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EDUCACIÓN DE LA SEXUALIDAD
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novedad, hondura, sorpresa y unidad original, que tiene conciencia de sí y desde ahí se abre a los
demás.
Ser persona significa ser capaz de originar valores morales, ser origen de derechos y también de
obligaciones, ser origen de relaciones personales y comunitarias…Es decir, la persona no es algo, es
alguien. Por eso se niega a ser tratada como objeto y a ser manipulada.
Podemos decir que la educación de la sexualidad debe estar enmarcada en el ámbito de dicha
concepción de la persona, por tanto
• Perciban al placer como una dimensión positiva y saludable de la vida con límites para su
expresión.
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• Comprendan de manera amorosa y respetuosa la sexualidad adulta así como a planear la
vida erótica a largo plazo con responsabilidad.
La educación de la sexualidad no sólo tiene esos objetivos educativos de salud física y mental, sino
que también tiene una función preventiva. Muchas veces nos sorprendemos cuando leemos u oímos
datos estadísticos de violencia de género, de abusos sexuales, de embarazos prematuros… sin caer
en la cuenta de que son el resultado lógico de la deficiente educación de la sexualidad en la
sociedad…
Si bien algunos de estos conflictos no se presentan hasta la adolescencia o la vida adulta, se sabe
que educar antes de la adolescencia es positivo, pero ¡atención!: Sin adelantarse a los intereses del
niño y pero también sin llegar tarde.
La represión y las prohibiciones como métodos de educación sexual han demostrado históricamente
su ineficiencia, definitivamente no funcionan. Educar con estos métodos contribuye a la estructuración
de una sexualidad irresponsable, poco saludable y negativa. Este prohibicionismo está superado.
En "La Oración de la Rana", por Anthony DE MELLO, Tomo 2. Editorial: Sal Terrae, Bilbao. 1988
Aspectos negativos:
•Nuevo reduccionismo: dimensión lúdica.
•Trivialización de la sexualidad.
•Triunfo de actitudes hedonistas.
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Pero los aspectos positivos indudables fruto de la llamada revolución sexual, nos ha dejado también
contrapartidas negativas. Una de ellas es reducir lo sexual a su aspecto lúdico, al margen de las otras
dimensiones de la persona. “Hacer el amor”, se ha convertido en algo parecido a “irse de copas” o a
“echar una partida”. Como consecuencia se ha perdido la riqueza constructiva y creativa de la
sexualidad.
Por otra parte vivimos en una sociedad donde se identifica felicidad y placer. El hedonismo es una de
las filosofías dominantes en la sociedad actual. Uno de los verbos más usados por niños y adultos es
“me apetece”, “no me apetece”.
Desde la educación sexual se ha de hacer un esfuerzo para integrar la sexualidad en el ser, en las
realidades afectivas, en la ternura, en la totalidad de los valores de la relación interpersonal.
• La irresponsabilidad con que la adolescencia de hoy y del mañana viva su sexualidad será
parte de la irresponsabilidad con que los adultos asumimos hoy la formación de la
sexualidad.
• Vale la pena hacer, lo que haya que hacer, cómo haya que hacerlo y cuándo haya que
hacerlo, con tal de lograr una educación sexual abierta, basada en la verdad y el diálogo,
sistematizado, intencional y permanente.
"No hacer una buena educación sexual y pretender que la adolescencia no tenga problemas en su
vida sexual, es tan estúpido, como pretender que no se ahoguen en una piscina sin haberles
enseñado a nadar y protegerse de los riesgos en una piscina" (Leonardo Romero S.)
Leonardo Romero es Director del Instituto de Consultoría, Asesoría y Capacitación de Colombia.
El CAC funciona con sede en Barranquilla (Colombia).
Numerosos expertos impulsan hoy una nueva educación sexual que se propone enseñar que "la
sexualidad es algo maravilloso que merece vivirse, no de cualquier forma, sino de manera
responsable".
Vale la pena hacer, lo que haya que hacer, cómo haya que hacerlo y cuándo haya que hacerlo, con
tal de lograr una educación sexual abierta, basada en la verdad y el diálogo, sistematizado,
intencional y permanente.
• ¿Cómo podrán ser responsables los niños y adolescentes si se les tiene sometidos a la
ignorancia y la desinformación sexual?
• ¿Cómo esperar que sean responsables si tienen una serie de mitos, creencias y actitudes
que favorecen conductas sexuales de riesgo para la salud sexual?
• ¿Cómo podrán ser responsables los adolescentes si no se les enseña el uso adecuado de
métodos de protección por el temor a que tengan relaciones sexuales?
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La responsabilidad será el producto de un largo y complejo proceso de formación que implicará la
estructuración de conocimientos, valores, actitudes positivas, habilidades y el desarrollo de una
adecuada autoestima.
Educar en la libertad.
Hay que iniciar a los niños desde muy pequeños en el ejercicio de la libertad y de la
responsabilidad. Se trata de dar responsabilidades en la medida en que los niños son capaces de
realizarlas.
Hay que enseñar a los niños a que respondan a lo que se les encarga. Primero con una vigilancia
cercana y más tarde con una vigilancia menos cercana, pero siempre con un diálogo confiando y
espontáneo.
Se educa en la libertad con paciencia, esperando, nunca desconfiando de que el niño no va a ser
capaz. Hay que creer en la persona. Desde la inseguridad y el miedo a la libertad no se puede
educar en la responsabilidad.
Es decir hablamos ya de criterios, actitudes y comportamientos que son el resultado de una buena
educación de la sexualidad.
Cuando la vivencia sexual está asociada a un sentido que le da significado a la experiencia sexual y
amorosa. Es decir cuando se asume que lo que nos enriquece como personas es vivir la sexualidad
en el ámbito de la experiencia amorosa, donde el amor es generosidad, donde la pareja no es
instrumento u objeto sino otro yo, otra persona con todos sus derechos.
Hoy muchos ven normalidad en disociar el sexo del amor, pero no suelen aceptar el amor sin sexo.
Estos criterios que he calificado de resultados de una buena educación de la sexualidad podrían
resumirse diciendo, que el objeto natural de la libertad es el valor: hay que enseñar y aprender a
poner las cosas en su lugar, estableciendo una clara jerarquía de valores.
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No educamos en la responsabilidad si no proporcionamos:
1. CONOCIMIENTOS adecuados a cada edad, (atentos a la información que ya tienen y a la que
no tienen y deberían tener sobre fisiología sexual y reproductiva). Fecundidad y embarazo.
ETS y VIH/SIDA. Métodos para regular la fecundidad y paternidad responsable.
a) Tener ideales. Pero ideales hacia el bien, no los que se promueven con frecuencia los
medios de comunicación.
d) El respeto. No se puede ir por el mundo haciendo uso de una libertad mal entendida.
c) Formación de los sentimientos. Hace falta que como seres racionales se sitúe la
inteligencia por encima de los sentimientos. No se deben eliminar los sentimientos, pero si
modularlos.
d) El dominio de sí mismo, el esfuerzo. Los niños tienen que aprender a que la vida no es
un cuento de hadas y que se puede conseguir todo con una varita mágica.
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h) Gozar de criterio propio. Aprender a saber lo que uno quiere, tener un proyecto, no ser
víctima del capricho, alejarse del gregarismo. No confundir tener personalidad con hacer lo
que hacen todos. “Ser minoría no significa estar loco” decía el personaje de Orwell en “1984”
Aprender que las cosas tienen una cierta complejidad. Huir del esquematismo y la
trivialización. Saber sopesar pros y contras. Saber esperar para no quemar etapas y dar
tiempo a la maduración.
j) La austeridad. Huir del cosa que veo cosa que quiero. Conseguir todos los caprichos es
debilitación de la voluntad. No hay que actuar por hedonismo y la inmediatez del placer.
Hasta aquí he enumerado algunas de las actitudes y valores que ayudarán a los niños y jóvenes en
su maduración personal y les permitirán vivir su sexualidad como algo gozoso y no traumático. Todo
lo que se haga desde la familia y la escuela favoreciendo esta axiología será positivo.
¿Por qué es importante que sean los padres los que eduquen?
Si bien nadie duda esta respuesta, es importante recordar que los padres son las personas más
importantes para sus hijos, y lo que los padres dicen y hacen y la forma como educan en sexualidad,
tiene un impacto mucho mayor en el desarrollo sexual infantil que cualquier otra fuente de educación
sexual.
Inexcusablemente, los padres debemos tener unos principios comunes para educar a nuestros
hijos. Principios que nadie puede imponernos, que decidimos desde nuestra libertad. Se trata
de que acordemos los fines que determinarán nuestras actitudes pedagógicas, nuestra
“metodología”.
Son fines que hacen referencia al tipo de hombre que desde nuestra cultura, pretendemos desarrollar
hasta que los hijos se hagan cargo de su vida. Si no hay ese acuerdo o consenso entre los padres, o
entre la familia y el colegio, se corre el peligro de la ineficacia educativa y quien lo van a pagar en el
futuro son los hijos.
No es necesario ser un/a experto/a en sexualidad para educar a los hijos e hijas, todos tenemos una
experiencia y una historia de vida y sabemos lo que es positivo en sexualidad y lo que puede educar.
•Ser consecuentes con el papel cooperativo, orientando y asesorando a los padres, cuando lo
solicitan y,
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•Mantener una línea coherente con el Proyecto Educativo y el Carácter Propio del colegio, al
ejercer esa cooperación con los padres
Desde el colegio defendemos un principio que tal vez algunos no comprenden bien del todo, es que
“la vida no es algo que se dé de una vez por todas”. Y que los hijos no son propiedad como lo puede
ser un objeto adquirido…
Que lo que nos hace ser padres no es tanto el hecho biológico de la concepción, cuanto la
generosidad con que acompañamos y ayudamos a crecer esa vida”.
Desde el Colegio creemos que podemos estar de acuerdo con los padres si coincidimos en estos
objetivos:
• Que los hijos puedan irse a una edad en que se valgan por sí mismos y no sean unos inútiles
acostumbrados a que todo se les dé hecho.
• Que sean capaces de integrarse en la comunidad humana y entregarse a la tarea común de
construir este mundo en actitud solidaria.
• Que sean capaces de vivir desde la óptica del amor y no del egoísmo.
• Que sean capaces de asumir su realidad, la suya propia y la de los otros, y no vivir siempre en
la ensoñación.
En la medida que lo consigamos entre todos, podremos estar seguros de que les hemos educado
como personas íntegras y vivirán la sexualidad sin traumas.
Buscar el equilibrio.
• En una pareja puede haber puntos de vista diferentes e incluso opuestos, pero eso no es del
todo un problema. Si son susceptibles de complementarse.
• Es importante que cada cual ceda un poco y busquen definir cómo educar en sexualidad de
manera equilibrada.
• Realizar con su pareja una lista de los principales mensajes que les gustaría transmitir sobre
sexualidad a los hijos.
• Tanto niños como niñas y adolescentes necesitan ser educados por mamá y por papá siempre
que sea posible. Ya sea de manera conjunta o por separado, independientemente del sexo del
hijo.
Buscar el momento.
• Razones “especiales”, no momentos especiales.
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• Cualquier lugar y momento es adecuado para educar. Si la experiencia que se vive, las
preguntas o conductas de sus hijos, o su propio interés hacen posible hablar sobre sexualidad
o bien realizar un juego para transmitir un mensaje, hágalo.
• No es necesaria una reunión especial ni mucho menos sólo para hablar de sexualidad.
Actitud adecuada.
• Es más importante la actitud, el tono de voz y la cercanía afectiva que lo que se dice o
responde.
• Aun cuando no se conozca del todo una respuesta, hay que mostrarse afectuosos, emitir un
gesto amable, reflejar comprensión.
• Responder afectuosamente.
Brevedad.
• Seamos breves.
• Explicaciones de uno o dos minutos son suficientes para responder a preguntas específicas.
• Hay que aprender a ser sencillo en las respuestas, imaginando las preguntas que pueden
hacer los hijos y cómo las responderíamos en un minuto, después será más fácil.
(Obviamente esto no se aplica cuando se trata de una conversación como se haría con
cualquier otro tema).
• No nos debe preocupar, si los niños no comprenden, volverán a preguntar siempre y cuando
les permitamos la comunicación.
• Hay que hacer un esfuerzo y responder de alguna manera, considerando que vale la pena el
tiempo empleado.
• Si realmente queremos saber a qué estaba jugando el niño, qué quería decir con una
conducta, qué quiere saber con su pregunta… hay que preguntárselo.
• Ante la pregunta hay que mostrarse receptivo: Siéntese, no conteste el teléfono, deje de
cocinar, ¡converse!).
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• Preguntas como ¿qué quieres decir?, ¿me puedes dar un ejemplo?, ¿tú como crees que
sucede?, ¿cómo se llama ese juego, de qué se trata?, ¿te gustaría saber algo o decirme algo?
Pueden ayudar.
• Algunos temas son más difíciles de compartir, también para los niños. Si esto sucede, hay que
buscar la manera de compartir lo que deseamos enseñar aunque el hijo no comparta.
• ¿Qué sucede si TODOS los temas son muy personales para el niño y no desea hablar de
ningún tema sexual? Probablemente exista falta de confianza o miedo, que debería
desvanecerse tras varios intentos creativos para acercarse.
Respetar la intimidad.
• Hay secretos que se pueden y se deben guardar
• Una razón frecuente por la cual niñas y niños dejan de hablar sobre sexualidad con sus
padres es la indiscreción de éstos. A veces ocurre que mamá y papá, al sentirse orgullosos y
enternecidos por la sexualidad infantil, cuentan a “todo el mundo” el crecimiento puberal de
sus hijos o bien de quién se han enamorado o si ya dieron el primer beso.
• Si deseamos que los hijos confíen en nosotros, es necesario considerar estas conversaciones
como confidenciales.
Repetición y equilibrio.
• Para aprender adecuadamente un tema y comprenderlo se requiere de repetición. No es
suficiente hablar un día sobre sexualidad, es necesario abrir las puertas para que sea parte de
lo cotidiano y pueda abarcarse según sea necesario.
• Por supuesto, tampoco la sexualidad es lo único importante para los niños ni para el desarrollo
saludable, hay que buscar un equilibrio.
Suprimir mitos.
• MITO: La educación sexual acelera el comportamiento sexual y la precocidad.
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• MITO: A los niños les perjudica saber sobre sexualidad.
No, lo que puede hacerles daño es información erotizada/adulta que no corresponde a la edad. La
correcta educación sexual no adelanta información excesiva.
• Hay parejas que no hacen nada para dar a entender a sus hijos que se quieren.
• Saber que sus padres se aman es el principio más radical del “estar bien” de los niños, de su
seguridad.
• Cuando una pareja rompe hay que evitar que los niños sean testigos de cualquier muestra de
desamor.
Coherencia.
• La coherencia entre lo que se dice y lo que se hace a la hora de exigir a los niños las mismas
cosas, de entristecerse por las mismas cosas, de alegrarse por las mismas cosas, es también
otro principio que da seguridad a los hijos y es la semilla que se pone en ellos para su futura
libertad.
• Desautorizarse, decir “lo que ella diga”, “lo que tu padre diga”, les conduce a la inseguridad y a
“estar mal”. Y que conste que no hace falta ser perfecto. Los niños asumen los fallos que
pueda haber, pero captan perfectamente la falta de criterios.
Estar cerca.
• Hemos de estar cerca de los niños, sin ser cargantes, acompañarles en su crecimiento.
• Acostumbrarnos a hablar con ellos cada cierto tiempo. Aprovechar una comida de un
domingo, un viaje… Crecer con ellos.
• De los 0 a los tres años, cuando se van descubriendo a sí mismos y el mundo que les rodea,
cuando gracias a sus padres y el amor que le rodea, va naciendo el niño como persona.
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• De los tres años hasta los siete será la etapa de construcción de esa persona. Una edad
preciosa donde los niños hacen todo con pasión, jugar, llorar, aprender, reír, decir que no,
comer. Es el momento en que la calidad de sus actos, de sus relaciones, se hacen más
humanas.
Conclusión:
Mientras se siga evitando hacer una educación sexual abierta, basada en la verdad, centrada en la
promoción de valores y actitudes no se avanzará hacia una sexualidad responsable y constructiva y
enriquecedora para la persona.
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