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Técnicas de administración de inventarios

Existen varios métodos para controlar inventarios; los más habituales son:

El modelo ABC

Es muy importante para administrar un inventario, identificar aquellos artículos que representan la
mayor parte del valor del inventario. Generalmente sucede que, aproximadamente el 20% del
total de los artículos, representan un 80% del valor del inventario, mientras que el restante 80%
del total de los artículos inventariados, alcanza el 20% del valor del inventario total.

Según este método, las existencias se clasifican, generalmente en A, B y C.

Existencias A: Son los artículos más importantes para la gestión de aprovisionamiento, forman
aproximadamente el 20 % de los artículos del almacén y, en conjunto, pueden sumar del 60 al 80
% del valor total, de las existencias.

Existencias B: Son existencias menos relevantes para la empresa que las anteriores, pues tienen
un valor económico medio. A pesar de ello, se debe mantener un sistema de control, pero mucho
menos estricto que el anterior.

Existencias C: Son existencias que tienen muy poca relevancia para la gestión de
aprovisionamiento. Por tanto, no hay que controlarlas específicamente, es suficiente con los
métodos más simplificados y aproximados.

El modelo de Wilson y el tamaño óptimo de pedido.

Con el modelo de Wilson se procura determinar el volumen óptimo de pedido que suponga unos
costes de gestión totales mínimos, es decir, que la suma de los costes de pedido más los costes de
mantenimiento, sea lo más baja posible.

Cuando se cumplen estas hipótesis, el gráfico resultante queda con forma de dientes de sierra.

La forma del gráfico se debe al supuesto de que las entradas se efectúan por lotes y de que las
salidas (demanda) son continuas y constantes. El tamaño del pedido, Q, interviene en la frecuencia
con la que se tendrán que realizar los pedidos y en el nivel de inventario:

El lote de pedido (Q) es la cantidad de unidades que se van a solicitar en cada pedido. Para calcular
esta cantidad, hay que considerar que cada realización de un pedido tiene un coste asociado
(coste por pedido o CP) y un coste de almacenamiento (CA), además del propio coste de
adquisición (CAd) del producto, que es el que figura en la factura.

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