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Efectos[editar]
Los seres vivos cuentan con una gran proporción de nitrógeno en su composición
química. El nitrógeno oxidado que reciben como nitrato (NO3–) es transformado a
grupos aminoácidos (asimilación). Para volver a contar con nitrato hace falta que
los descomponedores lo extraigan de la biomasa dejándolo en la forma reducida
de ion amonio (NH4+), proceso que se llama amonificación; y que luego el amonio
sea oxidado a nitrato, proceso llamado nitrificación.
Así parece que se cierra el ciclo biológico esencial. Pero el amonio y el nitrato son
sustancias extremadamente solubles, que son arrastradas fácilmente por
la escorrentía y la infiltración, lo que tiende a llevarlas al mar. Al final todo
el nitrógeno atmosférico habría terminado, tras su conversión, disuelto en el mar.
Los océanos serían ricos en nitrógeno, pero los continentes estarían
prácticamente desprovistos de él, convertidos en desiertos biológicos, si no
existieran otros dos procesos, mutuamente simétricos, en los que está implicado el
nitrógeno atmosférico (N2). Se trata de la fijación de nitrógeno, que origina
compuestos solubles a partir del N2, y la desnitrificación, una forma
de respiración anaerobia que devuelve N2 a la atmósfera. De esta manera se
mantiene un importante depósito de nitrógeno en el aire (donde representa un
78 % en volumen).
Fijación de nitrógeno[editar]
Artículo principal: Fijación del nitrógeno
El proceso de fijación se refiere a la combinación del nitrógeno con hidrógeno u
oxígeno, lo que permite que los seres vivos lleguen a utilizar el nitrógeno en sus
procesos metabólicos. El primer paso en el ciclo es la fijación del nitrógeno de la
atmósfera a formas distintas susceptibles de incorporarse a la composición del
suelo o de los seres vivos, como el o los iones nitrito o nitrato (aunque el amonio
puede usarse por la mayoría de los seres vivos, ciertas bacterias del suelo derivan
la energía de la de dicho compuesto a nitrito y últimamente a nitrato), y también su
conversión a sustancias atmosféricas químicamente activas, como el dióxido de
nitrógeno , que reaccionan fácilmente para originar alguna de las anteriores.
Amonificación[editar]
La amonificación es la conversión a ion amonio del
nitrógeno, en la materia viva aparece principalmente
como grupos amino (-NH2) o imino (-NH-). Los
animales, que no oxidan el nitrógeno, se deshacen del
que tienen en exceso en forma de distintos
compuestos. Los acuáticos producen directamente
amoníaco (NH3), que en disolución se convierte en ion
amonio. Los terrestres producen urea, (NH2)2CO, que
es muy soluble y se concentra fácilmente en la orina;
o compuestos nitrogenados insolubles como
la guanina y el ácido úrico, que son purinas, y ésta es
la forma común en aves o en insectos y, en general,
en animales que no disponen de un suministro
garantizado de agua.
Ciclos[editar]
Algunas bacterias convierten amoníaco en nitrito (por
ejemplo Nitrosomonas, Nitrosospira, Nitrosococcus) y
otras transforman este en nitrato.
Donde existe un exceso de materia orgánica en
el mantillo, en condiciones anaerobias, hay otras
bacterias que producen desnitrificación, convirtiendo
los compuestos de N en N2, lo que hace que se
integre de nuevo el nitrógeno del ecosistema a
la atmósfera.
Nitrificación[editar]
Artículo principal: Nitrificación
Reducción desasimilatoria[editar]
Es la conversión del nitrato y nitrito a la forma
gaseosa N2O y a la forma ion amonio. Se
produce en estercoleros y turberas donde
residen bacterias del género Citrobacter sp.
Este género es típico de las coliformes
enterofecales, por lo que también forma parte
de la flora intestinal de mamíferos, ya que
procesan parte de la lactosa que ingieren. En
principio se estudió esta bacteria en las
turberas debido a que son productoras
de óxido nitroso N2O, un gas de efecto
invernadero, en la actualidad se realizan
estudios de las baterías enzimáticas
relacionadas con el retorno de amonio al suelo
y su inhibición en presencia de sulfatos.