1

Tema | Autogestión

Módulo | Rol del terapeuta en el bienestar emocional

Monica Gonzales Agüero

LA CURVA DE LA EMOCIÓN Contenido

La propuesta es buscar un recuerdo de alguna situación que haya generado
La curva de la emoción
alegría, que como se sabe es una emoción básica. A ser posible algo que se
haya conseguido cada uno, como el momento exacto en el que se sabe que se Elevada intensidad y
ha aprobado una oposición, cuando la nota de la última asignatura de la carrera, emociones desajustadas
o cuando se aprobó el carnet de conducir. Se utilizará este último ejemplo,
Cogiendo las riendas de tu
conseguir el permiso de conducir. Si no se tiene el carnet de conducir se puede vida. Proactividad
utilizar cualquier otro ejemplo de este tipo.
Mi círculo de preocupación
El momento exacto en que se ha aprobado el examen que da acceso a tener el
carnet de conducir es el estímulo, algo que ocurre y que irremediablemente (y Bibliografía
se esperara que así fuera) va a generar en una emoción básica: la alegría. Una
emoción que no va a quedarse permanentemente. De hecho, si dos horas más
tarde ocurre algo desagradable, esa alegría no va a poder evitar que aparezca
otra emoción distinta propia de la situación que acontezca. Por lo tanto, la alegría
invadirá el cuerpo y después se irá. Eso no quiere decir que no vaya a dejar nada
en, ya que cada uno se sentirá muy orgulloso, la autoestima se verá beneficiada,
etc. Pero eso ya no es una emoción básica, como se sabe. Por lo tanto, después de
que aparezca el estímulo aparecerá la emoción, contento, y esa alegría generaría
una sensación muy agradable en el cuerpo, que iría subiendo hasta un punto
máximo para después ir bajando hasta volver a llegar al punto de normalidad
anterior.

Al recordar el momento que le indican que se ha aprobado. Tomándose un tiempo

para pensarlo. Difícilmente habrá equivocación al relatar lo que se hizo. Lo
primero que sería expresar esa alegría de alguna manera a través del cuerpo y
también de la conducta o los movimientos. Hay quien es más o menos expresivo,
hay quien incluso abrazaría al profesor o a la persona que le comunicara que
había aprobado. En cualquier caso, esa alegría se dejaría ver en el rostro y en los
gestos. Y después, seguro que hubo la necesidad de compartirlo con las personas
importantes. Llamar a la pareja, a los padres, amigos, etc., y a medida que se
realizó todo eso, esa energía salió fuera de ti, de un modo parecido a la curva de
la figura, la que está dibujada con una línea continua.

Figura 1. La curva de la emoción. Extraído del curso online de Inteligencia Emocional de Avatar Psicólogos.
Ahora hay que imaginar, que en ese momento,
en el que aparece esta emoción de alegría, una
fuerza sobrenatural o algo superior impidiese
expresar esa emoción de ninguna manera. Que no
pudiese expresarlo ni compartirlo con nadie. ¿Qué
pasaría en el cuerpo? ¿Cómo se sentiría? Pues muy
probablemente, mal. Habría frustración y tensión y
posiblemente con ansiedad. Por lo tanto, algo que
en un principio generó una sensación de bienestar
se va a convertir en algo desagradable si no se puede
sacarlo fuera de sí.
Pues bien, esta curva que suele hacer tan bien
con las emociones agradables, es la misma que
debería hacer con las desagradables. Pero con estas
últimas la cosa no es tan fácil. Se está educado
en la represión de las emociones desagradables,
como ha visto ya. En una emoción desagradable, el
punto más alto de esta curva es un punto de dolor,
y el dolor no gusta. Ni gusta en cada uno, ni en la
gente que está cerca. Y muchas veces se intenta no
llegar a ese punto máximo de dolor, bloqueando
esta curva emocional (representado en la figura por
la línea horizontal discontinua). Cuando se hace
esto, es posible que se pueda evitar llegar al punto
máximo de dolor (punto más alto de la curva de línea
continua), pero la emoción quedará en cada uno
(como se ve en las curvas pequeñitas con flechas),
por lo que no hay descarga.
Desde pequeños, dicen que no hay que llorar,
que hay que ser valiente (dando por hecho que
ser valiente es no tener miedo), que no hay que
enfadarse, etc. Por lo que se va creciendo ya en
esta represión emocional, luchando contra la propia
naturaleza, ya que no se puede evitar sentir todas
estas emociones, que si no se consiguen sacarlas
de alguna manera van a generar tensión y ansiedad.
Muchos de los pacientes que acuden a consulta
con problemas de ansiedad, tienen debajo una
muy mala gestión emocional para las emociones
desagradables.
Autogestión | 2
Si se piensa en lo que se suele hacer cuando se
tiene un amigo que está pasando un mal momento,
por ejemplo un amigo al que le ha dejado su pareja,
normalmente se intenta cambiar su emoción. Incluso
si en este ejemplo su pareja llevara tratándolo mal
mucho tiempo, el amigo va a estar mal. Aunque
su mente le diga que lo mejor que le ha podido
pasar es que la relación se haya terminado, esos
pensamientos normalmente no van a poder evitar
que aparezcan todas las emociones y sentimientos
que aparecen ante una ruptura. En un caso así,
normalmente se intenta convencerle desde la razón
de que no debería estar mal porque era una persona
que le hacía daño, e intentar llevar su atención a otra
cosa o llevarlo de cañas para que se sienta mejor.
Es decir, se intenta por todos los medios cambiar su
emoción. Pero la emoción está. Todos estos mensajes
que le se pueden decir al amigo, él los sabe, y además
de no poder evitar sentirse mal, se sentirá bastante
incomprendido y frustrado por sentir lo que él mismo
cree que no debería estar sintiendo. Esto no quiere
decir que estos mensajes y distracciones estén mal,
pero lo primero y más importante que va a necesitar
el amigo es que se le permita hacer su curva sin
juicio, que pueda hablar de su dolor aunque no se
pueda darle ninguna solución, porque posiblemente
no la hay. Que pueda llorar con alguien sintiéndose
apoyado y comprendido, sin más.
En muchas familias donde ha sucedido algún hecho
dramático o una pérdida de un miembro de la
familia, pasa algo parecido. Muchas veces se evita
hablar del tema para no ponerse mal, para evitar que
los otros manifiesten tristeza o rabia. Pero la tristeza
está, la rabia está, el dolor está dentro de cada uno
y hay que facilitar que salga para evitar después que
eso se manifieste de otra manera, que lo hará.
¿Esto quiere decir que cuando se está enfadado
o triste se tiene que ir llorando por todas partes o
contándole los problemas a todo el mundo? Pues
por supuesto que no. Pero sí que hay que encontrar
una manera de poder canalizar esa energía.

Lo primero, como siempre es ser consciente de qué
emoción se está generando cada cosa. Por lo tanto
el primer paso es la aceptación de todo lo que hay
en dentro. Aceptación sin juicio sobre si debería o no
sentir esto. Lo siento y punto. Ya se sabe además, que
cada uno va a asociar emociones diferentes ante los
mismos estímulos, y que eso se ha grabado de una
manera muy inconsciente y fuera del control de cada
uno. Esta aceptación nos va a permitir conocerse
mucho mejor, como se vio en el tema anterior.
Después se va a buscar una manera de sacar esta
emoción, dejando que se manifieste en el cuerpo.
Cada emoción, tiene una plataforma de acción y
también una forma de expresión característica. La
tristeza pide llorar, y la rabia muchas veces también.
La rabia, es una emoción que puede llegar a ser muy
peligrosa. Pero cuando hay explosiones grandes de
rabia, normalmente es porque se tiene mucha rabia
acumulada, que es justo lo que se tiene que intentar no
hacer. También se vio que las emociones, siguiendo
la ley de la energía, pueden transformarse unas en
otras. Si no se tolera la tristeza, es muy posible que
acabe saliendo de en forma de rabia. Por lo tanto, uno
de los puntos primeros y fundamentales en cuanto a
la autogestión emocional tiene que ver con aceptar,
permitir y poder expresar todas las emociones que
aparezcan. Permitir sentirse mal y dar su espacio
a las emociones desagradables es el primer paso.
Compartirlo con alguien es una forma muy buena de
hacer esta curva emocional, con alguien de confianza
con quien no se sientan juzgados, ya que cuando
se está enfadados, seguramente se dirá cosas que
no se dirían o ni siquiera se pensaría cuando haya
pasado esa emoción. Dice el refrán que una alegría
compartida se transforma en doble alegría, y una
pena compartida se transforma en media pena. Y si
esto no es posible o no parece una opción, al menos
dejar sentir el malestar en el cuerpo y permitiendo
así que salga a través de él, pero de manera más
consciente. Ya se verá también cómo escribir sobre
las emociones, puede ser una forma muy útil de
poder sacarlas fuera de sí.
ELEVADA INTENSIDAD Y EMOCIONES
DESAJUSTADAS
A pesar de que se va a aceptar las emociones e
intentando ser conscientes de ellas, esto no quiere
decir que no haya momentos donde la intensidad
pueda ser elevada o tener una emoción desajustada
para según qué situación. Un ejemplo de esto puede
ser algún tipo de miedo aprendido y como se dijo,
limitante en algún aspecto y que quiera superar.
Autogestión | 3
La mejor manera a nivel fisiológico de poder bajar
la intensidad de una emoción es activando otra
antagonista, pero quizás la manera más sencilla
para hacerlo es a través de la respiración. Cuando el
cerebro entra en una situación de alerta y se prepara
para la acción (haya o no haya una alerta real), lo
primero que pasa a nivel fisiológico es que se produce
un aumento en el ritmo de la respiración. El cuerpo
necesita coger una mayor cantidad de oxígeno, que
después utilizará el sistema circulatorio para poder
bombear más sangre. Se sabe que hay personas
que hiperventilan cuando tienen ansiedad, y esto
es porque su sistema respiratorio sigue cogiendo un
nivel muy elevado de oxígeno que, por otro lado, no
se está utilizando en realidad cuando no hay nada a
lo que enfrentarse o de lo que huir. Este es el motivo
por el que una técnica muy conocida es poner a la
persona con ansiedad a respirar en una bolsa de
papel. El objetivo es disminuir el nivel de oxígeno
para que de esta manera el resto del organismo
bajando también su activación. Por lo tanto, cuando
se quiere bajar la activación fisiológica, la mejor
manera es llevar la atención a la respiración, y
dejar de respirar, dejar de respirar baja cualquier
intensidad de una emoción. En el ejemplo, una
situación que genera ansiedad (miedo), cualquier
conducta centrada en expulsar oxígeno ayudará
a bajar la activación y por lo tanto la intensidad
emocional. Así que, se podría intentar estar más
tiempo expulsando aire que inhalándolo, con calma,
pero intentando hacer el tiempo de expulsión un
poquito más lento. Conductas que impidan seguir
cogiendo altas cantidades de oxígeno como inflar
globos o cantar también ayudan bastante. A los
pacientes con miedo a conducir, cuando empiezan
ya a exponerse a coger el coche siempre se les dice
que vayan cantando para prevenir este exceso de
oxígeno. Es imposible cantar y coger oxígeno a la
vez.
En otras emociones, si se es consciente de que la
intensidad es alta, también se va a observar que
la respiración se altera (en rabia, por ejemplo). En
estos casos también se puede controlar esta alta
intensidad interrumpiendo la respiración. Es decir,
dejando de respirar y aguantando lo que se pueda,
como cuando se tiene hipo. Cuando se retome la
respiración, se debe intentar que sea algo más lenta.
Se puede hacerlo varias veces hasta que se vea que
la intensidad va bajando.

En relación con esto, ya se ha dicho y se va a repetir
de nuevo, que puesto que los pensamientos se
contaminan de las emociones y la percepción de
la realidad puede distorsionarse bastante cuando
se está en un pico emocional, en estos estados no
se debería tomar decisiones importantes. Ni en las
emociones desagradables ni en las agradables, las
decisiones importantes deberíamos tomarlas desde
la calma emocional.
En los casos de emociones desajustadas, ya se sabe
que desde la razón normalmente no se consigue
que aparezca una emoción antídoto más adaptada.
A continuación se mostrará una técnica extraída
del libro de Roberto Aguado Es emocionante saber
emocionarse, que a la vez se basa en la PNL (modelo
que conocerás en esta unidad), aunque modificada
por el autor.
Técnica del Chas
Lo primero que se tiene que hacer es conectar con
una situación en la que se ha vivido la emoción
que gustaría cambiar, por ejemplo la rabia. Hay que
tomarse un tiempo para revivir esa situación y dejar
que la emoción invada (será más fácil si se hace el
ejercicio con los ojos cerrados). Después hay tomar
una foto de esa imagen interna que represente la
situación y el malestar, una foto muy nítida. Hay que
imaginar que es la foto de la portada de un periódico.
Una vez conseguido esto, hay que conectar con
una situación en la que se haya sentido un nivel de
seguridad o de admiración muy alto, y de la misma
forma que antes, recreando en esa situación lo
máximo que se pueda. Después tomar también una
foto de esa imagen lo más clara posible, otra portada
de periódico. De manera que quien viera esa foto
pudiese sentir la misma seguridad o admiración.
Al tener las dos imágenes, ya se podrá realizar
la técnica en sí misma. Cerrar los ojos e imaginar
que se tiene delante de una pantalla muy grande,
donde se proyectará la primera fotografía, la de la
situación de rabia. Hay que observarla durante un
rato, para después dar cuenta de que en la esquina
inferior izquierda de la pantalla hay una imagen
muy pequeñita donde se encuentra proyectada la
imagen que se hizo de la situación de seguridad o
admiración.
Autogestión | 4
Dejando que esa pequeña parte de la pantalla
crezca, hasta que ocupe toda la pantalla e invada
la anterior que ya no estará. Ahora toda la pantalla
está ocupada por la escena de seguridad. A los
pocos segundos vuelve a las dos imágenes, la de
rabia vuelve a ocupar la pantalla y la de seguridad su
esquinita pequeña. Se debe repetir 4 ó 5 veces este
ejercicio de cambio de pantalla. Después se abre los
ojos y verá que, si se ha hecho bien el ejercicio, la
emoción y la imagen que vendrá será la de seguridad
o admiración.
Se puede practicar este ejercicio con pares de
emociones e ir viendo el resultado.
COGIENDO LAS RIENDAS DE TU VIDA.
PROACTIVIDAD
“Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias,
violenta su propio talento y...da más peso a los
problemas que a las soluciones. La verdadera crisis,
es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de
las personas y los países es la pereza para encontrar
la salida. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la
vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay
méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada
uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar
de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar
el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro.
Acabemos de una vez con la crisis amenazadora, que
es la tragedia de no querer luchar por superarla”.
Albert Einstein (1879 - 1955) en el Crack Financiero
del 29. Extraído del curso online de Inteligencia
Emocional de Avatar Psicólogos.
Dependiendo de la manera en que se afronta o se
viven los problemas y dificultades que acontecen en
la vida, se puede ser personas reactivas o proactivas.
Algo reactivo es algo que es vulnerable a los agentes
externos, algo que reacciona a los cambios que
se producen en su entorno. De la misma manera,
una persona reactiva tendrá la atención en lo que
está fuera de ella, tenderá a mirar para afuera y a
responsabilizar a lo que está fuera de lo que ocurra
en su vida. Las personas proactivas, por el contrario,
llevan la atención hacia adentro, a su parte de
responsabilidad. Vamos a explicarlo a través de
un ejemplo muy simple, pero que va a facilitar que
entiendas este concepto.
Todas las situaciones tienen tres momentos
representados en el siguiente esquema:
Estímulo - Respuesta - Consecuencia.

Se debe imaginar que he quedado esta tarde para ir a
tomar algo con una amiga, y de repente veo que está
lloviendo. El hecho de que llueva, es el estímulo. Es
ajeno a mí, y por lo tanto no tengo ningún control,
así que mi control es del 0% sobre el estímulo. No
puedo hacer que llueva ni que deje de llover.
Si se quiere salir y no se quiere mojarse, se cogerá un
paraguas. Esa acción que se va a llevar a cabo será
la respuesta. La respuesta depende de cada uno,
puesto que cada uno decide si coger el paraguas o
no, por lo que en la respuesta se va a tener todo el
control, el 100%.
La consecuencia aparecerá después, y podrá ser
que se moje o que no se moje. Si se preguntará cuál
es el control que se tendrá sobre la consecuencia,
es posible que la respuesta fuera, el 100%; porque
dependerá de la respuesta. Pero esto no es del todo
así. Lógicamente, si ha cogido el paraguas; habrá
más posibilidades de no mojarse, pero se puede
mojar incluso si se ha cogido. Se puede ir muy cerca
del borde de la acera y mojarse al pasar un coche, o
podría hacer viento y romperse el paraguas. Por lo
tanto, el control que se tiene sobre la consecuencia,
en principio, es indeterminado, así que se pondrá un
control de X%.
Ahora bien, dependiendo de dónde se ponga la
atención en este esquema se estará actuando de
un modo reactivo o proactivo. Si cuando se ve que
está lloviendo llamo a mi amiga y le digo que ya no
voy a salir porque está lloviendo, se estará dejando
que la conducta, mi conducta; esté condicionada
por el estímulo, por algo que pasa fuera de mí y
sobre lo que yo no tengo ningún control. Cuando se
funciona así se utiliza frases que empiezan por “es
que…”: “es que llueve”, “es que el profesor me tiene
manía”, “es que mi pareja no me entiende”, etc. Se
estarás de acuerdo, en que esta forma de afrontar las
dificultades, aunque puede ser muy cómoda a corto
plazo, al final va a llevar a aceptar que en mi vida yo
no tengo ningún control. Y, ¿qué es una depresión?,
porque una depresión tiene mucho que ver con eso,
con no poder controlar lo que pasa a mi alrededor. Ni
sobre mi vida, ni sobre mí misma, ni sobre el futuro,
y entonces entro en un estado de indefensión.
Las personas que suelen funcionar desde la
reactividad se quejan continuamente de lo que
pasa a su alrededor, y la culpa o la responsabilidad
siempre es del otro, o hasta del tiempo que haga.
Autogestión | 5
Claramente focalizar la atención sólo en el estímulo
no es muy positivo.
¿Y qué pasa si se lleva la atención sobre todo a la
consecuencia? Cuando las consecuencias no son las
que se esperan, inevitablemente se sentirá mal, y
eso es totalmente normal y positivo. Pero si sólo se
queda en el resultado tampoco se va a asumir o a
dar cuenta de la responsabilidad que hay implícita
en ella. Se vive en una sociedad donde se tiene
mucho más en cuenta el resultado que el trabajo
realizado para alcanzarlo. En el sistema educativo
español, por ejemplo, un 8 es un 8 para todos los
alumnos y tiene el mismo valor, pero lo cierto es
que no supone el mismo esfuerzo para un niño
con una inteligencia cognitiva muy alta que para
otro que sea menos inteligente cognitivamente
hablando, y tenga que esforzarse mucho más para
conseguir ese resultado. Los niños muy inteligentes,
acostumbrados a obtener muy buenos resultados
sin apenas esfuerzo, y que además son premiados
por ello, cuando vayan avanzando por los cursos
superiores no entenderán qué pasa cuando ya no
obtengan resultados tan buenos. No han aprendido
que el éxito debe ser producto de su esfuerzo y,
por lo tanto, de su respuesta. Por otro lado, un niño
menos inteligente, podría acabar frustrado si por
mucho que se esfuerce nunca llega a alcanzar una
nota tan alta. Si en el ejemplo que he puesto me
mojara aun llevando paraguas, y no voy más allá, a
parte del malestar que me va a generar el hecho de
mojarme en sí mismo, posiblemente me mandaré
mensajes del tipo “qué tonta estoy”, culpándome
por haberme mojado incluso llevando paraguas, lo
que puede llevarme a la siguiente conclusión: “la
próxima vez que llueva no saldré para no mojarme”.
De este modo volvería a colocarme en un modo
reactivo.
Si, aunque el resultado no sea el esperado y me sienta
mal por ello, se es capaz de volver a mi respuesta
y analizar las variables que me han hecho dar la
respuesta que he dado y no otra, podré mejorarla
para la próxima vez sin culparme. En el ejemplo, yo
he llevado a cabo la mejor respuesta que podía en
ese momento. Si nunca antes me había salpicado
un coche, es muy normal que no haya tenido en
cuenta esa posibilidad. Pero ahora ya sé, ya se sabe;
que la próxima vez, además de coger el paraguas,
hay que intentar no ir tan cerca del borde de la
acera, por ejemplo. Así podrá mejorar la respuesta,
aumentando las probabilidades de aumentar esa X,
y por lo tanto de conseguir la consecuencia que se
desea. Pues esto último es lo que caracteriza a las
personas proactivas.
 Autogestión | 6

Una persona proactiva asume la responsabilidad de

su propia vida, intentando aprender de los errores
para mejorar la respuesta encaminada a un fin.
Cuando aparece una dificultad o un conflicto se
pregunta: ¿Qué puedo hacer yo? ¿Cuál es mi parte
de responsabilidad en este asunto? Esto implica
además ser justos con nosotros mismos y entender
que muchas veces seguramente mi respuesta no
ha sido la mejor, pero en vez de castigarse hay
que preguntarse: ¿Por qué actué así? Se puede
haber actuado peor, por ejemplo, por no tener la
información o el conocimiento suficiente, o por estar
en un estado físico o emocional que no permitió
actuar de otra manera, como ya se explicó cuando se
hablaba de la culpa. Por lo tanto, muy posiblemente
se hizo todo lo que se pudo dentro del contexto en el
que me encontraba. Si se puede rectificar algo ahora,
se hará, y si no, el aprendizaje recibido servirá para
Figura 2. Imágenes del Curso Online Inteligencia Emocional de
hacerlo mejor la próxima vez. Avatar Psicólogos.

Ahora que se entiende la diferencia entre ser reactivo

y proactivo, piensa… ¿qué eliges ser? Las personas proactivas, por el contrario, al poner
su energía en aquello que pueden modificar, van
aumentando su círculo de influencia. Además, el
simple hecho de ver cómo las cosas sobre las que
MI CÍRCULO DE PREOCUPACIÓN actúo cambian, hará de reforzador, haciendo que
Para poder ser más consciente de cuál es el grado de cada vez se impliquen más en su propia vida y
proactividad, se puede observar dónde se enfoca la reduciendo así su círculo de preocupación.
energía y el tiempo. Cada persona tiene un conjunto
Una de las primeras preguntas que se deben hacer
de cosas que preocupan. A todo lo que preocupa (la
cuando surge una dificultad es: “ante esto, ¿qué
salud, la política, las relaciones con los demás, etc.),
puedo hacer yo?”.
Stephen Covey lo llamó “círculo de preocupación”,
dejando fuera de él, todo lo que no importa. Y es que el mejor antídoto contra la preocupación es
la ocupación. Si hay en qué ocuparse, ha forma de
Si se hace un análisis de las cosas que están dentro
ocuparse. Si no se puede ocupar, el trabajo tendrá
del círculo de preocupación, se podrá darle cuenta
más que ver con la aceptación o con retirarse d e e s a
de que sobre algunas de estas cosas, no se tiene
situación, dependiendo de los casos.
ningún control, mientras que sobre otras sí se tiene.
Hay que pensar en la cantidad de energía que se
Aquellas cosas sobre las que sí se tiene control y que
gasta intentando cambiar cosas que no dependen
por lo tanto se puede modificar forman, siguiendo a
de cada uno, la cantidad de batallas perdidas de
Covey, el propio círculo de influencia.
antemano que se luchan durante toda la vida y el
Al fijarse en qué parte de este círculo se emplea agotamiento que conllevan.
más tiempo y energía, se podrá ver cuál es el grado
Espero que este tema 4.3 junto con el 4.2, ayuden
de proactividad. Las personas reactivas tienden
al conocimiento, y a empezar a, primero ser
a llevar la atención sobre aquello en lo que no
consciente, y después a empezar a trabajar en lo
tienen control, como se explicaba antes. Se quejan
que se considere necesario dentro de cada uno. Hay
habitualmente de las cosas que no salen como ellas
que tener en cuenta que hay tres Ces necesarias para
quieren culpando a los demás y a las circunstancias,
el cambio Consciencia, Coraje y Cariño (Antonio de
teniendo cada vez menos control sobre sus vidas.
Dios, 2013).
Por lo tanto, su círculo de influencia cada vez se
irá haciendo más pequeño, siendo más grande el
círculo de preocupación.

Figura 3. Imágenes del Curso Online Inteligencia Emocional de
Avatar Psicólogos.
Figura 4. Imágenes del Curso Online Inteligencia Emocional de
Avatar Psicólogos.
La consciencia debe ser la primera en aparecer,
si no se es consciente de que algo no está bien,
muy difícilmente podré cambiarlo. El coraje debe
aparecer cuando soy consciente y hay compromiso
a trabajar en ello, porque seguramente aparecerá el
miedo y la incomodidad normal en un proceso de cambio.
Y el cariño tiene que ver con la aceptación de lo que
hay en cada uno y mi propio cuidado, el amor propio.
Podríamos añadir una cuarta C, la constancia,
necesaria también porque las cosas llevan su
tiempo.
Autogestión | 7
BIBLIOGRAFÍA
1 Aguado Romo. Es emocionante saber
emocionarse. Eos, Madrid. R (2014)
2 Aguado Romo. La emoción decide y la razón
justifica. EOS. Madrid. R (2015).
3 De Dios: Curso Online de Inteligencia Emocional.
Avatar Psicólogos. A. (2013).
4 Ferrari, P. F. y Rizzolatti, G: New Frontiers in Mirror
Neurons Research. Oxford University Press, New
York. . (2015).
5 Gardner, H.: Estructuras de la mente. La teoría
de las Inteligencias Múltiples. Fondo de Cultura
Económica Ltda, Santafé de Bogotá, D.C.,
Colombia. (2001).
6 Iacoboni, M.: Las neuronas espejo. Empatía,
neuropolítica, autismo, imitación, o de cómo
entendemos a los otros. Katz conocimiento,
Madrid. (2009).
7 Kohler, E.,C.Keysers, M. A. Umiltá et al.,"Hearing
sounds, understanding actions: Action
representation in mirror neurons", Science 297,
2002, pp. 846-848; Keysers, c., E. Kobler, M.
A. Urniltá et al., "Audiovisual mirror neurons
and action recognition", Experimental Brain
Research, 153, 2003, pp. 628-636
8 Miller, R., Rollnick, S.: La Entrevista Motivacional:
Preparar para el cambio de conductas adictivas.
Paidos, Barcelona. (1999).
9 Miller, W. & Rollnick S.: ¿Qué es la Entrevista
Motivacional? RET, Revista de Toxicomanías. Nº.
6. (1996).
10 Miller, W. & Rollnick S.: La Entrevista
Motivacional. Ayudar a las personas a cambiar.
Paidós, Barcelona. (2015).
11 Mohl, A: El aprendiz de brujo. Manual
de ejercicios prácticos de Programación
Neurolinguística. Editorial Sirio, S.A., Málaga.
(2006).
12 Santos, A. y Lladó, E.: El libro grande de la PNL.
Rigden Institut Gestalt, Madrid. (2012).