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Junio 6, 2011
Como máxima autoridad al frente de la SEP conoce usted los verdaderos y más
profundos problemas de la educación mexicana, en el sentido más amplio.
Tal vez coincida conmigo en que la lucha armada en contra de la delincuencia, los
constantes ataques entre partidos y la corrupción generalizada palpable en nuestra
sociedad están actuando en las ramas, en los efectos y no en las causas.
Hay un principio de Calidad que dice que hay que hacer bien las cosas la primera
vez y que para resolver los problemas hay que identificar los problemas raíz y
trabajar en ello. Algún prestigiado escritor internacional mencionó que hay que
corregir el Proceso y no el Problema.
Por todo ello considero que Alonso Lujambio podría ser un gran candidato para la
presidencia en el 2012.
En nuestro querido México encontramos gente que vende y gente que consume
droga, que tiene otros vicios, que es violenta y que atenta contra la vida de sus
semejantes.
En ese mismo México encontramos también gente que procura el bien común, que
produce y comercia productos saludables, que promueve la paz junto con la sana
convivencia entre los ciudadanos de modo que surge la pregunta ¿por qué unos
individuos viven de una forma destructiva para la sociedad y otros viven
constructivamente para la misma sociedad? ¿Cuáles son los factores principales
que influyen en la persona para tomar un camino u otro? ¿Cuál es el peso específico
de la educación recibida desde los primeros días en el seno familiar y después
desarrollada socialmente a través del sistema educativo formal y de la educación
informal continua que todos los mexicanos vamos desarrollando con nuestras
experiencias diarias?
Seguramente habrá que sacrificar muchas cosas en el corto plazo pero rectificar el
rumbo para más de 100 millones de mexicanos bien vale la pena.
Todos los mexicanos debemos tener bien claro cuales son los beneficios de ser
gente de bien.
Estrictamente los mexicanos debíamos trazar ese plan de manera que casi casi
resultara irrelevante quien fuera el presidente que lo ejecutara porque el plan global
e integral debía ser votado por todos los ciudadanos, con objetivos claros que
brinden satisfactores tangibles, promoviendo el bien común.
Tal vez hablo de una utopía y por supuesto que no estamos solos en el concierto de
las naciones, pero seguramente podemos encontrar aliados y ser un ejemplo para
otras culturas.
Que los empresarios se contagien de las empresas que han demostrado con creces
los beneficios de repartir y reinvertir las utilidades, el provecho de crear fuentes de
empleo y desarrollar a sus colaboradores.
Atentamente,
Oscar B. Lomelí