…
Por suerte, los jeans rotos se pusieron de moda… Podía
pasar ciertamente inadvertido entre la muchedumbre.
51
que el beneficio de la sociedad era el producto de una
búsqueda por la felicidad individual o, la mano invisible
en una economía de libre mercado, era contrastada con el
tomo V de la obra, donde se señalaba que los gobiernos
debían preocuparse por la educación de la población
más vulnerable a fin de mantener el grado de división
del trabajo que sostuviera el crecimiento continuo de
la riqueza. De modo que el empleo se relacionaba con
la producción de riqueza y esta era posible a través del
conocimiento de un trabajo especializado… Soy parte de
una generación a la cual se le dijo hasta el cansancio: ¡estudiar
es el camino para ser alguien en la vida! Los profesionales
eran escasos y ciertamente bien remunerados, pero
cuando el rumor se propagó, todos teníamos la misma
aspiración y pronto habríamos de saturar el mercado…
Un exceso en la oferta de profesionales por encima de su
demanda, implicaba o desempleo para los profesionales
o salarios muy bajos… Estas explicaciones hacían que
mis amigos de otras profesiones me pusieran atención
y me invitaran cervezas, pero al final del día todos
quedábamos muy preocupados… Y en especial yo, que
buscaba ser profesional para proporcionarle a mi familia
una mejor situación… La economía de Adam Smith me
había dado algunas respuestas, pero también crecientes
preocupaciones… Y aún faltaba David Ricardo.
52
y pensador económico al que le preocupaba el tema
de la distribución de la producción y de los ingresos…
Personaje contradictorio… Puesto que planteaba que los
salarios fuesen prácticamente reducidos a su mínima
expresión… Garantizando a cuestas la subsistencia y la
reproducción de una clase desposeída de los medios de
producción (Ricardo, 1817).
53
inciden, pero en definitiva, el propio esfuerzo era lo
más importante. Sin embargo, si un asteroide se dirigía
directamente a la tierra… ¿Qué podía hacer aparte
de caer en el pánico? La preocupación de Malthus se
basaba en las limitaciones del espacio, y es que al final de
cuentas solo tenemos un mundo, no es como que, podamos
decir, se acabó esto, ahora vamos a seguir en Neptuno… No
obstante, las preocupaciones también tienen que ver
con el tiempo, eventualmente todos vamos a morir. Con
frecuencia hacemos planes de lo que haremos mañana,
qué desayunaremos, con quién nos veremos, en dónde
nos encontraremos… Incluso pensamos en nuestro propio
fondo de retiro, lo que haremos cuando viejos… La forma
en que concebimos nuestras decisiones, por lo general,
parte de asumir que el tiempo siempre está a nuestro
favor… No me parece que sea así… Yo esperaría terminar
este libro, pero nadie me garantiza que tenga el tiempo…
54
tiñó de rojo y, recuerdo que me dio un poco de miedo.
Algo llamó mi atención y es que el primer capítulo de la
Teoría general, que por cierto solo se limitaba a una página,
era una nota de escepticismo frente a lo que habría de
venir… Keynes según leí fue uno de los economistas más
importantes de Gran Bretaña y del mundo, sus ideas eran
revolucionarias y había cambiado el análisis de la economía
para siempre… Lastimosamente el curso de microeconomía
jamás volvería sobre él, con excepción de una pregunta en el
primer parcial. Su posición cuestionaba el análisis tradicional
de la economía, señalaba que aquello que se estudiaba como
una generalidad era simplemente una situación y que, era
imprescindible abordar los casos divergentes como una
agenda trascendente e impostergable.
55
Era el comienzo de una senda que debía recorrer solo.
Una curva convexa hacia el origen representaba los
deseos de las personas… A eso le llamo yo creatividad,
bueno, por lo menos para el primero que así lo planteó.
Después vino la mecánica repetición. Como cuando
te repites algo tantas veces que al final terminas por
convencerte de que es cierto… Algo así me sucedía con
las curvas de indiferencia. Luego una línea recta con
pendiente negativa que representaba el presupuesto
la acariciaba en un punto donde se hacían tangentes
y… Como resultado, ahí lo tienes… El equilibrio del
consumidor, el punto donde sus ingresos son iguales
a sus gastos. Y ahora veámoslo a nivel matemático y
derivemos, condiciones de primer orden, igualemos a
cero, luego condiciones de segundo orden, si es negativo
maximizamos, si es positivo hemos minimizado.
56
para producir y la literatura decía que tenía rendimientos
marginales decrecientes… Me parecía que había cierta
redundancia entre marginales y decrecientes y, bueno…
La cosa era que a medida que se incrementaba el número
de trabajadores o las horas de trabajo, cada vez se
aportaba un poco menos a la producción, y esto también
le sucedía al capital… Era algo parecido a lo que le pasa
a un corredor que en un principio toma velocidad, llega a
su punto máximo y luego se cansa.
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Mi primera calificación fue buena y me confié. No estudié
tanto para el segundo parcial y los resultados fueron
desastrosos. Como cuando uno aprende a manejar y
cree que tiene la situación bajo control, uno nunca ve el
accidente venir, uno piensa incluso que todo depende
de uno, cuando a menudo, depende de factores sobre
los cuales existe un mínimo nivel de control. Con la
economía parecía haber esa suerte de confianza en sí
misma, imaginaba que un economista había efectuado
una ecuación y otro la complementaba con la certeza
de quien construye un sólido edificio, solo que a mí,
un estudiante común y corriente, las bases no me
parecían nada fuertes y, por el contrario, sospechaba
que evitábamos afrontar los fenómenos concretos bajo
modelos gráficos y matemáticos ciertamente sofisticados.
58
como si fuese la verdad develada. Logré recuperarme
estudiando mucho y presentando talleres voluntarios
para créditos adicionales… Al finalizar sabía que había
costado trabajo pero lo había logrado, el lector puede
adivinar que mi felicidad no era completa porque, seguía
ciertamente inconforme con lo que estaba “aprendiendo”…
Mientras tanto, afuera se desataba una crisis económica
como pocas en la historia de la economía colombiana…
En efecto, muchos de mis compañeros y conocidos la
advertían con anterioridad, pero aquello que habíamos
experimentado no eran más que algunos pequeños brotes,
manifestaciones minúsculas de un problema mayor…
Nadie parecía preparado, ni siquiera los economistas
más avezados y sesudos pudieron evitar lo que tenían
de frente: la crisis de finales del milenio… Y el próximo
semestre venía macro.
59
del PIB, las decisiones del Banco de la República en
materia de política monetaria, el control de la inflación,
el pago de la deuda externa, la reforma tributaria,
las tasas de interés, el empleo y la balanza de pagos.
60
Estábamos abrumados, lo que estudiábamos resultaba
ser trascendente en muchos sentidos… La política, el
derecho, lo social, todo estaba comprometido, la ciencia
económica empezaba a mostrar su poder y, yo me sentía
en el lugar indicado, en medio de una crisis como nunca
antes y, con una motivación para desarrollar todo mi
potencial para construir soluciones.
61
del bienestar inicial que le había sido arrebatado a la
sociedad en su conjunto. Una idea, que dicho sea de paso,
me parecía bastante inocente por no decir que pueril.
62
aunque generalmente lo es. Una persona no gasta todo su
salario de inmediato… Debe dosificarlo hasta la próxima
mesada… Y en la medida de lo posible debe ser austero,
debe ser prevenido, no puede confiar en que su empleo será
estable, debe prepararse para estar desempleado cuando
menos se lo espera, debe ahorrar. El empleo se genera
por una necesidad de producir por parte del empresario.
La empresa por definición es una actividad o institución
riesgosa, una aventura, una experiencia… Y como las cosas
materiales que nos rodean, bien podría ser efímera. Invertir
en una actividad productiva implicaba un incentivo, y
más allá del instinto básico de supervivencia que tiene un
microorganismo o una ballena, quien invierte desea ganar.
63
los engranajes están bien sincronizados y aceitados, los
trabajadores son puntuales y la moda y demás factores
invisibles se incorporan armónicamente, como si de una
perfecta sinfonía se tratara, entonces la economía podía
aproximarse al equilibrio… Entonces el pleno empleo
era posible… Pero ese pleno empleo era un instante, una
fotografía, un segundo en pausa de una película larga
y, no necesariamente era el empleo que toda la sociedad
precisaba… Era el empleo óptimo para el funcionamiento
de la economía… El mensaje era que el equilibrio económico
y el social no necesariamente eran la misma cosa, y no
siempre estaban sincronizados, de hecho, el equilibrio
seguía siendo la menor de las probabilidades en un mundo
de humanos desequilibrados, seriamente trastornados…
64
El problema de Fulano es que debe tener una idea
clara de lo que va a ganar; necesita certidumbre con
respecto al futuro. Seamos optimistas y consideremos
que su análisis, ya sea a través de las más sofisticadas
matemáticas financieras o, de un examen a ojo de buen
cubero, calcula que su ganancia esperada es de $20. Si
la operación de Fulano está en sincronía con el universo
y, desde luego acepta la ayuda de ese buen parroquiano
que es el banquero, entonces el valor total de la apuesta
es de $120. Fulano devuelve el capital inicial de $100 y
compensa al banquero con $10 que equivalen al 10%.
Ahora la situación de Fulano es de $10 a favor y su
empresa está lista para un segundo ciclo.
65
Como consecuencia, Fulano deberá desistir de su empresa
y con ella, no podrá sostener a sus empleados… Y
seguramente deberá acompañarlos en la búsqueda de un
nuevo empleo, está vez como asalariado. Ahora, como el
número de desempleados también ha ascendido, entonces
la tasa de crecimiento de los salarios se encuentra en su
mínima expresión. Pero no te preocupes por Fulano, ni
por sus extrabajadores, porque salarios de subsistencia
(o más bajos incluso) garantizan el retorno a la senda
de equilibrio… El modelo supone la confianza o riesgo
como un factor clave para el banquero que representa
al sistema financiero, pero no examina la pérdida de
confianza cuando las cosas salen mal, sobre todo para
los microempresarios y los trabajadores que pierden sus
plazas de trabajo. Basta con que los salarios se reduzcan8,
porque la pérdida de bienestar de los trabajadores que
asumen salarios más bajos es temporal… El futuro no es
incierto, ¡qué va!... Todo volverá mecánica, sistemática e
inevitablemente al equilibrio donde todos somos felices…
No hay nada de qué preocuparse…
66
por Keynes es coyuntural, esto significa que el Estado
identifica los renglones de la actividad económica donde,
ejecutando el menor esfuerzo en términos de la inyección
de recursos de gasto público, fuesen posibles los mejores
resultados en materia de crecimiento.
67
de la inversión se refiere a la capacidad que tiene la economía
para crecer cuando ascienden los niveles de inversión.
Para hacerla fácil, si crece la inversión también debe crecer la
economía. Lo anterior es posible, cuando las personas dedican
una buena parte de sus ingresos al consumo y, por supuesto,
esto es así cuando existe confianza en la economía. Consumir la
mayor parte de los ingresos significa que la capacidad de ahorro
se reduce y, eso sucede cuando la gente se confía del futuro.
68
consumido por todos. Un empresario busca maximizar sus
ganancias y, para ello, debe minimizar costos, incluyendo
los laborales. Un salario flexible es un salario que no tiene
limitaciones, claro, si van al alza, los trabajadores estarán
muy contentos, pero la visión de Marx es casi tan pesimista
como la de Ricardo. Los intereses de los empresarios
van en contravía de los intereses de los trabajadores,
la incorporación de la tecnología permite incrementar
la capacidad productiva de las empresas sin tener que
incorporar un número mayor de trabajadores, más aún,
el número de plazas puede reducirse creando un ejército
industrial de reserva que presiona los salarios a la baja.
69
lección de aprendizaje. Las tesis de Marx anunciaban un
apocalipsis y el detonante descansaba en la contradicción
del sistema que ya he señalado. Marx criticó como nadie
los problemas del sistema, pero supongo que no tuvo
el tiempo para plantear las soluciones… Recuerdo que
me inspiraba mucho respeto, no solo por su presencia
física, una barba imponente y el ceño fruncido, sino
porque el tiempo dedicado a la lectura, el análisis y
aquello que vivió, le permitieron dejar como legado un
conjunto de textos profundos sobre la sociedad humana
y sus problemas para alcanzar, en última instancia esa
felicidad tan anhelada.
70
Mi visión sobre la política no era, ni es favorable. Desde
mi época de estudiante, la política nunca me inspiró
confianza alguna. Un conjunto de personas apoyaba
a un candidato que prometía cosas que después nunca
cumplía. Cantinflas en su film “El Portero” de 1950 no
podría haberlo expresado mejor:
71
culpa es del sistema… Eso nada tiene que ver conmigo”. La cosa
seguía complicándose, pese a que mi sinapsis cognitiva
estaba cambiando… Continuaba sin encontrar empleo.
72
introductorios, que en un principio eran muy didácticos
y sencillos, luego subía gradualmente el nivel, dejándonos
posteriormente los problemas más complicados en talleres
y parciales… Una cosa buena, en medio de todo, era que,
si te esforzabas lo suficiente podías resolver las cosas
por ti mismo… Al final era común que quedarán uno o
dos ejercicios nivel dios. El profe los resolvía y ahora
sí que estábamos preparados… No tenía ni idea de las
aplicaciones de esa matemática al análisis económico, pero
estaba preparado… Para algo…
73
Y llegó macroeconomía II, justo después de que micro II
fuese una total decepción. Resulta que el docente de micro
I continuaba con nosotros en macro II, en consecuencia,
micro II era abordada por un profesor nuevo… En realidad,
relativamente viejo, pero no solo se perdió rigor, sino que las
clases eran muy aburridas. Por suerte macro II fue excelente.
Abordamos el sector externo, temas como la tasa de cambio,
el comercio exterior y las finanzas internacionales. También
revisamos el problema del desempleo a la luz del crecimiento,
los salarios, los precios y las expectativas… Si un país es
fuerte su moneda tendrá mayor solidez en comparación
con otros países, lo que significa que los nacionales podrán
canjear más unidades de monedas débiles a cambio de su
moneda fuerte, y adquirir más bienes de consumo que se
producen en los países frágiles. Pero no todo fue color de
rosa, Phillips10 había propuesto una paradoja entre inflación
y desempleo, la idea era que, si se deseaba mantener un
reducido crecimiento de los precios, entonces había que
admitir una elevada desocupación. En efecto, cuando el
desempleo supera su “Tasa de equilibrio” entonces tiene efectos
negativos sobre la demanda y, por lo tanto, sobre los precios.
Lo triste de todo esto era que se aceptaba la existencia del
10
En 1958, Alban William Philips del London School of Economics publicó un
artículo denominado “The Relation Between Unemployment and the Rate of Change
of Money Wage Rates in the United Kingdom, 1861-1957”. Las repercusiones de este
pequeño artículo exploratorio advertirían la peligrosa posibilidad de que reducidos
índices de inflación y un bajo desempleo no fueran necesariamente compatibles.
Esta situación colocaba en jaque a la teoría económica convencional, por lo que
la tesis de una tasa natural de desempleo no aceleradora de la inflación resultaba
sospechosamente conveniente y desesperada. A propósito de estos temas, hay al
menos dos curiosidades con Phillips que vale la pena comentar, la primera tiene
que ver con que el pretendido “descubrimiento de un trade off” entre las susodichas
variables se atribuiría originalmente a Irving Fisher, reconocido profesor de Yale,
quien publicaría en el International Labour Review de junio de 1926 un artículo
intitulado “A statistical Relation between Unemployment and Price Changes”,
renombrado póstumamente como “I discovered the Phillips Curve”. La segunda es
que, en 1949, Phillips participó en el diseño y construcción de una computadora
mecánica basada en un sistema de conexiones hidráulicas, que trataba de predecir
el comportamiento económico de Reino Unido llamada MONIAC (Monetary
National Income Analogue Computer), huelga decir que el artefacto jamás funcionó.
74
desempleo como un fenómeno natural, e incluso se llegaba
al absurdo de plantear que en pleno empleo hay una tasa
de desempleo de equilibrio… Las tesis de Friedman11 y
Phelps12 no es que contradijeran definitivamente la estupidez
de un pleno empleo con un desempleo de equilibrio, sino
más bien, su preocupación era la presencia de un trade
off, como evidente contradicción de política económica.
11
Friedman, Milton (1968). “The Role of Monetary Policy”. American
Economic Review 58.
12
Phelps, Edmund (1967). “Phillips Curves, Expectations of Inflation and
Optimal Unemployment Over Time”. Economica 34.
13
Sugiero al lector consultar sobre el Flawed State, si es curioso encontrará dos
posiciones en las tesis de Richard Musgrave que aparentemente son contradictorias
pero que simplemente se asocian a cambios del pensamiento en el tiempo.
14
Sugiero al lector revisar el texto de James M. Buchanan, premio Nobel de
economía 1986, intitulado “Teoría de la elección pública” de 1972.
75
ahora ha financiado campañas políticas y, tiene algunas
sugerencias muy relevantes. El ciclo político cambia,
ahora deben pagarse las deudas que financiaron el gasto
del periodo anterior… Para ello la inversión social debe
ajustarse, incrementar impuestos y reducir subsidios es
necesario para pagar los intereses de la deuda… Una
vez sentado en el trono la voluntad del Rey es solamente
cuestionada por aquel que lo financió, lo demás resulta
poco menos que insustancial. Si somos los títeres en esta
historia, ¿quién o qué mueve los hilos arriba?
76
Y entonces llegó la econometría en sexto semestre.
77
variable sobre otra, así como predecir acontecimientos futuros y
dar consejos de política económica ante resultados deseables”.
78
o una tragedia ambiental inesperada… (Lo que por
cierto ya no es algo tan casuístico, admitamos que no
es un buen ejemplo), eventos, en todo caso de los que
no podemos disponer de algún tipo de control, o en los
que nuestra capacidad de maniobra es muy pequeña, lo
impredecible, lo difícilmente cuantificable, lo que existe
pero no hemos descubierto aún de forma explícita, lo
que pasamos por alto, nuestras subjetividades, incluso
nuestras emociones o comportamiento no racional, todo
ello y más se combinaba en ese término de error, un
símbolo del acto simple de estar equivocados.
79
He insistido en este punto varias veces ya, el abordaje a
los problemas económicos ha transitado por un proceso
evolutivo, casi comparable a los sistemas biológicos,
el método en economía y en ciencias sociales se ha
diseminado, posibilitando una gran cantidad de variantes,
la sustancia de cada situación, precisa un tratamiento
particular y, eso es apenas natural y comprensible, pero
no es difícil darse cuenta del abuso del extremismo en el
desmedido uso de las herramientas. Cuando abordas el
problema de la salud, y tus ideas se reducen a un par de
líneas sobre obviedades, y lo que sigue son un conjunto
de ecuaciones y ecuaciones que agotan tantas páginas
que evaden el problema… Entonces, te das cuenta que
hay algo que en definitiva no está bien15.
80
al no ser contrastadas con un contexto de forma empírica,
es evidente la naturaleza de un discurso que gravita en el
cómodo mundo de la retórica.
81
percibe como grotesco, por lo tanto, se observa solo lo
que se quiere observar, se escucha solo aquello que nos
parezca conveniente, se piensa lo que se debe pensar,
se reproduce una incredulidad evidente frente a lo que
se ignora; de donde indefectiblemente, surge el rechazo
como respuesta prefabricada. Entonces, solo se cuenta
con una probabilidad. Pero el mundo continuamente
está abierto a infinidad de posibilidades, tantas como
deliberaciones conllevan la sustancia de la misma
materia. Piénsese, por ejemplo, en las variadas formas
de vida que la historia ha podido atestiguar, a partir
de una serie de condiciones necesarias, sin contar con
aquellas, de las que no tenemos registro alguno.
82
nuestra forma de percibir la realidad no se ha caracterizado
especialmente por su exactitud, sino por el contrario, el error
como una constante… De hecho, el análisis de lo probable
es lo que justifica la existencia misma de la estadística.
83
recibí críticas mixtas, así que mientras me guardaba
todo esto para el futuro, decidí pensar en mi trabajo de
grado… Mientras eso pasaba, cursaba al tiempo que
econometría, desarrollo económico. Creía para mis
adentros que era un buen momento para atender lo social,
no podía ser que, hubiésemos evitado o pospuesto durante
tanto tiempo temas tan delicados… Justo cuando menos
te lo esperas, entonces recibes otro golpe en los bajos. Lo
que estudiamos fue en esencia modelos de crecimiento.
Me sentía como cuando vas al cine con la promesa de
una buena película y sales totalmente contrariado. ¿Qué
demonios era eso?, nunca hablamos de la pobreza, de
la salud, del papel de la educación o la investigación
científica, ni siquiera de la calidad de vida… En su lugar,
más modelos determinísticos, más de lo mismo, y fue
claro para mí que, existe una esperanza insospechada en
las bondades del crecimiento económico. Prácticamente
todo puedes subsanarlo con producción. Nos enseñan
a que consumir es algo importante para ser felices y,
entonces nos promueven consumir mucho más… Tanto
que no pensamos si por un momento existen los recursos
para efectivamente producirlo. Si agotamos los recursos,
simplemente nos desplazamos a un lugar donde sean más
abundantes… Y seguimos consumiendo…
84
a Fulano trasciende el espectro de lo económico. Una
respuesta es la que se obtiene si Fulano tiene 3 años, y otra
diferente si cuenta con 50. Por absurdo que parezca, en
economía existen preguntas como: ¿necesita la sociedad
de la presencia del Estado o es preferible dejar que los
mercados se regulen sin restricciones para alcanzar el
máximo bienestar colectivo?
85
sobre mi futuro se formó en todo este tiempo… Deseaba ser
profesor… Me quemé las pestañas y trabajaba lo mejor que
podía… Y mi tesis avanzaba a pasos lentos pero seguros,
sería algo muy diferente a todo lo que se había hecho
hasta entonces, las causas económicas del desempleo en la
ciudad… Y contaba con un buen amigo abordo.
86
y la rosa”… El segundo fue “El Ingenioso Hidalgo Don
Quijote de la Mancha” de Miguel de Cervantes Saavedra…
Una versión ligera que accidentalmente llegó a mis
torpes manos y terminé leyendo entretenido por el calor
de las batallas y, el estremecimiento que me produjera
el Caballero de la Blanca Luna, el bachiller Sansón
Carrasco como oponente final del Caballero de la Triste
Figura. Leer y escribir me hacían imaginar historias
sobre otros mundos, otros lugares, otras personas que
se recreaban al interior de mi mente… Y que luego,
con una maltrecha redacción intentaba proyectar en
viejas hojas de papel… Luego vendría la poesía y con
ella, un universo de infinitas posibilidades… Todo esto
para decir que, escribir se me da relativamente bien,
pero era una excepción en medio de mis compañeros…
La mayoría prefirió la práctica, aunque muy pocos
realmente se engancharon, se podía ver en sus rostros
el enfado de ser relegados a tareas intrascendentes, y sin
la menor esperanza de vinculación… Supe entonces que
mi decisión había sido la correcta… Aun así… El trabajo
demoró dos años… El último año del plan de estudios y
uno más exclusivamente dedicado a la tesis.
87
laboral seguía siendo latente, tenía un propósito claro y
era dejar huella, trascender. En aquella época pensaba
que era posible que no pudiera volver a la Universidad,
podía ser la única oportunidad para dejar algo que
tuviese mi nombre y de lo cual me sintiese satisfecho.
Elegir con buen juicio la opción de grado, elegir un
copiloto adecuado, elegir el tema, el problema, los
objetivos, el método, la literatura, todo tenía un interés,
lo que me preguntaba era si la búsqueda de ese propósito
altruista o no, consideraba a la par, la idea del mínimo
coste… Para mí no funcionaba así, estaba invirtiendo un
tiempo que no era el mínimo posible, y tenía urgencias
domésticas que atender. La racionalidad económica no
era algo que se aplicase a nuestra elección de opción
de grado, al menos por completo, si así hubiese sido,
habría hecho una pasantía, o al hacer la tesis habría
pensado en un tema no complejo y habría contemplado
el menor tiempo factible. Obtener la máxima nota al
mínimo esfuerzo posible no operaba en mi caso… Si lo
que pretendía era el mejor de los resultados, lo que tenía
que hacer era invertir la mayor dedicación posible.
88
escuela del pensamiento, tienen conceptualizaciones
divergentes, por ejemplo William Petty es comúnmente
asociado al mercantilismo y sin embargo, su tesis
descansa en que es el trabajo la fuente originaria del
valor, razón por la cual, no resulta tan descabellado
clasificarlo como un pensador clásico.
89
con irrestrictas facultades divinas, capaz de garantizar
la felicidad humana limitándola al consumo. El Estado
de otra parte, podía acumular incentivos para la
corrupción y la ineficiencia, podía abandonar el interés
general y asumir un interés particular sobre la base
del poder político y económico, tal y como lo hemos
ilustrado antes… El escepticismo también me llevó a
desconfiar de las propuestas que combinaban mercado
y Estado suponiendo como resultado lo mejor de ambos
mundos… Un exceso de optimismo puede llevarnos a
soñar sin poner los pies en la tierra… Y todo aterrizaje
implica estar preparados, incluso en el peor escenario.
16
En ese instante, no era tan claro para mí que a medida que un economista
se introduce más y más en la literatura y en los métodos asociados a la misma,
puede sin duda pretender que, de forma selectiva y progresiva ha encontrado el
enfoque. Luego el apasionamiento por una idea o un conjunto de autores puede
llevarlo fácilmente a creer que se ha hecho a la razón, pero en su lugar solo se
limita a repetir lo que otros, y esto es muy común en economía.
90
asume la demanda agregada, que a su vez introducirá
las expectativas necesarias para que, la producción
continúe su senda de expansión, implicando la
generación de mayores plazas laborales. Pero las
relaciones no solo se evidenciaban en el tiempo, sino
también en el espacio, si Fulano contaba con empleo,
podía hacer arreglar su casa y con ello generar el
empleo de Zutano y así el empleo de Mengano…
91
de la ayuda pública manteniéndose improductivo…
(Otro problema conceptual interesante es lo que hoy
concebimos como productivo e improductivo)17.
17
En economía la discusión sobre trabajo productivo e improductivo fue
dada por François Quesnay en 1759 mediante la Tableau économique, un sistema
de relaciones intersectoriales, donde el trabajo productivo correspondía a toda
aquella actividad capaz de generar un excedente sobre el producto. En contraste,
lo improductivo carecía de esa facultad y por tanto era considerado como estéril.
El tema pasó a Smith, Ricardo, Malthus, Marx y continúa vigente en la actualidad.
92
teórico… Recuerdo haber elaborado un tratado exclusivo
sobre la visión de Smith que, incluso me permitía
demostrar que la curva de Phillips estaba planteada
desde la Riqueza de las Naciones. La Curva de Phillips
se define como una regularidad empírica, inicialmente
era una relación entre el desempleo y los salarios, en
términos no complejos, un desempleo elevado presiona
los salarios a la baja, luego se reemplazaron los salarios
por la inflación que no es otra cosa que el crecimiento
experimentado por los precios… ¡No lo olvides! Lo que se
inflan son los precios, el problema es que ese crecimiento
sea mayor que el crecimiento de nuestros ingresos, si en
una carrera la inflación toma la delantera y el ritmo de
los ingresos se queda atrás… Lo poco que tenemos será
menos que nada.
93
nos sugirió incorporar el papel de la inflación y con
ella, el de los salarios reales, que son los salarios
ajustados por el crecimiento de los precios. También
pensamos en el papel del gasto público y dentro del
mismo, aquel que corresponde a la inversión social y lo
dedicado a educación y capacitación. Ahora teníamos
una visión sobre los objetivos y estábamos a puertas
de estrellarnos, una vez más, con un obstáculo que
suponía un peligro no menor para toda la integridad
del trabajo. Cuando realizas este tipo de ejercicios,
debes asegurarte de varias cosas antes… Debes ser un
estratega de herramientas en un ambiente hostil. Una
de ellas es el acceso a la información… Y en especial, lo
relacionado con la estructuración y el ordenamiento de
las bases de datos… ¡Cifras!... Es propio de un economista
expresar sus ideas bajo la tutela de autores relevantes
y la asistencia de estadísticas oficiales… Creo que, esto
último, lo habíamos pasado por alto en el caso de nuestra
pequeña ciudad. No éramos idiotas, pero si inexpertos.
Claro que contábamos con cifras del desempleo, yo
mismo había recopilado una serie bastante completa
desde 1989 hasta 2002 que, incluso estaba muy depurada
y más que actualizada. Los datos de inflación podíamos
obtenerlos sin mayores complicaciones y el cálculo de los
salarios reales era relativamente sencillo… Los datos de
gasto público municipal se encontraban en la Alcaldía
y en los informes de gestión de los gobiernos locales, la
tarea con ello, era que había que deflactar18, (aplicar una
tasa de ajuste por inflación) y ¡listo!, no había problema
con eso, pero no teníamos el crecimiento económico de
la ciudad y… Esa era una variable muy relevante…
18
Variables como los ingresos, salarios o la inversión, entre otras, tienen un
comportamiento que debe ser estudiado con el efecto que la dinámica de los precios
ejerce sobre ellas. $1000 al día de hoy no son iguales a $1000 de hace 10 años. Una
de las variables que explica la diferencia que ese dinero tiene en el tiempo, reside
precisamente en que los precios de los bienes y servicios cambian en ese periodo. La
consecuencia de esta situación explica por qué las personas mueven sus inversiones.
De mantenerlas estáticas ante un incremento de los precios, lo que sobreviene es una
pérdida de valor para el propietario de cualquier cantidad de capital.
94
¿Renunciar al objetivo de analizar los efectos del
crecimiento sobre el desempleo era factible?... Podríamos
intentar el uso de una proxy, (variable de aproximación),
sobre una serie construida a partir de las inversiones
en activos que las empresas reportan en las cámaras
de comercio, (esto es algo así como lo que las empresas
registran en capital de inversión), pero sabíamos, en
todo caso, que no era la producción… ¡¡¡En conclusión,
estábamos jodidos!!! Que el crecimiento de la producción
no haya sido objeto de cuantificación implicaba varias
cosas… No solo que no podíamos trabajar una de las más
importantes variables que contribuyen a la explicación del
desempleo, lo que dificultaba el análisis académico, sino
además, que la política económica municipal no tenía una
unidad de medida… En efecto, esto te hace preguntar ¿qué
demonios hace el secretario de hacienda municipal?... ¿O
el propio alcalde? Suponga que usted es el gerente de
una empresa y quiere diagnosticarla a fin de conocer
cómo va… Entonces quiere ver cuánto se produce y qué
se produce… Imagine que cuando usted indaga nadie
le da razón de nada… Y descubre con amargura que el
dato no se ha medido y, por lo tanto, las decisiones que
históricamente se han tomado, se efectuaron con base en
un pálpito, en una sospecha, en una intuición…
19
Recomiendo el texto de Jorge Iván González intitulado “La dicotomía
micro - macro no es pertinente”, publicado en Revista de Economía Institucional,
volumen 6 de 2004 por la Universidad Externado de Colombia.
95
economía nacional, de hecho, es una institución específica
para la cuantificación, eso supone un trabajo macro,
entonces ¿cómo era posible eso sin medir el crecimiento
económico de las ciudades?… Como yo lo veía se trataba
de una desagregación espacial… Resulta que el método
con que se calcula ese indicador tiene la posibilidad de
discriminar ramas de la actividad económica y también
componentes como la inversión, el gasto de consumo
entre otras, pero no incluye una desagregación espacial
que comprenda a las ciudades. Para ese entonces solo
contábamos con unos pocos datos del departamento,
pero del municipio no había nada… Venían días y meses
oscuros y desesperanzadores…
96
Pero lo terrible de la situación no descansaba únicamente
en descubrir la ausencia de información mínima necesaria
para la toma de decisiones sociales, lo abominable era
considerar que, de una parte, al ciudadano del común
no le interesaba o, no contaba con la formación suficiente
para levantar la mano, pedir la palabra y participar
del proceso, que en última instancia afectaba su vida
económica y la de sus seres queridos… Sino también,
en que, de otra parte, ese desconocimiento manifiesto
implicaba que los recursos con que se disponía en un
contexto determinado, podían fácilmente obedecer a
otras pretensiones de naturalezas ajenas al bienestar
colectivo, y que, en todo caso, terminaban por beneficiar
intereses personales de políticos corruptos, bajo la secreta
complicidad de prácticas recurrentes que, se habían
inscrito, tan profundamente en la memoria colectiva de la
sociedad misma a través de la historia, convirtiéndose en
un fenómeno tan absolutamente asimilado por cada uno
de nosotros, que cada quien terminaba por acostumbrarse
y no efectuar ningún tipo de reparo al respecto.
97
a su vez, cómo el crecimiento afectaba el desempleo…
A un nivel muy elemental sus resultados eran muy
buenos. Entonces decidí tomar las ecuaciones, pero
en particular la ecuación que explicaba el crecimiento
a partir del desempleo y, reemplazar los datos del
desempleo nacional por los locales, conservando las
constantes obtenidas por él, para tener como resultado
una simulación de lo que podría ser el crecimiento
económico municipal…
98
En fin, habíamos de analizar el desempleo y su relación
con el crecimiento, la inflación, los salarios reales, el
gasto público… Y todo parecía indicar que la tarea
estaba terminada… Pero sentía que algo faltaba,
sospechaba que no era suficiente… Toda investigación
tiene restricciones y, la nuestra, era particularmente
limitada… Había un dejo de insatisfacción en el
aire… ¿Qué hacer?... Simple… Habíamos estudiado
el problema, ahora teníamos que pensar en las
soluciones… Aún quedaban muchos arrestos en el
tintero… La experiencia nos había cambiado más de lo
que esperábamos… Nuestra forma de concebir el mundo
se había vuelto más aguda, más compleja… Y buena
parte de quienes éramos nos conducía inexorablemente
a un mismo punto… “el poder del conocimiento”… El
conocimiento es producido por la investigación y, esta a
su vez, se promueve como el resultado de una curiosidad,
de poner a prueba una hipótesis, de ser escéptico, de no
tragar entero… Luego, lo que deviene es la transferencia…
Compartir… Eso se hace mediante la educación… El
profesor expone los resultados, siembra nuevas semillas
de duda y, entonces, el estudiante escéptico decide
explorar y, la investigación se sucede de nuevo… Como
una suerte de milagro recurrente.
99
colectiva, cambiar esa cosmovisión económica implicaba
una profunda transformación en nuestra forma de pensar
y, de nuestra identidad heredada por siglos… El papel del
Estado era relevante, pero ni era suficiente, ni definitivo,
ni permanente. El mercado no era otra cosa que la suma
de decisiones humanas y, su característica esencial era
el error, desde luego, podemos aprender de nuestros
errores… El mercado no es perfecto, ni es suficiente, ni
definitivo, ni permanente. El asunto clave era ¿qué tan
inteligentes somos para superar nuestros obstáculos en
contexto?… En efecto, la investigación y la educación se
presentaban, como antes, en respuestas inmediatas… La
cosa era ¿qué tan suficientes, definitivas y permanentes
son ellas, bajo una visión antropocentrista de la vida
misma?… Suponemos, por tendencia, a creer que el
conocimiento humano es todo cuanto requerimos para
enfrentar un problema… ¿No es acaso eso pretensioso?
100
ser meridianamente pragmáticos y no obstante, repiten
los mismos errores… Pensaba que las crisis económicas
eran la manifestación más profunda de algo, por
ejemplo, la crisis de valores del mercado financiero, era
una crisis de otro tipo de valores como el respeto o la
confianza… Escribía las últimas pinceladas del trabajo
en una escala de grises que trascendía entre la luz y la
oscuridad, el desvelo, la presión, el trabajo, la lectura,
la preocupación… Y no sabía a “ciencia cierta” si habría
recompensa.
101
Nos graduamos con honores, la historia que no se
escribe aquí, es la historia de quien en sus primeros
años fue un dolor de cabeza para sus padres, la
historia de quien no ponía atención y se distraía
permanentemente. La historia de un niño al que le
gustaba jugar y desarmar sus juguetes, de un infante
despreocupado por cualquier cosa… Hay en él, sin
embargo, una afanosa búsqueda por algo, una única
situación que le asiste como una constante, pero no
es este el espacio para escribir sobre la sensibilidad
profética de un humano en sus primeros años, ni
de las quimeras fantasmagóricas con que combatió,
solo puedo referir algunas breves ideas consignadas
en cierto libro de poesías, escueto y sincero a pesar
de su precariedad y, espero que pueda disculpar el
lector, algunas de esas intermitencias a lo largo de
este cúmulo de pensamientos desordenados. Al cabo
de un mes o dos, después de la graduación, participé
en un concurso para vincularme como profesor. La
misma universidad que me había dado el título, ahora
me daría la oportunidad de trabajar. Los requisitos
eran ser egresado distinguido, obtener una buena
calificación en la prueba de conocimientos y pasar
la entrevista. Las cosas salieron bien, y justo cuando
en la familia los ahorros se habían extinguido por
completo, un chico con preocupaciones acumuladas
conseguía el empleo tan añorado.
102
CAPITULO II
El profesor
103
104
El profesor
“En todas las actividades es saludable, de vez en cuando, poner un signo de
interrogación sobre aquellas cosas que por mucho tiempo se han dado como seguras”.
Bertrand Russell
105
pobreza. El pequeño municipio tendría unos 200.000
habitantes y, ni bien llegabas, podías percatarte de las
difíciles condiciones sociales. Viviendas frágiles, escazas
opciones de empleo, educación, salud… En cierta
ocasión, un estudiante me comentaba que el problema
era la excesiva corrupción, él me decía: “si usted es amigo
del alcalde, entonces, él le consigue algún trabajo, casi no
importa si tiene la formación, basta con que le haya apoyado
en las pasadas elecciones y ya”, “acá se roban mucho dinero, el
gobierno central gira una buena plata para salud, educación,
esas cosas, pero todo se lo quedan los funcionarios, si usted
va a la casa de ellos, se dará cuenta que parecen palacios,
mansiones, mientras tanto, todos los demás vivimos en medio
de la pobreza!”, “¡además los profesores no quieren venir acá
a dar clases, acá es peligroso a veces, hay mucha violencia!”.
20
Y bajo el planeamiento de una directriz intergeneracional.
106
Alfred Nobel, creador de la dinamita ni siquiera tenía
mucho que ver con la economía.
107
no para que le digan: ¡qué ingenioso!, ¡brillante, majestuoso!,
¡qué inteligente!... ¡No!... ¡El modelo de la pobreza debe servir
para reducirla!, ¡no es un modelo construido para premiarse por
su complejidad o inteligencia!, ¡es un modelo para aplicar una
política o conjunto de políticas que efectivamente mejoren el
bienestar de las personas!... En este caso, usted puede ser un
economista muy brillante y, conocer una gran cantidad de
modelos, incluso de memoria, puede si se le antoja llenar
cualquier cantidad de tableros a punta de ecuaciones y
extraordinarios artificios matemáticos, una tras otra y,
ser ordenado y coherente… Pero si su modelo no sirve
para mejorar una situación práctica, su modelo no sirve
para nada21… Y entonces, estaba yo mismo trabajando
econometría con mis estudiantes de sexto semestre…
Precisamente construyendo modelos… Y pensando en
una insistente pregunta incómoda: ¿los vamos a utilizar
en algo que realmente pueda llevarse a la práctica y que,
mejore las cosas?22
108
solamente requiere de financiamiento y de un electorado
desesperado y de fácil seducción. Ni siquiera necesitas
tener una perversa inteligencia, porque la mayor parte
de las veces, como político, solo te limitas a ser la
marioneta de algún financiero que tira de los hilos. Ser
profesor es no olvidar que primero se es estudiante.
Me la pasaba leyendo todo el tiempo, pero sabía que
no era suficiente, observaba el comportamiento de mis
estudiantes, de las personas en la calle, de mi ciudad, las
noticias internacionales, la política binacional, las fiestas
comerciales, el recaudo en taquilla en el cine, la inflación,
los impuestos, la deuda, los resultados en las pruebas
de conocimiento de los estudiantes de bachillerato,
los escalafones de competitividad y productividad, la
cotización de las acciones, el salario mínimo, la dinámica
del dólar, los comentarios de analistas que contradecían a
otros, e incluso a ellos mismos en diferentes y subsecuentes
periodos de tiempo, ¡en fin!… Todo eso se mantenía en mi
cabeza mientras pensaba en la salud de mi padre, en los
gastos de la casa y en mi propio futuro.
109
lo más próximo al protagonista de la función de cine,
o el cantante de moda, queremos ser modelos de
catálogo, deseamos ser cultos, capaces, imprescindibles,
perfectos… El problema es que no lo somos, nunca lo
fuimos y nunca lo seremos.
110
era cada vez más fuerte. La biblioteca de la universidad
era muy pequeña y los libros eran muy viejos, de hecho,
la temperatura les pasaba cuenta de cobro con mayor
rapidez. El aula de sistemas tenía computadores en
pésimas condiciones, una mitad no servía, y la otra tenía
virus. Trabajaba durante tres días seguidos para un total
de 15 horas (reglamentarias) y repetía este protocolo
durante seis semanas consecutivas. En las tardes hacíamos
refuerzo con ejercicios y despejando dudas de talleres.
Mientras esto pasaba reflexionaba sobre las expresiones
“competencia”, “competitividad”, “productividad”, “mercados
de competencia perfecta”, “desarrollar competencias en los
estudiantes”, “competir”, “ventajas absolutas”, “ventajas
relativas”… Mi limitada experiencia me sugería la
hipótesis de que a las personas les gusta superarse, los
individuos intentan mejorar su situación constantemente,
y no solo la propia, sino la de sus familias. El egoísmo, en
todo caso, parecía relativo y selectivo.
111
me parecía emocionante, luego de un tiempo corto estaba
más que acostumbrado. Recuerdo que como era muy
joven, pasaba por estudiante y, cuando alguien externo
buscaba al profesor tendía a dirigirse a quien fuese menos
a mí. Mi curso estaba compuesto por personas jóvenes,
tenía alrededor de 40 estudiantes entre los 20 y 24, con
excepción de un hombre maduro de alrededor de los 50
años. Creo que, si a las personas se les dan unas ciertas
condiciones adecuadas, pueden seguir estudiando sin
importar la edad, lo mismo aplica para el trabajo, en todo
caso, estas decisiones deberían promoverse con base en
la convicción como factor determinante, de ningún modo
como fruto de la imposición. En fin, creímos que estudiar
era la clave para garantizar el éxito… 100 años atrás,
ser bachiller o profesional era algo excepcional… Un
licenciado, un letrado, uno de los miembros de una élite
intelectual, alguien con el conocimiento y la sabiduría que,
de todas formas, era tan poco frecuente hallar y de tanta
relevancia que, su destino indefectiblemente gravitaría
en las órbitas del poder de lo público o lo privado, y
por consiguiente, se trataba de alguien que debería ser
muy bien remunerado. El ejemplo, el arquetipo clásico,
el modelo a seguir por parte de toda una generación,
la justificación recurrente para que los padres efectúen
enormes sacrificios con el anhelo de posibilitar un
mejor futuro a sus hijos. Dos o tres generaciones más
adelante, la abundancia de profesionales en el mercado no
permitía mejores condiciones ni laborales ni salariales. La
desilusión devenía como respuesta. Una promesa fallida.
112
de un solo trayecto factible. No creo ser el único que, al
salir de clase se cuestionaba sobre la afinidad existente,
entre el fantástico mundo del crecimiento y desarrollo
experimentado en otras latitudes, y el contraste descrito
en un contexto que, conservaba raíces feudales y rasgos
de un capitalismo todavía incipiente. No quiero decir
con esto que se abandone ese conocimiento, ni mucho
menos que sea insustancial, pero además de abordar
otras realidades, debemos investigar la propia, de otro
modo nos la pasaremos revisando modelos y evidencias
ajenas, a la vez que añorando seguir un camino que
esencialmente nunca fue nuestro. Apremia forjar el propio
sendero, de no hacerlo, alguien terminará imponiendo el
suyo como cierto. Las capacidades que precisamos para
transformar un territorio, y, en consecuencia, aportar
activamente como profesionales en los procesos de
cambio, no se producen de la repetición mecánica, sino
como resultado de la investigación permanente.
113
escuelas de desarrollo científico y de ciencias aplicadas
a nivel internacional?... Pero ¿para qué molestarse con
estas preguntas incómodas?, ¡es mejor evadirlas!, ¡sigamos
calculando el coeficiente de Gini para ingresos!, ¡continuemos
estimando funciones de crecimiento y sigamos analizando,
como siempre, los mismos fenómenos, con las mismas técnicas
alrededor de la convergencia! Insistamos, con unos ligeros
cambios en las mismas conclusiones. Lo frágil de
nuestra convencional manera de observar el problema
del bienestar no reside en aquello que pretendemos con
el análisis del ingreso, sino en lo que, siendo diferente,
y no menos relevante, excluimos por no expresarse bajo
una medida monetaria. Creemos, de facto y con cierta
inocencia relativa, que todo debe ser cuantificado bajo esa
fatalidad económica indefectible.
24
Schultz fue Nobel de economía en 1979 por sus contribuciones a la
teoría del desarrollo económico y Becker lo fue en 1992 por sus aportes a
la microeconomía sobre las dinámicas del comportamiento de los agentes
económicos en el mercado.
114
sufres de una enfermedad poco común como la anomalía
de Ebsteín?, ¿por qué su investigación es tan restringida?,
¿puede la libertad de mercado generar los incentivos
para producir un medicamento que tiene una demanda
tan reducida? Y en el caso de que sea producida, ¿serán
sus precios accesibles?, ¿tiene el Estado la preocupación
social de política pública para el tratamiento de la salud
de enfermedades extrañas?... De cualquier modo, la
salud es asumida como un problema de mercado y, si
la demanda es intrascendente, esto es, si el número de
pacientes25 es minúsculo, entonces, las opciones en el
mercado también serán limitadas, básicamente porque no
se trata de algo con el potencial para ser rentable de forma
masiva… “Thanks to the health economy for caring for us!”26.
25
Pacientes… Me imagino que se denominan así porque deban tener mucha
paciencia…
26
Y mientras tanto, la vida y la salud se extinguen a la par que esperamos
como respuesta un mayor crecimiento económico. Al respecto Erich Fromm
plantea lo siguiente: “¿estamos frente a un dilema trágico e insoluble?, ¿hemos de
producir gente enferma para tener una economía sana, o existe la posibilidad de
emplear nuestros recursos materiales, nuestros inventos y nuestras computadoras
al servicio de los fines del hombre?” (Fromm, 1968: 11).
115
política, la educación y la organización de la economía
como sistema… Todo eso, su pertinencia, su necesidad,
nos resultan obviedades o extrañezas a las que no queda
mucho tiempo que pueda emplearse entre los afanes y
las tumultuosas ocupaciones del mundo moderno.
116
aquellos que están más de moda… Y de esa forma seguro
tendrás una buena investigación, siguiendo la corriente
de lo que dicen otros, repitiendo lo que encontraron en
condiciones diferentes, copiando y pegando los métodos,
ajustando algunos datos y replicando, tratando de llegar
a las mismas conclusiones… Buscando afanosamente ser
aceptados, estar actualizados, creyendo ser mejores…
¡Debes seguir el estándar, debes continuar y perpetuar los
cánones ya establecidos!, ¡el adiós a la originalidad!
117
empíricos encontraron en una determinada realidad
dada. Sin embargo, existe la propensión a malinterpretar
el rol de las referencias, haciendo de su uso un continuo
tramo de segmentos y un legado de citas de incuestionable
trascendencia que exige replicación obediente. ¡Adiós a la
rebeldía! Existe un problema muy serio a la hora de escribir.
La manifestación evidente de esta práctica se refleja en
investigaciones que constituyen un conjunto de recortes
de papers de otras investigaciones, cita tras cita, trozo
tras trozo de cuanto documento se disponga, ni siquiera
existe una lectura completa, solo se toma aquello que
resulta conveniente, complementas con datos que son
transformados a través de tantos artificios estadísticos que,
pronto se vuelven irreconocibles, y entonces concluyes
lo que concluyeron los demás… ¿Cuál es el aporte de
repetir? Pronto acuden investigadores prestigiosos que
fundaron su reconocimiento en replicar sin un atisbo de
cuestionamiento lo que dijo alguien más. Investigadores que
creen que investigan, investigadores que creen aportar…
118
le costó readaptarse a su mundo convencional después
de la experiencia… Hace falta más investigación de
ese tipo. Investigar poniéndose en los zapatos del otro.
¡Sal a la calle, camina un poco! Sistemáticamente notarás
cómo tus ojos deliberadamente evitan detenerse en
los indigentes, en los ancianos que piden limosna, los
enfermos, los olvidados… Cruzas de acera. Indiferencia
en algunos casos, sobre todo cuando percibes que
no hay peligro. Temor cuando notas en su mirada
el resentimiento acumulado. Miras una vitrina o
simplemente guardas tu móvil. ¡Quieres ver lo que
quieres ver, y eso es lo que te conviene! La economía de
los invisibles, aquellas personas caídas en desgracia y
que mendigan o simplemente se limitan a deambular
por las calles, es trabajada cómodamente a través de
cifras y de una revisión a la literatura, un debate sobre
los conceptos y las prácticas… Y sin vivir el problema
formulas recomendaciones… Trabajas cómodamente en
tu propio cuarto de estudio, resolviendo el problema
haciendo simulaciones. ¡Y que nadie te contradiga!, porque
has publicado artículos científicos, capítulos de libro,
empiezas a ser citado y das conferencias…
119
pero por sobre todo que nos den la razón, nos satisface en
grado sumo que alimenten ese ego nuestro tan definitivo
y correcto, es un símbolo de victoria, de exuberante
coherencia, de lógica indiscutible, lo contrario es admitir
el fracaso y creemos que, perder es malo. En economía
hablamos de bienes y males, de castigos e incentivos,
de egoísmo y altruismo, de mercado y de Estado, de
lo determinístico y lo estocástico, de la racionalidad y
lo emocional… Nos domina lo binario, lo dual, pero el
mundo es más complejo y la economía no necesariamente
es una ciencia humana.
120
relevante es dar satisfacción a los problemas humanos…
Creo, desde mi óptica limitada de economista disidente,
que deberíamos aprender un poco de la economía de
otras especies, algunas de ellas, sino la mayoría, logran
una mejor proximidad al equilibrio natural con su
entorno y no terminan por agotar completamente los
recursos hasta el punto de convertir lo fértil en estéril.
121
fue el primero en formular una idea así. Era más que
claro que se trataba de un hombre adelantado a su
tiempo, economista, médico, filósofo, estadístico,
político, empresario entre otras muchas calidades que
le convertían en un singular personaje en la historia del
mundo humano. Su percepción de la economía como
un sistema orgánico se diferenciaba en grado sumo de
la pretendida forma de análisis mecánico que resultaba
inexorable en la física clásica y, sin embargo, el análisis
de la economía fue llevado a las esferas cuantitativas con
la fe puesta en la objetividad de lo matemático.
122
incuestionabilidad. Inteligencia artificial basada en
algoritmos de aprendizaje permanente, estructuras de
machine learning, minería de datos, programación iterativa,
big data, redes neuronales, constituyen ahora un nuevo
lenguaje, un nuevo método, una nueva ciencia y, la
economía, tal y como la conocemos, empieza a ser obsoleta.
Los economistas de la vieja guardia contratan asistentes
que “dominan” la técnica, los economistas jóvenes parecen
fascinados con la búsqueda de patrones, de algoritmos,
de secuencias, ahora es posible encriptar las monedas y
evadir impuestos… Los viejos profesores que se resisten
al cambio prefieren insistir en las teorías convencionales y,
entre tanto, los premios Nobel de economía son concedidos
a no economistas (lo que en realidad es bastante bueno,
pero no deja de ser una bofetada a quienes viven en una
urna de cristal)30.
123
de traje y corbata?, ¿qué podemos hacer para activar la
dinámica de los neuroreceptores y neurotransmisores
para qué votes por mí?
124
al trabajo, ¡que el jefe no se dé cuenta que estabas atrasado!
Debes almorzar cerca del trabajo, no hay tiempo para ir
a casa y volver, y de vuelta a la oficina. Horas y horas
frente al ordenador, te sientes cansado, quizás enfermo,
pero debes reportar esos informes hoy, ¡a como dé lugar!
Te llevas el trabajo a la casa, trasnochas y, mañana,
una vez más la misma faena, y así, pasan los días, las
semanas, los meses, los años y, la vida… La vida misma
tratada como un producto con fecha de caducidad, y no
hablemos de la precariedad del sistema de pensiones…
Si es que éstas son posibles algún día, justo cuando
seamos tan viejos, que no podamos ya disfrutarlas.
125
bien la tarea, carita triste si no. Y comienza uno a ser
domesticado. Luego la preocupación es la nota y, más
adelante los salarios. Hay algo que está muy mal cuando
permitimos que el aprendizaje, la enseñanza, la educación
y la investigación se reduzcan a un número34.
34
Y no solo se trata de evaluar a los estudiantes con una cifra. Muchos
funcionarios “inocentemente” consideran que los resultados del proceso de
aprendizaje son expresados a partir de un indicador. Este es un problema que
atañe a la hiperrealidad tratada por Baudrillard, reemplazamos el proceso real
por conformarnos con una estadística.
126
esperado tener. Lo primero y más trascendente era que
pudiese ser claro al abordar un tema. Que mi lenguaje
fuese comprensible y que consiguiera la motivación en el
estudiante. Descubrí que eso no es tan simple. El lenguaje
en economía es sofisticado, y uno lo adquiere poco a poco
sin darse cuenta, lo que para uno es ya algo común, para el
estudiante constituye una experiencia totalmente nueva,
y a veces como docentes, lo olvidamos. Y la brecha tiende
a crecer. La cosa es que los profesores, en el caso de ser
juiciosos, leen y releen los mismos tópicos con un enfoque
cada vez más profundo. Se comienza con un texto sencillo
y se avanza a los más complejos. Por supuesto, esta
tarea se lleva a cabo a través de años y años, pero tienes
a un profesor que “conoce” con propiedad, al menos en
teoría, un conjunto de temas. Si es investigador, entonces
intentará averiguar lo qué sucede en un contexto próximo
y, naturalmente tendrá “nuevos resultados”. De esa manera,
cuando ese profesor ha llegado a su punto más elevado,
el encuentro con el estudiante inexperto puede resultar
desastroso.
127
en una permanente crisis, y es probable que en los años
que corren, no pueda evitar contener por mucho más ese
problema. Debemos aceptar que, más allá de pretensiones
universales, los fundamentos de la economía son
dinámicos, son extremadamente sensibles al cambio y,
por lo tanto, su aprendizaje, también dinámico constituye
un reto constante. Debemos ser más humildes. De
seguro, puedes ser el profesor con mayor experiencia,
un notable académico, un investigador consagrado, pero
no puedes perder el vínculo con el estudiante, expresar
junto a él la mayor de las complejidades en los términos
más sencillos, compartir sin egoísmo alguno, el cúmulo
de conocimientos que durante tantos años tardaste en
aprender. Conocer para criticar, criticar para proponer,
proponer para mejorar, y cuestionar, cuestionar todo
cuanto sea posible, todo el tiempo. No tenemos expertos
en economía, de lo contrario, la pobreza y el desempleo
no existirían en el autodenominado mundo moderno.
128
universales. Asumimos por ejemplo que los seres
humanos son racionales… ¿Qué clase de racionalidad
es esa, que admite el deterioro de los ecosistemas y
compromete la sostenibilidad del desarrollo futuro, so
pretexto de salvaguardar el equilibrio de mercado? De
acuerdo con Arrow, la imposibilidad de un equilibrio
a escala global reside en que los individuos poseen
funciones de utilidad divergentes, esto es, el hecho de
que los juicios valorativos que generan expectativas de
felicidad entre las personas son disímiles, razón por la
cual, pretender una situación de bienestar general como
resultado de la suma del bienestar individual no es más
que una utopía celeste.
129
Los primeros años como profesor marcaron para mí un
nuevo curso de aprendizaje, en esta ocasión, tratando de
dirigir el barco a buen puerto. Si en el papel de estudiante
mi pensamiento había contemplado un proceso particular
frente a la ciencia, donde se visibilizaban los primeros
destellos de escepticismo, como profesor se describieron
una serie de episodios de manera no consecutiva. Sin
duda alguna, había una resistencia, un espíritu libertario
que se negaba al sometimiento del tradicional análisis,
sus premisas de base y sus pretensiosas conclusiones. ¿A
quién beneficiaba en última instancia, todo el discurso
económico? Sin embargo, debía volver a estudiar lo que
se creía aprendido, y no solo eso, transmitirlo de manera
objetiva, dejando que el estudiante forme su propio
criterio. Esto último suena muy bien cuando lo escribo,
pero es bastante difícil de llevar a la práctica. Había un
libreto y debía darlo a conocer, aun cuando esto mismo
implicaba guardarme mis propias percepciones, que
en todo caso, podían ser muy subjetivas, pero no se
trataba de un curso de lo que yo pensaba, sino de una
clase con contenidos muy específicos, la cosa era ¿qué
tan objetivos son los manuales de texto?, a juzgar por la
forma en que estaban desarrollados, uno suponía que el
autor o autores habían sido ungidos por una revelación
de magnitudes divinas, que les permitía explicar
fehaciente, rigurosa e impecablemente las agendas más
polémicas del análisis económico. Con frecuencia me
preguntaba ¿qué era lo que sabía?, ¿si no fuese profesor
de economía, entonces a qué me dedicaría?... Mi método,
por llamarlo de alguna manera, consistía en explicar el
tema de la forma más sencilla posible, retomaba una y
otra vez, los planteamientos conceptuales y teóricos,
me ayudaba de gráficas y luego, planteaba los modelos
y procedíamos a construir y analizar los resultados
después de los ajustes requeridos. No obstante, insisto,
era un replicador y entonces, fue cuando decidí
investigar por cuenta propia, leer todavía más y,
reflexionar permanentemente.
130
¿Quién te enseña a ser un buen profesor?, ¿cómo se
aprende?, ¿cómo estar seguro de estar haciendo bien
la tarea? Evidentemente, sería demasiado pretensioso
de mi parte señalar que tengo las respuestas, tal vez,
solo tengo un par de sospechas. No obstante, creo que,
en la búsqueda de las mismas, subyacen dos aspectos
trascendentes: el primero, es que es un asunto de
voluntad, me refiero a que, los buenos profesores que
he conocido, no están seguros de serlo, y perseveran
continuamente para mejorar en sí mismos, no se trata
de una competencia, mucho menos de exhibir algo a los
demás. Los buenos docentes no se conforman con lo que
ya saben, siguen estudiando asiduamente, incentivan
el estudio en otros y plantean interrogantes y tesis que,
son muy interesantes, polémicas, agudas, críticas, y
sobre todo necesarias; eso promueve la investigación.
Lo segundo, y más relevante aún, estriba en el contacto
con los estudiantes. Entre las partes existe una sinergia
delicada que no debe descuidarse, pues entraña una
comunidad de pensamiento en torno a aprender.
Contar con un profesor que motive a los estudiantes,
es tan importante, como que los estudiantes motiven
al profesor, es una relación indisoluble, interactiva y
permanente, pero no es una relación excluyente, pues
atañe el propio mundo circundante. No se puede
pretender un concepto, una teoría, una estadística,
desconociendo a la comunidad que la demanda, la
historia nos ha demostrado en más de una ocasión, que
la exclusión es el peor de los males, pues constituye la
negación de oportunidades como sociedad.
131
esencial, la vida tiene varias formas de enseñarnos a
vivir, algunas son agradables y otras desgarradoras.
Pienso que la tarea de un profesor reside en alimentar
la confianza del estudiante en sí mismo, en afianzar la
capacidad de cultivar su propia mente y en apoyar su
espíritu investigativo. Debemos comprender que, al
menos en economía, no existen respuestas absolutas, la
historia del pensamiento económico es la historia de las
contradicciones sociales, de las discusiones alrededor
de un concepto, de una idea, el registro de nuestros
fracasos, de nuestras oportunidades, de nuestros retos
y dificultades. No debemos coartar las ideas de las
jóvenes mentes, su cosmovisión, sus posibilidades, sus
perspectivas; por el contrario, debemos impulsarlas,
las respuestas que hemos buscado afanosamente están
allí, no será de las viejas ideas, y su inerte repetición lo
que nos permitirá opciones de cambio para el futuro, de
existir, en esta carrera cada vez más afanosa contra el
tiempo, las alternativas que demanda el mundo presente,
ellas pertenecen a las ideas de las nuevas generaciones.
132
es que fuera un mal estudiante, se trataba simplemente
de un problema de visión. Años más tarde, con un par de
lentes encima, todo fue claridad. Cuando uno empieza
a comprender un fenómeno complejo, hay una senda
difícil que caminar. Una vez me había graduado, empecé
a estudiar por mi propia cuenta, es el trayecto de un
docente. La gente piensa que todo lo sabes, pero no es
cierto, a veces puede suceder que te habitúas a la forma
cómo se aborda un tema, a pesar de experimentar un
relativo inconformismo con la respuesta. A veces, un
tema te agrada, y no puedes evitar apasionarte. A veces,
algo complejo, en lo que no es fácil que alguien pueda
ayudarte, implica trasnochos y una dedicación obsesiva
que, pocos advertirán en clase, y desde luego, también
tienes temas que te aburren.
133
Uso cualquier cantidad de programas computacionales,
me resulta atractiva la interfaz, aunque en los últimos
años me he inclinado por instrumentos de software
libre que sean ampliamente utilizados y reconocidos.
Cuando puedo, elaboro videos que subo a YouTube y,
para mi sorpresa he tenido un público local, regional e
internacional que, frecuentemente me consulta sobre
temas varios. Ahora, con la red es fácil pertenecer a grupos
de trabajo en diferentes áreas, y es posible compartir gran
variedad de documentos y aplicaciones.
134
en mi caso, puedes permitirte una autocrítica que, es
menos frecuente en los buenos tiempos y, eso me animó a
escribir este pequeño texto. Ahora, puede ser destrozado
por las “autoridades académicas”, sin embargo, algunas ideas
quedarán en las mentes inquietas de jóvenes estudiantes.
135
creer que los estudiantes estudian, y a su turno, algunos
estudiantes pueden presuponer que los profesores
preparan sus clases. Los profesores con frecuencia,
creemos que sabemos y asumimos que lo que creemos
saber es esencialmente adecuado, en efecto, a nadie le
agrada advertir la posibilidad de tener que admitir que,
lo que tanto le ha costado estudiar en el tiempo y en el
espacio sea incorrecto, así que pretendemos, además que
nuestros métodos de trabajo son válidos e infalibles y que,
los estudiantes pueden comprender de la misma forma
que lo hicieron sus profesores. Además, inferimos que los
estudiantes tienen a su disposición ventajas heurísticas en
el acceso a la tecnología que reducirían la complejidad en
el acceso al conocimiento, suponiendo convenientemente,
que las bases se mantienen constantes. ¡Oh!, ¡aguarda!,
¡esa “ventaja” también es de los profesores! De otra parte, los
estudiantes asumen que sus profesores saben, del mismo
modo, que se espera que conozcan los mejores senderos
conducentes al tan pretendido conocimiento. Los
estudiantes aguardan justicia por parte de sus profesores,
por ejemplo, a la hora de evaluar, y/o considerar un proceso
evolutivo de aprendizaje y análisis cognitivo, pero como
puede sucederle al más simple de los humanos sobre esta
tierra, nuestras expectativas pueden no ser tan reales36.
136
Después de derivarla busca la tangencia con la pendiente
de la restricción presupuestal, que viene dada por los
precios relativos. Una vez se efectúa este procedimiento, es
posible encontrar las cantidades exactas de los bienes que
satisfacen las condiciones del ejercicio y que garantizan
la existencia del equilibrio. El resultado es comprobable a
nivel matemático, y lo que efectivamente sucede es que se
avanza en la complejidad, con más y más ejercicios, luego se
pasa al tema siguiente. ¿Qué sucede si nuestro profesor de
microeconomía es también empresario?, ¿cómo es percibido
por los estudiantes? Digamos que es el tipo de persona
que gusta de las complejidades cualitativas y cuantitativas,
pero también, se apasiona por la praxis, esto es, desarrolla
varios emprendimientos que terminan siendo exitosos.
137
Desde luego, para mí es difícil disentir, porque creo que
ser profesional es profesarse a la comprensión de un
problema humano e incluso planetario. Pero, todo se
complica, cuando en el mismo debate usted escucha a un
estudiante decir lo siguiente:
138
paribus”, nuestra respuesta es un poco más que sesgada
y la probabilidad de llegar al absurdo se incrementa
sustancialmente.
139
El segundo caso, proviene de una anécdota que me contó
una estudiante en Bogotá. Me encontraba en una pequeña
cafetería y una chica de últimos semestres se sentó conmigo.
Lucía algo preocupada y entonces me dijo:
140
poco más sutil, ¿cierto?
- Si profe, el punto es que él no tiene ninguna publicación…
-… (Silencio prolongado).
- Ese es el punto profe, no me parece ético que un docente que
dicta investigación nos exija que investiguemos y publiquemos,
si él mismo no lo hace…
- ¡Tienes razón! Ahora mismo recuerdo un poco algo que dijo
uno de los profesores que más admiro, porque a pesar de ser
muy cualitativo, es muy analítico y se preocupaba porque
los estudiantes podamos pensar, para ello nos recomendaba
lecturas y efectuar ensayos. él dijo una vez, algo que me
parece muy cierto:
141
“Durante más de 30 años he trabajado haciendo consultorías de
todo tipo. Comencé asesorando pequeñas empresas familiares
y conforme avanzaba mi conocimiento, quienes solicitaban
mis servicios eran medianas estructuras productivas. En el
último quinquenio he trabajado intensamente con consorcios
internacionales que han precisado de mi conocimiento
constantemente. A partir de ese punto, también fui contactado
por algunas universidades prestigiosas de la región. Deseo
señalar claramente que, en todos los casos, no era desconocida
mi experiencia laboral y mis facultades, cuando me ofrecieron
la posibilidad de hacer docencia, fue precisamente por mi
habilidad para interactuar con el sector real de la economía, en
un contexto donde los modelos de formación de las instituciones
educativas colapsan al producir una descomunal e ingente
cantidad de profesionales sin la posibilidad de conseguir
empleo. Por supuesto, todo es susceptible de interpretaciones
y reinterpretaciones. Un estudiante que no se compromete,
falta a la mayoría de mis clases y eventualmente pierde la
materia, después de que en vano intenta sugerir desesperadas
alternativas para aprobar, justo cuando ya no vienen al caso,
puede pensar que mi conducta es moral y éticamente incorrecta,
e intentará encontrar flaquezas en otros, evadiendo las propias.
Sin embargo, les pido que consideren los hechos y, de seguir
pensando lo mismo, no tengo ningún reparo en asumir las
consecuencias derivadas de mis actos. Lo primero que me
gustaría decir es que, en mis clases todo gira en torno a casos
reales, estados financieros, gobernanza corporativa, medición
de valor empresarial, inteligencia y heurísticas del mercado,
manejo de cartera, ¡en fin!, una amplia cantidad de tópicos. Un
estudiante que termina la práctica empresarial conmigo, puede
trabajar en mi consultora si lo desea o, si prefiere, puede asociarse
con otros y formar equipos asesores. ¿Por qué?, ¡simple!, se
trata de situaciones del contexto, bajo las cuales enseño a otros
mi propio oficio. Los estudiantes perfectamente pueden ser mis
propios competidores y lo saben bien, porque en clases no me
guardo nada, todo aquello que sé, lo transmito didácticamente.
Para finalizar, debe comprenderse que siempre interactúo con
el sector real, y el trabajo de los estudiantes es una extensión
142
del mío propio que se interrelaciona en dos mundos que son
indisolubles. La empresa y la academia”.
143
vuestro propio futuro, pero debéis empezar a forjarlo, ¡haced
uno bueno de una vez entonces!”.
144
sus decisiones con base en la información y la experiencia38.
- Si la información fuera falsa, pero las personas pensasen que
es verdadera, sus actos estarían condicionados a esta última
creencia, ¿cierto?
- Desde luego, pero con posteridad se darían cuenta de ello,
aprenderían y ajustarían racionalmente sus nuevas expectativas
de cara al futuro.
- Pero para ello, los individuos deberían equivocarse, de otro
modo no aprenderían de sus errores, ¿correcto?
- En efecto. En el caso de un estudiante confiado, suponemos
que la información que tiene es incorrecta, asumamos por
ejemplo que piensa que su profesor preguntará lo mismo que el
semestre pasado. En teoría, el estudiante habría repasado lo que
creía que se le preguntaría, pero con posteridad, al darse cuenta
de su error, sabría que debe estudiar más porque el profesor
cambia las preguntas, y aun cuando no lo hiciera, en economía
es muy común que cambien las respuestas, por lo tanto, su
probabilidad de equivocarse se reduce al mejorar su curva de
aprendizaje con la nueva información disponible.
145
me puse juicioso a partir de algo de economía experimental.
- Temo que no le comprendo muy bien, ¿a qué se refiere?
- Bueno profe, es que usted alguna vez nos explicó el tema de
las expectativas racionales y yo identifiqué que si la información
podía hacer que la gente actuara de una manera, antes de saber
que podía equivocarse, entonces como fruto de esa especulación
alguien podía obtener ventaja de ello.
- Correcto, eso sucede con quienes hacen especulación.
- Si Profe y yo lo llevé a la práctica.
- ¿Cómo así?
- Antes que se vaya a poner bravo, debo decirle que me ajuicié,
era muy inmaduro en esa época.
- ¿Qué pasó?
- Resulta que al semestre siguiente teníamos un examen muy
difícil, y teníamos muy poco tiempo. Usted sabe que a veces,
algunos profesores dictan muy a prisa y, la verdad es que
teníamos demasiados temas y la probabilidad de que nos fuese
bien era muy pequeña.
- ¿Y no podían pedirle más tiempo al profesor?
- Nos daba mucha pena profe. Resulta que yo recordé lo de las
expectativas racionales. Entonces un buen día me miré fijamente al
espejo. ¿Usted ha visto Taxi Driver de Robert De Niro?
- Si, ese es un clásico del cine.
- Yo me autoconvencí frente al espejo de que habría una
protesta en la universidad el día del examen, lo hice con tres
días de anticipación, para mi fortuna, hacía poco de lo que se
habían suscitado algunas manifestaciones. Entonces tomé mi
celular y llamé a varios amigos y les dije: ‘¿si se enteraron?,
¿cierto que sí?, unos amigos míos me dijeron que se vienen
unas protestas muy fuertes en la universidad, parece que serán
muy, pero muy grandes. ¿Ustedes se imaginan quedarnos
atrapados en medio de esos gases tóxicos?, yo no creo que
vaya a ver examen’. La idea era hablar con el profe mientras el
murmullo se emancipaba, y entonces, justo el día del examen,
se suspendieron actividades porque se había considerado una
medida preventiva. Lo realmente curioso es que un amigo de
otra carrera me llamó para decirme que tuviese cuidado porque
se iba a organizar una protesta muy, muy grande.
146
Si me preguntan sobre esto último, aún no me lo puedo
creer.
147
casas, campos y ciudades, nuestro territorio todo, con
aquello que está escrito en las páginas de un libro que se
abstrae totalmente de la realidad. Mucho de lo que leemos
ha sido escrito bajo el confort que ofrece una biblioteca, un
estudio, un ordenador, bajo la celosa mirada cómplice de
un escritorio, bajo la convicción de aquel que considera
tener la razón basado en su propia experiencia, su propia
exegesis del mundo, bajo el ojo que asiente como cierto
aquello que comprende, y que se provee a sí mismo de su
propio cenit intelectual; pero ese particular ejercicio, debe
ser analizado a la luz del tiempo, el espacio y nuestra muy
especial forma de pensar y percibir lo circundante, lo que
puede advertir particularidades que hacen inapropiada
la aplicación mecánica y cuadriculada de una receta,
sobre todo, cuando el paciente no ha sido diagnosticado
con absoluto rigor, pues el economista, que funge aquí
como el más arrogante de los médicos no cree necesario
auscultar más, pues todo lo sabe, y basta con prescribir un
remedio universal que no es objetable.
148
que, desafortunadamente, caracterizan nuestra sociedad
como la conocemos39. Lo entendía y lo aceptaba, pero
inmediatamente pensaba cómo habría sido mi vida, por
ejemplo, si hubiese hecho caso a mi padre y hubiese sido
reclutado en las filas del ejército o la policía. ¿Tendría
más estabilidad laboral?, ¿habría podido estudiar
alguna carrera profesional?, ¿me jubilaría mucho antes?,
¿podría haber desarrollado mi potencial intelectual
de otra forma?... Lo cierto es que vivo en un país y en
un momento histórico, donde políticos corruptos,
empresarios inescrupulosos, líderes militares ostentan
remuneraciones descomunalmente inconmensurables, en
comparación con aquellas que corresponden a la dignidad
de un profesor. Alguien que además de tener la voluntad
para la docencia, debe estudiar mucho, poseer cursos de
especialización, maestrías, doctorados y posdoctorados.
La mayor parte de las veces, esa formación corre a cargo
de la misma persona, por lo tanto, trabajar y estudiar se
vuelven actividades constantes (con el potencial de ser
excluyentes), y en efecto, el desgaste físico, emocional e
intelectual es mayor. A veces la cosa se complica porque
para estudiar se debe abandonar a la familia e incluso el
trabajo. La decisión implica abstenerse de invertir en una
actividad productiva, cambiar a un mejor auto o tener
casa propia. El problema es que estamos hablando de las
condiciones de aquellos individuos que orientan a las
generaciones que habrán de venir para el futuro.
39
A propósito, en el film de 2015 intitulado The big short, basado en el libro
homónimo de Michael Lewis (2010), el personaje de Ben Rickert inspirado en
Ben Hockett señala lo siguiente: “si acertamos, las personas pierden su hogar,
pierden empleos también, pierden fondos para el retiro, pierden pensiones. ¿Saben
qué odio de la banca? Reduce personas a números como este: ¡cuando el desempleo
sube 1% mueren 40.000 personas!”(McKay, 2015).
149
se compara lo que se “invierte” en defensa o en
“gastos de funcionamiento”. Si quienes nos dirigen, aun
cuando saben de los beneficios que trae para una
sociedad el acceso irrestricto a las oportunidades
de educación e investigación, insisten en focalizar
la mayor cantidad de esfuerzos en áreas diferentes
como la demanda de productos bélicos o las primas de
funcionarios corruptos, lo que uno puede deducir es
que, definitivamente, además de hacer evidente que el
interés particular se sobrepone al general, existe cierta
cuota de perversidad. La vida de un profesor, al menos
en ese contexto, no es lejana al sacrificio. La otra opción
es levantar el vuelo y buscar mejores avistamientos,
lo que se traduce en una fuga de cerebros de la que
otras latitudes que privilegian más profusamente la
inteligencia terminan beneficiándose.
150
la ropa y atiende el cultivo y los pequeños animales. Se
va poniendo la tarde y los años implacables consumen
los pocos arrestos que le quedan, y lo sabe, cada instante
es consumido inevitablemente. Todos los días la misma
faena. Campesinos que enfrentan el frío de la lluvia y el
intenso calor mientras trabajan en la chagra. Personas
que tratan sus enfermedades con remedios caseros, gente
buena y honesta que se saluda aún sin conocerse, que
tiene cayos en las manos, heridas en el cuerpo y en el
alma, pero sonríen. Espíritus incorruptibles que labran la
tierra heredada por sus padres. Gente que nace, crece, se
reproduce y muere en medio de la pobreza y el olvido.
Tratados como una estadística más que no recibe ninguna
ayuda estatal o consideración del mercado. Personas
humildes que no le hacen daño a nadie, pero que son
excluidas por un sistema cuyas bondades funcionan para
unos, mientras asumen una carga impuesta por otros.
No tienen un salario mínimo, no hay contrato laboral, ni
cubrimiento de servicios de salud, ni mucho menos un
programa de pensiones. No hacen parte de una política
agraria, ni de un plan para transformarlos en exportadores
a gran escala, ni estrategias concretas para convertirlos en
trabajadores formales.
151
promedio. Si suponemos que Bezos tiene buenos hábitos
alimenticios, hace deporte y duerme cómodamente,
podría vivir hasta los 90, quizá un poco más. ¿En qué
gastaría un ser humano tanto dinero? Cohetes espaciales,
un jet privado, casas, una colección de lujosas piezas
automotrices, museos…
152
del conjunto de episodios psicóticos, la esquizofrenia se
constituye en una patología que contiene un componente
neurológico, lo que se traduce en que el cerebro de las
personas experimenta cambios y se caracteriza por la
presencia de síntomas psicóticos ante la crisis que se refleja
en las alucinaciones, los delirios o el desorden conductual.
40
¿Cuándo un individuo se percibe a sí mismo como un experto? En
Psicología, esta situación atañe al denominado efecto Dunning-Kruger
(1999). Justin Kruger y David Dunning de Cornell University, publicaron
en el Journal of personality and social psychology, un artículo intitulado
“Unskilled and unaware of it: how difficulties in recognizing one’s own
incompetence lead to inflated self-assessments”, donde señalan la posibilidad
de que los individuos negligentes sobreestimen sus capacidades intrínsecas
frente a un determinado razonamiento o situación y, por lo tanto, asuman
conductas que obnubilan la capacidad de cuestionar su propio juicio, así
como las consecuencias derivadas de sus actos. De otra parte, Kruger y
Dunning sugieren que, aquellos individuos con preparación y experiencia
suficientes, tienden a subestimar el alcance de sus acciones.
153
Uno de los problemas más esenciales que los
economistas debemos atender descansa en salir de
la hiperrealidad. Nuestra esquizofrenia conjunta y
contagiosa pretende la incapacidad manifiesta de separar
la realidad de la ficción. Creemos que nuestras teorías,
métodos, cifras y políticas compilan por sí mismas lo
cierto, pero se constituyen en una simulación, en una
interpretación que se alimenta a sí misma y perdura
en la consciencia colectiva. En “Del rigor de la ciencia”41
de Jorge Luis Borges se relata la pretensión de los
cartógrafos por hacer mapas que guardaran las mismas
dimensiones de la provincia o del imperio, pero esa
ilusoria perfección es incapaz de sobrevivir por mucho
tiempo. La lluvia y el sol destrozaron por completo la
creencia de un modelo perfecto que fuera una quimera
fantasmagórica. Mientras la física, o la biología, entre
otras ciencias, cada tanto tienden a revaluarse, en
economía somos un poco más insistentes. El miedo a
la realidad no es el único problema, también lo es la
aceptación y el conformismo. Despertamos temprano,
vamos al trabajo y regresamos cansados a casa. Apenas
si tenemos tiempo para los nuestros. Los economistas
explican con lujo de detalles lo que sucede con miles de
millones de personas alrededor del mundo, saben con
exactitud lo que debe hacerse, realmente es una pena
que no puedan prevenir las crisis. Aceptamos que Jeff
Bezos, Bill Gates o Warren Buffett sean descomunalmente
ricos, de la misma forma que admitimos, con la mayor
tranquilidad e indiferencia posible que Sudán, Malawi
o Mozambique sean naciones con los mayores niveles
de pobreza monetaria de la historia. ¿Qué hacemos los
economistas?... Sin duda, dedicamos energía a un trabajo
ciertamente complejo, comparable por ejemplo a la obra
de Wassily Kandinsky o Pablo Rey y, por supuesto,
recibimos premios que exaltan tan encomiable labor. La
cuestión aquí, no se trata de la belleza de la economía,
41
Extracto incluido en el Hacedor, publicado en 1960.
154
del entretenimiento y la fascinación que nos produzca esa
fina agudeza de los sentidos al contemplar la exuberancia
de un modelo, de un planteamiento teórico impecable, el
problema son sus resultados prácticos. Mientras el mundo
real afuera se debate en el caos, nosotros contemplamos la
economía como la exquisitez de una obra de arte.
42
Aprovecho para recomendar el texto intitulado “The Mystery of the Vanishing
Benefits: Ms. Speedy Analyst’s Introduction to Evaluation”, escrito por Martin
Ravallion para el Banco Mundial. En este texto se narra la experiencia de Ms
Speedy a la hora de comprender las complejidades de política pública, encontrando
que más que un proceso estándar, se trata de un estudio de lo particular.
155
general se caracteriza por seguir los lineamientos de la
formulación. A lo que hago alusión reside en la lectura
de la comunidad a la que se pretende beneficiar. Para
colocarlo en términos didácticos, un pediatra tiene la
fundamentación médica para conocer el funcionamiento
del cuerpo humano, pero además tiene la habilidad para
interpretar el comportamiento de un niño e identificar
lo que le sucede, y es fruto, de ese conocimiento, el
éxito que pueda obtener tratando una enfermedad. Los
economistas tomamos las teorías que más nos gustan,
los métodos que mejor dominamos, construimos cifras o
las recolectamos… y sin conocer al paciente, recetamos.
Por supuesto, no todos los economistas se comportan
así, es claro que no podemos caer en generalizaciones,
pero hay una clara tendencia a diagnosticar, evaluar,
recomendar y hacer análisis post mortem sin conocer
lo que piensa la gente. Para la muestra, solo vea el
canal de noticias y entérese si el gobierno utilizó algún
mecanismo de consulta popular para implementar la
última reforma tributaria y las que vienen. Lo peor de
todo, es que siempre encontraremos un economista
de saco y corbata justificando técnicamente las
bondades de una medida humanamente cuestionable.
156
suficientes. Evadir el problema del desempleo o la calidad
del empleo, suponiendo que las sobrevaloradas fuerzas
invisibles del mercado, lo posicionan en el cenit de la
optimización, parece adscribir una devoción religiosa
que pretende obviar a miles de cientos de personas
esperando por una oportunidad real, mientras usted
sugiere que no hay nada de lo que preocuparse, porque
todo estará bien, laissez faire, laissez passer.
157
¿Quiénes desarrollan los lineamientos de la política de
investigación científica y social?, ¿acaso políticos corruptos
que pretenden utilizar los exiguos recursos como pago
de favores personales?, ¿funcionarios burocráticos que
nunca han efectuado una investigación en la vida?,
¿financieros que deciden qué proyectos son susceptibles
de financiamiento y cuáles no?, ¿excéntricos investigadores
que rechazan todo aquello que sea diferente de lo que
piensan?, ¿temerarios legalistas que ponderan con mayor
severidad los vicios de forma de cualquier propuesta
existente? Como respuesta surge, en la actualidad, una
peligrosa tendencia a exhibir… ¡Publiquemos lo que sea, pero
publiquemos!, ¡es que necesitamos desesperadamente darnos a
conocer!, ¡mira!, ¡somos los que más producimos!, No es que
con esto generemos transformaciones sociales, ¡pero nos
damos a conocer internacionalmente!, Nuestro centro de
investigaciones, ¡es sin lugar a dudas, el mejor! Y aparecen
los escalafones y las clasificaciones, las tipologías y las
estratificaciones por investigador. Nos obsesionamos con
las convocatorias y nos inscribimos a ellas meticulosamente,
bajo la promesa de acceder al financiamiento de lo que a
otros interesa. Terminamos haciendo investigación por
cualquier cantidad de requerimientos y presiones, en lugar
de hacerla por convicción, pertinencia y/o necesidad. Lo
mismo sucede con el proceso de enseñanza aprendizaje.
En lugar de estudiar y aprender, puedes ver cómo los
procesos se convierten en rellenar cualquier cantidad
de insospechados formatos, como evidencia directa o
circunstancial de la calidad educativa, rutas kafkianas
que promueven el desarrollo discursivo de la importancia
de la educación, mientras en realidad, restan dedicación
y esfuerzos a la praxis concreta, excluyendo la mayor
parte de las veces, a los estudiantes de las decisiones
trascendentes, todo como siempre, muy conveniente.
158
la escuela más costosa y tendrás profesores particulares,
de acuerdo con tus afinidades y talentos. Entonces
aprenderás inglés, francés y mandarín. Podrás tocar
piano desde temprana edad y conocerás rápidamente
otras ciudades. Tendrás tu propio vehículo y asistirás a
las fiestas de una élite43. Accederás a una Universidad
prestigiosa y harás entrañables y estratégicas amistades
que, más adelante, serán relevantes para reafianzar tu
posición laboral en un consorcio multinacional donde
eres el gerente financiero de la filial para América
Latina y el Caribe. Entonces opinarás sobre el clima de
la economía y, darás conferencias de cómo es posible el
éxito en los negocios a partir de estudiar y trabajar duro.
Pero si, de casualidad, la lotería del nacimiento te arroja
cerca del culo del mundo, entonces descubrirás con
terror y amargura que, por mucha hambre que tengas
no hay nada para comer, verás a tu madre angustiada,
te preguntarás por la ausencia de tu padre y, luego
aprenderás a sobrevivir, aun cuando lo que tengas que
hacer sea ilegal. No podrás estudiar y eso limitará tus
oportunidades, así que intentarás superarte en el crimen
y la violencia, y de tener éxito, entonces serás perseguido
hasta la muerte. De fracasar, entonces serás un indigente
más y te habrás resignado a ser tratado como algo
aborrecible, algo despreciable como “el extraño” o “el
intruso” de Howard Phillips Lovecraft44. Estos extremos
fatalistas nos permiten comprender la compleja sinapsis
del pensamiento, pero la economía supone que, ya sea
por la transparencia de un Estado benévolo o, por la vía
del libre mercado, el destino de la humanidad está más
que garantizado.
43
En el capítulo 14 denominado “El descubrimiento de la ignorancia”, Yuval
Noah Harari (2013), sugiere que la investigación científica se produce como
principio y fin de intereses políticos y económicos esencialmente.
44
El extracto se encuentra en el texto intitulado “The Dunwich horror and
others – The best supernatural stories of H. P. Lovecraft”, publicado en 1963 por
August Derleth. “El extraño” o “el intruso” constituye la última pieza de la obra,
bajo la denominación original de “The Outsider” publicada en 1921.
159
Cuando los resultados de las pruebas efectuadas por mis
estudiantes no alcanzaban lo que esperaba, me enfadaba
con ellos, les reclamaba. Al final, la gente respondía,
pero algo estaba fallando. Ahora entiendo que estaba
cometiendo un error. Por mucho que uno se apasione
con su trabajo debe entender que, al menos en parte, el
producto obtenido en una asignatura también le compete
al profe. Alguna vez, alguien me dijo que las cosas más
trascendentes para un ser humano las aprende de sus
padres o, de quienes hacen las veces de padres, y es
precisamente eso lo que más perdura en el tiempo. Debes
dar algo de confianza, es complicado porque no puede
ser demasiada, los excesos, por lo general, no conducen a
nada bueno, pero tampoco debe ser insuficiente, porque
las personas no preguntarán sobre las dudas que tienen.
No digo que haya una confianza de equilibrio, porque
además cada grupo es diferente, pero a lo largo de estos
años he aprendido que ser receptivo, tranquilo, explicar las
cosas más complicadas con tiempo, abordar desde varios
enfoques, interactuar y ser atento, ayuda mucho. “Podemos
ser pobres, pero no podemos darnos el lujo de no ser inteligentes”.
La historia de la existencia misma, es la historia de las
oportunidades. La vida, bajo cualquier connotación en
que sea expresada, es el resultado de la oportunidad, por
eso existen tantas especies, todas diversas y que, admiten
prolongados periodos de tiempo para adaptarse al cambio.
Todo esto de lo que he hablado atañe a mi experiencia
docente, en efecto, lo que nunca le decimos a los
estudiantes es que nosotros también lo somos, tenemos
inquietudes y guardamos la mar de insatisfacciones, en
mi caso me había limitado de expresarlas públicamente,
hay algo de redención en este proceso, porque algunas
veces uno siente que debería interactuar más con la
gente, en mi caso eso me cuesta un poco. La docencia
me ha permitido aprender a dudar de lo que sé, en los
últimos años, conforme iba madurando mi pensamiento
me volví cada vez más escéptico y, sin embargo, notaba
cómo mis colegas se especializaban cada vez más profusa
160
y decididamente en aquellas áreas del conocimiento que
les resultaban fascinantes a la par que desafiantes. Un
maestro que admiro mucho me aconsejaba que debía
especializarme. He tenido una constante a lo largo de la
docencia, y ha sido la econometría, ella me ha servido
para vencer mis temores a lo cuantitativo, para ser
autodidacta, para investigar y cuestionar los propios
métodos y aquello que creo que he aprendido. Sin
embargo, me sucede lo que le sucedía a mi profesor de
econometría de la maestría. él me decía algo así como:
161
en otras instituciones. Ahora comienzo a notar que no he
sido tan malo como pensaba, aunque mi participación
en ese complejo proceso sea más bien muy limitada.
Otros estudiantes se graduaron y trabajan en cargos
directivos o técnicos sobresalientes por su complejidad
y dedicación, incluso en otros países. También sé de un
grupo relevante que estudia por fuera con el apoyo de
becas que obtuvieron a partir de su propio esfuerzo,
algunos inclusive han alcanzado las titulaciones de
doctorado y menciones de excelencia académica. A veces
uno no sabe por qué razón el camino que se recorre tiene
esas singulares características, pero luego de recorrerlo
un poco y regresar la mirada, creo que el balance de todo
esto que les he contado ha valido mucho la pena.
162
trabajarlas complementariamente con otras ciencias
igualmente necesarias.
163
la teoría que intenta plasmarlos, las contradicciones
subyacentes en una sociedad que se expande mientras
se vulneran valores culturales, ¡en fin!… Y aun cuando
no es para nada fácil, conozco buenos profesores a los
cuales, a pesar de la adversidad y del cambio, mantienen
intacta su convicción, más que en la vana pretensión de
estar en lo correcto, en el hecho de que la educación, la
investigación, la enseñanza y sobre todo el aprendizaje
conjunto con los estudiantes, se constituye la esperanza y
la sustancia para enfrentar los retos del mundo moderno.
164
hallar preguntas más desafiantes y precisas al intelecto,
con mayor trascendencia que aquellas que torpemente
pudimos formular en el pasado.
165
hora de erradicarla, vale la pena considerar si la pobreza
no reside también en nuestras mentes. En medicina, la
humanidad ha encontrado tratamientos a enfermedades
sumamente terribles como la tuberculosis, la viruela,
la peste negra, el AH1N1, la gripe española, entre otras,
y sin embargo, como fruto de un esfuerzo colectivo en
términos de investigación aplicada, la persistencia y en
muchos casos, la revisión de las bases mismas de la ciencia,
hicieron posible encontrar una cura, un tratamiento que
implica salvaguardar innumerables vidas. La pobreza es
el resultado de nuestra particular forma de concebir el
mundo, igual que como antes, nunca he visto una hormiga
en condición de pobreza, su tratamiento sin embargo, me
parece que no puede venir única y exclusivamente de la
economía o de las ciencias económicas actuales, esto es
pretensioso y ha sido por demás insuficiente, la pobreza
significa exclusión de oportunidades y es mucho peor que
una enfermedad biológica porque puede producir el agente
liberador y, sin embargo encontrar la cura generando
restricciones para quienes la necesitan.
166
especie, se traducen en desigualdades sociales que
se niegan a desaparecer al día de hoy. Las primeras
disertaciones universitarias estaban relacionadas con
la interpretación del Corán, las lenguas, la química, el
derecho islámico, la historia, la astronomía, la gramática,
la geografía, la medicina, y la música, todas estas ramas
del conocimiento que fomentaron en el espíritu de
Fátima al-Fihri una visión de desarrollo para la vida.
167
la ética podía ser compatible con los procesos de
producción e intercambio bajo la existencia de un
precio justo. John Stuart Mill que exaltó el papel de la
libertad en un contexto global de esclavismo. Nicolas
de Oresme quien se destacara por el estudio de la
oferta monetaria. Podríamos advertir, igualmente, a
Tomás Moro y sus conceptos sobre la propiedad y el
egoísmo. Thomas Mun quien sugirió la relevancia de
las exportaciones dentro de la generación de riqueza
y el papel de los precios en una economía competitiva.
Sir William Petty de quien hemos ya descrito la
preocupación por el rol desempeñado en el factor
trabajo y su incidencia máxima en el análisis productivo.
Richard Cantillon cuya reflexión sobre la velocidad de
circulación del dinero, lo llevó a establecer la conexión
con el crecimiento de los precios. François Quesnay,
el otrora padre de la economía, médico y proponente
de la tierra y las actividades agrícolas como el motor
del desarrollo social. Todas estas mentes y muchas
más, que lastimosamente se me escapan, actuaron bajo
las dificultades propias de su tiempo, en contravía
de la ignorancia y la incertidumbre, bajo la creencia
subjetiva de hacer lo correcto en pro del bienestar
común. Ese esfuerzo no es para nada desdeñable, pero
aún las contribuciones más recientes de los espíritus
más excepcionales deben aceptar con humildad que
no poseemos respuestas definitivas, absolutamente
todo es susceptible de ser cuestionable y en especial,
el reclamo de la sociedad toda, desde el más erudito al
más ignorante, del más joven al más anciano, del más
exitoso al más fracasado, del más trabajador al más
desocupado, de todos nosotros es:
168
CAPITULO III
De economía y otras
pa r a d o j a s
169
170
De economía y otras
pa r a d o j a s
“... Y después de advertir el daño que sobre el planeta infringió durante tanto
tiempo su propia especie, descubrió insólita y abrumadoramente que el virus
que intentaba aplacar se procuraba asilo en su propia humanidad”.
46
A propósito, León Tolstói señaló en 1894 que, “se puede explicar al hombre más
ignorante las cosas más abstractas, si él de ellas aún no tiene noción alguna; pero no
se puede explicar la cosa más simple al hombre más inteligente, si él está firmemente
convencido de saber muy bien lo que se le quiere enseñar” (Tolstói, 1894: 28).
171
prestablecido, es un intento vano y por demás equivocado
de abordar el análisis de la economía; pero tal y como lo
dijera Alejandro Gaviria, Alguien debe llevar la contraria.
172
subsistir. Si tenía hambre bastaba con ascender por el
tronco de un árbol y hacer caer algunas cuantas manzanas,
las que consumía ávidamente hasta saciarse, no obstante, la
escasez de alimentos y las duras condiciones del ambiente,
pronto lo obligaron a reconsiderar el funcionamiento del
entorno que le rodeaba. Cuando la capacidad reproductiva
de la humanidad empezó a acelerarse, entonces, varios
recolectores de frutos silvestres se encontraron ascendiendo
por las ramas del mismo árbol en busca de la misma
manzana. En ausencia de un lenguaje lo suficientemente
sofisticado, se impuso la confrontación como acto apenas
inevitable. Evidentemente, el ganador era quien estaba
dotado de las características físicas que le condujeran a
ser reconocido como el más fuerte. El diestro cazador, el
ágil nadador, el más resistente ante las largas caminatas,
el que mejor soportaba los cambios de temperatura.
Los individuos con mayor capacidad de adaptación,
terminaban compitiendo por el liderazgo y respeto de una
comunidad interesada en los beneficios de su protección,
que se forjarían en torno a él y, de la que recíprocamente
recibiría utilidades plenipotenciarias. Y desde luego, hubo
sangre y muerte47, sobre todo en las condiciones más
adversas para la recolección de alimentos. En los albores
de una sociedad humana, los primeros abrojos de libertad
se fundaban en el más primitivo anhelo por sobrevivir, en
consecuencia, y ante la ausencia de una frontera moral, lo
debidamente perfeccionada para distinguir entre el bien
y el mal, el desarrollo de una consciencia individual y
colectiva, precisaría la necesidad de un acto de contrición
47
Etimológicamente el término homicidio proviene de la raíz latina “homicidium”
conformada, a su vez, por las expresiones “homo” y “cidium”, la primera asociada
a la condición de ser humano y la segunda derivada de la unidad lingüística
“caedĕre” cuya correspondencia verbal es equivalente a matar o asesinar de forma
deliberada y extremadamente violenta. La evidencia histórica del primer homicidio
data de hace 430.000 años, de acuerdo con Nohemi Sala, investigadora del Centro
de Evolución y Comportamiento Humanos de la Universidad Complutense de
Madrid, los restos de un hombre correspondiente a la era del cenozoico, periodo
cuaternario, época del pleistoceno, presentaron doble fractura de cráneo producidas
por el impacto ocasionado con un mismo objeto contundente (Sala, 2015).
173
y redención cada vez más recurrente, también asociado
a la compleja naturaleza del ingenio. Entre tanto, aún
en la sociedad más primitiva que pueda imaginarse, fue
inevitable el establecimiento de las clases sociales y, más
temprano que tarde, los fuertes conquistaban a los débiles.
Evidentemente, los incipientes destellos de emancipación
individual que había promovido la competencia, ahora se
traducían en una significación de integrantes que, a pesar
de constituirse en miembros de una misma especie, serían
diferenciados por sus características predominantes. Y es
que no siempre fuimos una “sociedad civilizada”, prueba de
ello reside, por ejemplo, en el canibalismo o el esclavismo
como símbolo de poder.
174
y quien demanda amparo y consideración, promueve
la existencia de lo que llamo una dinámica de “egoísmo
selectivo y relativo”, esencialmente caracterizada porque a
pesar de la independencia de cada individuo, se congrega
al interior suyo un requerimiento por asociación, en todo
caso conveniente, mediante el cual se establecen vínculos
limitados a la espera de recibir un intercambio que sea
recíproco y favorable. Lo particular aquí, reside en el hecho
de que, por instinto de supervivencia se proyectaban
estrategias de inclusión que, a la par de nutrir un
conglomerado, también exponían procesos de exclusión.
Es por eso que la aparición del Pater familias no solo se
instituyó como símbolo de poder, sino que además, supuso
la reconfiguración de una norma social para garantizar
su estatus, a través de la ley y, su justificativo persuasivo
en la denominación del bien común. Este controversial y
peligroso tránsito de la vida primitiva a los cánones de
una jurisdicción social suscitaron las primeras reflexiones
sobre cómo debía administrarse la casa.
175
alguna vez lo fue. Aparentemente las primeras grandes
guerras en la historia de la humanidad, que en buena
medida se reflejan en las fronteras físicas del mundo
moderno, como huella heredada por las diferencias, se
configuraron a raíz de la propiedad de territorios fecundos,
que trajeran consigo mejores condiciones de vida para un
determinado grupo social. En este periodo histórico, el
recolector de frutos silvestres debió aprender dos cosas,
la primera sería a desarrollar mecanismos de protección
ante la amenaza de un ataque inminente, perpetrada
por los más fuertes, lo que eventualmente conllevaría al
diseño de incipientes armas de ataque y de defensa, y
como segundo, el explorar técnicas de cultivo de la tierra,
convertir un terreno desposeído de fruto cualquiera, en
un espacio para la obtención de alimento, más allá de
las condiciones naturales del ambiente. A lo largo de la
historia humana, hay una notable característica que define
a los individuos de forma muy particular y estriba en su
capacidad de adaptación. Si una idea es clara en Charles
Darwin y su tratado sobre El origen de las especies, es que
quienes lograron sobrevivir a los peligros del cambio, los
obstáculos de la existencia, el asecho de los depredadores
más salvajes y la incertidumbre sobre un futuro hostil,
fueron precisamente aquellos organismos que utilizaron
la adaptabilidad como mecanismo de defensa y ataque
ante una serie de circunstancias del ambiente en constante
evolución. Cuando la humanidad fue consciente del poder
del conocimiento, entonces planificó una estrategia y con
ella, una organización más robusta basada en una creencia
y un objetivo común.
176
de frutos silvestres no se hallaba solo, contaba con apoyo
y algo de conocimiento, empuñaría una lanza y se
convertiría en guerrero, al mismo tiempo que comenzaba
a dibujar un mapa para pensar como estratega. En cada
conglomerado poblacional subsecuente, la aparición de
un individuo destacó por sus capacidades asimilativas
frente al entorno, su destreza peculiar para interpretar
las señales del clima, sugerir las épocas apropiadas para
la siembra y la pesca, los periodos más pertinentes para
la cosecha y los lapsos idóneos para el abastecimiento.
También se preocupó por el lenguaje, por mantener unida
a su comunidad, por explicar algunas mínimas reglas
de convivencia, trabajaba la tierra y enseñaba a los más
pequeños a respetar a los adultos. Cuando envejeció era
consultado por los estrategas con el objeto de gobernar
adecuadamente y al morir, cada prójimo alrededor suyo,
se aferró a la idea de que no había desaparecido del
todo, a la esperanza de que su espíritu pudiese haberse
elevado hacia las estrellas, la posibilidad de que se haya
fusionado con ellas, la ilusión de formar parte de la luna
y del sol, y con el mito se constituyó, en la masa colectiva,
una religión en torno a su advenimiento, y entonces,
fueron concebidos, como resultado de un imaginario
ineludible, lo que habitaría en la memoria humana bajo la
denominación circunspecta de ángeles y demonios.
177
el entendimiento y la reflexión del prójimo, no hay cosa más
verosímil a la vez que poderosa en la mente de una persona
y, nada más complejo que el funcionamiento sináptico que
integra la configuración motriz de sus ideas, las cuales rigen
su existencia toda, la manera en que se interpreta el propósito
de su vida misma y lo que diferencia sus ambiciones y
planes, de los esfuerzos necesarios para hacerlos posibles. De
esa manera, es que fue factible que un soldado abandonara
a su familia y se uniera a las filas de un ejército, bajo esa
premisa es que combatía con todos sus arrestos en contra
del enemigo, de acuerdo con esos preceptos es que podía
sentirse orgulloso de dar la vida cuando de defender el reino
se trataba. El implante es tan agudo como inescrutable, a tal
grado que, convencionalmente, enfrentar la posibilidad de
haber sido manipulado es atacada, el autoengaño es también
utilizado como un mecanismo de defensa del superpuesto
libre albedrío, no obstante, las limitaciones en el lenguaje,
lo inherente a los hábitos y costumbres, las tradiciones
adyacentes y subyacentes, las preferencias develadas y el
raciocinio subsecuente fueron aprendidos desde el seno
mismo de la familia y, luego estilizados a través de “un
sistema educativo”, “un mercado laboral” y los cánones de
una vida social establecidas con antelación, ahora hay un
modo en que se debe nacer, crecer, reproducir y morir, pero
incluso, en la dinámica subsiste como dispositivo de control
“una forma de pensar que presume ser la correcta”.
178
experiencia, también lo habrían hecho la extensión de
vastas divisiones fronterizas y geopolíticas existentes.
En franco contraste, las regiones áridas o territorios
minúsculos reflejaban la forzosa posición, más bien
modesta de los grupos exiliados. El ojo común convendrá
confortablemente, en que la simplicidad de la estrategia
económica se soportaba en el aparente dominio de
la propiedad física, pero la producción de riqueza, la
fervorosa devoción a un régimen y la organización
paulatina de las incipientes naciones, se subyugaban al
imperio emanado sobre el pensamiento y la conducta
que, definían el constructo social que hallaba su hábitat
más influyente en la cultura en torno suyo. La paradoja de
este mecanismo de control y de supervivencia implicaba
que cada individuo creyera, para sí mismo, que era libre,
que era aplomadamente independiente y capaz, cuando
de otra parte, su pensamiento había sido implantado por
las restricciones de un lenguaje y la articulación de sus
ideas a una forma funcional de cosmovisión del entorno
que, reclamaba para sí, aceptación y obediencia desde
mucho antes de la concepción en el vientre.
179
de propiedades sobre nuevos territorios fértiles o la
riqueza de los asentamientos conquistados, sino el
afianzamiento de un proceso de aceptación en la mente
del dominado, una suerte de resignación que implicaba
sumisión y obediencia absoluta, fidelidad irrestricta al
amo, por consiguiente, se perpetró una apropiación de
la vida y la forma en que ella era percibida, en última
instancia, la dominación y la propiedad se hacían sobre
la cultura, sobre la cosmovisión de la vida. Un dominio
brutal que implicó los albores del esclavismo y de la
prostitución, no solo de los cuerpos y los espíritus, sino
sobre las mentes y las ideas. Hablamos de la conquista
del pensamiento y la razón. La aguda naturaleza de la
crítica platónica fue descrita en la República, contenida
en el libro VII con el denominado “Mito de la Caverna”,
donde se señala el conformismo humano que puede
incluso retroalimentarse a través de una “educación
condicionada”, metafóricamente ejemplificada mediante
las cadenas que sujetaban al hombre.
180
dólar se aprecia49, más allá de significar que a cambio de
un billete que contiene la imagen de George Washington,
como primer presidente de los Estados Unidos, el resto
del mundo debe entregar más unidades monetarias que
antes, lo que el mercado define, en última instancia,
es quién ostenta el poder y, esto mismo sucede con las
acciones o los bonos. Cuando la actividad económica de
una nación es boyante, las expectativas de su fortaleza se
hacen evidentes a través de la moneda, el problema es
que, nuestras percepciones sobre qué tan fuerte o débil es
la capacidad productiva de una región, nos lleva, con más
frecuencia de la que quisiéramos, a ser excesivamente
especuladores, de allí la naturaleza de las crisis
financieras, como por ejemplo la evidenciada en 2008
con las hipotecas subprime. En consecuencia, la historia del
dinero, es la historia del poder pretendido por la sociedad
primitiva, donde ciertamente no se puede aseverar que
existía equidad en los procesos de producción, consumo
o distribución, a lo sumo, los vestigios históricos sugieren
la conformación de conglomerados, con ciertas afinidades
y dependencias, establecidas como condiciones previas
a fin de subsistir. De ese modo, el pretendido trade-off
entre “libertad” o “protección” del que tanto discutimos en
economía, no solo es más complejo de lo que suponemos,
sino que, de una u otra manera, ha satisfecho el statu quo
de quienes anhelan conservar el poder.
49
Nótese que la apreciación de una moneda se hace en comparación con otra,
y su génesis descansa sustancialmente en el crecimiento económico. La explicación
clásica que se esgrime al respecto, radica en considerar que, a mayor crecimiento le
sucede una mayor demanda por liquidez, las tasas de interés ascienden atrayendo
capitales especulativos del exterior, implicando con esto, una mayor oferta de divisas
que, al interior se deprecia mientras que la moneda local se fortalece en comparación.
181
mecánico. Suponga que usted es Charles Chaplin, ahora
el vagabundo se ha convertido en un trabajador industrial
en 1936. Justo treinta y tres años antes, Taylor habría
dejado consignadas las pautas de un estudio observacional
dirigido a optimizar el rendimiento del trabajo y mejorar
la eficiencia de la producción a gran escala, bajo la rigurosa
sincronía de cada movimiento en el tiempo. Charlot tiene
la difícil tarea de ajustar tuercas de una placa con dos llaves
mientras una banda giratoria aumenta la velocidad, de tal
forma que, el menor descuido o, la simplicidad de rascarse
una axila, o la escueta aparición de una pequeña abeja,
producen una pérdida desproporcionada de ritmo que
termina afectando incluso a sus compañeros de trabajo.
Con todo esto, hay secuelas, sin la exageración propia del
talentoso Chaplin, el estrés laboral se justifica en nombre
de la optimización y la eficiencia. Pero el mensaje es más
terrible, no son bienes de consumo lo que se producen,
es más bien, vidas humanas las que se consumen para
producir. Nacemos para capacitarnos, trabajamos la
mayor parte de nuestras vidas, sacrificamos tiempo con
nuestras familias y amigos, y cuando nos hallamos lo
suficientemente viejos somos desechados por el sistema.
La devoción religiosa al crecimiento económico no conoce
límite cuando de trabajo infantil, enfermedad o vejez
se trata. Lo que pocas veces se relata sobre el estudio de
tiempos y movimientos de Taylor, es que se produjo como
una insatisfacción personal por padecer a temprana edad
de problemas de visión y fragilidad psicomotriz, de allí la
obsesiva investigación sobre la dinámica y el movimiento.
182
el sentido de Granger. Ahora, el previo aseguramiento
de unos móviles fundantes para el desarrollo, devienen
en la generación de excelsas condiciones para la
productividad, pero además del natural crecimiento de
los ingresos, que surge como respuesta subsecuente,
se engendra un cambio cualitativo en la forma cómo
se perciben el tiempo y el espacio entre los individuos,
las personas transfiguran sus sinapsis cognitivas de
modo que, concluyen que no todo en la vida puede
ser trabajo, ni ingresos, ni consumo. Verbi gratia, un
abanico de políticas de investigación social, trabajada
de la mano con propuestas cualitativas en términos
de productividad, inclinarían asiduamente la balanza
en favor de asignaciones diversificadas del tiempo,
exteriorizadas, por ejemplo, en dedicar más atención a la
familia, viajar, estudiar, y en última instancia, concretar
de manera efectiva, el conjunto de aquellas prácticas
que dotan de mayor felicidad y sentido a la existencia
del espíritu humano. Pienso que, en economía, aún
damos demasiado crédito a la idea de que la sensibilidad
del desarrollo, depende única y exclusivamente del
comportamiento del producto o de sus tradicionales
factores asociados, cuando de otra parte, el desarrollo
mismo, y su complejidad inherente, determina recíproca
y armónicamente la dinámica del crecimiento. Imagine
por un instante que, dados unos elevados niveles de
productividad, como fruto de la investigación, pudiese
usted tener la libertad de trabajar una parte de la vida,
considerando que un segmento relevante, lo dedicara
substantivamente a disfrutar de la misma. ¿Cree entonces
que trabajaría con mayores estímulos y arrestos?
183
parte de nuestra existencia se enfila a ser productivos,
consumir, competir y esperar que, al final, no seamos
lo suficientemente viejos, enfermos e inútiles para
disfrutar de la poca vida que nos queda, con la vana
esperanza de que el sistema nos acoja benevolentemente
en los que, si contamos con suerte de jubilarnos, serían
los últimos días que sobreviviríamos sobre la faz de
la tierra. La severidad de nuestra miopía en economía
reside, contrario de lo que acontece en la práctica, la
mayor parte de las veces, en destacar lo favorable de
una determinada situación, no obstante, nos resulta
menos atractivo a la par que poco satisfactorio, advertir
sus fatalidades o inconveniencias y, cuando por fin
prestamos atención a lo que hemos pasado por alto, por
haberlo omitido o considerado como irrelevante, suele
ser demasiado tarde, pues sus implicaciones manifiestas
en el mundo real, han tomado la delantera, en ausencia
de mayores obstáculos en el camino. La forma cómo
investigamos en economía tradicionalmente describe
un protocolo ya evidenciado a lo largo de las páginas
que integran este volumen, no obstante, los desarrollos
experimentales constituyen, entre otras, oportunidades
muy provechosas, no solo por el hecho de que nos
conducen a nuevos resultados, motivan el diálogo con
otras ciencias, sino porque permiten cuestionarnos
sobre el método tradicional y contrastarlo de principio a
fin, poniendo en tela de juicio sus típicas conclusiones, a
la vez que contemplar sin demora, lo urgente de nuevas
alternativas como tarea ineludible e inmediata.
184
lado, suponen mejores márgenes de venta en la sempiterna
fiesta del consumo. En efecto, caminas a lo largo de la
ciudad y en las avenidas cercanas al centro, encuentras
disfraces y dulces al tiempo que, árboles de navidad, toda
clase de ropa, fantasía y juguetes. El consumidor es un
ratón de laboratorio y ahora es seducido por un trozo de
queso. El frenesí por el consumo precipita la llegada de
fin de año unos meses antes, así como la oferta de créditos
por parte de las entidades financieras. Fulano consigue un
empleo y antes que esperar el primer salario a fin de mes,
ya se han contraído algunas obligaciones, la promesa de
un salario es el equivalente a ingresos futuros y, ¿para qué
esperar?, ¡no dejes para mañana lo que puedes comprar hoy!
Fulano cree que comprar hoy es más barato que mañana.
Pero lo mismo comienzan a pensar Zutano, Mengano
y Perengano, y entonces, mientras el amable banquero
confiere créditos mesurados antes de la fiesta, esperando el
crecimiento de sus tasas, los consumidores incrementan la
demanda y los precios, y ya disfrutan de ella. Los dolorosos
sobrevienen en enero, justo después de intentar pagar
todas las deudas, para entonces, la magnitud del comercio
y del empleo han descendido notoriamente. El oso pardo
entra en periodo de hibernación, pero quizá no haya recolectado
los frutos suficientes para garantizar su propia subsistencia.
185
creció en un hogar de estrato medio. Fue al colegio
donde obtuvo buenas calificaciones y, posteriormente
entró a la universidad, se graduó y comenzó a trabajar
en una mediana empresa. Un buen día, por razones que
estaban más allá de su comprensión, la empresa en la
que había trabajado por veinte años se quebró. Mengano
tenía muchas obligaciones, familiares, financieras,
proyectos futuros que empezaron a derrumbarse.
Mengano intentó buscar un nuevo trabajo, pero siempre
que lo hacía encontraba que, necesitaban gente más
joven y con mayor preparación… Mengano enfermó…
Alguien le dijo que debía tratar de sacar adelante
su propio negocio, emprender su propia empresa…
Demasiada incertidumbre, arriesgar la propiedad de
su casa, los ahorros familiares, apostar lo poco que
tenía en una actividad que no dependía solamente de
los conocimientos y la experiencia, del volumen de
capital requerido, de las relaciones con el entorno, de la
percepción del mercado, de las políticas tributarias del
momento… Demasiados elementos estocásticos en el
aire… Y, sí, de acuerdo, puede funcionar, y en ese caso,
la historia tendría un final feliz. Mengano comenzaría
con una pequeña microempresa, uno o dos trabajadores
de confianza, su producto sería reconocido, pronto sería
demandado por ávidos consumidores extranjeros, el
mercado se abriría y, la empresa crecería. Sin embargo,
en un mundo de probabilidades estadísticas, que todo
el tiempo influyen en la forma cómo los individuos se
desarrollan, también cabe otra posibilidad. Mengano lo
intenta, pero el producto no llega a ser reconocido, las
deudas lo abruman y, entonces fracasa. Ahora, quien
fuera antes el amable banquero, cuando se trata de
dinero no conoce amigos, ni familiares, ni mucho menos
el término perdón50.
50
A finales de la década de los noventa y a principios del milenio, la iglesia
católica hizo un llamado a través de Juan Pablo Segundo motivando a que las
naciones y grupos económicos condonaran la deuda externa en las regiones más
vulnerables, ese movimiento denominado Jubileo fue relegado al olvido.
186
Creo que siempre es importante insistir, aunque a veces
no se nos dé fácil hacerlo, a veces, es mucho más lo que
se pierde cuando se desiste. Pero la cosa es que cuando
se pierde dos, tres, cuatro veces, intentarlo nuevamente
resulta más difícil51. La visión optimista de este
escenario aduce que, allí donde no se intenta, es donde
las posibilidades de éxito crecen inusitadamente. Esto
puede gozar de cierta lógica binaria, cuando una persona
se arriesga a hacer factible lo que a otras, ni siquiera se
les ha ocurrido, es probable aspirar a una recompensa,
pero este no es un resultado garantizado, simple y
llanamente porque no es un mundo mecánico, ni dual.
Puedes tener la mejor idea en la historia del mundo y,
acto seguido, pueden robártela o puedes fracasar en el
intento, incluso por algo externo a tu propio control. No
se trata de un mundo justo. Así que, si tus padres fueron
inversionistas, comerciantes, empresarios, y creces en
ese entorno, te preparas meticulosamente con educación,
con formación, y con recursos que percibes como
suficientes, aun así, y por pequeño que sea el margen
de su contribución, siempre existirá una probabilidad
en tu contra en estado latente. Se declara una guerra, se
sucede un atentado terrorista, se propaga un peligroso
virus, se descubre un complot gubernamental, un gran
empresario comete un crimen y es condenado… Las
acciones bajan y la confianza inversionista desaparece.
No estoy diciendo que no haya que intentarlo, o que
todo depende de la suerte, si fuese así, nada habría
qué hacer, pero lo casuístico, lo aleatorio es, contrario
de lo que sugiere la teoría econométrica, un evento de
naturaleza constante que, además, no podemos evadir
de modo alguno. Comprender lo anterior, es relevante
51
Y no solo porque a un individuo le cueste perder, sino porque la sociedad
tiene una alta tasa de cobro frente a la pérdida. El análisis marginalista supone
que, si se invierte mucho más en una actividad, entonces el grado de sensibilidad
del producto es cada vez menor. Esa dificultad se reduce cuando esa tendencia
decreciente se contrasta con las dotaciones del factor trabajo y, la película tiene
un buen final si se introduce conocimiento y/o tecnología.
187
porque el riesgo que asume un empresario, alguien
que desea emprender algo, que desea incursionar en lo
desconocido, es poco menos que una apuesta al futuro,
tirar los dados sobre la mesa, darle al blanco… Y de ese
éxito, del conjunto combinado de factores económicos
y no económicos, de aquello que conocemos y, por lo
tanto, anticipamos, y de eso que, ni siquiera pasa por
nuestra mente, y no obstante, sus probabilidades en
contra, aspira concretarse, depende no solo la generación
de empleo, sino la dinámica de toda la economía en su
conjunto. Imagina por un instante, tu vida, sin uno de tus
padres, si de casualidad no hubieses conocido a tu mejor
amigo, si no hubieras entrado a ese colegio, si por alguna
razón no conseguiste la aplicación a tu profesión actual,
si no hubieses conocido a esa persona, si no trabajaras
en lo que actualmente haces… ¿De qué forma habría
alterado y alteraría una o varias de esas posibilidades
toda tu vida?... Así de particular es la dinámica social y,
por lo tanto, la económica.
188
sobre la posible tercera guerra mundial o, el inminente
exterminio a cuenta de un nuevo virus que se expande
vertiginosamente, vamos de compras al centro comercial
y pagamos con tarjeta de crédito. Nos matriculamos en
un curso de inglés y averiguamos el precio del último
IPhone. Cierto es que las tecnologías de la información y
la comunicación nos han unido hoy más que nunca, y en
buena medida este proceso, nos ha permitido compartir
varias cosas, entre ellas la información, no obstante, el
lunar que sobreviene sobre este mundo superfluamente
interconectado es que, nos asiste una fuerte propensión
a abandonar nuestras propias culturas y poco más
que eso, pues como el organismo más primitivo nos
adaptamos, pasiva y acuciosamente, dejando atrás
cualquier atisbo de rebeldía. Así por ejemplo, mientras
el número de personas que hablan quechua se reduce
progresivamente en América Latina, la población
formada en inglés aumenta a una velocidad significativa
y, a una edad cada vez más temprana, incluso como parte
de una política de bilingüismo, que convenientemente
se encarga de enfilar las exigencias del mundo moderno
sobre el dominio del idioma inglés, el dominio sobre los
instrumentos que expresan la complejidad intrínseca de
nuestro pensamiento.
189
deben dar lugar a otro tipo de imposición, aquella que
se deriva de la autoridad de mercado. Actuamos como
fríos mercaderes de la muerte, a quienes poco interesa el
legado de una memoria que transita, de forma cada vez
menos recurrente, el recuerdo de lo que fuimos. El dólar
nos exige expresarnos en inglés, no debe sorprendernos
que la tecnología de China nos esté exigiendo dominar
el mandarín. Antes de que se me malinterprete, me
parece preciso advertir que no estoy, de modo alguno,
en contra de ilustrarse sobre otras culturas, incluso
considero que fomentar el aprendizaje de nuevas formas
de comunicación, nos permite ilustrar de mejor forma
la complejidad de nuestro pensamiento, tómese como
ejemplo al extraordinario William James Sidis, el que
creemos, fue uno de los hombres más inteligentes de
la historia de la humanidad, quien desde luego, fue
particularmente estudioso de las lenguas, a tal grado
de necesidad, que fue capaz de proponer la suya propia
para dar satisfacción a las complejidades al interior de
su cerebro. El punto es que el conocimiento de otras
culturas no debe hacerse a expensas del abandono
de las nuestras. De lo contrario, aquello que nos hace
diferentes, de lo que define nuestra historia, de dónde
venimos, hacía dónde vamos, se pierde para dar lugar,
a una acartonada cultura de la publicidad estandarizada
por el comercio. Padecemos de un temprano Alzheimer
colectivo, la degeneración cada vez más inminente de
nuestra memoria histórica y todo parece indicar que el
daño es irreparable.
190
y la conversación posteriores me daban un primer
asomo sobre lo que percibía como un fenómeno a escala
planetaria que nos congregaba en torno a un propósito
común como miembros de la misma especie, una
necesidad imperiosa y plausible por interrelacionarnos,
por conocernos, por interactuar, por establecer un
diálogo y estrechar las diferencias que nos separaban
como habitantes del mundo. Igual que con la pobreza,
no existía una única definición. Fue la primera vez que,
de forma consciente me di cuenta que a los economistas
nos costaba ponernos de acuerdo con un concepto, y que
ello entrañaba diversidad de posturas que, no obstante,
su complejidad intrínseca, eran poco eficaces a la hora de
llegar a un arreglo. La globalización era avizorada como
un escenario de oportunidades, pero también como un
espacio para afianzar posiciones e intereses diversos.
Se trataba de un proceso que involucraba condiciones
económicas, políticas, tecnológicas y culturales.
Lo curioso es que su génesis provenía de la misma
sustancia, ¿pueden adivinar de lo que hablo?, de seguro
que sí. En efecto, nos referimos a lo económico, otra
vez. Y es que todo eso que compromete la globalización
fue determinado por procesos comerciales y financieros
que, desde luego, se reflejaron en acuerdos con el sector
externo, esto es, comprometiendo a varios países. Sabes
que la economía, a pesar de todo cuanto se diga de ella,
es realmente poderosa, cuando puedes encontrar sin
mayor dificultad, en cualquier texto, discurso, recorte
de prensa, entre otros, las palabras economía y país
como sinónimos52.
191
en la sociedad primitiva. El papel del Fondo Monetario
Internacional y el Banco Mundial como instituciones
que pulsaban la actividad económica, recomendaban
acciones de política, a la vez que financiaban programas y
proyectos a escala planetaria, constituía objeto de intenso
debate. Siempre me pregunté si el objetivo común que
nos habría de reunir, como nunca antes en la historia
humana, era claro para todos los participantes, o si,
eventualmente, se trataba de una convención más, basada
en el artificio protocolar de salir al paso a los problemas
trascendentes del mundo a partir de la retórica, decir por
ejemplo que la globalización posibilitaba una integración
de los mercados, que maximizara los beneficios por
medio de la firma de tratados de libre comercio y/o del
acceso a nuevas fuentes de financiamiento internacional,
y de ese modo, conducir una suerte de escenarios factibles
para garantizar el desarrollo, ahora podíamos soñar con
que los Objetivos de Desarrollo del Milenio se lograrían
y con ello, venceríamos la pobreza, la desnutrición y las
brechas de género… Tuvimos quince años para hacerlo
y no lo logramos… ¡Pero aguarda, no te preocupes!, basta
con que cambiemos la denominación e incrementemos
el número de metas e indicadores y “¡esta vez seguro
que lo lograremos!”. Además, hemos alcanzado el mayor
crecimiento económico en el orbe y contamos, bajo una
nueva y maravillosa metodología, con los índices de
pobreza más reducidos en toda la historia… Siempre
he tenido una extraña sensación de preocupación con
la economía, me sucedía antes de abordarla, durante
mi experiencia como estudiante, como profesor, como
investigador, como persona del común… Una entelequia
de propósitos, de estadísticas, de métodos y de acciones
semejantes a la publicidad engañosa de la que todos,
en algún instante hemos sido víctimas. Conozco lo que
se siente cuando no se tiene lo suficiente, he vivido la
desesperación de una crisis en carne propia, en el seno
de una familia humilde, sé lo que pasa cuando los precios
de aquello que necesitas son elevados en relación con la
192
cantidad de recursos de que dispones, y naturalmente
me preocupa experimentar la falta de oportunidades en
el futuro, pero también me conmueve lo que le suceda
a los demás, me cuesta mucho creer que, porque las
condiciones de unos han mejorado, entonces asumamos
febrilmente que las condiciones de quienes no, deban ser
ignoradas, me cuesta decir que estamos bien, cuando ese
“estamos” no se refiere a todos, francamente me parece
muy inocente o quizá perverso, creer que las fuerzas
de oferta y demanda, fuerzas, en todo caso selectivas,
aseguren el bienestar de forma no selectiva, me parece
insuficiente creer que el mundo se puede mejorar, solo con
redactar un par de ideas o plantear una o dos ecuaciones
ingeniosas demostradas rigurosamente desde el tablero
o programadas en un ordenador, sin un acto práctico
y concreto que le suceda de forma coherente. Nuestro
mundo orgánico estuvo conectado mucho antes que la
globalización como concepto fuese siquiera definida53.
193
Las personas no tenemos la misma curva de aprendizaje.
Efectivamente, existen individuos que encuentran más
entretenidas las artes, las letras, la filosofía o la poesía.
De otra parte, hay quienes prefieren el estudio de la
matemática, la física, la ingeniería o la estadística. Pero
también hay combinaciones diversas. Una de las tareas
de la educación media es precisamente encontrar esa
vocación, de modo que, cuando se entra a la universidad,
se tenga una idea de aquello que se pretende estudiar. Las
universidades deben cambiar constantemente. El papel de
las universidades va mucho más allá de producir títulos,
publicar artículos o libros para ganar notoriedad, pulir el
nombre, competir con otras universidades54.
54
Existe una peligrosa tendencia a investigar por conveniencia. Por ejemplo,
investigadores que publican solo por registrar puntos, alianzas superficiales de
“tú me incluyes y yo te incluyo” con el propósito de ascender, entre otras “prácticas
estratégicas”. De ese modo, la investigación es tratada como un somero producto
comercial, y esto lleva a que se determinen acciones para definir qué se investiga
y qué no, del mismo modo que aquello que se financia y aquello que no.
194
organizar el conocimiento a través de la delimitación de
ciencias supeditadas a una denominación circunspecta,
a un campo de estudio que sea confiable. El propio
conocimiento, quién lo creyera, también es advertido, de
parte nuestra, como algo desechable. Los economistas
también sobrellevamos ese trastorno acompañado de
una esquizofrenia grupal que reemplaza los problemas
reales, por discusiones teóricas y conceptuales, métodos
y técnicas incuestionables, y demostraciones abusivas de
la matemática como herramienta analítica. Una suerte de
ceguera técnica que exalta el examen de la hiperrealidad
y su complejidad subsecuente, por encima de los
problemas más evidentes, haciendo uso de la artificiosa
treta mental de la abstracción y el reduccionismo, que le
sigue como consecuencia55.
195
Un economista puede diversificar una cartera de inversión
o establecer el escenario de probabilidad para recuperar
el capital invertido por un consorcio hace tres años o,
proponer indicadores para pulsar la actividad económica,
todo esto y mucho más, pero si algo debe conservar y
afianzar, a medida que su capacidad técnica se desarrolla,
es su habilidad para pensar un mejor tipo de sociedad y,
sobre esto, no existe monopolio, pues las profesiones que
el mundo moderno dispone tienen, al menos en teoría, ese
mismo propósito, no obstante, si las cosas son susceptibles
de mejora, ella misma parece advertir la necesidad de
interactuar en un diálogo cada vez menos restringido.
196
básicamente eran complementos a las posiciones
neoclásicas del mercado de trabajo con un enfoque
eminentemente microeconómico. Uno de esos papeles se
intitulaba “Sobre el efecto demanda inducida”, recuerdo que,
contenía una larga disertación acompañada de ecuaciones
intertemporales y derivaciones para llegar al mismo punto.
La demanda de unos, incide en la demanda de otros, en
el tiempo y en el espacio. Si la situación económica que
atravesaba la pequeña ciudad del Jibarito hubiese estado
caracterizada por el dinamismo de la producción y los
ingresos, eventualmente, en el transcurso de aquella
mañana soleada, nuestro personaje habría vendido todos
sus productos y, con el ingreso obtenido habría comprado
lo que hacía falta para el hogar, por consiguiente, esa
noche la canción pasaría a un final feliz.
197
es la nueva supervivencia, debes adquirir lo que señala
el mercado, a fin de dar satisfacción a una necesidad
infringida sutilmente bajo la presión colectiva, y en efecto,
si nos adentramos lo suficiente, encontraremos el deseo
de aceptación, un complejo proceso de inclusión social y
conformación de élites de mercado a diferentes niveles.
198
universalidad, el cerebro es diferente, a usted pueden
hacerle una cirugía de trasplante de corazón, o de riñón,
y sigue siendo el mismo, pese nuestra magnificación
antropocentrista, aún no podemos trasplantar el cerebro,
y aun cuando fuese posible en un futuro cercano, usted
ya no sería usted, porque usted es básicamente su cerebro.
Por fortuna, la neuroeconomía, las neurofinanzas e
incluso la psicología están avanzando en la revisión
de las pretendidas y muy cuestionables bases de la
ciencia56. No obstante, el nuevo camino que entrañan
estos estudios sobre la dinámica del comportamiento
humano y su sinapsis cognitiva, trasciende varios niveles
de complejidad, de los que solo me gustaría advertir dos,
dadas mis limitaciones en el conocimiento. La primera
es que, a fin de evitar convertirnos en charlatanes, los
economistas debemos empezar a trabajar más de cerca
con psicólogos, psiquiatras y neurocientíficos, efectuar
investigaciones con grupos diversos de personas a través
de métodos experimentales, los desarrollos de Vernon
Smith, Daniel Kahneman, Richard Thaler y Paul Glimcher
deben continuarse de forma más incisiva. Lo segundo, es
evitar las generalizaciones. Esa tendencia de los primeros
estudios de la física o la estadística, debe ser superado. Las
dinámicas conductuales de las personas son un asunto
serio y complejo, y debemos extirpar, de una vez por
todas, la acartonada supremacía de lo económico sobre
otras ciencias, por el contrario, deberíamos admitir con
más humildad y cierto grado de vergüenza, la fragilidad
de nuestro análisis, soportada en especulaciones sobre
la dinámica asumida por el comportamiento humano,
y advertir sin demora, la necesidad extrema de la
economía por aprender de lo biológico, lo psicológico,
56
Como lo advertimos en uno de los pies de página del capítulo anterior, en
el estudio de Kruger y Dunning de 1999, los autores sugieren tesis fuertes sobre
la supuesta experticia o flaqueza de los individuos frente a la toma de decisiones,
así como de sus bases conceptuales y los mecanismos de razonamiento. ¿Hasta qué
punto puede uno atribuirse la seguridad de conocer un tema cualquiera? Resulta
sensato que Kruger y Dunning al final de su exposición, consideren la idea de estar
equivocados. Conclusión a la que se adhiere el autor de la presente obra.
199
lo neuronal e incluso lo sociológico, entre otros aspectos
que desconocemos pero que, en definitiva, no son menos
relevantes. Thomas Piketty lo plantea muy claramente
cuando señala que:
200
de nuestros deseos y pensamientos más profundos,
debemos comprender que esa revisión es comparable a
lo que uno hace cuando va al médico para un chequeo
general, se puede hacer a los diez años, a los treinta, a
los sesenta, y no hace mal tener una idea de cómo van
nuestros propios signos vitales como sociedad y sobre
todo, las bases con que se efectúa el cuadro diagnóstico
desde la mirada económica, a la par, esa valoración se
hace efectiva con instrumentos que se afianzan en el
tiempo dejando de lado viejas técnicas utilizadas en
antaño, pero que en todo caso, no impedirán un acto
cuya naturaleza es irreversible58. Si se me permite
un pequeño parafraseo convencional, por más que
intentemos conocer algo, el resultado será incompleto,
pero no por eso deja de ser necesario, sobre todo a fuerza
de voluntad propender por un cambio.
58
Desde luego, morir es inevitable y hace parte de un equilibrio natural.
59
Como Bill Murray en Groundhog Day de 1993.
201
de ser más puntuales y diligentes. Es posible que al final no
tengamos una teoría económica universal, ni un método
sofisticado, pero podríamos acercarnos un poco más a la
realidad económica de nuestro entorno.
202
veces he señalado, padece de esa enfermedad. Piense
por ejemplo en el concepto de marginal. Si tomo varios
vasos de agua, el beneficio que me reporta una nueva
unidad es cada vez menor… Gradualmente te cansas de
consumir más vasos de agua en periodos subsecuentes
de tiempo. No hay que ser muy listos para darse cuenta
que esta tesis no funciona si se trata del aire. La cuestión
aquí es que pretender una generalidad, al menos en
materia del comportamiento humano es fútil, porque
somos tan diversos como el universo (en el caso de
que solo exista uno). Para ser prácticos, el problema es
que al dar por sentadas ciertas conductas, con todo lo
pedagógico que se haya intentado ser, nos limitamos
a ciertas preguntas de investigación que, a la luz de
un diálogo multidisciplinario y, métodos de trabajo
científico construidos para contextos particulares, no
necesariamente obtienen las mismas respuestas que al
inicio esperábamos.
203
Con frecuencia nos inclinamos hacia lo artificioso… Pero
el abuso de las matemáticas en el análisis económico no
constituye el único problema a enfrentar, también, lo
es el abuso de la retórica y lo ficticio de la semántica.
Tomemos como ejemplo el concepto de competitividad.
Desde una lógica macroeconómica, si una nación es capaz
de mantener reducidos índices de inflación, entonces
no solo fomentará el consumo interno, sino también el
externo. Un bajo crecimiento de los precios implica un
ingreso real más elevado, y, por consiguiente, una mayor
capacidad de poder adquisitivo. Con una inflación más
pequeña que la del resto del mundo, la demanda por
nuestros productos se hace mayor, y eso motiva un nivel
de producción más elevado que, incentiva el empleo y
la inversión. Al impulsar nuestras exportaciones por
encima de las importaciones logramos un superávit en la
balanza comercial, gracias a una mayor competitividad
basada en el control de los agregados monetarios. Por lo
tanto, la competitividad se convierte en la sustancia de
un discurso que, asevera que no solo es posible un mejor
dinamismo del ciclo económico, sino que promueve un
nuevo nivel de desarrollo social60. La pregunta clave aquí
es ¿para quién?, ¡admitámoslo de una buena vez!, en una
competencia siempre existen ganadores y perdedores.
El ingenioso lenguaje de la economía sugiere que
existen juegos de suma cero, es decir, situaciones donde
la suma de ganancias es igual a la suma de pérdidas
y, en consecuencia, existe una situación de perfecto
equilibrio. Esto sucede cuando aquello que producimos
y vendemos, porque se nos da fácil hacerlo, permite
satisfacer necesidades externas que, no pueden ser
resueltas por su dificultad manifiesta y que, a su turno,
60
El bucle verbal avanza considerando la fase siguiente, ahora el incremento de los
ingresos de nuestra floreciente nación competitiva, implica que el consumo se potencia
interna y externamente. Si la demanda interna no es cubierta satisfactoriamente
por la producción externa, entonces los precios se elevan y la competitividad se
pierde fugazmente. Si, de otra parte, la demanda interna es compensada por bienes
y servicios extranjeros, la existencia de las empresas locales es amenazada en su
propio territorio y, con ella, el sostenimiento y generación de plazas laborales.
204
nos permiten los recursos que facultan nuestro poder
de compra para consumir aquello que otros producen,
porque de cualquier forma, a nosotros nos resultaría muy
difícil hacerlo. De esa manera, el ingreso que percibimos
por nuestras ventas, constituye el recurso que financia
nuestras compras. Ahora las exportaciones e importaciones
se han igualado, ha desaparecido el excedente monetario,
financieramente se trata de un juego nulo, el beneficio
líquido a desaparecido por completo, pero en su lugar,
tenemos un beneficio comercial cualitativo que permite
la “satisfacción de necesidades” entre países a través de las
“bondades del libre mercado”.
61
La diferencia entre Justin Gatlin y Usain Bolt fue apenas de 0.01 segundos.
205
estándar de la igualdad es casi una ilusión. En economía
podemos, ciertamente pasar por ingenuos, si creemos que
una nación tradicionalmente poderosa, solo pretende un
intercambio cualitativo en el mercado, en realidad, tal
y como pasaba con la sociedad primitiva, el infatigable
anhelo de poder predomina en una competencia que no
contempla más, que la ambición de ser el ganador.
206
una pérdida de entrada, un sacrificio soportable que es
equivalente a lo que, en cualquier proyecto constituye la
inversión inicial. Pero, a medida que pasa el tiempo, luego
de superar un punto crítico, la probabilidad de ganar del
público excede la curvatura de inflexión, entrañando ahora,
una situación tal que, los apostadores comiencen a perder,
precisamente como condición necesaria para garantizar
el hecho, de que la casa recupere lo invertido, de manera
que la esperanza de recobrar la apuesta se incremente, al
tiempo que aumentan los beneficios de la casa, a condición
de mantener esporádicamente la promesa (y con ella,
cierto grado de ansiedad), en los novatos que aguardan
volver a ganar63. El libre juego de oferta y demanda implica
ganancias para los que saben jugar, ¿qué sucede con los
perdedores?... La respuesta es simple… Exclusión64. Desde
pequeños nos incentivan a ganar, ganar es bueno, perder
es malo. Y tenemos la ilusión de que podemos ganar,
pero no siempre pasa, ¿cierto?... A veces perdemos… El
problema del discurso de la competitividad es que nos
incentiva a ganar, y cuando lo hacemos, poco nos afecta el
otro, no nos interesa en absoluto la situación del perdedor,
solo nos concierne recolectar nuestro éxito, la pérdida
63
La estrategia de un jugador que quiera ganar la guerra en el largo plazo, implica
que sea capaz de aceptar la derrota en las batallas de corto, como si de una tasa de
sacrificio intertemporal se tratase. Un ajedrecista avezado puede sacrificar su reina
para ganar la partida. Un colega amigo mío, muy bohemio, por cierto, me comentaba
que al jugar billar le denominaba “pastear” a la técnica de dejar ganar al novato, hacerlo
entrar en confianza progresivamente, solo para obtener de él una jugosa apuesta,
cuando descubra que su oponente es más de lo que había imaginado en su cabeza.
64
Exclusión acotada o relativa, que implica no reducir la esperanza media
de ganancia futura. Una economía de mercado supone que el perdedor debe
aprender de sus errores, de modo que, si el éxito no es el producto de un don
conferido por una suerte de naturaleza divina, lo que muy excepcionalmente
sucede, entonces, el camino alternativo y más factible descansa en el ensayo y
error acumulativos, en otras palabras, en aprender de los fracasos. El problema
con esto, es que la competencia ya es desigual desde el inicio, la curva del más
experimentado no es la misma que aquella que corresponde al aprendiz. Si
bien el conocimiento y la tecnología suponen una reducción importante de
la distancia entre ambos, no se puede esperar que, quien llegó a la vanguardia
recorriendo un largo sendero, espere cómodamente que el aprendiz lo supere.
207
del otro nos tiene sin cuidado… En suma, desarrollamos
una propensión al egoísmo, que nubla nuestro juicio,
desconociendo cualquier ápice de solidaridad, y que
solo sobreviene cuando perdemos y solicitamos apoyo65.
208
A decir verdad, no sabría especificar cuándo comenzó mi
experiencia investigativa y, cuando pienso en eso, no creo
sustancial entrever diferencia alguna, entre mi papel en la
docencia, de aquello que me corresponde como estudiante
al indagar algún tipo de fenómeno meridianamente
interesante. De modo que, no intento pasar por alguien
experimentado en esta cuestión, en realidad, tampoco creo
que haya alguien que pueda definirse a sí mismo como
tal. En este mundo, la mayor parte de las veces, siempre
que aprendemos sobre un tema cualquiera, poco después,
sobreviene algo nuevo que desvirtúa aquello que creímos
haber aprendido hasta el momento. Y es por eso, que
prefiero guardar una cierta cuota de escepticismo para mis
propios adentros. El lector que sostiene este libro podría
inferir, con base en la información disponible, que todo
comenzó cuando escribí la primera línea de mi tesis de
pregrado, aquella redacción escueta sobre lo que Adam
Smith consideraba frente al mercado de trabajo, o incluso
mucho antes, en primer semestre, con el ensayo sobre el
significado del dinero para la asignatura de lectoescritura,
tal vez antes de entrar a la universidad, justo cuando
empecé a darme cuenta de los esfuerzos que mis padres
habían hecho por sacar adelante, ese hogar de la infancia
en el que viví sin mucho de lo que preocuparme.
209
mucho trabajo. Entender las complejidades de la técnica
implicaba, así mismo, aceptar muchos vacíos y reclamos que
no conducían necesariamente a una respuesta satisfactoria.
En clases, comenzaba con los planteamientos más sencillos
y poco a poco, incorporaba un creciente detalle hasta llegar
a lo que era más complejo. Semestre a semestre la técnica
se fue volviendo más sofisticada, de modo que aquello que
abordaba en un principio, a lo largo de los años, se convertía
en algo cada vez más elaborado. Este aspecto es relevante,
porque me parece que existe una propensión a dejarse llevar
por el placer que le produce a uno, conocer más sobre los
tópicos que regularmente se manejan. La consecuencia
reside, en que nos alejamos de lo simple e introducimos a los
estudiantes en un lenguaje, un procedimiento y un contenido
cada vez más abstracto. En la misma línea, un profesor
que prefiera el extremo de la didáctica, podría resultar en
el mejor de los casos, algo aburrido, dado que al tratar de
explicar aquello que “supuestamente” ya se ha comprendido
en reiteradas ocasiones, genera una distracción inexorable
por parte de los estudiantes “aventajados” y la presunción en
ellos, de que no existe un desafío suficientemente particular
en la dinámica futura de la asignatura. El mundo
que hemos modelado, ahora reclama mayor rapidez.
¡Debes ser más ágil!, ¡más inteligente que cualquiera!, ¡debes
“aprender” con mayor velocidad! Los profesores deben ser
eficientes como instrumentos mecánicos que gravitan
vertiginosamente depositando sus curvas de aprendizaje
en la mente de los estudiantes.
210
mente de los estudiantes. Si he de precisar el origen de
aquella curiosidad, me parece que debo ejemplificar lo
que he definido como “situación cotidiana”. Recuerdo que
tenía cerca de 10 años, cuando acompañaba a mi padre a
cobrar un flete de transporte. Al cruzar la calle me tomó
de la mano y justo en ese instante, pude ver a un mendigo
en muy precarias condiciones. Supongo que me asustó
mucho. Por esos días, en la televisión habían pasado un
programa donde un mago introducía en una cajita de
madera un papel en blanco. A continuación, giraba una
pequeña manivela y entonces, el papel se transformaba
en un billete de alta denominación. ¡Era increíble!, pensaba
que si yo tuviera esa máquina podía arreglar varias cosas
en el mundo. Entonces le pregunté a mi papá porqué
razón no le daban dinero al vagabundo para que saliera
de su situación, es decir, para que se encuentre mejor.
Mi papá me apretó fuerte de la mano y me dijo: “porque
una persona que quiera estar bien debe ganárselo con el sudor
de su frente”. Nunca lo olvidé. Él no había estudiado
economía y sin embargo me había explicado el problema
que entrañaba la teoría cuantitativa del dinero, ¡y mucho
más que eso!, ¿cuántos de nosotros no pensamos cuando
niños que podíamos arreglar el mundo emitiendo más
dinero?... Por supuesto, creemos que la justificación para
no hacerlo, descansa en la presión que una mayor oferta
monetaria ejerce sobre el nivel de precios sin respaldo en
la producción, así que, la explicación de mi padre era muy
consistente. La cosa era entender por qué una persona
se vuelve un vagabundo, ¿es una decisión autónoma o
inducida?, ¿por qué a las demás personas todo esto les
parecía indiferente? Lastimosamente nunca le hice esas
preguntas a mi viejo.
211
y el pánico conducido. Frente a este último evento,
debo confesar que, al igual que muchos de quienes
conozco, experimento temores varios, fobias diversas
cuyo núcleo fue introducido artificiosamente por las
presiones sociales, hay cualquier variedad de ejemplos
en esta materia, miedo frente a la posibilidad de quedar
desempleado 67, “pre(ocupación)” por no conseguir
un empleo, nerviosismo por un parcial, temor a ser
pobres o no poder seguir estudiando, desasosiego
frente al potencial incumplimiento de las obligaciones
financieras (a las que habitualmente sucumbimos) y,
sus amenazantes consecuencias a futuro. Kahnemman
plantea algo sumamente interesante en este sentido,
y es que, por lo general, damos más trascendencia
a nuestras pérdidas asociadas en comparación con
nuestras ganancias y, eso mismo implica una postura de
aversión al riesgo y con él, al dominio del miedo en la
conducta humana moderna. Cuando medito sobre estas
cosas, suelo considerar la posibilidad de tener miedo a
lo que se nos presenta como desconocido, aquello que
es diferente o simplemente nuevo, pero en todo caso,
capaz de autosugestionarnos y limitarnos a tal grado
que nos volvemos dóciles e impotentes frente a una
realidad que damos por aceptada. En suma, le tenemos
mucho miedo al rechazo. Le tememos a perder, porque
así es como hemos sido condicionados y, esa mentalidad
subsecuente de apostar solo para ganar, frecuentemente
nos impide valorar aquellas cosas que ya tenemos y
que no se pueden reemplazar cuando ya no están más.
Piense por ejemplo en esa persona que significó mucho
para usted, pero que ahora ya no está, considere lo que
ofrecería por una mínima cantidad de tiempo a cambio
de compartir nuevamente con ella, como quiera que
se trate, los eventos son de naturaleza irreversible, y
apreciamos las cosas justo cuando las perdemos, y al
creerlas seguras, entonces nos dedicamos a tareas que,
67
Sobre este tema en particular me permito recomendar a Viviane Forrester
y su libro “El horror económico”.
212
pensamos son más trascendentes, pero que al final, no lo
son en realidad. El lenguaje de los economistas, parece
sugerir que todo es excesivamente complejo y brillante,
no obstante, si le quitamos lo excelso de la retórica, lo
sofisticado de la técnica, lo inaplicable aun cuando
entretenido, lo inútil aun cuando fascinante, entonces
probablemente, la persona más humilde de la sociedad
podría preguntarnos, sin el temor que le hemos infringido
antes: “¿qué es lo que hacen los economistas por la gente?”
68
De acuerdo, no solo cuando niños…
213
implicaba menor combustible para producir y eso era
equivalente a que la fiesta no fuese lo que se esperaba y
se acabara pronto. A través de estos ejemplos, que son
sencillos y que pueden fácilmente comprenderse, es muy
posible que las clases se vuelvan entretenidas. Sabemos
que debemos modelar, introducir ecuaciones, signos
raros, procedimientos confusos, pero si le aclaramos
al estudiante la importancia de aquello que estudia, la
resolución del más complicado de los caminos no pasa
inadvertido el punto de llegada.
214
Les he hablado de mi Papá, pero no de mi mamá. Y este
parece un buen momento. La pobre mujer tuvo que
aguantarse las clases de economía de su hijo, tanto de
estudiante como de profesor desde el comienzo. Figúrese
usted a Doña Mercedes, ocupada en sus quehaceres y
soportando a toda hora mis disertaciones acerca de la
relevancia de la demanda efectiva y el problema de
las inter-temporalidades, no creo exagerar, si ante una
inquietud consultan a mi señora madre. Cuando dictaba
microeconomía y construía la restricción presupuestaria
solía decirle a mis estudiantes: “el mejor ejemplo de un
consumidor racional es la mamá”, ella pide rebaja, sabe
dónde se venden las mejores frutas, las mejores arvejas,
la mejor papa, “pide ñapa”, negocia, regatea, alega,
demanda como el más eficaz de los traders, cuenta con
información fidedigna de los precios, sabe las cantidades
que se requieren y además, sin necesidad de una curva
de indiferencia, sin estar al día de lo que es la convexidad
o de la derivación de una función de utilidad, sin aplicar
principio de tangencia, sabe exactamente cuáles son los
productos que le gustan a la familia. Mi mamá me diría
algo así como: “¿tangencia?, ¿curva de indiferencia?, ¡déjese
de cuentos!, ¡haber ayude a llevar el mercado!”.
215
lo que opinan estos tres monstruos de la economía sobre
la política de ciencia tecnología e innovación para los
países en desarrollo:
69
Poder para el bien y para el mal.
216
economistas sabemos por convención, que las necesidades
son muchas y los recursos, generalmente se caracterizan
por ser escasos, pero acaso, ¿no se supone que sabemos
también construir restricciones presupuestales diseñadas
para contener canastas diversificadas de satisfactores que
correspondan a las demandas de una unidad de análisis,
máxime cuando nos encontramos en la autodenominada
sociedad del conocimiento?70
70
Siempre me he preguntado, en el caso de que podamos encontrar
soluciones o posponer lo suficiente, cualquier cantidad de elementos que
afecten la vida humana, cómo nos percibiría una sociedad intelectualmente
más desarrollada que la nuestra, ¿qué análisis harían de lo que pensamos y
hacemos bajo la autodenominación de “Sociedad del conocimiento”?
217
caprichosa casuística de tener algo un instante, para
luego perderlo, sin posibilidad de recuperar nada, la
que se utiliza por unos para someter a otros. Un empleo,
un salario, una calificación, una condición, una cláusula
de incumplimiento, una amonestación, una infracción,
una multa, un aviso de corte, una señal preventiva, una
advertencia, una notificación judicial, un regaño, un
llamado de atención, una orden de captura, una sentencia
de la corte, todos y más, fungen como mecanismos de
control. Si un estudiante, en lugar de asistir a clase a las
7 a.m. lo hace a las 7:30, y no hay ninguna consecuencia,
el día de mañana no será el único que llegue tarde, y
la cantidad de casos y la prolongación de tiempo se
expandirá geométricamente. Entonces la autoridad
queda vulnerada, fragmentada. Creo que todos le
tememos a algo, y a lo que más le tememos es a la forma
en que podemos perder la vida, la propia y la de aquellos
que nos interesan por nuestro egoísmo selectivo. Sé bien
que al menos, más de una vez se ha preguntado si hoy
será el día. Usted mira hacia atrás y ve que ha superado
sus dificultades, pero la probabilidad de que algo que
no ha pasado en el largo plazo suceda, adquiere otras
dimensiones cuando se trata de la muerte. Es como mi
madre suele decir: ¡hasta para morirse hay que tener plata!,
¡nadie, nadie tiene la vida comprada!
218
a un año, interroga sobre las condiciones, sobre los abonos a
capital y la tasa de interés efectiva que no será recapitalizable.
219
ese monto, por supuesto, no hablamos aquí de los
intereses. Si hago que un producto sea irresistible para
las personas del común, como por ejemplo, una casa
propia, un carro último modelo, una liposucción, una
rinoplastia, incluso la propia educación, entonces, una
forma de asegurar su rápido consumo y financiamiento
es a través de la deuda71. Lo sustancial es que consumas
hoy, ya veremos de qué forma me pagas mañana. Viaja,
compra ropa nueva, adquiere perfumes importados,
cambia de computador, de celular, de casa, de reloj, ¡date
gusto!, ¡disfruta ahora!, ¡al final de cuentas, solo se vive una
vez!, ¡recuerda, soy tu amigo!, ¡ya me conoces!, ¡el amable y
desinteresado banquero!, ¡sabes que cuentas conmigo!
220
y un abono para la apertura de cuenta, con ella me
entregaron una tarjeta débito condicionada a una
cuota de manejo que, inexorablemente implicaría un
pago mensual. Piensa por un momento, en los miles de
millones de unidades monetarias que obtiene el sistema
financiero por prestar el servicio de consignar y retirar
tu propio dinero. El diferencial entre el mantenimiento
de un cajero automático, una planta de personal,
o una app y, lo percibido por el cobro de servicios
financieros, constituye, en todo caso, una brecha tan
absurdamente colosal que, cualquier banquero ya tiene
un impresionante saldo a favor solo por eso. Dinero que
produce más dinero… No es algo así como que, un billete
de mil sale de fiesta el viernes y, conoce a otro billete
de mil, entonces tienen una relación y luego, después
de una noche apasionada se produce como resultado
una moneda de quinientos. La ecuación donde el dinero
produce más dinero la explicó Marx en el Capital y,
básicamente, la fuente descansa en la explotación
laboral. Paga los salarios más bajos posibles y cobra los
mayores resultados posibles72.
72
Marx denominó a esta asociación como capital a interés. (Marx, 1967:119).
221
el rol de socio inversionista. En la práctica, las entidades
bancarias pueden participar como socios o prestamistas,
en el primer caso demandan lo correspondiente a los
costos del patrimonio mediante los dividendos por acción
y, en el segundo escenario, reclama lo que le compete por
concepto de costo de deuda73, que constituyen intereses
por el uso de los recursos aprobados. Así las cosas, la
estructura de capital de una empresa del sector productivo
puede, perfectamente, encontrar dos deducciones que se
convierten en ingresos del sector bancario, y así de fácil
lo tienes, entradas adicionales obtenidas por el uso de un
capital que pertenece a los ahorradores y trabajadores, que
al tiempo que estos eventos se desarrollan abren cuentas
bancarias, solicitan créditos de consumo, de inversión,
pagan impuestos, servicios públicos, entre otros. Para no
complicarnos con esto, un banco puede cobrarte dinero
cuando le pides prestado, a la par que se procura ganancias
por invertir y prestar recursos que no le pertenecen. La
teoría económica convencional supone que la saturación
de capital engendra menores tasas de ganancia, debido
a la competencia, mientras que allí, donde el capital es
más bien escaso, la tasa de ganancia se torna más elevada.
Si esto es cierto, entonces las megaempresas tendrían
menos probabilidad de financiamiento que un pequeño
microempresario, ¿de acuerdo?, de lo contrario, una de las
teorías más transcendentes frente al funcionamiento del
mercado estaría en jaque.
222
por opciones diversas, acciones, bonos, papeles de todo
tipo) tomando aquellos que, individualmente, fuesen
más atractivos en términos de rendimiento y seguridad
con el objeto de propiciar un paquete integrado,
que replique colectivamente lo más posible esas
propiedades deseadas. El conjunto diversificado implica
que no solo la acción compartida de las rentabilidades
independientes es susceptible de maximización,
sino que los riesgos combinados son susceptibles de
minimización. Aplica un poco de teoría económica de
la escuela de Chicago, recolecta algunas series históricas
de los activos financieros, emplea un poco de cálculo,
álgebra, estadística, econometría, programación y…
¡Allí lo tienes!, un modelo invulnerable a las crisis
financieras y merecedor del premio Nobel en economía.
Siempre que me preguntaban por qué una acción vale
más o menos, mi respuesta estaba relacionada con una
gran cantidad de factores, y lo sigue siendo. Siempre
que puedo, evito emplear una respuesta insustancial,
como aquella que precisa un “depende”. Supongamos
que una empresa pequeña lo hace bien. Entonces, en el
caso de sacar acciones, cosa que estila para capitalizarse
y expandirse, el precio de esos papeles tiende a crecer
cuanto mayor sea la capacidad productiva de la empresa.
Una combinación adecuada de capital, de trabajo,
conocimiento y tecnología, aunada a un mercado en
expansión, estabilidad política, confianza inversionista,
entre otros considerandos, implica un crecimiento en el
valor del papel. Pero el exceso de confianza y optimismo
pueden llevar al conductor más experimentado al
accidente más terrible y, en la pista de carreras no se
está solo, de modo que pueden ser muchas las victimas
involucradas. Nuestras expectativas, alimentadas por las
noticias, las predicciones, las opiniones de los expertos
y, sus interacciones, terminan sobrevalorando, la mayor
parte de las veces, un buen comportamiento, a tal punto,
que la distancia entre la realidad y aquello que ha sido
proyectado a través de la ficción, se expresa de forma
223
tan absurdamente colosal, que la crisis sobreviene como
consecuencia apenas indefectible74.
224
“Si tienes un minuto te diré cómo ganar dinero en el mercado
bursátil. Compra con precios bajos y vende con precios altos.
Si tienes 5 o 10 años te diré cuándo los precios están bajos y
cuándo están altos”.
225
evento considerado, inicialmente como improbable
o, poco factible dentro de una serie continua de
posibilidades. Un jugador de básquet, como por
ejemplo Michael Jordan en sus mejores épocas, contaba
con una probabilidad media por encuentro de 30
puntos. Si suponemos que, a principios de la década
de los noventa, se enfrenta a cinco lanzamientos,
esperaríamos que efectivamente sea exitoso en todos
y cada uno de ellos. Si asumimos que tiene un gran
público a su alrededor, ovacionándolo eufóricamente,
fervorosos apostadores entusiastas, mientras que, al
tiempo, conserva nervios de acero, cada nuevo acierto
alimenta contagiosamente el optimismo colectivo.
¿Pero qué sucede acaso, si para el último lanzamiento,
como consecuencia del cansancio, el ruido, la
desconcentración, la presión, un imperceptible ardor
en el ojo a causa de una gota de sudor, hacen fallar
al jugador número 23 de los Chicago Bulls? Tal y
como lo plantea Nassim Nicholas Taleb, tenemos una
propensión a predecir sucesos diversos, sin contemplar
la existencia de eventos estocásticos asociados a los
mismos, o subestimarlos como factores tan remotamente
posibles, insignificantes o inobservables, dada por
supuesto, nuestra miopía, prepotencia y egocentrismo
recurrentes, que ni siquiera son considerados, al
menos, mucho después de haberse manifestado. En
economía, cuando una externalidad que había pasado
por inadvertida, ex-ante, sucede, es frecuente encontrar
explicaciones posteriores, de hecho, demasiado tardías,
resultando ahora tan acogedoramente aceptadas que,
redundan en una renovada pretensión por asimilar,
entender y reincorporar un nuevo mecanismo de
predicción inminente. Creemos de ese modo, que
entendemos lo que sucede, nos vanagloriamos de
lo que creemos saber, evitamos el escepticismo,
estimulando el autoengaño y la confianza ficticia de
aquello que, “conocemos” o “pretendemos conocer” y
entonces, creemos que “todo” a nuestro alrededor se
226
puede cuantificar con desviaciones estándar tolerables.
“¡Tranquilo!, ¡no hay nada de que alterarse!, todo se encuentra
bajo los parámetros de control prestablecidos, ¡disfruta del
viaje!”. Creemos que lo que sabemos constituye algo
más importante que, aquello que desconocemos. Taleb
lo plantea en los siguientes términos:
227
dar resolución eficiente al conjunto de demandas
sociales inherentes. En efecto, lo anterior, no puede
ser atribuible a una suerte específica de profesionales,
lo que se ha manifestado configura la consecuencia
de una dinámica de comportamiento individual y
colectiva, que no reparó en cuestionar lo aparentemente
incuestionable, ahora nos resulta indiferente el dolor de
un extraño y, sin embargo, cuando nosotros somos los
extraños, entonces reclamamos comprensión. El buen
Mark Twain no pudo expresar el problema de mejor
forma cuando sentenció:
228
La especialidad nos lleva a la minucia y con frecuencia
perdemos la vista del panorama, la minucia se superpone
a lo global y se nos presenta como lo más relevante.
Por lo general, la mecánica económica es introducida
con un propósito eminentemente académico, razón
por la cual, se utilizan magnitudes de respuesta
equitativa, que si bien son susceptibles de medición a
través de elasticidades77, suelen mantenerse fidedignas
al concepto de equilibrio, en términos simples, la
economía siempre se encuentra en equilibrio, solo que,
hay unos estados que son más deseables que otros. Esto
me recuerda mucho, el típico comportamiento de las
personas cuando se aparenta algo que no se es. ¡Hola!,
¿cómo estás?, muy bien, gracias, ¿y tú?... ¡Todo súper!...
Pero en realidad, las cosas no van bien. Imaginemos, por
ejemplo, que un bien agrícola tiene una alta demanda
y en paralelo, una reducida oferta, en consecuencia,
los precios son elevados. Eso mismo estimula a los
trabajadores agrícolas (en realidad a quien mueve sus
cuerdas desde arriba) a producir una mayor oferta, y
conforme eso sucede, entonces los precios se reducen
hasta el equilibrio, la demanda es satisfecha y la oferta
es la adecuada. Todos felices, el clima, los requisitos
y condiciones de producción, las expectativas
intertemporales, las diferencias en la distribución de
las dotaciones tecnológicas, entre otros factores, son
convenientemente irrelevantes. “Todo está bien, estamos
en equilibrio, siempre lo hemos estado y, no hay nada tan
poderoso que amenace esa balanza universal en el futuro”.
77
Un lector curioso sabe que el concepto de elasticidad, originalmente proviene
de la mecánica de sólidos, estudiada por la física clásica. El concepto sugiere que
algunos cuerpos en estado sólido tienen la capacidad de recuperar su forma original
después de experimentar una transformación. Complementariamente el concepto
de plasticidad supone que, algunos cuerpos sólidos no pueden volver a su forma
física original después de introducido un cambio. Frecuentemente he pensado que
en una economía de libre mercado existe la “creencia” de que siempre es posible
retornar a un equilibrio original dado, pese a cualquier cantidad de transformaciones
experimentadas en el sistema económico, se guarda la esperanza de volver a una
situación óptima. Probablemente esta idea debería revisarse con más detalle.
229
Otro ejemplo de la mecánica económica agregada, la
encontramos a nivel macroeconómico. Para la muestra
un botón: supongamos cómo son tratados los efectos
introductorios de una política fiscal, en ausencia de
política monetaria y sin sector externo. El convencional
análisis sugiere que un mayor volumen de gasto público
induce un crecimiento en la demanda agregada autónoma
y, por lo tanto, a una respuesta ascendente en la demanda
global, entonces se genera un estímulo a la producción,
y toda vez que, se mantenga una perfecta sincronía entre
oferta y demanda, los precios se mantendrán constantes.
Con el aumento de la producción se estimula la demanda
por liquidez, y en ausencia de emisión monetaria, se
presiona un ascenso de las tasas de interés, que desalienta
la demanda agregada autónoma y con ella, la demanda
global, así como el nivel de producción, convergiendo
exactamente al mismo punto original, luego una menor
demanda de dinero retorna el interés a la situación
inicial. De esa manera, el punto de partida es también el
punto de llegada, como si de una carrera de atletismo en
un circuito cerrado se tratara. Claro, internamente, hay
una recomposición de la economía, porque dentro de la
demanda el mayor volumen de gasto ha expulsado la
inversión privada y, con lo anterior, muchos economistas
piensan que, el gasto público y la inversión privada son
algo así como el agua y el aceite78. Si se me permite una
exageración didáctica, ¿no es posible concebir que en un
primer momento el gasto público en educación forme
a los empresarios del mañana?, o para no extremar el
largo plazo, ¿el gasto gubernamental no puede mejorar
las carreteras a través de las cuales, los empresarios
transportan sus mercancías?79 El arquetipo de
razonamiento convencional supone, en última instancia,
que los colores no pueden entremezclarse.
78
Cuando el mayor gasto público desplaza a la inversión privada tenemos
un efecto crowding out.
79
Cuando el mayor gasto público estimula la inversión privada tenemos un
efecto crowding in.
230
En efecto, estos ejemplos son muy elementales y, los
profesores de micro y macro, avanzan poco a poco
rompiendo supuestos e incorporando un mayor número
de variables, a la vez que variaciones en cada modelo,
recreando cualquier cantidad de escenarios posibles.
Este, en esencia no es el problema, el fondo reside en
la creencia, por ejemplo, de la existencia del equilibrio
como principio y fin, una situación considerada constante
incluso en los contextos más inverosímiles. El punto es
que, en economía, nuestras sinapsis cognitivas “aceptan”
la presencia de bases estáticas como piedra angular,
cuando la propia dinámica humana no es ni estática, ni
permanente. Por eso mismo, existen diferencias en nuestro
pensamiento, en la forma cómo funciona nuestra mente
y, el modo en que se desarrollan y promueven nuestras
ideas, o lo que creemos que son nuestras ideas. Como
sea que esta sinergia se desarrolle, implica una dinámica
todo el tiempo, de principio a fin, donde el punto de
partida y de llegada son diferentes y, hacen parte de una
cadena combinada de eventos, por lo que resulta apenas
absurdo considerar la estática en los fundamentos. En
el mundo de las ideas nos movemos todo el tiempo,
incluso de manera relativa. A nivel agregado somos
interactivas neuronas sociales que, si bien, en ocasiones
pueden moverse coordinadamente como una ola del mar,
a veces al unísono, a veces en contravía, cada gota a nivel
particular, guarda para sí misma, en lo que es posible su
propio movimiento, por lo que, en el instante siguiente,
la dinámica puede resultar en franca contradicción, así
de complejos somos los seres humanos y, por tanto, así
de frágil es la suposición de nuestro comportamiento
racional en las decisiones que tomamos día a día.
231
sin contar con el suficiente rigor científico con el que aspira
validarse, asume que las complejidades subyacentes sobre
la forma cómo funciona el cerebro, esa máquina biológica
como la define Llinás, sus estructuras sinápticas, así
como las dinámicas particulares que le son inherentes,
y bajo las cuales se instituye el funcionamiento de la
mente humana, se suponen como predeterminadas y se
asumen como algo que resulta tan obvio, que no necesita
ser demostrado. Este es precisamente el móvil que pronto
lleva a los economistas más temerarios a esgrimir axiomas
matemáticos incontrovertibles, sobre los cuales modelarán
una versión de la realidad cuyo confort se impone a la vez,
que evaden, mediante el empleo de entretenidos artificios
retóricos, su preocupación original80.
80
Baudrillard lo expone elegantemente en los siguientes términos: “en este paso
a un espacio cuya curvatura ya no es la de lo real, ni la de la verdad, la era de la
simulación se abre, pues, con la liquidación de todos los referentes- peor aún: con su
resurrección artificial en los sistemas de signos, material más dúctil que el sentido,
en tanto que se ofrece a todos los sistemas de equivalencias, a todas las oposiciones
binarias, a toda el álgebra combinatoria. No se trata ya de imitación ni de reiteración,
incluso ni de parodia, sino de una suplantación de lo real, es decir, de una operación de
disuasión de todo proceso real por su doble operativo, máquina de índole reproductiva,
programática, impecable, que ofrece todos los signos de lo real y, en cortocircuito, todas
sus peripecias. Lo real no tendrá nunca más ocasión de producirse- tal es la función
vital del modelo en un sistema de muerte, o, mejor, de resurrección anticipada que no
concede posibilidad alguna ni al fenómeno mismo de la muerte” (Baudrillard, 1978: 8).
232
funcionamiento de la mente del homo œconomicus, y poco
menos que eso, algunas generalizaciones normativas,
una sociedad utópica basada en el equilibrio, cientos de
hipótesis de cómo funciona una economía, donde los
individuos interactuaban básicamente como robots. Si de
lo que se trata es de examinar minuciosa y seriamente algo
tan delicado como la conducta humana, las articulaciones
y desarticulaciones osciladas al interior del pensamiento,
la propia génesis de la mente, la manera cómo opera
el cerebro, a partir de los estímulos existentes entre los
neuroreceptores y neurotransmisores, los efectos de lo
externo, y su constante interacción para comprender
ese complejo entramado en que se surten decisiones
económicas, debemos partir de revisar los fundamentos
de la ciencia y, advertir que nuestro enfoque, es más bien
limitado, y precisa de conocimientos que, por fortuna,
subyacen en otros campos.
233
determinar belicosa o afablemente quién o no tiene la razón,
mucho más dentro del espectro teórico que imprime la
existencia de infinitas posibilidades, el ejercicio no se refiere
a la cándida presunción de una demostración artificial o,
una “robusta” exposición sofisticada y ostentosa que, aspira
dirimir quién se queda con el trofeo de la razón, sobre
todo porque la misma depende de tantos considerandos
y dimensiones, desde los planos temporales, espaciales,
políticos y sociales hasta los sinápticos, culturales y
ambientales que, sin duda, ofrecerán un entretenimiento
fecundo para la obtención de un reconocimiento público
a una excepcional treta conceptual, pero que poco, o nada
acierta a la hora de responder práctica y concretamente al
cúmulo de dificultades humanas que aguarda, cada vez
menos paciente, por acciones precisas y contundentes.
Hay algo más trascendente que ganar o perder un
debate, pero aun permanecemos en un profundo letargo
que nos congrega mantener una devoción religiosa al
conjunto de ideas, bajo las cuales hemos sido adoctrinados
sistemáticamente, preferimos defender las tesis de
economistas muertos, en lugar de propender por construir
las propias con un propósito mayor al insustancial debate o
afanoso premio Nobel. Creo que debemos dejar de idolatrar
las doctrinas inútiles, superar la admiración que nos produce
su belleza conceptual, abandonar la militancia que confiere
sentirnos como Narciso, aceptar que somos diferentes y
requerimos respuestas que, a falta de estética, circunscriban
a lo finalmente relevante que subyace en la vida.
234
monopolio que confiera exclusividad en esta materia. En
efecto, acudir a ciertas herramientas obtenidas mediante
una revisión preconcebida de la matemática, la estadística,
la historia, la sociología, la medicina entre otras ciencias,
ha permitido un crecimiento significativo de las
capacidades y los instrumentos de la economía para hacer
frente a los retos que impone el mundo moderno, pero
debo advertir, que una cosa es utilizar por conveniencia
y/o necesidad un método asistido por otra ciencia, y algo
totalmente diferente, es mantener un diálogo sostenido
con ella, sobre todo para atender un objetivo común. La
presunción de los economistas por ser autosuficientes es
el principal error en que podemos incurrir, una muestra
de vanidad e individualismo que busca sacar provecho
de otras ciencias, pero que se niega a sentarse con ellas
en la misma mesa para agenciar una conversación
sobre la vida y los problemas que enfrenta. Los
economistas no podemos solos, ninguna ciencia lo puede.
235
asemeja al de alguien que está convencido de que hace
las cosas bien, pero se encuentra por recrear un colosal
desastre. El mismo Friedrich von Hayek en The Pretence
of Knowledge, el que fuera su discurso de aceptación al
Nobel de economía el 11 de diciembre de 1974, reconoció
que, como fruto de un exceso de optimismo en nuestras
sobrevaloradas capacidades para explicar la complejidad
de los fenómenos sociales, los economistas hemos
cometido varios errores, en palabras del propio Hayek:
82
The pretence of knowledge contiene citas tan autocríticas como esta: “To act
on the belief that we possess the knowledge and the power which enable us to shape
the processes of society entirely to our liking, knowledge which in fact we do not
possess, is likely to make us do much harm” (Hayek, 1974: 9).
83
Recomiendo una lectura serena a Hebert A. Simon, en especial de “Reason
in human affairs” y “Decision making: rational, nonrational and irrational”.
236
Hebert A. Simon fue un economista con inclinaciones por
la psicología, galardonado además con el premio Nobel
de economía en 1978. Él encontró que, en la práctica, los
agentes económicos no maximizaban una función de
utilidad, sino que, en su lugar, lo que sucedía simple y
llanamente, era que las personas se restringían a satisfacer
sus necesidades, sobre la base de unos juicios valorativos
particulares. La racionalidad es acotada y está determinada
por una increíble cantidad de factores combinados, la
experiencia, el conocimiento, el contexto, las habilidades,
las capacidades, la incertidumbre, los anhelos, los miedos
y las interacciones, que constituyen apenas una muestra
muy reducida del potencial existente. Mientras que los
economistas tradicionales se resisten a contemplar algo
diferente a la presunción de que los seres humanos son
racionales84, Eric Kandel, neurocientífico y premio Nobel
de medicina en el año 2000, comenta en la introducción a
su Nueva biología de la mente lo que sigue:
237
¿Por qué razones un águila esteparia evitó cruzar el mar,
siendo una forma más expedita para viajar de un punto a otro?
Hace algunos meses Fahd Qash un joven de Jizan en Arabia
Saudita encontró el cadáver de un águila que llevaba consigo
un rastreador de GPS de origen ruso con una inscripción que
rezaba que, en el supuesto de dar con el águila y/o su rastreador
se contactara con el correo electrónico naurzum@mail.ru. De esa
manera se supo que el águila fue monitoreada en Kazajistán
hace 20 años con el propósito de conocer las rutas de vuelo
de esta especie. Aproximadamente un águila esteparia
puede viajar entre 120 y 160 km por hora. Durante dos
décadas esta ave recorrió casi todo el medio oriente y lo
hizo fundamentalmente en busca de territorios que le
permitieran su hidratación y alimento. ¿Cómo define esta
ave sus trayectorias de vuelo?, ¿cuáles son los mecanismos
que le permiten orientarse y determinar el espacio y el
momento oportunos?, ¿cómo funciona su memoria y curva
de aprendizaje?... Evidentemente, la supervivencia es una de
las principales motivaciones para enfilar cada trayecto, pero
las estructuras de elección constituyen un trabajo pendiente.
238
mente, implican que, si bien los modelos intentan explicar
ciertas conductas humanas, deben complementarse e
incluso contrastarse a través de experimentos y métodos
de trabajo transdisciplinares. La neurociencia social analiza
cómo los sistemas biológicos determinan dinámicas de
comportamiento social a partir, por ejemplo, de cambios
en el sistema nervioso. El método obedece a un fenómeno
específico y no a un procedimiento estandarizado. La
ciencia económica debe comprender entonces que, sus
instrumentos de trabajo precisan ser complementados,
al tiempo que sus suposiciones sobre la conducta y la
forma cómo deciden las personas, lamentablemente no es
asunto que pueda reducirse a una fórmula matemática86.
86
En el caso de la autopretendida ciencia económica, el mismo Piketty lo
expone con particular nitidez cuando sugiere que “por ejemplo, las nociones
de ingreso y capital, tasas de crecimiento y tasas de rendimiento son conceptos
abstractos, construcciones teóricas, y no certezas matemáticas” (Piketty, 2013: 48).
87
La consciencia del yo. Recomiendo muy especialmente el texto intitulado
El Cerebro y El Mito del Yo de Rodolfo Llinás Riascos.
88
Quien a su vez invoca a Paul Glimcher.
239
la neuroeconomía, advierten la fragilidad que entraña
la maximización de una función de utilidad establecida,
nuevamente sobre la base de una conducta racional,
implicando una restructuración esencial de aquello que
creíamos saber acerca de la economía, incluso desde
sus mismas raíces (Mankiw, 2012: 476). Por lo anterior,
considero que la fecunda semilla que dejó plantada Hebert
Simon tiene un asiento de primera clase en esta materia.
240
que interactivo, supone un escenario que permite que
nuestras neuronas se comuniquen permanentemente.
90
Una de sus funciones estriba en el reconocimiento facial.
91
Entre otras tareas se encarga de las emociones. Un daño en la amígdala
implica que algunos individuos tengan dificultades para empezar o terminar
tareas simples.
92
Que atañe al movimiento biológico.
93
Relacionado con los sistemas empáticos.
94
Asociadas al funcionamiento de la mente.
95
El análisis de la nueva geografía económica resulta aquí muy interesante,
puesto que más allá de consideraciones sobre el espectro que delimita las
regiones tradicionales, también dedica esfuerzos importantes a determinar la
incidencia del espacio en las decisiones económicas, así como ellas afectan las
condiciones del mismo espacio.
96
En microeconomía, por ejemplo, la decisión de tener hijos por parte de un
hogar se explica mediante funciones de utilidad, sobre esto trabajaré más adelante.
En contraste, en neurociencias sociales se establece que, dentro de la biología del
cerebro, la oxitocina, que es una hormona péptida producida en el hipotálamo
explica cierta propensión a enamorarse, decidir tener una pareja y como resultado, la
probabilidad de tener hijos. Al respecto no es que sugiera que el análisis económico es
erróneo, insisto nuevamente, no se trata de eso, pero si debe dejarse en claro que no es
autosuficiente. En todo caso, el mensaje es que la economía maneja una sinapsis que
pretende ser totalitaria en sí misma, y ese es un error importante a combatir en el futuro.
241
Tomemos como caso concreto la segregación de
oxitocina por el hipotálamo97, ella se abre camino por
el torrente sanguíneo mediante la glándula pituitaria
posterior y se manifiesta en acciones tangibles como la
interacción social, la autoconfianza y la disposición al
riesgo, la empatía y el altruismo. De acuerdo con Kandel,
Glimcher, Simon, Tversky, Kahneman y Vernon Smith, las
decisiones humanas no se basan única y exclusivamente
en una lógica racional98. Mi profesor de econometría fue
la primera persona que me puso a pensar sobre este tema.
Recuerdo que, en una clase, al explicarnos el papel del
término de error o variable aleatoria dentro del análisis
económico, se refirió a que dicho componente capturaba
todo aquello que nos resultaba inobservable, lo que
pasaba inadvertido frente a nuestro examen, lo casuístico,
lo emocional o aparentemente irracional… Años más
tarde leyendo a Jeffrey M. Wooldridge en su conocido
texto de Introducción a la econometría, me encontré que
los econometristas trataban con especial respeto, aquello
que habían omitido en la explicación de un fenómeno:
97
Junto con la amígdala, el hipotálamo se constituye en una estructura para
reproducir las emociones.
98
Cuando estudiante, lo que describí en el capítulo 1 de este texto, la
introducción al supuesto de racionalidad económica, se refería a un componente
de la economía normativa, es decir a una ciencia que se limita a lo indicativo del
“deber ser” o de “cómo se quisiera ser”. Lo que en adelante describo se relaciona
directamente con el espectro de lo que se ha identificado científicamente “que
es”, en otras palabras, al análisis de la economía en lo que efectivamente sucede,
si no totalmente, si al menos en aspectos experimentales.
242
emocional frente a un determinado contexto, la que
controla interactivamente la amígdala y el cuerpo
estriado con este fin. De acuerdo con William James, en
sus Principios de psicología de 1890, los seres humanos
somos mucho más emocionales que racionales y, de
hecho, es precisamente la acción combinada de las
emociones, instintos y hábitos los que hacen del cerebro
un sistema de eficacia singular99. El aludido placer de
la primera ley postulada por Hermann Gossen100, no
consideró la posibilidad de que el punto de saciedad
siguiera un trayecto ascendente, aun cuando los medios
para su satisfacción crecieran también. De hecho, en
alguna charla de clase sostenida con mis estudiantes de
microeconomía, concluíamos que la pobreza relativa tenía
que ver con esa misma situación, nuestras necesidades
crecen más rápido que los medios que disponemos para
satisfacerlas, lo que sugeriría la existencia de una antiley
psicológica fundamental en el sentido de Keynes101. El punto
es que, desde la perspectiva de la biología de la mente
expuesta por Kandel, el placer incentiva la producción
de dopamina hasta convertirlo en adicción. Nótese que
cuando los economistas enfocan los problemas desde
una perspectiva diferente, los resultados pueden ser
menos equivocados. Becker y Murphy, por ejemplo,
en 1988 señalaron en su estudio “A Theory of Rational
Addiction” que el consumo de drogas, contrario a lo
que Gossen planteó, implicaba que, por cada unidad
adicional de alguna sustancia psicoactiva como la
cocaína, la heroína o cualquier tipo de barbitúrico,
se obtenía como resultado una mayor satisfacción en
comparación con la inmediatamente anterior. A pesar
99
Ver Kandel, Eric. (2019). La nueva biología de la mente. Págs. 181-201.
100
Hermann Gossen escribió en 1854 un texto que intituló “The Development
of the Laws of Human Intercourse and the Consequent Rules of Human Action”
donde planteó que la intensidad del placer se reduce, si ininterrumpidamente se
satisface una necesidad hasta que esta sea saciada.
101
Si las necesidades crecen a un ritmo superior que los recursos para
satisfacerlas, la propensión marginal a consumir superaría la unidad.
243
de que, la apuesta de Becker y Murphy, en este caso se
basaba en cierta racionalidad acotada, Kandel llega a una
conclusión similar, pero su explicación de las relaciones
es menos limitada102, pues advierte que la liberalización
de dopamina además de producir placer nos condiciona.
102
Para Becker y Murphy es racional que un adicto consuma cada vez más.
Pero en Kandel, ese beneficio de corto plazo se traduce en un perjuicio de largo,
que además se ve reflejado en un daño y distorsión en el cerebro y la mente.
103
Del mismo modo que las drogas obnubilan la capacidad de razonamiento
de los individuos, sugiero que lo hacen ciertos “bienes económicos” que generan
comportamientos compulsivos manifestados en la compra.
104
De facto, las neuronas de Von Economo, denominadas así por el
psiquiatra australiano Constantin Freiherr von Economo contribuyen a explicar
comportamientos colaborativos de los individuos frente a una determinada
estructura social.
244
Considere ahora lo siguiente: la dopamina es al placer, lo
que el placer es al acondicionamiento. Si una persona común
y corriente experimenta mucho placer cuando prueba un
delicioso alimento, las secreciones de dopamina y su relación
con el placer producen información que condiciona las
decisiones futuras configurando una memoria de largo plazo
que, finalmente contribuye a la explicación del consumo105.
Pero el asunto no es tan sencillo, Kahneman y Tversky
sugieren la existencia de un pensamiento intuitivo entre la
percepción y la razón, dando origen a dos subsistemas de
pensamiento, uno primero de acción rápida, motivado por
las emociones, demasiado inmediato y, que generalmente
nos lleva a cometer errores (como cuando nos enojamos
y tomamos decisiones en ese estado) y, uno segundo
donde, somos más reflexivos, valoramos el conjunto
de alternativas existentes y, después de sopesar cada
escenario, elegimos. Pese a que la tesis de Kahneman y
Tversky, aparentemente va en contravía de lo sugerido
por William James, Kahneman sostiene que aun cuando
preferiríamos basarnos en el segundo subsistema, el
primero es el que rige nuestras vidas.
105
Considere el miedo como una emoción, ¿influye en nuestras decisiones
el temor a equivocarnos?, ¿tiene repercusiones en la memoria de largo plazo?
Intentamos ser racionales, pero el control sobre nuestras emociones no es algo
que funcione de manera automática.
245
de atribuirle más relevancia al presente inmediato en
comparación con el futuro próximo, pero mientras
esto sucede allí, en la corteza prefrontal lateral, se
asimilaban con mayor meditación y detenimiento
cualquier clase de comparaciones intertemporales106.
Desde el campo de las neurociencias se ha reconocido
la relevancia de las emociones, no solo en cuanto a la
dinámica económica se refiere, sino también, como
parte de la cultura misma en que se basa todo el tejido
social histórico, presente y futuro 107.
246
unidad de confianza, indistintamente de cómo haya sido
concebida o medida”108 (Akerlof y Shiller, 2009: 39)109. Es
más, los autores señalan que la confianza que se posea en
un momento dado, incide en los instantes subsecuentes.
Si hoy nos sentimos particularmente optimistas y
alimentados, de más que suficiente confianza para
encarar lo que suceda mañana, entonces el efecto positivo
puede incluso conducirnos al exceso y, por lo tanto, a
elevar nuestras expectativas mucho más allá, de lo que
realmente era factible. De otra parte, cuando la confianza
se ha desbordado, y los tomadores de decisiones son
conscientes de su error, la consecuencia puede llevarnos
a una depresión emocional y económica110, que deviene
inexorablemente en una difidencia exagerada. El miedo,
por ejemplo, se constituye en una emoción crucial de
lo acertado de nuestras decisiones, antes y después de
siquiera haberlas efectuado. En adición, las emociones se
transmiten de un individuo a otro y contagian para bien o
para mal, las expectativas que se configuran en el cerebro
de cada persona y repercuten de forma trascendente al
explicar sus acciones.
108
Un primer intento por medir las emociones se efectúa en econometría
a través de variables “dummy”, utilizando el sistema binario se asigna un
valor de 1 cuando se presenta un atributo como “estar feliz” y de 0 en caso
contrario. La variable, una vez creada, se puede utilizar como dependiente
en un modelo logit, probit, tobit o biprobit, cuando se desea explicarla, o
como una independiente cuando sirve para explicar un fenómeno asociado,
en estos mismos modelos o, en una regresión cuantitativa. Pero también
existen construcciones como el índice de confianza del consumidor, el índice de
sentimiento especulativo o el índice de sentimiento económico, entre otros que,
se soportan en las percepciones de los agentes económicos, principalmente
frente a la confianza futura de un determinado contexto.
109
Animal Spirits. Cómo influye la psicología humana en la economía.
110
Prometí que volvería sobre este aspecto en el capítulo 1.
247
a su vez, se conecta con todas las áreas del cerebro y
permite que algunas de ellas se atribuyan e interactúen
simultáneamente para decidir y, mientras una parte
de la amígdala se encarga de procesar las vertiginosas
emociones que se desprenden de la caída en los precios
del crudo, una sección del córtex se ocupa de aquello
que consideramos como racional y, comienza a analizar,
más pacientemente, el conjunto de efectos posibles
sobre el comportamiento del dólar. El asunto es que
este arquetipo didáctico, apenas nos permite hacernos
una breve idea de la decisión tomada por un corredor
bursátil cualquiera, pero es suficiente para ilustrar al
lector acerca de su susceptibilidad mecánica, y fragilidad
conceptual dentro de la teoría económica convencional,
puesto que el desenlace individual o colectivo, constituye
una expresión derivada de la combinación sináptica que
se produce de manera mucho más compleja al interior de
nuestro cerebro.
111
Sugiero revisar la conferencia de Walter Sosa Escudero para TEDx en Rio
de la Plata, 2013 intitulada “Bienvenidos al mundo de las estadísticas”. Al mismo
tiempo recomiendo sus textos sobre econometría que son muy interesantes.
112
¿Subestimó Milton Friedman a los jugadores de billar que, aún
cuando aplican los principios de la física clásica, no pueden expresarlos
instrumentalmente?, ¿subestima la teoría económica al consumidor y productor
que no diseñan modelos probabilísticos a la hora de tomar decisiones?
248
La psicología y las neurociencias nos han permitido
entrever la profundidad del comportamiento humano, y
mientras la obra de teatro seguía su curso, instruyendo al
pasivo espectador, que buscaba refugio en una escala de
rendimiento académico, condicionado y abrumado por la
retórica y la técnica, a mí me llamaba la atención lo que
se suscitaba entre bastidores. En ese momento de mi vida,
consideraba cuál había sido el significado de la estadística
para las matemáticas y a su vez, la relación que tenía con la
economía. Imaginaba que la matemática, personificada se
vanagloriaba a sí misma frente a un espejo, como lo hiciera
el Narciso de Waterhouse en el afluente, diciendo para
sus adentros que era perfecta, y que nada en el mundo
era comparable con su exactitud. Esa misma noche, en
una fiesta, conocía a la estadística, que no solo ponía en
duda su procurada precisión, sino que además estudiaba
lo probable. Para la economía todo esto resultaba muy
provechoso, puesto que algunas veces se apoyaba en la
puntualidad y otras, en lo posible. Entre tanto, las dos
primeras chicas evitaban cualquier confrontación, e incluso
charlaban como un par de buenas amigas.
249
engendró la presencia del COVID-19113, solo por citar uno
de tantos casos. Los economistas insistirán, como estilan
siempre, en la ineficiencia del Estado o las fallas del
mercado, el problema será habitualmente tratado como
un asunto cuya responsabilidad compete a otros, donde
nuestra confortable moralidad individual permanezca
inmutable y segura. La obra de teatro continuará y,
persistentemente acudirán más espectadores dispuestos
a comprar el pase de entrada para ver lo mismo una y
otra vez, hasta que todo esto pueda perdurar. El 6 de
septiembre de 2009, Paul Krugman, premio Nobel de
economía 2008, publicó en el New York Times, un artículo
intitulado “How Did Economists Get It So Wrong?”114,
donde advierte que la respuesta se hace eco en el exceso
de confianza y la ilusión del control, la devoción excesiva
en una economía de mercado, el desconocimiento de
las burbujas especulativas en el sistema financiero
internacional y la incapacidad manifiesta para predecir
el futuro. Y es que, a pesar de lo intenso y profundo
del estudio de las herramientas de predicción, los
economistas somos muy vulnerables al error. El mejor de
los econometristas aún no ha conseguido darle al premio
gordo de la lotería o anticipar siquiera el desenlace de la
obra cumbre de Pierre Boulle115.
250
próximo. Y más allá, de que alguna vez, me preguntara,
qué tan listo puede ser alguien que atesore información
acerca del futuro, y se dedique a la banalidad de ofrecer
sus dones esotéricos a quien le interese, en un contexto
donde la mayor parte de las personas prefieren adoptar
una postura de escepticismo, confieso que para los
economistas, por lo general se nos da bien, equivocarnos
cuando de alguna predicción se trata, y esperar que, pese
a nuestro error, el público mantenga la fe en nuestras
capacidades, más o menos intacta. Si todo esto, pudiese
aspirar siquiera a un ápice de exactitud, los econometristas
hace rato no solo habrían predicho el número de la serie
en que caerá la lotería, sino que además, la estarían
disfrutando. Y es que Taleb es particularmente rígido
con nosotros cuando nos caracteriza como “Expertos
que tienden a ser no expertos” (Taleb, 2011: 218). Si en
realidad somos tan buenos como creemos: ¿por qué nos
equivocamos tanto? El problema me temo, es que cada
vez que el experimento no funciona como esperamos,
la sociedad paga las consecuencias de nuestros actos116.
251
los pocos films118, que supera al libro en que se basa,
tarea más intrincada incluso, cuando el escrito original
proviene de la extraordinaria pluma del genial Francis
Scott Key Fitzgerald, autor de obras como The Great
Gatsby. En la película se narra cómo Daisy Fuller sufre
un accidente, y de todas las posibles combinatorias que
pudiesen haberse suscitado, la que finalmente se hizo
efectiva, fue aquella que la propia Daisy consideró la
menos probable en un día corriente:
El taxi tuvo que parar por un hombre que cruzó la calle y que
salió de su casa 5 minutos más tarde de lo normal, porque olvidó
poner su despertador.
Mientras ese hombre que iba tarde cruzaba la calle, Daisy había
terminado de ensayar y se estaba duchando. Mientras Daisy se
duchaba el taxista esperaba fuera de una tienda que la mujer
recogiera un paquete, que no habían envuelto porque la chica que
debía envolverlo había terminado con su novio la noche anterior,
y lo olvidó.
118
Dirigido por David Fincher.
252
Cuando envolvieron el paquete la mujer volvió al taxi que,
bloqueó un camión repartidor,
todo mientras Daisy se vestía.
El camión se retiró y el taxi pudo moverse, mientras Daisy, la
última en vestirse, esperó a una amiga a la que se le rompió la
agujeta (del zapato).
Mientras el taxi se detenía por un semáforo, Daisy y su amiga
salían por atrás del Teatro…
Y si solo una cosa hubiera sido diferente:
si la agujeta no se hubiera roto, o si el camión no hubiera salido
segundos antes,
si el paquete hubiera estado envuelto porque la chica no terminó
con el novio,
o si el hombre se hubiera despertado 5 minutos antes,
y si el taxista no hubiera parado por el café, o si la mujer
hubiera llevado su abrigo y hubiera
alcanzado el taxi...
Daisy y su amiga habrían cruzado la calle, y el taxi hubiera
pasado de largo…
253
un tipo de inteligencia que practicamos todo el
tiempo. Cuando despertamos nuestra mente va un paso
adelante, imaginamos qué actividades desarrollaremos,
establecemos escenarios, visualizamos nuestro futuro en
tres horas, así como en los próximos 15 años. Atendemos
contingencias diversas. Cuando nos encaramos a un
problema, la corteza cerebral actúa como una estructura
que asimila escenarios de solución evolutivos, estableciendo
una o varias predicciones en el camino, ajustándose en
la medida que recibe más información. Pero el cerebro
nos supera, puede engañarnos si es necesario, y al igual
que el primer organismo celular sobre la faz de la tierra,
intentará, a como dé lugar, sobrevivir. Predecir supone
proyectar a lo que nos enfrentamos, hay desde luego una
intención en todo esto, y reside en el ensayo histórico de
la humanidad de controlar su propio destino. Si bien la
intención de los economistas por descifrar aquello que aún
no nos ha sido revelado, constituye una tarea loable, en tanto
nos permita mejorar nuestra condición, existe al menos una
consideración meridianamente tangible: ¿acaso contamos
con las herramientas necesarias para hacer pronósticos
sobre las estocásticas complejidades inherentes a la conducta
humana? Y en el caso de pretender que eso sea posible,
¿quién cuenta con el acceso a dichos instrumentos?120
254
economista desocupado, antes que yo mismo lo hiciera,
pensó en la definición dada por el filósofo alemán, y
advirtió una posibilidad de trabajo cuando encontró
afinidad con la economía ortodoxa en lo que refiere al
tópico de la elección individual. Uno empieza a temerle
a los economistas cuando sabes que intentan explicar
las sempiternas complejidades que entraña el amor.
La primera vez que supe de tan osada exploración fue
en un curso de economía avanzada para profesores
que organizaba el Banco Central como parte de su
política de formación a la sociedad. Fui parte de la
primera generación de profesores que accedía a tal
beneficio y distinción y, personalmente se constituía
en un momento trascendente para enfrentarme a
colegas de las mismas áreas y “medirme” frente a lo que
había logrado al cabo de todos esos años anteriores.
255
la aparición de costos de oportunidad y rendimientos
decrecientes frente a lo sentimental, que pueden explicar
fenómenos como la infidelidad, el divorcio o incluso la
decisión de tener o no hijos, que en este caso pueden recibir la
connotación de bienes suntuarios”.
256
economía de la educación, además escudriñó, a partir
de herramientas microeconómicas las relaciones que
subyacen al interior del matrimonio, las decisiones
asociadas a los hijos e incluso la naturaleza del divorcio.
En palabras del propio Becker:
257
sugirió que la pobreza restringe parcialmente los
matrimonios y, de esa manera delimita, en cierta medida,
la tasa de nacimiento y el crecimiento de la población,
con lo que, en el largo plazo disminuye el potencial de
trabajo que precisa el crecimiento económico123, idea que
más contemporáneamente sería afianzada por Paul Zak
y Kwang Woo Park en su working paper denominado
Population genetics and Economic Growth (Zac y Park, 2000).
258
que se desea compartir el tiempo. Por supuesto, una
vez se incorpora el papel del tiempo, los economistas
no dudarán en incorporar el análisis de los costos de
oportunidad asociados a una elección. De esa manera,
algunos de los atributos de una función de utilidad
asociada al amor subyacen en la inteligencia, el físico,
la comprensión, la estabilidad emocional y financiera,
el sexo, entre otros. Zelder sugiere que el amor puede
ser abordado desde perspectivas varias, para el caso,
puede ser concebido como un subproducto incidental
de la combinación de otras actividades: una buena
conversación, un viaje, una película, una cena, incluso
el estudio o el trabajo constituyen escenarios posibles
para engendrar su particular existencia.
124
“El amor es un humo formado por el vapor de los suspiros; alentado, un
fuego que brilla en los ojos de los amantes; comprimido, un mar que alimentan sus
lágrimas. ¿Qué más es? Una locura razonable al extremo, una hiel que sofoca, una
dulzura que conserva” (Shakespeare, 1597: 45).
259
Una cosa es que Romeo y Julieta basen su amor en
el atractivo físico a tierna edad, mientras que, otra
situación es mantenerse juntos con el peso de los
años. El tiempo además implica un costo que, dentro
de la sociedad moderna es valorado esencialmente en
términos de los ingresos laborales. Si en una relación
una persona tiene una asignación superior a la otra,
su tiempo o sus responsabilidades pueden asumirse
o reinterpretarse como más trascendentes que las de
aquel que sirve de base y, someter a una compensación
de naturaleza emocional, doméstica o sexual que,
de no conducir a un equilibrio resulta en conflicto.
Paradójicamente, Zelder identificó las fragilidades
inherentes a la modelación, por ejemplo, que el amor
es difícil de medir, que las decisiones basadas en el
amor no necesariamente son sistemáticas, y que por
muy racionales que sean los individuos, el amor puede
nublar el juicio con extrema facilidad. Sin embargo, a
pesar de advertir las contrariedades de su trabajo, el
mismo Zelder no consigue evadirlas de modo alguno.
260
social, las estructuras socioafectivas y psicosociales126 que
inciden en el pensamiento, los valores morales, la ética,
las expectativas, los sueños, las experiencias pasadas, la
rutina, entre tantos otros factores, se dan cita en un coctel
particular de combinaciones varias que hacen que uno
se enamore mayor o menor tiempo, con mayor o menor
intensidad, en fin, el asunto es un poco más complejo que
el equilibrio de un mercado donde se ofrece y demanda
amor, basta con una leve modificación tan específica
como ella misma pueda ser posible, para que un
individuo enamorado se aproxime a la locura, y sabemos
de sobra que los economistas pretenden que el consumo
desaforado sea racional. ¡Va de nuevo!, ¡hay que revisar esas
bases! Erich Fromm lo plantea de forma contundente:
261
crecientes y una desesperación que se oculta bajo un frenético
afán de trabajo y supuestos placeres”127
(Fromm citado por Huxley, 1958: 166).
262
con algunas estadísticas vitales promueve ciertas
acciones concretas de cambio. El problema deviene
cuando el afán por lo cuantitativo usurpa el lugar
de los eventos que, originalmente le sirvieron como
justificación.
263
mente profunda tan omnipotente como omnisciente
para la cual, es del todo evidente una economía donde
solo existen ángeles y demonios a saber.
264
que entrañan los asuntos económicos. En este caso, un
asomo de infidelidad recurrente a la lectura de varias
perspectivas, puede nutrir un poco más al intelecto de
aquello que le podríamos adjudicar, para utilizar la
metáfora de Einstein, a un único lanzamiento de dados.
La pregunta aquí reside en si la economía es exclusiva
de los economistas. Convengamos en que la respuesta
es más que obvia.
265
carácter de “ley”130, y cuya demostración algebraica
pasaba por autosuficiente e incuestionable, debía
irremediablemente confrontarse por los hechos reales,
aun cuando la cotidiana evidencia empírica, auxiliada
por el uso de la técnica, los filtros, los tratamientos o
las manipulaciones metodológicas pertinentes (O no),
pusieran al descubierto que en la ciencia, lo absoluto
no es la constante. De hecho, la física, donde las leyes
de los cuerpos, se pensaría son más universales, ha
experimentado una mayor disposición a cuestionar
sus propios fundamentos y admitir sin mayor reparo,
cambios sustanciales que han dado origen a la teoría
de las supercuerdas y, con ella, a la teoría cuántica de la
relatividad. El legendario James Douglas Morrison131
escribió: “el auto-engaño puede ser necesario para la
supervivencia del poeta” (Morrison, 2000: 109). Al parecer,
los economistas nos aferramos con tal convicción a
ciertas ideas, como los poetas a ciertos sentimientos.
El autoconvencimiento de comprender una situación
al punto de reducir su explicación a “creencias o
supuestos” cuya existencia se pone continuamente en
entredicho, se asocia a la presencia “temprana” de un
síntoma de esquizofrenia denominado “alucinación”,
Kandel se refiere a él como un cuadro patológico
donde los individuos acuden a aseveraciones, sin un
respaldo, lo suficientemente desarrollado en la realidad
misma, más conocido como “delirio”. Este riesgo
psicosocial visionado en la forma de una esquizofrenia
individual y colectiva controla el discernimiento sobre
la realidad, deteriora la independencia y la identidad
de los individuos (Kandel, 2019: 96-97). El tomador de
decisiones propuesto por la teoría económica no solo
130
Tómese como referencia algunos ejemplos: la clásica ley de oferta y
demanda, la ley de hierro de los sueldos o las finanzas, la ley de Okun, la ley del
precio único, la ley de las proyecciones iteradas, la ley de Bayes, la ley de Walras,
la ley de los pequeños números, la ley de Engel, la ley de Hicks, ley de Say, la ley de
Petty, la ley de Wagner, la ley psicológica fundamental de Keynes, entre tantas otras.
131
A mi juicio, el último poète maudit.
266
es afectado por un condicionamiento clásico, sino que
además se convierte en un agente psicótico, disfuncional
y esquizofrénico, una suerte de Quijote de la Mancha
que enfrenta molinos de viento y viaja en busca de una
Dulcinea que jamás podrá encontrar132. Un consumidor
ansioso que, por más que lo intenta, no se hará con el
punto de máxima felicidad.
267
continuum de investigaciones de este tipo evidenciadas
en el campo de la etología animal, se desarrolla lo que se
conoce como “La teoría de la mente”. La presunción esencial
reside en atribuir a un individuo, el poder de desarrollar
dinámicas cognitivas, tales que le permitan comprender
su propio estado mental e inferir el de su prójimo para
producir escenarios de simulación y predicción iterativa.
Es entonces, cuando se concibe la existencia de las
primeras estrategias basadas en el engaño o la mentira.
134
En el caso de que sea posible medirla.
268
la imposibilidad de Arrow constituya un problema
filosófico, ético, moral e incluso práctico135. La cuestión
con esto, es que imaginamos que las personas utilizan
un mecanismo de pensamiento que es igual al nuestro,
lo anterior, promueve el uso de estrategias desarrolladas
en la propia teoría de juegos, donde un jugador intenta
colocarse en los zapatos de otro para anticipar sus
movimientos y, por tanto, sacar ventaja de ello. Pero,
incluso la pequeña Mafalda, con tan solo ocho años,
advertía que eso no necesariamente es así:
269
prisión136. De acuerdo con Nash (1950), la solución parte
de comprender que, el incentivo de quedar libre por
confesar se convierte en la mayor de las probabilidades,
razón por la cual, los prisioneros terminan delatándose
y, pagando cada uno diez años bajo la sombra.
270
impredecible. Usted puede sugestionar a su hijo para
que siga sus pasos, pero en el fondo, usted sabe que eso
no funciona así.
271
que, si esa probabilidad es muy baja, los individuos
dispuestos a cometer un acto delictivo se formarán
expectativas a favor del crimen, aun cuando la pena sea
elevada porque conocen de la baja efectividad para ser
identificados. El desarrollo de la ciencia, la tecnología,
la educación, la cultura, la política, en teoría, se erigen
sobre la preservación de la vida humana, sin embargo, en
la práctica, el hecho de que el homicidio exista sugiere
una profunda revisión de la forma cómo se conciben las
sociedades y un estudio permanente sobre las razones que
explican tal fenómeno. En la literatura económica existen
varias posiciones, por ejemplo, las situaciones de pobreza,
inequidad, desempleo, baja producción, corrupción, fallas
estatales y normativas, escasa institucionalidad, fungen
como determinantes de la tasa de homicidio. Willson y
Kelling (1982), sugieren la teoría del Broken Window, que
se constituye en una mirada espacial del problema del
homicidio, puesto que lo relaciona con la presencia de
un desarrollo urbano desorganizado y caótico, donde
convergen fenómenos como la prostitución, el consumo
de drogas, la conformación de pandillas y el vandalismo.
272
incluso violenta motivada por el hambre. Desde luego, a la
par, un político corrupto, podrá con la más fina delicadeza
en el lenguaje y en las formas, buscar un método creativo
para alterar la contabilidad de una política pública y,
proveerse de recursos que maximicen aún más su nivel de
bienestar y confort.
273
conducta humana, y en efecto, la economía influye en esta
dinámica, pero cierto es que, el propio comportamiento
justifica la existencia de la misma economía.
274
reside en purificar la sangre y expulsar las toxinas
contenidas en ella, mediante las secreciones de orina,
la nefrología actual le ofrece incómodas opciones como
someterse a un proceso de hemodiálisis, mediante el uso
de una máquina que suple el proceso ante la deficiencia
orgánica evidente o, un costoso trasplante, siempre que
haya “disponibilidad” y compatibilidad entre el donador
y el receptor. Si usted tiene hipermetropía, que es un
defecto en el cristalino que produce problemas de
definición visual en objetos próximos, puede utilizar
lentes convergentes o una cirugía refractiva. Pero el
cerebro es diferente. Podemos describir algunas de sus
características físicas como el peso o el tamaño de sus
regiones, incluso podemos modelarlo en 3D y reconocer
las zonas de mayor o menor actividad en variedad de
ambientes situacionales y, evidenciar la respuesta ante
un estímulo mediante mapas de calor, pero la forma en
que trabaja, su interacción con la mente, la producción
de pensamientos, emociones y percepciones, es una caja
negra de infinitas posibilidades137, y los economistas
debemos entender que, el que hayamos especulado
sobre el comportamiento humano, no implica que
hayamos acertado, más aun, cuando desconocemos los
desarrollos recientes en la materia y sus efectos sobre
aquello que estudiamos.
137
A decir verdad, una caja de Pandora.
275
neurociencias sociales y el examen a la complejidad
que impone el comportamiento humano, a la par que
sus decisiones, su conocimiento no supone un capricho
o una tendencia pasajera, en su lugar, se trata de un
asunto de responsabilidad social, algo que por cierto,
compete también a la naturaleza económica.
276
y, de aquello que, poco después, interactuó en su contra.
La estrafalaria y por demás, irrelevante dicotomía
entre libertad o intervención a que la economía ha
dedicado tanta atención, descansa en que, cuando de las
condiciones necesarias para explicar la existencia de la
vida, y las formas en que la misma se expresó, así como
los procesos iterativos que ella trasegó, implicaron una
emancipación en el ambiente, al tiempo que, la mediación
interactiva de un sinnúmero de situaciones facultativas,
sirvieron a la postre, como mecanismo interventor138-139.
138
Consideremos el problema de la libertad a nivel biológico. Para
Llinás, el mecanismo natural por medio del cual se toman las decisiones se
basa en el sistema nervioso, que a su vez contempla dos tipos de estrategias
para sobrevivir, una primera basada en la libertad total y una segunda
donde se introducen mecanismos coordinados de selección que reduzcan
sus posibilidades a aquellas más factibles. “El problema de una operación
completamente libre, con posibilidades infinitas, es que resultaría muy costoso
para el sistema. Por ser hipercompleto, necesita un mecanismo eficiente que
reduzca sus grados de libertad, ya que sus elecciones son verdaderamente
críticas” (Llinás, 2017: 192).
139
La compleja naturaleza de las elecciones que, los economistas
tradicionalmente han pretendido comprender, implica a la par que un
proceso social, un sistema biológico. Llinás le concede relevancia al ojo
como mecanismo que permite capturar la realidad y en torno a ella, percibir
y conceptualizar al interior del cerebro lo demás. A nivel fisiológico, los
procesos de decisión implican la existencia de un “dispendioso equilibrio
entre la imperiosa necesidad de un proceso que reduzca de manera sustancial
(y útil) los grados de libertad, las posibles elecciones que el sistema toma o
implementa y la necesidad fundamental de libertad para realizar dichas
elecciones” (Llinás, 2017: 197).
277
y, sobre la mezcla, como una suerte de secreto para
nosotros mismos, se proyecta infatigable un extenso
horizonte que desconocemos. Las neurociencias sociales
pretenden estudiar la complejidad que caracteriza el
comportamiento humano, siendo conscientes de que
constituye un acto colaborativo, como si de un cerebro
colectivo, del que formamos las veces de neuronas se
tratara, utilizando la interrelación multidisciplinaria
suscitada alrededor de los sistemas biológicos y las
interacciones de los individuos y sus entornos sociales.
En efecto, se comprende que, como punto de partida,
la economía haya establecido algunas presunciones,
difícilmente se habría llegado al mundo que tenemos
sin ellas, pero lo que no se puede aceptar, es seguir
considerando que sean inamovibles. El tipo de sociedad
que nos sobrevive, no será mejor si las respuestas se
pretenden en la misma urna de cristal de siempre.
278
resultan más costosos y eso encarece el precio de los
alimentos, con lo que empiezan a volverse menos
accesibles más bienes para el hogar.
279
También es curioso que nuestra imposibilidad manifiesta
de hacer algo, se circunscribe a las delimitaciones de la
retórica y la semántica. Es cierto que, la palabra precisa
de nuestra sensibilidad más íntima, nuestros mejores
deseos, pero el punto es que, el lenguaje se constituye
en una forma de expresar las cosas, a la par que delimita
nuestras acciones a la naturaleza de un discurso. Las tareas
concretas se reemplazan por tratados o conversatorios
sobre los problemas, y sin duda, resultan entretenidos a
la vez que preocupantes, pero cuando se trata de pasar a
la práctica todo queda en un texto de buenas intenciones,
por lo general repleto de obviedades. Los cambios
en la conducta parecen mínimos. Redactamos mejor,
inventamos nuevos conceptos, acuñamos sofisticaciones
en el lenguaje, adoptamos estrambóticas palabras
extraídas por la moda, lucimos más seguros y confiados
de nuestras ideas y pensamientos, pero poco se ve que
hagamos sobre lo relevante, para la muestra un botón
de gravedad planetaria: al combatir el calentamiento
global… ¿Qué ha pasado con el Protocolo de Kioto?
140
Véase también las tesis de Paul Romer (1989) premio Nobel de economía 2018.
280
(1927) de Fritz Lang, Terminator 1 (1984), Terminator
2: Judgment Day (1991) de James Cameron, Matrix
(1999) de Lana y Lilly Wachowski, por citar algunas
cintas, presentan el futuro como un cuadro distópico
donde, más allá de una crítica metafórica conceptual,
la tecnología es avizorada como un instrumento de
control que somete, de alguna manera a la misma
humanidad bajo las órdenes de un régimen productivo
capaz de procurarse relevancia por encima de la vida
orgánica. Desde la literatura universal novelas como
1984 de George Orwell (1949), Un mundo feliz (1932),
Retorno a un mundo feliz (1958) 141 de Aldous Huxley,
La naranja mecánica (1962) 142 de Anthony Burgess,
entre otras, sugieren que el uso de la tecnología puede
ser poco más que peligroso e incluso alienante 143. En
el capítulo XIII del tomo I de El Capital, Marx (1867)
establecía que, la tecnología además de representar
una preocupación para los trabajadores, en particular
de aquellos a quienes se restringe la posibilidad de
capacitarse en ella, comenzaba también a reproducirse
en la educación, así como en sus explícitos propósitos
enrutados a la producción de bienes y servicios
(Marx, 1867: 302-424). En contraste, Paul Romer,
premio Nobel de economía 2018, consideraba que,
en un orbe neoclásico, donde la tasa de cambio
tecnológico es especialmente sensible a las variaciones
experimentadas en la tasa de interés, la intromisión
de un subsidio secular a la acumulación de capital
físico, era poco menos que un sustituto imperfecto
de los apoyos que incentivaban la rentabilidad
141
“Retorno a un mundo feliz” comprende un conjunto de ensayos que
Huxley escribiría a partir de su novela “Un mundo feliz”.
142
“A Clockwork Orange” fue adaptada al cine en 1971 por Stanley Kubrick.
143
Huxley establece el debate en los siguientes términos: “la tecnología
moderna ha llevado a la concentración del poder económico y político, y al
desarrollo de una sociedad gobernada (implacablemente en los Estados totalitarios
y cortés e invisiblemente en las democracias) por la Gran empresa y el Gran
Gobierno” Huxley (1958: 166).
281
estimada de la investigación científica aplicada a la
producción, y por tanto, generadora de bienestar. De
esa manera, mayores dotaciones de capital humano
promovían inexorablemente un renovado dinamismo
al crecimiento económico y, el libre comercio se
reconfiguraba como el arquetipo intensificador de
ese proceso en un cada vez, menor periodo de tiempo
(Romer, 1989). Desde la lente de Naciones Unidas
el desarrollo tecnológico se constituye en un factor
relevante para el crecimiento económico, sin embargo,
advierte, que el problema no estriba únicamente en
el papel benefactor atribuido a la tecnología, sino
también a las restricciones con que se difunde y
promueve su acceso en el orbe actual, fenómeno que
supone como consecuencia concentración e inequidad
del conocimiento (Naciones Unidas, 2019). Pero eso
no es todo, porque a menos que el sistema educativo
se reconfigure, es inexorable que:
282
de esas conveniencias144. En la presentación de su texto
“La economía desenmascarada: del poder y la codicia a la
compasión y el bien común”, Manfred Max-Neef señaló
contundentemente que:
283
temores residía en que el intenso uso de la tecnología
nos convirtiera en una generación de idiotas. Sentados,
acostados, mientras comemos, caminamos, charlamos,
esperamos, viajamos, volamos, lo que quieras, cuanto
puedas imaginar… Tenemos el celular en nuestras
manos. No digo que no hagamos cosas importantes, pero
piensa en el tiempo que dedicamos a hacer nada. No
solo aumentas las probabilidades de un astigmatismo,
una miopía o, incluso un desprendimiento de retina,
sino que, en muchas ocasiones, no hacemos nada con
nuestro tiempo. Una generación de zombies que solo
tienen su mirada fija en la pantalla táctil de su móvil, y
mientras tanto, se nos va la vida y el mundo real.
284
que te sea posible, y eso no es fácil. No hay un libro de
texto que contenga la clave, no hay curso de postgrado
que devele el secreto, y lo que es peor, dudo que pueda
haberlo. Enseñar y aprender son tareas que requieren
mucho más que el frívolo conocimiento. La época que
viví me hizo cuestionarme sobre mi propio papel en
la sociedad, sé que fui un replicador y, en parte, debí
serlo, para hacerme una idea de lo que considero
incorrecto, pero es insuficiente, si se quiere cambiar al
mundo, nuestra inteligencia no puede ser domesticada,
ni pedir a los estudiantes que se contengan, nuestra
labor, es ciertamente un acto de rebeldía individual y
colectiva frente a lo que vivimos y lo que queda por
vivir, debemos señalar lo más nítidamente posible
aquellos aspectos en los que hemos fallado, reconocer la
naturaleza de nuestros errores, cuestionar e investigar
nuevas formas de ver los fenómenos, al tiempo que,
procurar y proponer soluciones y exigir que estas sean
consideradas a la hora de tomar decisiones en sociedad.
285
lo hacemos de forma selectiva, a la vez que reiterativa
y presuntuosa, puesto que nos vanagloriamos de las
herramientas, conceptos, métodos e instrumentos y,
su aparente dominio sobre otras ciencias nos hace
pensar ilusoriamente que somos autosuficientes, ya
no necesitamos de otros, ni de sus ideas, ni de sus
conocimientos. Nos introducimos en una pequeña urna
de cristal y, si bien es muy incómoda al principio, con
el tiempo nos adaptamos a tal punto que, comenzamos
a sentirnos a gusto en ella y creer que es de lo mejor y,
entonces ya no queremos salir146.
146
Tomáš Sedláček (2014) en su maravilloso texto intitulado “Economía del
bien y del mal: la búsqueda del significado económico desde Gilgamesh hasta Wall
Street” lo señala con especial claridad cuando advierte que: “hay un problema
doble para los economistas; vivimos en un estado inusual de esquizofrenia.
Un economista teórico debe olvidarse del mundo real (debe soñar, justo como
Descartes), de otra manera no llegará lejos en sus modelos. Su recompensa
tiende a ser conclusiones que son justamente tan abstractas e inaplicables al
mundo real como el modelo mismo. Pero cuando un economista tiene que hablar
acerca de la economía práctica - por ejemplo, acerca de política económica –
debe olvidarse frecuentemente de los modelos exactos, arrojar el aparato teórico
innecesario y sofisticado, y hablar desde la experiencia” (Sedláček, 2014: 405).
286
tantas críticas a este hecho, descansaba en que eso
produciría inflación. En principio, habría que aclarar
que, si se pretende dinamizar la demanda, es para
estimular el producto, el problema de la inflación
estriba, en la imposibilidad de producir aun cuando
hay motivaciones para hacerlo. Mi contrariedad no
estaba por este lado. Lo que me preocupaba es que, en
el sentido de Friedman, el incremento del gasto estatal
requería un esfuerzo en materia de impuestos, y eso
implicaba la aceptación o rechazo de la misma sociedad.
Por desgracia, los gobiernos no consultan al electorado
si están de acuerdo con una nueva norma que terminará
afectando sus vidas, el juicio de quienes nos dirigen
es técnico, preciso y suficiente, excepto claro, cuando
se necesita de un electorado en las urnas. La gente no
tiene problema en pagar impuestos cuando cuenta con
un empleo e ingresos que le permitan efectivamente
hacerlo, pero además cuando se percata que el dinero
recaudado se gasta bien. Cóbrele impuestos a una
persona que acaba de perder su empleo… y verá cómo
la gente rechazará su “reforma tributaria”. Los impuestos
esencialmente tienen justificación en el intento de
generar una mejor distribución del ingreso. Si el efecto
de un pequeño incremento en los impuestos no se refleja
en un máximo impacto en el bienestar de la sociedad a
través del gasto; así como, si la reducción de los gastos
que producen bienestar en la gente, no implica una
reducción significativa en los impuestos, acto seguido
habrá inconformidad. Todo esto tiene que ver con lo que
los economistas llaman eficiencia. La Real Academia
Española define la eficiencia como la capacidad, que
en este caso, se espera tener para conseguir un objetivo
determinado. Etimológicamente proviene del latín
“efficientia” y del italiano “efficienza” que atañe a poder
completar o dar fin adecuado a una tarea. En economía,
los libros de texto señalan reiterativamente, el hecho
de que el mercado es el mejor asignador de recursos y,
por lo tanto, el mejor instrumento de eficiencia. La idea
287
encuentra su génesis en Vilfredo Pareto, un economista,
ingeniero, filósofo y sociólogo francés que escribió en
1906 su “Revue d’Economie Politique Manual of Political
Economy”, donde consignó un principio, justo en el
apéndice de la obra, que denominó originalmente
como el “maximum de ophelimité”147, definido como una
situación de máximo bienestar, al que, si se altera de
algún modo su composición intrínseca, el bienestar de
unos promueve el malestar de otros.
288
revisas los libros de texto convencionales, lees, relees, sacas
tus apuntes, resuelves tus dudas buscando información
en internet, gente que crees que sabe, otros textos, en fin.
Vas a clase y copias y pegas lo mismo que aparece en el
libro. A veces con un poco más de profundidad, a veces
con menos. Los estudiantes hacen lo propio. En el examen
aprueban si colocan más o menos lo que se espera. Si
eres curioso, cuando lees y relees, te topas con miles de
inquietudes. Entonces decides investigar. Contrario a
llevar un mapa, con una senda de origen y un punto de
llegada ya definidos, la investigación te puede llevar a
resultados contraintuitivos, dar con respuestas que no te
gusten, e incluso no encontrar nada al final del camino.
289
que fui un estudiante de pregrado tuve esa sensación
de temor frente al mundo real. En la universidad, por
supuesto, nuestra actividad era la lectura, el diálogo, la
discusión y la propuesta (algunas de estas actividades
se desarrollaban más en la cafetería que en el salón de
clases), pero sabía que afuera todo sería muy diferente.
290
necesidades que antes no existían. Seguro que muchos
de quienes pertenecemos a una generación en la que
las redes sociales no se extendieron tan profusamente,
pudimos sobrevivir con menores presiones que aquellas
generaciones más actuales.
291
El amable banquero tiene la mira puesta en todo
aquello que sea susceptible de generar recursos, todo
es dinero 148. La economía del deporte por ejemplo
estudia el valor financiero de un jugador de futbol
como Lionel Messi, el precio de equilibrio de la final
de la Champions League, así como los modelos de
simulación sobre el marcador para introducirse en el
mundo de las apuestas. La industria musical determina
si un pequeño grupo de rock debe cambiarse al
reggaetón, y cuántas descargas se venden en la tienda
virtual. Si te sientes enfermo, no te preocupes, la
industria farmacéutica producirá algún placebo bajo
la rigurosa directriz tutelar de la farmacoeconomía.
292
académico de los estudiantes?, ¿cómo afecta la salud
mental la productividad de los trabajadores en el
mercado laboral?, ¿producen las exigencias laborales
problemas de salud mental en los trabajadores?, ¿la
ansiedad y la depresión producen mayor dependencia
de las redes sociales?, ¿cuáles son los efectos de la tasa de
homicidio sobre el crecimiento económico y viceversa?,
¿cuál es el mejor modelo para predecir el dólar?, ¿cuáles
son los factores económicos y sociales que explican el
divorcio?, ¿cuáles son los efectos de la contaminación
sobre la salud visual y los costos de tratamiento en
el mediano y largo plazo?, ¿qué relación existe entre
la etnia y la probabilidad de estar en situación de
pobreza?, ¿qué efecto tiene el rendimiento académico
sobre el empleo y los salarios?... ¡En fin! Creo que lo
peor que nos puede pasar como estudiantes es asentir
y consentir las tesis, hipótesis y premisas de la teoría
económica sin una posición reflexiva frente a otras
ciencias. Aun cuando haya resultados, incluso en el
mismo contexto, todo es susceptible de ser cuestionado
y, por lo tanto, investigado.
293
solución no debe buscarse en dejar de estudiar leyes o
economía, sino más bien, en una revisión de la forma en
que estamos estudiando, investigando e interactuando
con el mundo circundante.
294
producción de bienes y servicios, así como el consumo
de los mismos, y entonces, rebobinamos la historia,
fundamos el principio y fin de lo que sería una nueva
era gobernada por la oferta y la demanda como
denominaciones abstractas de lo que, en esencia, define
nuestro propio comportamiento intrínseco, simulado
bajo particulares directrices y preceptos.
295
cine y estrellas de rock, ¡pero no seremos y lentamente lo
aprenderemos!... ¡Y estamos muy, muy molestos!”150-151.
296
principalmente en Japón, Estados Unidos y Alemania,
cuya producción anual de basura, se cuantifica en un total
de 2.428.912 toneladas mientras que Malasia, Tailandia y
Vietnam se hacen cargo, como receptores, de un total anual
de 1.828.504 toneladas métricas. En términos económicos,
la balanza comercial para los primeros países implica un
saldo positivo, el problema es que el excedente en este
caso es indeseable, porque se constituye en los desechos de
nuestra propia capacidad productiva. Pero no hay nada que
temer, en la última edición del foro económico mundial, el
ranking de competitividad 2019, ubica a siete de los diez
países que más basura y contaminación producen en el
mundo, entre los 20 más competitivos a escala planetaria.
¡Bravo por la sociedad que estamos construyendo!
297
Lastimosamente, no se trata aquí de un asunto asociado
a la ciencia ficción, y es que de acuerdo con el Living
Planet Report de 2018, publicado por el WWF (World
Wildlife Fund), entre 1970 y 2014, un 60% de la vida animal
desapareció de la faz de la tierra tal y como la conocemos,
en particular, especies marinas, y el determinante esencial
de esta colosal extinción de proporciones cataclísmicas,
se inscribe en el modo de vida humano y, especialmente
en la actividad productiva y el consumo que despliega
Norteamérica y América del Sur, cuyo grado de
aniquilación asciende al 89%. No en vano, el propio
Joaquín Phoenix, llamaba la atención, en la ceremonia
de los premios Oscar versión 2020, sobre la particular
situación por la que atraviesa nuestro ecosistema y el
impacto que ejercemos sobre el mundo:
298
ambiente. (…) Y ahí, cuando estamos en nuestro mejor momento,
cuando nos apoyamos, no cuando nos castigamos por nuestros
errores pasados, sino cuando nos ayudamos mutuamente a crecer,
cuando nos educamos mutuamente, y nos guiamos mutuamente
hacia la redención: ahí está lo mejor de la humanidad”.
299
si se hace por uno mismo, y que al final nos conduce a
quedarnos solos. Tus padres mueren y, como no tienes
herederos, entonces tus excedentes gravitan en el sistema
financiero. ¿Qué pasa si mueres?, ¿quién se queda con
esos recursos? El amable banquero y el gobierno guardan
un conveniente silencio.
300
por el esfuerzo de mis padres, gente buena y sencilla
que creyó en mí, justo cuando más lo necesitaba. Sé
bien una cosa de aquellos días de afugias económicas
y fortaleza familiar, porque a pesar de todos los
problemas del mundo material, nos mantuvimos
juntos. Sé que había una preocupación con respecto
a mi propio futuro, una expectativa tan incierta sobre
lo que hacía un economista, sobre la forma en que se
gana la vida y contribuía a la sociedad. Las personas
del común piensan que la economía se limita a sus
propios recursos monetarios, pero es mucho más que
eso, puesto que tiene que ver con el acceso a nuestras
oportunidades para ser quienes efectivamente
queremos ser, para que nuestras expectativas se
vuelvan realidades. Mi padre y mi madre debieron
haberse preguntado varias veces, en medio de las
largas noches de angustia, sobre mi futuro, sobre la
capacidad de que pudiera valerme por mí mismo en
esa vida tan dura que ellos mismos percibieron, ese
es el problema de ser padres, saber que por mucho
que se quiera lo mejor para los hijos, llegará un punto
donde todo dependerá de ellos mismos y, lo que tan
solo puede hacerse es haber sembrado buenas bases.
301
economista”, la desgastada sentencia de Keynes, válida
incluso al día de hoy, parece quedar al debe frente a los
conocimientos que exige la profesión. Ahora debemos
conocer algo de medicina, porque el sistema económico
es orgánico, debemos aprender física, porque algunos
de los procesos a los que nos hemos ajustado se
desarrollan de manera mecánica, debemos considerar
la geografía porque el espacio es un elemento decisivo
de las relaciones sociales, debemos estudiar psicología,
porque intentamos explicar la conducta humana, sus
decisiones y repercusiones sobre el mercado, debemos
intentar comprender la política porque es el escenario
donde se erigen las decisiones gubernamentales,
debemos estudiar ecología, porque solo tenemos un
mundo, debemos estudiar neurociencias sociales,
porque es posible que los desafíos que enfrentamos
como especie requieran de una variada gama de
tipologías e intelectos, ¡en fin!… Todo esto de lo
que hablo ahora mismo, me resulta increíblemente
complejo, pero creo que debo expresarlo abiertamente
para que sea debatido por todos y, en consecuencia,
podamos abrir nuevos espacios de trabajo interactivo.
302
básicas parecen no querer revisarse. Creo que
existe cierto temor a que nos hayamos equivocado,
preferimos continuar sobre lo ya establecido, avanzar
incorporando algunas tendencias, sin pasar la mirada
por el espejo retrovisor. Si la cuestión fuese simplemente
un ejercicio académico, no tendría la importancia que
se confiere cuando se advierte que sus implicaciones
son prácticas y, se reflejan día a día en el trayecto que
asumimos a la hora de enfrentar al mundo. Cuidar
de la vida es, sin embargo, algo muy noble y, no es
una tarea exclusiva de los economistas, pero muchos
de nosotros necesitamos recordarlo. Como especie,
los seres humanos somos relativamente jóvenes, pero
nuestra capacidad de destrucción masiva amenaza
con ser violentamente rápida, lo curioso aquí es que
somos meridianamente conscientes de lo que hacemos,
pero parece no importarnos. Nuestra perspectiva es
asumir que somos un granito de arena insignificante
cuando contaminamos, cuando consumimos, cuando
producimos, que lo perjudicial es tan pequeño que no
suma, que no tiene afectaciones, que no produce daño.
Pensar así, de forma colectiva hace que millones y
millones de nosotros a lo largo del tiempo destruyamos
nuestro propio entorno y lo hagamos más rápido de
lo que estimamos. En lo personal, no creo posible que
cambiemos esa conducta, y en el caso hipotético de
que lo hiciésemos, el problema es el desconocimiento
de cuánto tiempo dispondríamos para reparar el
daño. Cuando de criticar se trata solemos salir de
responsabilidades y echarle la culpa a un sistema
invisible y externo, a una forma de ordenamiento
social, lo llamamos mercado, estado, capitalismo,
comunismo, lo que quieras, pero nunca es nuestra
responsabilidad, no somos nosotros, ni nuestros
valores o nuestra ética o nuestra moral, esa siempre está
bien, el problema son los demás, su comportamiento
individual y colectivo, nada tenemos que ver y nada
podemos hacer para cambiarlo.
303
No quisiera ser pesimista con respecto a todo esto, pero
la autodestrucción se gesta en nuestra propia mentalidad
individual y colectiva que, además de retroalimentarse
vertiginosamente, se justifica así misma en las
pretendidas bondades del crecimiento económico. A lo
largo de estas páginas he intentado varias cosas, una de
ellas es sustraer a los economistas de su letargo, hay algo
más complejo que lo que habitualmente se nos presenta,
el ojo debe afinarse mucho más y, precisamos de más
instrumentos que requieren la ayuda de otras ciencias.
Mi actual perspectiva frente a la tarea que tenemos
como economistas estriba en la consideración de ser
pensadores sociales con la capacidad de interactuar en
prácticamente todos los campos del conocimiento, a
través del diálogo científico y el diseño de herramientas
específicas de trabajo, buscando una mejor vida para
la humanidad y las demás especies, al tiempo que
coadyuvar a la reconstrucción del planeta, de la forma
más equitativa que sea posible.
153
Este es el postulado 1 propuesto por Max-Neef en su visión de una
economía humanizada para el siglo XXI. El lector puede remitirse a “La
economía desenmascarada: del poder y la codicia a la compasión y el bien común”
(Max-Neef y Smith, 2011).
304
el sistema financiero y la economía global. Uno de los
apartes del documento sugería lo siguiente:
305
inservible, es conducido lo más rápidamente posible,
a la promesa del sueño de los justos en medio de los
campos Elíseos.
306
necesarios la industria ha sido capaz de ofrecer a los
más arriesgados planes de criogenización. De la misma
forma, la industria militar nos es presentada como un
tema de seguridad y defensa nacional.
307
Por mucho tiempo, hemos intentado vencer a la muerte,
afanosa y desesperadamente, la historia solo nos da
cuenta de una pequeña fracción subyacente entre lo
fantástico y horroroso que, atañe a nuestros anhelos
y métodos más recónditos en busca de la eternidad,
pero incluso, ante la imposibilidad manifiesta de darle
guerra a la fatalidad, la economía nos ha preparado
acuciosamente, para hacernos a un “cómodo” asiento en
medio de la sociedad de consumo, donde literalmente,
un grupo de individuos financia su propia vida a costa
de la muerte de otros. Cuando los protocolos preventivos
para atender lo impostergable fracasan, por lo infecto
de la intensidad cotidiana de un mercado laboral
obsesionado con la productividad, por la continua
deforestación de vastas extensiones de territorio, de las
indiscriminadas dosis de químicos agroindustriales en
nuestros alimentos, así como de su lenta e imperceptible
asociación cancerígena, el festín de dolor alrededor de
la industria avícola, bovina y taurina, el cada vez más
acérrimo dióxido de carbono, la producción de residuos
tóxicos, la constitución de amenazas biológicas, la
industria armamentística y militar e, incluso la lúgubre
industria de la belleza, y mucho más, se relaciona
indefectiblemente con la denominada economía de la
muerte. “Todo es negocio, incluso la muerte”. Y es que
la industria funeraria es casi tan rentable como la que
corresponde a la producción de petróleo, energía, gas,
tecnología y transporte, por mencionar un número
reducido de aquellas consideradas como políticamente
correctas, porque el lector curioso puede encontrar,
con relativa facilidad, actividades menos publicitadas
como la producción de estupefacientes, la prostitución,
el armamento, la pornografía, el alcohol, entre otras
que, constituyen evidencia suficiente de una moral
policotómica en el seno mismo de una sociedad confusa.
308
ellas. Al intentar preservar la vida, solo apresura los
mecanismos que desarrollan su propia muerte. Pero
no solo eso, es experta en ignorar cuanto sucede a su
alrededor y atribuirse tener la razón. El afinado ojo de
Darwin ya había percibido un evento aparentemente
similar en el origen de las especies155, solo que, en el caso
de los seres humanos, la celeridad y violencia con que
los instrumentos se dan cita, precisa una inteligencia o
estupidez colectiva que, redunda la mayor parte de las
veces, en la indiferencia como respuesta y, además utiliza
como justificativo de su accionar irracional la pueril
retórica del bienestar social. No solo conquistamos el
mundo, también nos adjudicamos propiedad privada
sobre él, y no conformes con eso, ahora nos atribuimos la
libertad de destruirlo y, al tiempo que perpetramos toda
clase de horrores, ignorando el dolor que infringimos,
incluso en lo común de nuestra dieta cotidiana, como
acto de resarcimiento o de simple idiotez, nos hallamos
consumiendo cosas que también nos matan.
155
En términos de Darwin: “nada más fácil que admitir de palabra la verdad de la
lucha universal por la vida, ni más difícil -por lo menos, así lo he experimentado yo- que
tener siempre presente esta conclusión; y, sin embargo, si no se fija por completo en la
mente la economía entera de la naturaleza, con todos los hechos de distribución, rareza,
abundancia, extinción y variación, serán vistos confusamente o serán por completo
mal comprendidos. Contemplamos la faz de la naturaleza resplandeciente de alegría,
vemos a menudo superabundancia de alimentos; pero no vemos, u olvidamos, que los
pájaros que cantan ociosos a nuestro alrededor viven en su mayor parte de insectos o
semillas y están así constantemente destruyendo vida; olvidamos con qué abundancia
son destruidos estos cantores, sus huevos y sus polluelos por las aves y mamíferos
rapaces; no siempre tenemos presente que, aun cuando el alimento puede ser en este
momento muy sobrado, no ocurre esto así en todas las estaciones de cada uno de los
años sucesivos. La expresión «lucha por la existencia» se usa en sentido amplio. Debo
advertir ante todo que uso esta expresión en un sentido amplio y metafórico, que incluye
la dependencia de un ser respecto, de otro y -lo que es más importante- incluye no sólo
la vida del individuo, sino también el éxito al dejar descendencia” (Darwin, 1859: 55).
309
Estatura: 1,60 cm.
Formación: 3 años de educación básica.
Nivel de ingresos: 1,5 dólares por día.
Causa de muerte: Cardiopatía isquémica.
Lugar de deceso: África Subsahariana.
¿A quién le importa?
310
La dificultad reside más bien, en aquel economista que
pretende encontrar respuestas definitivas, en aquello
que es limitado y, busca un asiento confortable donde
las ideas del otro reemplazan a las propias. Desde
que entré a la Universidad pude conocer a muchos
aspirantes como yo. La mayor parte se caracterizaban
por su sencillez y humildad, pero pude evidenciar que
en el ambiente se producía una frágil convicción del
potencial de la ciencia, el estudio parecía una alternativa
forzada, como consecuencia de no haber conseguido la
entrada a la primera opción. La crisis sobre una decisión
prematura se afianzó con los cursos de matemáticas,
donde dolorosamente una proporción trascendente
avistaría el uso de las cuantitativas en lo que habían
supuesto como una profesión cualitativa. Hay mucho
que un estudiante de economía debe superar, más allá
de todo cuanto he descrito, sobrevienen la desesperación
y la incertidumbre con respecto a nuestra labor en el
futuro, un escenario que, por lo general, siempre se
nos presenta como un cuadro hostil, plagado de varios
peligros a saber, un mapa que se encuentra en continua
transformación y parece ser cada vez, un poco más
precario. Debo confesar una vez más, que fui uno más
en esa larga línea y, debo agradecer a parte de mi familia
a un conjunto de excelentes profesores que, con esfuerzo
e inteligencia ofrecieron sus capacidades para creer, más
que en la economía, en nosotros como personas.
311
además el respeto por las ideas del otro y, más que sus
ideas lo que más he admirado y apreciado es su ejemplo.
Por esto, creo que nuestro trabajo como profesores
estriba en estimular a las jóvenes mentes, su inteligencia
y disposición a la imaginación, curiosidad por la
investigación y la constante búsqueda de conocimiento.
Lo complejo de nuestra labor radica en que corremos
el peligro de desincentivarlos de forma imperceptible,
de apagar sus ideas antes de que puedan emitir su
máximo brillo, de encasillarlos, empaquetarlos, de
adoctrinarlos bajo la influencia de una escuela del
pensamiento, en lugar de incentivar la construcción de
su propia consciencia. Creo que la clave radica en que
podamos escucharlos, aprender de ellos, finalmente
no hay demasiadas diferencias entre seres humanos
que intentan aprender. Podemos transferir muchas
preguntas de la economía como ciencia, y comentarles
de algunas respuestas tentativas, algunas pueden
gustarnos más que otras, pero por fortuna o no, todas son
incompletas, y lo absoluto es poco frecuente. Un maestro
experimentado puede ahórrale mucho tiempo valioso a
un estudiante joven, compartir el entrenamiento de la
mente sin adoctrinamientos, sugerir pautas, incentivar
la duda y el pensamiento crítico y propositivo siempre
será una tarea encomiable. El estudio de la economía,
como cualquier otra ciencia tiene muchas puertas por
abrir, cada estudiante constituye una posibilidad frente
a las implicaciones conceptuales y prácticas en el mundo
moderno. Debemos asegurarnos de no cerrarlas por
el miedo a lo que encontremos, mucho menos por la
engañosa seguridad que nos confiere la falsa certeza de
atribuirnos el dominio de algo.
312
EPÍLOGO
De ángeles y demonios
313
314
EPÍLOGO
De ángeles y demonios
Cuando piensas en el significado de tu propia existencia,
tu papel en el sólido mundo, el espacio que ocupas en
medio de la inmensidad del universo y la intermitencia
que tu brillo representa a lo largo de la historia del
tiempo, es factible advertir que somos apenas un instante
muy efímero en torno a la misteriosa sinfonía celeste.
El espacio comprendido entre nuestra concepción y la
muerte se constituye en tan solo un momento, pero es
susceptible de vivirse intensamente. Científicamente no
se sabe mucho a propósito de la naturaleza misma de la
vida, de su origen mismo. Es un puzle desafiante cuyas
piezas no tenemos por completo, comprende, no obstante,
lo místico y lo misterioso a la vez. Se cree que el primer
brote de vida en nuestro planeta se produjo alrededor de
3800 millones de años. No lo sabemos con certeza, pero el
universo en expansión, produjo un continuo choque de
asteroides y meteoritos que circundaban la calurosa tierra
en formación. Así las cosas, las condiciones para la vida,
fueron las más adversas posibles, y lo serían hasta que, el
progresivo cambio de factores lo permitieran. La hipótesis
más popular sugiere que, en un punto del tiempo y del
espacio o, en varios concomitantemente, se originaron
elementos inerciales como el carbono, el oxígeno, el
nitrógeno y el hidrogeno. Sobre una superficie aun estéril
y oscura, en contra de todo pronóstico y escenario factible,
los elementos esenciales no sólo se darían encuentro, sino
que se combinarían para dar forma a las moléculas de
dióxido de carbono, metano y agua.
315
agua se alimentaron gradualmente originando un lento
y permanente entramado de ajustes continuos. De esa
manera, la combinación a nivel molecular de elementos
oscilantes, respondió de forma circunspecta a una
particular serie de reacciones químicas experimentadas
en el ambiente, tanto interna como externamente. Las
primeras estructuras basadas en azucares e hidratos
de carbono, almacenaron energía que sería liberada
mediante la ruptura de enlaces moleculares, haciendo
de este modo posible, los mecanismos necesarios para
el desarrollo del metabolismo y la eliminación de
residuos, como características de lo que fuera el primer
asomo de vida en la tierra. Complementariamente, la
generación de moléculas que, constituyeron membranas
como punto de partida para la formación de paredes
celulares, facilitaron la delimitación a nivel celular. La
presencia de los aminoácidos conformaría el desarrollo
de encadenamientos moleculares para la producción
de proteínas, a partir de azucares, fosfatos, adenina,
guanina, citosina y timina, ingredientes esenciales para
la generación de las cadenas de ADN. El metabolismo, la
conformación de membranas celulares y la capacidad de
reproducirse a través de procesos químicos por intermedio
de eones terrestres, asistió la existencia del primer
brote de vida celular. El más insignificante organismo
unicelular contenido de vida, en medio de las condiciones
más hostiles posibles, se diferenció para siempre de todos
los materiales inertes circundantes.
316
a nuevas formas de vida más resistentes. Así mismo,
los mecanismos de adaptación y supervivencia se
constituyen en los primeros brotes de inteligencia. La
primera decisión del organismo unicelular más elemental
fue intentar sobrevivir con los recursos que contaba a su
disposición. ¡No amigos míos!, ¡la economía no es algo que
haya nacido con la humanidad!, la primera forma de vida
existente en la tierra, la más primitiva eligió sobrevivir
en un contexto hostil y, para tal efecto, se sirvió de esa
fase simple, pero importante, el proceso de absorción
de energía mediante el metabolismo, la producción y
mantenimiento de paredes celulares y el instinto de
reproducción implicaron el primer vestigio de una decisión
económica: la subsistencia. Hambre, producto, consumo,
desechos, reproducción… Todas estas son características
económicas. Y no hay igualdad. Dependiendo de las
condiciones caprichosas y estocásticas del ambiente, del
espacio y del tiempo, unas criaturas se desarrollaron con
mayor velocidad y ventaja que otras. En la naturaleza,
la supervivencia también implica muerte. Depredadores
en busca de alimento, comunidades de especies que se
ajustaron a las condiciones y lucharon por ganarse un
espacio en la joven tierra. En los siguientes 600 millones
de años se desarrollaron toda clase de estructuras
celulares múltiples y, sin contar con las mejores garantías
de supervivencia, la aparición y desaparición de especies
fue una constante. Pero una especie lo cambió todo
para siempre. El problema de la consciencia humana
subyace en la pretensión de que dicha consciencia no fue
desarrollada por las demás. Esta creencia supuso que, la
humanidad considerara que su existencia, su vida, era
más elevada que otra serie de especies que, también se
habían ganado su derecho a ocupar una proporción del
ecosistema en el planeta.
317
Es cierto que, por ejemplo, las plagas, los virus, entre
otros, constituyen organismos destructores de su propio
ecosistema. De la misma forma, la evolución darwiniana
basada en la selección natural no es un proceso que se
haya consumado con nuestra presencia en el mundo,
pero nuestra capacidad para organizarnos socialmente
debe considerar su impacto sobre la sostenibilidad
planetaria, creo que el estudio de la etología económica y
las neurociencias sociales pueden contribuir con algunas
pautas que nos permitirán contemplar la economía como
una ciencia que va más allá de nuestras propias narices. A
diferencia de las majestuosas e imponentes criaturas que
encontraron su fin hace 60 millones de años a causa de
un evento extraordinariamente colosal e independiente, a
nuestra especie no parece importarle labrar el camino de
su propia destrucción. Parecemos tan preocupados por
nuestra propia existencia que incluso descuidamos la de
los demás. Alguien nos dijo que éramos egoístas y nos lo
creímos, lo terrible de esto es que, como los dinosaurios,
tal vez no tengamos una segunda oportunidad sobre la
faz de la tierra.
318
AGRADECIMIENTOS
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