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A continuación, vamos a hacer una breve exposición sobre el concepto de inclusión y su

relación con la igualdad y la equidad en el acceso a la educación superior. El abordaje de estos


tópicos nos permite conocer un panorama del Sistema de Educación Superior.

El tratamiento de la noción de inclusión dentro del ámbito educativo “(…) supone el derecho al
aprendizaje por parte de todos, independientemente de sus características individuales, con el
fin de proporcionar atención al conjunto de demandantes según sus propias necesidades, lo
que implica velar y generar condiciones adecuadas para la obtención de resultados
favorables.” (Chiroleu, 2017, p. 44)

A lo largo de la historia, la problemática del acceso de las personas a la Educación Superior, en


condiciones de igualdad, se tornó durante tiempo y hasta la actualidad inclusive, como un gran
desafío. Por un lado, las instituciones educativas propiciaban una uniformidad a partir de la
imposición de un currículo único y estructurado a partir de los valores de referencia de los
grupos dominantes. La exclusión era la sanción prevista para los que no se ajustaban a ese
molde y todo fracaso académico era juzgado como una cuestión individual. Por otro lado,
existían limitaciones económicas que le quitaban la posibilidad de acceso a personas de bajos
recursos.

Ante la búsqueda de expandir el acceso de la población a la educación superior, se llegó a


pensar que en la eliminación del elitismo, se correría el riesgo de perder el ideal de excelencia
y, de modo similar, ocurriría si se intentara quitar el componente democrático; en ese caso, la
excelencia quedaría reservada para pocos. Sin embargo, la cuestión no residía en que la
universidad prescinda de algo, sino más bien, en que busque alternativas para superar esta
tensión.

Algunos de los escenarios históricos más relevantes, que de alguna manera incidieron en el
avance de la democratización de la Educación Superior fueron:

 La Reforma Universitaria de 1918: dentro de los principios manifestados, se


reclamaba, entre varios aspectos, la gratuidad y el acceso masivo. Aunque no se logró
incorporar la gratuidad de la enseñanza superior, la reforma planteaba la eliminación
de las trabas económicas que dificultaban el acceso a la universidad de jóvenes
provenientes de sectores sociales de bajos recursos.
 El gobierno peronista en los años ´50: durante este mandato, se eliminaron los
aranceles y el examen selectivo para el ingreso. A partir de este hecho, se logró así una
fuerte expansión de la matrícula, que si bien benefició especialmente a los sectores
medios, también permitió la incorporación a la universidad de sectores sociales de
menores recursos, que hasta el momento estaban imposibilitados de acceder a la
educación superior.
 El retorno de la democracia en 1983: hubo una gran demanda de acceso a la
universidad pública, ante la necesidad por parte de la población de participar
políticamente y quitar las barreras que evitaban la incorporación activa de la sociedad
civil.
La propuesta de inclusión en la universidad, además de apuntar a conseguir una diversidad
entre las personas de la población, luego comenzó a enfocar su atención sobre las
posibilidades concretas de completar los estudios. Esto implicó la implementación de
mecanismos diseñados especialmente para atender las dificultades académicas concretas,
generadas por disímiles capitales económicos, culturales y sociales.

La noción de inclusión se amplía y bajo ese concepto se busca la generación de herramientas


adecuadas para abrir puertas a los sectores más desfavorecidos de la sociedad, de modo que
se puedan mantener márgenes razonables de cohesión social, pero generando posibilidades
concretas de permanencia y egreso en las instituciones de Educación Superior.

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