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Encéfalo: componentes y funciones

Dar sentido a esta compleja y sorprendente estructura que es el encéfalo no resulta fácil. Lo
que sí sabemos es que este órgano es el candidato a explicar qué nos hace humanos,
otorgándonos capacidades artísticas, para el lenguaje, la emisión de juicios morales y el
pensamiento racional. Es también responsable de la personalidad, los recuerdos y los
movimientos de cada individuo y de cómo percibimos el mundo.

Todo esto lo hace posible una masa que pesa alrededor de 1,4 kg. Se trata, sin embargo, de
uno de los órganos más grandes del cuerpo, compuesto de unos 100 mil millones de células
nerviosas que no sólo unen pensamientos y coordinan movimientos físicos de forma precisa
sino que también regulan procesos corporales inconscientes tales como la digestión y la
respiración.

Las células nerviosas del encéfalo se denominan neuronas, que componen la llamada
«sustancia gris». Las neuronas transmiten y recogen las señales electroquímicas que se
comunican a través de una red de millones de fibras nerviosas llamadas dendritas y axones. La
denominada «sustancia blanca» está formada por fibras mielinizadas. La mielina, que rodea
los axones, permite una transmisión más eficaz y más veloz.

El cerebro es la parte más grande del encéfalo que representa el 85 % de su peso. Las
características y profundas arrugas de la superficie exterior del órgano son la corteza cerebral,
compuesta por sustancia gris. Por debajo se encuentra la sustancia blanca. Es el cerebro el
que hace que el encéfalo y, por tanto, el ser humano, sea tan especial. Aunque algunos
animales como el elefante, el delfín o la ballena tienen encéfalos más grandes, los humanos
son los que más han desarrollado el cerebro. Se comprime dentro del cráneo, envolviendo al
resto del encéfalo, y sus profundos pliegues maximizan inteligentemente el espacio de la
corteza cerebral.

El cerebro tiene dos mitades o hemisferios. Se divide además en cuatro regiones o lóbulos
dentro de cada hemisferio. Los lóbulos frontales, situados justo detrás de la frente,
intervienen en el lenguaje, el pensamiento, el aprendizaje, las emociones y el movimiento.
Detrás de él encontramos los lóbulos parietales, que procesan la información sensorial como,
por ejemplo, el tacto, la temperatura o el dolor. A su vez, está asociado a la percepción
espacial. En la parte posterior tenemos los lóbulos occipitales, relacionados con la visión. Por
último, tenemos los lóbulos temporales, cerca de las sienes, que se ocupan de la audición y la
memoria.

La segunda área más grande del encéfalo es el cerebelo, situado debajo de la parte posterior
del cerebro. Es el responsable de coordinar los movimientos musculares y controlar el
equilibrio. Se compone también de materia gris y blanca y transmite la información a la
médula espinal y a otras partes del encéfalo.

El diencéfalo se localiza en el centro del encéfalo y se compone de un complejo de estructuras


del tamaño aproximado de un albaricoque. Se divide en dos secciones principales: el tálamo y
el hipotálamo. El tálamo actúa como una estación de relevo e integración de los impulsos
nerviosos que llegan de todas las partes del cuerpo y las envía a la región adecuada del
encéfalo para que sean procesadas. El hipotálamo controla las secreciones hormonales gracias
a la cercana glándula pituitaria (hipófisis). Estas hormonas regulan el crecimiento y
comportamientos instintivos tales como el hambre, la sed, el sexo, el miedo y la reproducción.
El hipotálamo, por ejemplo, es el que controla el inicio de la lactancia cuando una mujer acaba
de dar a luz.

El bulbo raquídeo (forma parte del tronco encefálico), en la base del encéfalo, controla los
reflejos y funciones básicas e indispensables para la vida como los latidos cardíacos, la
respiración y la presión sanguínea. También regula cuándo nos sentimos despiertos o tenemos
sueño.

El encéfalo es un órgano extremadamente sensible y delicado que requiere la máxima


protección. Ésta viene proporcionada por el cráneo que la envuelve y por tres duras
membranas denominadas meninges. Los espacios entre estas tres membranas están rellenos
de un líquido que protege al encéfalo evitando que sufra daños por contacto con el interior del
cráneo.

PARIETAL
TALAMO FRONTAL
OCCIPITAL

HIPOTALAMO

BULBO TEMPORAL
RAQUÍDEO

RAQUÍDEO

SUSTANCIA
BLANCA

SUSTANCIA
GRIS

SUSTANCIA
SUSTANCIA GRIS
BLANCA

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