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Universidad Uniagustiniana.

Moral Social.
Padre: German Andrés Rodríguez Herrera.
Seminarista: Jhon Alexander Acuna Valencia.

Es importante reconocer que la aparición de la Doctrina Social de la Iglesia en el año 1891


con la encíclica Rerum Novarum del papa León XIII marca un acontecimiento de suma
relevancia, ya que la Iglesia mostrara la gran preocupación en cuestiones propias de la
justicia orientada a los pobres y claro, también el trato social a los que ellos se veían
obligados, es claro que encíclicas como Cuadragésimo anno y Mater et magistra, ahondaran
como tal temas propios como la solidaridad y la subsidiariedad.

El concilio vaticano II y el magisterio de Iglesia, tomaran como base del trabajo para con los
mas necesitados la apertura al pluralismo político y cultural de la sociedad con el fin de
orientar y perfilar la opción de la solidaridad orientada al bien común y al destino universal
de los bienes, tomados de la dignidad humana, para que estos sean plenos y transparentes,
es claro que la solidaridad debe ser expresada y direccionada hacia la dimensión
comunitaria, y mas aun debe ser direccionada al sentir propio de la protección del màs
necesitado o desprotegido.

Es allí donde se sostiene este principio como tal traspasando los limites de los marcos
personales y contextuales con el fin de cambiar y modificar el sistema económico social,
pero cuidado, esta modificación debe alejarse del socialismo y comunismo, los cuales son el
demonio de la humanidad, ya que estos como modelos o alternativas económicas, no
cumplen ni complacen en totalidad lo que tanto se necesita, por tanto, es claro que el
principio de bienestar prime en el bien común, ya que este debe convertirse en la realización
de las personas ya que su libertad y su responsabilidad les permite compartir con cada uno
de los valores de los que estos disponen.

La posición de la Iglesia ante estas propuestas económicas es la de permanecer siempre


inclinada hacia los mas desprotegidos, pero sin olvidar el trabajo espiritual hacia ellos, ya
que de nada sirve saciar el hambre cuando el espíritu fallece por la falta de Dios y de su
amor en el corazón de estos, no se puede olvidar que en el mundo de hoy no solo prima la
Universidad Uniagustiniana.
Moral Social.
Padre: German Andrés Rodríguez Herrera.
Seminarista: Jhon Alexander Acuna Valencia.

vida económica, también prima la igualdad y la dignidad vista claro esta desde el acceso y
la igualdad de oportunidades tanto para ricos como para pobres.

El trabajo es una dimensión de la vida humana que le proporciona sentido a toda ella, pues
a través del trabajo las personas no sólo se proveen de los productos necesarios para
subsistir, sino que consiguen la misma “realización de su humanidad”.

Estas líneas propias del texto demuestran que el hombre requiere de esta dimensión porque
es esta la que provee la dignidad, generando en la persona humana el desarrollo de las
formas y claro la producción y el aporte propio a los procesos económicos, no podemos
olvidar que, del trabajo de los obreros, salen las riquezas de las naciones, por ende, el trabajo
debe ser un derecho garantizado para los hombres, el cual se pueda ejercer con libertad con
el fin de contribuir al bien común de las familias, en palabras de San Jan XXIII se dice: que
los trabajadores deben ganar lo suficiente para dar un nivel de vida verdaderamente humano
que les permita sacar adelante a su familia. El trabajo y la dignidad van de la mano, pero
esto es aún más profundo, porque no es cualquier trabajo, este proceso laboral es y debe
ser conforme a las facultades que los mismo tengan.

Enemigos propios del hombre serán la concentración plena de las propiedades en manos
de unos pocos y mas aun los medios económicos que el mundo exige y obliga sean
impuestos La construcción de la justicia social implica que todas las comunidades acepten
que los bienes de la tierra han sido destinados para todos los hombres y mujeres del planeta.
Esto quiere decir que las políticas económicas coincidan con las consecuencias del postulado
creyente según el cual “Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos
los hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos en forma
equitativa bajo la égida de la justicia y con la compañía de la caridad”

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