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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

Facultad de Ciencias de la Discapacidad Atención


Prehospitalaria y Desastres

Maestría en Discapacidad

Cátedra: Metodología de la Investigación I


Docente: Dra. María Belén Mena Ayala
Estudiante: Kevin Jiménez
Ensayo

Tema: Intervenciones "fútiles o innecesarias" en el caso de su experticia, desde


un abordaje crítico.

Introducción

Inicialmente se podría entender la futilidad desde el punto de vista médico, un


concepto que va de la mano con la ética médica y que podría predicarse al
mundo entero, teniendo en cuenta que ésta no tiene afán de perjudicar ni “meter
mano” al curso aparentemente normal de la vida, desde la concepción natural
como seres humanos en su desarrollo.

Pero, dentro de lo que bien se refiere al actuar o no del personal médico, son
muchas las realidades a las que se tienen que atener, pero la principal y no
menos importante, el saber y la prudencia. Saber actuar en forma concreta y sin
desmerecer ni desfavorecer a nadie en cual sea su mejor cura o beneficio; y
prudencia para decidir cuando no actuar y detenerse para no causar daño o
perjuicio.

Más aún cuando se ha detectado una naturalización acrítica cada día más
cotidiana en consultorios clínicos, escuelas y hospitales, consistente en
patologizar y medicar a niños que presentan diferencias con los “criterios de
normalidad” de la niñez (1).

Esta patologización, viene encaminada a raíz de una medicalización que


conlleva un sinnúmero de intervenciones asociadas a tratar a una persona
aparentemente vista como “anormal” la cuál por ciertos estándares o
diagnósticos son tratados inadecuadamente y perjudicados.

Por ello, es importante destacar un buen diagnóstico de los síntomas desde la


niñez, ya que de ellos se desprende el fenómeno de patologización,
constituyendo una realidad en ciertos niños donde su afectación emocional se la
considera como un síntoma patológico a atender (2). Por lo que, desde una línea
de pensamiento se entiende que el diagnóstico debe considerar los conflictos y
defensas en juego, la historia y los vínculos del sujeto con otros (3). Y así,
demostrar que una patologización, puede desencadenar tratamientos fútiles sin
merecer eficacia ni beneficio alguno.
Contenido

En principio, sabemos que la medicina y la ciencia avanzan increíblemente con


el paso de los días, pero no todo es cien por ciento bien utilizado por el hombre,
y es con ello que, nace un término que invita a analizar bien cada aspecto que
la vida conlleva consigo al correcto desarrollo del ser humano, como tal.

Por una parte, podemos decir que “un problema de futilidad nadie es capaz de
definirlo, pero todos lo reconocen cuando lo ven” (4). A su vez describimos a la
futilidad como una cualidad de aquel acto médico cuya aplicación está
desaconsejada en un caso concreto porque no es clínicamente eficaz, no mejora
el pronóstico, síntomas o enfermedades intercurrentes, o porque produciría
previsiblemente efectos perjudiciales razonablemente desproporcionados al
beneficio esperado para el paciente o sus condiciones familiares, económicas o
sociales (5).

Se dice en el Juramento Hipocrático: “Dirigiré la dieta con los ojos puestos en la


recuperación de los pacientes, en la medida de mis fuerzas y de mi juicio, y les
evitaré toda maldad y daño” (6).

Por desgracia, en varios casos la enfermedad sigue su curso y llega un momento


en el que tanto el paciente como el médico se preguntan hasta qué punto es
conveniente seguir adelante (7). Y es aquí donde juega un rol importante el buen
temple para la toma de decisiones adecuadas, tomando en cuenta también la
naturaleza de lo que se va a llevar a cabo hasta llevar a un buen final, con ética
y responsabilidad moral.

Entonces, cuando se ha llegado al límite de los recursos y se han agotado o por


decirlo menos, acabado todas las opciones que la ciencia pone frente al
profesional y su paciente, llegan incluso a enfrentarse en grandes dilemas;
peleas internas por saber cuál es la mejor alternativa a escoger, y que, dicha
elección no perjudique o, cause el menor daño posible.

Junto a esto me refiero a que el riesgo sea mínimo o nulo, aunque lo que se
espera es que siempre salga como se planea o se quiere, y es por eso que a
veces las personas se “encaprichan” por lo que mejor les conviene, sin analizar
mejor su decisión o incluso se ha visto involucrada comúnmente por presión de
la sociedad, y hablo de sociedad, desde el núcleo personal de cada individuo a
partir de sus primeros años.

En otro aspecto, ciertas peculiaridades como la tristeza, la inquietud infantil, la


timidez, la rebeldía adolescente, que son inherentes a lo humano, se transforman
en patología, a esto se entiende que nos encontramos ante un proceso de
patologización de la vida (8).

Aun cuando de problematizar sobre las patologías se habla, es indispensable


preguntarnos qué se considera normal, y qué patológico, ya que cada sociedad,
de acuerdo a sus mandatos, tendrá su propia concepción de normalidad y
patología (9).
Cuando problemas que están por fuera del área de la medicina definidos en
términos de trastornos y abordados como problemas médicos, estamos ante un
proceso de medicalización de la vida (10).

He ahí que el avance de la medicina en cuanto a investigación se refiere, aporta


un inmenso conglomerado de nuevas evaluaciones, nuevos y mejorados
diagnósticos, y muchos estudios más, que, a su vez son sumamente oportunos
para prevenir una medicalización que en casos es inherente a la patología que
en varios casos son mal diagnosticadas.

Siendo como punto clave, la oportuna intervención médica, constituyendo un


importante foco a la futilidad, la misma que operará con ética y moral hasta donde
su alcance permita, sin causar maleficencia al ser humano, ni sirviéndose
ciegamente de él para otros fines que no sea el de ayudar y beneficiarlo.

Por ejemplo, en varias ocasiones se ha visto comprometido el personal médico


con intervenciones que pueden ser “obsoletas” que de ellas poca evidencia
existe y que no beneficia mayormente a sus usuarios, dado que en algunos
casos no producen algún efecto fisiológico en él, por ello, es indispensable la
instrucción continua, como un esfuerzo para mejorar y buscar mejores resultados
eficaces para el mejoramiento de la calidad de vida.

Así pues, desde la experticia de la fisioterapia y el ámbito de la rehabilitación


física, existen técnicas que hoy en día se siguen practicando, pero que muchas
de ellas quedaron ya sólo en libros pasados; se han implementado nuevas y
mejoradas aplicaciones de tratamientos que se encaminan a restablecer a las
personas.

Pero en ciertos casos, existen usuarios que expresan mejorías con ciertas
técnicas y métodos que para ellos ya no son eficaces, entonces en un intento de
brindar un mejor servicio es importante la actualización de los conocimientos, no
sólo al profesional, sino también a aquellos a quienes tratamos y buscamos una
mejor calidad de asistencia integral, y poco a poco concientizar sobre lo que
podría ser o no beneficioso para cada persona.

Conclusiones

La patologización, desde la niñez es consecuente de una medicalización,


tomando en cuenta que muchas veces la mala o deficiente práctica médica
desde el momento uno (diagnóstico) puede llegar a un desenlace terriblemente
intimidante dentro de lo que respecta una “normalidad” en el desarrollo del ser
humano, desde sus primeras etapas de vida.

Un problema muy común, dentro de la patologización es la inconsecuente


descripción de las conductas de las personas por los síntomas que presentan,
siendo desligados así de las particularidades que caracterizan a cada ser como
único en la sociedad en la que este se desarrolla.
El saber actuar con prudencia es un beneficio no solo para el profesional, sino
que directamente se ve involucrado el usuario que recibe de parte del tratante el
mejor conocimiento y la mejor alternativa para una mejoría.

Finalmente, es recomendable que la patologización sea muy bien estudiada, y


así mismo que la futilidad no sea una palabra que instaure una buena o mala
práctica de la atención médica en general, siempre habrá que tomar en cuenta
el contexto de cada usuario, y actuar ética y moralmente para una decisión que
resulte efectiva y beneficiosa.

Referencias
1. Ribeiro R. Patologización de la infancia cotidiana. Teoría y Crítica de la
Psicología. 2015; V: p. 148-156.

2. Arregin Rodriguez ES. El Fenómeno de la Patologización Infantil en Salud


Mental. Trabajo Final de Grado. Montevideo: Universidad de la República,
Facultad de Psicología; 2016.

3. Tunik P, Fortuna R. Patologización de la infancia. Tesis de Grado.


Universidad Nacional de Mar del Plata, Facultad de Psicología; 2014.

4. Truog R, Brett A, Frader J. The problem with futility. N Engl J Med. 1992
Jun; 4.

5. Mendoza del Solar G. El concepto de futilidad en la práctica médica. Rev


Soc Peru Med Interna. 2008; 21(1).

6. Juramento hipocrático. Educ Med Super. 2000 Abr; XIV(1).

7. Iceta Gavicagogeascoa M. El concepto médico de futilidad y su aplicación


clínica. Tesis doctoral. Universidad de Navarra, Departamento de Bioética.
Facultad de Medicina; 1996.

8. Untoiglich G. Medicalización y Patologización de la vida: situación de las


infancias en lationamérica. Nuances: estudos sobre Educação, Presidente
Prudente-SP. 2014 ene-abr; 25(1).

9. Navarro Scirgalea S. Infancia medicalizada en uruguay y américa latina:


Problematizando los procesos de patologización y medicalización infantil
en la sociedad actual. Tabajo final de grado. Montevideo: Universidad de la
República Uruguay, Facultad de Psicología; 2016.

10. Collares C, Moysés M. Preconceitos no cotidiano escolar. Ensino e


medicalização Cortez-FE/FCM , editor. São Paulo: UNICAMP; 1996.

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