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Pontificia Universidad Javeriana

Departamento de Comunicación Social y Periodismo


Seminario de Medios y Opinión Pública
Andrés Octavio Torres Guerrero
Jaime Andrés Gutiérrez Mahecha
Miércoles 27 de octubre de 2010

La Historia como Pocos se atreven a contarla


(Ensayo)

Retornamos como sombras, es un libro que nos permite comprender e interpretar los hechos
que sucedieron en la II guerra mundial de forma diferente. La diferencia radica, en que es la
visión de un acontecimiento desde la orilla Mexicana; no es la versión de los vencedores ni
de los vencidos –los aliados y el eje-, sino la de aquellos que lo único que buscaban era
salvar a u patria de las garras de los nazis y aún más de las intromisiones de los gringos.

Esta versión se encuentra llena de muchas historias, las cuales como lectores hemos de
relacionar, para lograr captar que tras a segunda guerra mundial, hay más cosas de las que
no han contado. Cada suceso de los personajes, va dotando de sentido, a aquella situación
que para muchos hoy en día pareciese imposible: que la Alemania Nazi de Hitler, estuviere
interesada en el Estado-Nación Mexicano (no es simplemente el territorio, sino todo lo que
estratégicamente podía llegar a significar).

Los párrafos anteriores, buscaban formar una breve introducción a lo que este ensayo
plantea, cuando se afirma que retornamos como sombras, es una forma atrevida –pero
hemos de entender que esto no significa malo, sino todo lo contrario, es un modo de hacer
despertar a la gente, de aquel sueño en el que la tradicional historia nos ha sumido-- de
contar lo que sucedió. Es atrevida en tanto que transgrede los cánones de aquella historia
positivista, que pretendía dirigir y explicar como había sido el devenir de los pueblos,
simple y sencillamente fijándose en los hechos, sin comprender la significación que estos
tenían, para quien los había sentido.
La historia como disciplina, en ocasiones a preferido callar y/u omitir algunos detalles de lo
que sucedió, ya sea por proteger la espalda de algunos o por proteger a la misma sociedad
occidental “civilizada”. Los hechos –porque esta no narra acontecimientos, sino simples

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hechos- siempre se acomodan en beneficio de las elites, de aquellos que tienen el poder; de
los que por medio del discurso legitiman sus prácticas (Michel Foucault) y reproducen la
diferencia en su forma negativa. Aquella diferencia es negativa, en tanto que los poderosos
siempre cuentan al otro como el malo; ya sea desde Alemania o desde Estados Unidos,
siempre el malo es el otro, en el relato histórico el diferente, aquel al que no comprendemos
es el culpable, jamás el que piensa igual a mi puede ser culpable, ya que si o fuere, yo
también lo sería.

Ni si quiera las historias, que se fijaban en cómo un acontecimiento tenía una red de
significaciones profundas (como lo es la muerte del capitán Cook, de Marshall Sahlins
antropólogo Estadounidense), cosa que implicaba entender el papel de cada actor/actante,
logrando de esta manera una correcta interpretación de lo sucedió, y no una mera
explicación sin verdadero sentido, consigue algo similar a lo de Retornamos Como
Sombras. Y no lo consigue, porque aún se mantiene bajo la historia de la academia, la
misma que caya y silencia lo que no se debe contar.

Paco Ignacio Taibo II, consigue contar una historia, que es especial precisamente por cada
historia que la compone, que de no ser así se quedaría en otro relato histórico para archivar
y contar sólo cuando se le requiera. Cada personaje tiene un rol muy particular, lo que
genera una atmosfera increíble y sensacional para el lector, las actitudes y maneras de
hablar del poeta, le dan un tono picante al relato; no es un personaje más, es un hombre que
vive como mexicano y es más me atrevería a decir que pareciera que el Escritor de esta
novela, se siente identificado con aquel poeta.

Del mismo modo el chino Tomas Wong, pareciera representar el espíritu del indio azteca
que luchó hasta cuando más pudo, para detener la avanzada española, sólo que en esta
ocasión, si se logro la victoria ante los nazis, con la muerte de Kowalski y Otto Rahn. A su
vez este personaje es la representación, de aquellos que eran creídos vencidos, y que
regresaron de entre las sombras para completar la misión que ellos mismos se habían
impuesto.

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Pioquinto Manterola, de ellos parce ser el más calmado, pero sin embargo también se
embarca en esta travesía para impedir que los Nazis logran ingresar. Él está presente en
todas las averiguaciones, que junto con su fiel compañero el poeta, van realizando, como
por ejemplo la del secretario de la gobernación que esta en su cuento con una actriz
alemana, al servicio de su patria. De este personaje quizá no se pueda decir que es tan
extravagante como los dos anteriores, porque es que no todos pueden tener la misma
manera de ser, siempre hay uno que es menos osado que los otros, para toda buena historia
es necesario personajes/sujetos/actantes de este tipo.

Otro personaje cuya historia llena de significado lo que sucede, es Ernest Hemingway un
escritor que tratando de terminar su novela, se encuentra metido en todo este embrollo,
intentado ayudar a descubrir aquellos submarinos alemanes que transitan por las aguas del
Caribe. Describirlo como un personaje borracho, que aun estando en desintoxicación piensa
en beber, es entretenido porque deja ver que incluso aquellos que tiene una lucha en pro de
algo, son mortales y no divinidades que no puedan cometer actos mundanos, cosa similar a
lo que hace con Hitler, desmitificando su figura, mostrando que era un mortal con
condiciones especiales, pero a fin de cuantas mortal.

La versión que de la historia es concebida por el autor, es aquella que intenta demostrar que
los héroes no son figuras estáticas, ni mitificaciones que no este prohibido mirar o nombrar.
La historia se transforma en una interpretación de lo sucedido, a travez de la mirada de
aquellos que nunca en la versión gringa o europea de este hecho, han sido nombrados; a
nadie en las prestigiosas universidades de Estados Unidos, Inglaterra o Francia, le importa
saber que unos mexicanos, un chino y un estadounidense estuvieron implicados en la
victoria del Bloque Aliado, ya que para ellos solo valen los soldados gringos que
desembarcaron en Normandía y los pilotos de la fuerza aérea que arrojaron las bombas
atómicas.

Paco Ignacio, no se ciñe a la forma tradicional de narrar una historia, haciéndolo a través de
una investigación policiaca, cosa que pude llevar a pensar al lector que nos encontramos
entre la realidad y la fantasía. Por el contario esta forma de narrar implica una mayor

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comprensión de lo sucedido, de qué habría servido un documento de tipo “histórico”, si este
jamás lograría ser comprendido. Las cosas que parecen fantásticas, son aquellas que
permiten que la novela sea una historia atrevida y desafiante.

Quizá haya cosas que no sepamos si fueron ciertas, o que a lo mejor sabemos que son
falsas, pero la imagen que Paco hace de sus personajes, da para pensar que no tos debe ser
como nos dice la academia, que esos seres míticos pueden ser desmitificados y traídos a
nosotros, para aprender de ellos y no ser unos mediocres sirvientes del imperio. Es como
los ejemplos que él da en su entrevista en Italia, por motivo de su libro de Pancho Villa;
entrevista en la cual alude a Robín Hood o a Peter Pan, seres que sabemos que no
existieron, pero que tenían unas causas justas y nobles y si una persona cree en lo que estos
dos personajes dicen, la humanidad empieza a salvarse del inminente colapso al cual se
dirige.

Este modo de contar la historia, de narrar el pasado trayéndolo nuestro presente, es algo
innovador, que yo compararía con una historia de la memoria que se ocultó, o e negó
durante mucho tiempo, como aquellos nexos que alguna ve pudieron haber tenido ciertos
miembros del gabinete mexicano, con la Alemania Nazi. Esta forma de hacer historia va
más allá de la interpretación Hermenéutica que propone Clifford Geertz o de la misma
microhistoria italiana. Y las sobreasa, porque no se limita a la interpretación, sino que
entiende que ella misma está generando un nuevo escenario, que este escenario no es la
verdad última, pero que si es una manera viable de comprender aquello que sucedió.

La historia de Paco no es aquella que plantea mostrar la verdad última, sino la que pretende
mostrar otra posibilidad, distinta a la que nos han enseñado durante los últimos 60 años.
Para profesiones o disciplinas como el periodismo y la antropología, esta manera de contar
lo sucedido es vital, debido a que permite ver más allá de lo que la academia nos ha
impuesto. Permite salirse de esas estructuras de poder que lo único que quieren, es acallar
la voz del periodista o la del etnógrafo.

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Que hermoso podría resultar escribir una etnografía, en la cual no tuviera que contar una
verdad, sino por el contrario mostrar el proceso de fabricación del entendimiento de las
prácticas. Construir un escenario distinto, en el cual las prácticas de significación, no se
tomen como verdad dada, sino como una construcción que el investigador con la presencia
de esos personajes extraños al lector, hace de las mismas –aun cuando todo esto suena muy
subjetivista y anticientífico, quien me asegura que describir todo en los términos del “otro”,
hace que esto sea científico-. Evidenciando así, que una etnografía es un texto, que no es
prueba de la realidad, pero que en cierta mediada nos permite aproximarnos a ella y creer
en cosas que antes quizá jamás pensamos que podrían existir.

Por otra parte en la labor de periodista, es una manera de contar algo distinto a lo que los
poderosos quieren. Es entregar el lugar que ciertos personajes merecen dentro e la historia;
si la gran mayoría de los periodistas no se dejaran seducir o pisotear por el poder, y se
dedicaran a contar las historias como Paco lo hace, el mundo conocería cosas que se han
ocultado en muchos de los grandes acontecimientos históricos, de los cuales la prensa dio
su interpretación. Generar una nueva versión, que aun cuando no se pueda logra que sea
aceptada por los poderosos, despierte al lector del letargo en el cual se encuentra, por la
presión que el sistema ha ejercido sobre todos nosotros.

La verdad en la prensa no es cuestión de si sucedió como quieren que suceda. No, la


cuestión aquí es que la gente merece saber la verdad, el lector tiene el derecho de saber que
las cosas ocurrieron de un modo y no del que le quieren hacer creer. Este libro, con la
trasgresión que hace de la historia, permite liberarnos y creer que hay personajes que en
verdad lucharon por la justicia y la paz, y no por la ambición de mantener el monopolio del
poder, tal y como lo hicieron los Estados Unidos, la antigua U.R.S.S., Francia e Inglaterra.

Retornar de las sombras se ha transformado en aquello que muchos quisiéramos hacer y


que pocos, con la supervivencia de sus ideas han logrado hacer, transgrediendo ya no solo
al poder, sino a la mismísima muerte.

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