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Enfermedades variadas 2

*Linfoma.

El linfoma es un cáncer que se desarrolla en las células blancas del sistema linfático. Los
síntomas pueden incluir ganglios linfáticos agrandados, pérdida de peso inexplicable,
fatiga, sudoración y falta de alientos nocturnos, tos, o problemas para respirar.

Su doctor le hará un examen físico y podría ordenar análisis de sangre o una biopsia de
ganglio linfático para ayudar a evaluar su condición. Si se diagnostica un linfoma, se podría
utilizar una aspiración de médula ósea y biopsia, una punción lumbar, una radiografía de
tórax, una TC del cuerpo, una PET, una exploración de los huesos, una RMN del cuerpo, o
un ultrasonido abdominal para buscar ganglios linfáticos agrandados en todo el cuerpo y
determinar si el linfoma se han diseminado. El tratamiento depende del tipo y estadio del
linfoma, como así también de su edad y salud en general. Algunos tipos de linfoma podrían
requerir solamente de monitoreo, mientras que otros podrían requerir de quimioterapia,
profilaxis del CNS (sistema nervioso central, por sus siglas en inglés), radioterapia,
radioinmunoterapia, terapia biológica, o trasplante de células madre.

¿En qué consiste el linfoma?:

El linfoma es un cáncer que se desarrolla en las células blancas (linfocitos) del sistema
linfático que es parte del sistema inmunitario del cuerpo.

El sistema linfático incluye: una red de pequeños canales, similares a los vasos sanguíneos,
por los que circula un líquido (llamado linfa), los nódulos linfáticos (también llamados
ganglios), la médula ósea y varios órganos; todos ellos están compuestos por linfocitos.

Existen dos tipos principales de linfoma: Hodgkin (HL) y no-Hodgkin (NHL), cada uno de
los cuales tiene varios subtipos. El linfoma de Hodgkin, también conocido como
enfermedad de Hodgkin, es mucho menos común que el linfoma no-Hodgkin.

Los linfomas difieren en la forma de comportamiento, la propagación y la respuesta al


tratamiento. El tipo de linfoma se determina examinando algunas de las células cancerosas
bajo un microscopio. Cuando está presente una célula anormal llamada célula de Reed-
Sternberg el linfoma se clasifica como Hodgkin. Cuando no está presente, el cáncer se
clasifica como no-Hodgkin.
Los síntomas del linfoma pueden incluir:

-agrandamiento de los ganglios linfáticos en el cuello, las axilas o la ingle.

-pérdida inexplicable de peso.

-fiebre.

-transpiración nocturna desmedida.

-picazón generalizada.

-fatiga.

-pérdida del apetito.

-tos o dificultad para respirar.

-dolor en el abdomen, el pecho o los huesos.

-abdomen hinchado.

-sensación de estar lleno después de comer solamente una pequeña cantidad de alimentos.

-dificultad para respirar o tos.

¿Forma en que se diagnostica y evalúa el linfoma?:

-Análisis de sangre: el número de glóbulos blancos, plaquetas y glóbulos rojos puede


disminuir cuando el linfoma se desparrama en la médula ósea. Los resultados de los análisis
de sangre ayudan a determinar cómo están funcionando el hígado y los riñones

-Biopsia de los ganglios linfáticos: un procedimiento en el que se extirpa quirúrgicamente


una parte o todo un ganglio linfático, para la observación bajo el microscopio en busca de
la presencia de células del linfoma. En la muestra de la biopsia se pueden realizar otras
pruebas de laboratorio, incluyendo estudios de genética molecular.

-Aspiración y biopsia de la médula ósea: un procedimiento quirúrgico en el que se inserta


una aguja delgada y hueca en el hueso de la cadera con el fin de extraer una pequeña
cantidad de médula ósea líquida para que pueda ser analizada bajo el microscopio. Por lo
general, este procedimiento se realiza una vez que se ha diagnosticado el linfoma para
ayudar a determinar si la enfermedad se ha propagado a la médula ósea. Consulte la página
de Biopsia para obtener más información.

-Punción lumbar (punción espinal): un examen mínimamente invasivo que consiste en la


extracción de una pequeña cantidad de líquido cefalorraquídeo (LCR, el líquido que rodea
el cerebro y la médula espinal) para analizarlo en la búsqueda de la presencia de células del
linfoma. Esta prueba normalmente se realiza solamente en el caso de ciertos tipos de
linfoma, o cuando el paciente tiene síntomas que sugieren que el linfoma podría haber
llegado al cerebro.

-Radiografía del tórax: se hace una radiografía del tórax para buscar ganglios linfáticos
agrandados.

-TC del cuerpo: se utiliza una TC del cuerpo para detectar ganglios linfáticos u órganos
agrandados, y anomalías en el abdomen, la pelvis, el pecho, la cabeza y el cuello.

En algunos casos, se puede utilizar una tomografía computarizada para guiar la aguja de
biopsia en forma precisa hacia un área sospechosa, para así extraer una muestra de tejido y
examinarla bajo el microscopio. Este procedimiento se denomina biopsia por aspiración
guiada por TC.

-Exploración PET: una exploración por PET, que utiliza una pequeña cantidad de material
radiactivo, puede ayudar a comprobar si un ganglio linfático agrandado es canceroso, y
detectar células cancerosas en todo el cuerpo que no se pueden ver con la TAC. Algunos
pacientes con linfoma son sometidos a una exploración por PET luego del tratamiento, para
determinar si el cáncer está respondiendo al tratamiento. La exploración por PET
generalmente se combina con una TC o una RMN para proporcionar vistas altamente
detalladas del cuerpo.

-Gammagrafía ósea: en una gammagrafía ósea, se inyecta dentro de una vena un isótopo
radiactivo llamado tecnecio 99m, que viaja a las zonas dañadas del hueso. Este examen se
realiza generalmente cuando el paciente tiene dolor de huesos o cuando otras pruebas
indican que el linfoma ha viajado hasta los huesos.

Una exploración por RMN es útil para detectar el linfoma que se ha propagado a la médula
espinal o al cerebro. También puede ser útil en otras áreas del cuerpo, tales como la cabeza
y el cuello.

-Ultrasonido abdominal: el ultrasonido abdominal se puede utilizar para examinar los


ganglios linfáticos agrandados, especialmente en el abdomen. El ultrasonido se utiliza
también para tomar imágenes de los órganos abdominales y los riñones, que pueden verse
afectados por los ganglios linfáticos agrandados.

Las mujeres siempre deben informar a su médico o tecnólogo de rayos X cuando existe
cualquier posibilidad de que estén embarazadas. Para las mujeres embarazadas con linfoma
se pueden utilizar la RMN y el ultrasonido para determinar el estadio de la enfermedad
mientras se protege al feto de las radiaciones nocivas. Consulte la página de Seguridad para
obtener más información acerca del embarazo y la radiación.

¿Forma en que se trata el linfoma?:


Las opciones de tratamiento se basan en el tipo y estadio del linfoma, y la edad y salud
general del paciente. Para algunos tipos de linfoma, si la enfermedad está avanzada pero es
de crecimiento lento (indolente), una opción puede ser la de un enfoque basado en esperar y
observar. Cuando se requiere un tratamiento para el linfoma, se pueden utilizar uno o más
de los siguientes tratamientos.

-Quimioterapia: la quimioterapia, utilizada sola o en combinación con la radioterapia, es


uno de los principales métodos de tratamiento para el linfoma. Involucra el uso de
medicamentos destructores del cáncer que se administran por vía oral o por inyección.

Profilaxis del SNC, en la que se inyectan agentes quimioterapéuticos dentro de la columna


vertebral a través de una punción lumbar; se puede utilizar para tratar ciertos tipos de
linfoma no-Hodgkin que se han diseminado al cerebro o que presentan alto riesgo de dicha
diseminación. Además, se pueden usar esteroides para aliviar la hinchazón y la
inflamación.

-Radioterapia: la radioterapia utiliza radiación de alta energía para reducir el tamaño de los
tumores y matar las células cancerosas. Los pacientes con linfoma pueden ser tratados con
radioterapia de haz externo, en la que los haces de rayos X de alta energía son generados
por una máquina afuera del paciente y son dirigidos hacia el tumor y los ganglios linfáticos
cancerosos. La radioterapia de haz externo se puede usar sola o en combinación con la
quimioterapia.

Terapia con anticuerpos monoclonales (también llamada terapia dirigida): este es un


tratamiento que involucra el uso de moléculas producidas en el laboratorio (llamadas
anticuerpos monoclonales) que están diseñadas para reconocer y unirse a la superficie de
las células cancerosas. Los anticuerpos monoclonales actúan en forma similar a los
anticuerpos producidos naturalmente por el cuerpo, que atacan sustancias extrañas tales
como las bacterias y los virus. Los anticuerpos monoclonales se pueden combinar con una
droga quimioterapéutica o con un material radiactivo, permitiendo que el anticuerpo
entregue en forma directa una dosis del agente anticancerígeno en las células cancerosas.

Dos anticuerpos monoclonales utilizados para el linfoma son:

-Rituximab®, un anticuerpo monoclonal diseñado para que encuentre y se una al receptor


(CD20) presente en un tipo específico de linfocitos (células B), lo que hace que las células
del linfoma se mueran. Este tratamiento se utiliza en muchos pacientes con linfoma "de
células B" y se puede combinar con quimioterapia y/o radioterapia.

-Brentuximab vedotin (Adcetris®), que combina una droga quimioterapéutica con un


anticuerpo monoclonal que se une a una molécula específica (CD30) en la superficie de las
células afectadas por la enfermedad de Hodgkin.
-Radioinmunoterapia (también llamada terapia con anticuerpos monoclonales marcados
radioactivamente): esta terapia combina un anticuerpo monoclonal con un material
radioactivo, como por ejemplo el itrio-90 con el Ibritumomab Tiuxetan (Zevalin®). Los
anticuerpos monoclonales marcados radioactivamente viajan hacia, y se unen a, las células
cancerosas permitiendo la aplicación directa de una alta dosis de radiación en el tumor.

-Terapia biológica: este tratamiento involucra el uso de sustancias naturales o sustancias


hechas en el laboratorio diseñadas para aumentar, dirigir o restaurar las defensas naturales
del cuerpo contra el cáncer, o para interferir con caminos biológicos específicos dentro de
las células del linfoma. El interferón es un tipo de terapia biológica que afecta la división de
las células cancerosas y que puede retardar el crecimiento del tumor. La lenalidomida
(lenalidomide) y el ibrutinib interfieren con caminos metabólicos dentro de las célualas del
linfoma.

-Transplante de células madre: en este tratamiento, la médula ósea enferma es reemplazada


con las células madre sanas del propio paciente (llamadas autólogas) o con las células
madre de un donante (llamadas alogénicas), para ayudar a producir una médula ósea nueva.
Un trasplante de células madre puede ser una opción cuando el linfoma regresa después del
tratamiento. Los pacientes sometidos a un trasplante de células madre podrían recibir
primero radiación de haz externo en todo el cuerpo, junto con quimioterapia de alta dosis,
para eliminar la mayor cantidad posible de células del linfoma del cuerpo.

*Mieloma múltiple.

El cáncer ocurre cuando las células comienzan a crecer sin control. Casi cualquier célula
del cuerpo puede convertirse en cáncer y propagarse a otras áreas.

El mieloma múltiple es un cáncer de células plasmáticas. Las células plasmáticas normales


se encuentran en la médula ósea y son un componente importante del sistema inmunitario.
El sistema inmunitario se compone de varios tipos de células que funcionan juntas para
combatir las infecciones y otras enfermedades. Los linfocitos (células linfáticas) son uno de
los tipos principales de glóbulos blancos del sistema inmunitario e incluyen a las células T
y células B. Los linfocitos están en muchas áreas del cuerpo, tal como en los ganglios
linfáticos, la médula ósea, los intestinos y el torrente sanguíneo.

Cuando las células B responden a una infección, estas maduran y se convierten en células
plasmáticas. Las células plasmáticas producen anticuerpos (también llamados
inmunoglobulinas) que ayudan al organismo a atacar y destruir los gérmenes. Las células
plasmáticas se encuentran principalmente en la médula ósea. La médula ósea es el tejido
blando que se encuentra dentro de los huesos. Además de las células plasmáticas, la médula
ósea normal es también el hogar de otras células sanguíneas, como los glóbulos rojos, los
glóbulos blancos y las plaquetas.

En general, cuando las células plasmáticas se vuelven cancerosas y crecen fuera de control,
esto se denomina mieloma múltiple. Las células plasmáticas producen una proteína anormal
(anticuerpo) que se conoce por varios nombres diferentes, entre los que se incluyen
inmunoglobulina monoclonal, proteína monoclonal (proteína M), pico M o paraproteína.

Sin embargo, existen otros trastornos de células plasmáticas que también tienen células
plasmáticas anormales, pero que no cumplen los criterios para ser identificados como
mieloma múltiple activo. Algunos otros trastornos de células plasmáticas son:

*Gammapatía monoclonal de significado incierto (MGUS).

*Mieloma múltiple indolente (SMM).

*Plasmocitoma solitario.

*Amiloidosis de cadenas ligeras.

Características del mieloma múltiple:

Signos y síntomas de mieloma múltiple:

Algunos pacientes de mieloma múltiple no presentan ningún síntoma. Otros pueden


presentar síntomas comunes de la enfermedad, incluyendo:

Recuentos bajos de células sanguíneas:

En el mieloma múltiple, la proliferación desmedida de células plasmáticas en la médula


ósea pueden desplazar a las células productoras de células sanguíneas normales, causando
recuentos bajos de células sanguíneas.

-Esto puede causar anemia (una escasez de glóbulos rojos). Las personas que tienen
anemia presentan debilidad y cansancio.

-El mieloma múltiple también puede causar un bajo nivel de plaquetas en la sangre
(trombocitopenia). Esto puede ocasionar un aumento en el sangrado y aparición de
moretones.

-Otra afección que se puede presentar es la leucopenia (escasez de glóbulos blancos


normales), lo cual puede causar problemas para combatir infecciones.

La escasez de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas es común en el mieloma


múltiple, y puede dar lugar a otros síntomas.
*Anemia: Un número reducido de glóbulos rojos que puede causar debilidad, una
capacidad reducida para hacer ejercicios, dificultad para respirar y mareos.

*Leucopenia: Muy pocos glóbulos blancos que puede disminuir la resistencia a


infecciones, tal como neumonía.

*Trombocitopenia: Es cuando los recuentos de plaquetas en la sangre están bajos, lo que


puede causar sangrado profuso incluso con pequeños rasguños, heridas o contusiones.

Problemas con los huesos y el calcio:

Las células del mieloma también interfieren con las células que ayudan a mantener los
huesos fuertes. Los huesos se van reconstruyendo constantemente para mantenerse fuertes.
Hay dos clases de células óseas que funcionan juntas para mantener los huesos saludables y
fuertes:

-Los osteoclastos que desintegra el hueso viejo.

-Los osteoblastos que generan hueso nuevo.

Las células del mieloma producen una sustancia que le indica a los osteclastos que aceleren
la disolución de los huesos. Por lo tanto, el hueso viejo se desintegra sin que el nuevo hueso
lo reemplace. Esto debilita a los huesos y provoca que fácilmente se fracturen. Las
fracturas de huesos son un problema mayor en las personas con mieloma. Este aumento en
la degeneración de los huesos también puede aumentar los niveles de calcio en la sangre.

-Dolor en los huesos que puede presentarse en cualquier hueso, aunque es más común en la
espalda, las caderas y el cráneo.

-Debilidad de los huesos, ya sea en todas partes (osteoporosis) o donde está un


plasmocitoma.

Niveles elevados de calcio en la sangre:

Los niveles elevados de calcio en la sangre (hipercalcemia), puede causar:

Mucha sed, requiriendo beber muchos líquidos

Orinar con mucha frecuencia.

Deshidratación.

Problemas renales e incluso insuficiencia renal.

Estreñimiento grave.

Dolor abdominal.
Pérdida del apetito.

Debilidad.

Somnolencia.

Confusión.

Si el nivel de calcio es demasiado alto, esto puede causar que usted entre en estado de
coma.

Infecciones:

Las células plasmáticas anormales no pueden proteger al organismo de las infecciones.


Como se mencionó anteriormente, las células plasmáticas normales producen anticuerpos
que atacan los gérmenes. En el mieloma múltiple, las células del mieloma desplazan a las
células plasmáticas normales de manera que no se pueden producir los anticuerpos para
combatir las infecciones. El anticuerpo que produce las células del mieloma no ayuda a
combatir las infecciones. Esto se debe a que las células del mieloma son sólo muchas
copias de la misma célula plasmática (todas produciendo copias del mismo anticuerpo
[anticuerpo monoclonal]).

Síntomas en el sistema nervioso:

Si el mieloma debilita los huesos de la columna vertebral, éstos pueden colapsar y presionar
los nervios espinales. A esto se le llama compresión de la médula espinal y puede causar:

-Dolor de espalda repentino e intenso

-Entumeciendo, con más frecuencia en las piernas

-Debilidad muscular, con más frecuencia en las piernas

Usted debe llamar inmediatamente a su médico o acudir a la sala de urgencias, ya que esto
requiere atención médica inmediata. Si la compresión de la médula espinal no se trata
inmediatamente, existe la posibilidad de parálisis permanente.

Daños en los nervios:

Algunas veces, las proteínas anormales producidas por las células del mieloma son tóxicas
a los nervios. Este daño puede conducir a debilidad y entumecimiento, y a veces a una
sensación de hormigueo. A esto también se le llama neuropatía periférica.

Hiperviscosidad:
En algunos pacientes, las grandes cantidades de la proteína secretada por el mieloma
pueden hacer que la sangre se ponga “espesa”, lo que se conoce como hiperviscosidad. Esto
puede retardar el flujo sanguíneo al cerebro y causar:

-Confusión

-Mareos

-Síntomas de accidente cerebrovascular, como debilidad en un lado del cuerpo y habla


mal articulada.

Los pacientes que experimentan dichos síntomas deben comunicarse con su médico. Este
problema se puede resolver rápidamente al remover la proteína de la sangre mediante un
procedimiento llamado plasmaféresis. (Nota: Este problema no se puede tratar con
medicamentos conocidos como “anticoagulantes”).

Problemas renales:

Las células de mieloma producen un anticuerpo que puede dañar los riñones, provocando
daño renal y hasta insuficiencia renal.

La proteína del mieloma puede causar daño a los riñones. Al principio, esto no causa
ningún síntoma, pero signos de daño renal se podrían notar en un análisis de sangre o de
orina. Conforme los riñones comienzan a fallar, éstos pierden su capacidad de eliminar el
exceso de sales, líquidos y productos de desecho corporal. Esto puede causar síntomas
como:

-Debilidad.

-Dificultad para respirar.

-Picazón.

-Hinchazón de las piernas.

Infecciones:

Los pacientes con mieloma tienen más probabilidades de padecer infecciones. Cuando
alguien con mieloma contrae una infección, puede que responda con lentitud al tratamiento.
Esa persona puede estar enferma por mucho tiempo. Una pulmonía es una infección común
y grave que se presenta en pacientes de mieloma

Otros trastornos de células plasmáticas:

Gammapatía monoclonal:
Una gammapatía monoclonal ocurre cuando las células plasmáticas producen demasiadas
copias del mismo anticuerpo. Generalmente se puede detectar en un análisis de sangre
rutinario realizado por otras razones. Aunque las personas con mieloma múltiple tienen una
gammapatía monoclonal, no todas con esta última tienen mieloma múltiple. También
puede presentarse en otras enfermedades, tal como macroglobulinemia de Waldenstrom y
algunos linfomas. Esta afección también puede ocurrir en un trastorno conocido como
gammapatía monoclonal de significado incierto (MGUS), el cual no causa problemas como
lo hace el mieloma múltiple. Sin embargo, algunas personas con MGUS con el pasar del
tiempo padecen mieloma múltiple u otras enfermedades.

Gammapatía monoclonal de significado incierto:

En la gammapatía monoclonal de significado incierto (MGUS, por sus siglas en inglés), las
células plasmáticas anormales producen muchas copias del mismo anticuerpo (proteína
monoclonal). Sin embargo, dichas células plasmáticas anormales no forman un verdadero
tumor o masa y no causan ninguno de los problemas vistos en el mieloma múltiple. Por lo
general, la MGUS no afecta la salud de la persona. No causa debilidad en los huesos, altos
niveles de calcio, problemas renales ni recuentos bajos de células sanguíneas. Con más
frecuencia, se descubre cuando un análisis de sangre rutinario indica que existe un alto
nivel de proteína en la sangre y las pruebas adicionales muestran que la proteína es un
anticuerpo monoclonal. En la MGUS, el número de células plasmáticas puede estar
elevado, pero estas constituyen menos del 10% de las células en la médula ósea.

La gammapatía monoclonal de significado incierto no se considera cáncer, pero a veces se


le identifica como premaligna ya que algunas personas con MGUS eventualmente
padecerán cánceres, como linfoma, mieloma múltiple o amiloidosis. Cada año,
aproximadamente 1% de las personas con MGUS padece una de estas enfermedades. El
riesgo es mayor en las personas cuyos niveles de proteína son particularmente altos. Los
pacientes con MGUS no necesitan tratamiento, aunque podrían necesitar un seguimiento
riguroso para saber si padecen una enfermedad que requiera de tratamiento, como mieloma
múltiple.

Plasmocitomas solitarios:

Un plasmocitoma es un tipo de crecimiento anormal de células plasmáticas que es


canceroso. En vez de muchos tumores en diferentes localizaciones como en el caso del
mieloma múltiple, hay sólo un tumor, de allí el nombre de plasmocitoma solitario.

Un plasmacitoma solitario a menudo se genera dentro de un hueso. Cuando un


plasmocitoma se origina en otros tejidos (tal como los pulmones u otros órganos, se le
llama plasmocitoma solitario extramedular (extraóseo). Por lo general, los plasmocitomas
solitarios se tratan con radioterapia. A veces se puede emplear la cirugía. Siempre y cuando
no se encuentren posteriormente otros plasmocitomas, el pronóstico del paciente es
usualmente excelente. Sin embargo, debido a que muchas personas con un plasmocitoma
solitario padecerán mieloma múltiple, estas personas podrían necesitar un seguimiento
riguroso para identificar signos de esta enfermedad.

Mieloma múltiple indolente:

El mieloma múltiple indolente (SMM) es un mieloma temprano o asintomático (sin


síntomas) que no causa ningún problema. Las personas con mieloma indolente tienen
algunos signos de mieloma múltiple, tal como cualquiera de los siguientes:

-Una gran cantidad de células plasmáticas en la médula ósea.

-Un alto nivel de inmunoglobulina monoclonal (proteína monoclonal) en la sangre.

-Un alto nivel de cadenas ligeras en la orina (diminutos segmentos de proteína que
también se llama proteína de Bence Jones).

No obstante, estas personas presentan recuentos sanguíneos normales, niveles de calcio


normales, una función renal normal, no presentan daño a los huesos ni a ningún órgano, y
no hay signos de amiloidosis.

Las personas con mieloma múltiple indolente no necesitan tratamiento inmediato, ya que la
enfermedad puede tomar de muchos meses a años para convertirse en mieloma activo
(sintomático). Algunas personas pueden presentar una enfermedad muy lenta que nunca se
convierte en mieloma activo. Se están llevando a cabo investigaciones sobre el mieloma
múltiple indolente. Hay mielomas múltiples indolentes que tienen características de alto
riesgo que los exponen a una mayor probabilidad de convertirse en mieloma activo. Se
están realizando estudios para saber si deben ser reclasificados como mieloma “activo” o si
se debe empezar tratamiento más temprano. Las personas con mielomas múltiples
indolentes también podrían necesitar un seguimiento riguroso para detectar signos de
mieloma.

Amiloidosis de cadenas ligeras:

La amiloidosis de cadenas ligeras también es un trastorno del crecimiento de células


plasmáticas anormales, pero con menos cantidad de células plasmáticas anormales en la
médula ósea en comparación con el mieloma múltiple.

Las proteínas monoclonales (anticuerpos) están compuestas por cadenas proteínicas unidas
(2 cadenas ligeras cortas y 2 cadenas pesadas más largas). En la amiloidosis de cadenas
ligeras, las células plasmáticas anormales producen demasiadas cadenas ligeras que son
más cortas y que pesan menos que las cadenas pesadas. Las cadenas ligeras se acumulan en
los tejidos como una proteína anormal conocida como amiloide.
La acumulación de amiloide en ciertos órganos puede aumentar sus tamaños y afectar sus
funcionamientos. Por ejemplo, cuando el amiloide se acumula en el corazón, esto puede
causar palpitaciones cardíacas irregulares y provocar que el corazón se agrande y sea más
débil. Un corazón débil puede derivar en una afección llamada insuficiencia cardiaca
congestiva, con síntomas como dificultad para respirar e hinchazón de las piernas.
Asimismo, el amiloide en los riñones puede causar que estos no funcionen bien. Puede que
esto no cause síntomas al principio, aunque la deficiencia en la función renal se puede
detectar mediante análisis de sangre. Si la condición empeora, puede causar insuficiencia
renal.

Otros nombres para la amiloidosis de cadenas ligeras incluyen AL y amiloidosis primaria.

La amiloidosis de cadenas ligeras es solo una de las enfermedades en las que el amiloide se
acumula y causa problemas. Una enfermedad genética (hereditaria), llamada amiloidosis
familiar, también puede causar la amiloidosis. Además las infecciones, inflamaciones
crónicas, o ambas, pueden causar amiloidosis. A esto se le conoce como amiloidosis
secundaria o amiloidosis AA. Este artículo no provee información sobre estas otras clases
de amiloidosis.

Signos y síntomas de amiloidosis de cadenas ligeras:

Los pacientes con amiloidosis (discutido en la ¿Qué es mieloma múltiple? pueden presentar
algunos de los mismos problemas que enfrentan los pacientes con mieloma, tal como
problemas renales y daño a los nervios. También pueden presentar otros problemas, tales
como:

-Problemas cardíacos: El corazón podría agrandarse y volverse más débil. En algunas


personas, el corazón se vuelve tan débil que se acumulan líquidos en los pulmones,
ocasionando que presenten dificultad para respirar. Los líquidos también se pueden
acumular en las piernas y los pies (edema). A esto se le llama insuficiencia cardíaca
congestiva.

-Agrandamiento del hígado: es posible que la persona pueda sentir el hígado debajo de
las costillas del lado derecho. Cuando estos órganos se vuelven grandes, pueden presionar
el estómago, lo que ocasiona que la persona se siente llena después de comer solo una
pequeña porción de alimentos.

-Lengua agrandada: cuando el amiloide se acumula en la lengua, el tamaño de ésta puede


aumentar, lo que causa problemas al tragar y dificultad para respirar durante el sueño
(apnea del sueño).

-Cambios en la piel: cambios en el color o textura, así como tendencia a presentar


fácilmente moretones y sangrados de la piel que rodea los ojos (“ojos de mapache”).
-Problemas renales.

-Síndrome del túnel carpiano: causa entumecimiento y debilidad en las manos.

Macroglobulinemia de Waldenstrom:

Las células cancerosas en las personas con macroglobulinemia de Waldenstrom (WM) son
similares a las del mieloma múltiple y el linfoma no Hodgkin. El mieloma múltiple se
considera un cáncer de células plasmáticas, y el linfoma no Hodgkin es un cáncer de los
linfocitos. Las células de la WM tienen características de células plasmáticas y de
linfocitos.

Estas células de WM producen grandes cantidades de un determinado tipo de anticuerpo


(inmunoglobulina M o IgM), que se conoce como una macroglobulina. Cada anticuerpo
(proteína) producido por las células de la WM es el mismo, por lo que se denomina una
proteína monoclonal, o simplemente una proteína M. La acumulación de esta proteína M en
el cuerpo puede dar lugar a muchos de los síntomas de la WM, incluyendo sangrado
excesivo, problemas con la visión y problemas del sistema nervioso. A pesar de que la WM
tiene una gammapatía monoclonal y se agrupa a veces en otros trastornos de células
plasmáticas, se considera un tipo de linfoma no Hodgkin(NHL). Otro nombre para la WM
es linfoma linfoplasmacítico. El tratamiento para la WM incluye medicamentos usados para
tratar el mieloma múltiple y el linfoma no Hodgkin.

Cirugía para el mieloma múltiple:

La cirugía se emplea algunas veces para eliminar un solo plasmocitoma, pero se usa pocas
veces para tratar el mieloma múltiple. Cuando existe una compresión de la médula espinal
que produce parálisis, una debilidad muscular grave o entumecimiento, puede necesitarse
una cirugía de urgencia. Para evitar o tratar fracturas, podría necesitarse una cirugía para
adjuntar varillas o placas metálicas de modo que ayuden a apoyar los huesos debilitados.

*Enfermedad diverticular del colon-cáncer de colon.

Qué es:

El cáncer colorrectal es un crecimiento incontrolado de las células del colon y/o del recto.
La mayoría de los cánceres colorrectales comienzan como un crecimiento en el
revestimiento interno del colon o del recto, que recibe el nombre de pólipo. Algunos tipos
de pólipos pueden convertirse en cáncer con el paso del tiempo (por lo general, muchos
años), pero no todos los pólipos se convierten en cáncer.
Los tumores colorrectales pueden originarse en cada una de las tres capas del colon:
mucosa, muscular y serosa.

Este tipo de cáncer es uno de los más comunes en todo el mundo y también de los más
fáciles de diagnosticar. Además, las tasas de curación son elevadas si se detecta
precozmente y tarda mucho en desarrollarse.

El cáncer de colon puede crecer de tres formas:

- Crecimiento local: En este caso el tumor invade profundamente todas las capas de la
pared del tubo digestivo. En primer lugar, el tumor maligno crece desde la mucosa, se
expande por la serosa y llega a las capas musculares.

- Diseminación linfática: Cuando el tumor va profundizando en la pared del intestino


puede llegar a otros órganos utilizando la red de vasos linfáticos que permiten el acceso a
múltiples regiones ganglionares. Una de las características de esta difusión es que se realiza
de forma ordenada, alcanzando primero a los ganglios cercanos hasta llegar a los más
alejados.

- Diseminación hematógena: Aquí el tumor se sirve del torrente sanguíneo para diseminar
las células cancerígenas al hígado, los pulmones, los huesos y el cerebro, principalmente.

Incidencia:

Según datos de la Asociación Española Contra el Cáncer, el cáncer colorrectal es el más


frecuentemente diagnosticado en la población española cuando se suma la incidencia en
ambos sexos, con 37.172 casos detectados en 2018.

Cuando se desglosan los datos, el cáncer más diagnosticado en hombres es el de próstata y,


en mujeres, el de mama.

En cuanto a la mortalidad, es responsable de más de 15.500 defunciones al año.

Causas:

Los principales factores de riesgo relacionados con esta enfermedad son los siguientes:
*Edad: La mayor parte de los casos de cáncer de colon se localizan en personas entre los
65 y los 75 años y las personas entre 50 y 65 se consideran de riesgo intermedio. Los casos
que se diagnostican antes de los 35-40 años suelen deberse a que el paciente tiene una
predisposición genética a padecer esta patología.

*Dieta: El cáncer de colon parece estar asociado a dietas ricas en grasas y pobres en fibra.
En este sentido, actualmente se están llevando a cabo numerosas investigaciones.

*Herencia: En el cáncer de colon desempeña un importante papel la genética, ya que


existe la posibilidad de que se transmita hereditariamente y predisponga a la persona a
sufrir la enfermedad. Sin embargo, esto puede detectarse y permitir tratar el cáncer de
manera precoz.

*Historial médico: Se ha demostrado que quienes tienen una mayor predisposición a


padecer esta enfermedad son las personas que tienen o han tenido pólipos (crecimiento
benigno) de colon o recto, colitis ulcerosa (enfermedad inflamatoria intestinal), cáncer de
mama, útero u ovarios.

*Parientes de primer o segundo grado que también han tenido cáncer de colon.

*Estilo de vida: Existen ciertos factores que dependen del estilo de vida y que
predisponen a la aparición del cáncer de colon, como, por ejemplo, la obesidad, el
sedentarismo, el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol.

*En las personas que padecen algún tipo de enfermedad inflamatoria intestinal, como la
colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn, aumenta el riesgo de padecer la enfermedad.

Síntomas:

El cáncer colorrectal tiene una larga evolución y sus síntomas pueden variar dependiendo
de la localización del tumor en el intestino grueso. Las molestias más frecuentes aparecen
en la fase avanzada de la enfermedad. Sin embargo, estos síntomas no son exclusivos del
cáncer de colon y pueden producirse en otras patologías como las hemorroides o
determinados trastornos digestivos. Los especialistas recomiendan acudir al médico en
cuanto aparezcan para facilitar que el diagnóstico se realice de forma adecuada. Los más
comunes son:

Cambios en el ritmo intestinal:

Los pacientes que tienen cáncer de colon pueden, en algunos casos, tener diarrea y, en
otros, estreñimiento. La segunda posibilidad es común en aquellas personas que
previamente a la enfermedad tenían un ritmo intestinal normal. Sin emargo, lo más
frecuente es que el paciente sufra periodos de estreñimiento combinados con periodos en
los que padece diarrea.

Sangre en las heces:

El síntoma más frecuente de este tumor maligno es que el paciente presente sangre en las
heces. El color de la sangre puede ser roja o negra. La presencia de la sangre roja se da
principalmente cuando la persona presenta tumores de la parte más distal del colon y recto.
En el caso de la sangre negra, éste color aparece porque la sangre está digerida y procede de
tramos más próximos del colon dando lugar a haces negras que se conocen con el nombre
de melenas. Si este síntoma no se diagnostica pronto y el paciente no recibe el tratamiento
adecuado puede agravarse y dar lugar a la aparición de una anemia. En estos casos el
paciente puede sufrir mareos, cansancio o tener la sensación de que le falta el aire, entre
otros síntomas.

Por otro lado, el enfermo puede detectar que sus deposiciones cambian de tamaño y son
más estrechas. Esto se produce porque el intestino se está estrechando.

Si los tumores están situados en la parte distal del colon, el paciente también puede tener la
sensación de que no se completa la deposición y que la evacuación es incompleta.

Dolor o molestias abdominales:

Las molestias y los dolores abdominales suelen ser muy comunes. Esto se debe a que el
tumor obstruye en parte el tubo intestinal y se produce un dolor y una situación parecida a
la de los cólicos. En algunos casos el cierre del tubo puede llegar a completarse y se
produce una obstrucción intestinal, en estas situaciones es necesario que el paciente reciba
atención médica quirúrgica urgente.

Pérdida de peso sin causa aparente, pérdida de apetito y cansancio constante:

Al igual que otras enfermedades relacionadas con el estómago, el cáncer de colon,


especialmente cuando se encuentra en un estado avanzado presenta estos síntomas.

Prevención:
En todos los tipos de cáncer existen factores de riesgo que hacen que las personas que estén
expuestas a ellos tengan más probabilidades de desarrollar un tumor maligno.

La investigación en cáncer colorrectal ha demostrado que en algunos tipos, los tumores se


originan a partir de pólipos (pequeños bultos benignos). La detección precoz y extracción
de estos pólipos puede ayudar a prevenir la aparición de la enfermedad.

Otra de las causas de la aparición del cáncer de colon es la predisposición genética que
tenga la persona. Esto se debe a diversas alteraciones en determinados genes por lo tanto,
los individuos con familiares que tienen o han tenido esta patología deben acudir a
exámenes médicos periódicamente.

Existen diferentes síndromes que predisponen a que aparezca el tumor maligno. Los más
comunes son dos:

Poliposis colónica familiar:

Este síndrome sólo provoca el 1 por ciento de los cánceres de colon. La poliposis colónica
familiar aparece durante la adolescencia provocando múltiples pólipos en el recto y en el
colon. La causa de la aparición es la mutación del gen APC, que se transmite de padres
hijos. Este gen lo pueden heredar tanto las chicas como los chicos.

Cáncer colorrectal hereditario no polipósico:

Este tipo de cáncer supone entre el 3 y el 5 por ciento de los tumores de recto y colon. La
principal diferencia respecto al síndrome anterior es que los pacientes no presentan pólipos.

Algunos hábitos poco saludables también pueden influir en la aparición de la enfermedad,


de manera que seguir los siguientes consejos puede resultar muy beneficioso:

*No abusar del alcohol ni del tabaco: El tabaco aumenta el riesgo de desarrollar pólipos
que pueden ser precursores de la enfermedad. Respecto al alcohol, su consumo propicia que
crezcan las células de la mucosa del colon. Este crecimiento da lugar a los pólipos.

*Controlar el sobrepeso: Se debe evitar la obesidad y el exceso de calorías en la dieta.


Realizar ejercicio físico de forma regular contribuye a que no se lleve una vida sedentaria y
se favorezca la aparición de la enfermedad.

*Alimentación: Los especialistas aconsejan seguir una dieta equilibrada y recomiendan


las siguientes pautas.

-No abusar de comidas ricas en grasas.


-Disminuir el consumo de grasas de manera que no superen el 20 por ciento del total
de calorías de la dieta, consumir preferentemente grasas monoinsaturadas (aceite de oliva)
y poliinsaturadas (aceite de pescado).

-Disminuir la ingesta de carnes rojas.

-Aumentar el consumo de pescado y pollo.

-Incorporar a la dieta alimentos ricos en fibra ya que tomar una cantidad de fibra de al
menos 25 gramos diarios, en forma de cereales y pan integral, previene la aparición del
tumor.

-Incrementar la ingesta de frutas y verduras. Especialmente coliflor, coles de Bruselas,


brócoli y legumbres.

Tipos:

En el 90-95 por ciento de los casos, el adenocarcinoma es el tipo de cáncer de colon más
común. Éste se localiza en la mucosa que recubre el interior del colon y del recto. Los tipos
menos frecuentes son los siguientes:

*Linfoma: Es el cáncer de las células de la defensa del intestino y del estómago.

*Sarcoma: Este tumor surge en la capa muscular del tubo digestivo.

*Tumores carcinoides: Se produce en las células productoras de hormonas del aparato


digestivo.

*Melanoma.

Diagnóstico:

Una de las principales ventajas del cáncer de colon es que es de los pocos tipos que se
puede diagnosticar antes de que la persona presente síntomas e, incluso, antes de que los
pólipos se transformen en cáncer.

La prueba de cribado más fiable es un test de sangre oculta en las heces que averigua si hay
presencia de sangre o no. El paciente obtiene la muestra en casa y la entrega en su centro de
salud para que sea analizada e interpretada por un especialista. Esta prueba se recomienda,
como norma general, cada dos años a partir de los 50 años.
Si sale positivo, a continuación se realizará una colonoscopia para ver el origen de
sangrado. Esta prueba sirve para detectar y extirpar en el mismo acto los pólipos, con el fin
evitar que se desarrolle el tumor y, en su caso, se malignice.

Una vez que se tiene la sospecha de que puede haber una lesión en el colon, el médico debe
elaborar una historia clínica, realizar una exploración física y un tacto rectal. Para detectar
un cáncer de colon se utilizan varias técnicas:

-Tacto rectal: Es una exploración física que el médico realiza introduciendo un dedo en
el ano para detectar anomalías en la parte inferior del aparato digestivo, como, por ejemplo,
sangre, bultos anormales o si el paciente siente dolor.

-Sigmoidoscopia: Es una exploración que consiste en introducir por el ano un tubo que
transmite luz e imagen, y que se llama endoscopio. Con él se puede examinar el recto y la
parte final del colon (unos 60 cm), y detectar algunos de los pólipos que pudiera haber allí.

-Colonoscopia: Es una exploración similar a la sigmoidoscopia, pero el tubo utilizado es


más largo y permite recorrer todo el colon. Facilita la toma de muestras de tejido (biopsia)
en áreas en las que se sospecha que pudiera haber algún tumor, y después se realiza un
estudio con un microscópico. Normalmente se realiza con sedación y el riesgo de que
surjan complicaciones es muy bajo.

-Estudio genético: Si existen antecedentes familiares o se sospecha de la posibilidad de


un cáncer hereditario, es aconsejable realizar un estudio genético para detectar anomalías.
En caso de existir alteraciones genéticas en la familia, se deben iniciar las exploraciones de
colon y recto a una edad temprana (20 años) y continuarlas periódicamente.

-Enema de bario con doble contraste: Consiste en una serie de radiografías del colon y el
recto que se toman después de que al paciente se le haya aplicado un enema (lavativa) con
una solución blanca calcárea que contiene bario para mostrar radiológicamente con detalle
el interior del colon y el recto.

En los últimos años se está investigando intensamente la técnica conocida como biopsia
líquida, que puede resultar especialmente útil en cáncer de colon. Se trata de una prueba
que se realiza en una muestra de sangre con el fin de buscar células cancerosas que están
circulando en la sangre o fragmentos de ADN de las células tumorales que circulan por la
sangre. Cuando se estandarice su uso se podrá emplear para detectar el cáncer de forma
precoz, planificar el tratamiento o determinar su eficacia, entre otras cosas.

Tratamientos:

Para planificar el tratamiento adecuado, el médico necesita saber en qué etapa de la


enfermedad se encuentra el paciente. En la actualidad existen dos sistemas que se usan con
la misma frecuencia.

Tipos de escala:

Clasificación TNM:

En esta se miden los tres aspectos que afectan al cáncer. En primer lugar, la T se refiere al
tamaño del tumor primario en el intestino; la N se refiere a la presencia o no en los ganglios
linfáticos, mientras que la M atañe a la presencia de metástasis a distancia. Así se
distinguen cinco estadios:

-Estadio 0 o carcinoma in situ: En esta etapa temprana el cáncer se encuentra en la capa


más superficial de la mucosa, no la traspasa y no afecta a los ganglios linfáticos.

-Estadio I: El cáncer se ha diseminado a la pared del recto o del colon sin traspasar la
capa muscular. En este estadio los ganglios linfáticos tampoco se ven afectados.

-Etapa II: El cáncer se ha extendido a la capa más profunda del colon, pero no a los
ganglios linfáticos, que, repartidos por todo el cuerpo, producen y almacenan células
capaces de combatir las infecciones. En este estadio el tumor puede invadir los órganos de
alrededor.

-Etapa III: El cáncer se ha extendido ya a los ganglios linfáticos y a los órganos más
cercanos.

-Etapa IV: El cáncer ha llegado a otros órganos del cuerpo (principalmente tiende a
invadir el hígado, los huesos y los pulmones).

Clasificación de Dukes o Astler y Coller:


Esta escala utiliza las letras de la A a la D valorando cuanto profundiza en la pared del
colon:

-Estadio A: En esta etapa se encuentran los pacientes que tienen una lesión sólo en la
mucosa y no afecta a los ganglios linfáticos.

-Estadio B1: El cáncer se encuentra en parte de la pared del recto y del colon pero no lo
traspasa, ni afecta a los ganglios.

-Estadio B2: El tumor se extiende en toda la pared del colon y del recto sin invadir los
ganglios linfáticos.

-Estadio C: En este nivel el cáncer puede afectar de forma parcial o total a la pared y
también a los ganglios linfáticos.

-Estadio D: El cáncer afecta a toda la pared y se extiende a órganos más alejados.

Elección del tratamiento:

Tras realizar las pruebas que confirman el diagnóstico el especialista determinará el


tratamiento. Como en muchos otros tipos de cáncer, el de colon requiere una terapia
multidisciplinar para ofrecer al paciente las mayores tasas de recuperación. Los
especialistas decidirán cuál es el tratamiento adecuado en función del estado del paciente,
dónde está ubicado el tumor y la fase en la que se encuentra el cáncer.

Además, el especialista valorará si el paciente sufre otras enfermedades que puedan


entorpecer el tratamiento. Todo esto implica que cada paciente recibirá un tratamiento que
se adapte a sus circunstancias particulares. Los tratamientos más comunes son la
quimioterapia y la cirugía.

Cirugía:

Mediante una operación en quirófano, se extrae la parte afectada por el cáncer. La cirugía
se utiliza en todas las etapas de la enfermedad. De hecho, en el estadio A, es el tratamiento
recomendado ya que en el resto de los estadios los especialistas aconsejan aplicar la cirugía
en combinación con otros tratamientos.
En esta en fase inicial los especialistas pueden extraer un pólipo mediante colonoscopia
para examinarlo y, según los resultados, se extirpará el cáncer y una parte circundante de
tejido sano y se extirparán los ganglios de la zona. Otra posibilidad es, tras extirpar parte
del colon, realizar una apertura desde el colon hacia el exterior (colostomía), en cuyo caso
la persona tendrá que usar una bolsa especial de uso externo donde se recogerán las heces.
La colostomía puede ser transitoria o permanente.

Radioterapia:

Consiste en aplicar radiación de alta energía sobre la zona afectada con el fin de destruir las
células cancerosas. Sólo afecta a la zona en tratamiento y puede aplicarse antes de la cirugía
(para reducir el tumor y poder extraerlo más fácilmente) o después de la cirugía (para
terminar de destruir las células cancerosas que pudieran haber quedado).

Quimioterapia:

Es el tratamiento por el que se administran fármacos con el objetivo de destruir las células
cancerosas. Se realiza insertando un tubo en una vena (catéter) por el que se inyectarán los
fármacos a través de un sistema de bombeo. Suele administrarse tras la operación
quirúrgica.

Inmunoterapia:

La inmunoterapia, que consiste en estimular o restaurar las propias defensas inmunitarias


del organismo, está siendo de gran ayuda en el tratamiento de diversos tipos de cáncer. Sin
embargo, en el de colon todavía resulta muy poco eficaz: solo se pueden beneficiar de la
inmunoterapia en torno al 5 por ciento de los pacientes con cánceres colorrectales.

Tratamientos dirigidos:

Existen fármacos específicos frente a algunos cánceres de colon o recto. Por ejemplo, se
han desarrollado fármacos para aquellos tumores avanzados que presentan mutaciones en el
el gen BRAF.

Otros datos:

Pronóstico:
Según los datos de la Asociación Española Contra el Cáncer, aproximadamente el 54 por
ciento de los pacientes con cáncer de colon sobreviven más de cinco años. Aunque estas
cifras varían dependiendo del estadio. Así, la supervivencia a los cinco años en el estadio A
es de entre el 90 y el 92 por ciento; en el estadio B, de entre el 50 y el 75 por ciento; en el
estadio C del 25 al 55 por ciento y en el estadio D es menor al 8 por ciento.

Además, en los últimos años, el pronóstico de supervivencia para los pacientes en estadio C
con quimioterapia tras la cirugía ha mejorado bastante.

Efectos secundarios:

Los efectos secundarios varían según el tratamiento que recibe el paciente, pero la mayoría
son temporales. El médico debe informar al paciente sobre los que puedan aparecer.

-La cirugía puede provocar dolor y debilidad en la zona afectada y diarrea temporal.
Además, si al enfermo se le ha realizado una colostomía puede producirse una irritación de
la piel alrededor de la apertura realizada.

-La quimioterapia afecta tanto a las células cancerosas, como a las normales y puede
producir náuseas, vómitos, caída del cabello (aunque éste siempre vuelve a crecer), diarrea
y fatiga.

-Por último, la inmunoterapia puede provocar síntomas parecidos a la gripe, como fiebre,
escalofríos, debilidad y náuseas.

Control y seguimiento del cáncer de colon:

Tras finalizar el tratamiento, el riesgo de reaparición del cáncer disminuye con el paso del
tiempo. Durante los tres primeros años es aconsejable realizar revisiones trimestrales. A
partir del cuarto y quinto año estas revisiones se pueden espaciar a seis meses y a partir del
sexto año se pueden realizar anualmente.

Las pruebas de seguimiento incluyen un cuidadoso examen físico general y un examen


rectal más específico, una colonoscopia y análisis de sangre para marcadores tumorales
como el antígeno carcinoembrionario (CEA). Si los síntomas o los resultados de las pruebas
comunes sugieren una reaparición del cáncer, también pueden hacerse radiografías de
tórax, tomografías computarizadas y pruebas de imágenes por resonancia magnética. Ante
cualquier síntoma nuevo o persistente, se debe consultar con el médico de inmediato.

Marcadores tumorales:

El antígeno carcinoembrionario (CEA) es una sustancia que se encuentra en la sangre de


algunas personas con cáncer de colon. La prueba de sangre del antígeno
carcinoembrionario se usa con más frecuencia con otras pruebas para el seguimiento de
pacientes que ya han tenido cáncer y han recibido tratamiento. Esta prueba puede alertar
precozmente de la reaparición de un cáncer. El antígeno carcinoembrionario puede estar
presente en la sangre de algunas personas que no tengan cáncer de colon. El fumar también
puede aumentar los niveles de éste antígeno. Por eso, no puede considerarse como una
prueba específica para detectar cáncer de colon.

¿Cómo disminuir el malestar tras realizar las pruebas de diagnóstico?

Aunque las pruebas para diagnosticar el cáncer de colon no son dolorosas, sí pueden
resultar molestas para el paciente y llegar a ser difíciles de tolerar en algunos casos. Desde
la Asociación Española Contra el Cáncer dan estas recomendaciones para ayudar al
paciente a pasar las pruebas:

-En primer lugar, recomiendan que el paciente vaya acompañado ya que hablar con una
persona cercana facilitará que el paciente esté más relajado.

-A continuación señalan que el usuario le pida al médico que le explique bien en qué van
a consistir las pruebas para evitar que se imagine situaciones.

-Antes de realizar las pruebas aconsejan que el paciente realice algún ejercicio de
relajación. Además, destacan que es importante que se centre únicamente en lo que está
ocurriendo en cada momento. Tras terminar la prueba también aconsejan que el paciente
realice algún ejercicio de relajación.

-Por último, si está nervioso o presenta ansiedad es recomendable hablar con el médico
para comunicárselo y que le recete algún medicamento que pueda mejorar esa situación si
lo cree conveniente.

Cirugía para el cáncer de colon:

La cirugía es a menudo el principal tratamiento para los cánceres de colon en etapas más
tempranas. El tipo de cirugía depende de la etapa (extensión) del cáncer, donde está
localizado, y el objetivo de la cirugía.
Cualquier tipo de cirugía del colon requiere que el colon se encuentre vacío y limpio. Será
necesario someterse a una dieta especial antes de la cirugía y puede que se requiera el
consumo de bebidas laxantes y la aplicación de enemas con el fin de expulsar toda la
materia fecal de colon. Esta preparación intestinal es muy similar a la que se hace
previamente a una colonoscopia.

Polipectomía y escisión local:

Algunos casos de colon en etapa inicial (tumores en etapa 0 y algunos en etapa I) y la


mayoría de los pólipos pueden extirparse durante un colonoscopia. En este procedimiento
se utiliza un tubo alargado y flexible con una pequeña videocámara en uno de sus extremos
que se introduce por el recto para ser guiada hacia el interior del colon. Los siguientes
procedimientos quirúrgicos pueden llevarse a cabo durante una colonoscopia:

-En una polipectomía, el cáncer es extirpado como parte del pólipo, el cual se corta en su
tallo (el área que se parece al tallo de un hongo). Por lo general, esto se hace pasando un
bucle o asa de alambre a través del colonoscopio para cortar el pólipo de la pared del colon
mediante una corriente eléctrica.

-Una escisión local implica un procedimiento ligeramente más complejo. Se hace uso de
instrumentos a través de un colonoscopio para extirpar pequeños cánceres dentro del
revestimiento del colon junto con una pequeña cantidad de tejido sano circundante sobre la
pared del colon.

Cuando el cáncer o los pólipos son extraídos de esta manera, el médico cirujano no requiere
de hacer un corte sobre el abdomen.

Colectomía:

Una colectomía es una cirugía para extraer todo o parte del colon. También se extirpan los
ganglios linfáticos cercanos.

-Al procedimiento para extirpar solo una parte del colon se le llama hemicolectomía,
colectomía parcial o resección segmentaria. El cirujano extrae la parte del colon que
contiene el cáncer junto con un pequeño segmento de colon normal en ambos lados. Por lo
general, se extirpa de un cuarto a un tercio del colon, dependiendo de la localización y el
tamaño del cáncer. Luego se reconectan las secciones restantes del colon. Al menos 12
ganglios linfáticos cercanos también son extraídos para que se puedan analizar y ver si hay
cáncer.

-Si se extirpa todo el colon, se le llama colectomía total. No se acostumbra realizar la


colectomía total para tratar el cáncer de colon. Principalmente solo se emplea si hay otro
problema en la parte del colon que no tenga cáncer, tal como cientos de pólipos (en alguien
con poliposis adenomatosa familiar) o, a veces, enfermedad inflamatoria intestinal.

Cómo se hace:

La colectomía se puede hacer de dos maneras:

-Colectomía abierta: la cirugía se hace a través de una sola incisión realizada en el


abdomen (región del estómago).

-Colectomía laparoscópica: La cirugía se realiza a través de incisiones menores e


instrumentos especiales. Un laparoscopio es un tubo delgado con una fuente de luz y una
pequeña videocámara en el extremo que permite al cirujano observar dentro del abdomen.
Se introduce por una de las pequeñas incisiones, junto con otros instrumentos alargados y
delgados que se usan para extraer parte del colon y ganglios linfáticos.

Debido a que las incisiones de la colectomía laparoscópica son más pequeñas que las de
una colectomía abierta, los pacientes a menudo se recuperan con más rapidez y la estadía en
el hospital puede ser más corta que en una colectomía abierta. Sin embargo, este tipo de
cirugía requiere de un especialista, además, puede no ser la mejor opción para todos los
pacientes. Si está considerando este tipo de cirugía, asegúrese de buscar un cirujano
adiestrado que haya practicado muchas de estas operaciones.

En general, las tasas de supervivencia y las probabilidades de que el cáncer regrese son en
gran parte las mismas entre una colectomía abierta y una colectomía asistida por
laparoscopia.

Si el colon está obstruido:

Cuando un tumor canceroso causa una obstrucción en el colon, por lo general ocurre
lentamente provocando con el tiempo que la persona enferme gravemente. En casos como
este, puede que se coloque una endoprótesis antes de realizar la cirugía. Este dispositivo
denominado stent, consiste de un tubo hueco ya sea de metal o de plástico que el médico
puede introducir en el colon y a través de la obstrucción mediante un colonoscopio. Este
tubo hace que el colon permanezca despejado y alivia el bloqueo para ayudarle a prepararse
para la cirugía.

Si no es posible colocar una endoprótesis en un colon obstruido o si el tumor ha perforado


el colon, puede que se requiera hacer una cirugía inmediatamente. Por lo general, éste es el
mismo tipo de colectomía que se realiza para extraer el cáncer, pero en lugar de reconectar
los segmentos del colon restante, el extremo superior se adhiere a una abertura (estoma) en
la piel del abdomen. Los residuos fecales son desechados a través de esta abertura. A este
procedimiento se le llama colostomía y por lo general solo se requiere durante un plazo
breve. En lugar del colon, a veces se conecta un extremo del intestino delgado (íleon) a un
estoma en la piel. A esto se le llama ileostomía. En ambos casos se adhiere una bolsa
recolectora al estoma para almacenar los desechos.

Una vez que el paciente se recupera, se realizará otra operación (conocida como colostomía
inversa o ileostomía inversa) para adherir nuevamente los extremos del colon o para adherir
el íleon al colon. En raras ocasiones, si no se puede extirpar un tumor o colocar un tubo
(stent), es posible que necesite una colostomía o una ileostomía permanente.

Cirugía contra la propagación del cáncer de colon:

Algunos pacientes tienen cáncer de colon que se ha propagado hacia otras partes del
cuerpo, además del tumor que está obstruyendo el colon. En tal caso, puede que se realice
una cirugía para aliviar la obstrucción sin extraer la parte del colon que contiene el cáncer.
En lugar de ello, el colon se corta por encima del tumor y se adhiere a un estoma (una
abertura en la piel del abdomen) para permitir que las heces fecales salgan del cuerpo. Esta
operación se llama colostomía de derivación. A menudo puede ayudar al paciente a
recuperarse lo suficiente como para iniciar otros tratamientos (como la quimioterapia).

Efectos secundarios de la cirugía del colon:

Los posibles riesgos y efectos secundarios de la cirugía dependen de varios factores,


incluyendo la extensión de la operación y su salud general antes de la cirugía. Los
problemas que surgen durante o poco después de la operación pueden incluir sangrado,
infecciones y coágulos en las piernas.

Al despertar tras la cirugía, habrá algo de dolor y probablemente se necesitará de


medicamentos contra el dolor durante varios días. Durante los primeros días, es posible que
usted no pueda comer o tal vez solo le permitan consumir algo de líquidos, ya que el colon
necesita tiempo para recuperarse. La mayoría de la gente puede volver a comer alimento
sólido después de unos cuantos días.

Rara vez, puede que las nuevas conexiones entre los extremos del colon no logren adherirse
originándose una fuga. Esto puede rápidamente generar un grave dolor abdominal, fiebre y
una sensación de endurecimiento en la región estomacal. Puede que una fuga menor impida
la evacuación de los intestinos, que se tenga pérdida del apetito y que no sea posible la
recuperación tras la cirugía. Una fuga puede resultar en infecciones y puede que se requiera
de cirugía para solucionar este problema. También es posible que la incisión en el abdomen
se abra causando una herida abierta que demande de atención especial para que cicatrice.
Después de la cirugía, usted puede presentar tejido cicatricial en el abdomen que cause que
algunos órganos o tejidos se adhieran entre sí. Estos tejidos cicatriciales son denominados
adherencias. Normalmente los intestinos pueden deslizarse con libertad dentro del cuerpo.
En raras ocasiones, las adherencias pueden ocasionar que los intestinos se tuerzan pudiendo
incluso bloquear los intestinos. Esto provoca dolor e inflamación en el estómago que a
menudo empeora después de comer. Puede que se requiera de otra operación para eliminar
el tejido cicatricial.

Colostomía o ileostomía:

Algunas personas necesitan una colostomía (o ileostomía) temporal o permanente después


de la cirugía. Puede que tome tiempo acostumbrarse a esto y es posible que se requiera
hacer algunos ajustes en el estilo de vida. Si se le hizo una colostomía o una ileostomía,
usted necesitará ayuda para aprender cómo manejarla. Las enfermeras especialmente
capacitadas en ostomías o los terapeutas enterostomales pueden ayudarle. Por lo general,
estos profesionales de la salud lo visitarán en el hospital antes de la operación para hablar
sobre la ostomía y marcar el lugar de la abertura. Después de la operación, puede que lo
visiten en su casa o que se reúnan en un centro de atención ambulatoria para proveerle más
capacitación. Puede que también haya grupos de apoyo para personas con ostomías a los
que pueda acudir. Esta es una forma útil de aprender de personas que han vivido esta
experiencia en persona.

*Artritis reumatoidea.

La artritis reumatoide es un trastorno inflamatorio crónico que puede afectar no solo tus
articulaciones. En algunas personas, el trastorno también puede dañar una gran variedad de
sistemas el cuerpo, como la piel, los ojos, los pulmones, el corazón y los vasos sanguíneos.

La artritis reumatoide es un trastorno autoinmunitario que se produce cuando el sistema


inmunitario ataca por error los tejidos del cuerpo.

A diferencia del desgate que provoca la artrosis, la artritis reumatoide afecta el


revestimiento de las articulaciones, lo que produce una hinchazón dolorosa que, finalmente,
puede causar erosión ósea y deformidad de la articulación.

La inflamación asociada a la artritis reumatoide es lo que puede dañar también otras partes
del cuerpo. Si bien los tipos nuevos de medicamentos han mejorado considerablemente las
opciones terapéuticas, la artritis reumatoide grave puede seguir causando discapacidades
físicas.
En la artritis reumatoide, el sistema inmunológico del cuerpo ataca a sus propios tejidos,
incluidas las articulaciones. En algunos casos graves, ataca a los órganos internos.

La artritis reumatoide afecta el revestimiento de las articulaciones y causa una inflamación


dolorosa. Con el tiempo, la inflamación asociada con la artritis reumatoide puede provocar
la erosión del hueso y la deformidad de las articulaciones.

Síntomas:

Los signos y síntomas de la artritis reumatoide pueden incluir los siguientes:

-Articulaciones doloridas, calientes e hinchadas.

-Rigidez de las articulaciones que generalmente empeora a la mañana y después de un


tiempo de inactividad.

-Fatiga, fiebre y pérdida de peso.

La artritis reumatoide temprana suele afectar las articulaciones más pequeñas primero,
particularmente las articulaciones que unen los dedos con las manos y los pies.

A medida que la enfermedad avanza, los síntomas suelen propagarse a las muñecas, las
rodillas, los tobillos, los codos, las caderas y los hombros. En la mayoría de los casos, los
síntomas aparecen en las mismas articulaciones en ambos lados del cuerpo.

Alrededor del 40 por ciento de las personas que tienen artritis reumatoide también
experimentan signos y síntomas que no están relacionados con las articulaciones. La artritis
reumatoide puede afectar muchas estructuras diferentes de las articulaciones, por ejemplo,
las siguientes:

*Piel.

*Ojos.

*Pulmones

*Corazón

*Riñones.
*Glándulas salivales.

*Tejido nervioso.

*Médula ósea.

*Vasos sanguíneos.

Los signos y síntomas de la artritis reumatoide pueden variar en gravedad y también pueden
aparecer y desaparecer. Los períodos de mayor actividad de la enfermedad, llamados brotes
o exacerbaciones, se alternan con períodos de una remisión relativa, en los que la hinchazón
y el dolor se atenúan o desaparecen. Con el tiempo, la artritis reumatoide puede hacer que
las articulaciones se deformen y se salgan de lugar.

Causas:

La artritis reumatoide se produce cuando tu sistema inmunitario ataca el sinovio, el


revestimiento de las membranas que envuelven las articulaciones.

La inflamación que esto produce engrosa el sinovio, lo cual, con el tiempo, puede destruir
el cartílago y el hueso que están dentro de la articulación.

Los tendones y ligamentos que mantienen unida la articulación se debilitan y se estiran.


Gradualmente, la articulación pierde su forma y su alineación.

Los médicos no saben qué dispara este proceso, pero parecería ser probable que haya un
componente genético. Si bien los genes no provocan realmente artritis reumatoide, pueden
hacer que la persona sea más vulnerable a los factores ambientales —tales como la
infección por determinados virus y bacterias—, que pueden disparar la enfermedad.

Factores de riesgo:

Los factores que pueden aumentar el riesgo de artritis reumatoide incluyen los siguientes:

-Sexo. Las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de padecer artritis
reumatoide.

-Edad. La artritis reumatoide puede producirse a cualquier edad, pero suele comenzar
entre los 40 y los 60 años de edad.

-Antecedentes familiares. Si un miembro de tu familia tiene artritis reumatoide, podrías


presentar un riesgo mayor de padecer la enfermedad.
-Tabaquismo. Fumar cigarrillos aumenta el riesgo de presentar artritis reumatoide,
particularmente si tienes una predisposición genética para contraer la enfermedad. Al
parecer, fumar está relacionado con una mayor gravedad de la enfermedad.

-Exposición ambiental. Si bien no es seguro que sea así y no se conoce mucho sobre el
tema, estar expuesto a algunos elementos tales como el asbesto o el sílice podría aumentar
el riesgo de presentar artritis reumatoide. Los profesionales de emergencias que estuvieron
expuestos a polvos del derrumbe del World Trade Center tienen mayor riesgo de padecer
enfermedades autoinmunitarias, tales como la artritis reumatoide.

-Obesidad. Las personas con sobrepeso u obesidad parecen tener un riesgo ligeramente
mayor de padecer artritis reumatoide, especialmente en las mujeres a las que se les
diagnosticó la enfermedad a los 55 años o antes.

Complicaciones:

La artritis reumatoide aumenta el riesgo de desarrollar las siguientes enfermedades:

-Osteoporosis. La artritis reumatoide en sí, junto con algunos medicamentos que se


emplean para tratarla, pueden incrementar el riesgo de osteoporosis, una afección que
debilita los huesos y los hace más propensos a fracturarse.

-Nódulos reumatoides. Estos bultos duros de tejido en general se forman alrededor de los
puntos de presión, como los codos. Sin embargo, pueden formarse en cualquier parte del
cuerpo, incluso en los pulmones.

-Boca y ojos secos. Las personas que padecen artritis reumatoide son mucho más
propensas a desarrollar el síndrome de Sjogren, que disminuye la cantidad de humedad en
los ojos y en la boca.

-Infecciones. La enfermedad en sí y muchos de los medicamentos que se usan para


combatirla pueden alterar el sistema inmunitario, lo cual conlleva un mayor nivel de
infecciones.

-Composición anormal del cuerpo. La proporción de grasa comparada con la masa magra
es, a menudo, mayor en las personas que padecen artritis reumatoide, incluso en quienes
tienen un índice de masa corporal normal.

-Síndrome del túnel carpiano. Si la artritis reumatoide te afecta las muñecas, la


inflamación puede comprimir el nervio que inerva la mayor parte de la mano y los dedos.

-Problemas del corazón. La artritis reumatoide puede incrementar el riesgo de que las
arterias se endurezcan y se obstruyan, además de que el saco que recubre al corazón se
inflame.
-Enfermedad pulmonar. El riesgo de inflamación y cicatrización del tejido pulmonar es
mayor para las personas que tienen artritis reumatoide. Esto puede derivar en una dificultad
progresiva para respirar.

-Linfoma. La artritis reumatoide incrementa el riesgo de linfoma, un grupo de cáncer de


sangre que se desarrolla en el sistema linfático.

Diagnóstico:

Puede ser difícil diagnosticar la artritis reumatoide en sus etapas iniciales debido a que los
primeros signos y síntomas son iguales que los de muchas otras enfermedades. No existe un
único análisis de sangre ni hallazgo físico que permitan confirmar el diagnóstico.

Durante la exploración física, el médico comprobará si hay hinchazón, enrojecimiento y


calor en las articulaciones. También puede examinar los reflejos y la fuerza muscular.

Análisis de sangre:

Las personas con artritis reumatoide suelen tener una velocidad elevada de
eritrosedimentación o proteína C reactiva, lo cual puede indicar la presencia de un proceso
inflamatorio en el cuerpo. Otros análisis de sangre frecuentes buscan detectar anticuerpos
reumatoides y anticuerpos antipéptidos cíclicos citrulinados.

Pruebas de diagnóstico por imágenes:

Tu médico podría recomendar realizar radiografías para ayudar a hacer un seguimiento de


la progresión de la artritis reumatoide en tus articulaciones con el tiempo. Las RM y las
ecografías pueden ayudar al médico a determinar la gravedad de la enfermedad en tu
cuerpo.

Tratamiento:

No existe cura para la artritis reumatoide. Sin embargo, según descubrimientos recientes, es
más probable que haya una remisión de los síntomas cuando el tratamiento se inicia
precozmente e incluye medicamentos fuertes conocidos como «fármacos antirreumáticos
modificadores de la enfermedad».

Medicamentos:

El tipo de medicamentos que te recomiende el médico depende de la gravedad de tus


síntomas y del tiempo que has tenido artritis reumatoide.
-Medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE). Los medicamentos
antiinflamatorios no esteroides (AINE) pueden aliviar el dolor y reducir la inflamación.
Entre los AINE de venta libre, se incluyen el ibuprofeno (Advil, Motrin IB) y el naproxeno
sódico (Aleve). Los AINE más fuertes se venden con receta. Los efectos secundarios que
pueden manifestarse son zumbido en los oídos, irritación estomacal, problemas cardíacos, y
daños hepáticos y renales.

-Esteroides. Los corticoesteroides, como la prednisona, reducen la inflamación y el dolor


y retrasan el daño articular. Entre sus efectos secundarios, pueden mencionarse
adelgazamiento de los huesos, aumento de peso y diabetes. A menudo, los médicos indican
corticoesteroides para aliviar síntomas agudos, con el fin de disminuir la dosis
gradualmente.

-Fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad. Estos fármacos pueden


retrasar la evolución de la artritis reumatoide y evitar que las articulaciones y demás tejidos
sufran daños permanentes. Entre los más comunes, se incluyen el metotrexato (Trexall,
Otrexup, Rasuvo), la leflunomida (Arava), la hidroxicloroquina (Plaquenil) y la
sulfasalazina (Azulfidine).

Los efectos secundarios varían, pero pueden incluir daño hepático, supresión de médula
ósea e infecciones pulmonares graves.

-Agentes biológicos. También conocidos como «modificadores de la respuesta


biológica», esta clase más nueva de fármacos antirreumáticos modificadores de la
enfermedad incluyen abatacept (Orencia), adalimumab (Humira), anakinra (Kineret),
certolizumab (Cimzia), etanercept (Enbrel), golimumab (Simponi), infliximab (Remicade),
rituximab (Rituxan), tocilizumab (Actemra) y tofacitinib (Xeljanz).

Estos fármacos pueden dirigirse a partes del sistema inmunitario que desencadenan
inflamación, la cual provoca daños en los tejidos y en las articulaciones. También aumentan
el riesgo de infecciones.

Los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad biológica en general son


más eficaces cuando se los combina con fármacos antirreumáticos modificadores de la
enfermedad no biológica, como el metotrexato.

Terapia:

El médico podría enviarte a un fisioterapeuta o a un terapeuta ocupacional que pueda


enseñarte ejercicios para ayudar a mantener flexibles las articulaciones. El terapeuta
también podría sugerir maneras nuevas de realizar las tareas cotidianas, lo cual reducirá el
esfuerzo de tus articulaciones. Por ejemplo, si te duelen los dedos, podrías levantar un
objeto usando los antebrazos.
Los dispositivos de asistencia pueden ayudarte a evitar exigir las articulaciones que te
duelen. Por ejemplo, un cuchillo de cocina con un mango tipo sierra ayuda a proteger las
articulaciones de los dedos y la muñeca. Algunas herramientas, tales como los ganchos para
botones, pueden ayudarte a la hora de vestirte. Puedes buscar ideas en catálogos y tiendas
de suministros médicos.

Cirugía:

Si los medicamentos no logran prevenir o lentificar el daño en las articulaciones, puedes


analizar con tu médico la posibilidad de realizar una cirugía para reparar las articulaciones
dañadas. La cirugía podría ayudarte a recuperar la capacidad de usar la articulación.
También puede reducir el dolor y corregir las deformidades.

La cirugía para artritis reumatoide puede involucrar uno o más de los siguientes
procedimientos:

-Sinovectomía. Cirugía para eliminar el sinovio (revestimiento de la articulación)


inflamado. Es posible realizar sinovectomía de las rodillas, los codos, las muñecas, los
dedos y las caderas.

-Reparación de tendón. La inflamación y el daño en la articulación pueden hacer que los


tendones que rodean la articulación se aflojen o se rompan. El cirujano podría reparar los
tendones que rodean la articulación.

-Fusión de articulaciones. Puede ser recomendable fusionar quirúrgicamente una


articulación para estabilizar o realinear una articulación, así como para aliviar el dolor
cuando no es posible el reemplazo articular.

-Remplazo total de articulación. Durante una cirugía de reemplazo articular, el cirujano


retira las partes dañadas de la articulación e inserta una prótesis de metal o plástico.

La cirugía conlleva el riesgo de sufrir sangrado, infección y dolor.

*Teratoma.

El teratoma es un tumor de origen embrionario formado por varios tipos celulares.


Normalmente aparecen en los ovarios de la mujer, aunque también es posible encontrarlos
en varones o niños en los testículos o localizaciones diversas.
El teratoma está formado por tejidos o componentes de órganos que provienen de las 3
capas germinales del embrión, que son el endodermo, el mesodermo y el ectodermo. Por
esta razón, es posible que el teratoma contenga varios tipos de tejidos, como pelo, dientes,
huesos, cartílagos, etc., dando un aspecto de “monstruo” a este tipo de tumor.

Definición:

El término teratoma proviene del griego y su significado es tumor monstruoso. Esta


terminología se debe a la aparición de gran variedad de tipos celulares dentro del tumor,
como ya se ha comentado, por su origen en las células madre pluripotentes del embrión.

Las células madre pluripotentes son aquellas que no son capaces de formar un organismo
completo, pero sí pueden dar lugar a todo tipo de células y tejidos correspondientes a los
tres linajes embrionarios (endodermo, ectodermo y mesodermo).

El aspecto monstruoso de estos tumores hace que multitud de gente sienta pavor al ver las
fotos de los teratomas.

Los teratomas son normalmente tumores benignos, llamados también teratomas maduros.
También hay casos en los que aparecen teratomas malignos y se conocen con el nombre de
teratomas inmaduros.

En las mujeres, el teratoma ovárico o teratoma quístico es el tumor que se presenta con más
frecuencia en menores de 45 años y es de naturaleza benigna.

Por otra parte, el teratoma maligno se suele desarrollar más frecuentemente en hombres que
en mujeres y su localización habitual suele ser en el tórax (teratoma mediastinal).

Tipos:

Como hemos dicho en el apartado anterior, existen dos tipos principales de teratomas:

Teratoma maduro o benigno:

Se presenta generalmente en mujeres en edad fértil y también se conoce con el nombre de


quiste dermoide. Representa el 10-20% de los casos de neoplasia en el ovario.

Estos tumores son de crecimiento lento. Su tamaño medio se sitúa entre los 5 y los 15 cm,
aunque pueden llegar a medir 45 cm.

El teratoma maduro es el tumor ovárico que más problemas puede dar durante la
gestación.
Normalmente, son unilaterales y dominan en el ovario derecho, aunque en un 15% de los
casos se puede presentar de forma bilateral en ambos ovarios. También es posible encontrar
más de un quiste en el mismo ovario.

Otras localizaciones más raras de los teratomas maduros en los adultos son las siguientes:
cráneo, mediastino, retroperitoneo, mesenterio y región sacrococcígea.

Teratoma inmaduro o maligno:

Los teratomas inmaduros son poco frecuentes pero potencialmente cancerosos. Por lo
general, se presentan en niñas y jóvenes menores de 18 años, aunque es más frecuente
encontrarlo en hombres de 20 a 40 años.

Este tipo de tumor tiene un aspecto sólido, a veces necrosado, y está compuesto de tejidos
embrionarios inmaduros tales como tejido conectivo (el que dará lugar al cartílago o
hueso), vías respiratorias y cerebro. Aun siendo pequeño, si se compone de tejidos
inmaduros se debe considerar maligno.

La necrosis hace referencia a la degeneración de un tejido u órgano debido a la muerte de


sus células.

Se distinguen diferentes grados según la gravedad y lo extendido que esté el tumor. Cuando
el teratoma no se ha extendido más allá del ovario, su tratamiento consiste en la extirpación
del propio ovario.

El pronóstico dependerá del tamaño del teratoma, de su localización, de lo extendido que


esté y de la edad de la paciente.

Causas y síntomas:

La causa principal de la formación de un teratoma es un desarrollo anormal del tejido del


embrión en algún punto.

A continuación, vamos a comentar algunos síntomas más frecuentes en función del tipo de
tumor:

-Teratoma ovárico maduro: generalmente asintomático. Puede causar dolor de pelvis, dolor
en las relaciones sexuales, infertilidad o metrorragia (sangrado vaginal anormal).

-Teratoma testicular: si es benigno es asintomático. El dolor en el testículo puede indicar


malignidad.

-Teratoma sacrococcígeo: si está situado en el perineo, causa molestias al orinar o defecar.

-Teratoma maduro del mediastino: puede comprimir órganos y afectar al funcionamiento


del cuerpo por su localización cercana al corazón y pulmones.
Existen otros tipos de teratomas con diferentes síntomas. Sin embargo, éstos son muy
extraños y aparecen en un porcentaje muy pequeño de la población.

Diagnóstico:

Es muy difícil palpar estos tumores por vía abdominal. Por tanto, su diagnóstico suele de
manera accidental en un control rutinario o durante una intervención quirúrgica como una
cesárea. Esta es la razón del gran tamaño de los teratomas ya que, en la mayoría de casos,
no es posible un diagnóstico precoz.

Se confirma la localización en el ovario mediante ecografía abdominal o pelviana, donde se


observa dentro del ovario un tejido de color más blanquecino. El aspecto ecográfico de
estos tumores dependerá del tamaño, localización y calcificación (acumulación de calcio)
que presenten, al igual que de la naturaleza de los tejidos que contenga.

En ocasiones, una resonancia magnética de la pelvis puede ayudar a realizar el diagnóstico.


Además, debe hacerse un análisis de sangre para confirmar la presencia de la hormona
beta-hCG.

Para confirmar el diagnóstico de malignidad de este tumor es necesario un análisis


histológico, es decir, el análisis de los tejidos que lo componen.

Tratamiento:

El tratamiento de elección es la cirugía. En el caso de que el teratoma sea maligno, la


cirugía debe ir acompañada de quimioterapia.

En los teratomas maduros, la técnica menos invasiva utilizada para extirpar el tumor es la
laparoscopia. Sin embargo, en casos de teratomas inmaduros se puede utilizar también la
laparotomía (cirugía a través del abdomen).

Puesto que muchas de las pacientes están todavía en edad fértil, es importante que en las
intervenciones se evite dejar secuelas como las adherencias pélvicas, que pueden producir
infertilidad.

En casos más complicados, donde puede ser necesaria la extirpación de los ovarios
(ooforectomía), el especialista puede considera la opción de extraer solo parte del ovario
para mantener la función ovárica de la mujer.

Por último, cuando es necesario extirpar ambos ovarios, la mujer puede seguir manteniendo
su útero para poder tener hijos en un futuro a través de la ovodonación.

Complicaciones:
Entre las complicaciones derivadas de la presencia de un teratoma en el ovario podemos
encontrar las siguientes:

-Torsión de un teratoma ovárico de 10 cm o más, lo que puede provocar una hemorragia.

-Ruptura del tumor o quiste provocando una peritonitis crónica, infección, adhesiones y
compresión de los órganos yuxtapuestos.

-En teratomas malignos, su diseminación por todo el cuerpo puede complicar su extirpación
y pronóstico.

En cualquier caso, se recomienda seguir las instrucciones de los médicos especialistas


como ginecólogos y oncólogos para que los síntomas no den lugar a problemas mayores.

¿Qué es un teratoma fetiforme?:

Un teratoma fetiforme es un tipo especial de teratoma similar a un feto malformado, en el


cual el tejido está bien diferenciado. Suele presentarse en el ovario y ser de tipo maduro,
pero su aparición es muy rara.

*Enfermedad de Parkinson.

Descripción general:

La enfermedad de Parkinson es una enfermedad progresiva del sistema nervioso que afecta
el movimiento. Los síntomas comienzan gradualmente. A veces, comienza con un temblor
apenas perceptible en una sola mano. Los temblores son habituales, aunque la enfermedad
también suele causar rigidez o disminución del movimiento.

En las etapas iniciales de la enfermedad de Parkinson, el rostro puede tener una expresión
leve o nula. Es posible que los brazos no se balanceen cuando caminas. El habla puede
volverse suave o incomprensible. Los síntomas de la enfermedad de Parkinson se agravan a
medida que esta progresa con el tiempo.

A pesar de que la enfermedad de Parkinson no tiene cura, los medicamentos podrían


mejorar notablemente los síntomas. En ocasiones, el médico puede sugerir realizar una
cirugía para regular determinadas zonas del cerebro y mejorar los síntomas.

Síntomas:

Los signos y síntomas de la enfermedad de Parkinson pueden ser diferentes para cada
persona. Los primeros signos pueden ser leves y pasar desapercibidos. A menudo, los
síntomas comienzan en un lado del cuerpo y usualmente continúan empeorando en ese
lado, incluso después de que los síntomas comienzan a afectar a ambos lados.
Los signos y síntomas de la enfermedad de Parkinson pueden incluir los siguientes:

-Temblores. Un temblor, o sacudida, generalmente comienza en una extremidad, a


menudo en la mano o los dedos. Puedes frotar el pulgar y el índice hacia adelante y hacia
atrás, lo que se conoce como un temblor de rodamiento de la píldora. Tu mano puede
temblar cuando está en reposo.

-Movimiento lento (bradicinesia). Con el tiempo, la enfermedad de Parkinson puede


retardar tu movimiento, haciendo que las tareas simples sean difíciles y lleven más tiempo.
Puede que tus pasos sean más cortos cuando caminas. Puede resultar difícil levantarte de la
silla. Puede que arrastres los pies mientras intentas caminar.

-Rigidez muscular. La rigidez muscular puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo. Los
músculos rígidos pueden ser dolorosos y limitar tu posibilidad de movimiento.

-Alteración de la postura y el equilibrio. La postura puede volverse encorvada o puedes


tener problemas de equilibrio como consecuencia de la enfermedad de Parkinson.

-Pérdida de los movimientos automáticos. Es posible que tengas una capacidad reducida
para realizar movimientos inconscientes, como parpadear, sonreír o balancear los brazos
cuando caminas.

-Cambios en el habla. Puedes hablar suavemente, rápidamente, insultar o dudar antes de


hablar. Tu discurso puede ser más monótono debido a la falta de las inflexiones habituales.

-Cambios en la escritura. Puede resultarte más difícil escribir y tu letra puede parecer
pequeña.

Causas:

En la enfermedad de Parkinson, algunas células nerviosas (neuronas) en el cerebro se


descomponen o mueren gradualmente. Muchos de los síntomas obedecen a una pérdida de
las neuronas que producen dopamina, una especie de mensajero químico en el cerebro.
Cuando los niveles de dopamina disminuyen, se genera una anomalía en la actividad
cerebral, lo que causa los síntomas de la enfermedad de Parkinson.

Se desconoce la causa de la enfermedad de Parkinson, pero varios factores parecen influir,


como los siguientes:

-Genética. Los investigadores han identificado mutaciones genéticas específicas que


pueden causar enfermedad de Parkinson. Sin embargo, estas son poco comunes, salvo
algunos casos en que muchos miembros de la familia padecen enfermedad de Parkinson.
No obstante, ciertas variaciones genéticas parecen aumentar el riesgo de tener enfermedad
de Parkinson, pero con un riesgo relativamente menor de la enfermedad de Parkinson para
cada uno de estos marcadores genéticos.

-Desencadenantes ambientales. La exposición a ciertas toxinas o factores ambientales


puede aumentar el riesgo de tener la enfermedad de Parkinson en el futuro, pero el riesgo es
relativamente menor.

Los investigadores también han observado que se producen muchos cambios en el cerebro
de las personas con la enfermedad de Parkinson, aunque no resulta claro por qué ocurren
estos cambios. Entre estos cambios se incluyen los siguientes:

-La presencia de cuerpos de Lewy. Las masas de sustancias específicas dentro de las
células cerebrales son marcadores microscópicos de la enfermedad de Parkinson. Estas
masas se llaman cuerpos de Lewy, y los investigadores creen que estos cuerpos de Lewy
contienen un indicio importante de la causa de la enfermedad de Parkinson.

-Dentro de los cuerpos de Lewy se encuentra la alfa-sinucleína. Si bien se encuentran


muchas sustancias en los cuerpos de Lewy, los científicos creen que una sustancia
importante es la proteína natural y generalizada, llamada alfa-sinucleína (a-sinucleína). Se
encuentra en todos los cuerpos de Lewy en forma de una masa que las células no pueden
descomponer. Actualmente, esta sustancia es un foco importante entre los investigadores de
la enfermedad de Parkinson.

Factores de riesgo:

Entre los factores de riesgo de la enfermedad de Parkinson se incluyen los siguientes:

-La edad. Los adultos jóvenes rara vez padecen la enfermedad de Parkinson.
Originalmente comienza en etapas medias o avanzadas de la vida, y los riesgos aumentan
con la edad. Las personas normalmente manifiestan la enfermedad alrededor de los 60 años
de edad en adelante.

-Predisposición genética. Tener un pariente cercano que sufra la enfermedad de


Parkinson aumenta las probabilidades de que desarrolles la enfermedad. Sin embargo, los
riesgos son aún pequeños a menos que tengas muchos parientes en tu familia con
enfermedad de Parkinson.

-Sexo. Los hombres son más propensos a desarrollar la enfermedad de Parkinson que las
mujeres.

-Exposición a toxinas. La exposición constante a herbicidas y pesticidas puede aumentar


ligeramente el riesgo de enfermedad de Parkinson.
Complicaciones:

La enfermedad de Parkinson a menudo está acompañada de estos problemas adicionales,


que pueden tratarse:

-Dificultad para pensar. Es posible que tengas problemas cognitivos (demencia) y


dificultad para pensar. Esto suele suceder en las etapas más avanzadas de la enfermedad de
Parkinson. Tales problemas cognitivos no suelen responder a los medicamentos.

-Depresión y cambios emocionales. Es posible que tengas depresión, en ocasiones en las


primeras etapas. El tratamiento para la depresión puede facilitar la forma de lidiar con otras
dificultades ocasionadas por la enfermedad de Parkinson.

También es posible sufrir otros cambios emocionales, como miedo, ansiedad o pérdida
de la motivación. Los médicos pueden prescribir medicamentos para tratar estos síntomas.

-Problemas para tragar. Es posible que se desarrollen dificultades para tragar a medida
que evoluciona la enfermedad. La saliva puede acumularse en la boca a causa de la forma
lenta de tragar, y así se produce el babeo.

-Problemas para masticar y comer. La enfermedad de Parkinson en etapas avanzadas


afecta los músculos de la boca, por lo cual se dificulta la masticación. Esto puede ocasionar
atragantamientos y desnutrición.

-Problemas para dormir y trastornos del sueño. Las personas con enfermedad de
Parkinson a menudo tienen problemas para dormir, que incluyen el despertar
frecuentemente durante la noche, despertar temprano o quedarse dormidos durante el día.
También es posible que presenten un trastorno de comportamiento de sueño de movimiento
ocular rápido, en el cual se actúan los sueños. Algunos medicamentos pueden ayudar a
tratar los problemas del sueño.

-Problemas con la vejiga. La enfermedad de Parkinson puede ocasionar problemas en la


vejiga que incluyen la incapacidad de contener la orina o tener problemas para orinar.

-Estreñimiento. Muchas personas con enfermedad de Parkinson manifiestan


estreñimiento, principalmente porque su sistema digestivo funciona más lento.

Es posible que también te suceda lo siguiente:

-Cambios en la presión arterial. Quizás te sientas mareado o aturdido cuando te pones de


pie a causa de una disminución de la presión arterial de repente (hipotensión ortostática).
-Disfunción del olfato. Es posible que tengas problemas con el sentido del olfato. Quizás
tengas dificultad para identificar algunos olores o para diferenciarlos.

-Cansancio. Muchas personas con enfermedad de Parkinson pierden la energía y sienten


fatiga, en especial al final del día. Se suele desconocer la causa.

-Dolor. Algunos pacientes con enfermedad de Parkinson presentan dolor, ya sea en áreas
específicas o en todo el cuerpo.

-Disfunción sexual. En algunos casos, los pacientes que tienen la enfermedad de


Parkinson notan una disminución del deseo sexual o en el rendimiento sexual.

Prevención:

Debido a que se desconoce la causa de la enfermedad de Parkinson, las maneras probadas


para prevenirla también son un misterio.

En algunas investigaciones se ha demostrado que el ejercicio aeróbico regular podría


reducir el riesgo de tener la enfermedad de Parkinson.

Otras investigaciones han demostrado que las personas que beben cafeína, que se encuentra
en el café, el té y las bebidas cola, presentan enfermedad de Parkinson con menos
frecuencia que las personas que no la consumen. Sin embargo, aún se desconoce si la
cafeína en realidad previene la enfermedad de Parkinson, o si está relacionada en algún
aspecto. En la actualidad, no existe evidencia suficiente para indicar que el consumo de
bebidas con cafeína tenga un efecto protector contra la enfermedad de Parkinson. El té
verde también está relacionado con un riesgo menor de tener la enfermedad de Parkinson.

Diagnóstico:

No hay una prueba específica para diagnosticar la enfermedad de Parkinson. El médico


especializado en las enfermedades del sistema nervioso (neurólogo) diagnosticará la
enfermedad de Parkinson basándose en tu historia clínica, una revisión de tus signos y
síntomas, y un examen físico y neurológico. El médico puede sugerir una tomografía
computarizada por emisión monofotónica denominada exploración del transportador de
dopamina. Si bien esto puede ayudar a respaldar la sospecha de que tienes la enfermedad de
Parkinson, los síntomas y el examen neurológico son los que determinan, en definitiva, el
diagnóstico correcto. En la mayoría de las personas, no se precisa una exploración del
transportador de dopamina.

El médico puede solicitar análisis de laboratorio, como análisis de sangre, para descartar
otras enfermedades que puedan causar los síntomas.
Se pueden realizar algunas pruebas de diagnóstico por imágenes (como resonancias
magnéticas, tomografías computarizadas, ecografías del cerebro y tomografías por emisión
de positrones) para descartar otros trastornos. Las pruebas de diagnóstico por imágenes no
son especialmente útiles para diagnosticar la enfermedad de Parkinson.

Además del examen, el médico puede darte carbidopa-levodopa (Rytary, Sinemet, otros),
un medicamento para la enfermedad de Parkinson. Debes recibir una dosis suficiente para
percibir el beneficio, ya que las dosis bajas por uno o dos días no resultan confiables. Una
mejoría considerable con este medicamento generalmente confirmará el diagnóstico de
enfermedad de Parkinson.

A veces lleva tiempo diagnosticar la enfermedad de Parkinson. Los médicos pueden


recomendar consultas de seguimiento periódicas con neurólogos especializados en
trastornos del movimiento para evaluar tu enfermedad y tus síntomas a lo largo del tiempo
y diagnosticar la enfermedad de Parkinson.

Tratamiento:

La enfermedad de Parkinson no tiene cura, pero los medicamentos pueden ayudar a


controlar los síntomas, generalmente en forma notable. En algunos casos avanzados, se
puede recomendar una cirugía.

El médico también puede recomendar algunos cambios de estilo de vida, especialmente,


ejercicios aeróbicos constantes. En algunos casos, la fisioterapia que se centra en el
equilibrio y la elongación también es importante. Un patólogo del habla y del lenguaje
puede ayudar a mejorar los problemas del habla.

Medicamentos:

Los medicamentos pueden ayudarte a controlar problemas para caminar, relacionados con
el movimiento y temblores. Estos medicamentos aumentan o reemplazan la dopamina.

Las personas que padecen la enfermedad de Parkinson tienen concentraciones bajas de


dopamina en el cerebro. Sin embargo, la dopamina no se puede administrar directamente,
ya que no puede ingresar al cerebro.

Después de comenzar el tratamiento de la enfermedad de Parkinson, tus síntomas pueden


mejorar considerablemente. Sin embargo, con el tiempo, los beneficios de los
medicamentos con frecuencia disminuyen o se vuelven menos constantes. Generalmente,
aun así puedes controlar tus síntomas bastante bien.

Estos son algunos de los medicamentos que tu médico puede recetarte:


*Carbidopa-levodopa. La levodopa, el medicamento más eficaz contra la enfermedad de
Parkinson, es una sustancia química natural que ingresa al cerebro y se convierte en
dopamina.

La levodopa se combina con la carbidopa (Lodosyn), que evita la conversión prematura de


la levodopa en dopamina fuera del cerebro. Esto previene o disminuye los efectos
secundarios, como las náuseas.

Los efectos secundarios pueden incluir náuseas o aturdimiento (hipotensión ortostática).

Después de algunos años, a medida que la enfermedad avanza, el beneficio de la levodopa


puede volverse menos estable, con una tendencia a fluctuar (“deja de tener efecto”).

Además, puedes experimentar movimientos involuntarios (discinesia) después de consumir


dosis más altas de levodopa. El médico podría disminuir tu dosis o modificar los horarios
de tus dosis para controlar estos efectos.

Infusión de carbidopa-levodopa. La Duopa es un medicamento de marca compuesto por


carbidopa y levodopa. Sin embargo, se administra a través de una sonda de alimentación
que suministra el medicamento en forma de gel directamente al intestino delgado.

La Duopa se administra a pacientes en etapas más avanzadas de la enfermedad de


Parkinson, que todavía responden a la carbidopa y la levodopa, pero cuya respuesta tiene
muchas fluctuaciones. Debido a que la Duopa se administra de manera continua, los niveles
en sangre de los dos medicamentos se mantienen constantes.

La colocación de la sonda requiere un pequeño procedimiento quirúrgico. Los riesgos


relacionados con la sonda incluyen que la sonda se desprenda o que aparezcan infecciones
en la zona de infusión.

Agonistas de la dopamina. A diferencia de la levodopa, los agonistas de la dopamina no se


transforman en dopamina. En cambio, imitan los efectos de la dopamina en el cerebro.

No son tan eficaces como la levodopa para tratar los síntomas. Sin embargo, duran más
tiempo y pueden usarse con la levodopa para atenuar los efectos a menudo irregulares de la
levodopa.

Los agonistas de la dopamina son el pramipexol (Mirapex), el ropinirol (Requip) y la


rotigotina (Neupro, administrada como un parche). La apomorfina (Apokyn) es un agonista
de la dopamina inyectable de acción breve que se usa para proporcionar un alivio rápido.
Algunos de los efectos secundarios de los agonistas de la dopamina son similares a los
efectos secundarios de la carbidopa-levodopa. Pero también pueden incluir alucinaciones,
somnolencia y comportamientos compulsivos como hipersexualidad, adicción al juego y
exceso de apetito. Si tomas estos medicamentos y te comportas de una manera inusual para
ti, consulta con el médico.

Inhibidores de la enzima monoamino oxidasa tipo B (MAO-B). Estos medicamentos son la


selegilina (Eldepryl, Zelapar), la rasagilina (Azilect) y la safinamida (Xadago). Ayudan a
evitar la disolución de la dopamina en el cerebro, ya que inhiben la enzima monoamino
oxidasa tipo B (MAO-B). Esta enzima metaboliza la dopamina en el cerebro. Los efectos
secundarios pueden incluir náuseas o insomnio.

Cuando se suman a la carbidopa-levodopa, estos medicamentos aumentan el riesgo de


alucinaciones.

Estos medicamentos no suelen usarse en combinación con la mayoría de los antidepresivos


o determinados narcóticos debido a las reacciones potencialmente graves, aunque poco
frecuentes. Consulta con el médico antes de tomar cualquier otro medicamento con un
inhibidor de la enzima monoamino oxidasa tipo B.

Inhibidores de la catecol-O-metiltransferasa (COMT). La entacapona (Comtan) es el


principal medicamento de esta clase. Este medicamento prolonga moderadamente el efecto
del tratamiento con levodopa, dado que bloquea una enzima que disuelve la dopamina.

Los efectos secundarios, como un mayor riesgo de movimientos involuntarios (discinesia),


aparecen principalmente por un efecto potenciado de la levodopa. Otros efectos secundarios
son diarrea u otros efectos secundarios potenciados de la levodopa.

La tolcapona (Tasmar) es otro inhibidor de la catecol-O-metiltransferasa que suele recetarse


en muy pocos casos debido al riesgo de daño e insuficiencia renales graves.

Anticolinérgicos. Estos medicamos se usaron durante muchos años para ayudar a controlar
el temblor asociado a la enfermedad de Parkinson. Hay varios medicamentos
anticolinérgicos disponibles, como la benzatropina (Cogentin) o el trihexifenidilo.

Sin embargo, sus beneficios moderados suelen ser contrarrestados por los efectos
secundarios como alteración de la memoria, confusión, alucinaciones, estreñimiento,
sequedad en la boca y problemas para orinar.
Amantadina. Los médicos pueden recetar amantadina sola para brindar alivio a corto plazo
de los síntomas de la enfermedad de Parkinson leve y en etapa temprana. También puede
administrarse junto con el tratamiento de carbidopa-levodopa durante las etapas finales de
la enfermedad de Parkinson para controlar los movimientos involuntarios (discinesia)
inducidos por la carbidopa-levodopa.

Los efectos secundarios pueden comprender manchas moradas en la piel, hinchazón de los
tobillos o alucinaciones.

Procedimientos quirúrgicos:

Estimulación cerebral profunda. Cuando se realiza la estimulación cerebral profunda


(DBS), los cirujanos implantan electrodos en una parte específica del cerebro. Los
electrodos están conectados a un generador implantado en el pecho del paciente, cerca de la
clavícula, que envía impulsos eléctricos al cerebro y puede reducir los síntomas de la
enfermedad de Parkinson.

El médico quizás ajuste la configuración según sea necesario para el tratamiento de la


enfermedad. La cirugía tiene algunos riesgos, como la aparición de infecciones, accidentes
cerebrovasculares y hemorragia. Algunas personas tienen problemas con el sistema de
estimulación cerebral profunda o tienen complicaciones a causa de la estimulación, y es
posible que el médico deba ajustar o reemplazar algunas partes del sistema.

La estimulación cerebral profunda se ofrece más a menudo a aquellos pacientes con


enfermedad de Parkinson avanzada que tienen respuestas inestables al medicamento
(levodopa). La estimulación cerebral profunda puede estabilizar las fluctuaciones de los
medicamentos, reducir los movimientos involuntarios (discinesia), reducir los temblores y
la rigidez, y mejorar la lentitud de los movimientos.

La estimulación cerebral profunda es efectiva para el control de las respuestas erráticas y


fluctuantes a la levodopa, o para controlar las discinesias que no mejoran con los ajustes del
medicamento.

Sin embargo, la estimulación cerebral profunda no es útil para tratar aquellos problemas
que no responden a la terapia con levodopa, excepto los temblores. La estimulación
cerebral profunda puede controlar los temblores aún si estos no responden al medicamento
levodopa.

Aunque la estimulación cerebral profunda proporciona un beneficio sostenido sobre los


síntomas de la enfermedad de Parkinson, esta no evita que la enfermedad evolucione.

Qué esperar de tu médico:


Es probable que el médico te haga varias preguntas. Estar preparado para responderlas te
permitirá reservar tiempo para repasar los puntos en los que quieras detenerte. El médico
puede preguntarte lo siguiente:

¿Cuándo comenzaste a experimentar los síntomas?

¿Tienes síntomas todo el tiempo, o los síntomas se manifiestan y desaparecen?

¿Existe algo que haga que los síntomas mejoren?

¿Existe algo que haga que tus síntomas empeoren?

*Cáncer de Páncreas.

El cáncer pancreático es un tipo de cáncer que se origina en el páncreas. El cáncer se


origina cuando las células en el cuerpo comienzan a crecer en forma descontrolada.

El adenocarcinoma pancreático es el tipo de cáncer de páncreas más común. Los tumores


neuroendocrinos pancreáticos (NET) son un tipo menos frecuente y se abordan en Tumores
neuroendocrinos pancreáticos.

¿Dónde se inicia el cáncer pancreático?

El páncreas

El páncreas es un órgano que se encuentra detrás del estómago. Su forma se parece a la de


un pez, con cabeza ancha, cuerpo que va de ancho a delgado y una cola estrecha
puntiaguda. En los adultos, mide aproximadamente 6 pulgadas (15 centímetros) de
longitud y menos de 2 pulgadas (5 centímetros) de ancho.

La cabeza del páncreas está a la derecha del abdomen (vientre), detrás de donde se unen el
estómago y el duodeno (la primera parte del intestino delgado).

El cuerpo del páncreas está detrás del estómago.

La cola del páncreas está a la izquierda del abdomen, junto al bazo.

El tipo más común de cáncer pancreático, el adenocarcinoma del páncreas, se origina


cuando las células exocrinas en el páncreas empiezan a crecer fuera de control. La mayor
parte del páncreas se compone de células exocrinas que forman las glándulas exocrinas y
los conductos. Las glándulas exocrinas producen enzimas pancreáticas que se liberan en el
intestino para ayudar a que usted digiera los alimentos (especialmente las grasas). Las
enzimas se liberan en pequeños tubos llamados conductos que finalmente drenan en el
conducto pancreático. El conducto pancreático se une con el colédoco o conducto biliar
común (es el conducto que transporta la bilis desde el hígado), y desemboca en el duodeno
(la primera parte del intestino delgado) a la altura de la ampolla de Vater.

Las células endocrinas constituyen un porcentaje menor de las células en el páncreas. Estas
células producen importantes hormonas, como la insulina y el glucagón (que ayudan a
controlar los niveles de azúcar en la sangre), y las liberan directamente en la sangre. Los
tumores neuroendocrinos pancreáticos se originan en las células endocrinas. Consulte
Tumor neuroendocrino pancreático para más detalles sobre este tipo.

Si usted es diagnosticado con cáncer de páncreas, es muy importante saber si es un cáncer


endocrino (consulte Tumor neuroendocrino pancreático) o un cáncer exocrino (discutido en
este artículo). Cada uno tiene factores de riesgo distintos, así como distintas causas, signos
y síntomas, se diagnostican con pruebas distintas, se les aplican tratamientos distintos y sus
pronósticos difieren entre sí.

Tipos de cáncer de páncreas:

Los cánceres exocrinos son por mucho, el tipo de cáncer de páncreas más común. Si a usted
le dicen que tiene cáncer de páncreas, es más probable que sea un cáncer de páncreas
exocrino.

Adenocarcinoma pancreático: aproximadamente el 95% de los cánceres de páncreas


exocrino son adenocarcinomas. Generalmente, estos cánceres se originan en los conductos
del páncreas. Con menos frecuencia, se forman a partir de las células que producen las
enzimas pancreáticas. En este caso se les llama carcinomas de células acinares.

Tipos de cáncer exocrino menos comunes: los otros tipos de cáncer de páncreas exocrino
menos comunes incluyen a los carcinomas adenoescamosos, carcinomas de células
escamosas, carcinomas de células en anillo de sello, carcinomas indiferenciados, y
carcinomas indiferenciados con células gigantes.
Cáncer ampular (carcinoma de la ampolla de Vater): este cáncer se origina en la ampolla de
Vater, el lugar donde la vía biliar y el conducto pancreático se unen y desembocan en el
intestino delgado. Los cánceres ampulares no son técnicamente cánceres pancreáticos, pero
se incluyen en esta información porque se tratan de maneras muy similares.

Los cánceres ampulares a menudo obstruyen el conducto biliar cuando aún son pequeños y
no se han propagado mucho. Este bloqueo causa que la bilis se acumule en el cuerpo, lo
que ocasiona que la piel y los ojos adquieran un color amarillento (ictericia). Por esta razón,
estos cánceres por lo general se detectan más temprano que la mayoría de los cánceres
pancreáticos, y usualmente el pronóstico es mejor.

Tumores benignos y precancerosos en el páncreas:

Algunos crecimientos en el páncreas son simplemente benignos (no cancerosos), mientras


que otros se convierten en cáncer con el paso del tiempo si no reciben tratamiento
(conocidos como precánceres). Estos tipos de tumores pancreáticos se detectan con más
frecuencia debido a que en la actualidad se realizan más estudios por imágenes, como las
tomografías computarizadas, por una serie de razones.

Neoplasias quísticas serosas (SCN) (también conocidos como cistadenomas serosos):


tumores que tienen sacos (quistes) llenos de líquido. Estos tumores casi siempre son
benignos, y la mayoría no necesita tratamiento a menos que aumenten mucho de tamaño o
causen síntomas.

Neoplasias quísticas mucinosas (MCN) (también conocidos como cistadenomas


mucinosos): tumores de crecimiento lento que tienen quistes llenos de una sustancia de
aspecto gelatinoso llamada mucina. Estos tumores casi siempre ocurren en las mujeres.
Aunque no son cancerosos, algunos de ellos pueden progresar con el paso del tiempo hasta
convertirse en tumores cancerosos si no se recibe tratamiento. Por lo tanto, estos tumores
generalmente se extraen mediante cirugía.

Neoplasias papilares mucinosas intraductales (IPMN): tumores benignos que crecen en los
conductos pancreáticos. Al igual que las neoplasias quísticas mucinosas (MCN), estos
tumores producen mucina, y algunas veces se convierten en cáncer con el paso del tiempo
si no se recibe tratamiento. Algunos de estos tumores simplemente se pueden mantener bajo
observación minuciosa, pero puede que sea necesario extraer algunos de ellos mediante
cirugía si tienen ciertos rasgos, como si se encuentran en el conducto principal del páncreas.

Neoplasias sólidas pseudopapilares (SPN): tumores poco comunes de crecimiento lento que
casi siempre ocurren en mujeres jóvenes. Aun cuando estos tumores suelen crecer
lentamente, a veces se pueden propagar a otras partes del cuerpo. Por lo tanto, el mejor
tratamiento consiste en cirugía. El pronóstico para las personas con estos tumores a menudo
es muy favorable.

Signos y síntomas del cáncer de páncreas:

A menudo, los cánceres pancreáticos en etapas tempranas no causan ningún signo o


síntoma. A menudo, los cánceres pancreáticos han crecido mucho o ya se han propagado
fuera del páncreas para cuando causan síntomas.

Tener uno o más de los síntomas que se presentaron a continuación no significa que usted
tiene cáncer de páncreas. De hecho, es más probable que muchos de estos síntomas sean
causados por otras afecciones. No obstante, si presenta cualquiera de estos síntomas, es
importante que un médico le haga un examen para saber la causa de sus síntomas y recibir
tratamiento de ser necesario.

Ictericia y síntomas relacionados:

La ictericia se manifiesta a través de la piel y los ojos que se tornan amarillentos. Se


presenta como uno de los primeros síntomas en la mayoría de las personas con cáncer de
páncreas (y casi todas las personas con cáncer ampular).

La ictericia es causada por la acumulación de bilirrubina, una sustancia verde oscura


producida en el hígado. Normalmente, el hígado libera un líquido llamado bilis que
contiene bilirrubina. La bilis pasa por el conducto colédoco hacia los intestinos, donde
ayuda a desintegrar las grasas. Finalmente sale del cuerpo en las heces fecales. Cuando el
conducto colédoco se obstruye, la bilis no puede llegar hasta los intestinos y la cantidad de
bilirrubina en el cuerpo se acumula.

Los cánceres que comienzan en la cabeza del páncreas están cerca del conducto colédoco.
Estos cánceres pueden presionar el conducto y causar ictericia cuando aún son bastante
pequeños, lo que a veces da lugar a que estos tumores se puedan encontrar en una etapa
inicial. Pero los cánceres que se originan ya sea en el cuerpo o la cola del páncreas no
ejercen presión en el conducto hasta que se encuentran propagados por todo el órgano. Para
ese momento, el cáncer a menudo también se ha propagado fuera del páncreas.
Cuando el cáncer de páncreas se propaga, comúnmente pasa primero al hígado. Esto
también puede causar ictericia.

Además de la coloración amarillenta de los ojos y la piel, otros signos de ictericia son:

Orina oscura: algunas veces, la orina con un color más oscuro es el primer signo de
ictericia. A medida que los niveles de bilirrubina aumentan en la sangre, la orina se torna de
un color marrón.

Heces fecales pálidas o grasosas: la bilirrubina normalmente ayuda a dar a las heces fecales
su color marrón. Si se bloquea el conducto biliar, las heces fecales pueden lucir grises o de
color claro. Además, si la bilis y las enzimas pancreáticas no pueden llegar a los intestinos
para ayudar a desintegrar las grasas, las heces pueden convertirse en grasosas y pueden
flotar en el inodoro.

Comezón de la piel: cuando la bilirrubina se acumula en la piel, ésta se torna amarilla y


comienza a picar.

El cáncer pancreático no es la causa más común de ictericia. Otras causas, como los
cálculos biliares, la hepatitis y otras enfermedades del hígado y el conducto biliar son
causas mucho más comunes.

Dolor de abdomen o de espalda:

El dolor de abdomen (vientre) o de espalda es común en el cáncer de páncreas. Los


cánceres que se originan en el cuerpo o la cola del páncreas pueden crecer
significativamente y pueden comenzar a comprimir otros órganos cercanos causando dolor.
Puede que el cáncer además se propague a los nervios cercanos al páncreas, lo cual a
menudo causa dolor de espalda. El dolor en el abdomen o en la espalda es bastante común y
con más frecuencia es causado por otros padecimientos distintos al cáncer pancreático.

Pérdida de peso y falta de apetito:

Es muy común que las personas que tienen cáncer de páncreas pierdan peso sin
proponérselo. A menudo, estas personas tienen poco o ningún apetito.

Náuseas y vómitos:
Si el cáncer presiona el extremo distal del estómago, esto puede bloquearlo parcialmente,
dificultando el paso de los alimentos. Esto puede causar náuseas, vómitos y dolor que
tiende a intensificarse después de comer.

Agrandamiento de la vesícula biliar o del hígado:

Si el cáncer bloquea el conducto biliar, la bilis se puede acumular en la vesícula biliar,


ocasionando que aumente en tamaño. A veces, un médico puede palpar este agrandamiento
durante un examen físico (como una gran protuberancia debajo del lado derecho de la
costilla). También puede verse en estudios por imágenes.

En ocasiones, el cáncer de páncreas también puede causar un aumento en el tamaño del


hígado, especialmente si el cáncer se ha propagado allí. Es posible que el médico pueda
darse cuenta de esto al palpar el borde del hígado debajo de la costilla derecha, o es posible
que el hígado agrandado pueda observarse en los estudios por imágenes.

Coágulos sanguíneos:

En ocasiones, la primera señal de que una persona tiene cáncer de páncreas es un coágulo
de sangre en una vena grande, a menudo en una pierna. A esto se le llama flebotrombosis
profunda (DVT). Los síntomas pueden incluir dolor, hinchazón, enrojecimiento y calor en
la pierna afectada. En ocasiones, se puede desprender un fragmento de coágulo y
desplazarse a los pulmones, lo que podría dificultar la respiración y causar dolor en el
pecho. A un coágulo sanguíneo en los pulmones se le llama embolia pulmonar (PE).

Aun así, tener un coágulo sanguíneo por lo general no significa que usted tiene cáncer. La
mayoría de los coágulos sanguíneos se deben a otras causas.

Diabetes:

En pocas ocasiones, el cáncer de páncreas destruye las células productoras de insulina


causando diabetes (alto nivel de azúcar en la sangre). Los síntomas pueden incluir sentir
sed y hambre, así como tener que orinar frecuentemente. Con más frecuencia, el cáncer
puede dar lugar a que surjan pequeños cambios en los niveles de azúcar en la sangre que no
causan síntomas de diabetes, pero que aún se pueden detectar mediante análisis de sangre.

Factores de riesgo para el cáncer de páncreas:


Un factor de riesgo es todo aquello que está vinculado a su probabilidad de padecer una
enfermedad, como el cáncer. Los distintos tipos de cáncer tienen diferentes factores de
riesgo. Algunos factores de riesgo, como el fumar, pueden cambiarse. Otros factores, como
la edad o los antecedentes familiares, no se pueden cambiar.

En algunos casos, podría haber un factor que pudiera disminuir el riesgo de padecer cáncer
o tener un efecto no bien definido. Estos no se consideran un factor de riesgo, pero puede
que note que también se han identificado claramente en esta página.

El tener un factor de riesgo, o incluso muchos, no significa que usted padecerá cáncer.
Además, algunas personas que llegan a tener cáncer puede que tengan pocos o ninguno de
los factores de riesgo conocidos.

Estos son algunos de los factores de riesgo conocidos por aumentar el riesgo de padecer
cáncer de páncreas.

Factores de riesgo que se pueden cambiar:

Tabaco:

El tabaquismo es uno de los factores de riesgo más importantes para el cáncer de páncreas.
El riesgo de padecer cáncer de páncreas es aproximadamente el doble de alto en los
fumadores que en las personas que nunca han fumado. Se cree que alrededor de 25% de los
cánceres pancreáticos son a causa de fumar cigarrillos. Fumar cigarros y el uso de
productos de tabaco sin humo también aumentan el riesgo. Sin embargo, el riesgo de cáncer
pancreático comienza a disminuir una vez que una persona deja de fumar. Consulte ¿Se
puede prevenir el cáncer de páncreas?

Sobrepeso:

El exceso de peso (obesidad) es un factor de riesgo para el cáncer pancreático. Las personas
obesas (índice de masa corporal [BMI] de 30 o más) tienen aproximadamente un 20% más
de probabilidades de padecer cáncer pancreático.

Acumular peso alrededor de la cintura puede ser un factor de riesgo incluso en las personas
que no tienen mucho sobrepeso.

Exposición a ciertos químicos en el trabajo:


Una fuerte exposición en el trabajo a ciertos productos químicos utilizados en tintorerías y
en industrias de metal podría aumentar el riesgo de una persona de padecer cáncer de
páncreas.

Factores de riesgo que no se pueden cambiar:

Edad:

El riesgo de padecer cáncer de páncreas aumenta conforme la persona envejece. Casi todos
los pacientes son mayores de 45 años de edad. Alrededor de dos tercios de los pacientes
tienen al menos 65 años de edad. La edad promedio al momento de realizarse el diagnóstico
es de 70 años.

Incidencia según el sexo:

Los hombres son ligeramente más propensos a padecer cáncer de páncreas que las mujeres.
Esto se debe, al menos en parte, a un mayor consumo de tabaco en los hombres, lo que
aumenta el riesgo de cáncer pancreático (lea la información anterior).

Raza:

Las personas de raza negra tienen una probabilidad ligeramente mayor de padecer cáncer
de páncreas en comparación con las personas de raza blanca. Las razones no están claras,
pero puede que sea en parte a los mayores índices de algunos otros factores de riesgo para
el cáncer pancreático, tales como diabetes, tabaquismo y el sobrepeso.

Antecedentes familiares:

El cáncer de páncreas parece presentarse con mayor frecuencia en algunas familias. En


algunas de estas familias, el alto riesgo se debe a un síndrome hereditario (que se explica
más adelante). En otras familias, se desconoce el gen que causa el riesgo aumentado.
Aunque los antecedentes familiares son un factor de riesgo, la mayoría de las personas que
padece cáncer de páncreas no presenta antecedentes familiares de la enfermedad.

Síndromes genéticos hereditarios:


Los cambios genéticos hereditarios (mutaciones) pueden ser transmitidos de uno de los
padres a un hijo(a). Estos cambios genéticos pueden causar hasta el 10% de los cánceres de
páncreas. A veces estos cambios dan lugar a síndromes que incluyen aumento de los
riesgos de otros cánceres (u otros problemas de salud). Los siguientes son ejemplos de
síndromes genéticos que pueden causar cáncer de páncreas:

Síndrome hereditario de cáncer de seno y ovario, causado por mutaciones en los genes
BRCA1 o BRCA2

Cáncer de seno hereditario, causado por mutaciones en el gen PALB2

Síndrome del melanoma de nevo múltiple atípico familiar (FAMMM), causado por
mutaciones en el gen p16/CDKN2A y asociado con melanomas de piel y ojo

Pancreatitis familiar, generalmente causada por mutaciones en el gen PRSS1

Síndrome de Lynch, también conocido como cáncer colorrectal hereditario sin poliposis
(HNPCC), más a menudo causado por un defecto en los genes MLH1 o MSH2

Síndrome Peutz-Jeghers, causado por defectos en el gen STK11. Este síndrome también se
ha asociado con pólipos en el tracto digestivo y otros tipos de cáncer.

Los cambios en los genes que causan algunos de estos síndromes se pueden detectar
mediante pruebas genéticas. Para más información sobre pruebas genéticas, consulte ¿Se
puede descubrir el cáncer de páncreas en sus comienzos.

Diabetes

El cáncer de páncreas es más común en las personas que padecen diabetes. La razón de esto
se desconoce. El riesgo principalmente se encuentra en las personas con diabetes tipo 2.
Con más frecuencia, este tipo de diabetes comienza en la edad adulta y a menudo está
relacionada con el sobrepeso o la obesidad. No se tiene certeza si hay un incremento del
riesgo en las personas con el tipo 1 (en personas de menor edad) de la enfermedad.

Pancreatitis crónica:

La pancreatitis crónica, una inflamación del páncreas prolongada, está asociada con un
mayor riesgo de cáncer de páncreas (especialmente en fumadores), pero la mayoría de las
personas con pancreatitis nunca padece este cáncer.
A veces, la pancreatitis crónica se debe a una mutación genética hereditaria. Las personas
con esta forma hereditaria (familiar) de pancreatitis tienen un riesgo elevado de por vida de
padecer cáncer de páncreas.

Factores con un efecto no bien definido sobre el riesgo:

Alimentación

Algunos estudios han vinculado el cáncer de páncreas a una alimentación con un alto
consumo de carnes rojas y procesadas (como salchichas y tocino) y poco consumo de frutas
y verduras (vegetales). Sin embargo, no todos los estudios, han encontrado dichos vínculos,
y este asunto todavía se está estudiando.

Inactividad física

Algunas investigaciones sugieren que la falta de actividad física podría aumentar el riesgo
de cáncer pancreático. Sin embargo, no todos los estudios han coincidido en esto.

Café

Algunos estudios más antiguos han sugerido que consumir café podría aumentar el riesgo
de cáncer de páncreas, pero los estudios más recientes no han confirmado esto.

Alcohol

Algunos estudios han encontrado un vínculo entre el consumo excesivo de alcohol y el


cáncer de páncreas. Este vínculo aún no está claro, aunque el consumo excesivo de alcohol
puede provocar afecciones, como pancreatitis crónica que se sabe aumenta el riesgo de
cáncer pancreático.

Infecciones

Algunas investigaciones sugieren que las infecciones del estómago con la bacteria
Helicobacter pylori (H. pylori) que causa úlcera, o las infecciones con Hepatitis B pueden
aumentar el riesgo de padecer cáncer de páncreas. Se necesitan más estudios sobre este
tema.
Etapas del cáncer de páncreas:

Después del diagnóstico de cáncer de páncreas, los médicos tratarán de averiguar si el


cáncer se ha propagado y si es así, a qué distancia. Este proceso se llama estadificación (o
determinación de la etapa). La etapa (estadio) de un cáncer describe cuánto cáncer hay en el
cuerpo, y ayuda a determinar qué tan grave es el cáncer, así como la mejor manera de
tratarlo. Los médicos también usan la etapa del cáncer cuando hablan sobre estadísticas de
supervivencia.

Los cánceres de páncreas en etapas más tempranas se identifican como etapa 0 (carcinoma
in situ) y luego van desde etapas I (1) a IV (4). Por regla general, mientras más bajo sea el
número, menos se ha propagado el cáncer. Un número más alto, como la etapa IV, significa
un cáncer más avanzado. Los cánceres con etapas similares suelen tener un pronóstico
similar, y a menudo son tratados de manera muy similar.

¿Cómo se determina la etapa?

El sistema de estadificación que se emplea con más frecuencia para el cáncer de páncreas
es el sistema TNM del American Joint Committee on Cancer AJCC, que se basa en tres
piezas clave de información:

La extensión del tumor (T): ¿Qué tan grande es el tumor y ha crecido fuera del páncreas en
los vasos sanguíneos cercanos?

La propagación a los ganglios (nódulos) linfáticos adyacentes (N): ¿Se ha propagado el


cáncer a los ganglios linfáticos adyacentes? De ser así, ¿cuántos de los ganglios linfáticos
tienen cáncer?

La propagación (metástasis) a sitios distantes (M): ¿Se ha propagado el cáncer a ganglios


linfáticos distantes o a órganos distantes como el hígado, el peritoneo (la membrana que
recubre la cavidad abdominal), los pulmones o los huesos?

El sistema descrito a continuación es el sistema AJCC más reciente, en vigor desde enero
de 2018. Se utiliza para la mayoría de los cánceres pancreáticos, excepto para los tumores
neuroendocrinos bien diferenciados (NET), los cuales tienen su propio sistema de
estadificación.

El sistema de estadificación en la tabla utiliza la etapa patológica. Esta se determina


mediante el examen del tejido extraído durante una operación. Esta etapa también se
conoce como etapa quirúrgica. A menudo, si el examen físico del médico, los estudios por
imágenes u otras pruebas indican que el tumor es demasiado grande o se ha propagado a
órganos cercanos y no puede ser extirpado mediante cirugía de inmediato o en absoluto, es
probable que primero se administre radiación o quimioterapia. En este caso, el cáncer
tendrá una etapa clínica. Esto se basa en los resultados obtenidos del examen físico, la
biopsia y los estudios por imágenes (consulte Pruebas para el cáncer de páncreas). La etapa
clínica se puede usar para ayudar a planear el tratamiento. Sin embargo, algunas veces el
cáncer se ha propagado más que el estimado de la etapa clínica y puede que no proporcione
un pronóstico tan preciso como la etapa patológica. Para más información consulte
Estadificación del cáncer.

Los números y las letras después de la T, N y M proporcionan más detalles sobre cada uno
de estos factores. Los números más altos significan que el cáncer está más avanzado. Una
vez que se han determinado las categorías T, N y M de una persona, esta información se
combina en un proceso llamado agrupación por etapas para asignar una etapa general.

Determinar la etapa del cáncer puede resultar complejo. Si tiene alguna pregunta con
respecto a la etapa, por favor, pídale a su médico que se la explique de una manera que
usted pueda entender. (También se incluye información adicional acerca del sistema TNM
que sigue tras la tabla a continuación sobre las etapas).

Etapas del cáncer de páncreas

Etapa Agrupació Descripción de la etapa*


AJCC n por
etapas

0 Tis El tumor está confinado a las capas superiores de células del


conducto pancreático y no ha invadido los tejidos más profundos.
N0 No se ha propagado fuera del páncreas. A estos tumores a veces
M0 se les conoce como carcinoma in situ (Tis).

No se ha propagado a los ganglios linfáticos adyacentes (N0), ni a


sitios distantes (M0).
IA T1 El cáncer está confinado en el páncreas y no mide más de 2 cm
(0.8 pulgadas) de ancho (T1).
N0
No se ha propagado a los ganglios linfáticos adyacentes (N0), ni a
M0 sitios distantes (M0).

IB T2 El cáncer está confinado en el páncreas y mide más de 2 cm (0.8


pulgadas) pero no más de 4 cm (1.6 pulgadas) de ancho (T2).
N0
No se ha propagado a los ganglios linfáticos adyacentes (N0), ni a
M0 sitios distantes (M0).

IIA T3 El cáncer está confinado en el páncreas y mide más de 4 cm (1.6


pulgadas) de ancho (T3).
N0
No se ha propagado a los ganglios linfáticos adyacentes (N0), ni a
M0 sitios distantes (M0).

T1 El cáncer está confinado en el páncreas y no mide más de 2 cm


(0.8 pulgadas) de ancho (T1) Y se ha propagado a no más de 3
IIB N1 ganglios linfáticos adyacentes (N1).
M0 No se ha propagado a sitios distantes (M0).

T2 El cáncer está confinado en el páncreas y mide más de 2 cm (0.8


pulgadas) pero no más de 4 cm (1.6 pulgadas) de ancho (T2) Yse
N1 ha propagado a no más de 3 ganglios linfáticos adyacentes (N1).
M0 No se ha propagado a sitios distantes (M0).

T3 El cáncer está confinado en el páncreas y mide más de 4 cm (1.6


pulgadas) de ancho (T3) Y se ha propagado a no más de 3
N1 ganglios linfáticos adyacentes (N1).
M0 No se ha propagado a sitios distantes (M0).
III T1 El cáncer está confinado en el páncreas y no mide más de 2 cm
(0.8 pulgadas) de ancho (T1) Y se ha propagado a 4 o más
N2 ganglios linfáticos adyacentes (N2).
M0 No se ha propagado a sitios distantes (M0).

T2 El cáncer está confinado en el páncreas y mide más de 2 cm (0.8


pulgadas) pero no más de 4 cm (1.6 pulgadas) de ancho (T2) Yse
N2 ha propagado a 4 o más ganglios linfáticos adyacentes (N2).
M0 No se ha propagado a sitios distantes (M0).

T3 El cáncer está confinado en el páncreas y mide más de 4 cm (1.6


pulgadas) de ancho (T3) Y se ha propagado a 4 o más ganglios
N2 linfáticos adyacentes (N2).
M0 No se ha propagado a sitios distantes (M0).

T4 El cáncer está creciendo fuera del páncreas y en los vasos


sanguíneos principales adyacentes (T4). El cáncer pudiera o no
Cualquier N haberse propagado a los ganglios linfáticos cercanos (Cualquier
M0 N).

No se ha propagado a sitios distantes (M0).

IV Cualquier T El cáncer se ha propagado a sitios distantes tales como el hígado,


Cualquier N el peritoneo (la membrana que recubre la cavidad abdominal), los
pulmones o los huesos (M1). El cáncer puede ser de cualquier
M1 tamaño (Cualquier T) y podría o no haberse propagado a los
ganglios linfáticos adyacentes (Cualquier N).

*Las siguientes categorías adicionales no se enumeran en la tabla anterior

TX: no se puede evaluar el tumor principal debido a falta de información.

T0: no hay evidencia de un tumor primario.

NX: no se pueden evaluar los ganglios linfáticos regionales debido a falta de información.

Otros factores de pronóstico

Aunque no son formalmente parte del sistema TNM, otros factores también son
importantes en determinar el pronóstico de una persona.

Grado del tumor

El grado describe cuán parecido es el cáncer al tejido normal cuando se observa bajo el
microscopio.

El grado 1 (G1) significa que el cáncer se parece mucho al tejido normal del páncreas.

Mientras que el grado 3 (G3) significa que el cáncer se ve muy anormal.

El grado 2 (G2) tiene características intermedias.

Los cánceres de bajo grado (G1) tienden a crecer y propagarse más lentamente que los
cánceres de alto grado (G3). La mayoría de las veces, los cánceres de páncreas de Grado 3
tienden a tener un mal pronóstico (perspectiva) en comparación con los cánceres de Grado
1 o 2.

Extensión de la resección:

Para los pacientes que son sometidos a cirugía, otro factor importante es la extensión de la
resección (si se extirpó el tumor por completo):
R0: se cree que se ha eliminado todo el cáncer. (No hay signos visibles o microscópicos
que sugieran que ha quedado cáncer).

R1: se extirpó todo el tumor visible, pero las pruebas de laboratorio del tejido extraído
muestran que probablemente quedaron algunas áreas pequeñas de cáncer.

R2: no se pudo extirpar parte del tumor visible.

Cáncer pancreático resecable o no resecable

El sistema de clasificación AJCC provee un resumen detallado de cuán lejos se ha


propagado el cáncer. Sin embargo, para propósitos de tratamiento, los médicos usan un
sistema de clasificación más sencillo que divide a los cánceres en grupos, basándose en si
se pueden o no extraer mediante cirugía (resecados):

Resecable

Resecabilidad limítrofe

Irresecable (localmente avanzado o con metástasis)

Resecable

Si el cáncer está sólo en el páncreas (o se ha propagado justo más allá de éste), y el cirujano
cree que se puede extraer por completo el tumor, se le llama resecable. (En general, esto
incluiría a la mayoría de los cánceres en etapas IA, IB y IIA del sistema TNM).

Es importante indicar que algunos cánceres podrían parecer resecables en base a los
estudios por imágenes, pero una vez que se comienza la cirugía, podría descubrirse
claramente que no es posible extraer todo el cáncer. Si esto ocurre, se puede extraer solo
una muestra del cáncer para confirmar el diagnóstico (si aún no se ha hecho una biopsia) y
el resto de la operación planeada será suspendida para ayudar a evitar el riesgo de efectos
secundarios graves.

Resecabilidad limítrofe:

Este término se usa para describir algunos cánceres que podrían acabar de llegar hasta los
vasos sanguíneos cercanos, aunque los médicos creen que aún podrían extraerlos
completamente mediante cirugía.
Irresecable

Estos cánceres no se pueden extraer completamente mediante cirugía.

Avanzado localmente: si el cáncer aún no se ha propagado a órganos distantes, pero aun así
no se puede extraer completamente con cirugía, se le llama avanzado localmente. A
menudo, la razón por la cual no se puede extraer el cáncer es porque ha crecido hacia o
alrededor de los vasos sanguíneos principales adyacentes. (Esto incluiría a algunos cánceres
en etapa III del sistema TNM).

Sería muy poco probable que una cirugía para tratar de extraer estos tumores sea útil y
podría causar efectos secundarios mayores. Aun así, puede que se realice cierto tipo de
cirugía, pero esta sería una operación menos extensa con el objetivo de prevenir y aliviar
síntomas o problemas, tales como una obstrucción del conducto biliar o del tracto intestinal,
en lugar de tratar de curar el cáncer.

Metastásico: si el cáncer se propaga a los órganos distantes, se denomina metastásico


(Etapa IV). Estos cánceres no se pueden extraer por completo. Se puede hacer una cirugía,
pero el objetivo sería prevenir o aliviar los síntomas, no tratar de curar el cáncer.

Marcadores tumorales (CA 19-9)

Los marcadores tumorales son sustancias que a veces se pueden encontrar en la sangre
cuando una persona tiene cáncer. El CA 19-9 es un marcador tumoral que puede ser útil en
el cáncer de páncreas. Una disminución en el nivel de CA 19-9 después de la cirugía (en
comparación con el nivel antes de la cirugía) y niveles bajos de CA 19-9 después de la
cirugía de páncreas tienden a predecir un mejor pronóstico.

Tratamiento según la extensión del cáncer de páncreas

En la mayoría de los casos, el tratamiento del cáncer de páncreas se basa en su etapa (cuán
lejos se ha propagado en el cuerpo). Sin embargo, otros factores, como su estado general de
salud, pueden afectar las opciones de tratamiento. Consulte con su médico si tiene cualquier
pregunta sobre el plan de tratamiento que le recomiende.

Puede ser difícil determinar la etapa del cáncer pancreático de manera precisa mediante los
estudios por imágenes. Los doctores hacen lo posible por determinar antes del tratamiento
si hay una buena probabilidad de que el cáncer sea resecable (o sea si se puede extirpar por
completo). Sin embargo, en ocasiones resulta que los cánceres se han propagado más de lo
que se pensó inicialmente.

Esta información es acerca del tratamiento del cáncer de páncreas exocrino, el tipo más
común de cáncer pancreático. Consulte Tumor neuroendocrino pancreático para obtener
información sobre cómo se trata generalmente ese tipo.

Tratamiento del cáncer resecable

Por lo general, los cirujanos consideran que un cáncer pancreático es resecable si aún
parece estar dentro del páncreas o no se extiende lejos del páncreas, y no ha invadido los
vasos sanguíneos grandes adyacentes. Una persona también debe estar lo suficientemente
saludable como para tolerar una cirugía para extraer el cáncer, que es una operación
compleja.

Si los estudios por imágenes muestran una probabilidad razonable de poder extirpar el
cáncer por completo, la cirugía es el tratamiento preferido en caso de ser posible, por
conformar la única oportunidad realista de cura. En función de dónde se haya originado el
cáncer, generalmente se lleva a cabo la cirugía con la técnica de Whipple (una
pancreatoduodenectomía) o una pancreatectomía distal.

En ocasiones, incluso cuando se cree que un cáncer es resecable, es evidente durante la


operación que no es posible extraerlo por completo. Si esto ocurre, continuar con la
operación podría causar más daño que bien. Se puede suspender la cirugía, o el cirujano
podría continuar con una operación más sencilla con el objetivo de aliviar o prevenir
problemas, como obstrucción del conducto biliar.

Tratamiento adyuvante (tratamiento después de la cirugía)

Aun cuando el cirujano cree que todo el cáncer ha sido eliminado, el cáncer puede regresar.
Administrar quimioterapia (quimio), ya sea sola o con radioterapia (quimiorradiación)
después de la cirugía (conocido como tratamiento adyuvante) podría ayudar a algunos
pacientes a vivir por más tiempo. La gemcitabina (Gemzar) o el 5-FU son los
medicamentos de quimioterapia que se utilizan con más frecuencia.
Tratamiento neoadyuvante (tratamiento antes de la cirugía)

A veces, si se cree que el tumor es resecable pero está muy grande, tiene muchos ganglios
linfáticos grandes cercanos, o está causando mucho dolor, se puede administrar
quimioterapia o quimiorradiación antes de la cirugía para reducir el tamaño del tumor
(conocido como tratamiento neoadyuvante). Esto puede facilitar su extirpación de todo el
cáncer en el momento de la cirugía. Puede que se recomiende quimioterapia adicional
después de la cirugía.

Tratamiento del cáncer con resecabilidad limítrofe

Un pequeño número de cánceres pancreáticos han alcanzado los vasos sanguíneos cercanos,
pero no se han expandido dentro o alrededor de ellos. Puede que estos cánceres aún se
puedan extraer mediante cirugía, aunque las probabilidades de extraer el cáncer por
completo son menores. Por lo tanto, estos se consideran cánceres de resecabilidad limítrofe.

Estos cánceres a menudo se tratan primero con quimioterapia neoadyuvante (a veces junto
con radioterapia) para tratar de reducir el cáncer y facilitar la operación. Entonces se
realizan estudios por imágenes (y a veces laparoscopia) para asegurarse de que el cáncer no
ha crecido demasiado como para ser extraído. Siempre y cuando no haya crecido
demasiado, se hace entonces una cirugía para extraer el cáncer. Puede que después de esto
se administre más quimioterapia.

Otra opción consiste en realizar una cirugía primero, seguida de quimioterapia adyuvante (y
posiblemente radiación). Si durante la cirugía es evidente que no se puede extraer el cáncer
por completo, continuar con la operación podría causar más daño que bien. Se puede
suspender la cirugía, o el cirujano podría continuar con una operación más sencilla con el
objetivo de aliviar o prevenir problemas, como obstrucción del conducto biliar.

Tratamiento del cáncer avanzado localmente (irresecable)

Los cánceres localmente avanzados han crecido demasiado dentro de los vasos sanguíneos
cercanos o en otros tejidos como para extraerlos completamente mediante cirugía, pero no
se han propagado al hígado ni a órganos y tejidos distantes. La cirugía para tratar de extraer
estos cánceres no ayuda a las personas a vivir por más tiempo. Por lo tanto, si se realiza una
cirugía es para aliviar la obstrucción del conducto biliar o para circundar un intestino
obstruido a causa del cáncer que ejerce presión sobre otros órganos.

La quimioterapia, a veces seguida por quimiorradiación, es la opción de tratamiento


convencional para los cánceres localmente avanzados. Esto puede ayudar a algunas
personas a vivir por más tiempo aun si el cáncer no se encoje. Administrar quimioterapia
junto con radioterapia puede ser más eficaz para encoger el cáncer. Sin embargo, esta
combinación causa más efectos secundarios y puede ser más difícil de tolerar para los
pacientes en comparación con cualquiera de dichos tratamientso por sí solos. En ocasiones,
puede que se añada terapia dirigida a la quimioterapia antes de que se administre la
quimioradiación. En otros casos, puede que la administración de inmunoterapia por sí sola
también sea una opción..

La cirugía se puede hacer después de la quimio o la quimiorradiación, si las imágenes


muestran que se redujo el tamaño del cáncer y se puede extirpar completamente con
cirugía.

Tratamiento del cáncer metastásico (propagado ampliamente)

Los cánceres de páncreas a menudo se propagan primero dentro del abdomen y el hígado.
También puede propagarse a los pulmones, los huesos, el cerebro y a otros órganos.

Estos tumores se han propagado demasiado como para extraerlos mediante cirugía. Incluso
cuando los estudios por imágenes muestren que la propagación ha ocurrido sólo a otra parte
del cuerpo, a menudo se asume que un pequeño grupo de células cancerosas (demasiado
pequeño como para poder apreciarse con los estudios por imágenes) ya ha alcanzado a otros
órganos del cuerpo.

La quimioterapia es el tratamiento principal para estos cánceres. Este tratamiento puede en


ocasiones reducir el tamaño de estos cánceres o desacelerar el crecimiento de los mismos
por un tiempo. Asimismo, podría ayudar a las personas a vivir por más tiempo, aunque no
se espera que cure el cáncer.
La gemcitabina es el medicamento que se usa con más frecuencia. Se puede usar solo
(especialmente en personas en mal estado de salud), o se puede combinar con otros
medicamentos, como paclitaxel basado en albúmina (Abraxane), el medicamento de terapia
dirigida erlotinib (Tarceva), o capecitabina (Xeloda).

Otra opción, especialmente para las personas que están por lo demás en buen estado de
salud, es una combinación de medicamentos de quimioterapia llamada FOLFIRINOX. Ésta
consiste en cuatro medicamentos: 5-FU, leucovorina, irinotecan (Camptosar), y oxaliplatino
(Eloxatin). Este tratamiento puede ayudar a las personas a vivir por más tiempo que el
tratamiento con gemcitabina sola, pero puede causar también efectos secundarios más
graves. En ciertos casos, puede que la inmunoterapia tambien sea una opción para aquellas
personas lo suficientemente sanas para recibirla.

También se pueden usar otros tratamientos para ayudar a prevenir o aliviar los síntomas de
estos cánceres. Por ejemplo, se puede usar radioterapia o algún tipo de bloqueo nervioso
para ayudar a aliviar el dolor causado por el cáncer, o se puede colocar una endoprótesis
(stent) durante una endoscopia para ayudar a mantener abierto el conducto biliar.

Debido a que los tratamientos actualmente disponibles no son eficaces para muchas
personas, tal vez usted quiera considerar formar parte de un estudio clínico de nuevos
medicamentos o combinaciones de medicamentos.

Tratamiento del cáncer de páncreas que progresa o recurre

Si el cáncer continúa creciendo durante el tratamiento (progresa) o regresa (recurre), las


opciones de tratamiento dependerán de:

A dónde y cuán lejos el cáncer se ha propagado

Qué tratamientos ha recibido anteriormente

Su estado de salud y deseo de más tratamiento

Es importante que usted entienda el objetivo de cualquier tratamiento posterior, así como la
probabilidad de beneficios y riesgos.
Cuando el cáncer de páncreas recurre, con más frecuencia se presenta primero en el hígado,
aunque también se puede propagar a los pulmones, los huesos, o a otros órganos. Esto se
trata generalmente con quimioterapia si usted está lo suficientemente saludable como para
recibir este tratamiento. Si usted recibió quimioterapia antes y esto le mantuvo sin cáncer
durante algún tiempo, la misma quimioterapia podría ser útil otra vez. De lo contrario, se
pueden intentar diferentes medicamentos de quimioterapia, algunas veces junto con la
terapia dirigida. Puede que la inmunoterapia también sea útil en algunos casos de
recurrencia del cáncer pancreático. Es posible usar otros tratamientos como la radioterapia
o la colocación de una endoprótesis (stent) para ayudar a prevenir o a aliviar los síntomas
del cáncer.

Si el cáncer progresa mientras recibe quimioterapia, se puede tratar otro tipo de


quimioterapia si usted está lo suficientemente saludable.

En algún momento, puede ser evidente que los tratamientos ya no estén controlando el
cáncer. Si usted quiere continuar con el tratamiento, puede considerar participar en un
estudio clínico de un tratamiento más nuevo para el cáncer de páncreas. Aunque los
estudios clínicos no siempre son la mejor opción para cada persona, puede que le
beneficien a usted y a otros pacientes en el futuro.

Tratamiento del cáncer de la ampolla de Vater

La ampolla de Vater es el área donde el conducto pancreático y el conducto colédoco


drenan en el duodeno (la primera parte del intestino delgado). El cáncer en este sitio
(conocido como cáncer ampular) puede originarse en el conducto pancreático, el duodeno o
conducto colédoco. En muchos pacientes, el cáncer ampular no puede distinguirse del
cáncer de páncreas sino hasta después de realizar la cirugía.

A menudo, estos cánceres causan síntomas iniciales, tal como ictericia. Por lo tanto, con
frecuencia se detectan mientras aún son resecables. Con frecuencia, la cirugía con la técnica
de Whipple resulta exitosa en el tratamiento de estos cánceres en etapa temprana. A
menudo se recomienda quimiorradioterapia adyuvante después de la cirugía.

El carcinoma ampular más avanzado se trata igual que el cáncer de páncreas.


Cirugía para el cáncer de páncreas

Para el cáncer pancreático, se pueden emplear dos tipos generales de cirugía:

La cirugía potencialmente curativa se usa cuando los resultados de los exámenes y las
pruebas sugieren que es posible extraer (resecar) por completo el cáncer.

La cirugía paliativa puede realizarse si los exámenes muestran que el cáncer se extendió
demasiado como para extraerlo completamente. Esta cirugía se hace para aliviar los
síntomas o para prevenir ciertas complicaciones, como el bloqueo del conducto biliar o los
intestinos, pero el objetivo no es curar el cáncer.

Laparoscopia para la estadificación

Para determinar qué tipo de cirugía puede ser mejor, es importante saber la etapa
(extensión) del cáncer. Sin embargo, puede ser difícil determinar la etapa del cáncer
pancreático de manera precisa mediante los estudios por imágenes. A veces se hace una
laparoscopia primero para ayudar a determinar la extensión del cáncer y si es resecable.

Para este procedimiento, el cirujano hace varias incisiones (cortes) pequeñas en el abdomen
(vientre) e inserta instrumentos largos y delgados. Uno de los instrumentos tiene una
pequeña cámara de video en el extremo para que el cirujano pueda observar dentro del
abdomen y examinar el páncreas y otros órganos. Las muestras para biopsias de tumores y
otras áreas anormales pueden mostrar cuán lejos se ha propagado el cáncer.

Cirugía potencialmente curativa

Los estudios han demostrado que extraer solo parte del cáncer pancreático no ayuda a los
pacientes a prolongar el tiempo de vida. Por lo tanto, la cirugía potencialmente curativa se
realiza solamente si el cirujano cree que se puede extraer el cáncer por completo.

Esta es una cirugía muy compleja y puede ser muy difícil para los pacientes. Puede causar
complicaciones y la recuperación total puede tomar de semanas a meses. Si está
considerando someterse a este tipo de cirugía, es importante sopesar cuidadosamente los
beneficios y los riesgos potenciales.
Menos de 1 de cada 5 cánceres de páncreas parecen estar confinados al páncreas al
momento de descubrirlos. Aun así, no todos estos cánceres resultan ser realmente
resecables (que se puedan extraer completamente). A veces, después de que el cirujano
comienza la operación, se da cuenta de que el cáncer se ha extendido demasiado como para
extraerlo por completo. Si esto ocurre, es posible que se suspenda la cirugía, o el cirujano
podría continuar con una operación más sencilla con el objetivo de aliviar o prevenir
síntomas (lea “Cirugía paliativa”). Esto se debe a que sería muy poco probable que la
operación planeada cure el cáncer, y podría resultar en efectos secundarios graves. También
prolongaría el periodo de recuperación, lo que podría atrasar otros tratamientos.

La cirugía ofrece la única oportunidad realista de curar el cáncer de páncreas, aunque no


siempre conduce a una cura. Incluso si se extirpa todo el cáncer visible, a menudo algunas
cuantas células cancerosas ya se han propagado a otras partes del cuerpo. Estas células
pueden con el tiempo crecer hasta convertirse en nuevos tumores, lo que puede ser difícil
de tratar.

La cirugía curativa se realiza principalmente para tratar los cánceres localizados en la


cabeza del páncreas. Debido a que estos cánceres se encuentran cerca del conducto biliar, a
menudo causan ictericia, lo que a veces permite que se detecten lo suficientemente
temprano como para poder extraerlos completamente. Las cirugías para otras partes del
páncreas se mencionan a continuación, y estas se llevan a cabo si es posible extraer
totalmente el cáncer.

Cirugía con la técnica de Whipple (pancreatoduodenectomía)

Este es el tipo de operación más común para extirpar un cáncer en la cabeza del páncreas.

Durante esta operación, el cirujano extrae la cabeza, y a veces el cuerpo del páncreas.
También se extraen estructuras adyacentes, como parte del intestino delgado, parte del
conducto biliar, la vesícula biliar, los ganglios linfáticos cercanos al páncreas, y a veces
parte del estómago. El próximo paso consiste en conectar el conducto biliar y el páncreas al
intestino delgado de manera que la bilis y las enzimas digestivas puedan entrar al intestino
delgado. Las partes del extremo del intestino delgado (o el estómago y el intestino delgado)
se vuelven a conectar para que los alimentos puedan pasar por el tracto digestivo.
Con más frecuencia, esta operación se lleva a cabo a través de una incisión grande (corte)
en la mitad del abdomen (vientre). En los principales centros de cáncer, algunos médicos
también realizan la operación laparoscópicamente que a veces se conoce como cirugía
mínima invasiva (consulte ¿Qué avances hay en las investigaciones sobre el cáncer de
páncreas?).

La cirugía con la técnica de Whipple es un procedimiento muy complejo que requiere de un


cirujano general con mucha habilidad y experiencia. Conlleva un riesgo relativamente
elevado de complicaciones que pueden poner en peligro la vida. Cuando la operación se
realiza en hospitales pequeños o por médicos con menos experiencia, hasta 15% de los
pacientes podrían morir como consecuencia de complicaciones quirúrgicas. Por otro lado,
cuando esta operación se realiza en centros oncológicos por cirujanos con experiencia en el
procedimiento, menos del 5% de los pacientes mueren como consecuencia directa de la
cirugía.

Para obtener los mejores resultados, es importante que lo atienda un cirujano


experimentado en un hospital donde se realicen muchas de estas operaciones. En general,
las personas que se someten a este tipo de cirugía tienen mejores resultados cuando están en
un hospital donde se realizan al menos de 15 a 20 procedimientos con la técnica de
Whipple por año.

Aun así, incluso en las mejores circunstancias, muchos pacientes presentan complicaciones
de la cirugía que pueden incluir:

Fugas de las varias conexiones entre órganos que el cirujano tiene que hacer

Infecciones

Sangrado

Dificultad para que el estómago se vacíe después de comer

Problemas para digerir algunos alimentos (que podrían requerir tomar algunas pastillas para
ayudar con la digestión)

Pérdida de peso

Cambios en los hábitos normales de evacuación


Diabetes

Pancreatectomía distal

En esta operación, el cirujano extirpa sólo la cola del páncreas o la cola y una porción del
cuerpo del páncreas. Generalmente el bazo también se extirpa. El bazo ayuda al organismo
a combatir infecciones. Por lo tanto, si se extirpa el bazo usted tendrá un mayor riesgo de
infección con ciertas bacterias. Para atender este problema, los médicos recomiendan que
los pacientes reciban ciertas vacunas antes de esta operación.

Esta cirugía se usa para tratar cánceres que se encuentran en la cola y el cuerpo del
páncreas. Desafortunadamente, muchos de estos tumores por lo general ya se han extendido
al momento en que se encuentran y la cirugía no siempre es una opción.

Pancreatectomía total

En esta operación se extrae el páncreas por completo, así como la vesícula biliar, parte del
estómago e intestino delgado y el bazo. Esta cirugía puede ser una opción si el cáncer se ha
propagado por todo el páncreas, pero aún se puede extraer. Sin embargo, este tipo de
cirugía se usa con menos frecuencia que otras operaciones porque no parece ser una ventaja
importante extraer el páncreas por completo. Además, esta operación puede ocasionar
efectos secundarios graves.

Es posible vivir sin el páncreas. Sin embargo, cuando el páncreas se extirpa por completo, a
esas personas se les deja sin células de los islotes que son las productoras de insulina y
otras hormonas que ayudan a mantener seguros los niveles de azúcar en la sangre. Estas
personas llegan a padecer diabetes que puede ser difícil de manejar debido a que dependen
totalmente de inyecciones de insulina. Las personas que se han sometido a esta cirugía
también necesitan tomar enzimas pancreáticas en forma de pastilla para ayudarlas a digerir
ciertos alimentos.

Antes de someterse a esta operación, su médico le recomendará previamente ciertas


vacunas, debido a la extirpación del bazo.

Cirugía paliativa
Si el cáncer se ha propagado demasiado como para extraerlo completamente, cualquier
cirugía considerada será con fines paliativos (con el propósito de aliviar los síntomas).
Debido a que el cáncer de páncreas puede propagarse rápidamente, la mayoría de los
médicos no aconseja la cirugía mayor con fines paliativos, especialmente para las personas
que no gozan de buena salud.

Algunas veces se puede comenzar la cirugía con la esperanza de curar al paciente, pero
después de iniciar la operación el cirujano descubre que no es posible. En este caso, el
cirujano puede realizar una operación paliativa menos extensa, conocida como cirugía de
derivación, para ayudar a aliviar los síntomas.

El cáncer que crece en la cabeza del páncreas puede bloquear el conducto colédoco en su
paso por esta parte del páncreas. Esta obstrucción puede causar dolor y problemas
digestivos debido a que la bilis no llega al intestino. Los químicos de la bilis también se
acumularán en el cuerpo, causando ictericia, náuseas, vómitos y otros problemas. Hay dos
opciones principales para aliviar la obstrucción del conducto biliar en esta situación:

Colocación de una endoprótesis

El método más común para desobstruir el conducto biliar no es una cirugía real. En cambio,
se coloca una endoprótesis (stent, un tubo pequeño que usualmente está hecho de metal)
dentro del conducto para mantenerlo abierto. Por lo general se coloca por medio de un
endoscopio (un tubo flexible y largo) mientras usted está sedado. A menudo, esto es parte
de una colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (ERCP). El doctor desliza el
endoscopio a través de la garganta hasta llegar al intestino delgado. A través del
endoscopio, el médico puede entonces colocar la endoprótesis en el conducto biliar. La
endoprótesis también se puede colocar a través de la piel durante una
colangiopancreatografía transhepática percutánea (PTC). (Consulte Pruebas para el cáncer
de páncreas).

La endoprótesis ayuda a mantener abierto el conducto biliar aun cuando el cáncer


circundante ejerza presión al conducto. Sin embargo, después de varios meses, la
endoprótesis puede obstruirse, y tal vez sea necesario desbloquearlo o reemplazarlo.
También se pueden usar endoprótesis de mayor tamaño para mantener abiertas partes del
intestino delgado si es que están en peligro de ser bloqueadas por el cáncer.
Una endoprótesis del conducto biliar también se puede colocar para ayudar a aliviar la
ictericia antes de realizar la cirugía curativa (lo que usualmente ocurre varias semanas más
tarde). Esto puede ayudar a reducir el riesgo de complicaciones a causa de la cirugía.

Cirugía de derivación

En las personas que están lo suficientemente saludables, otra opción para aliviar una
obstrucción del conductor biliar consiste en realizar una cirugía para desviar el flujo de la
bilis desde el conducto colédoco directamente al intestino delgado y así circundar al
páncreas. Por lo general, este procedimiento requiere que se haga una incisión (corte)
grande en el abdomen que puede requerir varias semanas para la recuperación. Algunas
veces se puede llevar a cabo la cirugía a través de varios cortes pequeños realizados en el
abdomen mediante el uso de instrumentos quirúrgicos largos y especiales. (Esto se conoce
como cirugía laparoscópica o cirugía mínimamente invasiva).

A menudo, la colocación de una endoprótesis es más fácil y la recuperación es más corta,


razón por la cual este procedimiento se realiza con más frecuencia que la cirugía de
derivación. No obstante, la cirugía puede ofrecer algunas ventajas, tales como:

A menudo puede ofrecer un alivio más duradero que una endoprótesis, la cual podría
requerir limpieza o reemplazo

Podría ser una opción si por alguna razón no es posible colocar una endoprótesis

Durante la cirugía, es posible que el cirujano pueda cortar algunos de los nervios que
rodean el páncreas o inyectarlos con alcohol. Debido a que el cáncer pancreático a menudo
causa dolor si llega a estos nervios, este procedimiento puede reducir o eliminar cualquier
dolor causado por el cáncer.

Algunas veces, durante la operación también se desconecta el extremo que conecta al


estómago con el duodeno (la parte inicial del intestino delgado) y se reconecta con una
porción del intestino delgado que se encuentra más abajo. Esto se conoce como una
derivación gástrica. La derivación gástrica se hace porque con el pasar del tiempo el cáncer
puede crecer lo suficientemente como para bloquear el duodeno, lo que puede causar dolor
y vómitos y a menudo requiere cirugía urgente. Algunas veces hacer una derivación
(bypass) del duodeno antes de que esto ocurra, puede ayudar a evitar esto.
Aun así, una cirugía de derivación puede ser una operación compleja. Por lo tanto, resulta
importante que usted esté lo suficientemente saludable para tolerarla, y que hable con su
médico sobre los posibles beneficios y riesgos antes de someterse a la cirugía.

*Cáncer de Hígado.

¿Qué es cáncer de hígado?:

El cáncer se origina cuando las células en el cuerpo comienzan a crecer en forma


descontrolada. Las células de casi cualquier parte del cuerpo pueden convertirse en cáncer y
pueden extenderse a otras áreas del cuerpo. Para saber más sobre el origen y la propagación
del cáncer lea ¿Qué es el cáncer?

Solamente los cánceres que se originan en el hígado se denominan cáncer de hígado (cáncer
primario de hígado). Para entender el cáncer de hígado, resulta útil conocer sobre la
estructura normal y la función del hígado.

Información sobre el hígado:

El hígado es el órgano interno más grande de su cuerpo. Se encuentra debajo de las costillas
de su lado derecho justo bajo el pulmón derecho, y se divide en lóbulos.

Usted no puede vivir sin el hígado. Éste realiza varias funciones importantes:

Descompone y almacena muchos de los nutrientes que su intestino absorbe y que su cuerpo
necesita para funcionar. Algunos nutrientes tienen que cambiarse (metabolizarse) en el
hígado antes de usarse como fuente de energía o para crear y reparar el tejido

Produce la mayoría de los factores de coagulación que evitan que usted sangre demasiado
cuando se corta o se lastima

Segrega bilis a los intestinos para ayudar a absorber los nutrientes (especialmente grasas)
Descompone alcohol, medicamentos, y desechos tóxicos en la sangre, que luego salen del
cuerpo a través de la orina y las heces fecales

El hígado está compuesto principalmente por células que se llaman hepatocitos. También
está compuesto por otros tipos de células, incluyendo células que cubren sus vasos
sanguíneos y las células que cubren los conductos pequeños en el hígado que se llaman
conductos biliares. Los conductos biliares se extienden hasta el hígado y llevan bilis desde
el hígado a la vesícula biliar o directamente a los intestinos.

Estos tipos diferentes de células en el hígado pueden formar varios tipos de tumores
malignos (cancerosos) y benignos (no cancerosos). Estos tumores tienen causas diferentes,
se tratan de maneras distintas y tienen un pronóstico diferente.

Tumores benignos del hígado:

Algunas veces, los tumores benignos crecen tanto como para causar problemas, aunque
ellos no invaden los tejidos cercanos ni se propagan a partes distantes del cuerpo. Si
requieren tratarse, por lo general el paciente puede curarse con cirugía.

Hemangioma:

El tipo más común de tumor benigno del hígado se origina en los vasos sanguíneos y se
conoce como hemangioma. La mayoría de los hemangiomas del hígado no produce
síntomas y no requiere tratamiento. Sin embargo, algunos pueden sangrar y requerir que se
extirpen quirúrgicamente.

Adenoma hepático:

El adenoma hepático es un tumor benigno que surge de los hepatocitos (el tipo principal de
célula del hígado). La mayoría no causa síntomas y no requiere tratamiento. Sin embargo,
algunos causan síntomas, como dolor o una masa en el abdomen (en el área del estómago),
o pérdida de sangre. Debido a que hay un riesgo de que el tumor se reviente (lo que
causaría una hemorragia grave) y un riesgo leve de que se convierta en cáncer de hígado en
el futuro, la mayoría de los expertos usualmente recomendará extirpar el tumor, si es
posible.
El uso de ciertos medicamentos puede aumentar el riesgo de tener estos tumores. Las
mujeres tienen una mayor probabilidad de tener uno de estos tumores si toman pastillas
anticonceptivas, aunque ésta es una complicación que ocurre raras veces. Los hombres que
usan esteroides anabólicos también pueden padecer estos tumores. Los adenomas pueden
reducirse en tamaño cuando se suspenden los medicamentos.

Hiperplasia nodular focal

La hiperplasia nodular focal (FNH) es un crecimiento compuesto por varios tipos de célula
(hepatocitos, células del conducto biliar y células del tejido conectivo) parecido a un tumor.
Aunque este tumor es benigno, puede ser difícil separarlo de los tumores que realmente son
cánceres de hígado. Por lo tanto, los médicos algunas veces extirpan este tumor cuando no
hay un diagnóstico claro. Si presenta síntomas a causa de este tumor, este se puede extirpar
con cirugía.

Tanto los FNH como los adenomas hepáticos son más comunes en las mujeres que en los
hombres.

Tipos de cáncer de hígado primario

Un cáncer que se origina en el hígado se llama cáncer de hígado primario. Existe más de
una clase de cáncer de hígado primario.

Carcinoma hepatocelular (cáncer hepatocelular)

El carcinoma hepatocelular es la forma más común del cáncer de hígado en adultos.

El cáncer hepatocelular tiene distintos patrones de crecimiento:

Algunos comienzan como un tumor sencillo que va creciendo. Sólo cuando la enfermedad
es avanzada se propaga a otras partes del hígado.

Un segundo tipo parece comenzar con muchas manchas pequeñas a través del hígado, y no
como un tumor solo. Éste se ve con mayor frecuencia en las personas que tienen cirrosis del
hígado y es el patrón más común visto en los Estados Unidos.
Los médicos pueden distinguir con un microscopio varios subtipos de cáncer hepatocelular.
La mayoría de estos subtipos no afecta el tratamiento o el pronóstico. No obstante, es
importante reconocer uno de estos subtipos, el fibrolamelar. Este tipo es poco común, pues
representa menos del 1% de los cánceres hepatocelulares. Con más frecuencia se observa
en las mujeres menores de 35 años, y a menudo el resto del hígado no está enfermo. Por lo
general, este subtipo tiene un mejor pronóstico que otras formas de cáncer hepatocelular.

En este artículo, cuando usamos “cáncer de hígado” nos referimos a carcinoma


hepatocelular.

Colangiocarcinoma intrahepático (cáncer de conducto biliar)

Alrededor del 10% al 20% de los cánceres originados en el hígado son colangiocarcinomas
intrahepáticos. Estos cánceres comienzan en las células que cubren los conductos biliares
pequeños (conductos que llevan bilis a la vesícula biliar) dentro del hígado. (La mayoría de
los colangiocarcinomas en realidad se originan en los conductos biliares que están fuera del
hígado).

Aunque el resto de este documento trata principalmente sobre los cánceres hepatocelulares,
el tratamiento de los colangiocarcinomas a menudo es el mismo. Para más información
sobre este tipo de cáncer, lea nuestro documento (disponible en inglés), Bile Duct
(Cholangiocarcinoma) Cancer.

Angiosarcoma y hemangiosarcoma

El angiosarcoma y el hemangiosarcoma son tipos de cáncer poco comunes que se originan


en las células que revisten los vasos sanguíneos del hígado. Las personas que han estado
expuestas al cloruro de vinilo o al dióxido de torio (Thorotrast) tienen más probabilidad de
padecer estos tipos de cáncer. Lea la sección “ Factores de riesgo del cáncer de hígado”. Se
cree que algunos otros casos son causados por la exposición al arsénico o radio, o a una
afección hereditaria conocida como hemocromatosis hereditaria. En alrededor de la mitad
de todos los casos, no ha podido ser identificada una causa probable.

Estos tumores crecen rápidamente y por lo general, para el momento en que se detectan, se
han propagado demasiado como para extirparlos quirúrgicamente. La quimioterapia y la
radioterapia pueden ayudar a desacelerar la enfermedad, pero estos cánceres son por lo
general muy difíciles de tratar. Estos cánceres se tratan como otros sarcomas. Para más
información, lea nuestro documento Sarcomas de tejidos blandos en adultos.
Hepatoblastoma

El hepatoblastoma es un tipo de cáncer de hígado poco común que se origina en niños,


generalmente los menores de 4 años de edad. Las células del hepatoblastoma son similares
a las células fetales del hígado. Alrededor de dos de cada tres niños con estos tumores son
tratados exitosamente con cirugía y quimioterapia, aunque los tumores son más difíciles de
tratar si se han propagado fuera del hígado.

Cáncer secundario del hígado (cáncer del hígado metastásico)

La mayoría de las veces en que se detecta el cáncer en el hígado, no comenzó allí, sino que
se propagó (hizo metástasis) desde otra parte del cuerpo, como el páncreas, el colon, el
estómago, el seno, o el pulmón. Debido a que este cáncer se ha propagado de su
localización original (primaria), es un cáncer de hígado secundario. A estos tumores se les
nombra y trata según el lugar primario (donde se originaron). Por ejemplo, el cáncer que
comenzó en los pulmones y se propagó al hígado se llama cáncer de pulmón con
propagación al hígado, no cáncer de hígado, y se trata como cáncer de pulmón.

En los Estados Unidos y Europa, los tumores secundarios del hígado (metastásicos) son
más comunes que el cáncer primario del hígado. Lo contrario resulta cierto para muchos
lugares de Asia y África.

Para más información sobre metástasis en el hígado a causa de diferentes tipos de cáncer,
lea nuestros documentos sobre estos tipos específicos de cáncer, así como nuestro
documento Cáncer avanzado.

*Tumores Carcinoides Intestinales.

Si usted tiene un tumor carcinoide gastrointestinal

Los tumores carcinoides gastrointestinales son un tipo de cáncer en el revestimiento del


tracto digestivo (intestinos). El cáncer se origina cuando las células comienzan a crecer sin
control. Las células en casi cualquier parte del cuerpo pueden convertirse en cáncer. Para
más información sobre el cáncer, cómo puede crecer y se propaga, consulte ¿Qué es el
cáncer?

Para entender los tumores carcinoides gastrointestinales, resulta útil conocer sobre el
sistema digestivo, así como del sistema neuroendocrino.
El sistema gastrointestinal

El sistema gastrointestinal (GI), también conocido como el sistema digestivo, convierte los
alimentos en energía y elimina del cuerpo a los residuos sólidos. Luego de masticar y tragar
los alimentos, éstos pasan al esófago. Este conducto lleva el alimento a través del cuello y
pecho hasta el estómago. El esófago está unido al estómago (un saco que contiene los
alimentos y da comienzo al proceso digestivo segregando jugo gástrico). Los alimentos y
los jugos gástricos se mezclan en un fluido espeso, que luego desemboca en el intestino
delgado.

El intestino delgado continúa digiriendo los alimentos y absorbe la mayoría de los


nutrientes. Es la sección más larga del intestino, mide más de 20 pies. El intestino delgado
está conectado al colon, un conducto más ancho de aproximadamente 5 pies de largo. El
apéndice se encuentra cerca de la esquina de intestino delgado y colon. El colon absorbe
agua y nutrientes de los alimentos y almacena los residuos. Los desechos pasan al recto. De
allí, las heces fecales salen del cuerpo a través del ano.

El sistema neuroendocrino

Este sistema está formado por células que en cierta forma son como las células nerviosas y
que por otro lado son como las células productoras de hormonas. Estas células no forman
un órgano real como las glándulas suprarrenales o tiroides. En cambio, se encuentran
dispersas por todo el cuerpo en órganos como los pulmones, el estómago y los intestinos.
Los tumores carcinoides se originan en las células del sistema neuroendocrino.

Las células neuroendocrinas ayudan a controlar la liberación de jugos digestivos y cuán


rápidamente se mueve la comida en el intestino. También pueden ayudar a controlar el
crecimiento de otros tipos de células del sistema digestivo.

Tumores carcinoides

Al igual que la mayoría de las células en el cuerpo, las células neuroendocrinas en el


intestino a veces pasan por determinados cambios que hacen que crezcan demasiado y
formen tumores.
Los tumores neuroendocrinos son crecimientos que pueden parecer benignos, pero se
pueden propagar a otras partes del cuerpo.

Los tumores de bajo grado (grado 1) tienen células que no lucen muy anormales y crecen
lentamente.

Los tumores de grado intermedio (grado 2) están entre los tumores de bajo y alto grado.

Los cánceres neuroendocrinos se pueden propagar a otras partes del cuerpo. Se llaman
cánceres de alto grado (grado 3) porque las células se ven muy anormales y están creciendo
rápidamente.

El apéndice

Las personas con tumores en el apéndice a menudo no presentan síntomas. Si se encuentra


un tumor, es generalmente cuando se extrae el apéndice durante una operación que se
realiza debido a algún otro problema. A veces, el tumor bloquea la abertura entre el
apéndice y el resto del intestino y causa apendicitis. Esto conduce a síntomas como fiebre,
náuseas, vómitos y dolor abdominal.

El intestino delgado o el colon

Si el tumor comienza en el intestino delgado, puede causar que los intestinos se doblen y
estén bloqueados por un tiempo. Esto puede causar cólicos, dolor abdominal, pérdida de
peso, cansancio, abdomen hinchado, diarrea o náuseas y vómitos, que pueden ser
intermitentes. Esto a veces puede ocurrir durante varios años antes de encontrar el tumor.
Un tumor generalmente necesita crecer bastante antes de bloquear completamente el
intestino ocasionando dolor abdominal, náuseas y vómitos severos, y una posible afección
potencialmente mortal.

El recto

Los tumores carcinoides rectales se encuentran a menudo durante exámenes de rutina,


aunque pueden causar dolor y sangrado del recto, y estreñimiento.

El estómago
Los tumores carcinoides que se inician en el estómago suelen crecer lentamente y a menudo
no causan síntomas. A veces se encuentran durante un examen del estómago que se realiza
para buscar otras cosas.

Signos y síntomas de las hormonas producidas por los tumores carcinoides

Algunos tumores carcinoides pueden liberar suficientes sustancias semejantes a las


hormonas en la sangre como para causar los síntomas del síndrome carcinoide. Estos
incluyen:

Sofocos faciales (enrojecimiento y sensación de calor)

Diarrea intensa

Respiración sibilante

Latidos rápidos del corazón

Muchas personas se dan cuenta que el estrés, el ejercicio intenso y beber alcohol también
pueden desencadenar en estos síntomas. Con el paso del tiempo, estas sustancias
semejantes a hormonas pueden dañar el corazón, causando falta de aire, debilidad, y un
soplo cardíaco (un sonido anormal del corazón).

No todos los tumores carcinoides gastrointestinales causan el síndrome carcinoide. La


mayoría de los casos de síndrome carcinoide ocurre sólo después de que el cáncer se ha
propagado a otras partes del cuerpo como el hígado.

Pruebas que se pueden realizar

Radiografías con bario: estas pruebas utilizan bario (un líquido calcáreo blancuzco) para
cubrir el revestimiento del esófago, el estómago y los intestinos). La capa de bario puede
ayudar a mostrar áreas anormales en estos órganos.

Tomografía computarizada (CT scan): usa rayos X para crear imágenes del interior de su
cuerpo. Este estudio puede mostrar imágenes claras del intestino y del área a su alrededor
para ver si el cáncer se ha propagado. También se puede usar una tomografía
computarizada para realizar una biopsia (vea información más adelante).
Imágenes por resonancia magnética (MRI): usan ondas de radio e imanes potentes en lugar
de rayos X para tomar imágenes claras del interior del cuerpo. Las MRI son muy útiles para
observar los cánceres del hígado.

PET scan: en este estudio (PET) se usa un tipo de azúcar que se puede ver en el interior del
cuerpo con una cámara especial. Si hay cáncer, el azúcar aparece como “puntos
radioactivos” indicando dónde se encuentra el cáncer. Esta prueba es útil cuando su médico
considera que el cáncer se ha propagado, pero desconoce el sitio de la posible propagación.
Para los tumores carcinoides gastrointestinales, se utiliza una sustancia diferente en lugar
de azúcar para encontrar las células cancerosas.

Gammagrafía con octreotida: la octreotida es una sustancia parecida a las hormonas que se
adhiere a las células carcinoides. Una pequeña cantidad de octreotida con una sustancia
radiactiva se inyecta en sus venas. Esta sustancia viaja por la sangre y se une a los tumores
neuroendocrinos carcinoides. Unas horas después de la inyección, una cámara especial
mostrará donde se haya acumulada la radioactividad en el cuerpo indicando donde se
encuentran los tumores.

Biopsia: en una biopsia el médico extrae una pequeña muestra del tumor, y la envía al
laboratorio para saber si contiene células cancerosas. Esta es la mejor manera de asegurarse
si usted tiene o no cáncer.

Pruebas de sangre/orina: los análisis de sangre y de orina no se usan para encontrar un


tumor carcinoide gastrointestinal, sino que se hacen para informar más al médico sobre su
estado de salud.

¿Qué tan grave es mi cáncer?

Si usted tiene un tumor carcinoide gastrointestinal, el médico querrá saber qué tanto se ha
propagado. A esto se le llama estadificación. La etapa (estadio) del cáncer ayuda al médico
a encontrar el mejor tratamiento para usted.
Para la mayoría de los tumores carcinoides gastrointestinales, la etapa describe el
crecimiento del cáncer a través de las capas de la pared del sistema digestivo. También
indica si el cáncer se ha propagado a los ganglios linfáticos cercanos o a órganos como el
hígado.

Asegúrese de preguntarle a su médico sobre la etapa de su cáncer y lo que esto podría


significar para usted.

¿Qué tipo de tratamiento necesitaré?

El mejor plan de tratamiento para usted depende de la etapa de su cáncer, su edad, estado
general de salud, la posibilidad de que el cáncer se pueda extirpar con cirugía, y otros
factores. A menudo, el tratamiento ayuda a aliviar los síntomas y desacelera el cáncer, pero
puede que no cure la enfermedad. Hable con su médico para que conozca sus opciones.

Cirugía

La cirugía es el tratamiento principal para los tumores carcinoides gastrointestinales. Si el


tumor no se ha propagado, con frecuencia se puede curar con la cirugía solamente. A veces,
parte del órgano (como el estómago o el intestino) debe extraerse junto con los ganglios
linfáticos cercanos.

Efectos secundarios de la cirugía

En cualquier tipo de cirugía puede haber riesgos y efectos secundarios. Pregunte al médico
lo que usted puede esperar. Si tiene algún problema, dígaselo a sus médicos.

Ablación del tumor para el cáncer de hígado

La ablación del tumor destruye el tumor sin extraerlo. Hay varias maneras de hacer esto,
como calentar el tumor, congelar el tumor o matar las células cancerosas con alcohol. Hable
con el médico sobre el tratamiento planeado y qué es lo que se puede esperar.

Tratamiento con radiación


La radiación utiliza rayos de alta energía (por ejemplo, rayos X) para destruir las células
cancerosas. Puede que sea una opción para las personas que no puedan someterse a una
cirugía, y en algunos casos también se le podría administrar después de la cirugía si existe
la probabilidad de que no se haya extirpado algo del tumor. Además, la radiación se puede
administrar para aliviar algunos problemas causados por el cáncer. Se administra en
pequeñas dosis todos los días durante muchas semanas.

Efectos secundarios de los tratamientos de radiación

Si su médico sugiere la radioterapia como su tratamiento, pregúntele acerca de los efectos


secundarios que podrían presentarse. Algunos de estos efectos secundarios son:

Cambios en la piel donde se administró la radiación

Mucho cansancio (fatiga)

Malestar estomacal

Diarrea

La mayoría de los efectos secundarios se alivian después de que finaliza el tratamiento. Sin
embargo, algunos pueden durar más tiempo. Hable con su médico sobre lo que usted puede
esperar.

Quimioterapia

Quimio (la forma abreviada de quimioterapia) es el uso de medicamentos para combatir el


cáncer. Los medicamentos de quimioterapia se pueden usar en conjunto o solos, y con
frecuencia se administran con otros tipos de medicinas. Por lo general, el tratamiento dura
muchos meses.

La mayoría de los tumores carcinoides no se trata con quimioterapia. Este tratamiento se


utiliza principalmente para los tumores que se han propagado a otros órganos, están
causando síntomas graves, no se han encogido con el uso de otros medicamentos, o tumores
que están creciendo rápidamente.
Los medicamentos se podrían administrar por vía intravenosa o tomarse como pastillas.
Estos medicamentos ingresan en la sangre y llegan a todo el cuerpo.

La quimioterapia se aplica en ciclos o series de tratamiento. Después de cada tratamiento, a


menudo se provee un periodo de descanso. Esto le provee un tiempo al cuerpo para que se
alivie de cualquier efecto secundario.

Efectos secundarios de la quimioterapia

La quimioterapia puede causar muchos efectos secundarios, como:

Caída del cabello

Úlceras en la boca

Falta de apetito

Diarrea

Malestar estomacal

Mayor riesgo de infecciones

Aparición de moretones y sangrado con facilidad

Cansancio

Estos problemas tienden a desaparecer después de que finaliza el tratamiento, pero hay
maneras de tratar la mayoría de los efectos secundarios. Asegúrese de hablar con su equipo
de atención médica contra el cáncer para que puedan ayudarlo.

Medicamentos radioactivos

Los medicamentos que contienen partículas radioactivas pueden ser útiles en el tratamiento
de algunos tumores carcinoides. Este tipo de tratamiento permite a los médicos administrar
altas dosis de radiación directamente a los tumores.
Los efectos secundarios más comunes son náuseas, problemas renales y hepáticos,
recuentos bajos de glóbulos blancos y vómitos.

Medicamentos de terapia dirigida

Los medicamentos de terapia dirigida son tratamientos más recientes que pueden usarse
para tratar ciertos tipos de tumores carcinoides gastrointestinales. Estos medicamentos
afectan principalmente a las células cancerosas y no a las células normales del cuerpo.
Estos pueden ser eficaces incluso si otro tratamiento no surte efecto. Vienen en forma de
pastillas (píldoras) que usted toma en el hogar. Estos medicamentos causan efectos
secundarios diferentes a los de la quimioterapia.

Otros medicamentos

Los medicamentos, como octreotida y lanreotida se utilizan para tratar los síntomas del
síndrome carcinoide y ayudar a encoger los tumores carcinoides. Se administran en forma
de inyección debajo de la piel.

Estudios clínicos

Los estudios clínicos son investigaciones para probar nuevos medicamentos o tratamientos
en seres humanos. Estos estudios comparan los tratamientos convencionales con otros que
podrían ser mejores.

Los estudios clínicos son una manera de recibir los tratamientos del cáncer más nuevos. A
menudo, los estudios clínicos son la mejor alternativa para que los médicos encuentren
mejores maneras de tratar el cáncer. Si su médico puede encontrar un estudio clínico sobre
el tipo de cáncer que tiene, usted decide si quiere participar. En caso de que se inscriba en
un estudio clínico, siempre podrá dejar de participar en cualquier momento.

Si desea más información sobre estudios clínicos que pudieran ser adecuados para usted,
pregunte a su médico si su clínica u hospital participan en estudios clínicos. Consulte
Estudios clínicos para obtener más información.

Descripción general
Los tumores carcinoides son un tipo de cáncer de crecimiento lento, que pueden aparecer
en diferentes lugares de todo el cuerpo. Los tumores carcinoides, que son un subconjunto
de tumores llamados tumores neuroendocrinos, suelen comenzar en el tracto digestivo
(estómago, apéndice, intestino delgado, colon o recto) o en los pulmones.

Los tumores carcinoides generalmente no producen signos ni síntomas hasta que la


enfermedad está más avanzada. Los tumores carcinoides pueden producir y liberar
hormonas en tu cuerpo que provocan signos y síntomas como diarrea o enrojecimiento de la
piel.

El tratamiento para los tumores carcinoides suele ser la cirugía y puede incluir
medicamentos.

Síntomas

En algunos casos, los tumores carcinoides no provocan ningún signo o síntoma. Cuando se
presentan, los signos y síntomas suelen ser leves y dependen de la ubicación del tumor.

Tumores carcinoides en los pulmones

Los signos y síntomas de los tumores pulmonares carcinoides comprenden:

Dolor en el pecho

Silbido al respirar

Dificultad para respirar

Diarrea

Enrojecimiento o sensación de calor en el rostro y en el cuello (enrojecimiento cutáneo)

Aumento de peso, en particular, alrededor de la parte media del cuerpo y la parte superior
de la espalda

Marcas rosadas o moradas en la piel que parecen estrías

Tumores carcinoides en el tubo digestivo

Los signos y síntomas de los tumores carcinoides en el tubo digestivo comprenden los
siguientes:
Dolor abdominal

Diarrea

Náuseas, vómitos e incapacidad de defecar debido a un bloqueo intestinal (obstrucción


intestinal)

Sangrado rectal

Dolor en el recto

Enrojecimiento o sensación de calor en el rostro y en el cuello (enrojecimiento cutáneo)

Causas

No se sabe con exactitud qué causa los tumores carcinoides. Por lo general, el cáncer ocurre
cuando una célula desarrolla mutaciones en su ADN. Las mutaciones permiten que la célula
continúe creciendo y dividiéndose, mientras que las células sanas normalmente se mueren.

La acumulación de células forma un tumor. Las células cancerígenas pueden invadir el


tejido sano circundante y propagarse a otras partes del cuerpo.

Los médicos no saben qué provoca las mutaciones que conducen al desarrollo de tumores
carcinoides. Lo que sí saben es que los tumores carcinoides crecen en las células
neuroendocrinas.

Las células neuroendocrinas se encuentran en varios órganos del cuerpo. Desempeñan


funciones algunas funciones celulares nerviosas y algunas funciones celulares endocrinas
que producen hormonas. Algunas de las hormonas producidas por las células endocrinas
son el cortisol, la histamina, la insulina y la serotonina.

Factores de riesgo

Estos son algunos de los factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar tumores
carcinoides:
Edad avanzada. Los adultos mayores tienen más probabilidades de que se les diagnostique
un tumor carcinoide que los jóvenes o los niños.

Sexo. Las mujeres son más propensas que los hombres a desarrollar tumores carcinoides.

Antecedentes familiares. Tener antecedentes familiares de neoplasia endocrina múltiple,


tipo I (NEM I), aumenta el riesgo de desarrollar tumores carcinoides. Las personas con
NEM I desarrollan múltiples tumores en las glándulas del sistema endocrino.

Complicaciones

Las células de los tumores carcinoides pueden segregar hormonas y otros químicos, lo que
provoca una serie de complicaciones, tales como las siguientes:

Síndrome carcinoide. El síndrome carcinoide causa enrojecimiento o una sensación de calor


en la cara y el cuello (rubor), diarrea crónica y dificultad para respirar, entre otros signos y
síntomas.

Cardiopatía carcinoide. Los tumores carcinoides pueden segregar hormonas que provocan
el engrosamiento de la capa que recubre las cámaras, las válvulas y los vasos sanguíneos
del corazón. Esto puede conducir a la perforación de las válvulas del corazón y una
insuficiencia cardíaca que pueden requerir una cirugía de reemplazo de válvula. La
cardiopatía carcinoide a menudo puede controlarse con medicamentos.

Síndrome de Cushing Un tumor carcinoide pulmonar puede producir una cantidad excesiva
de una hormona que, a su vez, hace que el cuerpo produzca demasiado cortisol.

Diagnóstico

Entre las pruebas y los procedimientos utilizados para diagnosticar los tumores carcinoides
se incluyen los siguientes:

Análisis de sangre. Si tienes un tumor carcinoide, es posible que tu sangre contenga niveles
altos de hormonas segregadas por el tumor carcinoide o por los subproductos que se
generan cuando el cuerpo degrada estas hormonas.

Análisis de orina. Las personas que tienen tumores carcinoides presentan niveles excesivos
de un químico en la orina, que se produce cuando el cuerpo degrada las hormonas
segregadas por los tumores carcinoides.

Estudios de diagnóstico por imágenes. Los estudios de diagnóstico por imágenes, como la
tomografía computarizada (TC), la resonancia magnética (RM), la tomografía por emisión
de positrones (PET), la exploración con octreotida y las radiografías, pueden ayudar al
médico a determinar la ubicación del tumor carcinoide.

Una sonda o cámara que permite ver el interior de tu cuerpo. Es posible que tu médico
utilice un tubo largo y delgado equipado con una lente o cámara para explorar zonas en el
interior de tu cuerpo.

Una endoscopia, que consiste en la introducción de una sonda por la garganta, puede
ayudar a tu médico a ver por dentro el tracto gastrointestinal. Una broncoscopia, en la que
se introduce una sonda por la garganta hasta llegar a los pulmones, puede ayudar a
encontrar tumores carcinoides pulmonares. Pasar una sonda por el recto (colonoscopia)
puede ayudar a diagnosticar tumores carcinoides rectales.

Para poder ver el intestino delgado por dentro, tu médico puede recomendarte una prueba
en la que se utiliza una cámara del tamaño de una píldora que tú debes tragar (endoscopia
por cápsula).

Extracción de tejido para realizar análisis de laboratorio. Se puede recolectar una muestra
del tejido del tumor (biopsia) para confirmar el diagnóstico. El tipo de biopsia que te
realizarán depende de la ubicación del tumor.

En algunos casos, un cirujano utiliza una aguja para extraer células del tumor. En otros
casos, es posible que la biopsia se recolecte durante una cirugía. El tejido se envía a un
laboratorio para realizar diferentes análisis y determinar qué tipos de células hay en el
tumor y cuán agresivas son esas células al microscopio.

Tratamiento

El tratamiento de los tumores carcinoides depende de la ubicación del tumor, de si el cáncer


se ha propagado a otras partes del cuerpo, de los tipos de hormonas que segrega el tumor,
de tu estado de salud general y de tus preferencias.

Cirugía
Si se detectan de manera precoz, los tumores carcinoides se pueden extraer por completo
mediante una cirugía. Si los tumores carcinoides se detectan en una etapa más avanzada, tal
vez no sea posible extraerlos por completo. En algunos casos, los cirujanos pueden intentar
extraer la mayor parte del tumor posible, para controlar los signos y síntomas.

Medicamentos

Entre los medicamentos utilizados para tratar el síndrome carcinoide se incluyen los
siguientes:

Medicamentos que bloqueen las hormonas segregadas por las células cancerígenas. Utilizar
medicamentos para bloquear las hormonas segregadas por el tumor puede reducir los signos
y síntomas del síndrome carcinoide y retrasar el crecimiento del tumor.

El octreótido (Sandostatin) y la lanreotida (Somatuline Depot) se administran mediante una


inyección debajo de la piel. Algunos de los efectos secundarios de estos dos medicamentos
son dolor abdominal, hinchazón y diarrea. Telotristat (Xermelo) es una pastilla que en
ocasiones se utiliza en combinación con octreótido o lanreótido para tratar de mejorar los
síntomas del síndrome carcinoide.

Medicamentos que administran radioterapia directamente a las células cancerosas. La


terapia radionucleídica de receptores peptídicos (PRRT) combina un medicamento que
busca células cancerosas con una sustancia radioactiva que las elimina. En la PRRT para
tumores carcinoides, el medicamento se inyecta en el cuerpo, viaja hacia las células
cancerosas, se une a las células y administra la radiación directamente a estas. Esta terapia
se utiliza en personas que tienen cáncer avanzado, el cual creció a pesar del uso de
octreótido o lanreótido.

Tratamientos para los tumores carcinoides que se propagaron al hígado

Por lo general, los tumores carcinoides se propagan (metástasis) al hígado. Las opciones de
tratamiento incluyen las siguientes:

Cirugía hepática. La cirugía para extraer parte del hígado (resección hepática) puede
controlar los signos y síntomas provocados por los tumores hepáticos.
Detener el suministro de sangre a los tumores hepáticos. Mediante un procedimiento
llamado embolización de la arteria hepática, el médico obstruye la arteria principal del
hígado (arteria hepática), lo que detiene el suministro de sangre a las células cancerígenas
que se propagaron al hígado. Las células sanas del hígado sobreviven gracias a la sangre de
otros vasos sanguíneos.

Matar las células cancerígenas con calor o frío. La ablación por radiofrecuencia es un
tratamiento con calor que mata las células de los tumores carcinoides que se encuentran en
el hígado. La crioablación utiliza ciclos de congelación y descongelación para matar las
células cancerígenas.

*Introducción a los tumores cardíacos:

Un tumor es cualquier tipo de crecimiento anómalo, ya sea canceroso (maligno) o no


canceroso (benigno). Los tumores en el corazón pueden ser

Primario (benigno o maligno)

Metastásico (estos tumores siempre son cancerosos).

Los tumores cardíacos primarios son tumores que se originan en el corazón. Los tumores
cardíacos primarios son muy poco frecuentes y ocurren en menos de una de cada 2000
personas. La mayoría de los tumores cardíacos primarios son no cancerosos (benignos).

Los tumores cardíacos metastásicos son cánceres que se han desarrollado en otro órgano y
posteriormente se han extendido al corazón. La mayoría de los cánceres cardíacos son
metastásicos.

Tanto los tumores primarios como los metastásicos pueden desarrollarse en el saco que
rodea el corazón (pericardio). Los tumores en el pericardio aprietan (comprimen) el
corazón e impiden que se llene correctamente. Aparece entonces dolor torácico e
insuficiencia cardíaca.

Tumores cardíacos primarios no cancerosos:

En los adultos, aproximadamente la mitad de los tumores cardíacos primarios son mixomas.
Los mixomas suelen aparecer en la cavidad superior (aurícula o atrio) izquierda del
corazón. Estos tumores se desarrollan a partir de células embrionarias localizadas en la capa
interna (revestimiento) de las paredes del corazón.
En los lactantes y los niños, el tipo de tumor cardíaco primario benigno más frecuente es el
rabdomioma. Los rabdomiomas, que suelen aparecer en grupos, por lo general crecen
dentro de las paredes del corazón y se desarrollan directamente a partir de las células del
músculo cardíaco. Habitualmente los rabdomiomas se desarrollan durante la infancia o la
niñez, a menudo formando parte de una enfermedad poco frecuente denominada esclerosis
tuberosa.

El segundo tipo de tumor primario benigno más frecuente en los lactantes y los niños es el
fibroma. Los fibromas, que de modo característico aparecen como un tumor único, suelen
crecer en el interior del músculo cardíaco y se desarrollan a partir de células del tejido
fibroso cardíaco.

Hay muchos otros tipos de tumores cardíacos primarios, pero todos son poco frecuentes.
Algunos son cancerosos y otros benignos.

Localización en el corazón:

Revestimiento de las cámaras cardíacas: Lipoma, Mixoma.

Válvulas del corazón: Fibroelastoma papilar

Pared del corazón: Fibroma, Hemangioma, Rabdomioma.

Superficie externa: Lipoma

Pericardio (saco externo que cubre el corazón): Quiste pericárdico

Base del corazón (donde entran los vasos sanguíneos principales): Paraganglioma,
Teratoma.

Tumores cardíacos primarios malignos

Los tumores cardíacos primarios malignos incluyen

Sarcoma

Mesotelioma

Linfoma
Los sarcomas son cánceres que se desarrollan a partir de tejidos conjuntivos (vasos
sanguíneos, nervios, huesos, grasa, músculos y cartílagos). Los sarcomas son el segundo
tumor cardíaco primario más frecuente (después del mixoma). Se desarrollan en la aurícula
derecha o izquierda y pueden bloquear el flujo sanguíneo a través del corazón. Los tumores
situados en la aurícula derecha pueden propagarse a los pulmones.

El mesotelioma es un cáncer muy poco frecuente que puede desarrollarse en la membrana


que recubre el corazón (pericardio), aunque con mayor frecuencia se desarrolla en la
membrana que recubre los pulmones (pleura). El mesotelioma pericárdico puede extenderse
a la columna vertebral y el cerebro.

El linfoma es un cáncer de los glóbulos blancos (leucocitos) denominados linfocitos. El


linfoma suele desarrollarse en los ganglios linfáticos, el bazo y/o la médula ósea. El linfoma
que se desarrolla en el corazón es extremadamente raro. Ocurre habitualmente en personas
con sida, y crece con rapidez.

Tumores cardíacos metastásicos

Los tumores cardíacos metastásicos suelen originarse en otras regiones del organismo (por
lo general en los pulmones, en las mamas, en los riñones, en la sangre o en la piel) y
después se extienden (metastatizan) al corazón. Estos tumores siempre son cancerosos. Los
tumores cardíacos metastásicos son de 30 a 40 veces más frecuentes que los tumores
cardíacos primarios. Alrededor de un 10% de las personas con cáncer de pulmón o de
mama (dos de los cánceres más frecuentes) y un porcentaje incluso mayor de personas con
melanoma maligno tienen metástasis en el corazón.

Síntomas

Los tumores cardíacos pueden ser asintomáticos, causar síntomas menores o síntomas de
una disfunción cardíaca potencialmente mortal.

Los tumores no cancerosos pueden ser tan mortales como los cancerosos si interfieren en el
funcionamiento del corazón.
Los síntomas graves son

Insuficiencia cardíaca (que provoca hinchazón de las piernas, dificultad respiratoria y


fatiga)

Ritmos cardíacos anormales (arritmias) (que dan lugar a palpitaciones, debilidad o


desmayo)

Hipotensión, también denominada presión arterial baja (que da lugar a mareos y desmayos)

Pueden aparecer los siguientes síntomas menores

Fiebre

Fatiga (letargo)

Dolor articular

Pequeños puntos rojos en la piel (petequias)

Los soplos cardíacos (sonidos provocados por un flujo turbulento de sangre a través del
corazón) aparecen en aproximadamente la mitad de las personas con tumores que se
desarrollan cerca de una válvula cardíaca o sobre ella (como los mixomas y los fibromas)
porque la sangre no fluye por la válvula con normalidad.
Los tumores cardíacos, en especial los mixomas y en algunas ocasiones los fibroelastomas,
pueden degenerar de tal manera que se desprendan fragmentos y viajen por el torrente
sanguíneo (convirtiéndose en émbolos). Los émbolos pueden alojarse en arterias pequeñas
y bloquear el flujo sanguíneo. Además, los coágulos de sangre que se forman en la
superficie de los tumores, como los mixomas, si se desprenden pueden actuar como
émbolos y obstruir alguna arteria. Los síntomas que producen los émbolos dependen del
lugar donde se instale el material y, por tanto, de los tejidos u órganos irrigados por la
arteria bloqueada. Por ejemplo, los émbolos que obstruyen una arteria del cerebro pueden
causar un accidente cerebrovascular.

Diagnóstico

Pruebas de imagen como ecocardiografía, tomografía computarizada y/o resonancia


magnética

Los tumores cardíacos primarios son difíciles de diagnosticar porque son relativamente
infrecuentes y sus síntomas se parecen a los de otras enfermedades. Se puede sospechar de
un tumor cardíaco primario en personas con soplos cardíacos, arritmias cardíacas, síntomas
inexplicables de insuficiencia cardíaca o fiebre inexplicable (que puede deberse a un
mixoma). Se sospecha tumores cardíacos metastásicos cuando los pacientes con cáncer en
cualquier sitio del organismo acuden al médico con síntomas de disfunción cardíaca. Los
tumores cardíacos se suelen diagnosticar mientras la persona se está sometiendo a pruebas
para valorar otra condición médica, como la dificultad respiratoria.

Si se sospecha un tumor, normalmente se realiza un ecocardiograma para confirmar el


diagnóstico. Para este procedimiento se desliza sobre el pecho del paciente una sonda
(transductor) que emite y recibe ondas de ultrasonido y muestra una imagen de las
estructuras del corazón. Cuando es preciso observar el corazón desde otra perspectiva, se
puede pasar la sonda a través de la garganta hacia el interior del esófago con el propósito de
registrar señales procedentes de la parte posterior del corazón. Este procedimiento se
denomina ecocardiografía transesofágica.

La tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética nuclear (RMN) pueden


aportar información adicional y en muchas ocasiones permiten distinguir los tumores no
cancerosos de los cancerosos.
A diferencia de los tumores que asienten en la mayoría de otras localizaciones, los médicos
rara vez hacen una biopsia del corazón (tomar una muestra de tejido para examinarla con el
microscopio). La biopsia del corazón puede ser peligrosa (dependiendo de la localización
del tumor), y los médicos por lo general pueden determinar la diferencia entre tumores
cardíacos benignos y malignos basándose en los resultados de las pruebas de diagnóstico
por la imagen.

Tratamiento

Extirpación quirúrgica de tumores cardíacos no cancerosos (benignos)

En ocasiones quimioterapia o radioterapia para las personas con tumores cardíacos


cancerosos

Tumores cardíacos no cancerosos (benignos)

Es posible extirpar quirúrgicamente un único tumor primario cardíaco, pequeño y no


canceroso, lo que habitualmente lleva a la curación. Si un tumor primario grande y no
canceroso disminuye de forma importante el flujo sanguíneo cardíaco, la resección del
segmento del tumor que no se crece dentro de la pared del corazón mejora la función
cardíaca. Sin embargo, cuando está involucrada una zona extensa de la pared cardíaca suele
ser imposible la intervención quirúrgica.

Los rabdomiomas remiten sin tratamiento en aproximadamente la mitad de los recién


nacidos afectados. En la otra mitad, los tumores no siguen creciendo y no requieren
tratamiento.

En los lactantes y los niños un fibroma puede ser extirpado con éxito si no afecta a la pared
que separa los ventrículos (septo o tabique). Los tumores que afectan a esta pared suelen
afectar también al sistema de conducción eléctrica del corazón y no pueden ser extirpados
quirúrgicamente. Los niños con este tipo de tumor mueren a una edad temprana,
generalmente por arritmia. Si un fibroma es grande, obstruye el flujo sanguíneo y ha
crecido en el tejido circundante, puede ser necesario un trasplante cardíaco.
El trasplante se realiza en raras ocasiones, ya sea en niños o adultos, y únicamente los
tumores benignos son candidatos al trasplante de corazón.

Tumores cardíacos cancerosos

Los tumores primarios cancerosos no pueden extirparse quirúrgicamente y suelen ser


mortales. En ocasiones se utiliza quimioterapia o radioterapia para ralentizar la progresión
de la enfermedad. El tratamiento del cáncer metastásico depende del órgano del que
procede la lesión maligna y puede incluir quimioterapia.

Tumores pericárdicos (del pericardio)

Los tumores benignos del pericardio pueden extirparse quirúrgicamente, pero si son
cancerosos no se extirpan porque en general se han diseminado por otras partes del cuerpo.
Si el tumor secreta líquido que interfiere con el movimiento del corazón, este líquido puede
drenarse con un pequeño tubo de plástico insertado con una aguja en el espacio entre el
pericardio y el corazón (el espacio pericárdico). A veces se inyectan fármacos en el espacio
pericárdico para frenar el crecimiento del tumor.

Cáncer de corazón: ¿existe?

El cáncer de corazón (tumor cardíaco primario) es un tipo de cáncer que se presenta en el


músculo cardíaco. Los tumores cancerosos (malignos) que se originan en el corazón
generalmente son sarcomas, un tipo de cáncer que se origina en los tejidos blandos. La
amplia mayoría de los tumores de corazón no son cancerosos (son benignos).

El cáncer de corazón es muy poco frecuente. Por ejemplo, en un estudio, se analizaron más
de 12 000 autopsias y solo se encontraron 7 casos de tumor cardíaco primario. En Mayo
Clinic, en promedio, solo se ve un caso de cáncer de corazón al año.

Si bien aún es poco frecuente, la mayoría de los tipos de cáncer que se detectan en el
corazón provienen de otras partes del cuerpo. Los tipos de cáncer que se originan cerca del
corazón, como el de pulmón, pueden desarrollarse y comprometer el corazón o la
membrana que lo recubre (pericardio). Asimismo, el cáncer puede originarse en cualquier
otro lado del cuerpo y extenderse al corazón a través del torrente sanguíneo. Los tipos de
cáncer que pueden afectar el corazón incluyen cáncer de mama, de riñón, de pulmón,
leucemia, linfoma y melanoma, entre otros.
El cáncer también puede afectar al corazón de otras maneras. El tumor carcinoide, que es
poco frecuente, en ocasiones produce hormonas que pueden dañar las válvulas cardíacas.

Los tratamientos oncológicos también pueden dañar el corazón. Los tratamientos


oncológicos relacionados con problemas cardíacos incluyen varios tipos de medicamentos
de quimioterapia, determinados medicamentos de terapia dirigida, radioterapia aplicada
cerca del corazón y terapia hormonal. Algunos problemas cardíacos se detectan durante el
tratamiento, mientras que otros pueden no manifestarse durante muchos años después del
tratamiento. En muchos casos, el daño cardíaco puede revertirse, aunque algunos tipos de
daños pueden ser permanentes.

*Meningioma.

Descripción general:

Un meningioma es un tumor que surge de las meninges —las membranas que rodean el
cerebro y la médula espinal—. Si bien técnicamente no es un tumor cerebral, se lo incluye
en esta categoría porque comprime o presiona el cerebro, los nervios y los vasos
adyacentes. El meningioma es el tipo más frecuente de tumor que se forma en la cabeza.

La mayoría de los meningiomas crecen muy lentamente, a menudo, durante muchos años
sin provocar síntomas. Sin embargo, en algunos casos, su efecto sobre el tejido cerebral, los
nervios o los vasos adyacentes puede provocar discapacidades graves.

Los meningiomas son más frecuentes en las mujeres y se suelen descubrir a edades
avanzadas, pero pueden presentarse a cualquier edad.

Dado que la mayoría de los meningiomas crecen lentamente y, muchas veces, no provocan
signos y síntomas significativos, no siempre requieren tratamiento inmediato y se pueden
controlar a lo largo del tiempo.

Síntomas

Por lo general, los signos y síntomas de un meningioma comienzan de forma gradual y


pueden ser muy sutiles al principio. Según en qué parte del cerebro o, rara vez, de la
columna vertebral se encuentra el tumor, los signos y síntomas pueden ser:

Cambios en la visión, como ver doble o borroso

Dolores de cabeza que empeoran con el tiempo

Pérdida de la audición o zumbido en los oídos


Pérdida de memoria

Pérdida del olfato

Convulsiones

Debilidad en los brazos o en las piernas

Causas

No queda claro qué causa un meningioma. Los médicos saben que hay algo que altera
algunas células de las meninges y hace que se multipliquen de forma descontrolada, lo que
provoca un meningioma.

Todavía se desconoce en gran medida si esto se produce por genes heredados, hormonas (lo
que puede estar relacionado con la manifestación más frecuente en mujeres), la rara
circunstancia de una exposición previa a la radiación u otros factores. No hay pruebas
contundentes para respaldar la afirmación de que los meningiomas se relacionan con el uso
del teléfono celular.

Factores de riesgo

Entre los factores de riesgo de un meningioma, se encuentran:

Tratamiento con radiación. La radioterapia que implica radiación en la cabeza puede


aumentar el riesgo de padecer un meningioma.

Hormonas femeninas. Los meningiomas son más frecuentes en las mujeres, lo que lleva a
los médicos a creer que las hormonas femeninas pueden tener algo que ver. Algunos
estudios también sugieren una conexión entre padecer cáncer de mama y el riesgo de
presentar meningioma, en relación con la función hormonal.

Trastorno del sistema nervioso hereditario. La neurofibromatosis 2, trastorno poco


frecuente, aumenta el riesgo de padecer meningioma y otros tumores cerebrales.

Obesidad. Un índice de masa corporal alto es un factor de riesgo establecido para muchos
tipos de cáncer y se ha observado una prevalencia más alta de meningiomas en personas
obesas en diversos estudios amplios. Sin embargo, la relación entre la obesidad y los
meningiomas no es clara.
Complicaciones

Un meningioma y su tratamiento (por lo general, cirugía y radioterapia) pueden provocar


complicaciones a largo plazo, entre ellas:

Dificultad para concentrarse

Pérdida de memoria

Cambios en la personalidad

Convulsiones

El médico puede tratar algunas complicaciones y derivarte a especialistas para que te


ayuden a enfrentar otras.

Diagnóstico:

eningiomas pueden ser difíciles de diagnosticar porque suelen ser tumores de crecimiento
lento. Los síntomas de un meningioma también pueden ser sutiles y confundirse con los de
otras enfermedades, o bien descartarse como signos normales del envejecimiento.

Si tu profesional de atención médica primaria sospecha que tienes un meningioma, es


posible que te derive a un médico que se especializa en enfermedades neurológicas
(neurólogo).

Para diagnosticar un meningioma, el neurólogo realizará un examen neurológico


exhaustivo seguido de una prueba de diagnóstico por imágenes, como las siguientes:

Exploración por tomografía computarizada (TC). Las exploraciones por tomografía


computarizada toman rayos X que crean imágenes transversales de una imagen completa
del cerebro. A veces, se emplea un tinte a base de yodo para aumentar la imagen.

Imágenes por resonancia magnética (RM). Con este estudio por imágenes, se utiliza un
campo magnético y ondas de radio para generar imágenes transversales de las estructuras
del cerebro. Las exploraciones por resonancia magnética brindan una imagen más detallada
del cerebro y de los meningiomas.

En algunos casos, puede ser necesario analizar una muestra del tumor (biopsia) para
descartar otros tipos de tumores y confirmar el diagnóstico de meningioma.
Tratamiento

El tratamiento que recibes para el meningioma depende de muchos factores, entre ellos:

El tamaño y la ubicación del meningioma

La velocidad de crecimiento o la agresividad del tumor

La edad y el estado de salud general

Tus objetivos para el tratamiento

Enfoque expectante

El tratamiento inmediato no es necesario para todas las personas con meningioma. Un


meningioma pequeño de lento crecimiento que no provoca signos o síntomas,
probablemente, no requiere tratamiento.

Si el plan es no someterte al tratamiento contra el meningioma, es probable que te hagan


exploraciones del cerebro periódicamente para evaluar el meningioma y para observar
signos de crecimiento.

Si el médico determina que el meningioma está creciendo y necesita ser tratado, tienes
diversas opciones de tratamiento.

Cirugía

Si el meningioma provoca signos y síntomas o muestra signos de que está creciendo, el


médico podría recomendar la cirugía.

Los cirujanos trabajan para extirpar completamente el meningioma. Sin embargo, como el
meningioma puede aparecer cerca de muchas estructuras delicadas en el cerebro o en la
médula espinal, no siempre es posible extirpar el tumor completo. En esos casos, los
cirujanos extirpan la mayor cantidad del meningioma posible.
El tipo de tratamiento que necesitas después de la cirugía, si hay alguno, depende de
muchos factores.

Si no queda tumor visible, puede que no sea necesario que recibas más tratamiento. No
obstante, tendrás exploraciones de seguimiento periódicas.

Si el tumor es benigno y solo quedó una pequeña parte, el médico puede recomendar
únicamente exploraciones de seguimiento periódicas. En algunos casos, algunos restos
pequeños de tumor son tratados con una forma de tratamiento con radiación llamada
«radiocirugía estereotáctica».

Si el tumor es atípico o maligno, probablemente, necesites radiación.

La cirugía puede conllevar riesgos, entre ellos, de infección y de sangrado. Los riesgos
específicos de la cirugía dependerán de la ubicación del meningioma. Por ejemplo, la
cirugía para extirpar un meningioma que se realiza alrededor del nervio óptico puede causar
pérdida de la visión. Consulta con el cirujano sobre los riesgos específicos de la cirugía.

Radioterapia

Si el meningioma no se puede extirpar por completo con cirugía, es posible que el médico
te recomiende realizar radioterapia después de la cirugía.

El objetivo de la radioterapia es destruir cualquier resto de células del meningioma y


reducir la probabilidad de que el meningioma vuelva a aparecer. La radioterapia usa una
gran máquina que dirige haces de energía de alta potencia hacia las células del tumor.

Los avances en radioterapia aumentan la dosis de radiación en el meningioma y a la vez,


reducen la radiación en el tejido sano. Las opciones de radioterapia para meningiomas
comprenden las siguientes:

La radiocirugía estereotáctica es un tipo de tratamiento con radiación que dirige varios


haces de radiación potente hacia un punto preciso. Al contrario de lo que indica su nombre,
la radiocirugía no implica la utilización de bisturíes o la realización de incisiones. La
radiocirugía, generalmente, se realiza de forma ambulatoria en pocas horas. La radiocirugía
puede ser una opción para las personas con meningiomas que no pueden extirparse con la
cirugía convencional o para meningiomas recurrentes a pesar del tratamiento.

La radioterapia estereotáctica fraccionada transmite radiación en pequeñas fracciones con el


tiempo, como un tratamiento por día durante 30 días. Este enfoque se puede utilizar para
los tumores demasiado grandes para tratarse con radiocirugía o para aquellos que se
encuentran en una zona que no tolera la alta intensidad de la radiocirugía, como, por
ejemplo, cerca del nervio óptico.

La radioterapia de intensidad modulada utiliza un programa de computadora para modificar


la intensidad de la radiación que se dirige al sitio donde se encuentra el meningioma. Esto
se puede utilizar para los meningiomas que se encuentran cerca de las estructuras cerebrales
sensibles o que tienen una forma compleja.

La radiación con rayos de protones utiliza protones radioactivos dirigidos al tumor de


forma precisa, lo que reduce el daño al tejido circundante.

*Cordoma

El cordoma es un tumor óseo primario y canceroso (maligno) que, por lo general, aparece
en la columna vertebral o en la región donde se apoya el cráneo en la parte superior de la
columna vertebral (base del cráneo). Este tipo de tumor se manifiesta con mayor frecuencia
en la base del cráneo, la columna vertebral o la parte inferior de la columna vertebral
(sacro). Se forman a partir de pequeños remanentes de una columna de células del embrión
que se transforman en los discos de la columna vertebral.

Los hombres tienen el doble de probabilidades que las mujeres de padecer un cordoma; y la
mayoría de los tumores aparecen entre los 50 y los 70 años, aunque pueden manifestarse a
cualquier edad.

A pesar de que, por lo general, crecen de manera lenta, los cordomas son tumores
complicados de tratar, ya que se encuentran cerca de la médula espinal u otras estructuras
fundamentales, como la arteria carótida y el tejido cerebral.

Diagnóstico

Los procedimientos y pruebas que se utilizan para diagnosticar un cordoma son:


Extracción de una muestra de células para realizar un análisis de laboratorio (biopsia). Una
biopsia es un procedimiento para extraer una muestra de las células sospechosas para
análisis de laboratorio. En el laboratorio, los médicos capacitados especialmente,
denominados patólogos, examinan las células bajo microscopios para determinar si hay
células cancerosas.

Es importante obtener la opinión de un médico que tenga experiencia en el diagnóstico y el


tratamiento de cordomas. Lo ideal es que la persona que realiza la biopsia consulte con
cirujanos experimentados a fin de planificar el procedimiento para que este pueda realizarse
de una manera que no interfiera en una operación posterior.

Obtención de imágenes más detalladas. El médico puede recomendar pruebas de


diagnóstico por imágenes para ayudar a visualizar el cordoma y determinar si se ha
propagado más allá de la espina dorsal o la base del cráneo. Las pruebas pueden
comprender una exploración por resonancia magnética o por tomografía computarizada.

Una vez que hayas recibido el diagnóstico de cordoma, el médico elaborará un plan de
tratamiento adaptado a tus necesidades con el asesoramiento de un especialista en cáncer y
radioterapia (oncólogo radioterápico) y un cirujano oncólogo.

Tratamiento

El tratamiento del cordoma depende de su tamaño y de su ubicación, además de si ha


invadido nervios u otros tejidos. Las opciones pueden comprender la cirugía, la radioterapia
(como la terapia de protones), la radiocirugía estereotáctica, la quimioterapia y las terapias
dirigidas. Los tumores pueden reaparecer después del tratamiento.

Si decides someterte a una cirugía para extraer el cordoma, pregunta acerca de la


experiencia del médico en cirugías complejas del cráneo o de la columna vertebral. Este
tipo de cirugías presentan menos complicaciones cuando las realizan equipos de cirugía
sumamente experimentados y multidisciplinarios con pericia en cordomas.

Tratamiento de un tumor sacro


Cirugía. En general, el objetivo de la cirugía de un tumor sacro es extraerlo por completo en
una sola pieza, si es posible. La cirugía puede ser difícil de realizar ya que el tumor está
cerca de estructuras fundamentales de la médula espinal.

Radioterapia. La radioterapia usa haces de alta energía, como rayos X o protones, para
matar las células cancerosas. Durante la radioterapia, te recuestas sobre una camilla
mientras una máquina se mueve alrededor de ti y dirige haces de radiación a puntos
específicos del cuerpo. La radioterapia puede utilizarse antes o después de la cirugía o
cuando la cirugía no es una opción.

Los nuevos tipos de tratamiento con radiación, como la terapia de protones, les permiten a
los médicos utilizar dosis más altas de radiación y, a la vez, proteger el tejido sano, lo que
puede ser más eficaz para tratar un cordoma.

Radiocirugía. La radiocirugía estereotáctica utiliza múltiples haces de radiación para


destruir las células cancerosas en una zona muy pequeña. Cada haz de radiación no es muy
potente, pero el punto en donde se encuentran todos los haces —en el cordoma— recibe
una dosis elevada de radiación para destruir las células cancerosas.

Otros tratamientos. A veces, se utiliza quimioterapia y terapia con medicamentos dirigidos


para tratar un cordoma.

Tratamiento para tumores en la base del cráneo

El tratamiento de un tumor en la base del cráneo supone, por lo general, una cirugía seguida
de radioterapia. El objetivo de la cirugía es extirpar la mayor cantidad posible del tumor sin
dañar el tejido saludable que lo rodea ni causar nuevos problemas injustificados. La
resección completa puede no ser una opción si se debe realizar cerca de estructuras
fundamentales, como la arteria carótida. La cirugía endoscópica y los enfoques
tradicionales pueden ser necesarios o utilizarse combinados para extirpar la mayor cantidad
posible del tumor con el menor riesgo posible.

Por lo general, a la cirugía le sigue la radioterapia para destruir las células cancerosas que
puedan haber quedado y ayudar a prevenir la recurrencia.

Un tumor de la médula espinal es una masa tumoral que se desarrolla en el interior del
conducto vertebral o de los huesos de la columna. Un tumor de la médula espinal, también
llamado tumor intradural, es una masa tumoral que se forma en la médula espinal o en el
recubrimiento de la médula espinal (duramadre). Un tumor que afecta los huesos de la
columna (las vértebras) se llama tumor vertebral.

Descripción general:

Los tumores de la médula espinal se pueden clasificar como uno de los tres tipos diferentes
de tumores, según el lugar donde aparecen en relación a las membranas que protegen la
médula espinal.

Hay cuatro tipos principales de tumores intradurales:

Los tumores intramedulares comienzan en las células de la propia médula espinal, como los
gliomas, los astrocitomas o los ependimomas.

Los tumores extramedulares se desarrollan en la membrana que rodea la médula espinal o


las raíces nerviosas que salen de la médula espinal. Si bien no se inician en el interior de la
médula espinal propiamente dicha, estos tipos de tumores pueden afectar la función de la
médula espinal, al causar su compresión y otros problemas. Algunos ejemplos de tumores
extramedulares que pueden afectar la médula espinal son los meningiomas, los
neurofibromas, los schwannomas y otros tumores de vaina nerviosa.

Los tumores de otras partes del cuerpo pueden diseminarse (hacer metástasis) a las
vértebras, la red de apoyo que rodea la médula espinal o, en casos poco frecuentes, a la
médula espinal propiamente dicha.

Los tumores o masas tumorales de la médula espinal de cualquier tipo pueden provocar
dolor, problemas neurológicos y, a veces, parálisis. Un tumor de la médula espinal puede
ser potencialmente fatal y causar discapacidad permanente.

El tratamiento de un tumor de la médula espinal puede incluir cirugía, radioterapia,


quimioterapia u otros medicamentos.

Tipos

Astrocitoma

Cordoma

Ependimoma

Glioma
Meningioma

Neurofibroma

Schwannoma

Síntomas

Los tumores de la médula espinal pueden causar diferentes signos y síntomas,


especialmente a medida que crecen los tumores. Los tumores pueden afectar la médula
espinal o las raíces nerviosas, los vasos sanguíneos o los huesos de la columna vertebral.
Entre los signos y síntomas pueden encontrarse los siguientes:

Dolor en la zona del tumor debido al crecimiento de este

Dolor de espalda, que a menudo se transmite a otras partes del cuerpo

Menor sensibilidad al dolor, al calor y al frío

Pérdida de la función intestinal o vesical

Dificultad para caminar, que a veces genera caídas

Dolor de espalda que empeora a la noche

Pérdida de sensibilidad o debilidad muscular, especialmente en los brazos o las piernas

Debilidad muscular, leve o grave, en diferentes partes del cuerpo

El dolor de espalda es un síntoma precoz característico de los tumores espinales. El dolor


también puede extenderse más allá de la espalda hacia las caderas, las piernas, los pies o los
brazos y puede empeorar con el tiempo, incluso con tratamiento.

Los tumores de la columna vertebral progresan a diferentes velocidades según el tipo de


tumor.

Causas:

No está claro por qué se forman la mayoría de los tumores en la médula espinal. Los
expertos creen que los genes defectuosos pueden influir. Pero generalmente se desconoce si
dichos defectos genéticos se heredan o se manifiestan con el tiempo. Pueden ser producto
de algo en el medioambiente, como la exposición a ciertos químicos. Sin embargo, en
algunos casos, los tumores en la médula espinal están asociados con síndromes hereditarios
reconocidos, como la neurofibromatosis tipo 2 o la enfermedad de von Hippel-Lindau.
Factores de riesgo:

Los tumores de la médula espinal son más frecuentes en las personas que tienen las
siguientes enfermedades:

Neurofibromatosis tipo 2. En este trastorno hereditario, se desarrollan tumores benignos en


los nervios relacionados con la audición o cerca de estos, lo que puede causar la pérdida
progresiva de la audición en uno de los oídos o en ambos. Algunas personas con
neurofibromatosis tipo 2 también pueden tener tumores del conducto vertebral.

Enfermedad de Von Hippel-Lindau. Este trastorno multisistémico poco frecuente está


relacionado con tumores de los vasos sanguíneos (hemangioblastomas) del cerebro, la
retina y la médula espinal y otros tipos de tumores de los riñones o las glándulas
suprarrenales.

Complicaciones:

Los tumores medulares, tanto cancerosos como no cancerosos, pueden comprimir la


médula espinal y los nervios, lo cual causa pérdida de movimiento o de sensibilidad en el
nivel del tumor o debajo de este y, en ocasiones, cambios en el funcionamiento de los
intestinos y la vejiga. La lesión a los nervios puede ser permanente.

Sin embargo, si el tumor medular se detecta de forma temprana y se trata de manera


intensiva, tal vez sea posible prevenir una mayor pérdida de la función y, con una
rehabilitación intensiva, recuperar la función nerviosa. Según su ubicación, un tumor puede
comprimir la médula espinal y poner en riesgo la vida.

Diagnóstico:

Los tumores de médula espinal a veces se pueden pasar por alto porque no son frecuentes y
sus síntomas se parecen a los de las enfermedades más comunes. Por ese motivo, es
especialmente importante que el médico conozca tu historia clínica y realice exámenes
físicos y neurológicos generales.

Si el médico cree que existe un tumor de médula espinal, los siguientes estudios pueden
ayudar a confirmar el diagnóstico y determinar la ubicación del tumor:
Imágenes por resonancia magnética (IRM) de médula espinal. Las imágenes por resonancia
magnética utilizan un campo magnético potente y ondas de radio para producir imágenes
precisas de la columna vertebral, la médula espinal y los nervios. Por lo general, las
imágenes por resonancia magnética son el estudio preferido para diagnosticar tumores de la
médula espinal y los tejidos circundantes. Una sustancia de contraste que ayuda a resaltar
ciertos tejidos y estructuras puede inyectarse en una vena de la mano o el antebrazo durante
el estudio.

Algunas personas podrían sentir claustrofobia dentro del escáner de resonancia magnética o
bien, el sonido fuerte y repetitivo que produce les puede resultar molesto. Sin embargo,
generalmente se reciben tapones para los oídos a fin de reducir el ruido y algunos escáneres
están equipados con televisores o auriculares. Si estás muy ansioso, pregunta acerca de un
sedante suave que ayude a calmarte. En ciertas situaciones, es posible que se necesite
anestesia general.

Tomografía computarizada (TC). Este estudio utiliza un haz de radiación fino para producir
imágenes detalladas de la columna vertebral. En algunos casos, se la combina con un tinte
de contraste inyectado para que resulte más fácil ver los cambios anormales en el conducto
vertebral o en la médula espinal. Solamente en raras ocasiones se utiliza la tomografía
computarizada para ayudar a diagnosticar los tumores espinales.

Biopsia. La única manera de determinar el tipo exacto de un tumor espinal consiste en


examinar una pequeña muestra de tejido (biopsia) bajo un microscopio. Los resultados de la
biopsia ayudan a determinar las opciones de tratamiento.

Tratamiento:

Idealmente, el propósito del tratamiento del tumor espinal es eliminar el tumor por
completo, pero esto se puede complicar por el riesgo de un daño permanente a la médula
espinal y a los nervios cercanos. Los médicos también deben tener en cuenta tu edad y tu
salud en general. Para determinar un plan de tratamiento también se debe considerar el tipo
de tumor y si surge de las estructuras de la espina dorsal o del canal medular o si se ha
extendido a la espina dorsal desde alguna otra parte del cuerpo.

Algunas de las opciones de tratamiento para la mayoría de los tumores espinales son:
Supervisión. Algunos tumores espinales se pueden detectar antes de que provoquen
síntomas, a menudo cuando te están evaluando por otra afección. Si los tumores pequeños
no crecen ni ejercen presión sobre tejidos cercanos, es posible que solo se necesite
observarlos detenidamente.

Durante la observación, es probable que el médico te recomiende una tomografía


computarizada periódica o una exploración de imágenes por resonancia magnética a un
intervalo adecuado para controlar el tumor.

Cirugía.Por lo general, este es el tratamiento de elección para los tumores que se pueden
extirpar con un riesgo aceptable de daño por lesión en la médula espinal o los nervios.

Las técnicas y los instrumentos más modernos permiten que los neurocirujanos puedan
alcanzar tumores en zonas que antes se consideraban inaccesibles. Los microscopios de alta
potencia que se utilizan en la microcirugía facilitan aún más la distinción entre un tumor y
un tejido sano.

Los médicos también pueden controlar el funcionamiento de la médula espinal y otros


nervios importantes durante la cirugía, para reducir al mínimo el riesgo de que estos se
lesionen. En algunas instancias, se pueden usar ondas sonoras de muy alta frecuencia
durante la cirugía para romper los tumores y eliminar los fragmentos.

Sin embargo, aun con los últimos avances tecnológicos en el campo de la cirugía, no todos
los tumores se pueden extirpar por completo. Si el tumor no se puede extraer por completo,
después de la cirugía es necesario someterse a radioterapia, quimioterapia o ambas.

La recuperación de una cirugía espinal puede tardar semanas o más, dependiendo del
procedimiento. Puedes sufrir una pérdida temporal de la sensibilidad u otras
complicaciones, como sangrado o daño al tejido nervioso.
Radioterapia. Se puede utilizar para eliminar los restos de tumores luego de una cirugía,
para tratar tumores inoperables o para tratar aquellos tumores donde la cirugía es
demasiado riesgosa.

Existen medicamentos que pueden ayudar a aliviar algunos de los efectos secundarios de la
radiación, como náuseas y vómitos.

En ocasiones, se puede ajustar el régimen de radioterapia para ayudar a minimizar la


cantidad de tejido sano dañado y mejorar la eficacia del tratamiento. Las modificaciones
pueden abarcar desde simplemente cambiar la dosis de radiación hasta usar técnicas
sofisticadas como la radioterapia conformada tridimensional.

Quimioterapia. La quimioterapia es un tratamiento convencional para muchos tipos de


cáncer que consiste en usar medicamentos para destruir las células cancerosas o impedir su
crecimiento. El médico puede determinar si la quimioterapia podría ser beneficiosa para ti,
ya sea sola o combinada con radioterapia.

Algunos de los efectos secundarios pueden ser fatiga, náuseas, vómitos, aumento del riesgo
de contraer infecciones y caída del cabello.

Otros medicamentos. Debido a que la cirugía y la radioterapia, así como también los
mismos tumores, pueden provocar inflamación dentro de la médula espinal, los médicos a
veces recetan corticoesteroides para reducir la inflamación, ya sea después de la cirugía o
durante los tratamientos de radiación.

Aunque los corticoesteroides reducen la inflamación, por lo general, se utilizan solo por
períodos cortos para evitar efectos secundarios graves, como debilidad muscular,
osteoporosis, presión arterial alta, diabetes y mayor susceptibilidad a la infección.

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