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Para caminar con Dios debemos apartarnos porque no podemos caminar con Dios
y seguir en la misma dirección en que íbamos antes.
Por ejemplo, lo que pasó con el pueblo de Israel, cuándo Dios mandó por ellos y
fueron sacados de Egipto, una tierra corrompida, que adoraba a falsos Dioses,
saben ¿qué pasó con ellos en el desierto?
Regresando a 1Pedro 1:14 como hijos obedientes, no os conforméis a los
deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; ojo aquí a lo que dice
“Como hijos” porque es imposible vivir en santidad si no eres hijo de Dios, por ello
no podemos decirle a alguien que no ha nacido de nuevo, a alguien que no se ha
bautizado, que viva en santidad y ese también es el problema en muchos de los
que somos cristianos, en muchos que han sido bautizados y no se han convertido,
porque al nacer de nuevo, llegamos con el ADN de nuestro Padre y quienes no lo
tienen tratan de ser santos con PURA RELIGIÓN O LEGALÍSMOS, no me hace
santo tener la mejor biblia, no me hace santo tener la mejor vestimenta, no me
hace santo comenzar a adoptar cierto lenguaje evangélico, no me hace santo el
levantar mis manos, A MÍ ME HACE SANTO EL NACER DE NUEVO. Por ello
Pedro se asegura de decirnos como hijos, porque si tú no eres hijo, si no tienes el
ADN de nuestro padre por más que quieras no vas a poder ser santo, porque la
santidad no es el resultado de las acciones e intenciones y sacrificios humanos de
alguien, la santidad es el resultado de la impartición de la obra del Espíritu Santo
en la vida de una persona que ha nacido de nuevo. Esto es lo que nos dice la
palabra, pero no solo dice que, como hijos, sino hijos OBEDIENTES sin ella es
imposible llevar una vida de santidad-
Luego (Seguir leyendo la cita) sigue con la palabra conformarse que significa
acomodarse, amoldarse o tomar la forma de… No tomes la forma de lo que eras
antes, no dejes que tu forma se deje llevar conforme a los DESEOS (esto es
codiciar algo prohibido), la gente que no tiene a Cristo se deja llevar por sus
Deseos, andan como (burro sin mecate dice el dicho) “si me ofende, lo voy a
ofender”, “si me ponen aquí los deleites facilitos, me dejo llevar” y ese es el
hombre natural que había en cada uno de nosotros, pero Pedro nos dice “Ey
ustedes son hijos” y me hace recordar una frase que Cristián menciona, “Tengo
que amar hasta a mis enemigos”.
Por ello, aquellos que somo elegidos por Dios para servirlo no podemos olvidar
que Él demanda de nosotros que modelemos una vida de consagración delante de
su pueblo. Este distintivo debe estar sobre nuestras mentes y nuestro corazón,
reflejado en nuestro estilo de vida.
La santidad tiene un precio
La santidad ciertamente tiene un costo, pero no se asemeja al que pagó Jesús por
nosotros.
Decía Tozer: la soledad es el precio que el santo paga por su santidad. Esto
debido a que en muchas ocasiones, los más cercanos a ti te han dado la espalda
seguramente, mucha gente que se aleja de ti, simplemente porque no quiere
pagar ese precio.
te voy a dar el arma más poderosa con la que contamos para poder vivir en
santidad. 18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir,
la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o
plata, 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin
mancha y sin contaminación.
La sangre de Cristo limpia nuestros pecados, pero no debemos tomarlo como una
forma de pecar y luego decir “ay sangre de Cristo límpiame” Y no es que la sangre
de Cristo no pueda limpiarte, porque su sangre preciosa es PODEROSA.
Por la sangre de Cristo fuimos comprados para rescate, nos dice el versículo 18
en tiempo pasado, Dios te dice hoy ¿entonces quieres vivir una vida santa?,
recuerda que tú no te perteneces, YO PAGUÉ POR TU RESCATE, esta palabra
rescate quiere decir que éramos esclavos de alguien, le pertenecíamos a alguien,
pero llegó Cristo y pagó un rescate para sacarte de ahí, pero ahora sigues siendo
esclavo, no del dueño anterior, sino de quién te compró.
Somos propiedad de Él, debemos dejar de vivir para nosotros mismos, y
comenzar a vivir para Él, DEBEMOS SER ESCLAVOS DE JESUCRISTO.
Al ser un esclavo, un discípulo de Cristo, al ser un siervo suyo, contribuimos a que
el pueblo no le pierda el temor al pecado y puedan mantener el temor reverente a
Dios.
El llevar una vida de santidad es la condición numero uno para relacionarnos con
Dios.
Porque todo lo relacionado con Él es santo: Su nombre es santo, su espíritu es
santo, sus caminos son santos, su trono es santo, sus ángeles son santos.
Charles Spurgeon decía lo siguiente: “Esté consciente de usted mismo, más que
de cualquier otra persona; llevamos el peor enemigo dentro de nosotros”. Y esto lo
dijo con justa razón, bien lo decía el apóstol Pablo en Romanos 7:18-19 “el
querer el bien está en mi, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que
quiero, sino el mal que no quiero.
Por naturaleza el ser humano tiene incrustado el pecado, las pruebas serán
muchas durante tu caminar, pero debemos estar firmes en los caminos del
señor, las luchas comienzan por nosotros mismos, y eso es lo más
complicado, muchas veces solemos poner nuestra mirada en el otro, me
hace recordar el pasaje en donde Jesús les dice “El que esté libre de
pecado…”.