También se pueden construir muros compuestos por geosintéticos
resistentes a las tracciones producidas por la presión del suelo (Figura 1). Se pueden utilizar en los muros distintos tipos de geosintéticos: los geotextiles, las geomallas y los geocompuestos de refuerzo.
Figura 1. Detalle de la estructura de un muro reforzado con geotextil.
El geotextil es un material textil plano, permeable, deformable,
formado por fibras poliméricas. Su función es la de refuerzo, trabajando a tracción, además de evacuar el agua. Se introduce una longitud mínima de anclaje para evitar deslizamientos (Figura 2). El refuerzo se introduce junto con el relleno en capas de unos 50 cm, coincidiendo con el espesor del terraplenado. Son muros económicos y fáciles de construir. Presentan una gran flexibilidad y deformación. Además, la capa de geotextil puede convertirse en una superficie débil que favorezca los desplazamientos. Otro inconveniente es la susceptibilidad del geotextil a componerse ante la luz solar. A menudo se hidrosiembra el paramento visto para formar un muro vegetalizado (Figura 2).
Figura 2. Longitud de anclaje del geotextil.
Las geomallas también se puede reforzar el suelo utilizando una
malla metálica, capaz de dar cierta rigidez al terraplén. Su función es la misma que el geotextil y se usan cuando la tracción requerida es mayor a la del geotextil. De este modo las capas no constituyen superficies de debilidad, aunque el efecto de anclaje es menor al de los geotextiles. El inconveniente es que hay que prever la corrosión del material que forma la malla, así como que no corta por capilaridad el paso del agua, que puede llegar al cimiento.
Los geocompuestos de refuerzo son una combinación de los
geotextiles y las geomallas. Proporcionan la resistencia a tracción necesaria y evitan el paso del agua al cimiento.
Figura 3. Detalle de un muro de suelo reforzado con malla.