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Presencia de hongos en las colecciones almacenadas en el Depósito G del MNHHAP

Luis Javier Flores De la Puente


Si hay un lugar importante por su contenido científico, histórico y de trascendencia
para la arqueología nacional, gracias a toda la información y material contenida, ese es
el Depósito G del MNAHHP. Podemos decir, sin llegar a equivocarnos, que toda la
arqueología peruana, desde los inicios del siglo XX hasta el final del mismo, se
encuentra almacenada dentro de sus cuatro paredes, todos los datos y evidencias
materiales esperan la atenta mirada de los investigadores que decidan hacer uso de su
valiosa existencia. Estar en el Depósito G es hacer arqueología de la arqueología,
bucear entre sus vastas colecciones, indagar entre sus anaqueles, fichas, bolsas, cajas,
en resumen, una meta-arqueología. Y, al realizar ello, ¿Qué hacemos si tenemos el
material pero los datos de contexto, procedencia y observaciones dadas por quienes
exhumaron estos restos se encuentran desaparecidos o afectados por el paso del
tiempo? Y no solo hablamos del tiempo cronológico, sino de las afectaciones que
reciben los objetos a lo largo del mismo. ¿Qué pasa si no encontramos la ficha o el
pedazo de papel o soporte que nos indica su procedencia? El material pasa a perder su
valor arqueológico y contextual, es decir, pasa a ser casi inútil para la interpretación
arqueológica.

Durante mi estadía dentro del depósito, pude contemplar de primera mano cómo
muchas fichas de excavación, que indicaban el contexto y procedencia, se deshacían al
ser tocadas con mis manos, o que, debido a agentes de deterioro, el contenido de las
mismas pasaba a ser ilegible. Esto genera una disociación del material, ya que muchas
colecciones se encuentras diseminadas por todo este gran almacén, dándoles a los
arqueólogos que laboran allí otro nuevo papel, el de detective.

Deterioro por hongos


Los hongos son organismos más desarrollados que las bacterias. Son estructuras
normalmente pluricelulares con un metabolismo complejo. Poseen filamentos
llamados hifas que forman el micelio o cuerpo vegetativo. Se desarrollan en un pH
entre 4-6, humedades relativas superiores a 70 % y temperaturas entre 25 – 30 °C.
Los hongos son un agente presente en el material almacenado, afectando soportes
como el papel o los textiles. Si hay algo importante relativo al papel, son justamente
las fichas anteriormente mencionadas. Los hongos al igual que muchas especies
bacterianas producen manchas de diferentes tonalidades, como resultado de los
productos que excretan. Entre ellos, se reconocen enzimas tales como la celulosa o
diferentes tipos de proteasas y ácidos orgánicos (oxálico, fumárico, acético, láctico,
glucónico, lucurónico, etc), los cuales se depositan sobre el soporte modificando sus
propiedades químicas y como consecuencia, deteriorándolo.
Este deterioro genera una pérdida de la data presentada en el papel, y no solo en este
material. Se pueden hallar bolsas de tela utilizadas anteriormente de la irrupción de las
bolsas de plástico en la industria, como también en las cajas de cartón contenedoras,
muchas de ellas con datos de procedencia escritos en su superficie. Este deterioro
afecta de manera indirecta al material arqueológico. Al ser la arqueología una
disciplina en la cual el contexto y procedencia del material son las claves para la
interpretación, la perdida de estos datos equivale a una perdida ontológica de la
condición del material como tal, a una pérdida de su capacidad de brindar información
de un espacio determinado. Y si a esto le sumamos la dispersión de las colecciones
dentro del depósito, estamos dejando incompletos los datos que se pueden obtener
de un estudio a mayor profundidad.
Suelen presentarse estos hongos a manera de manchas oscuras sobre la superficie de
las fichas o pedazos de papel, afectando no solo al soporte sino al texto en sí,
vulnerando la tinta o el grafito utilizado. Es muy común encontrar fichas “en blanco”,
con el texto ya desaparecido por los hongos y la humedad causante de la presencia de
los mismo. Muchas veces estos materiales datan de mediados del siglo XX, en la cual lo
sintético aún era algo novedoso, por lo tanto, la afectación que reciben es mayor que
la que el material actual pudiera sufrir.
Posibles soluciones:
1. Cambio del soporte y contenedor: Realizar una conservación curativa de los
papeles o cartones soportes de las fichas o información de contexto, es algo
inútil y sin sentido. El valor patrimonial se encuentra en los datos presentados,
ya que las colecciones depositadas tienen su principal valor en la medida en
que son fuentes de datos provenientes de contexto. A menos que encontremos
la caligrafía de algún importante personaje o investigador, estos soportes
deberían ser reemplazados en su mayoría, no sin antes recuperar en lo posible
la información contenida, o contrastarla con otras fichas similares, de manera
que se tenga un corpus amplio para poder leer el contenido de las mismas, y
recuperarlo en una nueva ficha. No olvidar realizar el cambio de las bolsas por
otras nuevas, y buscar que el material no entre en contacto con las nuevas
fichas de datos de contexto.

2. Ventilación adecuada: Investigaciones recientes, han demostrado la eficacia de


la ventilación sobre el crecimiento microbiano como un método específico de
control del biodeterioro en los materiales históricos. Con ello, al aplicar un
determinado número de renovaciones de aire por hora en un espacio cerrado,
se logra inhibir el crecimiento de hongos y bacterias y se consigue decrecer su
actividad tanto en ambientes contaminados como en los materiales históricos.
El uso de sistemas de ventilación pasiva, como alternativa al aire acondicionado
y como tratamiento de control de biodeterioro, se está aplicando con
resultados satisfactorios en museos y archivos ubicados principalmente en
países de climas húmedos y cálidos que precisan un método seguro y de bajo
coste para conservar sus fondos y colecciones. Este es un método práctico para
evitar la proliferación de hongos en los materiales ya inventariados y
embalados de manera correcta, y a la vez una de las más económicas a largo
plazo.

3. Evitar los fungicidas: La mayor parte del material presente en el Depósito G


aún se encuentra a la espera de ser inventariado, y el uso de fungicidas puede
alterar más aun a los materiales como el papel o el textil, y si a ello le sumamos
el tiempo que se dará entre estas acciones y el inventario, no sabemos si el
material llegará con los datos aun legibles a las manos del arqueólogo
encargado de su inventariado. Mucho del material se encuentra en bolsas, por
lo que la penetración de los fungicidas sería muy complicada.

Bibliografía:

NIEVES VALENTIN: “El biodeterioro de los materiales orgánicos”

NIEVES VALENTIN: “Biodeterioro de los materiales de archivos y museos. Conservación y


prevención”

RAMIREZ MUÑOZ, SANDRA: “Biodeterioro y Control de Plagas en Archivos y Acervos


Documentales”

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