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PERSONAJES:
Francisco Bolognesi.
Coroneles
Comandantes
Alfonso Ugarte
Soldado Anónimo
PRESENTACIÓN:
NARRADOR: El día de la bandera es un día no para celebrar, más bien para conmemorar a
los verdaderos héroes de carne y hueso, que lucharon hasta el último momento para
defender nuestra patria, ante la amenaza chilena del comandante Baquedano en la Batalla
de Arica (7 de junio de 1880). Es por ello que cada 7 de junio, se conmemora a nuestros
valientes héroes que pelearon en dicha batalla, para afianzar nuestro sentimiento
patriótico, que cada día con la globalización y la pérdida de valores se van a pique, por ello
es importante fomentar nuestra identidad nacional, ya sea desde un texto, hasta una
representación teatral, como la que vamos a ver a continuación.
JUAN DE LA CRUZ SALVO: ¡Buenos días señor Comandante General, el gusto también es
mío!
FRANCISCO BOLOGNESI: Sírvase usted tomar asiento por favor. Le oigo a usted señor.
(También toma asiento).
JUAN DE LA CRUZ SALVO: Señor, vengo como parlamentario social del ejército de Chile, a
cargo del General Manuel Baquedano. Señor, el General en Jefe del Ejército de Chile,
deseoso de evitar un derramamiento inútil de sangre, después de haber vencido en Tacna
al grueso del Ejército aliado, me envía a pedir la rendición de esta plaza, cuyos recursos en
hombres, víveres y municiones conocemos.
FRANCISCO BOLOGNESI: ¡Arica no se rinde! ¡Tengo deberes sagrados que cumplir y los
cumpliré hasta quemar el último cartucho!
JUAN DE LA CRUZ SALVO: ¡Entonces está cumplida mi misión señor! (poniéndose de pie)
JUAN DE LA CRUZ SALVO: No señor Comandante General, esta demora estaba prevista,
porque la situación en la que respectivamente nos hallamos, una hora puede decidir la
suerte de la plaza. Me retiro con el mensaje.
El Comandante Juan Guillermo More, los Coroneles José Joaquín Inclán, Alfonso Ugarte,
Marcelino Varela, Justo Arias Aragüez y Mariano Bustamante. Los Tenientes Coroneles:
Manuel de La Torre, Francisco Cornejo, Ramón Zavala, Roque Sáenz Peña, Benigno
Cornejo, Francisco Chocano y Juan Pablo Ayllón. Y finalmente el Capitán José Sánchez
Lagomarsino.
Reunidos ya los jefes y comandantes de la plaza, con la frente en alto, forman una
media luna a la mano izquierda de Bolognesi.
FRANCISCO BOLOGNESI: Bien señores jefes y oficiales, el mayor Juan De la Cruz Salvo, ha
venido a esta plaza, como parlamentario del ejército chileno, comandando por el General
Manuel Baquedano, a pedir la rendición de Arica. Señor lo invito a dar personalmente
cuenta de su visión.
JUAN DE LA CRUZ SALVO: ¡Señores oficiales, la Plaza de Arica no puede defenderse! Está
bloqueada por mar, sitiado en tierra, por un ejército casi seis veces superior en vuestras
fuerzas ¡La resistencia es imposible! El General Manuel Baquedano los invita a evitar que
se derrame más sangre, que la que acaba de correr sobre los campos de la “Alianza”, les
solicita la evacuación de la Plaza y la entrega de las armas. Vuestras tropas desfilarán con
honores militares, partiéndose luego en marcha regular por el ejército chileno.
FRANCISCO BOLOGNESI: Señores, estáis llamados a decidir con vuestro voto, la suerte de
esta Plaza de guerra, cuya custodia, os ha confiado la nación. No quiero hacer presión
sobre vuestras conciencias, porque nuestros sacrificios no serían idénticos, yo he vivido
sesenta y tres años, y mi existencia no se prolongará por muchos días ¿Qué más puedo
desear que morir por la patria y por la gloria de una resistencia heroica que salvará el
honor militar y la dignidad del ejército comprometida en esta guerra? Pero hay entre
vosotros muchos hombres jóvenes, que pueden ser útiles al país y servirlo en el porvenir.
No quiero arrastrarlos en el egoísmo de mi gloria, sin que la junta manifieste su voluntad
decidir de defender la plaza y resistir el ataque, el comandante en jefe espera a que sus
oficiales manifiesten libremente su opinión.
ALFONSO UGARTE: ¡Camaradas de armas, creo que todos pensamos lo mismo! Propongo
que se resuelva por aclamación la defensa de la plaza. ¡Señores, cuando menos sea
nuestra fuerza, más animoso debe ser nuestro corazón!
TODOS: ¡Cuando menos sea nuestra fuerza, más animoso debe ser nuestro corazón!
JUAN DE LA CRUZ SALVO: Así lo haré señor. Señores mi misión está cumplida, lo siento
mucho. Ahora con su permiso, hasta luego señor.
FRANCISCO BOLOGNESI: ¡Juro ante Dios defender mi bandera peruana con la vida! ¡Juro
por mis padres enterrados en este suelo, a quienes tomo por testigos de este juramento
de honor y amor a mi país! ¡Juro también por ustedes nobles caballeros de quienes me
siento enteramente orgulloso y a quienes pido compartir este sagrado juramento! ¡Juro!
TODOS: ¡Viva!
Finalmente todos los que alguna vez juramentaron en vida morir cuando fuese la hora, habían
cumplido su juramento tiñendo con su propia sangre los campos del Morro de Arica. Todo era
desolado, incierto, vanaglorioso para los susodichos héroes caídos, desastroso para una patria
desunida por intereses de sus gobernantes y de la ignorancia generada. Y pensar que alguna vez
nos habíamos unido para expulsar a España…
Chile esta vez ganó la guerra, es cierto, pero jamás rompió nuestra voluntad de acero.
NARRADOR: Y así se da por concluida la Batalla de Arica, con ánimas divagando por un juramento.
Quizás estaba escrito, o quizás fue por decisión de los héroes que juramentaron ante Bolognesi y
De la Cruz Salvo, defender el Morro a pesar de no tener si quiera un puñado de esperanza.
Bolognesi y sus hombres nos dieron una lección moral; con justicia pues, Manuel Gonzales Prada
diría: “El Perú sin Bolognesi, no tendría derecho a seguir llamándose Nación”.
Maestros, esta bandera que vemos es producto no de una declaración de independencia, sino, el
resultado de incansables luchas de personajes, que con gusto dieron su vida para conseguir la
libertad e igualdad ante todos como una sola nación unida, que puede romper todas su barreras,
echar por la borda sus problemas y amarnos como los peruanos que somos. Queda en nuestra
responsabilidad como maestros inculcar esto a los futuros ciudadanos de nuestro amado Perú.
Padres de familia, no olvidemos de dónde venimos, fomentemos el amor por nuestro país y el
lugar que los vio nacer. Es difícil vivir en un país centralista y esperar buenas intenciones. Pues así,
empezaron los grandes personajes del Perú, sentados en un salón de clase, quizás no eran los
mejores de la clase, pero se convirtieron en leyendas.
Alumnos en general, en estos días la identidad nacional se va perdiendo poco a poco a medida que
la tecnología y la distracción avanzan, no perdamos los valores que nos inculcaron en casa,
tampoco el mensaje como que el que nos dio a conocer el General Francisco Bolognesi ¡Peleemos
hasta quemar el último cartucho! ¡Peleemos para ver un Perú lleno de oportunidades para todos,
sin diferencias, sin pobreza y menos ignorancia!
¡Viva el Perú! ¡Viva nuestra bandera! ¡Viva nuestros héroes, que dieron la vida por su patria! ¡Viva
el pueblo peruano!