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Templo egipcio

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Templo de Isis en Filé, con pilonos y un patio cerrado a la izquierda y el edificio interior a la derecha.

Los templos egipcios fueron construidos para el culto oficial de los dioses y la


conmemoración de los faraones del Antiguo Egipto en las regiones bajo su
dominio. Los templos eran vistos como el hogar de los dioses o faraones
deificados a quienes eran dedicados, y en ellos los faraones y el clero egipcio
llevaban a cabo diversos rituales, las funciones centrales de la religión egipcia:
realizar ofrendas a sus dioses, recrear pasajes mitológicos mediante festivales y
protegerse de las fuerzas del caos. Estos rituales eran vistos como necesarios
para que los dioses mantuvieran la maat, el orden divino del universo.
El cuidado del hogar de los dioses era obligación de los faraones, N 1 que dedicaron
ingentes cantidades de recursos para la construcción y el mantenimiento de los
templos. Por necesidad, los faraones delegaban la mayoría de los rituales en una
amplia casta sacerdotal, aunque la mayor parte del pueblo llano permanecía al
margen de la participación directa en las ceremonias por tener prohibido el acceso
a las zonas más sagradas de los templos. A pesar de ello, el templo siempre fue
un importante centro religioso para todos los egipcios, que iban a ellos a rezar,
realizar ofrendas y buscar la guía de los oráculos.
La parte más importante del templo era el naos o sancta sanctorum, que
normalmente albergaba una imagen de culto, una estatua del dios. Las estancias
que rodeaban el santuario crecieron en tamaño y lujo con el paso del tiempo, y así
los templos pasaron de simples santuarios en el período predinástico (fines del IV
milenio a. C.) a los enormes edificios de piedra del Imperio Nuevo (1550-
1070 a. C.) en adelante. Estos templos se encuentran entre los ejemplos más
grandes y duraderos de toda la arquitectura egipcia, y aparecen decorados y
ordenados según los complejos patrones del simbolismo religioso. Su diseño típico
consistía en una serie de salas cerradas, patios abiertos y monumentales accesos
flanqueados por pilonos, todo alineado por un eje que marcaba la ruta de los
festivales procesionales. En torno al templo propiamente dicho se solía crear un
muro que encerraba diversos edificios secundarios. Los grandes templos también
poseían gran cantidad de tierras en las que empleaban hasta miles de laicos para
satisfacer sus necesidades. Los templos fueron, además de centros religiosos,
importantes enclaves económicos. Los sacerdotes que se encargaban de estas
poderosas instituciones gozaban de gran influencia en el gobierno de Egipto, y a
pesar de su ostensible subordinación al faraón, a veces plantearon significativos
desafíos a su autoridad.
La construcción de templos en Egipto continuó a pesar del declive de la nación y
su pérdida de independencia bajo el dominio del Imperio romano. Sin embargo,
con la llegada del Cristianismo la religión politeísta egipcia tuvo que afrontar una
creciente persecución, y el último templo fue cerrado en el 550 d. C. Durante
siglos, los templos sufrieron destrucción y abandono. No fue hasta comienzos del
siglo XIX, y especialmente tras la invasión napoleónica de Egipto, cuando crecería
el interés por el país del Nilo entre los occidentales, dando lugar al nacimiento de
la egiptología y al auge del turismo para visitar los restos de aquella civilización.
Docenas de templos han sobrevivido hasta nuestros días y algunos son
atracciones turísticas de fama mundial, contribuyendo de manera importante a la
economía del Egipto moderno. Los egiptólogos continúan estudiando los templos
supervivientes y los restos de los destruidos, pues son valiosas fuentes de
información sobre la sociedad del Antiguo Egipto.

Índice

 1Funciones
o 1.1Religiosa
o 1.2Económica y administrativa
 2Desarrollo
o 2.1Desarrollo temprano
o 2.2Imperio Nuevo
o 2.3Evolución tardía
 3Construcción
 4Diseño y decoración
o 4.1Cámaras interiores
o 4.2Salas y patios
o 4.3Recinto
o 4.4Decoración
 5Personal
 6Actividades religiosas
o 6.1Rituales diarios
o 6.2Festivales
o 6.3Animales sagrados
o 6.4Oráculos
o 6.5Culto popular
 7Tras el abandono
 8Véase también
 9Notas
 10Referencias
 11Bibliografía
 12Enlaces externos
Funciones[editar]
Religiosa[editar]

Bajorrelieve del faraón Seti I (izq.) y el dios Horus. Templo de Osiris, Abidos.

De acuerdo con la mitología egipcia, los templos del Antiguo Egipto eran la


residencia de los dioses en la Tierra. De hecho, el término que los egipcios
empleaban para definirlos, ḥwt-nṯr, significa «mansión (o recinto) de un dios». 12 La
presencia de los dioses en el templo era un nexo de unión entre el mundo divino y
el humano, y permitía a estos últimos relacionarse con ellos mediante diversos
rituales. Según creían, estos rituales mantenían al dios y le permitían continuar
con su papel en la naturaleza, el de garantizar la maat, el orden ideal de la
naturaleza y la sociedad humana según las creencias egipcias. 3 El mantenimiento
de esta maat era todo el propósito de la religión egipcia,4 y por lo tanto también del
templo.5
Como se creía que el faraón poseía poder divino,N 2 el faraón era considerado el
representante de Egipto ante los dioses y su más importante defensor de la maat.7
Por ello, su deber teórico era llevar a cabo los rituales en el templo. Aunque no se
sabe en realidad con qué frecuencia participaba en las ceremonias, la existencia
de templos en todo Egipto hacía imposible que el faraón cumpliera su función en
todos ellos y la mayoría de las veces delegaba esta tarea en los sacerdotes. A
pesar de ello, el faraón debía asegurar el mantenimiento, la provisión y la
expansión de los templos en todos sus dominios. 8
Aunque el faraón delegaba su autoridad, la realización de los rituales era un deber
oficial, restringido solo a los sumos sacerdotes. La participación del pueblo
llano estaba prohibida en la mayoría de ceremonias, por lo que la actividad
religiosa de los laicos tenía lugar en privado o en santuarios comunitarios, fuera de
los templos oficiales. A pesar de ello, la condición de vínculo primario entre el
mundo humano y el divino que tenían los grandes templos les aseguraba una
atracción considerable entre los egipcios de a pie. 9
Cada templo estaba dedicado a una deidad principal, aunque la mayoría también
estaban dedicados a otras divinidades. 10 Aunque tuvieran poca o ninguna
presencia en los templos, demonios y dioses del hogar estaban implicados en
prácticas religiosas mágicas o privadas. También existían dioses que tenían
papeles importantes en el cosmos, pero por razones poco claras no eran
venerados en templos propios.11 De los dioses que tenían templos propios algunos
eran venerados solo en determinadas regiones de Egipto, y aunque gozaban de
profunda devoción en lugares concretos, no tenían presencia en todo el territorio. 12
Incluso las deidades veneradas en todo Egipto se relacionaban claramente con las
ciudades en que se hallaban sus templos principales. En los mitos creacionistas
egipcios, el primer templo se construyó como morada de un dios, aunque el
nombre de este dios y el emplazamiento del templo en el supuesto lugar desde el
que todo se originó variaban según la ciudad. Por lo tanto, cada templo egipcio se
asociaba con ese templo primigenio y con ese lugar de creación original. 13 Como
hogar de la divinidad y como localización mitológica de la fundación de la ciudad,
el templo era el centro de su región y el lugar desde el que el dios patrono la
controlaba.14
Los faraones también construyeron templos donde se realizaban ofrendas
destinadas a proteger su espíritu en la vida eterna, a menudo vinculados o
cercanos a sus tumbas. Estos templos son a menudo llamados «templos
funerarios» para distinguirlos del resto, aunque egiptólogos como Gerhard Haeny
han dudado de la diferencia entre ambos, pues los egipcios no los llamaban de
forma distinta.15N 3 Tampoco los rituales para los dioses y para los fallecidos eran
mutuamente excluyentes, pues el simbolismo alrededor de la muerte se
encontraba en todos los templos egipcios.17 El culto a los dioses estaba presente
en todos los templos funerarios, sobre lo que el egiptólogo Stephen Quirke ha
dicho que «en todos los períodos el culto real implicaba a los dioses, pero
igualmente… todo el culto a los dioses implicaba al faraón». 18 A pesar de ello
algunos templos fueron claramente dedicados a conmemorar faraones fallecidos y
realizar ofrendas a su espíritu, aunque su propósito exacto es desconocido; quizás
se quería equiparar al faraón con los dioses elevándolo a un estatus superior al de
otros monarcas.19 En cualquier caso, la dificultad de distinguir entre templos
divinos y funerarios refleja la estrecha interrelación entre los dioses y la realeza en
las creencias egipcias.20
Económica y administrativa[editar]
Los templos fueron centros clave de actividad económica. Los más grandes
necesitaban enormes cantidades de recursos y empleaban decenas de miles de
personas entre sacerdotes, artesanos y obreros. 21 El funcionamiento económico
de un templo era similar al de una gran casa egipcia, con sirvientes dedicados a la
atención del dios de la misma manera que lo harían con el dueño de una
propiedad. Esta similitud se refleja en el término egipcio para las tierras de un
templo y su administración, pr, que viene a significar «casa» o «bienes». 22
Algunos de los suministros del templo eran donaciones directas del faraón. En
el Imperio Nuevo, cuando Egipto era un poder imperial, estas donaciones
provenían de los botines de las campañas militares o de los tributos entregados
por reinos subyugados.23 El faraón también podía recaudar impuestos que iban
directamente al templo,24 mientras que otros ingresos procedían de donaciones
particulares, como tierras, esclavos o bienes a cambio de servicios sacerdotales,
como el rezo por sus almas en el más allá.25
Bajorrelieve con personificaciones de varios nomos (provincias egipcias) entregando ofrendas. Gran
Templo de Abidos.26

Sin embargo, gran parte del sustento económico del templo venía de sus propios
recursos, especialmente de grandes extensiones de tierras situadas extramuros
que incluso podían encontrarse a mucha distancia. La propiedad más valiosa era
la tierra de cultivo, que producía grano, fruta o vino y mantenía al ganado. Los
templos podían explotar directamente esas tierras, arrendarla a los agricultores
por una parte de la producción o gestionarlas conjuntamente con la administración
real. Los templos también enviaban expediciones al desierto, donde conseguían
productos como sal, miel, animales de caza o minerales preciosos. 27 Algunas de
estas instituciones religiosas poseían flotas de barcos que utilizaban para
comerciar a lo largo del Nilo o incluso fuera de las fronteras egipcias. Así pues,
como dice Richard H. Wilkinson, los bienes del templo «a menudo representaron
nada menos que una porción del propio Egipto». 28 Como grandes centros
económicos y lugares de trabajo de una parte importante de la población, los
recintos templarios eran una parte clave de las ciudades egipcias en que se
situaban. Asimismo, cuando un templo se fundaba en tierra deshabitada, una
nueva ciudad se creaba para darle sustento.29
Todo este poder económico estaba en última instancia en poder del faraón, y la
administración real podía ordenar a un templo desviar parte de sus recursos a otro
menor para apoyar su expansión, pues estaba sujeto al sistema estatal
de corveas.30 Con ello el faraón podía incrementar los ingresos de un templo
dedicado a un dios al que estuviera agradecido, y los templos funerarios de
gobernantes recientes tendían a desviar recursos a los de faraones muertos
tiempo atrás. Por otra parte, el faraón también podía ordenar a los templos
proporcionar suministros para otros fines, caso de los templos funerarios de
la necrópolis tebana, que supervisaron la provisión de los trabajadores de Deir el-
Medina que construían las tumbas reales.31 La forma más drástica de control de
las propiedades del templo era revisar por completo la distribución de sus
propiedades a lo largo de todo el reino, algo que podía implicar el cierre de
algunos templos y alterar significativamente el panorama económico de Egipto. 32
Por lo tanto, estos templos fueron importantes instrumentos con los que los
faraones controlaron los recursos y los habitantes de su reino. 33 Sin embargo,
como supervisoras directas de su propia esfera económica, las administraciones
de los grandes templos ejercían una influencia considerable que podía desafiar la
autoridad de un faraón débil,34 aunque no está claro cuál era su independencia. 35
Una vez que Egipto se convirtió en provincia romana, los oficiales romanos
trataron de limitar el poder e independencia de los templos. Les impusieron el
pago de impuestos al gobierno por las tierras que poseían o la entrega de estas al
estado romano a cambio de recibir un estipendio gubernamental.36 Sus cultos
fueron minuciosamente regulados, menos autónomos y más dependientes de las
donaciones del gobierno37 y de varias pequeñas fuentes de ingresos. 38

Desarrollo[editar]
Desarrollo temprano[editar]
Los santuarios más antiguos conocidos aparecieron en Egipto en el Período
Predinástico, a fines del IV milenio a. C. Estos primigenios edificios se hicieron con
materiales perecederos como la madera, esteras de caña y adobe.39 A pesar de la
transitoriedad de estas antiguas construcciones, el arte egipcio posterior continuó
usando y adaptando elementos de ellos, evocando los antiguos santuarios para
sugerir la naturaleza eterna de los dioses y los lugares en que habitaban. 40
A comienzos del Período Arcaico (c. 3100-2686 a. C.) los primeros faraones
construyeron complejos funerarios en el centro religioso de Abidos siguiendo un
patrón general único: recinto cuadrangular de adobe y montículo de tierra en su
centro.41 No está claro si, en esta primera etapa, los templos de otras zonas de
Egipto recibían patronazgo real o solo estaban influidos por el estilo de los templos
reales.42 En cualquier caso, en el Imperio Antiguo (c. 2686-2181 a. C.) que siguió
al período arcaico los monumentos funerarios reales sufrieron una tremenda
expansión, mientras que la mayoría de templos consagrados a las divinidades
permanecieron relativamente modestos. Ello sugiere que la religión oficial en este
período enfatizó el culto al faraón divino por encima del culto directo a los dioses. 43
Los dioses estrechamente relacionados con el faraón, como Ra, recibían más
donaciones reales que el culto a otras divinidades; 44 un ejemplo es el templo de
Ra en Heliópolis.45 Mientras, los pequeños templos provincianos mantuvieron
diversos estilos locales del período predinástico, sin influencias por parte de los
lugares de culto real.46

Reconstrucción del complejo funerario del faraón Dyedkara Isesi del Imperio Antiguo.

La expansión de los monumentos funerarios comenzó durante el reinado


de Zoser, que construyó su complejo enteramente de piedra y remplazó el
montículo intramuros por una pirámide escalonada en cuyo interior fue enterrado.
En el resto del Imperio Antiguo, tumba y templo se aunaron en elaborados
complejos piramidales de piedra,47 cerca de los cuales existía una villa que daba
suministro a sus necesidades, de la misma manera que los pueblos que
abastecerán a los templos a lo largo de la historia egipcia. El
faraón Snefru introdujo novedades, pues comenzando con su primera pirámide en
Meidum, mandó construir complejos piramidales simétricos a lo largo de un eje
este-oeste, con un templo del valle a orillas del Nilo comunicado con otro templo
situado al pie de la pirámide. Los sucesores inmediatos de Snefru siguieron este
patrón, pero a fines del Imperio Antiguo los complejos piramidales combinaban
diferentes elementos tanto de la distribución a lo largo de un eje como del plan
rectangular de Zoser.48 Para abastecer a los enormes complejos piramidales los
faraones fundaron nuevas ciudades y fincas agrícolas en las tierras sin explotar a
lo largo de Egipto. El flujo de productos desde estas tierras al gobierno central y
los templos ayudó a unificar el reino. 49
Los gobernantes del Imperio Medio (c. 2055-1650 a. C.), que reunificaron el país
tras su colapso, continuaron construyendo pirámides y complejos a ellas
asociados.50 Los pocos restos que se conservan de los templos del Imperio Medio
muestran que sus trazados se hicieron perfectamente simétricos y en los templos
dedicados a las divinidades se comenzó a hacer un uso mayor de la piedra. El
patrón de templo con un santuario tras una sala de columnas aparece ya
frecuentemente en este período, y a veces estos dos elementos estaban
precedidos por patios abiertos, presagiando el diseño de templo estándar utilizado
en etapas posteriores.51
Imperio Nuevo[editar]
Con mayor riqueza y poder durante el Imperio Nuevo (c. 1550-1070 a. C.), Egipto
destinó aún más recursos a sus templos, que se hicieron más grandes y
complejos.52 Los cargos de sumos sacerdotes se convirtieron en permanentes en
lugar de rotativos, y una vez más se hicieron con una importante parcela del poder
en Egipto. Es posible que, con la expansión de la influencia de los templos, las
celebraciones religiosas que hasta entonces habían sido públicas fueran
absorbidas por los cada vez más importantes festivales rituales de los templos. 53
El dios más importante de este período fue Amón y los sacerdotes de su principal
centro de culto, el recinto de Amón-Ra en Karnak, Tebas, alcanzaron una enorme
influencia política.54

Pilono de entrada al Templo de Lúxor, uno de los templos más importantes del Imperio Nuevo.55
Muchos templos fueron entonces erigidos enteramente de piedra y su plan general
quedó fijado: sancta sanctorum, salas, patios y accesos flanqueados por pilonos,
todos orientados a lo largo de la ruta de las procesiones de los festivales. Los
faraones del Imperio Nuevo dejaron de erigir pirámides como monumentos
funerarios en favor de tumbas alejadas de sus templos funerarios. Sin pirámides
en torno a las que organizarse, los templos funerarios comenzaron a distribuirse
según el mismo plan que los dedicados a los dioses. 56
A mediados del Imperio Nuevo el faraón Akenatón convirtió al dios Atón en la
única divinidad del culto oficial y abolió el culto a todas las demás deidades. Los
templos tradicionales se descuidaron en favor de los nuevos dedicados a Atón,
cuyo diseño y construcción difería notablemente. Pero esta revolución religiosa de
Akenatón fue abolida poco después de su muerte, los templos tradicionales
reinstaurados y los dedicados a Atón desmantelados. Los faraones posteriores
emplearon aún más recursos a los templos, particularmente Ramsés II, el más
prolífico constructor de monumentos de toda la historia egipcia. 52 La influencia
religiosa de la casta sacerdotal aumentó a la par que su riqueza: los oráculos de
los templos, controlados por los sacerdotes, fueron un recurso cada vez más
popular para tomar decisiones.57 El poder faraónico se desvaneció y en el
siglo XI a. C. los sumos sacerdotes de Amón fueron capaces de tomar el control
de todo el Alto Egipto, dando así inicio a la fragmentación política
denominada Tercer Período Intermedio (c. 1070-664 a. C.).58
Con el derrumbamiento del Imperio Nuevo cesó para siempre la construcción de
templos funerarios.59 Sin embargo, algunos gobernantes del Tercer período
intermedio, como los de Tanis,60 fueron enterrados dentro de los templos divinos,
continuando así la estrecha relación entre templo y tumba. 61
Evolución tardía[editar]
En el Período Tardío (664-323 a. C.) el debilitado estado egipcio quedó a merced
de varias potencias extranjeras, experimentando solo períodos ocasionales de
independencia. Muchos de estos gobernantes foráneos fundaron o ampliaron
templos con la finalidad de reforzar su pretensión al trono de Egipto. 62 Los
faraones de Kush de los siglos VIII y VII a. C. restauraron el templo de Karnak y
adoptaron el estilo de arquitectura templaria egipcia en las construcciones de su
originaria Nubia, donde dieron comienzo a una larga tradición de sofisticada
construcción de templos nubios.63 En estos siglos confusos la fortuna de varios
templos cambió, pero la influencia de la casta sacerdotal en general se mantuvo. 62
Mammisi de época romana en el Templo de Dendera.

A pesar de la agitación política, el templo egipcio continuó evolucionando sin


adoptar apenas influencias extranjeras. 64 Considerando que la construcción de
templos anteriores en su mayoría se centró en dioses masculinos, las deidades
femeninas e infantiles se hicieron más importantes. Los templos se centraron en
actividades religiosas más populares como los oráculos, cultos de animales y
oraciones.65 Continuaron desarrollándose nuevas formas arquitectónicas, como
quioscos cubiertos frente a las puertas de acceso, estilos de columnas más
recargados y los mammisi, edificios para la celebración del nacimiento mítico de
un dios.66 A pesar de que el último estilo de los templos se había desarrollado en
el último período de gobierno nativo, muchos de sus ejemplos datan de la época
de la dinastía ptolemaica, los reyes helenos que gobernaron como faraones
durante casi 300 años.67
Tras la conquista por parte de Roma del reino ptolemaico en el año 30 a. C.,
los emperadores romanos asumieron el rol de gobernantes y patrones de los
templos.68 Los fondos otorgados por Augusto y los emperadores del siglo I d. C.
fueron disminuyendo hacia el siglo III d. C. debido a las penurias económicas del
imperio, cuando ya algunos grandes templos estaban en estado de progresiva
ruina.69 A pesar de ello, la construcción de templos continuó hasta el
siglo IV d. C.,70 cuando el ascenso de los emperadores romanos cristianos llevó a
que los templos perdieran su tradicional apoyo económico estatal, sus tesoros
disminuyeran y los ingresos se destinaran a la creación de iglesias.71 En el
391 d. C. todos los cultos paganos fueron prohibidos por Teodosio I y ese mismo
año el Serapeum de Alejandría fue destruido por los cristianos.72 Los ataques a
los paganos y sus templos se extendieron por todo Egipto73 y, en el año
550 d. C., Filé, el último gran templo en funcionamiento que restaba en el país del
Nilo, fue cerrado.74N 4

Construcción[editar]
Véase también: Arquitectura del Antiguo Egipto
Plantas de templos egipcios. Mitad izquierda: Hatshepsut, Seti I, Ramesseum, Gerf Hussein y Abu
Simbel; derecha: Edfu y Kom Ombo.

Los templos se erigieron a lo largo de todo el Alto y el Bajo Egipto, así como en
los oasis del desierto de Libia bajo control egipcio, hasta Siwa, y en puestos
avanzados como Timna, en la península del Sinaí. En los períodos en que Egipto
controló Nubia los gobernantes del Nilo construyeron templos allí, tan al sur
como Gebel Barkal.76 La mayoría de ciudades de Egipto tenían un templo, 77 pero
en algunos casos, como los templos funerarios o los templos de Nubia, se creaban
de nueva planta en tierras antes deshabitadas.78 El emplazamiento exacto del
templo era decidido por motivos religiosos, y podría ser el lugar de nacimiento o
enterramiento mítico de un dios. La orientación del templo podía decidirse para
alinearlo con lugares de significado religioso, como un templo vecino, el
nacimiento del sol o la posición de alguna estrella. Por ejemplo, el gran templo
de Abu Simbel, está alineado de tal manera que dos veces al año los rayos del sol
naciente iluminan las estatuas de los dioses en el sancta sanctorum. La mayoría
de los templos, sin embargo, se alinearon hacia el Nilo, con un eje que corre
aproximadamente de este a oeste.79N 5
La construcción del templo propiamente dicha iba precedida de una serie de
complejos rituales fundacionales. Tras la finalización del mismo se volvían a
realizar rituales dedicados al dios patrono, los cuales debían ser consumados por
el propio faraón como parte de sus deberes religiosos. De hecho, en la creencia
egipcia la construcción del templo era el trabajo simbólico del soberano, 80 aunque
en realidad su ejecución era tarea de cientos de súbditos reclutados por el sistema
de corveas.81 Usando en su mayor parte herramientas de madera y piedra, N 6 los
obreros construían para los templos enormes estructuras que tardaban años o
décadas en finalizar.84
El uso de la piedra para levantar los templos egipcios no buscaba más que
enfatizar y asegurar su propósito de servir como moradas eternas para los dioses
y los distinguían de los edificios para uso de los mortales, construidos con el
modesto adobe.85 Sin embargo, en los primeros tiempos los templos eran
construidos únicamente de adobe y otros materiales perecederos, materia prima
que en realidad fue la empleada durante toda la historia egipcia para crear los
edificios adyacentes a los templos.86 La piedra más usada fue caliza y arenisca,
muy comunes en el centro y sur de Egipto, mientras que piedras más duras y
difíciles de tallar, como el granito, se usaron en menor medida para elementos
concretos como los obeliscos.87 Los sillares de piedra podían proceder de
una cantera cercana al templo en construcción o ser transportados en barco por el
Nilo desde lugares de extracción lejanos.88

Versión egipcia del Tratado de Qadesh inscrita en un muro del Templo de Karnak.

Para crear los cimientos de los templos se excavaban zanjas en la arena que
luego se rellenaban con losas de piedra.89 Los muros y otras estructuras se
levantaban con enormes sillares de diferentes formas y tamaños, N 7 colocados en
hiladas y unidos a hueso.90 Cada bloque se tallaba para conseguir una perfecta
unión con los adyacentes, obteniéndose sillares prismáticos cuyas formas
irregulares quedaban encajadas.91 El interior de los muros se rellenaba con
piedras irregulares, de deshecho, y tierra. 92 Para construir estructuras sobre el
nivel del suelo los trabajadores creaban grandes rampas de tierra, y para excavar
cámaras en la roca viva comenzaban desde arriba, abriendo un espacio cerca del
techo desde el que continuar vaciando el resto de la estancia. 93 Una vez
completada la estructura del templo, la superficie áspera de los sillares de piedra
se pulía para alisarla y después se tallaban bajorrelieves, generalmente
rehundidos y con acabados de gran perfección. Si la piedra era de mala calidad
para tallarla, se cubría con una capa de mortero de yeso, 94 tras lo que todos los
relieves acababan de completarse con dorados, incrustaciones de otros materiales
y pintura.95 Las pinturas eran por lo general una mezcla de pigmentos aglutinados
con algún tipo de adhesivo, posiblemente goma natural. 94
La construcción del templo no terminaba cuando el plan original estaba completo,
pues a menudo los faraones ordenaban reconstruir, reponer estructuras
deterioradas o añadir nuevos edificios. En el transcurso de estas ampliaciones,
frecuentemente desmantelaban las viejas construcciones para usar sus materiales
como relleno de las nuevas, lo que podía hacerse por conveniencia o porque esas
estructuras y sus patrocinadores se habían convertido en un anatema, como
sucedió con los templos de Akenatón. Esta expansión y remodelación podía
distorsionar considerablemente el trazado original del templo, caso del enorme
recinto de Amón-Ra en Karnak, donde se trazaron dos ejes perpendiculares y
diversos templos satélite.96

Diseño y decoración[editar]

El templo de Ramsés III en Medinet Habu, rodeado por los restos de los edificios auxiliares.

Al igual que toda la arquitectura del Antiguo Egipto, los diseños de los templos
enfatizaron el orden, la simetría y la monumentalidad, y combinaron formas
geométricas con estilizadas representaciones vegetales. 97 Su diseño rememoraba
también las formas de los primeros edificios egipcios. Por ejemplo, las molduras
en caveto en la parte superior de los muros se crearon para imitar las filas de
hojas de palma dispuestas en las paredes arcaicas, y la inclinación de los muros
exteriores, además de para asegurar su robustez, era también un vestigio de los
antiguos métodos de construcción.98 La distribución en planta de los templos se
basaba en un eje que discurría desde el sancta sanctorum a la entrada principal, y
en el patrón plenamente desarrollado empleado en el Imperio Nuevo y
posteriormente, la ruta usada en los festivales procesionales —una gran avenida
salpicada de enormes puertas— sirvió como el mencionado eje central. La ruta era
entendida como la empleada por los dioses en sus viajes fuera del santuario,
mientras que la gente usaba puertas laterales menores. 99 Las partes típicas de un
templo, como la sala hipóstila llena de columnas, los peristilos abiertos y
los pilonos en las entradas, fueron dispuestas a lo largo de este eje en un orden
tradicional, pero flexible. Más allá del templo propiamente dicho, dentro de los
muros exteriores se albergaban numerosos edificios auxiliares. 100
Este patrón de templo podía variar considerablemente, incluso al margen de los
efectos distorsionadores de los edificios secundarios. Algunos templos fueron
excavados íntegramente en la roca viva, como el de Abu Simbel, o parcialmente,
como las cámaras interiores con patios y pilonos de mampostería de Wadi es-
Sebua, aunque en esencia se distribuyeron según el patrón de los templos al aire
libre. En otros, como el templo funerario de Deir el-Bahari, la ruta procesional
recorre una serie de terrazas en distintos niveles con rampas de ascensión. Los
templos más peculiares fueron los dedicados a Atón por orden de Akenatón, en
los cuales el eje atravesaba varios patios completamente abiertos salteados de
altares.101
El modelo tradicional era altamente simbólico de arquitectura religiosa.102 Era una
variante muy recargada del diseño de una casa egipcia, reflejando su papel de
«casa del dios».22 Más allá de eso, el templo representó una parte del mundo
divino en la Tierra. El santuario elevado y cerrado semejaba tanto la colina
sagrada primigenia cuando fue creado el mundo, como la cámara de
enterramiento de una tumba, donde habitaba el ba del dios, su espíritu, del mismo
modo que el ba humano habita su momia.103 Según las creencias egipcias, este
lugar crucial estaba aislado de las impurezas del mundo exterior, 99 por lo que el
acceso al sancta sanctorum estaba muy restringido y la luz que en él penetraba
era muy tenue. Sin embargo, el templo también representaba el mundo mismo, y
así la vía procesional no era más que el recorrido del sol por el cielo y el santuario
la Duat donde se creía que penetraba en la noche para después renacer. El
espacio exterior se equiparaba así con las aguas del caos que rodeaban el
mundo, mientras que el templo representaba el orden del cosmos y el lugar donde
ese orden era continuamente renovado.104
Cámaras interiores[editar]
Las cámaras interiores del templo estaban en torno al sancta sanctorum del dios
patrono, que normalmente se ubicaba en el eje del templo y en la parte posterior
del conjunto, mientras que en los templos de las pirámides estaban situados junto
a su base. El santuario era el centro de los rituales del templo, el lugar donde la
presencia divina se manifestaba más poderosamente, aunque las formas de esta
manifestación eran diversas. En los templos de Atón y en los santuarios solares
tradicionales el objeto del ritual era el propio sol, adorado en patios a cielo
abierto.105 En muchos templos funerarios las salas interiores contenían estatuas
del faraón fallecido, o una puerta falsa donde se creía que aparecía su ba para
recibir ofrendas.106
Sala de la barca sagrada del Templo de Edfu.

Sin embargo, en la mayoría de templos el foco era la imagen de culto: una estatua
del dios del templo donde se creía que habitaba su ba e interactuaba con los
humanos. El santuario en estos templos contenía una naos, un tabernáculo que
albergaba la imagen del dios o un modelo de barca que contenía la imagen dentro
de su cabina y que era empleada para transportarla durante los festivales
procesionales. Para resaltar la naturaleza sagrada del santuario este se mantenía
en oscuridad total.107 Si en los primeros tiempos el santuario se disponía en el
fondo del edificio, en el Período Tardío y el Ptolemaico se convirtió en un edificio
independiente dentro del templo, aunque aislado del mundo exterior por los
corredores y habitaciones circundantes.99
Las capillas secundarias, dedicadas a deidades asociadas al dios principal, se
distribuían alrededor de la principal. Cuando el patrono principal era una deidad
masculina, las capillas secundarias se solían consagrar a sus consortes y
descendientes. En los templos funerarios estas capillas secundarias eran
dedicadas a dioses asociados con la realeza.108
Junto al santuario se ubicaban otras salas para almacenar objetos ceremoniales,
textos rituales y objetos de valor del templo. Otras estancias tenían funciones
rituales específicas. La sala de las ofrendas solía estar separada del propio
santuario, y en los templos sin santuario de la barca, existía un tabernáculo para
guardarla.109 En los templos más tardíos, las zonas rituales podían ampliarse con
capillas en una segunda planta y en salas subterráneas. 110 Finalmente, en el muro
exterior de la parte posterior del templo a menudo había nichos para que los laicos
rezaran al dios patrono, y eran lo más cerca de su morada que ellos podían
estar.111
Salas y patios[editar]
Sala hipóstila del templo de Esna.

Las salas hipóstilas, estancias cubiertas y repletas de columnas, aparecen en los


templos a lo largo de toda la historia de Egipto. Durante el Imperio Nuevo se
situaban normalmente enfrente de la zona del santuario. 112 Estas salas eran
menos restringidas que las cámaras interiores y se abrían a los laicos en
determinadas ocasiones.113 Estaban en penumbra, no tan oscuras como el
santuario: las salas del Imperio Nuevo contaban con altos pasajes centrales sobre
la ruta procesional para que un claristorio proporcionara luz tenue. El epítome de
esta tipología es la gran sala hipóstila de Karnak, cuyas enormes columnas tienen
21 metros de altura. En períodos tardíos los egipcios prefirieron un tipo distinto,
con un muro bajo para tapar la luz.112 Las salas en penumbra, cuyas columnas
suelen imitar plantas como el loto y el papiro, eran símbolos del mitológico mundo
pantanoso que rodeaba el túmulo ancestral de la creación. Las columnas también
podían ser vistas como los pilares que sostenían el cielo en la cosmología
egipcia.114
Más allá de la sala hipóstila existían uno o más peristilos a cielo abierto. Estos
patios abiertos, también llamadas salas hípetras, presentes en los templos
egipcios desde el Imperio Antiguo, se convirtieron en zonas de transición en el
plan clásico del Imperio Nuevo, extendidos entre el espacio público del exterior del
templo y las restringidas salas interiores. Aquí el pueblo se encontraba con los
sacerdotes en los festivales. Frente a cada patio se levantaban los pilonos, un par
de torres anchas y trapezoidales que flanqueaban la puerta principal. El pilono
solo se conoce en ejemplos dispersos en los imperios Antiguo y Medio, pero en el
Nuevo rápidamente se convirtieron en las distintivas fachadas de la mayoría de
templos egipcios. El pilono era una torre vigía simbólica contra las fuerzas del
desorden y un jeroglífico del horizonte, tras el que se ocultaba el sol cada día,
reforzando así el simbolismo solar del templo.115
Frente a cada pilono se disponían pares de nichos para emplazar astas con
banderas. A diferencia de los pilonos, estos pares de banderas existieron desde
las capillas más tempranas del período predinástico. Estuvieron tan fuertemente
asociadas a la presencia de un dios, que el jeroglífico de ellas vino a ser el
empleado para la palabra egipcia dios.115
Recinto[editar]
Fuera de los edificios del templo propiamente dicho estaba el recinto del templo,
rodeado por un muro de adobe rectangular que protegía simbólicamente el
espacio sagrado del desorden exterior. 116 En ocasiones su función fue más que
simbólica, especialmente durante las últimas dinastías nativas en el siglo IV a. C.,
cuando los muros fueron fortificados en caso de invasión. 117 En los templos tardíos
estos muros frecuentemente alternaban tramos cóncavos y convexos y su parte
superior se remataba con una ondulación vertical. Este patrón podría evocar las
aguas mitológicas del caos.118

Lago sagrado del templo de Karnak. Al fondo, el pilono que ordenó construir Horemheb.

Los muros encerraban muchos edificios relacionados con las funciones del templo.
Algunos contenían capillas satélites dedicadas a deidades asociadas al dios
principal, incluidos mammisis que celebraban el nacimiento del niño dios
mitológico. Los lagos sagrados presentes en muchos recintos servían como
reservas del agua usada en los rituales, como lugares en que los sacerdotes se
purificaban ritualmente y como representaciones del agua de la que emergió el
mundo.110 Los templos funerarios a veces contenían un palacio para el espíritu
(ka) del faraón, construido frente al propio templo. 119 Los sanatorios de algunos
templos proveían un lugar para que los enfermos esperaran los sueños de
curación enviados por el dios. Otros templos incluían cocinas, talleres y almacenes
para satisfacer sus necesidades.120 Especialmente importante era la pr-ˁnḫ,
la «Casa de la Vida», donde el templo editaba, copiaba y almacenaba sus textos
religiosos, incluidos los utilizados para los rituales. La Casa de la Vida también
funcionaba como un centro general de enseñanza, pues contenía textos de temas
no religiosos como historia, geografía, astronomía y medicina. 121 A pesar de que
todos estos edificios se dedicaron a propósitos más mundanos que el propio
templo, todavía tenían un significado religioso, pues hasta el granero podía ser
usado para ceremonias específicas.120
La vía procesional discurría a través del recinto, desde la puerta principal en el
muro del templo. Este camino estaba ornado con estatuas de esfinges y salpicado
por las estaciones de la barca, donde los sacerdotes que la portaban podían
descansar durante la procesión. La vía normalmente terminaba en un muelle a
orillas del Nilo, que servía como punto de entrada de los visitantes que llegaban
navegando y de punto de salida para la procesión cuando esta continuaba por el
río.122 En los templos piramidales del Imperio Antiguo el muelle contaba con un
templo entero, el Templo del Valle, unido al templo de la pirámide por la vía
procesional.123
Decoración[editar]
Artículo principal: Arte del Antiguo Egipto

Huecorrelieves policromados en techos del Templo funerario de Ramsés III en Medinet Habu, construido


durante el Imperio Nuevo.

La arquitectura de los templos egipcios estaba profusamente decorada con


relieves y esculturas exentas, todos con significado religioso. Los egipcios creían
que los dioses estaban presentes en sus imágenes, inundando el templo con su
poder sagrado.124 Los símbolos de lugares de Egipto o partes del cosmos
completaban la geografía mítica también presente en la arquitectura del templo.
Las imágenes realzaban el efecto mágico de los rituales y lo perpetuaban incluso
tras su realización. Debido a su naturaleza religiosa, los motivos decorativos
mostraban una versión idealizada de la realidad, emblemática del propósito del
templo, en lugar del auténtico contexto. 125 Por ejemplo, el faraón era mostrado
ejecutando todos los rituales, mientras que los sacerdotes, si acaso aparecían,
estaban en un papel secundario. No importaba que el soberano casi nunca
estuviera presente en los festivales, solo interesaba su más amplia labor de
intermediario con los dioses.126

Relieve en el Templo de Kom Ombo. En el centro, con cabeza de cocodrilo, el dios Sobek.

El motivo decorativo más prolífico fue el relieve, 127 que se fue haciendo más
presente con el paso del tiempo hasta que, en los templos tardíos, cubría muros,
techos, columnas, vigas y estelas.128129 Los artistas egipcios crearon tanto relieves
como rehundidos. El bajorrelieve permitía unos acabados más sutiles, pero
requería más talla. Los rehundidos se empleaban en piedras más duras y difíciles
de trabajar, y también cuando los constructores querían acabar rápido, 130 pues no
necesitaba de la extracción de tanto material como el bajorrelieve. El rehundido
era muy apropiado para exteriores, donde la sombra que creaba la luz del sol
realzaba el contorno de las figuras.131 Una vez terminados los relieves, eran
pintados usando colores básicos como negros, blancos, rojos, amarillos, verdes y
azules, aunque evidentemente los artistas los mezclaban para conseguir otras
tonalidades.130 En algunos casos se doraban o recibían incrustaciones
de cristal o fayenza que sustituía a la pintura.95
Los relieves, tanto imágenes como jeroglíficos, se encuentran entre las fuentes de
información más importantes sobre el antiguo Egipto. Contienen calendarios de
festivales, relatos de mitos, descripción de rituales o textos de himnos. Los
faraones grabaron en piedra sus actividades constructivas o sus campañas
militares contra los enemigos de Egipto.127 Los templos ptolemaicos van más lejos
e incluyen información sacada de los libros en ellos almacenados. 132 La
decoración de cada habitación ofrecía información sobre las actividades en ella
realizadas y tenía un vínculo con su propósito simbólico, proveyendo abundante
información sobre las distintas actividades del templo. 133
La escultura exenta del templo incluía obeliscos, altos y apuntados pilares de
sección cuadrada que alcanzaban hasta 32 metros de altura y se asociaban con el
sol en la iconografía egipcia. Se solían disponer en pares enfrente de los pilonos o
en otros lugares a lo largo del eje del templo. Las estatuas del faraón,
similarmente distribuidas, también tenían un tamaño colosal y entre ellas están las
más grandes esculturas exentas de todo el Egipto Antiguo. 134 También se
esculpían dioses o esfinges que servían de guardianes simbólicos del templo. Las
estatuas más numerosas eran las votivas, donadas por los faraones, por
particulares o por ciudades para ganarse el favor divino y que podían representar
al dios al que iban dedicadas, a la persona que la donaba o a ambos. 135 Las
estatuas más importantes del templo eran las imágenes de culto, normalmente
hechas o decoradas con materiales preciosos como el oro o el lapislázuli.136

Personal[editar]
Un sacerdote quemando incienso. Ilustración de un Libro de los Muertos.

Un templo necesitaba mucha gente para realizar los rituales y tareas auxiliares.
Los sacerdotes se encargaban de las funciones rituales esenciales, pero en la
ideología religiosa egipcia eran mucho menos importantes que el faraón. Como
nos ilustran las decoraciones murales de los templos, todas las ceremonias eran
ejecutadas, en teoría, por el faraón, mientras que los sacerdotes estaban sujetos a
su autoridad, pues el soberano tenía el derecho de nombrar a quien quisiera para
el sacerdocio. De hecho, en los imperios Antiguo y Medio la mayoría de los
sacerdotes eran funcionarios del gobierno que dejaban sus tareas durante una
parte del año para servir por turnos en los templos. 137 Una vez que el sacerdocio
se hizo más profesional el faraón usaba su poder solo para nombrar a los
sacerdotes de más alto rango, por lo general para recompensar a sus funcionarios
favoritos con un trabajo o para intervenir por razones políticas en los asuntos de
un importante culto. Para asuntos de menor calado el faraón delegaba en su visir
o en los propios sacerdotes. En tales casos el titular de un cargo nombraba
sucesor a su propio hijo o los clérigos del templo le concedían decidir quién
ocuparía un puesto vacante.138 Ser sacerdote era sumamente lucrativo, por lo que
eran cargos ocupados solo por los miembros más ricos e influyentes de la
sociedad egipcia,139 aunque esto dejó de ser así cuando las autoridades romanas
redujeron los recursos de los templos.140
Los requisitos para el sacerdocio variaron con el tiempo y entre los diferentes
cultos a los dioses. Aunque el conocimiento teológico era la tarea de los
sacerdotes, se sabe muy poco sobre la capacitación o los conocimientos que se
les pedían a sus miembros. Sin embargo, los sacerdotes estaban obligados a
observar los estrictos estándares de pureza ritual en el espacio sagrado. Se
afeitaban la cabeza y el cuerpo, se lavaban varias veces al día y solo vestían ropa
limpia. No estaban obligados al celibato, pero las relaciones sexuales los
ensuciaban y los obligaban a una purificación. Los cultos de algunos dioses
imponían restricciones adicionales relacionadas con su mitología, como la
prohibición de comer la carne de animales asociados a la divinidad. 141 La
aceptación de mujeres en el sacerdocio fue variable. En el Imperio Antiguo
muchas mujeres ejercieron el sacerdocio, pero su presencia en el clero se redujo
drásticamente en el Imperio Medio, para volver a aumentar en el Tercer Período
Intermedio. Los cargos menos relevantes, como el de músico en las ceremonias,
siguieron abiertos a las mujeres incluso en los períodos más restrictivos, al igual
que el papel especial de consorte ceremonial del dios. Este último puesto era muy
influyente y la más importante de estas consortes, la esposa del dios Amón, llegó
a suplantar al sumo sacerdote de Amón en el Período Tardío. 142
A la cabeza de la jerarquía del templo estaba el sumo sacerdote, que supervisaba
todas las funciones religiosas y económicas de la institución y en los grandes
cultos era una importante figura política. Bajo él podía haber hasta tres sacerdotes
subordinados que lo sustituían en algunas ceremonias. 143 Si bien estos rangos
más altos fueron puestos a tiempo completo a partir del Imperio Nuevo, los
primeros grados del sacerdocio todavía trabajaban en turnos a lo largo del año. 144
Mientras que algunos sacerdotes hacían diversas tareas domésticas, el clero
contaba con varios especialistas en rituales.145 Uno de estos roles especializados
era el de sacerdote lector de himnos y hechizos durante los rituales en el templo, y
que también alquilaba sus servicios mágicos a los laicos. 146 Además de sus
sacerdotes, un templo empleaba cantantes, músicos y bailarines para sus rituales,
además de agricultores, panaderos, artesanos, albañiles y administradores que
suministraban y gestionaban sus necesidades prácticas. 147 En época ptolemaica,
los templos también acogían a gente que pedía asilo en su recinto, o quienes de
manera voluntaria decidían llevar una vida de recogimiento al servicio del dios. 148
Por lo tanto, en un templo importante podía haber unos ciento cincuenta
sacerdotes a tiempo completo o parcial,149 y decenas de miles de empleados
laicos trabajando sus tierras a lo largo del reino. 150 Estos números contrastan con
los un templo medio, que podía tener de diez a veinticinco sacerdotes, y con los
pequeños templos provincianos, que podían tener solo uno. 151
En ciertas épocas existió una oficina administrativa que presidió todos los templos
y clérigos. En el Imperio Antiguo el faraón otorgó esta autoridad primero a sus
familiares y después a sus visires. En el reinado de Tutmosis III la oficina pasó de
los visires a los sumos sacerdotes de Amón, que la mantuvieron durante gran
parte del Imperio Nuevo. Los romanos establecieron una oficina similar, la Idios
Logos, que supervisó los cultos egipcios hasta su extinción. 152

Actividades religiosas[editar]
Rituales diarios[editar]
Los rituales diarios en la mayoría de los templos incluían dos secuencias de ritos
de oblación: uno para limpiar y vestir la imagen del dios para ese día, y otro para
presentarle la comida. Sin embargo, la secuencia exacta de estos rituales es
incierta.153 Al amanecer, el sacerdote oficiante abría la puerta y entraba en el
santuario portando una vela para iluminar la estancia, tras lo que se postraba ante
la imagen del dios recitando himnos de alabanza. Tras purificar la habitación con
agua e incienso el sacerdote presentaba al dios una figura de la diosa Maat, acto
que representaba el propósito de toda la ceremonia. Entonces retiraba la figura del
dios del tabernáculo, la vestía remplazando la vestimenta del día anterior y la
ungía con aceite y pintura.154 En algún momento el sacerdote también le ofrecía
comida, como carne, frutas, vegetales y pan,155 sustento del que pensaban que el
dios solo consumía la esencia. Esta comida luego se distribuía a otras estatuas del
templo, a las capillas funerarias locales para el sustento de los muertos y
finalmente a los sacerdotes, que eran los que finalmente la ingerían. Los egipcios
llamaban a esto la «reversión de las ofrendas». 156N 8
Otros rituales oferentes tenían lugar al mediodía y al atardecer, aunque el sancta
sanctorum del dios no era reabierto.154 Otras ceremonias también se hacían
diariamente, incluidos los rituales específicos de cada dios. Por ejemplo, en el
culto al dios solar Ra se cantaban himnos día y noche por cada hora de viaje del
dios a través del cielo.158 Otros rituales servían para luchar contra las fuerzas del
caos y podían implicar la destrucción de imágenes de dioses hostiles
como Apep o Seth, actos que se creía que tenían un efecto real mediante los
principios de la magia egipcia.155
Los egipcios no dudaban en creer que todos los rituales lograban su efecto gracias
a la magia,159 llamada heka, que era una fuerza fundamental que los rituales
manipulaban. Usando magia, la gente, los objetos y las acciones se equiparaban
con sus contrapartes del reino divino y, por tanto, afectaban a los acontecimientos
entre los dioses.160 Por ejemplo, en las ofrendas diarias la estatua de culto se
asociaba con Osiris, dios de los muertos, independientemente de a quién
representara esta. El sacerdote oficiante era identificado con Horus, hijo viviente
de Osiris, que en la mitología dio sustento a su padre tras la muerte a través de las
ofrendas. Esta relación fue ejemplo para las relaciones entre los vivos y los
muertos a los que se hacían ofrendas, y con el tiempo se convirtió en el modelo
para todas las relaciones entre los habitantes del mundo de los vivos y el mundo
divino.161 Equiparándose mágicamente con un dios en un mito, los sacerdotes eran
capaces de interactuar con la deidad del templo. 160
Festivales[editar]
En los días de particular importancia religiosa los rituales diarios eran sustituidos
por festivales. Estos festivales se celebraban en diferentes intervalos, aunque la
mayoría eran anuales,162 con una temporalidad basada en el calendario civil
egipcio, muy distinto del actual. Por ello, aunque muchos festivales tenían origen
estacional, sus fechas no coinciden con nuestro calendario. 163 Por otra parte, a
pesar de que la mayoría de festivales se celebraban en un solo templo, algunos
implicaban dos o más templos de toda una región de Egipto y solo unos pocos se
realizaban en todo el país. En el Imperio Nuevo y después, el calendario de
festivales de un templo podía incluir docenas de eventos, pero es probable que la
mayoría de ellos fueran solo observados por los sacerdotes. 164 Sin embargo, en
los festivales que incluían procesiones fuera del templo la población local se
reunía para ver y celebrar las que eran las ceremonias más elaboradas del templo,
acompañadas del recitado de himnos y la participación de músicos. 165

Sacerdotes purificadores portando una barca de festival con capilla durante una procesión.

Las ceremonias de los festivales incluían la recreación de pasajes mitológicos o la


realización de otros actos simbólicos, como la siega del trigo durante el festival de
la cosecha dedicado al dios Min.166 Ceremonias como esta tenían lugar solo dentro
del recinto del templo, pero otros festivales implicaban la visita al templo del dios u
otro, ocasión en la que se celebraba el festival procesional, cuando los sacerdotes
portaban la imagen divina dentro de la barca en un viaje que se podía hacer
enteramente por tierra o implicar el embarque en un navío real para navegar por el
Nilo.167
El propósito de la visita del dios variaba. Podía estar relacionada con el sexo y la
fertilidad, pues en el período ptolemaico una imagen de Hathor del templo
de Dendera era llevada anualmente al templo de Edfu, hogar de su pareja mítica
Horus, y allí las dos imágenes permanecían varias noches juntas en
el mammisi que celebraba el nacimiento de su hijo Harsomtus.164 Otros viajes de
los festivales estaban ligados a la ideología de la realeza, caso del festival Opet,
una ceremonia de enorme importancia en el Imperio Nuevo en la que la imagen de
Amón en Karnak visitaba la forma de Amón en el templo de Luxor, a 3 km en línea
recta, para reafirmar el poder divino del faraón. 168 Otras ceremonias contaban con
un carácter funerario, como la Bella Fiesta del Valle, en la que el Amón de Karnak
iba a Medinet Habu para completar los ritos funerarios de los ocho
dioses Ogdóada, que se creían allí enterrados.164 Todas estas diversas
ceremonias tenían el propósito general de renovar la vida entre los dioses y en el
cosmos.169
Las divinidades implicadas en un festival recibían ofrendas mucho más
abundantes que en los rituales diarios. Las enormes cantidades de alimentos que
figuran en los textos de los festivales es improbable que fueran solo repartidas
entre los sacerdotes, por lo que seguramente los laicos también participarían en la
reversión de estas ofrendas.170
Animales sagrados[editar]
Estatua del dios Horus con forma de halcón en el templo de Edfú.

Algunos templos tenían animales sagrados que se creía que eran manifestaciones
del ba del dios, de la misma manera que este se manifestaba en sus imágenes de
culto. Estos animales eran mantenidos en el templo y adorados por un tiempo
variable que podía ser un año o toda la vida del animal. Al final de este tiempo
eran reemplazados por un nuevo animal de la misma especie, seleccionado por un
oráculo divino o sobre la base de unas marcas específicas, que se suponía
indicaban su naturaleza divina. Algunos de estos destacados animales fueron el
toro Apis, adorado en Menfis como manifestación del dios menfita Ptah, o el
halcón de Edfu que representaba al dios halcón Horus. 171
Durante el Período Tardío se desarrolló una nueva forma de culto animal que
consistía en que un laico pagaba a los sacerdotes para que matasen, momificasen
y enterrasen a un animal de una especie determinada como ofrenda a un dios.
Estos animales no se consideraban como especialmente sagrados, sino solo
como una especie asociada a un dios que se representaba con su forma. Por
ejemplo, el dios Tot podía ser representado como un ibis o un babuino, animales
que le eran ofrendados.172 Si bien esta práctica era distinta de la adoración de un
dios individual, algunos templos mantenían poblaciones de animales que podían
ser seleccionados para este propósito.173
Oráculos[editar]
A comienzos del Imperio Nuevo, y posiblemente antes, las procesiones de los
festivales se habían convertido en una oportunidad para que la gente buscara los
oráculos del dios. Sus consultas trataban cuestiones que iban desde la
localización de un objeto extraviado a la mejor opción para un asunto de gobierno.
Los bamboleos de la barca sobre los hombros de sus portadores —haciendo
simples gestos para indicar «sí» o «no», acercando tablas en las que podían ser
escritas las respuestas u orientando la barca hacia personas concretas de la
multitud— se tomaban como indicaciones de la respuesta del dios. 174 Hacia el
Tercer Período Intermedio los oráculos se expandieron más allá de los festivales
para permitir la consulta frecuente de la gente. Los sacerdotes interpretaban los
movimientos de los animales sagrados, o eran preguntados directamente,
devolviendo por escrito o de palabra las respuestas que el dios supuestamente les
había transmitido.175 Se suponía que los sacerdotes tenían una habilidad especial
para hablar con los dioses e interpretar sus respuestas, lo que les otorgaba gran
influencia política y les dio los medios para que los sumos sacerdotes de Amón
dominaran el Alto Egipto durante el Tercer Período Intermedio. 174
Culto popular[editar]
A pesar de estar excluidos de los rituales dentro de los templos, los laicos
buscaban interactuar con los dioses. Se conservan pocas evidencias de prácticas
religiosas individuales en las primeras épocas egipcias, 176 por lo que los
egiptólogos estiman que, si bien los egipcios emplearon varias maneras de
comunicarse con lo divino a través de santuarios domésticos y capillas
comunitarias, los templos oficiales y sus dioses fueron los focos más importantes
de veneración popular.177

Naóforo portando la imagen de Osiris. Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.178

A pesar de no poder participar directamente en la veneración de las imágenes


oficiales de culto, los laicos trataban de transmitirle sus plegarias. A veces
entregaban sus mensajes a los sacerdotes del templo para que estos se los
hicieran llegar al dios. Los patios, las puertas y las salas hipóstilas pudieron tener
espacios destinados a la oración pública.179 Otras veces los ciudadanos dirigían
sus plegarias a las colosales estatuas reales, que creían que actuaban como
intermediarios divinos.180 Había más zonas de devoción privada extramuros de los
templos, como las grandes hornacinas que sirvieron como capillas en las que los
individuos hablaban a sus dioses.179
Los egipcios también interactuaban con las divinidades mediante las ofrendas, que
podían ser desde simples piezas de joyería a grandes y finamente talladas
estatuas y estelas.181 Entre las donaciones se encontraban estatuas que se
colocaban en los patios del templo para servir como memoriales a los donantes
tras su muerte, y que también recibían las ofrendas destinadas al sustento de su
espíritu (ka). Otras estatuas eran regalos al dios patrono, mientras que las estelas
inscritas transmitían a la deidad las oraciones de los donantes y mensajes de
agradecimiento. A lo largo de los siglos se acumularon muchas estatuas en los
templos, por lo que los sacerdotes se deshacían de ellas enterrándolas bajo el
suelo.182 Los plebeyos, por su parte, solo podían ofrecer simples imágenes de
arcilla, aunque su forma indicaba la razón de su donación: una figura con una
mujer y un niño en la cama significaba una oración por un buen parto. 183
Las procesiones ofrecían una oportunidad a los laicos de acercarse y quizá
vislumbrar la imagen del dios en su barca, y también de recibir una parte de su
comida.184 Sin embargo, debido a que los rituales clave de cualquier festival se
llevaban a cabo en el interior del templo, fuera de la vista del pueblo, el egiptólogo
Anthony Spalinger ha cuestionado si estas procesiones inspiraban un verdadero
«sentimiento religioso» o eran una simple ocasión para el desenfreno. 185 En
cualquier caso, los oráculos durante los festivales daban una oportunidad a la
gente corriente de recibir respuestas de unas deidades normalmente muy alejadas
de ellos. En ocasiones los templos se convertían en lugar para otro tipo de
contacto con lo divino: los sueños. Para los egipcios el sueño era una forma de
comunión con el mundo divino, y en el período Ptolemaico muchos templos
crearon edificios para que la gente durmiera en ellos con la esperanza de entrar
en contacto con su dios. Esta gente solía buscar una solución mágica para la
enfermedad o la infertilidad, pero otras veces simplemente buscaban respuesta a
una cuestión que recibía una mejor contestación a través de un sueño que de un
oráculo.186

Tras el abandono[editar]
Después del cese de sus actividades religiosas originales, los templos egipcios
sufrieron una lenta decadencia. Muchos fueron dañados o desmantelados por los
cristianos en su intento por erradicar los restos de paganismo. 187 Unos pocos,
como Luxor y Filé, fueron convertidos en iglesias, pero la mayoría quedó en
completo desuso y durante siglos los habitantes locales usaron sus piedras para
construir nuevos edificios.188 Lo que las personas dejaban intacto estaba todavía a
merced del tiempo. En las zonas desérticas los templos podían quedar cubiertos
por la arena, mientras que los cercanos al Nilo, particularmente en el Bajo Egipto,
quedaron muchas veces cubiertos bajo capas de sedimentos fluviales. Por lo
tanto, algunos templos importantes como los de Menfis y Heliópolis se redujeron a
la ruina, mientras que otros alejados del Nilo y de centros de población
permanecieron casi intactos. Con la pérdida de la comprensión de los jeroglíficos,
la información sobre la cultura egipcia y sus creencias conservadas en los templos
permaneció ininteligible para el mundo.189

Bonaparte ante la esfinge, de Jean-Léon Gérôme, c. 1868.


La situación cambió dramáticamente con la campaña francesa en Egipto y Siria en
1798, que llevó consigo numerosos expertos para examinar los monumentos
antiguos supervivientes. El resultado de su estudio inspiró la fascinación por el
antiguo Egipto a lo largo de Europa, y a principios del siglo XIX un creciente
número de europeos comenzaron a viajar al país del Nilo, tanto para ver sus
monumentos como para coleccionar antigüedades egipcias. 190 Muchos objetos de
los templos, desde pequeñas estatuas a grandes obeliscos, fueron sacados del
país por gobiernos extranjeros y coleccionistas privados. Esta ola de egiptomanía
resultó en el redescubrimiento de templos como Abu Simbel, pero muchas piezas
y edificios fueron tratados con gran descuido.191 Sin embargo, los descubrimientos
de la época hicieron posible descifrar los jeroglíficos y el comienzo de
la egiptología como una ciencia.192

Reconstrucción de un pilono de Karnak a base de bloques talatat, del Período de Amarna, según los


criterios de la anastilosis.193

Los egiptólogos decimonónicos estudiaron intensamente los templos, pero


pusieron su énfasis en coleccionar objetos para enviarlos a sus países, y sus
métodos de excavación descuidados a menudo provocaron daños. 194 A pesar de
ello, poco a poco la actitud hacia la búsqueda de antigüedades en los
monumentos egipcios viró hacia el estudio cuidadoso y los esfuerzos de
preservación. El gobierno también tomó un control mayor de las actividades
arqueológicas con el aumento de la independencia de Egipto de los poderes
foráneos. Sin embargo, hasta en los últimos tiempos los antiguos restos han
debido encarar amenazas, la más severa de las cuales fue la construcción de
la presa de Asuán en los años 1960, que puso en peligro de sumergir para
siempre bajo las aguas del lago Nasser varios templos de lo que fue la Baja Nubia,
incluidos Filé y Abu Simbel. Un esfuerzo masivo de las Naciones Unidas desmontó
algunos de los monumentos amenazados y los reconstruyó en terrenos más
elevados, mientras que el gobierno egipcio regaló algunos otros a naciones que
contribuyeron a los esfuerzos de salvamento, 195 caso del templo de
Debod regalado a España por la ayuda prestada en el traslado de Abu Simbel y
ubicado en la actualidad en Madrid. 196 A pesar de todo, varios templos quedaron
bajo las aguas.197
En la actualidad hay docenas de enclaves con restos importantes de templos, 198
aunque existieron muchos más y ninguno de los grandes templos del Alto y el
Medio Egipto está bien conservado.199 Los bien preservados, caso de Karnak,
Luxor o Abu Simbel, atraen turistas del mundo entero y son un atractivo clave en
la industria turística egipcia, sector esencial de su economía. 200 El gobierno egipcio
está trabajando para equilibrar la demanda turística con la necesidad de proteger
los antiguos monumentos de los efectos nocivos del turismo. 201 Los trabajos
arqueológicos también continúan, pues quedan templos enterrados y otros no han
sido debidamente estudiados. Algunas estructuras dañadas, como los templos de
Akenatón, incluso están siendo reconstruidas. Estos esfuerzos son fruto de la
mejor comprensión moderna de los templos egipcios, que a su vez ofrecerán una
visión más completa y profunda de la sociedad del Antiguo Egipto. 193

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