Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El amor maternal, entendido como la protección y el cuidado tierno es fundamental para garantizar el
desarrollo emocional posterior del hijo y de las estrategias adaptativas que, luego, como adulto,
desarrollará en su entorno y en sus relaciones con los demás; por ende, este cuidado amoroso es
determinante para asegurar la supervivencia de nuestra especie. En la vida intrauterina inicia la mejor
oportunidad para potenciar, en el ser en desarrollo, la mayor riqueza estimular. Tanto las reacciones
del feto durante la vida en el útero, como sus conductas posteriores al nacimiento dan cuenta de la
memoria fetal y el valor de esta memoria para la formación del vínculoi y el apegoii.
John Bolwby fue el primero en hablar de vínculo y apego para referirse a una serie de emociones y
conductas de proximidad que tiene la madre con su bebé recién nacido y este, a su vez, con su madre
o con la persona que lo haya cuidado desde su nacimiento; siendo el tipo de vinculación entre el niño
o la niña con los padres o cuidadores el que determine el tipo de apego que se genere en el niño.
Por otra parte; la capacidad del cuidador/a para vincularse emocionalmente a sus hijos pequeños, se
evidencia en la capacidad de responder afectivamente al bebé en los momentos en que está llorando
o parece triste, así como su capacidad de ofrecer a su cría afligida apoyo y consuelo.
Para responder a la pregunta 1 de esta práctica completaría, luego de analizar el texto señalado y
consultar otras fuentes, nos referiremos al “proceso de formación del vínculo” como apego; entendido
este concepto como el vínculo afectivo caracterizado por la búsqueda de proximidad con las personas
con las que está vinculado y los contactos sensoriales privilegiados que se establecen entre el niño-a y
cuidadores principales.
Entre los 2 y los 6 o 12 meses de nacido, Los bebés muestran mayor preferencia a
es el período clave de la interacción visual reconocer expresiones faciales de afecto en
afectiva de la madre con el hijo. sujetos de su propio grupo étnico,
demostrando así el valor de las primeras
Cuando la madre percibe la primera experiencias visuales en la primera infancia.
sonrisa del bebé, se crea en torno a este Las interacciones visuales con la madre
“una atmósfera de intensa sensorialidad determinarán, en gran medida, su posterior
compuesta de olores, sonoridades desarrollo emocional y su sistema de
cercanas, contacto y calor”iii respuestas cerebrales de resiliencia.
El oído Las madres suelen responder más a los La agudización del sistema de alerta para
sonidos de llanto de bebés, aunque no discriminar el llanto del hijo es una respuesta
sean los propios; y lo hacen de forma adaptativa controlada por el sistema
diferente a como lo hacen los padres. neuroendocrino de respuesta al estrés.
Reconocer al propio hijo y asegurar la
supervivencia.
El tacto A través de las manos los RN pueden Un mayor contacto físico con la madre
comunicarse con sus cuidadores, antes de después del nacimiento repercute en menor
ser capaces de tomar o manipular objetos. vulnerabilidad ante el estrés.
3. ¿Qué efectos posibles pueden aparecer en el niño tras una carencia afectiva
temprana? Los efectos van a depender de la etapa crítica del desarrollo que haya
comprometido, del tiempo que la misma haya durado y de la presencia de personas
que represente fuentes de seguridad para el niño.
Daño cerebral
•Pérdida generalizada de volumen en todo el hipocampo, en el cuerpo calloso y en el córtex prefrontal.
• Alteraciones en la simetría cortical del lóbulo frontal y reducciones en la densidad neuronal de la corteza
cingulada anterior.
•Desarrollo inadecuado del sistema inmune y neuroendocrino
Cambios neurohormonales relacionados con la regualación afectiva.
•Alteraciones graves en el desarrollo del lenguaje y de las capacidades cognitivas normalizadas en los programas
escolares.
•Afectación de la memoria, la atención y muchos otros procesos cognitivos y mala adaptación a su entorno
Niveles elevados de cortisol / Mayor vulnerabilidad a presentar problemas psicopatológicos
•Afectación del correcto establecimiento de los sistemas de neurotransmisión (dopamina, glutamato, GABA,
afrenalina y noradrenalina); nerotransmisores vinculaos a trastornos mentales com psicosis, depresión, suicidio
y trast. ansiedad).
•Exceso de cortisol puede afectar el desarrollo del cerebro y generar enfermedades somáticas e inmunológicas.
Altos niveles de cortisol (hormona del estrés) durante la gestación actúa con un efecto tóxico
en zonas del cerebro que se están desarrollando, que es cuando las conexiones
(sinaptogénesis) se están formando, y se asocian a problemas de salud como la obesidad,
las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades mentales como psicosis,
trastorno de ansiedad y depresión.
5. Desarrolle en 2 puntos las conclusiones que haya obtenido tras la lectura de estos
capítulos.
El ser humano nace con una actitud innata, no condicionada sólo por las necesidades
fisiológicas, a establecer vínculos con otras personas; originada por la búsqueda de
seguridad, refugio y protección que el cuidador puede ofrecer y, forma parte de una herencia
arcaica, cuya función es la supervivencia de la especie. Un repertorio de respuestas
maternales (fundamentalmente en los primeros años de vida del bebé) tendrán claros efectos
reguladores en la fisiología y en la afectividad del niño a través del olor, el calor, el ritmo
cardíaco de la madre, el tacto, la respiración, los sonidos; sentando las bases para el vínculo
afectivo y apego futuros, y por consiguiente para la vida emocional del nuevo ser, más allá de
la primera infancia.
i Bowlby, J. (2014) Vínculos afectivos Formación, desarrollo y pérdida. Título original de la obra: THE MAKING AND BREAKING OF
AFFECTIONAL BONDS © R. P. L: BOWLBY and others Tavistock Publications Ltd., 1979. Sexta edición EDICIONES MORATA, S. L. Madrid.
ISBN: 978-84-7112-796-9
iiEl apego es un tipo de vínculo afectivo, recíproco pero asimétrico y perdurable que se establece entre el niño y sus
progenitores o cuidadores primarios Barudy, J. y Dantagnan M. (2005) Los buenos tratos en la infancia. Parentalidad, apego
y resiliencia, Barcelona, Gedisa.
iii Cyrulnik B. (2005) Bajo el signo de vínculo (pág. 62), España, Gedisa