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3- LA ILUMINACIÓN

Tiene como principal finalidad el facilitar la visualización, de modo que el trabajo se pueda realizar en
condiciones aceptables de eficacia, comodidad y seguridad. La intensidad, calidad y distribución de la
iluminación natural y artificial en los establecimientos, deben ser adecuadas al tipo de trabajo. La
iluminación posee un efecto definido sobre el bienestar físico, la actitud mental, la producción y la fatiga
del trabajador. Siempre que sea posible se empleará iluminación natural. El ojo humano se adapta
fácilmente a unas deficientes condiciones de iluminación, pero si las mismas persisten durante algún
tiempo comienzan a aparecer molestias físicas. Por el contrario, el exceso de luz le puede ocasionar
lesiones.
La manifestación más inmediata de un terminal de luz mal ubicada es la presencia de reflejos en la
pantalla y los consiguientes deslumbramientos y fatiga visual.

Las causas de reflejos más frecuentes son:

• Los puntos de luz situados justo encima del equipo


• Mala distribución de la intensidad luminosa en la zona de trabajo
• Mesas y teclados con acabados brillantes
• Presencia de grandes ventanales
• Tubos fluorescentes sin difusores
• Colores de suelos, techos y paredes con un alto índice de reflexión

En lo posible el trabajo debe realizarse con luz natural; si no es posible la luz fluorescente aumenta el
rendimiento. La línea que une los ojos con el centro de la pantalla debe ser aproximadamente paralela
tanto a las ventanas como a las lámparas de techo. Así mismo estas lámparas de techo no estarán
situadas justo encima del operador. Se deben evitar en el campo visual del operador, la presencia de
reflejos directos procedentes de la pantalla, teclado, mesa, documentos, en las ventanas se deben
instalar sistemas que permitan regular fácilmente la entrada de la luz exterior. Las lesiones más
corrientes son las oculares: irritación de ojos, cansancio o fatiga visual. También pueden darse lesiones
no oculares como: dolor de cabeza, neuralgias. Generalmente estas dolencias se tratan como
enfermedades comunes, pero, probado su origen laboral, se pueden considerar como accidentes de
trabajo.

Álvarez, F. (2011). Salud ocupacional. Bogotá, Colombia: Ecoe Ediciones. Recuperado de


https://elibro.net/es/ereader/uniajc/69028?page=68.

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