Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1970
La hecatombe de
Áncash
Editores:
Danilo Barrón Pastor
Filomeno Zubieta Núñez
Coordinadores:
Julio Villanueva Sotomayor
Juan Rodríguez Jara
“¡Hay, Dios mío!, veinte mil muertos en Huaraz y ahí está Ernesto y
su familia, recién se han mudado”. “¡Señor de la Soledad!, “¡Virgen
santísima!, Yungay desapareció!”. ¡Vamos, vamos a socorrerlos! “No
hay carros a Huaraz, todo está destruido” -les dijeron en Casma.
¡Vamos a pie! Y varios de los afligidos viajaron viendo el desastre por
todas partes, con su galletita en un bolso, subieron por la cordillera
Negra con calzados destrozados, bajaron por caminos intrincados y
cortando con sus sufridos ojos la densa capa de polvo infernal vieron
Huaraz, Yungay y todos los pueblitos aledaños llenos de escombros y
personas tiradas por todas partes, ya sin resuello.
A todos ellos, a los que se fueron, a los que sufrieron y a los que todavía
tienen esa herida dentro del alma está dedicado este libro.
1
Julio Rolando Villanueva Sotomayor. Es profesor de historia, geografía y literatura; ;
obtenidos en la Escuela Normal Superior Enrique Guzmán y Valle y en la UNMSM. Con
estudios de doctorado en Educación en la PUCP. Ha publicado más de 80 títulos entre textos
escolares, cultura general, ensayos, novela, cuentos y poemarios.
1970 La hecatombe de Áncash 15
y al que la contradecía lo tildaban de hereje y era vilipendiado por la
sociedad y sancionado severamente por los tribunales.
En la antigua Grecia creían que era obra del dios Poseidón, quien,
decían: “Cuando quiere castigarnos golpea muy fuerte el suelo con su
tridente”. No había flagelo natural que no se le atribuyera a él.
Ídolo de Pachacámac
esculpida en madera.
Otros dioses andinos tuvieron una vida temporal, como los casos de
Rímac y Chaclla que dominaban la costa central andina. En una de esas
épocas, sus súbditos se quejaron de una feroz sequía. Entonces Rímac,
para dar agua a sus hijos, se convirtió en río, y Chaclla, con el mismo
Esta creencia duró muchos siglos, a tal extremo que en la España del
año 1779 varios científicos propusieron hacer unos gigantescos pozos
para extraer ese lodo caliente, liberar la energía y que no se produzcan
los “vientos subterráneos”.
Pero, como dice Albert Einstein: "La ciencia sin religión está coja y la
religión sin ciencia está ciega", los jerarcas de las religiones fueron
aceptando a regañadientes la verdad científica, pero, siempre afir-
mando que es el “soplo divino” el que en última instancia permite la
realización de un hecho natural, incluido su furia y destrucción.
Tectónica de placas
El vulcanismo
Zona de subducción
y vulcanismo.
De tal manera que en esa escala no se miden los terremotos por encima
de los 7,0 de magnitud.
Huaraz fue destruido en un 97% y tuvo diez mil muertos, casi el 50%
de la población. Fue cubierto por una nube negra por varios días.
Alud es, según la Rae: “Gran masa de nieve que se derrumba de los
montes con violencia y estrépito”. Eso ocurrió.
Las cornisas o salientes rocosas son las más inestables porque están
sometidas a otras presiones, vientos fuertes, lluvias torrenciales, etc.
El Comercio del 2
de junio de 1970
con la noticia del
alud aluvión de
Yungay.
Introducción
2
Filomeno Zubieta Núñez. Natural del distrito de Chiquián, provincia de Bolognesi. Doctor
en Historia por la UNMSM, Profesor principal en la Universidad Nacional José Faustino
Sánchez Carrión de Huacho. Autor de libros de historia y cultura sobre su provincia como del
entorno regional de Huacho.
1970 La hecatombe de Áncash 31
con sus disturbaciones provocaron muchos de los desastres naturales
que someramente se abordan en este estudio.
Siglos XVI-XIX
Siglo XX
Referencias bibliográficas
3
Gustavo Solís Fonseca. Natural del distrito Abelardo Pardo Lezameta (Llaclla), provincia de
Bolognesi. Doctor en Lingüística. Docente en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Declarado Personalidad Meritoria de la Cultura por el Ministerio de Cultura. Autor de muchos
libros sobre lingüística andina.
1970 La hecatombe de Áncash 51
El sismólogo estadounidense Brian T. Brady y su comentada
predicción de la inminencia de un gran terremoto en el Perú en 1981,
luego de un largo “silencio sísmico”, felizmente no se cumplió; pero
hablar de la posibilidad de su ocurrencia produjo enorme pánico en su
momento. En relación con los miedos que causan los terremotos, la
gente toma nota de los grados con los cuales se mide la intensidad del
poder destructor de los movimientos sísmicos. En el Perú se expresa
en una de dos escalas, sea la llamada Escala de Mercalli modificada, o
la de Richter. Las informaciones suelen darse en nuestro medio
generalmente en términos de la escala de Richter, pero la escala más
explicativa y descriptiva pareciera ser la de Mercalli con 12 niveles, de
I a XII, donde el primer nivel no es perceptible por la gente y la última
escala representa la destrucción total. En esta escala, desde el tramo
VII al XII, se representa el efecto destructivo de estructuras
construidas por la gente, las cuales se derruyen o deforman y, en el
grado XII, no queda nada en pie de lo hecho por los humanos. Las
escalas se refieren a la constatación de deformidades del relieve
terrestre y a la deformación de estructuras hechas por el hombre, tales
como perdidas de alineamiento de carreteras, de vías férreas, paredes,
acequias, etc.; o desestructuraciones de entidades geográficas o de
formaciones geológicas. Si bien cualquier escala busca medir la
intensidad sísmica y señalar los daños de estructuras construidas; el
pánico, que es su correlato en términos de conducta humana y de
muchos otros seres vivos, no ha sido objeto de indagaciones, hecho
especialmente indicativo de la desatención de lo que sucede con los
seres vivos más allá de lo que puede ocurrir con sus bienes y hábitat.
Todos asumimos que el Perú es un espacio de terremotos, temblores,
llocllas o huaycos, lo cual es parte componente de una “geografía
atormentada” (Peñaherrera) y una historia de paroxismo de la
orogenia, que configura a los Andes como resultado de levantamientos
y plegamientos de placas –de Nazca de oeste a este y de América de
este a oeste- generando solapamientos caprichosos en esta parte de la
tierra que es heredad común como especie y la formación de nieves
¿perpetuas?, de cumbres altas (Huascarán), de depresiones de la
superficie de la tierra como la de Bayóvar en Sechura (Piura) por
debajo de 37 m. bajo el nivel del mar: o abismos marinos profundos
como versión contrapuesta a las cumbres más elevadas de la
cordillera, tal como la de Guañape (6308 m.), frente a las costas de
Chimbote (6266m), frente a Pativilca en Barranca (6188). Además,
con un zócalo continental que es el más amplio en la desembocadura
del rio Santa (140 km) y un litoral casi rectilíneo, excepto precisamente
en Ancash y el norte de Lima.
1970 La hecatombe de Áncash 52
Nuestra experiencia geológica de pueblo, harto sobregirado de
milenios en esta región tan movida del mundo, sustenta bien las
metáforas de “geografía alborotada” y “geologíatrastornada”, al punto
que la misma existencia del continente que nos “contiene”, se afirma
que está relacionada con un cataclismo matriz que marca el
nacimiento de esta porción del mundo que llamamos América,
desprendida de una mayor conformada, hasta cierto momento,
incluyendo a África.
Nuestra región tiene el río más caudaloso que lleva sus aguas al mar,
tiene también en el caso del Santa la cuenca más grande entre los ríos
de la costa en términos de kms.2; pero, asimismo, tenemos otro río de
muy alta significación en la vida ancashina y peruana, que es el
Pativilca. El caudal de este último río alcanza a 1.3 millones de metros
cúbicos por segundo, con una cuenca de 4.850 km2. y un recorrido de
70 km aprox.
Soy ancashino del extremo sur, de la vera del río Pativilca en Bolognesi.
Mi tierra ha sido siempre espacio de frontera en las relaciones
humanas a lo largo de la historia del Perú Central, por miles de años,
que nos ha hecho diferentes en la mirada desde el centro regional, hoy
de Huaraz en el Callejón de Huaylas, cambiante a lo largo de los
tiempos cuando otros pueblos eran los centros. Nuestra última
experiencia diferente debe haber sido con el centro unificador de
poder que tuvo sede en Recuay, al que los arqueólogos llaman e
identifican como Cultura Recuay, manifestación sucedánea de una
cultura mayor Centro andina que se comunicaba con la lengua culli
antes de la presencia quechua y de los contactos con “aru”. La zona de
Pallazca fue el refugio del culli en nuestro departamento hasta años
iniciales del siglo pasado, pero su territorio abarcaba anteriormente
todo el espacio ancashino y más allá, llegando a Cajamarca y, muy
probablemente a toda la zona del Perú Centro norteño si lo vemos en
la perspectiva mayor de génesis de una cultura matriz asociada con las
particularidades culturales del Perú del Chinchaysuyo frente al Perú
sureño.
Referencias
Duviols, Pierre. 1986. Cultura andina y represión. Procesos y visitas de idolatrías y
hechicerías. Cajatambo. Siglo XVII. Centro Bartolomé de las Casas. Archivos de Historia
Andina, No. 5, Cusco.
Giesecke, Alberto y E. Silgado. 1981. Los Terremotos en el Perú. Ediciones Rikchary.
Lima, Perú.
Peñaherrera del Águila y Mariano Iberico. 1986. Tomo I. Gran Geografía del Perú.
Naturaleza y hombre. Coedición: Monfer y Juan Mejía Baca. Impreso en España.
Solís Fonseca, Gustavo, 2010, Llaclla y el río Pativilca. Documentos para su historia.
Ediciones Rio/Mayu. Lima.
Resumen
Introducción
A través de los siglos los peruanos hemos convivido con los sismos,
muchos de ellos catastróficos que han provocado profundos cambios
en la sociedad peruana. Las crónicas coloniales hacen referencia a
fenómenos naturales y astronómicos que influyeron considera-
blemente en el surgimiento, auge, desarrollo y caída de muchas
sociedades andinas. El sismo de 1970 en Ancash significó para los
ancashinos el cambio de su forma de vida tradicional, dejando atrás en
muchos casos (como Huaraz) su vida en sus ciudades y pueblos
tradicionales, para iniciar una nueva vida en los pueblos y ciudades
modernas.
4
Pieter D. van Dalen Luna. Arqueólogo, Magister en Gestión del Patrimonio Cultural.
Docente Asociado a Dedicación Exclusiva del Departamento Académico de Arqueología,
Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Autor de una treintena de libros de su
especialidad.
1970 La hecatombe de Áncash 58
Como efecto del sismo, muchos patrimonios culturales de esta región
de Ancash, principalmente las iglesias, muchas de origen Colonial,
que, junto a sus enseres internos como retablos en pan de oro, cuadros
y esculturas con imágenes de santos y otros, colapsaron y desapare-
cieron para siempre, desapareciendo este hermoso arte Colonial.
También se destruyeron muchas casonas republicanas, en Casma
muchos sitios arqueológicos fueron afectados y sus monolitos (como
los de Sechín) se destruyeron.
Las ciudades más afectadas con este sismo fueron las de Yungay,
Casma y Cajacay, las que quedaron destruidas al 100% (no quedo
ninguna vivienda en buen estado); mientras que Huallanca, Huaraz y
Santa se destruyeron en un 95%; por su parte, Chiquián, Pomabamba
y Huarmey se destruyeron en un 90%; Aija en un 70%; mientras que
Chimbote y Carhuaz se destruyeron en un 70% (Cortázar; 1988: 117).
Esto significa que en estas ciudades el patrimonio cultural inmueble y
mueble se destruyó.
Conclusiones
Bibliografía
El viaje
***
Del acogedor Huaraz que conocí de niño, y cuyas calles limpias anduve
lo suficiente de adolescente, sólo estaba de pie el Jr. José Olaya y se
improvisó un hospital de emergencia en el Hotel de Turistas; todo lo
demás estaba en ruinas, como si los caballos de los Hunos comandados
por el bárbaro Atila hubiesen arrasado todo a su paso asolador:
1970 La hecatombe de Áncash 74
caminos, puentes, carreteras, calles, escuelas, negocios, casas, etc.
Recuerdo una bella casona donde me alojaba en el barrio de Belén, de
ocho metros de alto hasta la cruz del tejado central, un patio hermoso
lleno de flores multicolores con cientos de pajarillos canoros, el
terremoto dejó sus paredes de cincuenta centímetros de alto en
promedio, el enorme portón y las 12 puertas de caoba no estaban por
ningún lado, seguramente ya eran ataúdes; allí, entre los escombros
encontré mis tres primeros hallazgos: dos zapatos pequeños del pie
izquierdo y lo poco que quedó de una muñeca de porcelana entre los
adobes tirados en el piso, nunca ubiqué a sus dueños. Llegó la primera
noche entre ayes y oraciones, Huaraz seguía temblando, yo también,
nadie en su sano juicio podía conciliar el sueño sin frazada, con un
cabito de vela en la mano a punto de derramar su última lágrima,
menos todavía a la intemperie. Un ojo abierto y el otro cerrado, no
quedaba otra forma de descansar un poco. No había qué comer ni agua
potable para beber, menos una cama donde dormir. Tener un ripio en
el bolsillo no garantizaba un pan con emoliente, no había dónde
comprar, con el hedor a tánatos en los bellos nasales que el sentido del
olfato no amortigua, porque el cerebro es quien manda. La mañana
siguiente me topé en la Plaza Mayor con un trovador con fuerte
vocación por el caliche y la filosofía popular, venía tarareando "canta
y no llores". "Si buscas a alguien y no lo encuentras, es porque tenía
orden de captura del cementerio", me dijo orondo. Y continuó
hablando: "El mejor socio de la muerte es el terremoto que le provee
de un montón de gente en el mundo entero", "Nadie escapa a su
destino, porque el destino como gemelo de la muerte a todos en algún
momento nos alcanza; me salvé del aluvión del 41 y del terremoto del
31 de mayo último, se me va acortando la soga, de repente muero
ahorcado como Judas", y se marchó tambaleante hacia el barrio de La
Soledad. Mi papá también se salvó de morir en el aluvión del 13 de
diciembre de 1941 que destruyó la tercera parte de la ciudad de
Huaraz, sepultando a 1800 personas, dejando 400 heridos y 1500
familias sin techo. Del Palcaraju se desprendió un enorme bloque de
hielo cayendo a la laguna Palcacocha desbordándola sin misericordia.
Por Decreto Ley No. 18360 del 10 de Junio de 1970, a diez días del
desastre, se crea la Comisión de Reconstrucción y Rehabilitación de la
Zona afectada por el Terremoto del 31 de 1970 (CRYRZA). Oportuna
decisión.
Por Decreto Ley 19338 del 28 de marzo de 1972 fue creado el Sistema
Nacional de Defensa Civil (SINADECI), como consecuencia del
terremoto del 31 de mayo de 1970, bajo el lema "Más vale prevenir que
lamentar".
6
Nelson Pacheco Chinchayán. Médico de profesión. Docente universitario. Promotor
cultural, pertenece a la Asociación Cultural Insula-Huacho, como a la Casa de la Amistad
Peruano-Cubana. Laboró en el Hospital de Recuay donado por la República de Cuba.
1970 La hecatombe de Áncash 79
privada, a la vida de un grupo social como consecuencia de un evento
natural.
“El 31 de mayo de 1970 a las 3:30 p.m. la costa central peruana, así
como los valles interandinos del Callejón de Huaylas y el Callejón de
Conchucos, fueron impactados por un terremoto de magnitud 7.7 de
intensidad X. El epicentro se localizó a 110 km al oeste de la ciudad de
Chimbote.”
Hay que lamentar que el apoyo de la URSS que venía en un avión del
ejército de ese país desapareció con sus tripulantes. En Huaraz se
instalaron varios hospitales de campaña, uno era soviético y otro
cubano, los hubo de otros países. La solidaridad cubana alcanzó
relevancia por la presencia de los obreros cubanos que construyeron
cinco hospitales materno-infantiles en ciudades del callejón de
Huaylas que no contaban con ellos como Recuay, Carhuaz y Yungay.
En otras localidades se construyeron dos hospitales materno-
infantiles, Santiago de Chuco y Supe en la provincia de Barranca.
Debemos rendir homenaje al ingeniero civil a cargo de la construcción
quien fallece en servicio, en un accidente automovilístico.
Hay que llamar la atención que actos como el hecho contra la placa
cerca al busco de Martí, no son tan dañinos como los que los diferentes
gobiernos regionales y el Ministerio de Salud han realizado para
destruir las evidencias de la infraestructura hospitalaria donada por el
pueblo cubano.
9
Habría que añadir el liderazgo de INADEA que, en alianza estratégica con la Dirección Desconcentrada
de Cultura de Áncash (en la gestión del Dr. José A, Salazar), la UNASAM y la Academia Regional del
Quechua, ha logrado la visibilización y desarrollo del quechua a nivel local, regional, nacional e, incluso,
internacional.
1970 La hecatombe de Áncash 90
radiales en quechua, como voz y sentimiento indígena; predicamentos
evangélicos en quechua, la difusión de huaynos con letras en quechua;
y ya emergen lingüistas quechuahablantes, como los doctores Amancio
Chávez, Félix Julca Guerrero y Francisco Carranza, que vienen
publicando sus estudios relativos al quechua ancashino”. Asimismo,
en los últimos años algunos intelectuales y dirigentes de
organizaciones populares vienen retomando palabras quechuas como
antropónimos para sus hijos: Illanina Villafán, Ayra Moreno, Shulya
Brito, Tamya Norabuena, entre otros. Del mismo, algunos empresarios
y comerciantes han empezado a retomar los vocablos quechuas para
nombres de sus establecimientos comerciales (Hotel “Mishki Waraq”,
Lavandería “Taqshay”, Chochería “La Tsuklla”, Restaurante “La
Manka”…). También, en las principales avenidas y parques de la
ciudad se suelen observar plantas del campo como ornamentos: el
quenual, el molle, la cantuta, entre otros. Y, por otra parte, en el campo
se observa la presencia de elementos de la cultura citadina como la
lengua castellana, la ropa, la moda, la televisión, el celular, entre otros.
Así, lo rural y lo urbano se confunden constituyendo un complejo
mosaico de interinfluencias socioeconómicas, culturales y lingüísticas.
Por consiguiente, como refieren Julca (2009a) y Villari (2016),
caracteriza a Huaraz de hoy el continuum espacial, demográfico,
socioeconómico y linguocultural.
Según el INEI (2018), actualmente Huaraz cuenta con una población
de 163 mil 936 habitantes. Esta ciudad ha crecido territorialmente sin
una base de planificación espacial donde se distingue la zona centro
alrededor de la Plaza de Armas y la Av. Luzuriaga, los barrios
tradicionales, los barrios emprendedores ubicados en la zona urbano
marginal, y la comunicación y tránsito fluido con las poblaciones
rurales. El crecimiento demográfico y territorial también ha permitido
el crecimiento de sus problemas sociales como el desorden y la
informalidad, principalmente, que no han sido resueltos aún en las
diferentes gestiones de las autoridades políticas del gobierno regional
y local. Al respecto, Yauri (2013) dice: “Los problemas que la aquejan
no han sido asumidos hasta hoy por ninguna administración, ni local,
ni regional. En la mentalidad de este nuevo control del poder reinan la
improvisación, la incompetencia y la ignorancia, materia de un
profundo análisis social” (p. 78). Al listado realizado por Yauri habría
que añadir otro de los grandes problemas de las últimas décadas, la
corrupción de las autoridades y funcionarios. Asimismo, Palma (2015)
refiere que otro de los problemas generacionales irresueltos es el
crecimiento y la identidad de la nueva ciudad, para ello se hace
1970 La hecatombe de Áncash 91
necesario conocer nuestra historia, puesto que “nadie ama lo que no
conoce”. En suma, el Huaraz de ayer y de hoy son muy diferentes, se
ha pasado de una ciudad andina tradicional a una ciudad andina
cosmopolita moderna con identidades múltiples y problemas sociales
in crescendo.
Finalmente, luego de haber transcurrido 50 años del fatídico
terremoto que enlutó a la generalidad de la población huaracina y
ancashina de entonces, es importante preguntarnos y reflexionar cuan
preparados estamos para afrontar nuevos desastres naturales y de otra
índole. Aquel hecho histórico no solo debería servir para recordar y
conmemorar a los caídos, sino principalmente, para idear y practicar
acciones preventivas. Una población consciente y preparada podrá
afrontar mejor los embates de la naturaleza, pandemias y otros. Pues
un pueblo que conoce su historia, no vuelve a cometer los errores del
pasado. Por lo que concluimos este trabajo invocando a nuestros
lectores y a través de ellos a la población huaracina, ancashina y
nacional a practicar la cultura de la prevención.
Referencias bibliográficas
Alba, A. (1996). Huarás historia de un pueblo en transformación.
Carás: Ediciones “El Inca”.
Espinoza, N. (2011). ¿Morirá el quechua o runa simi? En Tiro al Bull.
Disponible en: https://www.olimpiocotillo.com/2011/05/08/imorira-el-
quechua-o-runa-simi/#.XrydhmhKjIU
10
José Antonio Salazar Mejía. Natural de Huaraz. Doctor en Educación UNMSM. Ex
director de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Áncash. Músico, escritor y promotor
cultural. Autor de libros de historia regional.
1970 La hecatombe de Áncash 94
han dejado a la educación peruana entre las de peor nivel en
Latinoamérica.
La década politizada
Áncash, considerada como “zona rosada” por los ideólogos de SL, pues
sus campesinos no eran tan pobres como en el sur, poco a poco entró
en la vorágine violentista. Las células de SL empezaron a dinamitar
torres y dejar sin energía a las ciudades. En Huaraz de fines de los
ochenta, se dieron los primeros asesinatos selectivos. En el campo, al
comienzo la gente simpatizaba con las nuevas ideas. Algo había de
positivo por aquellos días, las autoridades trabajaban bien, por el
temor a ser sometidos a “juicio popular”. Para entonces, ya la
Confederación Campesina del Perú (CCP) había prácticamente
desaparecido y sus cuadros absorbidos por SL.
El inicio de la corrupción
Permanencias
11
Pablo Helí Ocaña Alejo. Natural de Pomabamba. Educador con amplia experiencia
dirigencial estudiantil, sindical y popular. Con importantes cargos en diferentes sectores, Autor,
con el Dr. Wilfredo Kapsoli Escudero, de libro Áncash: capital cultural y educación.
1970 La hecatombe de Áncash 102
Luego del acto de provocación, se desencadenó una batalla campal y
desigual entre los Shumpillinos y los gamonales protegidos por la
policía. Piedras y balas cruzaron, llevando la peor parte Claudio
Murillo y su hijo Mardonio, ellos fueron heridos de bala y los
hacendados los cogieron, llevándolos a Huanchayllo, donde ambos
fueron brutalmente torturaron, y al cabo de 2 días de agonía, los
asesinaron y enterraron, sin permitir a sus familiares que le dieran
sepultura.
Según Premiot, este hecho revivió el mito del “castigo divino”, y que
pronto llegaría. Shumpillán, lloraba a sus dos héroes y rogaban al
patrón San José y Mama Llusa. En octubre de 1968, Velasco Alvarado
decreta la reforma agraria, y por fin, casi a los 150 años de
independencia de la patria, llegaba la libertad para cientos de “colonos
de las haciendas de Huanchayllo, Changa, Shuypillay y Huasicañay”.
La gente pasó a vivir su “libertad”, sus ex patrones, por primera vez en
su vida salían a buscar pasto, a trabajar en la chacra y buscar leña al
campo. “Gringuitas de manos blancas, suaves y tiernas, aprendían a
prender la tullpa por el hambre y falto de sirvientes”, “el “castigo”
estaba llegando”, dice aliviado Premiot; pero, añade, el “castigo
divino” aún no llegaba, “la gente rogaba”, “Pero hermanito nunca
imaginamos de un terremoto”. Con resignación dice, “Pensábamos
que era el fin del mundo, que el castigo por nuestras peleas y cosas
terrenales había llegado”, “wawqi tsuqpakurkur makiyta
wagakuyara” (hermano, cruzando nuestras manos lloramos).
Recuerda que las abuelas lloraban sin consuelo; y que en cada repique
de campana miraban al cielo como esperando una mano salvadora.
En 1970, yo tenía tres años, no tengo memoria de los hechos, pero mis
hermanos mayores me narran escenas entrañables. Sostienen que
mayo es el mes más hermoso del año, por el verdor del campo y las
cosechas. Allá se produce maíz, habas, trigo, cebada, lentejas, alverjas,
frejoles, y otros. El fatídico 31 de mayo, mi familia se encontraba
cosechando maíz.
La intensidad del calor del sol ya atenuaba, era media tarde. Todos
trabajaban entre bromas, cuando de pronto se sintió “un ruido
arrollador, como un trueno ensordecedor, de movimientos bruscos”,
imposible explicarte, me dice mi madre.
“Las noticias reportaban que la línea del tren había sido destruida,
lloramos de pena y miedo. Yo recuerdo mis viajes en tren, con mamá y
papá. Perdimos una gran obra, el gobierno militar no quiso
rehabilitarla”, lamenta Apolinar.
Glosario de términos:
Calchado .- Tallos de maíz cortado que quedan como pasto
Chuclla .- Choza hecho a base de palos delgadas e hichu
Colono .- Gente dedicada al servidumbre de los hacendados.
Makiyta .- Denota propiedad de la mano, “mi mano”, “nuestras manos”
Puywa .- Cantidad de wayunkas superpuestas que cuelgan de una soga. Es la forma
tradicional del agricultor andino para guardar sus cosechas de maíz.
Tullpa .- se dice del fogón. En la zona andina está compuesto de 3 piedras para sostener
la olla o cazuela.
Tsuqpakurkur .- Cruzar las manos en señal de ruego pidiendo piedad: “cruzamos”.
Wayunkas .- Atado de un par de mazorcas de maíz usando su propia panca.
Wagakuyara .- Del verbo llorar, denota “llorábamos” en plural en tiempo pasado.
Wawqi .- Hermano
Wiru .- Tallo verde y dulce del maíz, que se come para extraes el zumo y calmar la sed.
12
Samuel Cornelio Abad. Natural de Pimachi, provincia de Ocros. Profesor de Literatura en
educación secundaria y universitaria. Autor de muchos libros literatura y cultura regional.
Fundador de mas de 20 bibliotecas comunales en las provincias de Ocros, Oyón y Cajatambo.
1970 La hecatombe de Áncash 107
La actual provincia de Ocros que hasta antes del año 1990 perteneció
a la provincia de Bolognesi, sufrió también los estragos de la furia de
la naturaleza.
Ocros que en 1970 era capital del distrito del mismo nombre al igual
que los demás pueblos quedó en ruinas. La mayor parte de las casas en
escombros, inclusive los locales públicos. Estuvo aislado por un buen
tiempo. El Centro Educativo quedó en escombros y el director en ese
entonces el profesor Félix Sumoso, tuvo que bregar duro en la gestión
de reconstrucción del local del colegio y mantener la población escolar
ya que había un gran desconcierto en la comunidad y se vislumbraba
un éxodo.
Población antes
Distritos Desaparecidos Muertos Heridos
del sismo
Acas 660 8 - 281
Carhuapampa 758 - 7 50
Todo fue grande en relación con el terremoto del Perú del último día
de mayo de 1970: grande el abismo del Océano donde estuvo el
epicentro generador del sismo; grande el desastroso derrumbe de las
obras que el esfuerzo humano materializó durante siglos; grande el
alud del Huascarán que barrió a Yungay; grande e inmensamente
dolorosa la cantidad de muertos y desaparecidos; grandes los
sufrimientos de innumerables heridos en lugares casi inaccesibles;
grandes las necesidades impostergables de los damnificados; grande
Hacia la reconstrucción
La migración
Por tu tierra,
Bruna, fértil,
Bella madre prodigiosa;
Desde Cochas, hasta Quiches,
De Huambacho hasta Quillo
Y de Uco hasta Pampas…
¡Ancashino, no abandones tus fronteras!
Por el “llanque”,
y por la choza
con las ollas de un fondo interminable,
(nunca llenas)
por las “llicllas” y “ruripas”
y los niños “huactequichos”
¡Ancashino, no abandones tus fronteras!
13
Nelly Haydee Villanueva Figueroa. Polifacética docente huaracina, escritora y promotora,
Regidora Municipalidad Huaraz, el Ministerio de Cultura la reconoció como Personalidad
Meritoria. Autora de varios libros, ex integrante de AEPA, integrante de ARS VERBA y otras
instituciones culturales.
1970 La hecatombe de Áncash 114
hombres y mujeres de esta tierra, constituyen para el mundo, una
lección de resistencia, un ejemplo de triunfo de la vida sobre la muerte.
No nos hemos rendido. Aunque el frío nos quemaba, aunque el miedo
nos mordía, había fuego en el alma, vida en nuestros sueños; porque
cada día era un comienzo.
Estamos aquí, para encarnar, en el mundo de hoy, los valores que nos
son propios: La solidaridad o retribución que nos hace ser generosos
con el hermano, con el vecino que lo necesita; la hospitalidad para el
viajero que viene a probar nuestro típico pan, la hospitalidad para el
amigo, que atraído por el olor del “cuchi canca”, quiere compartir
nuestro plato.
14
Armando Zarazú Aldave. Docente de español en Estados Unidos donde radica desde 1983.
Literato y músico. Desarrolla actividad cultural en Perú y EEUU. Director de la revista digital
www.chiquianmarka.com
1970 La hecatombe de Áncash 120
momento fue más que nada para las grandes poblaciones, mientras
que las pequeñas miraban de lejos. Indudablemente que se hicieron
grandes obras como la reconstrucción de Huaraz, el aeropuerto de
Anta y carreteras, dentro de las que sobresale el nuevo trazo y asfaltado
de la carretera Huaraz – Pativilca, pero allí quedó todo.
Han pasado tantos años, cincuenta para ser exactos, pero el recuerdo
de los de los que se fueron, de los pueblos que conocimos, permanece
imborrable en la memoria colectiva. Nuestro departamento se ha
vuelto a levantar y continúa viviendo con más fuerza
Referencias:
(1) Ver: “Historia de la corrupción en el Perú” de Alfonso W. Quirós.
(2) Quake’n and Shake’n…Forever! Long-Run Effects of Natural Disasters: A Case
Study on the 1970 Ancash Earthquake Germán Daniel Caruso y Sebastián Miller.
Azarazu@aol.com
Evocación:
Campesina,
cuando tú cantabas
yo escuchaba tu canto desde lejos.
(…)
Pero un día sin querer
me palpé los ojos y lloré por tus ojos
un llanto desconocido.
Yungay
(…)
Mi pueblo tuvo una tarde su tarde gris
Se quebraron
se derrumbaron
rompiéndose en cien u una angustia.
(…)
31 de mayo de 1970.
Terremoto y aluvión en Ancash:
El terremoto se va
(…)
El terremoto se ha ido
Elegía al ausente
Elévate, Ancash
pon tu mirada en el cielo
y elévate ¡elévate! hasta el borde
del infinito,
encuéntralo a Dios
y conversa con Él…
Poetas invitados:
Está en mí
como un río
que sonríe a la vida,
junto a la lluvia
y los caminos
que se quedan derrotados
en silencio
por el poema del musgo
y la canción de la hierba.
Estoy cantando
al Ancash Heroico.
Al combatiente,
que se le resbaló de los labios
la sonrisa.
Al combatiente
que fusilaron
sus àtmos de sangre.
Que le robaron
sus crepúsculos de fuego
y sus tribunas de jilgueros.
Al combatiente
que le desarmaron
de sus jornadas
y se quedó rodeado
de fuertes vientos.
(…)
Estoy cantando
al pueblo del hombre
que crece como un latido
puesto de pie
y que recata del polvo
WAS
KA
RAN
─ Aleluya
WAS
KA
Apéndice:
Deentrescombros
(…)
Aún
las puertas se amurallan
en la salida
jadeante
a despaso
pues
ignoran del silencio que
juguetea
que danza omnipotente
en su armisticio
como una llaga mineral
obtusa en su aleteo
erizada
de óvulos abiertos
para
el orbe que
a pedazos también
cae
que voces desangre
gritos de sangre
llanto
de sangre
atraviesan
de canto a canto
la pétrea
oscura
soledad
vertical cresta
donde nos hiciste
adoloridos
como el dolor
16
Américo Portella Egúsquiza. Natural de Parco, (Mariscal Luzuriaga). Poeta, ensayista,
escritor. Cuenta con varias publicaciones sobre temas culturales de su provincia y del
departamento de Áncash.
1970 La hecatombe de Áncash 143
actores que cometieron delito no les paso nada y con el transcurrir del
tiempo quedó en la impunidad y el olvido.
17
Máximo Augusto Egúsquiza Cueva. Natural de Pomabamba. Radica en Piscobamba desde
hace más de 40 años. Autor de varios libros. Docente cesante.
1970 La hecatombe de Áncash 145
La naturaleza produjo un sismo que, en menos de un solo minuto,
destruyó y dejó en ruinas a las ciudades de la costa y a los bellos e
impresionantes pueblos del callejón de Huaylas, el desprendimiento
de rocas y nieve del majestuoso Huascarán al rodar formó un aluvión
que arrasó Yungay y Ranrahirca, los sepultó con la totalidad de sus
habitantes. En la región de Konchucos la intensidad del terremoto fue
un poco menos y sus consecuencias causaron menos desastre.
18
Carlos Toledo Quiñones. Natural de Huaraz. Docente de Lengua y literatura, con ejercicio
en la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo. Con publicaciones desde las aulas
universitarias, dirigiendo múltiples publicaciones. Actualmente integra el grupo literario Ars
Verba.
1970 La hecatombe de Áncash 148
Para el despegue del desarrollo de Áncash se realizan actividades y se
planifica la construcción de la carretera de penetración, se realiza el
fórum de desarrollo, entre otras actividades de orden económico y
desarrollo.
Hay dos libros que tenemos que mencionar Perfiles del beso a la tierra
(Huaraz, 1968) de Marco, Hinojosa Vigo (1949) que aborda el tema
amoroso de modo particular a la época, relaciona sentimientos con la
naturaleza “Entonces soy triste,/ cuando hechas amarguras/ a la
tierra muerta/ en sus pliegues sacudidos“, o cuando dice “Hay
ausencia de pupilas gratas/ a las chacras sin trigo”, ofrece la imagen
del dolor que se hospeda en el ambiente rural. Y cuando contempla la
desigualdad social no deja de servirse de experiencias nuevas y
emblemáticas “Aprendo a ser valiente/ en el bálsamo de tu Río,/
Javier Heraud.” Así, se evidencia la influencia de las nuevas
concepciones ideológicas que marcarán a los jóvenes de ese entonces,
que invitan a la inmolación “Aprendo de ti, bravo mártir/ a luchar,
amar y a morir.” Hinojosa manifestará la rebeldía desde las entrañas:
XXI
Unidos proletarios
(fragmento)
Segaremos el trigo…
¡Unidos proletarios!
Forjaremos el hierro
¡Unidos proletarios!
Derrocaremos al tirano…
Bajo inventario
Ojos de piedra
Materialismo
Si piensas en la maleta
No creas que el contenido es tuyo
Eucalipto
Nunca en la vida se mueven de aquí allá. Solo tienen que ver con el
abajo y arriba. Así son ellos. Desde niños aprenden a pintar en lo alto
hojuelas verdes y líneas que se bifurcan sucesivamente para formar
ramas, donde se columpian los vientos pequeños. Saben hacer de cada
hoja cajitas de aceite y aroma fuerte. Con frecuentes baños de lluvia
jamás se resfrían. Sus bronquios están curados de cualquier afección,
con alcanfor.
Después de la noche
Se acordaban de Dios
llorando.
…………
Yauri es el que mejor ha visto nuestra realidad, es el que con más fervor
y amor ha cantado al pueblo ancashino, sobre todo de la zona del
Callejón de Huaylas, ensayos y poesía son una ofrenda sobre todo a
Huaraz, que ha hecho un símbolo en sus escritos. Publica Radiografía
del sismo del 31 de mayo de 1970 (1971) y luego Ancash o la biografía
de la inmortalidad. Nuevo Planteamiento d sus problemas culturales
(1972)
Marco Hinojosa Vigo, en Yungay ciudad del llanto (julio, 1970). Su voz
es más serena y contemplativa, enciende la lira y canta a lo que se ha
perdido, pero la vida en desafío induce a seguir viviendo,
construyendo.
XXIII
Se cubrió de polvo
tu corazón,
en lodo aplastó
tus sienes,
pintando el horizonte
de un ¡hay!
en general.
Y, yo,
cargaba las horas
sin aliento.
Ausente, vacío de raíces,
19
Carlos Garay Veramendi. Nació en San Marcos, Huari. Profesor de educación
primaria formado en la Escuela Normal Mixta de Chiquián y comunicador social por
la UNMSM. Tiene publicados libros de cuentos, crónicas y ensayos.
1970 La hecatombe de Áncash 159
Entre esos sucedidos que dejaron señales notorias en la historia
ancashina está el audaz levantamiento de Pedro Pablo Atusparia,
apoyado por el minero Uchcu Pedro, el tres de marzo de 1885,
esencialmente contra los abusos arbitrarios de la autoridad
departamental. Un movimiento rebelde de carácter contestatario y no
como errados consideran algunos plumíferos chovinistas de la
tierruca, revolucionario. Atusparia no tenía la necesaria cultura
política. Y tal insurgencia no tuvo plan político, ni ideario, ni
estrategias para socavar, minar y trastocar el injusto sistema
imperante, solo tenía carácter de protesta y de lucha reivindicativa
contra la arbitraria alza de tributos a los nativos; más la prepotencia y
atropellos, como la humillante mochada de la trenza jerárquica de
Atusparia, por orden ultrajante del Prefecto. Por cierto, una justificada
disensión con la valentía de los apus del entorno, y con
derramamiento, como de costumbre, de sangre autóctona. Sí, una
contienda de resonancia nacional.
¡Ojo!, nunca hubo por estas níveas tierras, verbigracia, las alfombras
de lozanos pétalos en las procesiones, nunca antes hubo bailes
impresionantes de Puno, tampoco de Huancayo y de otras ciudades;
de la mezcla de todas estas costumbres e idiosincrasias, pronto
aflorará el fruto, sí: la renovada identidad distintiva de Huaraz y la
Región. Estos procesos evolutivos se dan por periodos, pues en el
universo nada es estático, todo es cambiante dialécticamente. Sólo los
ilusos conservadores pretenden que el statu quo social (referido a
costumbres) siga tal como está o estuvo. No olvidar, hasta las palabras
declinan y se mueren de viejas, y aparecen a su vez otras muchas. Acá
nos llega el remate con el refrán de la apertura: No hay mal que por
bien no venga.
Introducción
Los hechos
Víctimas y daños
20
Danilo Barrón Pastor. Es magíster. Además tiene estudios concluidos de doctorado.
Actualmente, es docente en la UNMSM, UNFV y UJBM. Es directivo de la Asociación de
escritores ancashinos (AEA). Dirigión diversas revistas cylturales y educativas. Con diversas
publicaciones.
1970 La hecatombe de Áncash 165
Viviendas destruidas: 60,000.
De 38 poblaciones, 15 quedaron con más del 80% de las viviendas
destruidas, el resto sufrió daños de consideración.
En 18 poblaciones con un total de 309,000 habitantes y 81 pueblos
pequeños con un total de 59,000 personas, los alcantarillados
quedaron inhabilitados.
Aulas de centros educativos destruidas: 6,730.
La capacidad de energía eléctrica de los departamentos de Ancash
y La Libertad quedó reducida a 10%, por los serios daños causados
a la Central Hidroeléctrica de Huallanca.
Quedó dañado el sistema de irrigación de 110,00 hectáreas.
El 77% de los caminos en Ancash y La Libertad se interrumpieron,
así como el 40% de los existentes en Chancay y Cajatambo al norte
del departamento de Lima. Fuente:
http://bvpad.indeci.gob.pe/doc/pdf/esp/doc1992/doc1992-contenido.pdf
El aluvión
En el ámbito urbano
En el ámbito cultural
Conclusión
Han pasado cincuenta años desde aquel domingo negro, que el
terremoto enlutó a todo un país. Sin embargo, como decía Vallejo, “hay
hermanos mucho que hacer”. La tarea no es difícil, solamente
enfrentar y erradicar a la corrupción que aqueja a nuestras autoridades
por décadas.
Mayor compromiso de todos para lograr un mejor desarrollo en todos
los ámbitos, especialmente explotar el turístico.
Bibliografía
Yo era, prácticamente, el nieto único, el niño que era amigo de los hijos
de los peones con quienes frecuentaba a las prácticas agrícolas y al
trabajo que realizaban en nuestra casa del pueblo.
Por otro lado, podría decir que era distinta la actitud de ellos al hacer
sus propios trabajos en sus chacras o en los de la hacienda.
Generalmente, se levantaban muy temprano, preparaban desayuno,
que era bastante sostenido, salían al trabajo y laboraban hasta medio
día. En que descansaban, chacchando coca, tomando alcohol o chicha,
21
Wilfredo Kapsoli Escudero. Natural de Pomabamba. Doctor en Historia. Profesor en la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos y Ricardo Palma, con importantes cargos. Autor de
una treintena de libros de historia social, utopía andina y cultura popular.
1970 La hecatombe de Áncash 171
prácticamente no almorzaban sino hasta la tarde en que retornaban a
la casa y se servían lo que sus familias tenían. El trabajo en sí motivaba
cierto tipo de competencia, y normalmente lo hacían con mucha
alegría, casi diríamos estimulándose unos a otros, poniéndose apodos
o incitando a los otros para que acaben las tareas y las jornadas que se
les asignaba.
A partir de los siete años como mis padres trabajaban en Lima empecé
la travesía de venir acá. Lo hacíamos a caballo bajo la guía de los
arrieros que preparaban fiambres y ropas especiales para un viaje que
duraba de dos a dos días y medio de Pomabamba hasta Yungay. La
travesía era muy dura por las inclemencias del clima que no solamente
bajaba de temperatura si no venía acompañado de granizadas y
lloviznas torrenciales. Al llegar la noche si había suerte encontrábamos
alguna posada donde guarecernos o de lo contario acampábamos en la
Por fin, dejó de temblar el suelo, ingresé para ver dónde se habían
producido los desplomes en la ciudadela, era de los muros restaurados
y los visitantes horrorizados, pero sanos.
Hacía tres días que había llegado de Lima para hacerme cargo de Chan
Chán como Inspector de Monumento Arqueológico del Norte,
reemplazando a mi colega Alberto Bueno Mendoza que retornaba a
Pachacamac.
22
Lorenzo Samaniego Román. Doctor en arqueología por la UNMSM, miembro vitalicio del
Colegio de Arqueólogos del Perú. Docente universitario. Con 50 años trabajando en el Centro
Arqueológico de Sechín.Autor de muchas publicaciones de su especialidad.
1970 La hecatombe de Áncash 175
había hecho estragos y la población confundida, preocupada y
temerosa transitaba por las calles, el comentario general era el sismo
en Trujillo, no se mencionaba otras ciudades.
Había llegado a las cinco de la mañana del primer día de junio y cuatro
horas después con el amigo Emilio Sam Chang, miembro del Comité
Arqueológico de Casma, nos trasladamos en su vehículo a Sechín, al
llegar comprobamos con pesar que los trabajos ejecutados con mucho
sacrificio entre octubre a diciembre de 1969 con la ayuda del Comité
Arqueológico ya mencionado y otros, había sido desbaratado por el
sismo, pero comentamos que algo debíamos hacer, “sin miedo”, frase
que utilizaba Emilio ante cualquier dificultad, renovando mi
compromiso con Sechín, que luego de los trabajos realizados era
evidente su importancia histórica, en especial, por sus piedras
grabadas y lo mucho que faltaba por descubrir.
De izquierda a derecha:
Emperatriz, Lourdes, Sra. María (†) y Juan Chancos (1966)
Ayuda suiza
24
Julio A. Villanueva Delgado. Insigne maestro piscobambino, ya extinto. Promotor cultural
y formador de generaciones de difusores de la cultural regional.
1970 La hecatombe de Áncash 186
Castillo, tan luego que el citado ingeniero se constituyó en su oficina,
se acercó para comunicarle que sus comprovincianos habían formado
el Comité pro-ayuda a la provincia Mariscal Luzuriaga, cuyos
integrantes le pedían, por intermedio suyo, que los suizos favorecieran
a dicha circunscripción territorial.
A los ocho meses, recibí una llamada telefónica para que me vaya a la
embajada, donde me hicieron la grata noticia de que nuestras
gestiones habían tenido completo éxito. Asimismo, se me comunicó
que al día siguiente viajara en unión del ingeniero suizo Jorge Steiner
a Sihuas, Pomabamba y Piscobamba, a gestionar ante los respectivos
municipios la donación de terrenos para la construcción de los
siguientes locales: una posta médica y núcleo escolar en Sihuas; un
hospital y núcleo escolar en Pomabamba y una posta médica y núcleo
escolar en Piscobamba. Fatalmente, me fue imposible viajar por una
reciente operación quirúrgica, conforme recomendó el médico Dr.
Otto Gambini Escudero. Entonces, nuestro comité acordó
encomendar al tesorero señor Paulino Murillo para que me
reemplazara.
25
Helí Misael Noriega Barrón, Mishanko. Nació en Pueblo Libre (provincia de Huaylas),
con larga residencia en Chacas (provincia Asunción). Docente de educación primaria. Fue
regidor y alcalde en Chacas. Integrante de la Comisión Pro Provincia y del Comité Pro Túnel
y Carretera Asfaltada Carhuaz-Chacas-San Luis. Directivo del Club Ancash en tres períodos.
1970 La hecatombe de Áncash 189
matrimonio, tal como ocurre después de la misa de honras. De ahí
provine la pregunta: ¿Qué tal estuvo el pasaremos?
------------- o ------------
Poco después del anochecer, todos nos ingeniamos para compartir una
especie de “olla común”, sirviéndonos una merienda de emergencia en
el patio, alumbrados por lámparas de kerosene, porque el techo de la
cocina amenazaba con desplomarse y nadie tenía el coraje suficiente
para sentarse en el comedor ya que las paredes superiores de la casa
estaban ligeramente rajadas.Los más jóvenes de entonces intentamos
amenizar la reunión con comentarios optimistas, pero algunas de las
señoras apenas controlaban su nerviosismo a duras penas, fue
entonces que el tio Shatuco Zaragoza (esposo de mi tía Olinda Barrón),
comentó:
------------ o -----------
En casi toda una semana no se distinguía con nitidez la luz solar como
consecuencia de la nube de polvo que cubría al firmamento ancashino
e impedía, durante varios días la recepción de las ondas sonoras,
dejando “mudos” a los radioreceptores a pilas, siendo la causa de
nuestro prolongado aislamiento. No escuchábamos noticia alguna del
Al final del cuarto o quinto día después del sismo, se nos acercó
presuroso, en la plaza, un profesor cuyo nombre prefiero no
mencionar; su semblante reflejaba espanto y con voz alterada nos
informó:
Catedral de Chacas
(Foto: DBP.)
Recuerdo que fue una reunión interesante, era la primera vez que
teníamos contacto con personas que llegaban de la ¨cortina de hierro¨
y con mucha dificultad pudimos comunicarnos. Pasamos momentos
agradables cuando ellos contaban detalles de sus experiencias como
alpinistas en Europa. Al final, antes de retirarse tuvieron la gentileza
de regalarle a mi madre un broche de piedras semipreciosas,
tradicionales de Checoslovaquia, que ella usó y guardó con especial
cariño.
26
Marcela Olivas Weston. Arqueóloga de la UNMSM, con más de 30 años de experiencia en
proyectos de arqueología, de gestión cultural y museos. Con publicaciones sobre Patrimonio
Inmaterial, cocina tradicional. Directora de la Dirección de Cultura de Áncash.
1970 La hecatombe de Áncash 196
Pasaron los años, mi madre falleció y entre sus pertenencias volví a
encontrar el preciado regalo, el broche con piedras de color verde.
El Huascarán.
Este fue un momento oportuno para que los alpinistas del club
Lokomotiva de Liberec pudieran cumplir su sueño y conquistar las
alturas del mundo. Como su primer destino escogieron la montaña
más alta de los Estados Unidos, Mount McKinley.
“Cuando Gustav Husák asumió la presidencia, la salida a Estados Unidos ya resultó imposible. Por eso, el
equipo se puso de acuerdo con unos alpinistas peruanos que les invitaron a subir al monte más alto del Perú, el
Huascarán”.
El terremoto de magnitud
de 7,8 en la escala
Richter, con epicentro en
el Océano Pacífico, frente
a las costas de las
ciudades de Casma y
Chimbote, sepultó en tan
solo 45 segundos a más
de 250 municipios de la
zona andina de Ancash.
Se calculó que el número
de víctimas superó
70.000 y otras 20.000 personas resultaron desaparecidas.
El sismo hizo soltar una inmensa masa de granito y hielo desde la cara
occidental del monte de Huascarán. En tan solo cuatro minutos, el
aluvión superó la distancia de 28 kilómetros, arrasando todo lo que se
hallaba en su camino y rebasando incluso la sierra que protegía los
pueblos de Yungay y Ranrahirca, unos de los más afectados por este
Monumento en homenaje a
los alpinistas checos
Monumento en homenaje a
los alpinistas checos
Poste indicador
Los turnos de las farmacias duraban una semana y era las 24 horas del
día, se iniciaba y terminaba los sábados, mi Fairlane 500 recién
adquirido lo dejé en la Sala de Exhibiciones de la Mueblería “Victoria”
de mis padres en el jirón Francisco Pizarro, bastante amplia, doce
metros de ancho, había reemplazado a la antigua bodega y sala de la
casa, con los roperos a ambos lados se adaptó una cochera.
28
Nicéforo Caldas López. Nació en Pomabamba en 1946. Ejerció la docencia en colegios de
Pomabamba. Redacctor y editor de revistas. Escribió la obra Opísculo sobre el monseños Fidel
Olivas Escudero.
1970 La hecatombe de Áncash 207
hecatombe, sino porque generó la muerte de escritores, doctores,
religiosos, médicos, profesores, niños y jóvenes sobre todo en Yungay,
Ranrahirca, Huaraz, Carhuaz, Caraz, Chimbote; muertes que nos
dejaron pasmados en profunda angustia, dolor y soledad y hoy;
después de 50 años los que fuimos testigos de la desgracia sufrimos
con igual intensidad en cada evocación del hecho, lloramos y elevamos
plegarias al autor de la vida por aquellos que cual bandada de palomas
mensajeras volaron a la patria celestial.
A raíz del terremoto de 1970 que asoló varias ciudades del Callejón de
Huaylas y que motivó la solidaridad de varios países, Yungay recibió el
nombre de “Capital de la solidaridad internacional”.
Testimonio I
30
Hugo Vílchez Romero. - Natural de Chiquián, contador público colegiado por la
Universidad San Martín de Porres. Prolífico escritor que resalta lo típico de Chiquián en sus
más diversas facetas desde su bloq “El territorio del Pichuychanca”.
1970 La hecatombe de Áncash 218
pacientes están acompañados por sus familiares. Las enfermeras
llevan, en un coche, los envases de suero, medicinas y las agujas para
ser aplicados a los dolientes que lo necesitan. Del fondo del pasadizo,
que tiene aromas típicos a medicina, surge una camilla, sobre ella,
tendido un enfermo, dos técnicas, vestidas de blanco, una atrás y la
otra delante, lo llevan quien sabe a dónde, ¿a la sala de operaciones o,
para un examen? Me aproximo a la habitación número 710 y aflora la
imagen de Perching, mi hermano, con rostro aliviado, síntoma de que
su esposa salió bien de la operación, nos saludamos y paso a ver a la
paciente, mi cuñada que está tendida sobre la cama, descansando.
Acompañada de su hijo que se dejó crecer la barba azabache y al
costado de él, su enamorada, ambos, próximo a culminar su carrera de
Derecho. Platicando sobre su estado de salud con todos los presentes,
observo que, en la cama contigua, separado por una cortina, esta una
paciente mayor, una señora de cabello corto y gris, ojos de piadosa
mirada, tez cobriza y en la comisura de su boca reflejaba los pliegues
lo mismo que en su pequeña frente, tenía aproximadamente 75 años
de edad. Se incorpora lentamente y se arrellana sobre un sillón que
está junto a la litera, cavilosa, mira a través de los cristales de la amplia
ventana, el patio del hospital, en donde los intensos rayos del sol,
aguijoneaba al experto jardinero que regaba con esmero la exigua
rosaleda.
¡Neme! ¡Neme! ¡Dame a mi hijo! ¡Yo, me quedo aquí! ¡Ya está sobre
nosotros! Le gritaba fuera de sí. -¡Corre! ¡corre!- me daba ánimo mí
esposo. Detrás de nosotros venia un jovencito que, luego de exclamar
con voz plañidera: -¡Sí, señora, ya está sobre nosotros!, ¡estamos
perdidos!- se desmayó. Sin detener nuestra fuga, de aquel siniestro
aluvión, pude observar algunos vecinos desmayados”.
Por un momento, la señora con ojos de piadosa mirada guarda
absoluto silencio, como deseando obtener una respuesta a estos
escalofriantes fenómenos naturales, que arrasa con todo lo que
encuentra a su paso.
“Un señor, que lo conocía de vista, me contó que estaba cerca del
mercado, apenas al sentir el temblor, empezó a correr al sector de
Aura, donde vivía su familia. En su veloz travesía por las calles ceñidas,
pudo observar gentíos corriendo de un lugar a otro con los rostros
1970 La hecatombe de Áncash 224
despavoridos, a mis padres ancianos y a una multitud de gente,
prosternados con los ojos cerrados y los brazos en alto, implorando:
¡Khuyapayawayku! ¡Khuyapayawayku! (¡Señor ten piedad! ¡Señor ten
piedad!), muertos y heridos, tendidos en el suelo empedrado de las
calles, esperando ser socorridos. Estaba determinado llegar a su
domicilio; corría y corría, sorteando paredes que se desplomaban
levantando densa polvareda, postes y paredes que se balanceaban de
un lado a otro, como los altos arboles de copiosa copa, inclinándose
por un fuerte viento, dejando la cuidad a sus espaldas, sin saber que
venía el encrespado aluvión. Había pasado la calle Espinar, por donde
yo vivía y creyendo que había muerto, vio a mis vecinos, al señor Cesar
Lagos, su esposa, a su papá, su hermano, también, arrodillados, en el
centro de la arteria, turbados y espeluznados, sin saber qué hacer ni a
donde ir. Cuando llegó a su destino, al volver la mirada hacia el pueblo,
este, se encontraba con un aspecto inusual, monstruoso, sombrío,
desierto, Yungay, estaba bajo los escombros de bloques de hielo, lodo
y rocas, en un cerrar y abrir de ojos, había desaparecido
completamente.”
33
Mónica Rodríguez Poma. Con estudios en Administración de Empresas Amante de la
lectura y escritora amateur.
1970 La hecatombe de Áncash 241
- ¡Corre hijo, busca un Guardia! ¡Anda, madre llama un Guardia, que
me muero! ¡Hermano, padre, mujer, busca al Guardia para el
moribundo, brújula para el perdido, protección para el huérfano,
médico para el herido! Una ayuda para enterrarlo… un Guardia era
para todo, para un pueblo en desgracia, una luz en tanta oscuridad. La
Guardia Civil, sembrada entre los adobes, regada entre las soledades
de las calles, pero en cumplimiento de su deber, subiendo y bajando
entre los escombros de la ruina.
Las grietas que ese sismo abrió en la tierra serán siempre iguales de
profundas como las heridas que no cicatrizan en la mente y recuerdo
de cada persona que sobrevivió al siniestro. Y no solo por lo que se
perdió ese día, sino por lo que perdió su ciudad al ver a su pueblo
emigrar a otras zonas y perder con los años su identidad, sus
tradiciones y vivencias, que se traducen en la indiferencia y atraso que
vive en la actualidad. Basta con ver a la Catedral de Huaraz que hasta
Monumento ubicado en el
Camposanto de Yungay.
Se calcula que hubo, en total, 75 mil muertos y 150 mil heridos, así
como 600 mil damnificados que quedaron sin techo. Esto significó
más de 100 mil viviendas destruidas solo en el Callejón de Huaylas.
Ese día la tierra bramó atemorizando a más de 83 mil km2 de
distancia, abarcando la extensión de los departamentos de Áncash,
Lima, La Libertad y Lambayeque.
34
Benigno Rolando Salas Reynoso. Natural de Huari. Profesor de biología formado en la
UNE, La Cantuta. Actual docente en la Universidad Nacional José Faustino Sánchez Carrión
de Huacho.
1970 La hecatombe de Áncash 247
(toponimia), apostando nuestra moneda nacional de S/. 1 (un sol de
oro) por cada jugador, con la finalidad de demostrar nuestras
habilidades deportivas juveniles con la hombría y valentía que
vivíamos, casi todos contemporáneos en edad y familiarizados en las
instituciones educativas y los barrios de nuestra tierra de Huari de
nuestros tiempos idos e inolvidables. En pleno partido, en la que
chocábamos con fuerza y pundonor, siendo las 3,25 pm, sentimos que
el suelo cubierto de grama natural (denominado comúnmente como
quicuya), empieza a moverse de norte a sur, formando ondulaciones
en fracciones de segundo, con una duración de aproximadamente
entre 45 a 50 segundos. En pleno movimiento, todos asustados nos
juntamos y abrazándonos, mientras que los amigos de mayor edad
gritaban “manshacuyaychu carajo” (no se asusten carajo) y
“pasashanam” (ya pasó). Divisamos la famosa casa de la hacienda de
los Valencia conocida como “Jatun Huayi” (Casa grande), que se
rajaba y se derrumbaba a pedazos, enterrando parte de nuestros
vestidos y enseres que habíamos guardado bajo su techo, con el fin de
evitar a que fuesen mojados por la lluvia que era natural en nuestra
realidad. Luego de lograr serenidad, nos dirigimos hacia la Plaza de
Armas de Huari y observamos que las dos torres de la iglesia Santo
Domingo y las casas de la ciudad, se habían derrumbado de manera
extrema levantando una polvareda de tierra, en medio de la
desesperación conmovedora de los habitantes, se veía a algunas
señoras desmayadas y otras rezando; a los hombres tratando de
calmar a las mujeres y niños, ayudando a retirar algunos enseres de las
familias para ponerlos a buen recaudo, puesto que se pensaba que
podrían suceder mayores movimientos y sepultarían los bienes en
cada morador.
Huari, provincia de la Región Ancash antes del terremoto de 1970, ciudad más
importante del Callejón de Conchucos (Fuente: Cortesía de Gerardo Salas Reyes)
1970 La hecatombe de Áncash 250
La hecatombe… ¡80,000 muertos!
Sismo del 31 de mayo de 1970
José Santos Gamarra Soto 35
35
José Santos Gamarra Soto. Natural de Marca, provincia de Recuay, apasionado por la
historia y cultura de su pueblo. Autor del libro la historia de Ivo.
1970 La hecatombe de Áncash 251
Si, - me dijo - y no te preocupes por los gastos - después que bailes - lo
mando achicar para usarlos yo - me manifestó.
En la ciudad de Marca, cada año como en todo pueblo del ande existe
su fiesta patronal que es el 10 de agosto, además existen otras
festividades en el calendario marquino y una de ellas es el baile de Los
Huancos de Marca, donde existen algunas chaperonas comúnmente
llamadas “Llúchash” que acompañan a los danzantes en dicha
festividad, son las que se preocupan que no les falte nada a los
danzantes. Nuestras llúcash para aquella festividad se habían
preparado como nunca para la Octava del Corpus Christie del domingo
31 de mayo de 1970, éramos seis los danzantes que haríamos tres
parejas aquel día, tendríamos que salir de la casa de Gliceria ubicado
en la calle Víbora ataviado con nuestras indumentarias para la ocasión,
esta vez vestido de chisgas y bailar junto a los demás danzantes que en
gran número ya bailaban en la octava de ese día, las chisgas seríamos
“Tobín”, “Melgarejo” y “Dolton”, mientras que nuestras parejas
vestido de “Negros” eran “Wilson”, “Eña” y “Chía”, las chisgas éramos
1970 La hecatombe de Áncash 252
mucho más altas que los negros, las llúcash tenían que estar muy
acomedidas a nuestros menores requerimientos, cuidar que no se nos
desprenda algún aditamento de la vestimenta, quienes habían sido
encomendadas ser nuestras chaperonas, cada una de ellas portaba una
canasta donde había desde un pequeño alfiler hasta una pollera por si
le pasaba algo a algún danzante.
Aquel día, estrenábamos ropa nueva de mujer, la que me tocó era una
monilla de color azul brillante, se diría azulino, la lliclla de color rojo
escarlata con cinta labrada de color negro, la saya de color negro con
abertura en la parte delantera, unido por un cintillo del mismo color
de la monilla, que hacía ver el blanco justan con grecas anchas y
bordadas, luego las tres polleras de diferentes colores y bordados, en
la cintura poseía dos pañoletas de seda fina amarrados en la parte
delantera, tenía una cabellera postiza de mujer en dos trenzas que me
llegaba hasta la altura de la cintura, el sombrero de jipi japa con flores
artificiales de diferentes colores, el collar de diferentes tamaños y
colores, de perlas chicas y grandes, guantes blancos, zapatillas y
medias blancas para dar mayor agilidad en el baile, la cara lo teníamos
cubierto con dos pañuelos de colores uno transparente y el otro más
denso en la trama y la urdimbre para no ser reconocidos ni por el mas
acucioso de los espectadores.
Aún con los ojos cubiertos por la pañoleta que cubría mi rostro,
escuché que las enormes piedras que había al lado Oeste de la calle
Grau de pertenencias de don Glicerio Silva padre de mis amigos
Porfirio, Manuel y Amancio se vino abajo con un ruido ensordecedor
al que esquivamos a duras penas corriendo hacia el otro lado, el suelo
temblaba con fiereza, había pánico entre la muchedumbre, gritos y
llantos por doquier, cuando la pared de la casa que en realidad era una
“Racka” por estar semiderruida por el paso del tiempo, era la casa de
Antonio Silva a quien llamaban “Shancurero” el que se desplomó,
corrimos hacia el lado contrario para subir encima de las piedras que
segundos antes se habían desplomado, fueron los segundos más
aterradores de mi vida.
La danza de Los Huancos es una de la más antigua caracterización
festiva del distrito de Marca, aquel 31 de mayo era la Octava de la fiesta
de Corpus Christie que en fecha movible se realiza todos los años. La
tierra no paraba de temblar, ya nos habíamos sacado las pañoletas que
cubrían nuestros rostros por la inmensa polvareda existente, ya no
1970 La hecatombe de Áncash 254
importaba si caminabas por la calle vestido de mujer, el momento era
de miedo, de terror y desolación; el ambiente comenzó a nublarse, el
polvo negruzco venía de sur a norte, como la peste, comenzó a cubrir
el espacio, teníamos mucha dificultad para respirar, comenzamos a
caminar en la oscuridad hacia la plaza de armas por la calle Grau. En
la esquina de Alfonso Ugarte con Grau encontramos a Víctor Quinto,
tenía medio cuerpo aprisionado por los adobes contra la pared de don
Celestino Virhuez. La pared de don Nilo Ortiz Virhuez se había
desplomado con tan mala suerte que sepultó medio cuerpo de Víctor
Quinto quien fallecería horas más tarde en su casa, en Jacacuchu.
Esa tarde la selección peruana nos daría una alegría inmensa a todos
los sufridos peruanos que nos encontrábamos en desgracia por lo
ocurrido. Después de ir perdiendo por dos goles a cero, remontaron el
marcador para finalmente ganar por tres goles a dos, con goles de
Alberto Gallardo, Héctor Chumpitaz y Teófilo Cubillas, que alegría
para los aficionados al deporte del fútbol. Todo el Perú se resarcía en
parte del dolor y la tristeza por la desgracia ocurrida dos días antes,
para celebrar el gran triunfo peruano; gran acontecimiento que nunca
más se borraría de mi mente.
36
Américo Rodríguez Jara. Nació en Piscobamba, estudio en la UNMSM, profesor
secundario. Publicó el poemario “Rumor de Lluvia” en Huaraz. Escribió dos libros referentes
a la educación y poemas en revistas y antologías.
1970 La hecatombe de Áncash 258
completamente herido, no podía caminar, dijo que se había caído por
una pendiente al intentar llegar a Cajamarquilla, y nos pidió que nos
regresemos, manifestando que “Los pocos sobrevivientes de Huaraz
ya habían salido rumbo a Lima”. La decisión de los hermanos era
llegar a Huaraz, sin embargo el menor de los hermanos David tuvo
que regresar con Rubén para auxiliarlo en el viaje a Lima.
En la foto Rodrigo,
Américo, Jorge, David
y Juan.
37
Amado Sabás Balarezo Minaya. - Natural de Chiquián. Estudió ingeniería química en la U
de Ica. Ceramista dental. Compositor y guitarrista dedicado a resaltar los valores de su tierra
natal. Dirige el conjunto musical Taky Tamia.
1970 La hecatombe de Áncash 262
nos ganaba y nace la idea de arrancar la planta de raíz y cubrir las
huellas con piedras para que el socio no se percate de lo sucedido, la
caña y el habas lo disfrutamos con tanta angurria que no miramos el
fiambre, las hojas del maíz y el choclo tierno le dábamos a las vacas
que devoraban con tanto placer sin medir las consecuencias y así
repetimos la operación toda la mañana.
38
César Ropón Torres. Nació en Yungay. Docente de profesión. En la actualidad, es director
de la I.E.P.E. “Santa Inés” de Yungay.
1970 La hecatombe de Áncash 265
quería cambiar de actitud, ni menos se arrepentía. Una puñalada había
traspasado el corazón de los feligreses. Pero, recuperando fuerzas,
idearon que para calmar la furia del Señor era necesario hacer una
misa a la Virgen y luego sacarla en procesión.
A esa hora, los parlantes del viejo Cine San Isidro dominaban mi barrio
con música de Javier Solís y Leo Dan, canciones como Sombras Nada
Más y Santiago Querido hacían de preámbulo a la función de matiné
que estaba a punto de empezar. Frente a mi casa, en La Pampa del 21
de abril (actual Colegio Santa María Reina), se disputaban clásicos
partidos de futbol ante una nutrida multitud que abarrotaba los cuatro
costados del campo. Y más allá del Cementerio Viejo, en el antiguo
Estadio Vivero Forestal (Hoy, Gómez Arellano) se jugaba el
Campeonato Relámpago de la Liga de Futbol de Chimbote, el cual
debió concluir esa tarde, pero en realidad nunca terminó.
39
Eduardo Quevedo Serrano. Nació en Chimbote. Estudió Derecho y Ciencias Políticas en
la Universidad Nacional de Trujillo. Trabajó en el Instituto Peruano de Seguridad Social de
Chimbote. Radicó en Londres, Inglaterra y desde 2003 en New Hampshire, USA
1970 La hecatombe de Áncash 267
poderoso, y derivó en el bramido apocalíptico de una bestia mitológica
que rompía sus cadenas en la profundidad de la tierra. Entonces un
cataclismo descomunal sacudió Chimbote y a la Región Ancash. Sentí
la necesidad de mi madre, y corrí en su búsqueda.
El día del terremoto sólo tenía nueve años, pero los cuarenta y cinco
segundos de su duración perduran en mi mente, inmunes a la
contaminación del olvido. Me acompañan desde siempre y para
siempre. Sus escenas, sin duda, se repetirán por una última vez en la
película final que veré antes que las cortinas se cierren, y se apague la
luz.
A veces los pueblos necesitan de grandes desafíos para saber con qué
acero están hechos. Chimbote renació de sus escombros, y emergió
como un coloso para reencontrarse con su destino. Hoy es una ciudad
grande, bella y optimista. En cuanto a lo mío, siempre he creído que el
terremoto del 31 de mayo de 1970 bautizó con fuego a la unidad de mi
familia.
“Me llamo Clinton”, había dicho sin agregar mayores detalles. Así que
nosotros lo llamamos “Mister Clinton”. Y a pesar de la buena amistad
que forjó en las siguientes semanas con el barrio, en realidad nunca
supimos nada más de él aparte de su nombre y su nacionalidad
norteamericana.
De tal suerte que por varios días, una docena de vecinos de diversas
edades nos sentábamos en las carpetas de don Marino para escuchar a
Mister Clinton. La mayoría asistíamos sobre todo para disfrutar de su
presencia. Nos gustaba oírlo y sentíamos curiosidad por aquel gringo
alto que era notoriamente tan diferente a nosotros. De las lecciones de
inglés algo aprendimos: good morning, good afternoon, otros saludos,
y posiblemente algunas palabras más.
Algo fue diferente la noche del sábado 14 de diciembre del año pasado.
Yo estaba sentado frente al laptop haciendo mis cosas de costumbre.
Por enésima vez en google volví a tipear “Clinton Gregory Labusa
Boston”, y antes de que aparezcan los consabidos resultados, lo borré.
En cinco meses el terremoto cumpliría cincuenta años. Y en once
meses yo cumpliría sesenta años de edad. Abrumado por la
frustración, me dije: “Eduardo, has reconstruido muchas historias del
pasado gracias a tu buena memoria. Manda Gregorio Labusa al carajo,
y confía en tus propios recuerdos”. Y así lo hice. A las nueve y quince
de esa noche escribí en google: “Clinton Chimbote 1970”.
40
Margot Camones Maguiña. -Natural del distrito La Merced, provincia de Aija. Docente
trabaja en el Ministerio de Educación. Es intérprete y traductora del quechua ancashino. Tiene
publicados libros sobre el quechua ancashino.
1970 La hecatombe de Áncash 277
ocurriendo con la pandemia del COVID 19. Mucha gente si bien
distingue que son dos acontecimientos diferentes en su forma de como
ataca a la humanidad, relacionan por las circunstancias vividas y
afrontadas cada uno en su momento y su forma de producirse.
Esa noche, fue una noche de ensueño como en las películas, no había
nada. Quién se acordó de la comida. Al fin amaneció, seguramente
nosotros que éramos niños, dormimos algo, dudo que mis padres y los
vecinos que velaban nuestros sueños hayan podido pegar los ojos.
Mis padres habían sembrado papa al costado de la casa, en ese terreno
plano, al día siguiente nos dimos cuenta que las papas estaban sobre
la tierra, así que mi madre acompañado de nosotros fue a recoger con
mucho cuidado, porque era lo único que había para comer; además
teníamos que cocinar la papa en el fogón, no teníamos ollas, no había
platos; todo estaba tirado dentro de la tierra que aplastó nuestra casa.
No me creerás esas papas tenían un olor tan fuerte que no servían para
comer, apestaba nuevamente sentimos el olor a los muertos. Ninguno
comió esas papas, ni los pequeños, ni los mayores que éramos como
Esta demás decirte que no teníamos casi nada para comer. Para
cambiarnos la ropa, toda la semana nos quedamos con la misma ropa,
creo ni siquiera podíamos bañarnos. Todos seguíamos con la olla
común para comer. Dicen que en Huacna, la gente se había dividido
en dos grupos: el barrio de arriba en la escuela y los de abajo en la
capilla, desde allí se miraban, se llamaban y se distribuían los
alimentos. Los más afectados éramos los niños.
41
Pelayo David Luciano Salazar. Natural de Huaraz. Estudió en la UNE, La Cantuta. Fue
Regidor Municipalidad Provincial de Huaraz. Presidente de la ANP - Filial Huaraz. Preparó
videos documentales de atractivos, cultura y tradiciones. Miembro de OREPQA.
1970 La hecatombe de Áncash 284
festividades patronales y barriales como las celebraciones de Belenita,
San Francisco, Fiesta de Mayo y otros que tenían su peculiaridad.
Transcurrieron tantos años hasta que dejé de ser canillita, durante ese
período perdí dos años de mis estudios primarios por dedicarme a
cumplir mis tareas de lustrabotas y vendedor de periódicos, porque era
mi único medio de supervivencia para costear mis estudios e inclusive
de apoyar económicamente a mis padres y a medida que fui creciendo,
entendí que la necesidad de estudiar, llegando a culminar mis estudios
primarios en el año 1969.
Corrí hacia la parte alta que era el camino y acequia, subo el cerco para
divisar y veo a la ciudad de Huaraz que levantaba una inmensa
polvareda de tierra como nube que se elevaba hacia el cielo, como si
hubiera caído una bomba atómica que justo semanas antes había visto
una película en Cine Radio donde pone fin la segunda guerra mundial,
mientras tanto de la cordillera blanca provenía humo blanco y
transparente, era una incógnita lo que significaba esos cuadros
extraños. A poco llega mi hermano Cayetano, el mayor de todos, con
rostro desencajado portando únicamente una pelota, sus ropas lo
había perdido enterrados por una pared de una vivienda caída.
Era una incertidumbre, viene la primera réplica fuerte que nos pone
en desesperación, pero para suerte pasó, momento que mi padre me
dispone para ir a la ciudad de Huaraz para ver la casa si se había caído
y que tenía que buscar a mi hermano Hilario. Tenía que ir sí o sí,
porque era una orden que tenía que cumplir y parto desorientado, no
sé qué ruta tomar, pero caminando sorteo la vía sin darme cuenta que
estaba caminando a la ciudad de Huaraz.
Como entre mis sueños sigo caminando para llegar a la altura del
Calvario que era el lugar más estratégico y visible de la ciudad y veo
Huaraz completamente en escombros como pachamanca
desenterrada, las torres de la catedral de Huaraz y el Convento del
Templo de Huarupampa borrados, solo podía apreciarse la cúpula
posterior de la Catedral y uno de las torres del Templo de la Soledad
en pie. Mientras al cerro de Pumacayán llegaban personas con sus
heridos, todos cubiertos de tierra, no podía identificar sus rostros ni
vestimentas, la mayoría tenía fracturas y otros con sus cadáveres en el
hombro. El momento era llanto, dolor y desesperación todos se sentían
impotente de afrontar.
Una señora con el brazo roto que llega a duras penas me motiva actuar
cuando me dice joven hay muchas personas que necesitan se
auxiliadas, por lo que bajo del cerro por la precaria escalinata
acompañado de mi hermano que era mi mayor, tomamos la decisión
de bajar y auxiliar a los heridos, entramos por Jr. Soledad en la base
del cerro.
La primera noche fue tan dura que no podíamos dormir, venían los
temblores a cada instante como producto de las réplicas, no recuerdo
cuantos habrían sido, pero fue toda la noche, rezábamos a cada
instante, hasta que por fin amaneció y al ver la aureola del amanecer,
era un alivio porque de día al menos estábamos con la posibilidad de
afrontar cualquier circunstancia.
Hay mucho que enumerar sobre el sismo del 31 de mayo de 1970, pero
con el presente aporte, quiero ilustrar solo algunas evidencias vividas
antes y durante y después del sismo desde el ángulo que he podido ser
testigo.
42
Rómulo Prieto Pajuelo. - Natural de Caraz. Ya fallecido. Uno de los más prolíficos escritores
y autores de libros sobre Caraz y Áncash, resaltando la historia y literatura.
1970 La hecatombe de Áncash 293
asfalto y tomándome de la mano clamó al cielo, llenándome de
conmiseración.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
43
Félix Jaimes Valderrama. - Natural de Chiquián. Trabajador cesante. Empresario del
turismo en el Cuzco. Autor de libros de relatos y poemas.
1970 La hecatombe de Áncash 297
magnitud del desastre. Nos quedamos en casa de mi hermana, ya el
Lunes en horas del almuerzo escuchamos por la radio la noticia de que
habían muchos muertos y heridos, decía que todos los pueblos del
callejón de Huaylas estaban destruidos, más aun fue nuestra
preocupación cuando dijeron que Chiquián había desaparecido
porque los helicópteros que pasaban por la zona no podían ver al
pueblo por la gran polvareda que cubría el cielo de Chiquián, es así que
daban por cierto este desastre, fue entonces que decidí viajar a mi
pueblo, pensando en el bienestar de mis padres, de la tragedia que les
había tocado vivir.
A dos kilómetros más adelante nos topamos con un señor que cargaba
a su hijo en la espalda de aproximadamente 2 años de edad, él iba en
dirección a Chasquitambo mascando hojas de coca y pensé: “solo Dios
sabe si habrá comido este pobre hombre”. Él estaba desesperado, al
vernos nos pidió ayuda para su hijo que había sido herido por una
piedra que le había caído, entonces el Doctor Marco le dijo que le
muestre al niño para poder revisarlo; para sorpresa de todos, vimos
que el brazo del niño estaba destrozado; el doctor lo reviso y le dijo al
señor que no se preocupe, que su hijo iba a estar bien, le dio un
calmante y le dijo que se retire para poder curar al niño; uno de mis
compañeros se acercó a señor y lo distrajo. Ahí en medio de la nada, el
doctor sedó al niño, le pidió a uno del grupo que sostenga el brazo y es
ahí cuando nos dimos cuenta que la única solución que encontraba el
doctor era amputarle el brazo, y eso hizo. Fue una decisión inmediata
44
Luis Albitres Mendo. Estudió Instituto Pedagógico Victorino Elorza –Cajamarca, Docente,
Escritor, Pintor, varias publicaciones y exposiciones de pintura.
1970 La hecatombe de Áncash 304
En la audición, afirmaba a viva voz: “¡aurazo vive! ¡aurazo vive! ¡Avisar
a Wáshington Gonzáles de la Editorial! ¡Estoy en Caraz!”.
Me volvió el alma al cuerpo, ya que sus familiares se habían
apersonado a la oficina y me estaban reclamando por qué tenía que
haberlo enviado a Huaraz. Su mamá se mostraba muy preocupada por
la situación incierta de su hijo. Felizmente este anuncio que ellos
mismos escucharon, tranquilizó a su madre y familia.
Yo tenía mayor preocupación por él. Sabía que pasaba los domingos
con las turistas gringas en el restaurante Los Claveles de Yungay. Como
tal, había estado ahí, en compañía de turistas belgas. Su informe fue
que después del fuerte remezón salió corriendo con dirección a Caraz,
gritando: “¡¡¡Huascarán se viene!!! ¡¡¡Huascarán se viene!!!”
Además de saciar nuestra sed, nos metimos con ropa y todo a darnos
un duchazo. Después de caminar un kilómetro nuestra ropa ya estaba
seca. Nuevamente nos agobiaba la sed. Pasando el distrito de Llumpa
empezamos a caminar cuesta arriba para llegar al centro poblado de
Mashqui, donde esperábamos pasar la noche y conseguir comida.
Como yo iba con veinte kilos de remedios a la espalda me rezagué
porque mis colegas se adelantaron para conseguir refrescos y comida
en ese poblado.
Allí, pugnaban miles de personas por viajar a Lima en los aviones que
retornaban luego de dejar la ayuda internacional. Daban prioridad a
personas de tercera edad y heridos. Luego una enfermera soviética
sintió el fuerte hedor de mi dedo que estaba en estado de
descomposición por haber estado cinco días con una infección sin
curar. Ella abogó a fin de ser considerado como una situación de
emergencia.
Por lo cual, nos acercamos con los camiones a la JAN para recoger, en
cola, haciendo nuestro turno porque salían cargas para distintas
provincias. Al llegar nuestro turno nos cuadramos para que cargaran
todo lo que se necesitaba: ropa, frazadas, zapatillas. Insistí que la sal y
el azúcar eran de urgencia fundamental. Completamos la tolva de los
dos camiones, se llenaron y partimos con dirección a Ancash.
Con caballo apareció un policía, era nada menos que José Alvarez, un
viejo amigo mío del colegio. Luego otro policía más… Detrás de ellos,
cientos de burros, mulas, caballos y unos ochenta arrieros.
A ellos les manifesté que tenían que dar un burro por cada diez, para
llevar sal y azúcar a la ciudad. Y con el resto llevarían para repartir a
su comunidad de manera proporcional a cada uno de sus pobladores.
Al día siguiente, a las ocho de la mañana tomamos desayuno bien
despachados porque ya teníamos que hacer el reparto de un solo tiro
hasta terminar. A las diez de la mañana, desde Lima, llegó un auto
donde venían dos jóvenes piscobambinos que retornaban a su tierra, y
aprovecharon para tomar fotos. Luego llegó un jeep militar donde
venía el coronel Varela, jefe político militar de la zona (Huaraz).
Enterado por las noticias propaladas por radio, vino con la intención
de ver el volumen y de qué se trataba, para mandar tantos camiones a
recoger toda la carga y cambiar de destino.
Les expuse mi plan de reparto y expliqué que los campesinos son los
eternos damnificados. Por lo tanto, ellos merecen más que nadie
recibir este apoyo. El coronel Varela aprobó y apoyo mi tesis. Está muy
bien me dijo y se regresó, indicando que el reparto en las comunidades
fuera supervisado por los policías.
Pasada las cuatro de la tarde le dije: “Si usted no me firma este cargo,
ordenaré que se lo lleven los dueños de las acémilas a sus respectivas
comunidades”.
45
Abraham Alzamora Agüero. Nació en en Piscobamba. Uno de los fundadores del Club
Mariscal Luzuriaga. Fue alcalde del distrito de Fidel Olivas Escudero. Integra Club
Piscobamba. Publicó el libro “Historia del Club Mariscal Luzuriaga”. Trabajador cesante del
servicio de correos y telégrafos, Serpost.
1970 La hecatombe de Áncash 314
Por este terremoto también fue afectado el puente de Shocosh o puente
del Río Marañón, fue destruido y una gran parte arraso el río, un
puente colgante de 40 metros de largo y 2 metros de ancho, puente que
unía al departamento de Ancash con Huánuco que hasta ahora no ha
sido reconstruido. Cuando en 1983 fui alcalde del distrito Fidel Olivas
Escudero, llevé al río marañón ingenieros y técnicos a realizar estudios
para la reconstrucción de este puente y me dijeron que primero se haga
la carretera para transportar materiales y después el puente; han
pasado cincuenta años, ni carretera ni puente…
46
Efraín Vásquez Veramendi. Ingeniero agrónomo por la Universidad Nacional San Luis
Gonzaga de Ica. Escribe poesía, cuento y relatos de corte festivo, dicharachero, anecdótico y
vivencial. Autor de Crónicas chiquianas y Versos Errantes.
1970 La hecatombe de Áncash 316
En el estadio de Jircan, había un encuentro no sé entre qué equipos y,
como el ambiente era pelotero, después de almorzar la mayoría del
pueblo se dio cita en ese lugar...3: 33 pm cuando la tierra comenzó a
temblar, algunos más jóvenes y ágiles saltamos del terraplén que funge
de tribuna para concentrarnos en el centro del campo esperando que
pase pronto, vana ilusión porque no podíamos mantenernos en pie por
la violencia del seísmo, tirados en el piso de tierra éramos zarandeados
literalmente por la madre tierra.
- ! ¡¡¡Misericordia Señor!!!
- En Parientana
- Y...
47
José Figueroa Rubio. General de la Guardia Civil, (Sinches) Docente en Centros Superiores
de la PNP, escritor, investigador institucional, conferencista y dirigente en instituciones
policiales.
1970 La hecatombe de Áncash 320
En el Decreto de creación de la 48 Comandancia se le asigno su Misión
y Funciones, y entre ellas estaba de “procesar consuelo a la población
en desastres y calamidades”.
Entre los Clases que saltaron, figuraron: Sgto. Segundo Vargas Vega,
Jorge Girón del Carpio, Victor Saucedo Zamora, Anibal Flores Díaz,
David Castillo Escudero, Guardias Joel Saavedra Mego, Roberto
Aspajo Mori, Felix Coaguila Poma, Juan Paz Acosta, Juan Casique
López, Simón García Trigoso, Raúl González Vela, Prudencio Gonzales
Sosa, entre otros.
Lo que vino horas después fue algo que, estoy seguro, quienes pasamos
esa experiencia no se la deseamos a nadie. Esa noche nadie durmió.
No se podía. Cómo íbamos a dormir si cada 15 o 20 minutos había un
temblor, cada cual más fuerte que el otro, y nos hacía pensar que podía
haber otro terremoto. Casi todo Chimbote quedó en escombros y la
gente se acomodaba como podía en la calle. Por la radio ya nos
habíamos enterado de la tragedia del Callejón de Huaylas. Esa noche,
lo recuerdo muy bien, la pasamos como sea; ayudándonos unos a
otros, dándonos aliento para seguir soportando las inclemencias de la
naturaleza. A excepción de las urbanizaciones Buenos Aires, Las
Casuarinas, La Caleta, Los Pinos, Laderas del Norte, el Barrio 5, El
Trapecio, 21 de abril y El Carmen, el resto de barriadas quedó en
escombros, incluyendo parte del casco urbano.
Recuerdo que por cada faena de trabajo teníamos derecho a una bolsa
de víveres que contenía lo básico para nuestra alimentación: pollo,
menestras, arroz, avena, sal, azúcar y aceite, además de otras especies.
La respuesta a este desastre fue inmediata, y no solo por parte del
gobierno sino de toda la población. Aparte de la ayuda internacional,
la participación de brigadas de jóvenes universitarios fue fundamental
para la reconstrucción de nuestra zona. Papel importante jugó la Junta
de Asistencia Nacional (JAN), organismo creado durante el primer
gobierno de Belaunde, quien canalizó y centralizó toda la ayuda
nacional e internacional a fin de que llegara en forma inmediata a los
beneficiarios. Estuvo a cargo de la señora Consuelo Gonzáles de
49
Walter Hinostroza Castro. Nació en Guadalupe, La Libertad. Desde niño radica en Coishco
(provincia Del Santa, Áncash). Institucionalista deportivo. Coautor del libro Coishco, historia de
un pueblo indomable (2012), como de poemarios y relatos.
1970 La hecatombe de Áncash 331
jugaban el SIDERPERÚ contra el José Gálvez, el clásico del puerto.
Otros optaban por ver televisión ya que ese día empezaba el Mundial
de Fútbol México 70, que se inauguraba con el encuentro entre México,
como equipo local, y la poderosa Unión Soviética; partido que
terminaría empatado a cero.
En los días del mes de junio, luego del cese de las réplicas, el General
Juan Velasco Alvarado, empezó a destinar a las Fuerzas Armadas a
diferentes lugares que habían sido afectados por el terremoto.
51
Eduardo Ayala Vera. Abogado, escritor y promotor cultural casmeño. Ha publicado: “La
Cintura de Afrodita”, “Alegoría de tu presencia”, “Escritos para Carmen”, “El Ocaso de los
Sentimientos”, “Los delirios de Themis”. Ganador de los Juegos Florales de la USMP.
1970 La hecatombe de Áncash 341
casas caídas, llanto, gritos, sangre, gente que pedía auxilio. Era
terrible, desesperante. Muchos enloquecieron!!!”…. Son tantos los
testimonios que he escuchado a lo largo de mi vida, que me parece
haber vivido esos fatídicos momentos. Su sombra, en la memoria
colectiva de los ancashinos, a la luz de los que vivieron en carne propia
este desastre, se convierte en algo presente aún, reciente, fresco, que
no parece haber transcurrido ya medio siglo.
Don Manuel me cuenta que en aquella época contaba con treinta y seis
años, y recuerda que las autoridades dieron cuenta de aproxima-
damente 150 muertos en nuestra provincia, el cual se incrementó
posteriormente, siendo el rescate al día siguiente lunes 01 de junio, y
quedando de pie sólo 12 ó 14 casas, y que posteriormente llegaron a la
conclusión que dichas casas habían sido construidas por ingenieros de
la UNI, mientras que las demás por albañiles empíricos de la época.
“Había dos pozos en toda la ciudad, los cuales proveían del líquido
elemento, uno en el fundo “La Máquina”, y el otro en lo que ahora es
la avenida Reservorio, escaseaba el agua, después del terremoto
repartían por baldes”. Rememora que no había agua potable en
Casma, hasta el año 1951, siempre había pozos, las casonas contaban
con ellos. El agua era bien escasa, no existían las duchas, la gente
prácticamente “sólo se lavaban la cara”, esto ya desde antes y luego
Una dama que recuerda como si hubiera ocurrido ayer aquel episodio
terrible es la ciudadana Marina Margot Flores Sarrin, de 84 años
de edad, me cuenta: “Yo vivía en la antigua calle Piura y me
encontraba en mi domicilio con mis hijos Oscar, Jorge, Lilian y
Hernán Fernández, y al momento del movimiento telúrico me
encontraba en los servicios higiénicos y salí presurosa para poner a
buen recaudo a mis hijos, mi esposo Hernán Fernández, más
conocido como “Nancho” se encontraba como es costumbre en
provincias como la nuestra, en una reunión de amigos libando licor”
es decir formaba parte de otro de los grupos que se concentraban para
apreciar el mundial de México 70, ella nos confirma diciéndonos: “más
aún cuando ese día se jugaba el partido de futbol inaugural del
mundial de México 70”, nos cuenta también que su esposo
recientemente había adquirido un automóvil, en esa época se decía “de
vitrina” cuando era un vehículo cero kilómetros, lo había dejado en la
casa y salió a reunirse con sus amigos, a bordo de su camioneta “Ford”
100 del año 1954, el terremoto derrumbó completamente la casa de
esta ciudadana, la pared frontal aplastó literalmente el vehículo nuevo,
que se encontraba estacionado en la puerta de la vivienda. Hasta los
años ochenta y noventa, se podía apreciar si se hacía una pequeña
excavación a la altura de lo que fuera la bodega de la Sra. Amelia,
donde existía un árbol y era fácil encontrar restos de lata que serían
del mencionado vehículo. Ella nos cuenta que la tierra se abrió, que
empezó a brotar agua bien turbia y media espumosa, lo que la alarmó
y la puso en zozobra, la gente empezó a gritar desesperadamente. En
esa época la mayoría de las casas eran de adobe, lo cual hizo que a la
caída de estas se vea una nube de polvo, algo que confundió a los
pobladores. Dentro de la ayuda que llegó, recuerda que llegó de
diversas entidades públicas y privadas, del Estado mismo, que
llegaban a dejar alimentos, luego también recuerda que las personas
afectadas fueron reubicadas, siendo ella trasladada a la avenida
Bolívar en la cuadra tres, donde funcionaba el mercado Municipal, el
hotel “Royal” y la Comisaría. Recuerda además a sus vecinos de la calle
Piura, por ejemplo, a don Fausto Luna quien llegó a tener una
panadería, la familia de los hermanos Amelia y Pepe Alegre, don Juan
El cuadro que se vio fuera del hospital erra aterrador, entre los
heridos vi a Doña Teresa que era la obstetra de Casma con una pierna
fracturada con el hueso expuesto. Son 50 años, pero para mí es aún
una pesadilla del cual no puedo despertar”.
53
José Yábar Alva. Natural de Chiquián, provincia de Bolognesi. Empresario dedicado a los
medios de transporte luego al sector Educación. Hoy Promotor de la Institución Educativa
Particular Inmaculada Concepción de Huacho.
1970 La hecatombe de Áncash 358
mientras quietos de pie o arrodillados temíamos que la tierra se
abriera y que moriríamos ahí.
Primer trayecto:
Segundo tramo:
54
Fernando Bazán Blass. Docente cesante, 79 años. Ex director de la UGEL de Chimbote y
Barranca. Autor de 20 libros sobre historia de Chimbote, publicados entre 1995 y 2019.
Promotor cultural.
1970 La hecatombe de Áncash 362
del Vivero Forestal acompañados de sus reinas y presidentes; José
Gálvez FC, Unión Juventud, Sider Perú, Sport Marítimo y Lolo
Fernández, si mal no recuerdo; todos ellos con pretensiones de ganar
la Copa Perú e intentar su ingreso al futbol profesional. El juego
empezó las 10 de la mañana, sería eliminación por sorteo con 20 y 20
de tiempo, previendo terminar a las 4 de la tarde para alcanzar a ver o
escuchar el partido de Perú. En esta presentación cada equipo
mostraría sus mejores contrataciones; como Unión Juventud equipo
del barrio de la Av. Aviación que venía preparándose con un mes de
anticipación bajo la batuta del entrenador Santana, conocedor del
fútbol de Barranca, Huacho y Huaral e Ica.
Por la tarde me acerqué al, a las 17.30 hs. del lunes 1 de junio fue
asentada la partida de nacimiento en los Registros Civiles de la
municipalidad de Chimbote con los nombres de SOCORRO
MILAGRO, que resumía todo lo ocurrido, firmaron como testigos el
Dr. Alejandro Castillo Rumich que me firmó la constancia de
nacimiento y el Ing. civil Raúl Sánchez Sánchez, amigos cercanos que
trabajaban en el Hospital del Seguro y la municipalidad de Chimbote.
55
Antonio García López. Nació en Tauca, Pallasca. Estudió en la Universidad Nacional de
Educación Enrique Guzmán y Valle - La Cantuta UNE, docente en primaria y secundaria, escrito
9 libros documentales, cuentos, tradiciones regionales.
1970 La hecatombe de Áncash 368
Los pueblos y los anexos se nublaron par el polvo espeluznante que se
levantaban muy en alto, la gente aterrorizado corrían de un lado a otro
en busca de sus familiares, hubieron heridos y también fallecidos.
En vista que la línea férrea del Ferrocarril del Santa quedó totalmente
destruida el Alcalde de Tauca propuso abril una trocha peatonal por la
cima de Condorcerro sobre las alturas del Cañón Tablachaca, para use
solamente de emergencia para personas aptas, dado al peligro que
ocasionaría la ruta, mientras demore la construcción de la nueva
carretera que va remplazar al ferrocarril del Santa, cuya construcción
demoró varios meses.
Alcé la mirada y vi como el cerro donde los 1° de junio de cada año, los
muchachos del glorioso Colegio Coronel Francisco Bolognesi de
Chiquián querido, izábamos el pabellón nacional; se movía
irrealmente, produciendo a su vez, ruidos atronadores, y se veía
polvaredas por diversas zonas del cerro; el suelo bajo mis pies no
56
Juan José Alva Valverde. Natural de Chiquián, provincia de Bolognesi. Técnico
administrativo de salud con diplomado en Administración de Salud, servidor del Ministerio de
Salud. Cuenta con innumerables relatos de hechos que protagonizó en su vida juvenil.
1970 La hecatombe de Áncash 374
cesaban de moverse, como si convulsionara; estirando mis brazos lo
más que pude, abracé a mis hermanos y a mi viejito; el fin del mundo
me dije a mis adentros, y quizás esperaba que todo desapareciera.
La tarde del día 31 de mayo de 1970, había cerrado el negocio a las 2:00
pm y se dirigió a casa para almorzar con sus hijos. Ya habían terminado
el almuerzo; su hijo mayor, Juan, la estaba ayudando a lavar los platos
y cubiertos mientras que ella terminaba de lavar los utensilios de
57
Francisco Raúl Mendez Melgarejo. Natural de de Yungay, ingeniero de profesión, dedicado
a contribuir a la restauración de su ciudad natal como a resaltar su pasado y las bondades
turísticas. Tiene registrado aspectos del Yungay histórico.
1970 La hecatombe de Áncash 376
cocina, cuando de pronto a las 3:24 pm comenzó a temblar la tierra.
Ella describe el suceso como sigue:
-“El sismo era muy fuerte, lo que me hizo temer que se derrumbe la
casa o colapsen las paredes, de repente mi hijo mayor me jaloneó al
ver que la tierra se abría, entonces él cargó a su hermano menor y
salimos juntos corriendo hacia el Jirón 28 de Octubre. Allí
esperaríamos que concluya el sismo. Pero de pronto, mirando al
Huascarán, vi claramente que éste se desmoronaba ruidosamente;
entonces les dije a mis hijos que para salvarnos corriéramos hacia el
cerrito de Aura. Cuando ya cruzábamos el puente nos encontramos
con personas que corrían en sentido contrario, lo cual nos hizo dudar
retornando hacia la ciudad.
58
Jesús Luis Zaragoza Caldas. Natural de Chacas, provincia de Asunción, docente de larga
trayectoria. Participa en publicaciones educativas. Promotor del CEGNE Miguel Faraday.
1970 La hecatombe de Áncash 380
Recién el día siguiente se pudieron ingresar a las viviendas y también
pudieron proveerse de abrigos y alimentos, así como se pudo construir
improvisadas carpas en la plaza y resistió por más de una semana.
Otros grupos familiares y vecinos se organizaron y usando sus patios y
zonas seguras, se mantuvieron alerta hasta pasar el peligro. En estos
terribles momentos se encontraron muestras de solidaridad y apoyo
mutuo, que hicieron más llevaderos los días y las noches. Los niños
pasaban el tiempo desligados de la tragedia, sin asistir a clases y
jugando como si estuvieran en un paseo campestre. Pasada la semana
empezaron a llegar material de ayuda, así llegaron helicópteros con
frazadas y algunos materiales. El aterrizaje del helicóptero en Pirushtu
fue un acontecimiento nunca antes visto, toda la población se trasladó
a paso ligero para mirar la máquina, sus pasajeros y festejar este
acontecimiento.
59
James López Padilla. Profesor de filosofía formado en la Universidad Nacional San Luis
Gonzaga de Ica, en la que ejerció la docencia hasta su jubilación. Hizo postgrado en la
Universidad Patricio Lumumba de la Unión Soviética.
1970 La hecatombe de Áncash 384
tocó vivir, sin pensar que devinieran en situaciones trágicas y fallidas
en sus consecuencias.
Volviendo a lo nuestro:
Ese día, la ciudad despertó con un sol radiante, cuyos rayos matutinos
bajaban lentamente ganando las claro oscuras sombras del pétreo
Caranca, para luego cubrir en plenitud la planicie chiquiana,
desbordando su calor mañanero y anunciando el despertar del nuevo
día, cual orden natural prefijado. El ir y venir de la gente, la dinámica
pueblerina en sus diversas manifestaciones iba poniendo la nota
dominguera que se iniciaría, no cabe duda, con las motivaciones
litúrgicas de la misa de las siete, cuyo último anuncio vendría del
repiquetear de las campanas franciscanas. Era de esperarse también,
que para el suculento desayuno dominguero había que proveerse del
pan crocante de Chincho, en tanto que parroquianos visitaban el
mercado en procura de un pegan caldo reparador y las amas de casa,
planificadoras de los quehaceres domésticos del hogar, provisionaban
la canasta semanal; es decir, un interactuar alegre, bullicioso y de
Este corpus del recuerdo se lo dedico a mis padres fallecidos, que desde
su mundo insondable me envían su mensaje como el soporte de lo
dicho y expresado en este testimonio de parte, a mis hermanos Lucho
y Helen que ya no están, pero que estuvieron en ese fatídico terremoto
de hace 50 años. A mi hermana Alicha, a la distancia, que en esos
momentos estuvo sirviendo la pachamanca que quedó humeante. A la
memoria de los más de 70,000 caídos del departamento de Áncash. A
mi amigo de promoción, Rubén Robles Moreno, con quién
compartimos la carpa del refugio, diseñado, construido e instalado por
él mismo en la Plaza de Armas, en sus afanes geométricos e
infinitesimales por el tiempo y el recuerdo.
60
Angélica Aranguren Paz. Nacida en Nazca, Ica. Licenciada y doctora en antropología por
la Universidad Nacional Mayor de San Marcos donde ejerce la docencia por más de 40 años.
Dedicada a la investigación y divulgación.
1970 La hecatombe de Áncash 389
Av. Bolognesi. Era de noche y lo más notorio era el intenso olor de
muerte y sangre que emanaba de la ciudad.
Debíamos subir a los cerros del frente de la ciudad que habían sido
tugurizados por la gran migración que constituía la mayor población
del Perú por el boom de la explotación de la harina de pescado.
1. Las casas de los cerros habían volado a la costa, de tal suerte que
una pintada de lila, inusual color, había desparramado sus paredes
en la Carretera Panamericana a cuatro cuadras de sus cimientos,
donde el zócalo mostraba su emplazamiento como el de decenas de
ellas.
2. Al sur de la ciudad aparecieron geiseres con borbotones de aguas
calientes y humeantes.
3. Cerca de la Playa había una urbanización que tenía muchas
viviendas al parecer intactas, tras el terremoto. Al acercarnos
constatamos que el suelo y el techo estaban pegados, y había
aflorado agua que en los espacios visibles llegaba a más de un
metro de altura.
4. Caminando por las calles se observaba que los techos de las azoteas
estaban a ras de la pista, se las había chupado la tierra.
5. Los edificios de cuatro o más pisos totalmente quebrados y
derrumbados tenían sus escaleras y los baños en buen estado.
6. Hicimos el Censo de Chimbote entre todos los grupos dando el
resultado de tres mil muertos.
7. Finalmente, se nos citó al Estadio y Coliseo para tomar un
helicóptero Guam e ir a la Cordillera Negra. Se canceló el viaje y lo
debíamos hacer a pie. En el Estadio observamos una construcción
que parecía un plato invertido, una cúpula pegada al piso, cuando
preguntamos nos enteramos que era el techo del Coliseo y se lo
había chupado la tierra con todo el público asistente al espectáculo,
61
Orestes Cachay Boza. Nació en Huaraz en 1950. Estudió ingeniería industrial en UNMSM
y Administración de Empresas en la UNFV. Actualmente es rector de la UNMSM.
1970 La hecatombe de Áncash 394
ellos se mencionó a Horacio Segura Abanto, padre de mi primo
hermano Hernán. Fue una noticia muy dura. El dolor se sentía cuando
uno está lejos de casa, impotente y sin poder hacer nada.
Después del almuerzo fui a visitar a mi hermana Dina que era casada.
Ella me envió a traer agua de la pileta del parque (plaza de armas),
frente a la iglesia de San Agustín; las casas de Cajacay no contaban con
servicio de agua potable, de repente alguna tenía. No retorné a la casa
de mi hermana, pues una fuerte sacudida lo impidió a poco de llenarse
el balde. Una niña pequeña de vestidito floreado, sombrero de paja y
zapatos blancos, acababa de irse llevando una jarrita con agua. La
campana de la iglesia tañía sola o quizá fue mi imaginación, no lo sé
realmente. No podía mantenerme parada, parecía que la tierra se iba
a abrir bajo mis pies y caí de rodillas implorando a la Virgencita, junto
a una señora de traje negro que murmuraba atónita “Es el fin del
mundo, el Señor nos está castigando por nuestros pecados”. Cuando
cesó el terremoto, dejando el balde en la pileta, empecé a caminar
62
Livia Padilla Virhuez. Nacida en Cajacay, provincia de Bolognesi. Con estudios
profesionales se desempeña en la parte administrativa en la Universidad Nacional de Ingeniería.
Activa institucionalista del Centro Unión Hijos de Cajacay y del Club Áncash.
1970 La hecatombe de Áncash 396
aturdida, como zombi. Estaba tan desorientada que perdí el rumbo al
ver personas corriendo desesperados por todos lados, unos pedían
auxilio preguntando por sus seres queridos, otros estaban fuera de sí,
sólo veía escombros a mi paso, las construcciones de adobe con techos
de barro endurecido y tejas se habían desplomado, convirtiendo las
calles angostas en trampas mortales, igual los montículos de
deshechos en el interior de las viviendas rústicas, Esa tarde dolorosa
nadie resultó indemne, todos resultamos afectados en Cajacay.
Exordio:
63
José Carlos Pariasca Pérez. Natural de Huaraz. Docente de matemátcas. Maestro de
ceremonias y organizador de eventos. Fue regidor de la Municipalidad Provincial de Huaraz.
1970 La hecatombe de Áncash 399
transitaban las aguas del canal Tajamar; a su costado, un patio más
inmenso, en el que se reunía la muchachada de 3 generaciones. En el
extremo inferior izquierdo, se avistaba una escalera con peldaños de
madera, que rechinaban cuando subías al segundo piso, para
encubrirte en el juego de las escondidas. Un pasaje cubierto de
tablones, que te otorgaba la visa de un sueño. Era la salida a ese Jirón
Ancash; bullicioso desde las madrugadas, y silencioso, cuando llegaba
la noche.
Al centro de aquel patio, se ubicaba una pila única para todas las
familias, el sabor del agua fresca aquietaba tu sed y angustia. En el
borde oeste, se congregaba la generación mayor; al centro, la
intermedia; y junto a la escalera, mi cofradía había establecido su
dominio.
El último paseo:
Aquella nube:
Segundo escenario:
Noche perpetúa:
Colofón:
65
Justo Ponte Cruz. Limeño de nacimiento. Sus padres son de la Provincia Mariscal de
Luzuriaga. Compositor, músico y escritor. Empresario- Contador – Relacionador Industrial.
1970 La hecatombe de Áncash 414
Según el instituto geofísico el epicentro fue a 80 kilómetros mar
adentro, frente a Chimbote. Según el Centro Regional de Sismología
para América del Sur, el sismo llegó a más de 8 grados, pero luego se
confirmarían que fue de 7.9 grados.
A través del estado llegaron ayuda humanitaria para los damnificados,
entre ropa, alimentos, medicinas, que eran arrojadas desde el aire. Los
países hermanos se solidarizaron con el país y enviaron ayuda
económica, carpas, frazadas, medicinas, alimentos y apoyo con
personal médico. Cabe destacar la presencia de médicos cubanos de
apoyo.
Fue realmente una fecha trágica que enlutó a miles de peruanos. Todos
comentan de las provincias Ancashinas, pero en la capital, también fue
terrible el remezón.
Lima, también se sintió afectada por este sismo de gran magnitud,
cuyo epicentro fue el departamento de Áncash.
Mi experiencia en Lima
Dos días antes del terremoto, la Sra. Angélica Harada Vásquez, viaja a
Lima para cumplir un compromiso y bueno celebrar su onomástico
que era el 30 de mayo de ese año. Nos dice que el destino no estaba
fijado para morir en su natal.
66
Maynor Freyre Bustamante. - Escritor, narrador, cuentista, poeta, periodista, docente
universitario, investigador y expositor cultural. Autor de más de 15 libros (novelas, poesía y
cuento).
1970 La hecatombe de Áncash 420
cargadores descalzos vestidos de overol para advertir la presencia de
su pesada carga mientras la descargaban. Promontorios de basura por
aquí y por allá, rumas de desperdicios en los callejones y terrenos
eriazos donde pelícanos, perros, niños famélicos y mendigos
hambrientos disputaban sin gran entusiasmo, casi con calma
paciencia, los residuos del mercado, las sobras de la vida.
…Aquella aciaga tarde funesta fue para llorar, qué llorar, para
morirse de la tristeza, para soñarlo todos los días del resto de
nuestras vidas. Pero ¿cómo será la desgracia, no? Apenas pudimos
cubrir el cuerpo de mi madrecita con algunas mantas y tuvimos que
enterrarla, casi a la gana gana, porque los demás también querían
encontrar un lugar digno para sus difuntos. No hubo misa de cuerpo
presente y apenas la velamos una noche encendiendo mecheros y
fogatas. Nadie más vino a velarla porque cada quién tenía su muerto
en lo que había quedado de sus casas. Cobijándola sobre unos costales
de papa que sirvieron de altar, esa noche Victoria, quien no paraba
de quejarse de su herida en su cabeza y yo contemplamos el rostro
sereno y apacible de nuestra madre. Ella había insistido que fuera a
la ciudad a seguir mis estudios secundarios. “Cuando termine, podrá
llevar a Victoria para que también continúe con la secundaria”. Así
lo había dispuesto y, provechando a un conocido de mi padre,
pudimos arrendar una casa abandonada en el barrio San Francisco
de Huaraz…
De tanto preguntar por ella, al fin una de sus amigas del colegio me
comentó que la había visto en la carpa donde atendían a los heridos.
Ni bien recibí la noticia, dejando mi trabajo de rescate, corrí hacia
donde estaban ubicadas dichas carpas. Me atendió la misma
enfermera. Le pregunté por Florinda, Florinda Figueroa, de quince
años, delgada, de estatura alta. Es así y asá, terminé de describirla con
desesperación, pero ella no atinó a contestarme. Tanta habría sido mi
insistencia y ruego que al fin accedió a que entre a la carpa a
reconocerla y entre tanto mutilado gritando de dolor y tantos otros
más yéndose a las comarcas de la muerte que deseando quedarse en la
vida, al fin la hallé. Tenía el pecho vendado lo mismo que la cabeza. La
enfermera luego me indicó que recién esa mañana había reaccionado
y que su estado era muy delicado. Tiene las costillas fracturadas, no
sabemos si tiene lesiones internas. Los helicópteros no se dan abasto
con tantos heridos graves, me comentó. Prometió que haría lo posible
68
Omar Robles Torre. Natural de Huaraz. Licenciado en Periodismo, dirigió la revista
Kordillera. Publicó el libro de entrevistas Mishki Rimay. Así como otros de crónicas y reportajes,
poesías, relatos y cuentos. Sus artículos, crónicas y cuentos en su blog personal
www.omarroblestorre.blogspot.com– Escribir para Vivir.
1970 La hecatombe de Áncash 432
lloraban al ver a sus hijos muertos, hincados de dolor con sus rostros
desencajados. Se fue alejando de toda esa escena, triste, muy triste y
con la ropa raída y sucia; vio caer algunos pedazos de concreto del
frontis de la catedral, pensaba en su familia. Subió por el jirón Simón
Bolívar, las casas estaban derruidas cual castillos de naipes, todas en
el suelo; parecía una ciudad bombardeada con mucha gente muerta
debajo de sus adobes; pensó que quizá él también estaba muerto
porque no sentía el peso de su cuerpo; al caminar, su sombra no se
reflejaba; no le importó en ese momento, siguió avanzando.
Ingresó sin presagiar que en aquel salón no solo iba a hallar un cuerpo
sepultado, sino también dos niños aplastados por unos tablones;
tembló de miedo, fue hacia la voz del hombre que pedía ayuda y lo jaló
de las manos desenterrándolo completamente de los escombros,
llevándolo hacia el umbral del cine.
Ciudades destruidas
69
Walter A. Vidal Tarazona. Docente universitario; poeta, narrador, ensayista; publicaciones:
Cantos para un aniversario (1980), Cantos de paz, amor y esperanza (2007), Cantos para el
gorrión (2011); Palpitar del Ande (coautor); director de revistas regionales.
1970 La hecatombe de Áncash 435
Un miembro de la directiva del Club, coronel en retiro del E.P., estaba
informando que Huaraz había quedado aislada por los derrumbes, que
embalsaron al río Santa en varios sitios. “[Pero] El ejército está
trabajando, calculo que por lo menos una semana va a durar la
limpieza de la carretera”, dice el coronel, amigo del padre de Rosa, a
quien él se le acercó para decirle que el viernes viajaba a Huaraz en su
carro.
– Qué importan las cosas, mamá, primero son ustedes; debían haber
ido a las carpas –dice Rosa.
– Pero, ahora, los soldados ya están metiendo bala al que roba –dice
Geshu–. Y esa máquina grande que echa humo negro ya está cerquita,
subiendo por el jirón Sucre.
Rosa se paró para impedirle que se asome a esa sala, pero Circo entró
rapidísimo. Segundos después sintieron una réplica de sismo. Circo
salió de inmediato con una silla en la mano y una gigante alfombra
completamente empolvada, en la otra.
– Nos han dicho que no entremos, papito, el techo está por caerse en
cualquier momento – le dice la señora Hermelinda–; porque la tierra
sigue moviéndose por ratos.
El Señor de la Soledad
– Buena idea, mi amor. Anda sin preocuparte por mí, porque, como
has visto, la carretera de aquí a Lima ya está habilitada.
– Deja tía, yo voy a cargar, pesa –con su maleta en una mano, y con la
otra en la cintura de su tía, avanzaron hasta el corredor de la parte alta
– Pero por esta noche puedes dormir en el dormitorio, hay una cama
desocupada, está limpia y tendida –le dice Llanshi.
Circo se puso a sacar las frazadas de la cama de Emelito, una por una,
y sacudirlas afuera.
– Hola tía, buenos días. Pensaba que estabas todavía en tu cama; pero
veo que ya estás preparando el desayuno. Yo he dormido muy bien.
Se callan ambos por completo para dejar actuar sus manos con la
cuchara y el tenedor. Circo mientras come se da cuenta que su tía está
distinta. ¿Se habrá dado cuenta y arrepentida de su actitud
excesivamente “cariñosa” con el sobrino?, piensa y sonríe mientras
disfruta de la sopa humeante. Lo que le falta a la tía es un buen
marido, piensa.
– Por acá se ha sentido también muy fuerte, Circo, pero no se han caído
las casas, la mayoría están intactas y muy pocos han muerto en toda la
Provincia.
Circo le preguntó por Fico, le responde que vive en Allauca; “es vecino
de Oswaldo Antúnez, el gordo, nieto de doña Mañuca.” Voltearon a la
derecha con dirección a Allauca.
– Esto sí que es increíble, Circo del alma –saca una silla y le invita a
sentarse junto a él–, dime de dónde apareces, hermano. ¿Sabes qué?,
yo siempre preguntaba por ti al gordo Ushwa cuando llegaba de Lima,
él me decía que se veían en su centro de trabajo –le cuenta Fico –
¿Cómo es la vida no? Familias enteras desaparecen, sin dejar rastro.
Cuando paso por tu casa me da mucha pena, Circo, porque yo entraba
y salía como en mi propia casa, cuando vivían tus padres. Habrás
llegado pues a tu casa. Dime y ¿la jipash que vive allí, ¿quién es?
Fico entró a su salita, sacó una botella de Guashku bien tapada con
corcho.
– No siempre, amigo.
– Sí, gracias a Él, estoy aquí solo de ida y vuelta como dicen. Pienso
irme rápido. No sé qué días hay carro.
– Salen dos veces a la semana; pero los sábados ya hay directo a Lima
–. Fico cambia de tema –: Circo, mañana quiero estar contigo en mi
puna, voy a sacar papas y hacer patsamanca.
– Haz nomás, vamos a comer cuy con ensalada, otro día hacemos el
“jaca pichu”.
– Ahora sí vamos al comedor; por favor, lleva los platos de cuy; yo llevo
la olla de lawita de Shacui, para servirnos después.
El retorno a Lima
El terremoto fue de tal magnitud que puso a prueba, una vez más, el
coraje del heroico hombre ancashino; pero, no solo eso, también fue
una advertencia y un reclamo de la Naturaleza a un mejor trato a la
Patsa Mama. Así como Circo fue con Rosa al Club Ancash en busca de
información sobre el terremoto; el autor de Ma Maura también se
apersonó al Club, aunque no el mismo día ni en compañía de alguien.
Leyó en su vitrina una lista de fallecidos, ya identificados, en Huaraz.
Estaba el nombre de su padre. No quiso creerlo. Se aferró a su fe de
que su padre estaba vivo. Empezó a llamar a amigos y familiares, a ver
si alguien iba a Huaraz. Encontró que un primo suyo viajaba con su
carro. Llegaron en siete días a Huaraz, a medida que la brigada de
trabajadores del E.P. iba abriendo la carretera. Llegando, lo primero
que hizo el creador de Circo fue buscar a su padre “fallecido”, lo
encontró encima de los escombros cuidando su tiendita, hecho que le
hizo arrancar de su pecho la siguiente frase dolorosa pero vital: ¿Papá,
tú no habías muerto?
Las clases escolares habían iniciado hacía más de un mes y todos los
jóvenes estaban en colegios, escuelas y algunos en las contadas oficinas
públicas, mercado y la plaza de armas y algún banco y tiendas del
pueblo de Caraz. Por las calles de aquella intersección, uno que otro
caminaba y cruzaba la plazuela de la iglesia, que era embellecida y
cobraba vida con la pileta en medio, sus jardines y bancas —un
ambiente bucólico y soñador.
Del balcón se lograba ver la cordillera negra, a la otra banda del pueblo,
por la ruta de Pueblo Libre. A la izquierda la urna del cerro San Juan,
con sus caminos y sus queshques que en un par de semanas la gente
subiría a quemar y comer tamales y cuy.
Por el alto parlante, una voz juvenil comunicó lo esperado por todos:
el concurso “Quién mete más gente” —Ese juego en el que deben de
introducir a la mayor cantidad de personas posibles, de pie en una
habitación—. La gente empezó a rodear el cuarto de juego —repintado,
ocultando los años de existencia—, sin acercarse mucho; jóvenes,
niños, adultos y otros que observaban desde sus balcones, que
rodeaban la pequeña plazuela.
Los prejuicios se esfumaron cuando uno de los jueces dio el: “Listos”.
La expectativa de la gente tomó mayor fuerza, y la bomba de emoción
en las barras estaba lista para estallar cuando empezara la
competencia. Tomó aire el juez y, mirando una nube negra que
asomaba por la montaña, gritó; ¡Yaaaaa…!
Pasaron los segundos. 10, 20 y 30. Una señora de avanzada edad que
estaba en el balcón del frente de la plazuela en compañía de otras
señoras, también de edad avanzada, comentaban:
—La gente está loca. Tanta es la alegría y emoción que de tantos saltos
y gritos, el balcón se mueve. Y sonrió.
El sol estaba pasado el centro del cielo, gran cantidad de gente se había
reunido en la pequeña plazoleta, donde se dejaban ver a los
vendedores que ofrecían golosinas, que tanto atraía a los niños; los
neveros, que nos refrescaban con sus deliciosos helados y raspadillas,
y así, un sin número de vendedores localizados en toda la plazoleta —
de a ratos fisgoneaban también de los que sucedía en la competencia—
, para volver a dedicarse a los negocios; ya que les iba de maravillas, y
como no eran frecuentes esas actividades, había que aprovecharlas al
máximo.
— ¡Temblor! … ¡Corran!...
— ¡Terremoto!... ¡Terremoto!...
¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Auxilio! ¡Auxilio! ¡Se cae la pared! ¡El techo! ¡El
techo! ¡Dios mío… Dios mío! ¡Me muero! ¡Ayuda! ¡Virgencita no nos
desampares! —parecía que el demonio bailaba de alegría en esta danza
macabra con olor a llanto, sangre y muerte. Y parecía que el demonio
corría entre la gente confundiendo y atemorizando más todavía.
La plazoleta se fue quedando sola, con una gran excepción: los jóvenes
atrapados en el cuarto de juego y dos señores que trataban de abrir la
puerta, con los ojos locos y temblando, donde el cerrojo se había
descuadrado y trabado por el movimiento.
—Fue horrible ver aquello, algo que nunca olvidaré. Quería ayudarles,
pero no podía.
Y todos los pies de toda esa gente recorrieron todas esas calles sin saber
que tal vez sería por última vez. Mañana será otro día, pero hoy la gente
está ocupada en sus quehaceres… que el mercado, que limpiar la casa,
que dar de comer a los animales, que lavar la ropa, que visitar a la
comadre, a los suegros… en fin.
71
Abdón Rufino Figueroa Morales. Natural de Yungay. Narrador, poeta, escritor. Dedicado
a resaltar las bondades de su terruño como de los pueblos del Callejón de Huaylas.
1970 La hecatombe de Áncash 457
queriendo darse cabezazos entre sí, se arremolina el aire en las
esquinas de las calles, polvo y papeles por los aires, no sé, qué va a
pasar, antes nunca se ha visto esto, la gente anda con un nudo en la
garganta, pero no dice nada, es que no puede decir nada, esto es
horrendo.
Se va el Sol anaranjando anunciando la muerte del día, como de
costumbre la gente por la plaza se pasea asentando la cena y hablando
de sus cosas; proyectando para mañana, para el mes siguiente los
asuntos que les conciernen, que mi hijo el mayor viajó al extranjero,
que mañana es santo de mi comadre, que estoy vendiendo mi chacra,
que la cosecha no me salió tan buena, que se casa la hija de fulana tras
siete años de noviazgo, que ya hice mi masa para hacer pan mañana,
que el muchacho tal se quiso propasar con tal chica, que fulana no sale
por que se ha confesado y mañana comulga, que mañana llega mi
madre de Lima, que nuestro amigo fulanito está malito y hay que
visitarlo, que tales fulanitas han discutido y no se hablan, que a don
fulano lo han visto saliendo de tal casa por la madrugada, que mañana
es domingo y hay que ir a misa.
Pero algo está mal, algo está diferente, hasta la orquesta que está
tocando en el Concejo se escucha débil y tristona, la Luna está oscura,
opaca; los pajaritos no duermen, mas al contrario al son de un gorjeo
loco, vuelan en la oscuridad cambiando de palmera a cada rato y
chocándose entre ellas, las rosas todas están gachas, los faros de la
Plaza parecen que están llorando y los pasos de la gente poco a poco se
van distanciando … alejando … apagando…. como sollozando.
Es de noche,
la gente ya no quiere caminar
la gente ya no piensa en la vida,
la fatiga se ha quedado dormida
y el amor,
el amor se ha puesto a llorar.
¡Ay dónde está aquel visionario, que oliendo los vientos pueda decirme
sin remilgos lo que ha de pasar mañana! ¡Quien tiene la clave para
detener esto, si es que lo que viene no es conveniente! ¡Y si es que es
bueno para la gente, pues que suceda sin miramientos! Que se
muestren los elementos para que la angustia que secuestra y se mofa
Qué está pasando!.. ¡Qué es lo que viene!, parece que cien mil bestias
van a salir no sé de dónde y van a devorarlo todo. Se presiente una
hecatombe, se presiente la muerte!, se siente frío en la espalda y
temblores en las corvas, el Huascarán sabe algo , los últimos andantes
de la noche se abrazan como nunca, los perros aúllan a lo lejos, el
Huascarán sabe algo, la noche en su apogeo despide a la Luna por los
lomos de la Cordillera Negra, pronto estará todo en silencio, todo será
como un desierto, pronto todos los ayes se apagarán bajo las piedras
…. Y el Huascarán sabe algo… el Huascarán sabe algo.
Mientras tanto,
72
Deysi Aurelia Mori Domínguez. Natural de Yungay. Estudio educación en la Universidad
Nacional José Faustino Sánchez Carrión de Huacho. Promotora cultural con muchos
reconocimientos.
1970 La hecatombe de Áncash 461
preparaba la Jora y con ella el líquido sagrado y venerado por los Incas,
cuyo nombre era la Chicha; una noche de luna llena llegó a Yungay que
Raimondi le puso el nombre de “Yungay Hermosura”; porque tenía
una belleza sin par, por sus paisajes, porque sus mujeres eran muy
hermosas, semejantes a unas princesitas andinas.
¡Hola caballero! ¿Qué hace usted por estos lugares?, por su porte es
usted forastero… ¡Si señorita!, vengo desde las altas montañas, atraído
por su belleza, bien sabía que por estos valles encantados existía
mujeres misteriosas.
Quiera Dios que no sea cierto ¡Ojalá las autoridades no lo hagan, ojalá
no voten el templo! Eso digo mi adorado esposo, ahora estamos
contentos, contemplando a nuestros hijos ¡Que hermosos crecen!
¡Mira¡! Que altos, que robustos y nuestras hijas tan bellas, tan bonitas,
¡parecen las estrellas del cielo!, Si Yunher… ¿Qué sería de nosotros si
Mama Llusha se enoja y cumple lo que ha amenazado? Hay esposo mío
no hables, a veces tus palabras pueden ser saladas. ¡Sí! Mejor
callémonos que mañana es otro día.
Yunher decía: Que hermoso día, que lindos nuestros hijos, que alegres
los veo, ojalá que este momento no pase y que se quede así para la
eternidad; pero la ley de la vida es que todo pasa, los momentos tristes
y los momentos alegres, todo pasa, Sí, dijo el Cóndor, tengo el
presentimiento que algo va a pasar, el corazón llora con eterna
amargura, no se ¿Por qué en Yungay ¡Tanta alegría! no entiendo el
porqué de tanta algarabía?, creo que algo malo pasará, porque no
podemos abusar de tanta risa a veces decían, que nos reímos porque
pronto lloraremos, ¡Cóndor, no digas eso, parece que llamas a la
maldición, no, no debe pasar nada, claro nosotros estamos seguros;
¿Pero nuestros hijos? ¿Qué pasaría con nuestros hijos?, no, no quiero
ni pensarlo. Sí Yunher, mientras ellos bailan, nosotros rogaremos a
Dios que todo pase igual y que la vida nos sonría siempre. Mejor
debemos dormir, el Huascarán y el Huandoy están muy blancos, los
¿Qué hora es?, parece que ya es las 2:30 de la tarde, mira el pueblo,
qué lindo duerme, sus calles hermosas, la calle más hermosa que se
observa es la del 28 de Julio, nace por el cementerio tan hermoso y
termina en Cruzcucho, es la calle más derecha, mira ¡Qué bonito se ve
el templo! La casa de Mama Llusha, el hospital “San Ignacio de
Loyola”, el colegio, las escuelitas, el tenis, el estadio; ¡Sí! Yunher,
parece misteriosa, veo que el pueblo llora, veo lágrimas doradas, ¿Qué
pasará?, poca gente camina, veo en la plaza de armas a algunos que
duermen, ya es las 3 de la tarde, siento un ruido, aquí en el corazón del
Huascarán, ¡Yunher! Si yo también siento ¿Qué será?, no veo nada,
sigue el ruido, un ruido que lastima.
¿Qué estará pasando abajo?, parece que nuestros hijos bailan, la gente
corre arriba, corre abajo, ¡cóndor!, ¿Tú ves?, ¡Sí Yunher!, ¿Qué estará
pasando?, mira la gente se jala los cabellos, se arrodillan, se reúnen, se
cruzan las manos, y las levanta; ¿Qué pasa con el Huascarán?, también
se mueve y se mueve… ¡Agárrate Yunher!, no te vayas a caer, mira el
Huascarán sigue vomitando, pareciera que vomitara fuego, piedras y
hielo. Mira cóndor más abajo, el lodo, los palos, las casas se caen;
¡Dios! ¿Qué está pasando?, ¡protege a mis hijos!, mira como corre y
desaparece la gente, desaparece en el lodo, ya está llegando a la plaza
de armas, mira el templo ya se cayó, un templo tan grande… ¿Qué le
estará pasando al Huascarán?, ¿Quién le habrá hecho año?, sigue
vomitando, su rostro ya no es hermoso ni inspira cariño, ahora es feo
e inspira terror. Si Yunher, ¿Qué hará con nosotros?, ¿Nos votara?, no
creo, es tan grande el Huascarán, y no podrá votarnos.
De pronto el cóndor y Yunher, miraron caer a sus hijos, uno por uno
caían, Yungay se llenaba de lodo, palos, hielo, piedras, gente muerta;
73
Hugo Ramírez Gamarra. De Recuay- Estudió en la UNMSM y ejerce la cátedra en esta
Universidad. Es miembro de la Asociación Nacional Escritores, ANEA y círculos de amigos
de Vallejo. Escritor, músico, compositor. Ha publicado varios libros. Tiene reconocimientos
de municipalidades y AEPA.
1970 La hecatombe de Áncash 470
de ecos cantarines. Los más disfrutaban el atardecer en tertulias
dominicales, mientras otros paseaban ilusiones bajo un cielo purísimo,
o escuchaban los comentarios futbolísticos. 3 y 25 de la · tarde. Un
sonido bronco emergió del fondo de la tierra, mientras la extraña
fuerza de la naturaleza se desencadenaba en todo sentido. Un
sacudimiento inicial causó.
Catedral de Recuay
(Foto: DBP)
74
Herbert Cajo Escudero. Abogado de profesión, docente en la Universidad Inca Garcilaso
de la Vega. Se dedica a la narrativa con publicaciones múltiples.
1970 La hecatombe de Áncash 473
Desde tiempos inmemoriales, los pomabambinos se deleitaban de la
solemnidad del "Huanca", del ruidoso "Huanquilla", del parsimonioso
"Anti", de la alegre y desenvuelta "Huaridanza", del ridículo
"Pispicondor", del desordenado "Sargento", de las "Anacas" mezcla de
cadencia y efusividad, la atropelladora "Marcha", los llamativos
"Negritos", las candorosas "Pallas", así como la “Tinyapalla”, el
“Auquidanza”, el ”Apu Inca”, “Pizarro”, El “Wayta Muruj”, “Los
Campeadores”, “El Pumahuanca”, “El Antichunchuy”, “El Shashu”, “El
Sarao”, “Los Awqas”, “La Tinya”, “Los Turcos”, “El Gatsuay”, “Los
Yungas”, “El Tanshu”, “El Matachín”, “La Danza Ayana”, “El Alto –
Vara Taytay”, en las grandes celebraciones de las fiestas patronales de
San Juan y San Francisco y en otras festividades religiosas. Así como
del coro de ángeles, los pastorcitos y el Kataymi en la vibrante noche
de navidad; sin olvidar la representación de la celebrada ceremonia de
la muerte del Inca Atahuallpa.
- II –
- III –
- IV –
- VI –
Sin hacer ningún esfuerzo, pisando apenas el lomo del camino, sin
poder detenerse y poder decir: hasta aquí nomás, aquí me quedo,
desnudo, con las evidencias de su desgracia, extasiado, se dirigía a la
laguna azulina del final del camino, rodeada de cerros con gorros de
nieve; allá llegó y tampoco pudo detenerse, se acercó a la orilla y
empezó su última travesía sobre el agua helada dirigiéndose hacia el
centro de la laguna y, cuando llegó, se hundió raudamente. Escuchose
un !clock... Brotaron delatadoras burbujitas, formándose pequeñas
olas circulares y un segundo después un viento extraño impactó sobre
las límpidas aguas sacudiéndolas fuertemente. El día de su regreso a
las entrañas de su origen había llegado violentamente.
Con dolor y furia escribí entonces estos versos que por fortuna el viento
no se ha llevado, y que, medio siglo después, los sobrevivientes declaman
con una llaga en la memoria.
A los hijos de esta tierra que con amor sembraron nuestros antepasados
y este mayo renace en los recuerdos, dedico estos versos.
Jesús Cabel
75
Roberto Rosario Vidal. Natural de Caraz. Es Licenciado en Derecho y Ciencias Políticas
(USMP) y Administrador de Empresas (UL). Autor de novelas, cuentos y libros para niños y
jóvenes. Presidente fundador de la Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil (APLIJ).
1970 La hecatombe de Áncash 481
I
Huaraz
Hiroshima de dios
espejo desolado de tristeza
cateo mis recuerdos
por el largo sepulcro
de soledad a centenario
y el cielo me llueve en diciembre
y no me lloverá más
en Huaraz.
Marcos
Abdón
¿Quién juega la suerte del mundo?
¡Mal rayo lo parta!
II
Así
lentamente
cabalgan los recuerdos.
Así
como hormigas laboriosas
por las calles derruidas
las torres dispersas en moléculas
los amores eternos
tres metros bajo tierra
abonando malezas donde floreció un pueblo.
Así
transita compungido
noé
por las travesuras del bastardo
por los amores
los huesos
las paredes
las calles
sembradas de muerte al boleo
apocalíptica pesadilla
una mañana de sol
transitando
el décimo quinto paso.
76
Donald Jaimes Zubieta.- Natural de Chiquián, provincia de Bolognesi. Doctor en
Educación, ex Decano y ex Virrector de la universidad Peruana Unión. Poeta, ensayista, escritor
y editor de estilo. Tiene publicaciones sobre educación y literatura.
1970 La hecatombe de Áncash 484
Amor antes del terremoto
Es un tiempo que se resiste a pasar
tiene aroma de besos, maíz y leche de vaca.
Una muchacha que venía a mi pueblo
desde su pueblo ubicado en la lejanía
al pie del yerupajá coronada de nieve.
77
Néstor Espinoza Haro: Nació en Huacachi, Huari. Estudió letras y derecho en la UNMSM.
Escribe en diarios Expreso, La Republica y Marca de Lima. Miembro de AEPA, APLIJ,
miembro de la Academia Regional del Quechua ARQA – Huaraz. Cuenta con más de 10 libros
publicados y 6 inéditas.
1970 La hecatombe de Áncash 487
Eucaliptos y zorzales lloran por Huaraz
Desde entonces,
decir Huaraz era decir
aroma de eucalipto.
Y los zorzales,
que se salvaron de morir,
y los eucaliptos damnificados
son toda consternación.
Y los eucaliptos,
que de vigas, terrados y umbrales
sostenían, con recia espalda,
los techos de Huaraz;
los eucaliptos,
que cada día madrugaban,
en grandes rajas,
a lomo de piajeno,
para atizar hornos
y sembrar de aroma de pan
el despertar de Huaraz;
los eucaliptos,
que de poste en poste jalaban
los cables de luz eléctrica;
2
Los eucaliptos sobrevivientes
están en asamblea comunal,
y acuerdan levantar de nuevo
a su ciudad de Huaraz,
y a pie firme
y con firme puño,
dicen:
Nosotros que hemos visto
a Atusparia y Uchcu Pedro
pelear y gobernar en quechua a Huaraz;
nosotros que vimos también
en otro tiempo
al mariscal taita Luzuriaga
gobernar Huaraz en favor de los indios,
nosotros vamos a levantar
de sus escombros a Huaraz
y nos haremos como nuestros caídos,
viga, terrado, umbral, leña, poste,
3
Huaraz, Huaraz, Huaraz del eucalipto
y las tejas, Huaraz del piajeno manso
y el empedrado con trébol,
en tu ayer se quedó mi encantada niñez,
en tu ayer se quedó mi primera carta de amor
y el primer beso de mi adolescencia.
Yo también lloro por ti desconsolado,
y mi corazón,
como un pobre cántaro de arcilla,
se desborda de pesar.
No te digo adiós,
porque tú no te fuiste de mí,
y mientras viva,
siempre te llevaré conmigo.
Tiembla la tierra,
el suelo se parte,
tiembla mi cuerpo,
mi alma se quiebra.
El Huascarán no espera,
se disgusta, ruge, se abre,
ordena: “¡Cornisa, afuera!”,
ella se desplaza, con daga mortal.
Ya no tiembla la tierra…
¡Tiembla mi cuerpo,
mi alma se quiebra!
En fin
tú caminas en cada uno
de mis latidos…
Elévate, Áncash
pon tu mirada en el cielo
y elévate ¡elévate! hasta el borde
del infinito,
encuéntralo a Dios
y conversa con ÉL.
Crónica
Reminiscencia I
78
Milton Ovidio Pastor Neyra. Lic. en Educación, Ciencia Política, y en Gestión. Mg. en
Ciencia Política. Estudios de Doctorado en Derecho y Educación. Director de la I. E. Técnico-
comercial Argentina. Docente de Postgrado de la UNASAM. y en la Maestría de la Escuela
de Gobierno y Planificación.
1970 La hecatombe de Áncash 495
en la fatídica tarde.
Reminiscencia II
“Muerte, si otra muerte hubiera
que de ti me libertara,
a esa muerte pagaría
porque a ti, muerte te diera”. (Anónimo)
Es 31 de mayo en Piscobamba,
15:23 horas de un lúdico domingo cualquiera.
“Ladrones y celadores” en juego infantil
rompen la monotonía de la apacible
y bucólica vida, en la noble ciudad.
¡Ruge la tierra súbitamente,
con sacudón implacable expresa su furia!
Crujen los tejados de los techos,
la osamenta de adobe y madera de la catedral,
se desploma frente a mis ojos!
La población enloquecida
irrumpe en la plaza mayor…
1970 La hecatombe de Áncash 496
el fantasma de la muerte recorre sus calles!
Reminiscencia III
Perdido en el tiempo de hielo y lava,
mis ojos tañen de dolor
y en fuego estallan!
Un sordo silencio…
en estación de otoño,
pinta las escenas
de aquella primavera en el 70.
Observo la herida abierta
ya sin sangre por el tiempo
y me trepidan ramalazos de recuerdos.
Oda a la muerte
Escrita en tiempos de coronavirus, en una noche de insomnio,
cuando la esterilidad amenazaba fecundar desilusión y
/desesperanza.
“¡Doña Muerte!
Es también usted
militante de la vida,
pues:
sólo hay muerte si hay vida.
El final de la vida toda;
79
Carmela Fry Palacios. Docente del Área de Comunicación de la IEPM CMLP. Fundadora
y directora del Taller Extramuro Póetico. Autora de libros de poesía y narrativa.
1970 La hecatombe de Áncash 500
Y este Mayo,
que se cumplen cincuenta años
de aquel fatídico trentaiuno:
en nuestras memorias
las cicatrices se tornaron
recorriendo los trechos de callecitas estrechas,
con el cielo dibujado,
y el Colosal Huascarán enarbolando!
Inmemorian 70
Profusión anunciada
Cuando los Apus rugen
en este laberinto de sueños,
busco entre retamas y capulíes,
los sueños perdidos
que laceran el alma.
80
Norka Zulema Bríos Ramos. Nació en San Miguel de Corpanqui, Bolognesi. Estudió en
UNFV, UNMSM, PUC, UNAC. Miembro de Poetas del Mundo, integra AEPA, fundadora de
CPEC. Tiene publicado más de 15 poemarios. Cuenta con muchos reconocimientos.
1970 La hecatombe de Áncash 502
fugaron en penumbras eternas.
Áncash.
En un minuto te cambiaron
con el roer de una explosión;
tus tejados rojos eclipsaron.
Tus calles empedradas callaron,
tus hijos se marcharon
sin adioses se alejaron.
Tus heridas se multiplicaron
tus nieves en retirada se fueron
yo de lejos te doy mi corazón.
1970 La hecatombe de Áncash 505
Tu río santa se va secando
crisoles andinos en silencio,
decantan lágrimas de oro
que sucumben en llanto
con la eterna corrupción.
Hoy día aniversario de luto
el cementerio está llorando,
con las almas en sufrimiento
en soledad de un ocaso.
Ya murió en mi recuerdo,
en la sombra blanca.
Un regimiento de flores,
cruces, pasos, nichos,
latas, papeles, lágrimas,
crónicas anuales del terrón mortal
del mayo negro, del mayo trágico
y reflexión de campanas.
Solo eso.
81
Elmer Félix Neyra Valverde. Nació en Piscobamba. Estudó licenciatura y doctorado en
educación en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.Ejercio la docencia en colegios y en
las Universidades de San Marcos, San Martín de Porres, Universidad Garcilaso de la Vega y
Universidad María Inmaculada.
1970 La hecatombe de Áncash 508
Cementerio de Yungay
Corría solo con mi alma,
por la ruta bañada de sol;
Jadeaban las hojas de maíz,
acechaban las piedras caldeadas.
82
Antonio Carrión Támara. Natural de la provincia de Yungay. Músico y compositor. Director
actual del Conjunto Musical “Lejanías del Perú”, tiene también un programa radial con ese
nombre.
1970 La hecatombe de Áncash 510
Cuaderno del damnificado 1970
Aquella vez del sismo
Román Obregón Figueroa 83
Huascarán
83
Román Obregón Figueroa: Nació en en Caraz. Estudió en la UNMSM. Es narrador, poeta,
crítico y dramaturgo, ganador Juegos Florales de la UNMSM, Juegos florales de municipalidad
de Huaraz 1997. Cuenta con más de 30 obras publicadas.
1970 La hecatombe de Áncash 511
Un toro blanco
de testa airada.
Toro de nieve
de voz helada.
Llegó bramando
y cegó vidas,
cayó rugiendo
con feroz ira.
Con sus pezuñas
de lodo y piedras
aplastó risas
dejó honda pena.
Un toro blanco
nos quito, ay,
-Toro asesino –Nuestro Yungay.
84
Julio César Portella Medina. Limeño. Estudió Economía en la Universidad Particular Inca
Garcilaso de la Vega. Prolífico escritor ganador de concursos. Usa el nombre poético: “El
Emperador del Amor”. Tiene en proyecto su libro: ¡Espejos Azules!
1970 La hecatombe de Áncash 514
La hecatombe de una bella y tranquila tarde
Alfonso Jara Castillo 85
85
Alfonso Jara Castillo. natural de provincia Antonio Raimondi. Docente de educación
primaria. Coautor de la edición del Libro de Oro de la Provincia Antonio Raimondi. Publica
sus relatos y poemas en revistas.
1970 La hecatombe de Áncash 515
el apacible aire vigilaba a telúricas víctimas del setenta
millones de sentimientos brotaron con su triste canto
refulgiendo al paisaje recortado en minúsculos pedazos.
Las blancas cumbres perdieron sus colores de cristal
en su tristeza, la tierra miró a la luna más no al sol,
la muerte es un dulce sueño carente de dolor
ella no sufre, no se queja, solo mira en silencio
Las cordilleras son fuentes de vida junto al viento
ellas cantan en silencio acariciando toda existencia
mientras los paisajes se acomodan a nuevos días
el murmullo de las aguas recorre los recuerdos
Las flores del campo también murieron de pena
arrojando aromas a nocturnos vacíos de la soledad
la muerte es un pájaro andante de eternos sueños
cuando se pierde la luna en las nubes por el viento.
La luna es un ojo de agua, a espalda del sol
es una montaña con orillas de un gran río
una alcoba con aguaceros lacerados del tiempo
de rocíos asfixiados por el azul cielo infinito
Las penas son nubes que se elevan a las colinas
y allí ondulan sus tristezas para bajar a los ríos
entre lágrimas de abnegados ritmos de nostalgia
en silenciosos ecos del viento en la montaña
El dolor que respira la limpidez de mansas aguas
son lágrimas que bullen arrecifes de nostalgias
mazorcas de maíz que adornan heladas escarchas
que peinan los cielos del ande en mansa agonía
Los cóndores sollozaron en lúgubres noches de mayo
ocultando ritmos desconsolados de profundos dolores
más de setenta mil vidas fueron arrancadas al día
en el terremoto del treinta y uno de mayo del setenta
Princesita de Yungay
En un lugar apacible del Callejón de Huaylas,
se encuentra la provincia de Yungay hermosura,
retahíla de muchos encantos turísticos y
de historias que marcaron a su gente.
Yungay eterna
Generosa tierra fértil ancashina,
la muy cálida población progresista,
llamada: Yungay hermosura,
ciudad de las 7 maravillas naturales,
que con sus bellos guardianes
como el gran Huascarán, el Huandoy
laguna de Llanganuco su espejo del cielo del ande,
son sus atractivos turísticos importantes.
86
Antonio Sarmiento. Natural de Chimbote. Poeta, crítico e investigador literario. Ganador de
premios en los Juegos Florales de Poesía de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega (1985) y el
Premio Copé de Poesía 2015, entre otros. Tiene publicados varios poemarios y obras teatrales.
1970 La hecatombe de Áncash 520
el diarismo a sueldo y los nuevos ricos
proclamaban una belle époque
anestesiando zonas sensibles de la ciudad
con whisky y quema de billetes en las cantinas
las redes atrapaban el cobre y se
embaldosaban los bolsillos de los armadores
los epitalamios regios eran pan de cada día
y la próspera burguesía tentaba el arte
con guantes blancos.
busquemos el arte
busquemos el arte
busquemos el arte
busquemos el arte
busquemos el arte
busquemos el arte
87
Elver Villalva Pinedo. Natural de Corongo. Estudió Administración de Empresas en la
Universidad San Martín de Porras. Artista profesional de la Escuela Superior de Folclor José
María Arguedas. Compositor y cantante de la música ancashina con muchos reconocimientos.
1970 La hecatombe de Áncash 523
Yungay
Yehudi Collas Berru 88
88
Yehudi Collas Berru. Natural de Huaraz. Es abogado de profesión. Difusor de la música
ancashina. Autos de varios libros.
1970 La hecatombe de Áncash 524
Es ímpetu desesperante
que mueve a su contemplación hiperestésica,
es fragor sonoro íntimo
que acelera su arremetida furiosa
como si nunca fuera a exterminarse
con toda su masa insoportable.
Es una de esas veces en que la gravedad
irradia ese atractivo de soltería
ante el cual el coloso se le rinde
con todo su vigor de toro viril y embravecido,
circunscribiendo su destino sobre ella,
poseyéndola… abrazadoramente…
y dejando tras su mano homicida
tufo de barro y seres desorganizados.
I
La natura es la madre que bondades entraña,
desde tiempos remotos que el hombre infiere;
raras veces, sin pena con nosotros se ensaña
y con fuerza salvaje desde el alma nos hiere.
89
Fredy Hernán Vara Reynoso. Natural de Pomabamba. Docente de Lengua y Literatura,
egresado del Instituto de Educación Superior Pedagógico Público de Pomabamba. Escritor
como “El Cisne de los Andes Peruanos” Es una de las más preclaras figuras de la poesía y del
mundo cultural.
1970 La hecatombe de Áncash 527
II
Cuando, muy dentro, el nervio pétreo se le encabrita
a furores extraños de sus duras entrañas,
como a frágil juguete a todo que en ella habita,
zarandea y destroza con sus fuerzas extrañas.
90
Wilson Antonino Tolentino Moreno. Nació en la provincia de Pomabamba. Literato y
escritor. Con muchas obras literarias y teatrales publicadas. Es autor de la música y letras de la
Danza del Gaticuy; comparsa pastoril, parte del acervo cultural de tradiciones navideñas de
Pomabamba.
1970 La hecatombe de Áncash 529
la claridad del día
ante la removida oscuridad de polvo
la intemperie acogedora
de nuestras noches de desvelo
por la inaccesible continuidad de sísmicos ruidos
no admitía el consuelo maternal de la luna
Era una cosa de dormir en sobresaltos
a su telúrico impacto
se avidriaron amaneceres
y atardeceres de los pueblos ancashinos
cual rosicleos ventanales del sol.
91
Blanca de los Ríos Vivanco. Poeta y narradora. Institucionalista, animadora de reuniones
culturales. Autora de varios libros.
1970 La hecatombe de Áncash 531
1970 La hecatombe de Áncash 532