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La 

deontología médica trata del estudio de los derechos y obligaciones que se


adquieren por el hecho de ser un profesional de la salud. La palabra deontología viene
del griego deon, deber, y logos, estudio. Constituye un enfoque de la ética que
determina el bien y el mal a partir de actos, más allá de las consecuencias o las
intenciones, llevándose siempre por el deber de actuar de cierta manera. Este
concepto coincide con el de la ética médica, un código de conducta único para los
médicos, por el cual se ejercen altos estándares de ética y moral en el actuar
profesional. La misma posición de paciente pone a esta persona en una situación de
vulnerabilidad y subordinación, depositando todo el poder en el médico, forzándolo a
confiar en su conocimiento y voluntad de trabajo. Incluso la palabra paciente viene del
latín patiens y significa “el que sufre”. Por ello se requiere una serie de leyes no
escritas para evaluar el accionar del doctor en la práctica interna.

La profesión médica se ha ejercido siguiendo códigos éticos y principios morales que han
estado presentes a lo largo de la historia de la humanidad. Prueba de ello son el “Juramento
hipocrático” o la Solemne Oración de Maimónides. Ambos juramentos representan una
solemne promesa de solidaridad con otros médicos y un compromiso a favor del beneficio y
cuidado del paciente, evitando dañarlo y también establecen la promesa de mantener la
confidencialidad de la práctica médica. La profesión médica siempre ha observado códigos
éticos que rigen la actuación del médico hacia mantener el más alto nivel de conducta
profesional, y la deontología médica se ocupa de los deberes de los médicos hacia sus
pacientes, hacia su colegas y hacia la sociedad en su conjunto.

La deontología médica trata del estudio de los derechos y obligaciones que se adquieren por el
hecho de ser un profesional de la salud. La palabra deontología viene del griego deon, deber,
y logos, estudio. Constituye un enfoque de la ética que determina el bien y el mal a partir de
actos, más allá de las consecuencias o las intenciones, llevándose siempre por el deber de actuar
de cierta manera. Este concepto coincide con el de la ética médica, un código de conducta único
para los médicos, por el cual se ejercen altos estándares de ética y moral en el actuar
profesional. La misma posición de paciente pone a esta persona en una situación de
vulnerabilidad y subordinación, depositando todo el poder en el médico, forzándolo a confiar en
su conocimiento y voluntad de trabajo. Incluso la palabra paciente viene del latín patiens y
significa “el que sufre”. Por ello se requiere una serie de leyes no escritas para evaluar el
accionar del doctor en la práctica interna. (Herranz, 2004)
El Juramento hipocrático cimentó la Deontología médica en la integridad moral del médico, en
el servicio paternalista al enfermo y en la exigencia de calidad en el trabajo. Este es el germen
del que brotó la Deontología, que ha ido creciendo y desarrollándose a lo largo de los tiempos,
al incorporar los principios morales del Cristianismo y con contribuciones de la sociedad
moderna. Ha habido un notable progreso moral. Hoy, más que nunca, todo acto médico necesita
estar abierto a los planteamientos éticos, porque la misma Medicina es más poderosa y porque
el enfermo asume un protagonismo mayor en la toma de las decisiones que conciernen a su
salud. Y, sin embargo, la sustancia ética del Juramento sigue formando el núcleo de todos los
Códigos de Deontología modernos y viene inspirando en gran medida las Declaraciones y
Postulados de la Asociación Médica Mundial, que tanto han hecho por elevar el nivel ético de la
Medicina a partir de la segunda guerra mundial. (Herranz, 2004)
En los siglos XVII y XVIII, la ética de la virtud cedió paso a la ética de los “derechos” y
“deberes”. Este fue uno de los legados fundamentales del movimiento ilustrado en materia de
filosofía moral. Por otra parte, ya entonces se puso en claro, sobre todo con la obra de Kant, que
hay dos clases bien diferenciadas de obligaciones: las internas y las externas. Las primeras
tienen que ver con nuestra vida moral y nos exigen que demos cuenta a sí mismos de nuestros
actos. Las segundas, en cambio, son las propias de la esfera jurídica y a través de ellas la
comunidad nos pide cuenta por lo que hacemos. (Martinez, 2015)
Las normas deontológicas justifican el rol que el profesional debe cumplir, es decir, que sirven
de rasero para determinar sus derechos y obligaciones tomando como referente la
correspondencia o no de su actuación con lo que es considerado buena práctica por la
comunidad profesional o su colegio. Son normas que tienen una naturaleza ecléctica porque se
nutren de reglas sociales, morales y jurídicas que se distinguen por su objeto de regulación: la
actividad profesional. (Blázquez, 2008).
Los Códigos pueden variar, de unos países a otros, en tamaño y contenido; pueden tener
carácter de ley pública o de reglamento privado; pueden consistir en un pequeño núcleo de
principios muy generales, en torno al que se va disponiendo una jurisprudencia deontológica
detallada, o puede ser un documento completo y cerrado. En cualquier caso, los Códigos de
Deontología médica existen por las mismas razones y en la misma medida por las que existen
Códigos de Circulación o de Comercio: porque responden a una profunda necesidad de los
hombres.
El Código de prescripciones sobre la calidad de la atención médica, tanto en lo técnico como en
lo humano. Establece normas acerca de las llamadas Medicinas alternativas, y obliga a los
colegiados que las practican a evaluar honradamente sus resultados, a fin de discernir el grado
de efectividad que poseen. Condena lógicamente el Código el charlatanismo, los modos
falsificados de practicar la Medicina y la asociación de médicos con curanderos o con quienes,
sin ser médicos, ejercen ilegalmente la profesión. (Lagasca, 2009)
Finalmente, el Código da criterios para la actuación ética de los colegiados que trabajan en
situaciones especiales: médicos asalariados, funcionaros, o peritos; y se cierra con unas normas
sobre la ética de los honorarios profesionales. La efectividad de los códigos deontológicos y su
desarrollo dependen de su capacidad para estar abiertos a la sociedad que los demanda; y estar
abiertos significa estar dispuestos a cambiar. Los códigos éticos deben ser un proceso más que
un resultado, su dinamismo es una garantía de su vitalidad ética, y de su nivel moral. Lo que se
requiere fundamentalmente es que se integre responsablemente la dinámica profesional en la
vida y en la sociedad. (Marín-Blazquez, 2009)

Blázquez Martín, Diego. “Ética y deontología de las profesiones jurídicas”, en Derechos y


Libertades, Época II, No 19, junio 2008. Pp 72-75

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