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Los Dones del Espíritu, un regalo de Dios a su

Iglesia

¿Porqué fueron derramado los dones espirituales?

Para fundamentar la razón del derramamiento del Espíritu Santo y su consecuente impartición
de dones debo conocer a lo que se iba a enfrentar la iglesia primitiva, esto es a
padecimientos, los cuales tenían el propósito de probar su fidelidad, purificarla y enseñarle a
depender exclusivamente de Él. (Ro. 8:17; Jn. 15:20; 1 CO. 12:16; Gá. 3:4; Fi.1:29; Col. 1:24).

Siendo la razón el fortalecimiento de la iglesia por sobre la persecución entendemos que el


derramamiento conllevó un poder ilimitado que sobrepasó a todo razonamiento humano.

La iglesia fue entonces edificada sobre la base del poder de Dios (1Co.2:1-5) manifestándose
dentro de su pueblo; lo que demostró que Jesús vivía y estaba presente (Jn.15:5; 14:20)

Jesús prometió a sus apóstoles que cuando descendiera el Espíritu Santo recibirían PODER
para ser testigos (Hch.1:2,5,7). Este poder trajo aparejado la unción y los dones espirituales,
cumpliendo su promesa en las fiestas de Pentecostés. (Hch.2:4)

Concluyendo, afirmo entonces que no es posible la edificación de una iglesia sin estar
fundada sobre la base del poder de Dios y sus dones espirituales.

¿Qué son los dones del Espíritu Santo?

Los dones del Espíritu Santo fueron profetizados en el Antiguo Testamento (Dt.28:1-14;
Is.28:11; Jl.2:28), confirmados por las promesas de Cristo (Mr.16:17; Jn.14:12; Hch.1:8), e
impartidos por el Espíritu Santo en el Pentecostés (1Co.12:11).

Su significado deriva del griego “jarismata”, que a su vez este deriva de jaris = gracia; así
“dones de gracia”; compárese el término técnico “carismas”.

Hay una estrecha relación entre los dones espirituales y la “gracia” de Dios; esto es “don
gratuito” o una habilidad otorgada por Dios a los creyentes. También se refiere a estos dones
como “manifestaciones del Espíritu”.

Definimos entonces al don espiritual como un atributo especial que el Espíritu Santo da a cada
miembro del Cuerpo de Cristo, según la gracia de Dios para usarlo dentro del contexto de su
cuerpo.

Rescato una linda definición la cual dice así: “Es toda aptitud dada por Dios, en la medida que
han sido apartadas de un uso egoísta por el Espíritu de Jesucristo y puestas al servicio de la
iglesia.”

Los cristianos “individuales” desconectados del Cuerpo no son útiles para Dios ya que Él a
planeado su obra para trabajar en conjunto ayudándose mutuamente y necesitándose unos a
otros.

Los dones son funcionales y congregacionales. La mayoría de las cosas que Dios hace, aún
para afectar a la sociedad lo hace a través de miembros trabajando juntos, con la cooperación
de los dones, en comunidades constituidas a través de iglesias locales. Los mismos deben ser
supervisados y trabajando en conjunto con la congregación, lo cual se traduce en éxito.

Pablo afirmó que no deseaba que ignoren acerca de los dones espirituales. Esta frase
involucró a todos los cristianos de distintas épocas. Entiendo que los dones no son la meta
para el cristiano sino los medios, las herramientas para el crecimiento de la iglesia, es que hay
diversidad de funciones entre ellos como así lo hay en el cuerpo humano, que se relacionan
entre sí para el correcto funcionamiento.

Nadie debe vanagloriarse de los dones que posee por cuanto no son suyos (Ro.12:3) sino de
aquel que se los concedió. El apóstol enfatiza que debemos “Anhelar los mejores dones”, pero
lo más importante es “seguir el amor”, en otras palabras...”que nuestra meta sea amar” y
luego procurar los dones espirituales (1Co.14:1), porque sin este fundamento todo lo demás
no tiene valor alguno (1Co.13:1-13).

¿Cuándo se reciben los dones?

No todos se reciben en un instante, pero sí se comienzan a recibir cuando una persona se


entrega a Jesucristo como su Salvador personal.

Cada cristiano debe priorizar su búsqueda en descubrirlos y luego desarrollarlos. Dios los da a
su entera discreción y gracia (1Co.12:11,18) independientemente del grado de relación que se
tenga con Él. Pero además, algunos son más apropiados que otros en ciertas ocasiones,
lugares, para ciertas filosofías del ministerio, para ciertos grupos y ciertas tareas.

Cada creyente ha recibido un don

A cada uno le es dada la manifestación del Espíritu “(v.7)”. “Todas estas cosas las hace uno y
el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como Él quiere” (v.11), “...por un solo
Espíritu fuimos todos bautizados...y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu” (v.13).

Cada miembro del Cuerpo de Cristo es indispensable para el crecimiento del conjunto: “los
miembros del cuerpo que parecen más débiles son los más necesarios” (V.22), porque ellos
también han recibido un don y si no lo ejercen, el Cuerpo de Cristo no funciona correctamente.

En el v.12:7, el apóstol destaca otras dos importantes verdades:

1. “La manifestación del Espíritu es dada”. Este verbo dar rige toda la enumeración de los
vers. 8-10. En el v.11, Pablo emplea la palabra repartir. Los carismas son dones de la gracia:
“¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿porqué te glorías como si lo hubieras
recibido?” (1Co.4:7). El don excluye cualquier mérito.

2. Este verbo “dar” se emplea en un tiempo que sugiere un don continuo, una renovación
constante: el don recibido crece en la medida en que es utilizado para la gloria de Dios
(Mt.25:20,22; 1Ti.4:14; 2Ti.1:6); por otra parte Dios puede añadir aún otros dones
(1Co.14:1,12)
El Propósito de los Dones del Espíritu es la utilidad

El propósito de los diferentes dones del Espíritu es la utilidad. Pablo les dice que no les ha
escondido nada de lo que podía serles útil, ventajoso (Hch.20:20).

En la epístola de Corintios, utiliza varias veces este dicho: “Todo me es lícito, pero no todo es
útil” (1Co.6:12; 10:23); “esto lo digo para vuestro provecho...para lo que os será útil”
(1Co.7:35), “no procurando mi propio beneficio” (1Co.10:33).

Tomando estas enseñanzas vemos que el creyente que ejercita su don, por pequeño que éste
sea, participa en la obra de construcción y nueva creación del mundo que tiene que venir y
que está prefigurado por la iglesia.

La utilidad de un don es el criterio de su realidad. En 1Co.14:12, el apóstol repite el mismo


pensamiento sustituyendo el concepto de utilidad por el de edificación (Ef.4:12). Por gracia,
Dios nos da a cada uno la prioridad de desempañar una función en nuestra comunidad. Se
puede decir entonces que el don es algo que se recibe personalmente y que está a la
disposición de la comunidad.

Dios reparte los dones soberanamente

La soberanía de Dios en la elección del don y del beneficiario se ve varias veces a lo largo del
capítulo 11 de 1ra. Corintios: “Repartiendo a cada uno en particular como él quiere” (v.11),
“Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso”
(v.18), “Dios ordenó el cuerpo...”(v.24). “Y a unos puso Dios en la iglesia ... (v.28, Ef.4:7,11).

Pablo cambia completamente la perspectiva y las ambiciones religiosas de los corintios. Ellos
quieren “poseer” ese o aquel don. No obstante es sólo Dios quien dispone de todos los dones
y quien “cumple todo en todos”...

Podemos aspirar a tener dones, pero es Dios quien decide si quiere dárnoslo o no. Esta
soberanía de Dios nos descarga de cualquier tentación de orgullo y al mismo tiempo del
sentimiento de frustración, también nos libera de la búsqueda desenfrenada de ciertos dones,
podemos orar al Señor y luego pensar: “Si he orado a Dios para que ÉL me dé los dones que
ha reservado para mí, si estoy dispuesto a recibir cualquier don que Dios quiera concederme,
para que contribuya a su gloria, a la edificación de los demás y sea útil a la comunidad, mi
corazón está tranquilo, Dios lo hará a su debido momento.

La diversidad de dones está organizada

En el cuerpo humano, la diversidad de funciones y la unidad están asociadas. A través de esta


imagen el apóstol introduce la noción de organización: los distintos dones no se ejercen de
forma anárquica, están coordinados los unos con los otros y son interdependientes. La
importancia de un don no se mide por sus resultados visibles. (¡Cuantos órganos invisibles
tienen una función primordial en nuestro cuerpo!).

Los complejos de inferioridad y de superioridad son los que dañan la armonía del crecimiento
de la iglesia no permitiendo la ejecución de los mismos, y dañando a aquellas personas con
su desprecio. En cambio, la armonía se consigue cuando se da más honor a los que no tienen
(v.24) y cuando se comparten las penas y las alegrías de cada uno de los miembros.

¿Son permanentes los dones en la iglesia?

Los dones recibidos, cualquiera sean estos son permanentes en la vida de cada cristiano. En
Ro.12:4 Pablo establece la analogía entre el cuerpo físico como clave hermenéutica para
entender los dones del Espíritu. Si los dones espirituales son al Cuerpo de Cristo lo que las
manos al cuerpo físico, no hay duda alguna que una vez que se tiene un don, este se
conserva. Podemos contar con ellos ya que nos ayudan a realizar planes en nuestro diario
vivir.

Con respecto a la controversia sobre los dones de milagros presentaré dos argumentos que
enfatizan su permanencia.

1. En 1Co.13:8-12, la ciencia se pone al mismo nivel que las lenguas y la profecía. Este
argumento se basa en la diferencia entre “finalizarse, cesar” y “desaparecer” para establecer
una diferencia entre las dos clases de dones parece muy forzado, ya que el conocimiento es
el don más apreciado.

El apóstol dice que solo conocemos parcial e imperfectamente. “Ahora conozco en parte; pero
entonces conoceré como fui conocido” (v.12), es decir, cuando el Señor vuelva y le veamos
“cara a cara”.

Aunque el v.8 anule las profecías, las lenguas y la ciencia, lo hace en el contexto de la venida
del estado perfecto y por lo tanto, con la gloriosa venida de Cristo que traerá consigo este
estado. De esta forma jamás se conseguirá establecer un intervalo entre la abolición
anunciada en el v.8 y la llegada de la perfección del v.10.

2. El misionero actual que está en la obra pionera aún realiza la misma función que el apóstol
Pablo. ¿Porqué tendría que tener menos necesidad que él, de las señales y milagros para
acreditar el evangelio en terreno virgen?. De hecho, la evangelización en la obra pionera ha
sido frecuentemente acompañada de manifestaciones del Espíritu.

3. Es necesario reconocer la absoluta soberanía de Dios: Él puede volver a dar ciertos dones
donde y cuando Él quiera. Siempre los favores de Dios son inmerecidos.

4. La historia nos enseña que los dones milagrosos de Dios no desaparecieron con el primer
siglo, mas bien se han manifestado aquí y allá. En ninguna parte de la Biblia se afirma que
algún don haya desaparecido, ni que la necesidad de señales y milagros sólo existiera en los
tiempos apostólicos. La iglesia debe vivir en la esfera de lo sobrenatural. No se puede
arbitrariamente distinguir entre dones “normales” y “sobrenaturales”, admitiendo que los
sobrenaturales eran el signo distintivo de los apóstoles. Según 1Co.12, los dones son
concedidos al Cuerpo de Cristo de todos los tiempos.

Para culminar respecto a la permanencia de los dones, hago mía las palabras de K. Gangel:
“Prefiero dejar al Espíritu Santo la más grande amplitud posible para que conceda en el
Cuerpo de Cristo cualquier clase de don en cualquier tipo de período, tal como lo crea
oportuno.”
Los Beneficios de los Dones Espirituales

1. Los cristianos que conocen sus dones encuentran su lugar en la iglesia con más facilidad y
desarrollan una autoestima sana. Aprenden que sea cual sea su don, son importantes para
Dios y para el Cuerpo. Los complejos de inferioridad desaparecen al comenzar a pensar de
manera más sobria sobre ellos mismos.

Las personas que conocen sus dones espirituales aman a Dios y aman a sus hermanos, se
aman a sí mismos por lo que Dios les ha hecho ser. No están orgullosos de sus dones sino
agradecidos. Trabajan junto con sus hermanos en el Cuerpo en armonía y de modo eficiente.

2. El conocer los dones espirituales no sólo ayuda a los cristianos individualmente, sino ayuda
a la iglesia en su conjunto. Efesios 4 nos dice que cuando los dones espirituales están
operando, todo el cuerpo madura. Ayudan al cuerpo a “ser un varón perfecto” no ya “niños
fluctuantes.” (Ef.4:13-14.)

Cuando el Cuerpo funciona bien, concertado y unido...recibe su crecimiento para ir


edificándose en amor (Ef.4:16).

3. Lo más importante es que conociendo los dones espirituales glorificamos a Dios. 1ra.de
Pe.4:8-11 advierte a los cristianos que usen los dones espirituales de la siguiente forma:

* Menciona estos dones en el marco de una exhortación al amor (v.8) que se manifiesta
concretamente en la práctica de la hospitalidad (v.9).

* Relaciona los carismas a la multiforme gracia de Dios.

* Cada uno ha recibido un don.

* El don recibido es recibido para servir a los demás.

* Las gracias de Dios son diversas.

Además también menciona:

* Que somos administradores, gerentes de las gracias recibidas - esto nos recuerda las
parábolas de los talentos y de las minas, y otras palabras de Jesús (Lc.12:48b).

* Que Dios nos da las fuerzas necesarias para poder realizar el ministerio que nos confía.

* El objetivo final al usar estos dones es “que en todas las cosas Dios sea glorificado por
Jesucristo”.

Se puede abusar de los Dones

Kenneth Kinghorn, erudito metodista, describe los extremos con dos palabras: carismofobia y
carismomanía.

Algunos que se dan cuenta de sus dones espirituales los usan para adquirir poder o ganar
riquezas o vengarse o explotar a los otros creyentes. Comentaré sobre estos los cuales
considero muy extendidos y contraproducentes en el crecimiento de la iglesia.

1. Ensalzamiento de un don.

En algunos círculos es popular ensalzar un don por encima de los otros. El tener cierto don
constituye como una especie de categoría especial en algunos grupos, discriminando a
aquellos creyentes que no lo tienen y categorizándoles como de segunda clase. Cuando esto
ocurre, los dones pasan a ser fines en sí mismos. Glorifican al que los usa y no al dador.
Benefician al individuo, no al cuerpo. Producen orgullo y complacencia propia.

2. Proyección de los dones

Es el síndrome que tiene aquella persona que quiere que los demás practiquen y ejecuten el
don que él posee tal cual lo hace. Es decir, quiere que todo el Cuerpo sea un ojo, e impone un
sentimiento de culpa y vergüenza en otros cristianos poniendo en duda la sabiduría y
soberanía de Dios e ideando el intento de conformar a otros a su propia imagen.

CUATRO COSAS QUE NO SON DONES

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