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Solaris - Tarkovsky
Solaris - Tarkovsky
ESTRUCTURA Y MONTAJE
Story line
El psicólogo Kelvin debe evaluar la estación espacial de Solaris pero sucumbe al poder
del planeta al relacionarse con una reproducción de su esposa fallecida.
Argumento
El psicólogo Kris Kelvin es enviado a la estación espacial del planeta Solaris para
evaluar si debe clausurarla a causa de diversos fenómenos extraños. En Solaris, Kris ve
surgir a su difunta esposa Hary. Se deshace de ella pero reaparece una segunda Hary
con la que vive una historia de amor marcada por las tendencias depresivas de la mujer.
Sus compañeros le advierten que esa Hary es una materialización que el océano
pensante de Solaris ha reproducido a partir de la idea que Kris tiene de ella. Hary se
suicida y Kris se entrega al amor de su padre en su casa en la Tierra pero tanto la casa
como el mismo padre son una reproducción de Solaris.
Estructura
Una vez Kris llega a Solaris la narración se puede dividir en tres partes: antes de Hary,
con Hary (la parte más importante, el núcleo del film) y después de Hary. Un epílogo
final conecta la narración con el prólogo en la Tierra.
CLASICISMO DE “SOLARIS”
A pesar de su aspecto excéntrico, “Solaris” es un film clásico en lo esencial puesto que
trata de la transformación de un personaje que gracias a la experiencia que atraviesa
pasa de la frialdad escéptica a entregarse al amor de una mujer y al de su madre y su
padre. Cuenta una historia de amor de pareja, apasionada pero con final funesto, y se
sirve de ello gracias a un elemento fantástico, un océano sideral pensante capaz de
generar físicamente los recuerdos de los astronautas que lo estudian. La idea de la
novela de Stanislav Lem está en el film: los cosmonautas estudian el planeta líquido y,
he ahí lo interesante, el planeta les estudia a ellos. La comunicación es difícil, la
sensación es la de que el planeta ha progresado más que los humanos y que estos están
subordinados a él y a sus poderes. El largometraje concluye con un giro final propio de
muchos films clásicos y en concreto de ciencia-ficción (paralelo al niño sideral de
“2001. Una odisea del espacio” o a la Estatua de la Libertad de “El planeta de los
simios): la Tierra no es la Tierra sino una reproducción que de la Tierra, según los
recuerdos y deseos de Kris Kelvin, ha hecho Solaris. El océano pensante ha ido un paso
más allá, su inteligencia ha crecido muy por encima de la de los seres humanos.
A menudo se ha criticado la falta de historias de amor en el cine de Tarkovsky. Desde
luego la de “Solaris” no entra dentro de lo convencional, a causa de las características
del personaje de Hary, una muerta “reproducida”, pero sí que puede calificarse de
apasionada e incluso de sublime. Kris, el científico frío, está en el momento más dulce
de la relación dispuesto a vivir con Hary para siempre en el único lugar en el que ella
puede existir, la estación espacial. Tanto el elemento de la transformación de Kris como
la historia de amor acercan esta versión de “Solaris” a un relato clásico.
PERSONAJES
“Solaris” es un film de pocos personajes, los protagonistas principales son Kris Kelvin,
omnipresente en la narración ya que se sigue su punto de vista (excepto en el final), y su
esposa Hary. Los escépticos cosmonautas Snawt y Sartorius, los dos últimos científicos
en la estación espacial. Guibarian es el cosmonauta amigo de Kris que se ha suicidado
antes de que él llegue. A ellos hay que sumar el padre de Kris en el prólogo inicial, el
cosmonauta desahuciado por su propia comunidad Berton, y la madre de Kris, fallecida,
personaje idealizado a quien puede verse a través de los recuerdos del protagonista.
- Kris Kelvin (Donatas Banionis)
- Snawt y Sartorius
Los cosmonautas de Solaris son dos científicos escépticos, sin futuro, sin ilusión,
orientados apenas a la supervivencia (Guibarian, el tercero, se ha suicidado), tan solo a
algún placer carnal o para ser exactos algún vicio sexual con las reproducciones que
Solaris les genera. Snawt es algo más receptivo con el protagonista aunque su tendencia
al alcoholismo lo vuelve impertinente e incluso brutal. Sartorius es asocial, cínico y
desagradable, se burla de Kris Kelvin, se enfada con él y desprecia a Hary (“está
formada por neutrinos” en lugar de átomos, dice para desaceditarla), aunque no le falta
razón en su discurso. Tampoco a Snawt, los rasgos de lucidez también definen a estos
individuos de vuelta de todo. El estado descuidado de la estación espacial se extiende a
la manera de vestir y de comportarse de estos dos personajes en las antípodas del
astronauta apolíneo y eficaz que suele presentar el audiovisual.
Uno de los momentos más felices en la relación entre Kris y Hary viene precedido por
la detenida contemplación de uno de los cuadros de la biblioteca de la estación espacial,
“Cazadores en la nieve”. No es la única obra de Brueghel que decora la sala. Hary
observa el lienzo con total atención y la cámara siempre en movimiento examina los
personajes, los árboles, los pájaros, las casas, la nieve, hasta enlazar con Kris niño
jugando también en la nieve. Se trata de una subsecuencia de cuatro minutos dentro de
la secuencia de la biblioteca de la estación que se constituye en uno de los homenajes
más relevantes que un cineasta haya dedicado nunca a un pintor. Los instantes de
ingravidez que se producen a continuación permiten abrazarse a Kris y Hary en uno de
los pocos momentos de felicidad plena del relato, mientras se oye el Preludio Coral en
Fa Menor de Johann Sebastian Bach, uno de los temas principales del film.
Parece que Brueghel en pintura y Bach en música sean para Tarkovsky los referentes
principales de los dos artistas representativos del planeta Tierra, los más capacitados
para alcanzar –o recordar- lo que define al ser humano, la emoción.
MONTAJE
https://www.facebook.com/joanmarimonpadrosa
BIBLIOGRAFÍA