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Cartas, manifiestos y documentos sobre el 5 de mayo

Lorencez, al ministro de guerra de su país

“Tenemos sobre los mexicanos tal superioridad de raza, de organización, de disciplina, de


moralidad y de elevación de sentimientos, que suplico a Vuestra Excelencia se sirva decir al
Emperador, que desde ahora, a la cabeza de sus seis mil hombres, soy dueño de México.

Cada vez estoy más convencido de que la monarquía, como he tenido el honor de escribir a
Vuestra Excelencia, es el único gobierno que conviene a México, y también estoy seguro de
que en pocos años, este país bien gobernado, disfrutará de una prosperidad sin precedentes”.

Un oficial francés opina sobre Leonardo Márquez.

“El general Márquez es un hombre pequeño, nervioso, seco, alerta y aun en toda la fuerza de la
edad. Él no había jamás cambiado de partido. Había siempre pertenecido al de la reacción y
había soportado todas sus incidencias. Se le tenía por muy valiente por fanático, poco
inteligente y sin piedad. Se le había apodado el Tigre de Tacubaya porque destruyó todo y
masacró a todos en esa encantadora población en donde se encuentran situadas las villas de
los habitantes ricos de México”.

Ignacio Zaragoza sobre la batalla de Puebla.


“A las siete horas tres minutos de la noche. Señor presidente: Estoy muy contento con el
comportamiento de mis generales y soldados. Todos se han portado bien. Los franceses han
llevado una lección muy severa; pero en obsequio de la verdad diré que se han batido como
bravos, muriendo una gran parte de ellos en los fosos de las trincheras de Guadalupe. Sea para
bien, señor presidente. Deseo que nuestra querida patria, hoy tan desgraciada, sea feliz y
respetada de todas las naciones”. Ignacio Zaragoza.

Ignacio Zaragoza a sus tropas.

Soldados, se han portado como héroes combatiendo por la Reforma no una, sino infinidad de
veces has hecho doblar la nuca a sus adversarios […]. Hoy van a pelear por un objeto sagrado:
van a pelear por la Patria. Nuestros enemigos son los primeros soldados del mundo; pero
ustedes son los mejores hijos de México”.

Nos proponemos comenzar el primero de febrero la guerra submarina, sin restricción.


No obstante, nos esforzaremos para mantener la neutralidad de los Estados Unidos
de América. En caso de no tener éxito, proponemos a México una alianza sobre las
siguientes bases: hacer juntos la guerra, declarar juntos la paz; aportaremos
abundante ayuda financiera; y el entendimiento por nuestra parte de que México ha de
reconquistar el territorio perdido en Nuevo México, Texas y Arizona. Los detalles del
acuerdo quedan a su discreción

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