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Plantea Freire que el profe-sor transformador debe sortear verdaderos obstáculos hacia
un aprendizaje crítico hasta que
“Ahora sé que puedo aprender” son palabras que el autor recuerda de boca de sus
alumnos y re-cuerda que durante su trabajo en Recife, Brasil, sus estudiantes se
convirtieron en profesores, lo cual le permitió reaprender lo sabido dentro y fuera del
aula, develando la realidad ocultada. En La enseñanza como opción política (p.76)
Inventamos o erramos 2004
Reduciendo
i deduciendo
el DOGMA lo que no es JENERAL. no es PÚBLICO lo que no es PÚBLICOno es
socia
FISONOMÍA
¿¡ no hacen que los Americanos abran los ojos } sobre la suerte de sus HIJOS y, en parte,
sobre la SUYA?!
Cuántas veces?
una SOLA palabra!
no ha evitado la RUINA de una FAMILIA?!
Cuántas veces?
una SOLA VOZ de alarma!
no ha librado una CIUDAD, de las llamas?!
Cuántas veces?
el grito de UN SOLDADO
no ha salvado UN EJÉRCITO?!
Los que han leído la historia dicen que—
al graznido de UNOS GANSOS¡
debió ROMA!!, una vez,. . . .
TODA UNA CIUDAD DE ROMA!!!. . . ! . .i a unos gansos! el no
haber caído en manos de enemigos, que la asaltaban, mientras sus
soldados dormían a pierna tendida.
El Viejo:
no dice una palabra sola, sino MUCHAS! en lugar de una sola voz de alarma,
predica hace 20años, i nó en DESIERTOS, aunque en América los hai no GRITA,
para que los Americanos tomen las armas{demasiado mal se hace con ellas} sino
para que sea trincheren contra un EJÉRCITODE PREOCUPACIONES, que se les
mete, a la sordina, en casa, bajo varios disfraces.
Yo i
con ÉL i con ELLA
Él ocupa toda mi MEMORIA i Ella toda mi A TENCIÓN
Napoleón Bolívar
quería gobernar al jénero humano: quería que se gobernara por sí
o
DÉNSEME LOS QUE LOS HACENDADOS
declaran libres al nacer
o
no pueden enseñar
o
abandonan por rudos
i contarán: con la palabra que les den con los informes que pidan i con el
respeto que les deban con lo que sea suyo
en fin: tendrán JENTE con quien tratar, i contarán con
AMIGOS
***
Dejemos la Francia
i veamos la AMÉRICA
Estamos Perplejos — i debemos estarlo :
Nuevos en la Carrera,
i con tantos ejemplos a la vista — todos dignos de atención,
tomamos, de cada uno, lo que nos parece mejor —
de la INGLATERRA tomamos
la ARISTOCRACIA DE NACIMIENTO=
hai, entre nosotros, Familias Enteras!
que en nada ceden a los Lores ni a las Ladies:
de los ESTADOS UNIDOS tomamos
la ARISTOCRACIA MERCANTIL=
hai, entre nosotros, negociantes!
que no se rozarían con menestrales
por todos los tesoros del mundo
tenemos
Huasos, Chinos i Bárbaros
Gauchos, Cholos i Huachinangos
Negros, Prietos i Jentiles
Serranos, Calentanos, Indíjenas
Jente de Color i de Ruana*
Morenos, Mulatos i Zambos
Blancos porfiados i Patas amarillas
i una CHUSMAde Cruzados
Tercerones, Cuarterones, Quinterones,
i Salta-atrás
que hacen, como en botánica,
una familia de CRIPTÓGAMOS
Los esfuerzos que los Monarcas i los Nobles hacen por sostenerse, i
los arbitriosde que se valen para sostenerlos, los que se hallan bien
conEllos. . . son inútiles.
Los medios violentos de conseguir la Libertad, poniendoel ejercicio
de la autoridad, en manos de lamultitud, es reemplazar un
despotismo llevadero con otro insoportable.
Las medidas que se han tomado en Europa {i quieren tomarse en
América} quitando al rei un poco de autoridad,, i a la nobleza
algunos privilejios . . para contar abusos. . son insuficientes,, i dejan
campo para volver al despotismo o a la anarquía.
quieren vivir
SIN REYES i SIN CONGRESOS,
no quieren tener
AMOS ni TUTORES
quieren ser dueños
de sus personas, de sus bienes i de su voluntad;
sin que por eso entiendan
vivir como ANIMALES FEROCES,
(que es lo que suponen los defensores del absolutismo manifiesto o paliado)
Y eso es sólo posible y seguirá siendo posible por este rumbo, por estos
horizontes, por estos andares, por estos caminos de la construcción del socialismo.
Aquí tengo al [libro de] István Mészáros, el capítulo XIX, que se llama “El
sistema comunal y la ley del va-lor”. Hay una frase que hace tiempo subrayé, la
voy a leer, señores ministros, ministras, vicepresidente, hablan-do de la economía,
del desarrollo económico, hablando del impulso social de la revolución: “El
patrón de medición -dice Mészáros- de los logros socialistas es: hasta qué grado
las medidas y políticas adoptadas contribuyen activamente a la constitución y
consolidación bien arraigada de un modo sustancialmente democrático, de control
social y autogestión general”.
Entonces, venimos con el tema de la democracia, el socialismo y su esencia
absolutamente democrática, mientras que el capitalismo tiene en su esencia lo
antidemocrático, lo excluyente, la imposición del capital y de las élites
capitalistas. El socialismo no, el socialismo libera; el socialismo es democracia y
la democracia es socialismo en lo político, en lo social, en lo económico.
También lo dice Giordani, en su libro La transición venezolana al socialismo, de
nuestro querido ministro y amigo y maestro Jorge Giordani. Cuando habla Jorge
ahí de unos factores que son determinantes en la transición: uno de ellos es la
transformación de la base económica del país para hacerla esencial y
sustancialmente demo-crática, porque la base económica de un país capitalista no
es democrática, es antidemocrática, es excluyente y de allí la generación de
riqueza y de grandes riquezas para una minoría, una élite, la gran burguesía, los
grandes monopolios, y de allí también la generación de la pobreza y la miseria
para las grandes mayorías.
Recordemos los cinco grandes objetivos históricos del Pro-grama de la Patria que
ahora vamos a comenzar a aplicar.
Se trata de los pasos que hemos venido dando, por eso hablamos del tránsito,
transición, etapa. Nada de esto existía en Venezuela y nada de esto existiría en
Venezuela si, se impusiera el capitalismo, que nos convirtiría de nuevo en la
colonia que éramos. Por eso la revolución política es previa a la económica.
Siempre tiene que ser así: primero revolución política, liberación política y luego
viene la revolución económica. Hay que mantener la liberación política, y de allí
la batalla política que es permanente, la batalla cultural, la batalla social.
La democracia socialista del siglo XXi
Estamos tocando puntos claves de este proyecto, que si no los entendemos bien y
lo asumimos bien, pudiéramos estar haciendo cosas buenas, pero no exactamente
lo necesario para ir dejando atrás de manera progresiva y firme el modelo de
explotación capitalista y creando un nuevo modelo: el socialismo venezolano,
bolivariano, del siglo XXI.
El nuevo ciclo de la transición; la construcción del socialismo, de nuestro modelo.
Nosotros debemos territorializar los modelos. Yo me imagino, por ejemplo, un
sector de Sarria, la calle real de Sarria, el edificio y la panadería, el Pdval y la
Farma patria son elementos nuevos, como de un injerto. Ahora, compañeros,
compañeras, camaradas, si este elemento no formara parte de un plan sistemático,
de creación de lo nuevo, como una red, esto sería A y esto sería B, esto sería C, D,
E, etc., y una red que vaya como una gigantesca telaraña cubriendo el territorio de
lo nuevo, sino fuera así, esto estaría condenado al fracaso; esto sería absorbido por
el sistema viejo, se lo traga, es una gigantesca amiba, es un monstruo el
capitalismo.
Esto lo digo yo no para que nos sintamos acogotados, amilanados; todo lo
contrario, es para coger más fuerzas ante la complejidad del desafío. Recordemos
la Unión Soviética, lo que el viento se llevó: en la Unión Soviética nunca hubo
democracia, no hubo socialismo, eso derivó y los líderes no se dieron cuenta o si
se dieron cuenta no pudieron, y el imperio aquel golpeando, la culpa no es sólo de
la Unión Soviética, la culpa fue también de todas las agresiones externas,
sabotajes económicos, guerras biológicas, bacteriológicas, bombardeos y
explosiones en la industria petrolera soviética y luego las contradicciones, las
divisiones, la cultura.
Por eso el socialismo en el siglo XXI que aquí resurgió como de entre los muertos
es algo novedoso; tiene que ser verdaderamente nuevo, y una de las cosas
esencialmente nuevas en nuestro modelo es su carácter democrático, una nueva
hegemonía democrática, y eso nos obliga a nosotros no a imponer, sino a
convencer, y de allí lo que estábamos hablando, el tema mediático, el tema
comunicacional, el tema de los argumentos, el tema de que estas cosas sean, lo
que estamos presentando hoy, por ejemplo, que lo perciba el país todo; cómo
lograrlo, cómo hacerlo.
El cambio cultural. Todo esto tiene que ir impactando en ese nivel cultural que es
vital para el proceso revolucionario, para la construcción de la democracia
socialista del siglo XXI en Venezuela.
No lo cometamos más. Revisemos. Firmé un decreto creando algo así como ente
superior de las comunas. ¿Dónde está? No ha funcionado.
Nicolás, te encomiendo esto como te encomendaría mi vida: las comunas, el
estado social de derecho y de justicia. Hay una Ley de Comunas, de economía
comunal. Entonces, ¿cómo vamos a estar nosotros haciendo...?
Lo mismo pregunté en Ciudad Caribia: ¿Dónde está la comuna, no la comuna, las
comunas? ¿Dónde vamos a crear las comunas, las nuevas? Y allá en Ciudad
Belén, seguimos entregando las viviendas, pero las comunas no se ven por ningún
lado, ni el espíritu de la comuna, que es mucho más importante en este momento
que la misma comuna: la cultura comunal. ¿Me explico? ¿Será que yo seguiré
clamando en el desierto por cosas como éstas?
Todos aquí tenemos que ver con esto, todos, desde mi persona, la Presidencia de
la República; aquí en torno a Miraflores debería existir ya una comuna. Todos y
tdas tenemos que ver con eso; es parte del alma de este proyecto.
Permítanme ser lo más duro que pueda, y que deba, en esta nueva autocrítica
sobre este tema, compañeros y compañeras. Rafael Ramírez, por ejemplo, ya
debería tener allá en la Faja del Orinoco unas 20 comunas, con Pdvsa, pero Pdvsa
cree que eso no es con ellos. El problema es cultural, compañeros. Y digo Pdvsa,
con todo el reconocimiento a esa gran industria.
Las comunas, una vez incluso mandé a sacar no sé cuántas copias, Carmen
Meléndez, quiero sacarle otra vez 30 copias, le voy a regalar una copia, otra vez, a
cada ministro y a cada ministra de un librito rojo de los tiempos de Mao Tse Tung
sobre las comunas. Parece que nadie lo leyó porque de regreso no recibí ni
siquiera una hojita de un comentario sobre el libro.
La autocrítica, independencia o nada, comuna o nada, ¿o qué es lo que hacemos
aquí? Ahí tiene que es-tar la Misión Cultura, concentración de fuego, como la
artillería.
Las micromisiones, el espíritu de las micromisiones es la concentración de fuego.
Díganme ustedes cuántos ministros, ustedes, mis queridos compañeros, se han ido
a dormir en un barrio tres días; dígame quién. No puedo dar el ejemplo, cuánto
quisiera yo hacerlo, pido perdón, no puedo, pero ustedes sí pudieran irse para allá,
pa’l Caño Cuibarro a ver cómo está el proyecto de los indios cuiba y quedarse
tres días allá, o sembrarse allí en Sarría, un ministro, el viceministro, estar allí,
transitar allí, vi-vir allí unos días o ir, recoger, casa por casa, que eso no sea sólo
para la campaña electoral, esquina por esquina.
A veces podemos caer en la ilusión de que por llamar, yo soy enemigo de que le
pongamos a todo “socialista”, estadio socialista, avenida socialista, ¡qué avenida
socialista, chico!; ya eso es sospechoso. Por allá alguien le quería poner a una
avenida “socialista”, panadería so-cialista, Miraflores socialista. Eso es
sospechoso, porque uno puede pensar que con eso, el que lo hace cree que ya,
listo, ya cumplí, ya le puse socialista, listo; le cambié el nombre, ya está listo.
Eso es como el chiste del chigüire y los indios. Llegó un cura español, eso hace
muchos años, en semana san-ta, recorriendo por allá los campos indios de los
llanos y entonces llega a un pueblo indígena y están los indios allí, bailando y tal,
ellos tienen sus formas de festejar, sus dioses, sus códigos, su gastronomía;
entonces el cura les dice: “Ustedes no pueden estar comiendo cochino en semana
santa. El jueves santo tienen que comer pescado o chigüire”. Porque había un
cochino gordo ahí y él intuyó que lo estaban esperando y entonces [les pregunta]:
¿entendieron? “Sí, entendimos”. “No pueden comer cochino ni carne de ganado”;
entonces, el cura antes de irse los lleva al río a bautizarlos y les pregunta: “¿Usted
cómo se llama?”. El nombre indio, Caribay. “No, no, qué Caribay, usted se llama
Juana. Nombres cristianos hay que ponerle a la gente”.
Y ¿usted cómo se llama? Otro nombre indio, Guai-caipuro. No, qué Guaicaipuro
ni qué nada, usted se llama Nicolás. Se fue y regresó el jueves santo y vio que
estaban los indios bailando y asando el cochino: “¿Cómo es posible que ustedes se
van a comer ese cochino? Yo les dije que no podían comer cochino”. Entonces, le
dice el cacique: “No, nosotros solucionamos el problema. Bueno, ese cochino lo
bautizamos y le pusimos chigüire”.
Le cambiaron el nombre, lo llevaron al río y lo metieron en el agua, “cochino, tú
te llamas chigüire”, y se comieron el cochino.
Así estamos nosotros con el socialismo: “Tú te llamas socialismo, chico”, pero
sigues siendo en el fondo cochino. Yo hago estos comentarios, producto de
reflexiones, algunos estudios y comparando con la realidad
DEBEMOSINJERTARLAPROPIEDADSOCIAL, ELESPÍRITUSOCIALISTA
Vean esta vista. Esta es la planta Mene Grande. Aquí cabe otra planta. Habrá que
ver, por ejemplo, qué pro-duce esta tierra aquí al lado, Satélite Miranda, esto
pareciera ocioso, esto pareciera monte y culebra. Cada plan-ta que nosotros
instalemos debería tener el mismo día de la inauguración producción propia, de
guayaba, por ejemplo, en este caso; ¿me explico? La planta ya debería tener
terrenos que están improductivos y, seguramente, son terrenos nacionales, mil
hectáreas de propiedad social que conviva con la pequeña propiedad.
Tenemos que asociarnos con los pequeños productores, pero tenemos que injertar
la propiedad social, el espíritu socialista, a lo largo de toda la cadena, desde el
trabajo de la tierra, donde se produce el mango, la guayaba, la fresa, hasta el
sistema de distribución y consumo de los productores que de ahí salen.
Todo eso hemos hecho en aras de la transición, pero no debemos perder de vista,
compañeros y compañeras, la parte medular de este proyecto: no debemos seguir
inaugurando fábricas que sean como una isla, rodeadas del mar del capitalismo,
porque se lo traga el mar.
Lo mismo pasa con las viviendas. ¿Dónde están las zonas productivas de Ciudad
Caribia? Ya hemos entregado bastantes viviendas ahí, pero la zona industrial no la
veo. Y recuerdo haberlo dicho hace años, cuando em-pezamos ahí, y fuimos, y
caminamos: allá está El Junquito, allá está el mar, Dios mío, aquí es bien bueno el
frío de la noche para el turismo, hacer unas posadas, que ya deberían estar hechas.
Decía Simón Bolívar: “No nos va a llegar lo que queremos por prodigios
divinos”. Ya debería haber ahí un sistema de posadas, restaurantes con vista al
mar. Hay una montaña mágica que yo la llamo la muralla, es el Camino de los
Indios. ¿Cómo es que dijo Cipriano Cas-tro?: “La huella insolente del extranjero,
la huella insolente del español invasor, ¡jamás pudo pasar por esa trocha!”, por ese
camino.
Creo que hasta restos humanos se consiguieron por ahí, o fueron restos de
artesanía indígena, por eso se llama el Camino de los Indios, y el otro: el Camino
de los Españoles, pero este era el camino de Guaicaipuro, por ahí no pasaba
español alguno, o más bien, por respeto a la España de hoy, debemos decir,
imperialista alguno, por ahí no pasó imperialista alguno.
Eran los caminos de Guaicaipuro, el camino del cie-lo, son siete escalones que se
ven clarito desde el aire.
Entonces, recuerdo que hablamos, mira esto está bien bueno para la siembra de
cítricos, ahí se dan los cítricos, las flores y hasta una terraza dije que hicieran para
la zona industrial. ¿Dónde está la zona industrial? ¿Tú viste la terraza? ¿Dónde
están las industrias? No hay. Eso es en Ciudad Caribia. Seré feliz el día que lo
vea. Desde el primer día que empezamos a entregar viviendas ahí ha debido
comenzar, incluso una vez yo dije, ¿por qué tenemos que esperar a que estén las
viviendas, que es un proceso más largo? Estamos haciendo el distribuidor, la
vialidad, eso es un esfuerzo ciclópeo, eso de Ciudad Caribia, pero por qué esperar
a que termine todo eso, antes de empezar a sembrar los arbolitos, los viveros para
los cítricos, para las flores, agricultura urbana, tubérculos.
Por ahí cerca está Carayaca, una vez caminamos y llegamos a Carayaca, por ahí
uno le llega a la Escuela Naval, por detrás, por la parte del patio, pero que yo
sepa, no hay ni una hectárea todavía, ¿verdad? Una vez que no andaba muy
apurado me metí por ahí, por la autopista Caracas-La Guaira, entradas, caminos a
ambos lados. Métanse por ahí para que vean.
ELOBJETIVOESELPUEBLO
Tú te acuerdas, Jacqueline,hace como cien años, tú eras presidenta de
Hidrocapital y yo, viendo televisión, vi que estás en la Cota 905 lanzando una
tubería de agua, te llamé, no te conocía casi, y te digo, doctora, ingeniera
Jacqueline, ¿cuál es el proyecto de acompañamiento del eje del tubo?, ¿es sólo el
tubo?, y ese poco de ranchos que están ahí, ¿nadie los ve?, ¿es el objetivo el
tubo?, ¿es el objetivo el oleoducto? ¿o es un instrumento?, ¿es el objetivo la
carretera?, insisto.
Una vez veníamos con Carrizales, recuerdo, él era ministro de Transporte e
Infraestructura, veníamos de Elorza rumbo a Mantecal en unos helicópteros y yo
veo que están trabajando las carreteras. Le dije, vamos a aterrizar ahí, entre
Mantecal y Elorza. Le pregunto a los trabajadores: ¿dónde viven ustedes?
Mantecal, Elorza.
¿Cuántos tienen casa propia? Casi ninguno. ¿Qué tipo de vivienda ocupan? Un
rancho, arrimao. Recuerdo que le dije a Carrizales: oye, qué bueno hubiera sido, o
sería, ponme el dibujito aquí otra vez, voy hacer otro dibujito. Fíjate, aquí está
Elorza, Mantecal y la carretera, kilómetros, miles y miles de hectáreas cruza esa
carretera y resulta que los mismos trabajadores que laboran en la carretera no
tenían vivienda.
Preguntaba yo a unos ingenieros que estaban ahí: ¿en una hectárea caben cuántas
casas? Ponle 10 hectáreas, 800 viviendas, de esas sencillas, que no son edificios ni
nada, y entonces, aprovechando el impulso, como se dice, de la maquinaria que va
por la carretera, millones de bolívares, técnicos, ingenieros, los mismos
trabajadores que no tienen vivienda hubieran hecho aquí una urbanización para
los trabajadores que laboraron en la carretera.
No es lo mismo esto que terminamos la carretera, cesaron en su trabajo, y qué
esperarán esos trabajadores. La mayoría, que se vuelva a dañar la carretera para
volver a trabajar sobre la misma carretera y así les pasa la vida, rodeados de tierra
por todas partes, y terminan la vida sin vivienda y dejando a sus hijos sin
vivienda. Y no sólo vivienda. Yo agarraría este pueblito aquí de diez hectáreas y a
lo mejor aquí al lado cien hectáreas más, ganadería, agricultura. Ustedes saben, la
carretera vista desde el punto de vista del capitalismo, ¿a quién beneficia más la
carretera? Al latifundista que ahora va a sacar más ganado y va a bajar los costos.
CAPÍTULO I
Una aproximación inicial
El territorio como relación geo-eco-antrópica
Para entender el territorio, es necesario establecer su carácter en
tanto relación geo-eco-antrópica multidimensional.
La configuración del territorio se entiende a partir de su condición
de marco de posibilidad concreta en el proceso de cambio de los
grupos humanos. Sin embargo, también es el resultado de la
representación, construcción y apropiación que del mismo realizan
dichos grupos, así como de las relaciones que lo impactan en una
simbiosis dialéctica en la cual tanto el territorio como el grupo
humano se transforman en el recorrido histórico. Esto es así puesto
que la intervención del ser humano modifica la relación sociedad-
naturaleza, aunque también las catástrofes y los procesos evolutivos
en la biósfera pueden determinar cambios en la sociedad.
En ese sentido, el territorio no es solamente una porción de tierra
delimitada con su complejidad biofísica (relieve, condiciones
ambientales, biodiversidad). Es, sobre todo, un espacio construido
socialmente, es decir, histórica, económica, social, cultural y
políticamente.
El componente biofísico del territorio es cambiante, no solamente
por su propio carácter sino por la relación que el ser humano entabla
con éste. Es aquí donde adquiere importancia hablar de lo
geográfico y lo ecológico, pues ambos aspectos se refieren a la
biodiversidad, es decir, a la variedad de elementos y relaciones
físicas, genéticas, de especies y ecosistemas que forman parte de un
territorio determinado; biodiversidad no solamente pensada como
diversidad de la naturaleza sino también como diversidad
sociocultural con la cual interacciona, transformándose mutuamente.
En ese sentido, el ambiente es ese complejo diverso con sucesivas
transformaciones espaciales, naturales y artificiales;
es naturaleza transformada por el ser humano, con lo cual ésta
adquiere un carácter producto de la apropiación y transformación
histórica, desde una valorización y prácticas pasadas y presentes y
sus sinergias convertidas en tendencias.
En esta perspectiva, retomando a Osvaldo Sunkel (1981: 17), los
elementos que integran la biósfera, así como el o los ecosistemas en
particular, presentarán un origen, estructura, funcionamiento,
cambios de estado, regulaciones, factores limitantes, adopción,
tolerancia e interacción específica, que serán modificados en su
íntima relación –naturaleza y sociedad– en cada uno de los
territorios de interacción.
Como lo plantea Santos (2006: 39), está formado por “un conjunto
indisociable, solidario y también contradictorio, de sistemas de
objetos y sistemas de acciones, no considerados aisladamente, sino
como el marco único en el que la historia se da. [...] El espacio es
ahora un sistema de objetos cada vez más artificiales, poblado por
sistemas de acciones también imbuidos de artificialidad, y cada vez
más diseñados para fines distintos a los del lugar y su habitantes”.
Es, asimismo, como propone
Jara (2009: 34), un sistema complejo abierto y su complejidad
depende del entramado de elementos que interactúan en su interior y
con el contexto y, siguiendo a Santos, que permite tener en cuenta la
multiplicidad y diversidad de situaciones y procesos.
Esa complejidad del territorio pasa a constituirse en un elemento
activo que influye en la estructuración de la sociedad.
Asimismo, se erige en un integrador e integrante de procesos y
dinámicas sociales, con continuidades y discontinuidades, con
fragmentaciones y recomposiciones.
Las interacciones que ocurren entre sus dimensiones (geo-
ecoantrópica, social, económica, política y cultural-simbólica), hacia
adentro y hacia afuera, pasan por una dialéctica temporal compleja.
El territorio, afirma Jara siguiendo a Robert Morin,
“crea y recrea su propia complejidad y siendo poroso –un sistema
abierto– es permanentemente agitado y modificado por el
intercambio con los elementos externos [...] Tenemos un territorio
evolutivo, en movimiento constante, donde nada puede explicarse
fuera de su tiempo, de su memoria implícita, del contexto” (2009:
31). Más allá de la espacialidad entendida como la distribución,
localización, extensión y atributos del espacio (Bozzano,
2000: 27), y de entenderla como “una propiedad de los cuerpos [...,
como] el momento categorial fundamental de todo lo corpóreo real
[...] que abarca los momentos todos, de la extensión, la forma, la
posición, la distancia, la dirección y la diversidad de dirección, el
movimiento y la conexión espaciales” (Hartmann, en Bozzano, 46),
la complejidad territorial se refiere a una espacialidad en tanto
fenómeno plural y múltiple, de espacialidades interactuando, en
tanto momento de las relaciones sociales geografizadas, que inciden
en una determinada disposición espacial (Santos, 1996: 70).
David Harvey ([1990] 2004: 228) argumenta que “las concepciones objetivas de tiempo y
espacio se han creado necesariamente a través de las prácticas y procesos materiales que
sirven para reproducir la vida social [...] La objetivad del tiempo y el espacio está dada, en
cada caso, por las prácticas materiales de la reproducción social y, si tenemos en cuenta que
estas últimas varían geográfica e históricamente, sabremos que el tiempo social y el espacio
social están construidos de manera diferencial. En suma, cada modo de producción o
formación social particular encarnará un conjunto de prácticas y conceptos del tiempo y el
espacio”.
13Para Santos (1996: 51-52), el espacio geográfico está “formado por un conjunto
indisociable, solidario y también contradictorio de sistemas de objetos y sistemas de acción,
no considerados aisladamente, sino como el marco unificado en el cual se desarrolla la
historia [...] El espacio es hoy un sistema de objetos cada vez más artificiales, poblado por
sistemas de acción igualmente imbuidos de artificialidad y cada vez más tendientes a fines
extraños al lugar y a sus habitantes [...] Es así como el espacio encuentra su dinámica y se
transforma”.
14Desde la disciplina de la ciencia política, el territorio es la base física sobre la cual el
Estado asienta y desenvuelve su actividad, que sintetiza el entorno físico y la relación jurídica.
Soberanía, poder político, ley son relacionadas al territorio referido al ámbito del Estado-
nacional (Borja, 1997: 933).
15En el estudio del territorio, el concepto de escala ha tenido una importancia que requiere
ser clarificada. La escala, afirma Jorge Blanco (2007: 49), “no es un patrón jerárquico
preconcebido para ordenar el mundo –local, regional, nacional y global– sino que es el
producto contingente de las tensiones existentes entre las fuerzas estructurales y las prácticas
de los agentes locales. El análisis de la escala se concentra, entonces, en los procesos, que
modelan y constituyen las prácticas sociales en diferentes niveles de análisis. En ese sentido,
la escala estaría definida por procesos sociales que se despliegan en diferentes ámbitos (o en
distintos niveles) que se determinan mutuamente [...] Los procesos sociales operan a través de
escalas y no confinados en alguna de ellas en particular”
16
Desde una perspectiva dialéctica y compleja indispensable de ser recuperada,
Santos plantea que “La configuración territorial está dada por el conjunto formado por los
sistemas naturales existentes en un determinado país o en una zona determinada por los
agregados que los hombres sobreponen a estos sistemas naturales. La configuración
territorial no es el espacio, ya que su realidad tiene su materialidad, en cuanto el espacio
reúne la materialidad y la vida que la anima.
La configuración territorial, o la configuración geográfica, por lo tanto tiene una existencia
material propia, pero su existencia social, es decir, su existencia real, solamente está dada
por el hecho de las relaciones. Esta es otra forma de aprender el objeto de la geografía.”
(Santos, 2006: 38-39) Y en relación con los fijos y flujos, como ejemplo específico en sus
formulaciones, afirma que “Los elementos fijos, establecidos en cada lugar, permiten
acciones que modifican el propio lugar, los flujos nuevos o renovados que recrean las
condiciones ambientales y las condiciones sociales, y redefinen cada lugar. Los flujos son un
resultado directo o indirecto de las acciones que atraviesan o se instalan en nuestros fijos,
modificando su significado y su valor, al mismo tiempo que también se modifican. [...] Fue así
en todos los tiempos, solo que hoy los fijos son cada vez más artificiales y más fijos a la tierra;
los flujos son cada vez más diversos, más amplios, más numerosos, más rápidos.” (Ibid.: 38).
17La espacialidad concreta, afirma Soja (1993: 158-159), es un terreno competitivo de luchas
por la producción y reproducción social, de prácticas sociales que visan sea al mantenimiento
o refuerzo de la espacialidad existente, sea una reestructuración significativa y/o una
transformación radical.
18Fernandes afirma que el espacio “pasa a ser comprendido según la intencionalidad de la
relación social que lo creó. Es entonces, reducido a una representación unidimensional [...]
La relación social en su intencionalidad crea una determinada lectura del espacio, que
conforme con el campo de fuerzas en disputa puede ser dominante o no. Asimismo, se crean
diferentes lecturas socio espaciales” (Fernandes, 2005: 275-276, traducción propia).
19“Los ordenamientos simbólicos del espacio y el tiempo conforman un marco para la
experiencia por el cual aprendemos quiénes y qué somos en la sociedad [...]
La noción de sentido común según el cual ‘hay un lugar y un tiempo para todo’ es trasladada
a un conjunto de prescripciones que reproducen el orden social, al asignar significados
sociales a espacios y tiempos” (Harvey, [1990] 2004: 240). Esto lleva a inferir que los
procesos de apropiación simbólica, de entrada diferenciados entre los distintos sujetos y
actores, generan condiciones para el conflicto en relación con el uso del territorio, en tanto
síntesis de espacio y tiempo vividos colectivamente, en la forma en que se estructura el tiempo
y el espacio territorializados, que se genera, al mismo tiempo, desde lo global y desde lo local.
20Fernandes (2010: 6) afirma: “Cada institución, organización, sujeto, construye su propio
territorio y el contenido de su concepto y poder político para mantenerlo. Esos creadores de
territorios exploran someramente alguna de sus dimensiones. Esto también es una decisión
política.”
21Sin embargo, como afirma Lefebvre analizando el espacio, éste no es una mera
representación pues vehicula las normas y valores de la sociedad burguesa y, ante todo, el
valor de intercambio y la mercadería, es decir, el fetichismo (1976b: 33).
22Arturo Escobar (1999: 194) plantea que “el territorio es un espacio fundamental
multidimensional en el que se crean y recrean las condiciones de sobrevivencia de los grupos
étnicos y los valores y prácticas culturales, sociales y económicas que le son propios. La
defensa del territorio es asumida en una perspectiva histórica que liga el pasado con el futuro.
En el pasado, la historia de los asentamientos mantuvo cierta autonomía, conocimientos,
modos de vida, y sentidos éticos y estéticos que permitieron ciertos usos y manejo de los
recursos naturales”.
23Esto no es contradictorio con la perspectiva de Harvey, quien afirma que las concepciones
objetivas –y yo agregaría subjetivas– de tiempo y espacio se han creado necesariamente por
medio de las prácticas y procesos materiales que sirven para reproducir la vida social. La
objetividad del tiempo y el espacio, agrega, está dada en cada caso por las prácticas
materiales de la reproducción social y, si tenemos en cuenta que estas últimas varían
geográfica e históricamente, sabremos que el tiempo social y el espacio social están
construidos de manera diferencial (Harvey, [1990] 2004: 228)
24Leff (2005: 206) observa el contexto local como el lugar donde se forjan las identidades
culturales, donde se expresan como una valorización social de los recursos económicos y
como estrategias para la reapropiación de la naturaleza.
25Leff (2005: 208) plantea que los actores están afirmando sus derechos culturales para
recuperar el control de su territorio como un espacio ecológico, productivo y cultural para
reapropiarse un patrimonio de recursos naturales y significados culturales. La racionalidad
ambiental está siendo internalizada por nuevos actores sociales, expresándose como una
demanda política, arraigándose en nuevos territorios y nuevas identidades.
26Odile Hoffmann (2007: 442) concibe el territorio étnico como “espacio de emancipación y
lucha por la autonomía de decisión de un colectivo social auto-adscrito a una ‘identidad
étnica’. En esta visión, el control territorial constituye la condición mínima para el ejercicio
de un poder ‘autónomo’, el único medio de conseguir cierta legitimidad para construir
instituciones y normas ‘propias’, que gocen de la aprobación ‘de la comunidad’”.
27Entre estos procesos y de forma complementaria, también se puede mencionar la
apropiación heterogénea de la cual pueda ser objeto y que ha sido planteada en líneas
precedentes.
28Los flujos centrífugos son orientados hacia otros territorios y los centrípetos, hacia el
interior del territorio, como diría Cambrézy, analizando el concepto de región (2006: 67).
29Según Machuca (2005: 66), refiriéndose a los corredores biológicos, “la diferencia consiste
en que los corredores no representan una porción o modalidad posible entre otras de uso del
territorio, sino que estos territorios se integran como parte del corredor que atraviesa las
regiones de los distintos países [...] Y esta forma de representación es la que promueven los
proyectos impulsados por las corporaciones multinacionales y las potencias hegemónicas,
como sucede en el caso del Plan Puebla Panamá”.
30“El incentivo para crear el mercado mundial, para reducir las barreras espaciales y
aniquilar el espacio a través del tiempo es una condición omnipresente [afirma Harvey],
como lo es el incentivo para relacionar la organización espacial en configuraciones de
producción eficientes (organización serial de la división del trabajo particularizada, sistemas
fabriles y líneas de montaje, división territorial del trabajo y aglomeración en grandes
ciudades), redes de circulación (sistemas de transporte y comunicaciones) y consumo
(instalación de los hogares y casas, organización de la comunidad y diferenciación
residencial, consumo colectivo en las ciudades)” (Harvey, [1990] 2004: 257-258).
31En otro sentido, Azaïs plantea que “En efecto, la proximidad ya no puede considerarse
únicamente como geográfica, sino como socioeconómica. Algunos territorios están
conectados con los centros de decisión supranacionales, y son pocos los lazos que tienen con
su entorno geográfico o incluso regional. Otros, por el contrario, presentan un sólido arraigo
local, pero tienen una capacidad de reacción limitada a un entorno en movimiento” (en Alba
et al., 1998: 588).
32Es necesario afirmar que lo glocalno hace referencia a una dinámica entre lo global y lo
local donde el Estado desaparece. El Estado sigue siendo un instrumento fundamental del
proceso de globalización, no obstante sus modificaciones generadas por cambios en la
correlación de fuerzas a nivel regional y mundial, en las posibilidades que presenta para
normar y definir los procesos internos, en los flujos de capital, etcétera.
33Un ejemplo introductorio y sintético de este abordaje es el vínculo que Fernandes establece
entre multidimensionalidad y la multiterritorialidad, cuando afirma: “La comprensión de
cada tipo de territorio como una totalidad, con su multidimensionalidad y organizada en
diferentes escalas, a partir de sus desiguales usos, nos posibilita entender el concepto de
multiterritorialidad. [...] Considerando que cada tipo de territorio tiene su territorialidad [...]
La multiterritorialidad une a todos los territorios a través de la multidimensionalidad y por
medio de las escalas geográficas, que pueden ser representadas como camadas sobrepuestas
en que una acción política se desdobla en varios niveles y escalas: local, regional, nacional e
internacional” (2010: 6).