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ESTHER LÓPEZ TORRES

CARMEN ROSA GARCÍA RUÍZ


MARÍA SÁNCHEZ AGUSTÍ

Editoras

BUSCANDO FORMAS DE ENSEÑAR:


INVESTIGAR PARA INNOVAR EN
DIDÁCTICA DE
LAS CIENCIAS SOCIALES
Este libro se ajusta a una licencia Creative Commons
Reconocimiento–NoComercial–SinObraDerivada (CC BY-NC-ND)

En conformidad con la política editorial de Ediciones Universidad de


Valladolid (http://www.publicaciones.uva.es/), este libro ha superado una
evaluación por pares de doble ciego realizada por especialistas en la materia
de diferentes universidades españolas.

LOS AUTORES. Valladolid, 2018


EDICIONES UNIVERSIDAD DE VALLADOLID
AUPDCS
Maquetación: Diego Miguel Revilla
Diseño de cubierta: Mª Teresa Carril Merino y Silvia García Ceballos
ISBN 978-84-8448-958-0
EL DISCURSO DEL ODIO: UNA INVESTIGACIÓN EN
LA FORMACIÓN INICIAL

Aurora Arroyo Joan Llusà


aaroyo@dde.ulpgc.es juan.llusa@uab.cat
Universidad de las Palmas de Gran Universitat Autònoma de Barcelona.
Canarias
Manuel López
Maria Ballbé mlm138@ual.es
ballbe.maria@gmail.com Universidad de Almería
Universitat Autònoma de Barcelona
Montserrat Oller
Roser Canals montserrat.oller@uab.cat
roser.canals@uab.cat Universitat Autònoma de Barcelona
Universitat Autònoma de Barcelona
Antoni Santisteban (coordinador)
Carmen Rosa García antoni.santisteban@uab.cat
crgarcia@uma.es Universitat Autònoma de Barcelona
Universidad de Málaga

Introducción

Presentamos una investigación que corresponde a un proyecto de


I+D donde colaboran diversas universidades españolas 1. El objeto de
estudio es la existencia de discursos del odio en las redes sociales y la
participación y valoración de nuestros estudiantes. La investigación se
realiza en diferentes facultades de ciencias de la educación de distintas
universidades, donde llevan a cabo su labor docente los profesores y
profesoras que componen el grupo de investigación.
Estamos investigando sobre las opiniones y actitudes de los futuros
maestros y maestras ante la existencia de los relatos de odio en medios
digitales. Queremos saber su opinión, si participan o si son capaces de
construir contrarelatos.
En la formación de maestros y maestras es muy
importante formar en el pensamiento crítico y que los propios estudiantes
trabajen con relatos del odio, que reflexionen sobre el papel de las
emociones y que, al mismo tiempo, comprendan la importancia de la
racionalidad en su argumentación.

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Proyecto de Investigación financiado por el MINECO (EDU2016-80145-P).

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EL DISCURSO DEL ODIO: UNA INVESTIGACIÓN EN LA FORMACIÓN INICIAL

Los resultados que hemos obtenido nos indican que es fundamental


trabajar los relatos del odio y sobre problemas sociales actuales en
nuestras aulas universitarias. Es necesario hacer que los estudiantes sean
conscientes de la necesidad de trabajar a favor de los derechos humanos
y la justicia social, como parte imprescindible de su preparación para
enseñar ciencias sociales (Santisteban, 2017a).

1. Planteamiento del problema: imagen del enemigo y discurso del


odio

El discurso del odio constituye en la actualidad una de las grandes


preocupaciones en Europa y en el mundo, ya que refleja la intolerancia y la
xenofobia que existe por parte de una parte de la sociedad hacia determinadas
culturas, identidades, personas o grupos (Consejo de Europa, 2017). En este
sentido, el Consejo de Europa ha iniciado diversos programas e iniciativas
para llevar el trabajo a favor de los contrarelatos del odio a la enseñanza, para
hacer consciente al profesorado y a los responsables de la educación de cada
país que estamos ante un problema muy grave, que es el origen de conflictos
sociales, de un tipo de violencia y de actitudes antidemocráticas en muchos
países.
Una de las cuestiones fundamentales que están en el origen de los
discursos del odio es la creación de la “imagen el enemigo”. La creación
de la imagen del enemigo significa que construimos una idea de una
persona o grupo de personas a los cuales culpamos de todos nuestros
males y a los que deseamos lo peor, ya que amenaza nuestra forma de
vida, nuestros valores y nuestra identidad. Estos aspectos han sido
estudiados sobre todo por parte de la sociología, que ha analizado las
características de la imagen del enemigo, que puede ser una persona o un
grupo. Por ejemplo, Spillmann y Spillmann (1991) distinguen una serie
de actitudes en la creación de la imagen del enemigo:
• Desconfianza: todo aquello que proviene del enemigo es malo o
engañoso.
• Culpar al enemigo: es culpable de las tensiones existentes y de
todo aquello que la situación tiene de negativa.
• Actitud negativa: todo lo que hace el enemigo es con la intención
de perjudicarnos.
• Identificación con el mal: el enemigo representa todo lo contrario
de lo que somos y de todo aquello por lo que luchamos, quiere

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destruir lo que más queremos, y por lo tanto debe ser destruido.


• Simplificación negativa: todo aquello que beneficia al enemigo
nos perjudica, y viceversa.
• Negación de la individualidad: todo lo que pertenece a un grupo
determinado es automáticamente nuestro enemigo.
• Negación de la empatía: no tenemos nada en común con nuestro
enemigo; ninguna información no nos hará cambiar nuestra
percepción del enemigo; los sentimientos humanos y los criterios
éticos hacia el enemigo son peligrosos.
Estas actitudes, demasiado comunes, nos demuestran la importancia
de la empatía, negarla significa obviar la posibilidad de solucionar los
conflictos. Es algo evidente incluso si pensamos en los conflictos
interpersonales y cotidianos. Cuando nos ponemos en el lugar de otra
persona estamos iniciando un proceso de comprensión de su actitud, de
sus condicionantes o de sus intenciones. Es en este momento cuando
estamos en disposición de caminar hacia la solución del conflicto, pero
las capacidades para la empatía no son fáciles de adquirir y menos de
llevar a la acción (Yuste, 2017).
La enseñanza de las ciencias sociales podría ser un instrumento para
revertir este tipo de actitudes, si estuviera al servicio de la convivencia y
de los derechos humanos, pero demasiadas veces en la mayoría de países
no es así, como señala Farida Shaheed (2013, 10) en su informe sobre los
derechos culturales para la Asamblea de las Naciones Unidas:

Tras el cese de los conflictos armados (y, a veces, incluso en el curso de los
conflictos), los manuales de historia pueden tener una nueva misión: la de
echar las bases de una posible “retribución” futura por acontecimientos
pretéritos. La enseñanza de la historia puede servir como “continuación de la
guerra por otros medios”, dado que los libros siguen proyectando la imagen
del enemigo y preparan a las generaciones futuras para continuar las
hostilidades, e incluso el pasado más antiguo se reajusta para acomodarse a
las necesidades de la política contemporánea y del conflicto futuro.

No hay una definición única del discurso o del relato del odio (hate
speech), ya que se han dado versiones diferentes. La Comisión Europea
contra el Racismo y la Intolerancia (marzo de 2016, recomendación 15),
propone definir el discurso del odio:

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…como fomento, promoción o instigación, en cualquiera de sus formas,


del odio, la humillación o el menosprecio de una persona o grupo de
personas, así como el acoso, descrédito, difusión de estereotipos negativos,
estigmatización o amenaza con respecto a dicha persona o grupo de
personas y la justificación de esas manifestaciones por razones de raza,
color, ascendencia, origen nacional o étnico, edad, discapacidad, lengua,
religión o creencias, sexo, género, identidad de género, orientación sexual
y otras características o condición personales.

Para Kaufman (2015) para considerar que nos encontramos ante un


discurso del odio deben darse los siguientes criterios: a) criterio de grupo
en situación de vulnerabilidad tipificado; b) criterio de humillación; c)
criterio de malignidad; d) criterio de intencionalidad. El autor considera
que deben cumplirse los dos primeros criterios junto con el tercero o el
cuarto. También considera que debe tenerse en cuenta siempre el
contexto dado:

Por ‘contexto’ nos referimos a una situación sociológica en un lugar,


momento y bajo circunstancias determinadas dentro de las que a) un grupo
deba ser tipificado como discriminado, b) un dictum pueda ser
razonablemente considerado como humillante por los integrantes de tal
grupo y c) en el que se pueda entender, razonablemente, que existió
malignidad y/o intencionalidad en la voluntad del agente (Kaufman, 2015,
153).

Desde el Consejo de Europa se promueven campañas para luchar


contra los relatos del odio en las redes sociales, a partir de la educación
en los derechos humanos, la participación democrática de la juventud y la
iniciación al análisis crítico de los medios de comunicación. Su objetivo
es limitar el discurso del odio y combatir el racismo y todo tipo de
discriminación a través de Internet (Consejo de Europa, 2014).
Desde nuestra perspectiva es necesario que se trabaje con los discursos
del odio presentes en los medios de comunicación o en las redes sociales,
desde la enseñanza de las ciencias sociales. El primer objetivo es formar el
pensamiento crítico para leer la realidad social, pero teniendo en cuenta que
debe ser un pensamiento dialéctico para conectar al alumnado con sus
vivencias y sus conocimientos sobre los problemas sociales (Ross, 2004). El
método dialéctico trata de integrar las diversas representaciones del mundo
para crear una síntesis comprensiva. El pensamiento dialéctico establece

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cuatro tipos de relaciones: a) identidad / diferencia; b) interpretación de los


opuestos; c) cantidad / calidad; d) contradicción.

2. Construir contrarelatos del odio

Desde la enseñanza de las ciencias sociales debemos promover un


texto alternativo al relato del odio. El contrarelato ha de ser una narración
divergente que muestre las contradicciones y los estereotipos del relato
establecido, es una deconstrucción de los textos que justifican el odio
hacia un individuo o grupo a partir de su estigmatización, generalización
y exclusión social. Debe tener como horizonte los derechos humanos y
los valores democráticos, como el respeto a la diferencia, la libertad y la
igualdad. Debe ayudar a interpretar el papel de las emociones en los
relatos del odio y debe ofrecer información para oponer la razón a la
irracionalidad. Algunas propuestas europeas nos pueden guiar en este
trabajo imprescindible de construcción de contrarelatos del odio (Consejo
de Europa, 2017).
Es evidente que nuestra juventud es protagonista en los relatos del odio,
en debates en los medios de comunicación digitales y en las redes sociales. En
estos espacios de opinión, en general, se realizan afirmaciones sin ningún
razonamiento, se desprecia a quien es diferente, se hacen comentarios racistas,
sexistas, etc. En estos debates parece que todo está permitido, sin límites, la
mayoría de veces de manera anónima, sólo algunos diarios o webs filtran los
mensajes que no respetan la dignidad humana o los derechos humanos. Otros
medios lo que filtran son los mensajes que les interesan por motivos políticos
o económicos.
No podemos menospreciar el papel de los relatos del odio, ya que
alimentan opiniones de una manera simplista, pero que se acaban
solidificando en la sociedad, porque son fáciles de entender y, a veces, dan
una respuesta clara a problemas sociales que preocupan a las personas, aunque
puedan utilizar argumentos falsos o desviados o interesados. Por este motivo
proponemos un esquema de trabajo para investigar los relatos del odio y para
hacer propuestas didácticas desde la enseñanza de las ciencias sociales, con el
objetivo final de construir contrarelatos (Figura 1).

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EL DISCURSO DEL ODIO: UNA INVESTIGACIÓN EN LA FORMACIÓN INICIAL

Figura 1. Santisteban (2017b)

Hay que ayudar al alumnado a deconstruir los relatos del odio en un


proceso que comienza por identificar el conflicto y contextualizarlo. Se deben
identificar a las personas que intervienen, valorar los argumentos que se
ofrecen e interpretar las emociones que entran en juego. La metacognición
hace referencia a las capacidades para pensar cómo pienso y, al mismo
tiempo, la empatía para pensar cómo piensan los demás. Los Derechos
Humanos deben ser, en todo caso, el referente fundamental y, en último
término, el contrarelato es una forma de desarrollo del pensamiento crítico
orientado a la acción social.

3. El proceso de investigación sobre los relatos del odio

Nuestra investigación se dirige a la formación inicial del profesorado,


teniendo en cuenta que los y las estudiantes de las facultades de ciencias de la
educación también son jóvenes que acceden a las redes sociales y a los
medios digitales para tener información sobre problemas y conflictos sociales.
Así, es necesario que reflexionen sobre los discursos del odio y sean capaces
de construir contrarelatos. Además, los futuros maestros y maestras que han
de enseñar ciencias sociales deben tener las competencias profesionales para

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trabajar con los discursos del odio desde la formación del pensamiento crítico
y divergente.
Nuestra investigación es interpretativa y utiliza métodos mixtos. Parte de
un cuestionario con preguntas cerradas y abiertas, donde se enfrenta a los y las
estudiantes con diferentes materiales, textos e imágenes que deben interpretar,
valorar las fuentes y construir la propia argumentación. La actividad se realiza
de forma individual y se permite usar cualquier tipo de dispositivo electrónico
de información o comunicación (móvil, Tablet, PC, etc.). Entendemos que
como tratamos con adultos que tienen una formación y que son universitarios
las consignas que debemos darles son mínimas, para poder discernir con
claridad cuáles son sus verdaderas capacidades y sus limitaciones para
argumentar sobre cuestiones socialmente vivas o construir contra-relatos del
odio. Este instrumento de investigación debe completarse con otras técnicas,
pero en esta comunicación nos centraremos solo en algunas preguntas del
cuestionario.
Los objetivos generales de nuestra investigación son indagar en: a) la
participación de los estudiantes en discusiones en redes sociales o
publicaciones digitales, donde encontramos relatos del odio sobre temas
controvertidos; b) sus capacidades para analizar un debate real en un medio
digital y evaluar la argumentación que se hace, la coherencia interna o si se
trata de un discurso del odio; c) el papel de las emociones en sus
representaciones sociales y su capacidad para la racionalización; d) su
competencia para construir contra-relatos alternativos a los relatos del odio, en
función de una valoración ética de los mismos, aportando una perspectiva
diferente.
En este momento estamos analizando algunos de los resultados de
los cuestionarios en las diversas universidades españolas que participan
en esta investigación, y que se están realizado en diferentes cursos de los
grados de educación infantil y educación primaria. Analizaremos en este
caso los resultados parciales de 24 estudiantes del grado de educación
primaria de segundo curso de la Universidad Autónoma de Barcelona.

4. Análisis de los resultados provisionales

Las primeras preguntas del cuestionario hacen referencia a la parti-


cipación de los estudiantes en las discusiones que ofrecen los medios de
comunicación digitales, sobre temas problemáticos. Hay una mayoría de
estudiantes que no participan en estos chats según su testimonio. Las
personas que no participan no lo hacen, por ejemplo, porque: “…el

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anónimato de este tipo de plataformas da demasiada libertad y, con


frecuencia, se cae en las faltas de respeto y en la agresión verbal”. Como
podemos ver la argumentación no hace referencia al discurso del odio,
sino al enfrentamiento entre posiciones divergentes, que entran en
conflicto en el debate.
La mayoría acepta que, aunque no participe, lee los comentarios y
sigue los debates, por ejemplo: “Nunca participo en los debates o chats
de las redes sociales ya que creo que a veces la gente que participa es
irrespetuosa y no acepta otro tipo de opiniones que no sean la suya. Por
eso, aunque el tema del que se esté hablando me interese no participo,
pero sí que me gusta leer los comentarios, ya que saber todas las
opiniones que hay acerca de un tema ayuda a tener una mejor
perspectiva de este”. La lectura de los debates se considera útil para estar
informado, sin que tampoco aparezca una crítica a los relatos del odio.
Existe una minoría que participa en los debates o chats, por ejemplo,
una estudiante afirma: “Soy activa en twitter, en debates políticos infor-
males y en debates de actualidad”. La misma escribe en otra pregunta
sobre los temas en que participa: “1-O, política catalana, ¿por qué ha
ganado Trump?” Algunas personas intervienen en debates por cuestiones
coyunturales, por la situación política, por ejemplo, así una estudiante
comenta: “No suelo participar en debates o chats, pero es cierto que
debido a la situación política que estamos viviendo en Cataluña, he
participado alguna vez”. Otra estudiante afirma: "Como mucho si he
hablado en algún tipo de debate ha sido sobre política, feminismo o
Cataluña". Aparecen así las problemáticas más de actualidad sobre
política e identidad.
Para analizar los resultados de esta investigación se han creado unas
rúbricas para cada apartado. Así, en la pregunta 3 del cuestionario se
reproduce un chat de un medio digital donde se hacen comentarios sobre
los atentados terroristas en Barcelona y Cambrils en agosto de 2017. Una
de las cuestiones que se plantea a los estudiantes se expone en la figura 2.
Los objetivos de estas preguntas son mostrar las capacidades para
interpretar un relato de odio presente en las redes sociales sobre un tema
controvertido, a partir de sus incoherencias, de sus simplificaciones y de
sus generalizaciones no justificadas. La cuestión socialmente viva debe
tratarse desde su complejidad y comprendiendo diversas perspectivas de
representación.

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EL DISCURSO DEL ODIO: UNA INVESTIGACIÓN EN LA FORMACIÓN INICIAL

Actividad 3. Uno de los usuarios del chat anterior (“jolus”)


comentaba:
“Que nadie se olvide que estos islamistas no son de izquierdas ni de
derechas, estos vienen a por todos nosotros, a por nuestra forma de vida,
a por nuestra libertad, y por nuestra democracia. Aquí no se juzga a los
musulmanes, pero es su religión la que nos mata. Los buenísimos no
tienen cabida. Es nuestra sociedad o la de ellos”.
3.1. Según el texto anterior existe un “nosotros” y un “ellos”: ¿A
quién piensas que el usuario identifica como “nosotros”? ¿Y quién crees
que considera que son “ellos”?
3.2. Haz un análisis crítico de su comentario. ¿Consideras que este
comentario podría ser un relato de odio?

Figura 2. Ejemplo de actividad planteada al alumnado

Para estas dos preguntas hemos establecido una rúbrica para clasi-
ficar y valorar las respuestas de los estudiantes, según sean más o menos
elaboradas y que demuestren más o menos habilidades de pensamiento
crítico frente al discurso del odio. Según sus capacidades hemos llamado
a cada uno de los niveles de desarrollo en la rúbrica, de más a menos:
experto, emergente o principiante (tabla 1).
En el caso del “principiante” podemos leer un ejemplo en el siguien-
te comentario de un estudiante: “Ellos son los islamistas y nosotros el
resto de la gente”. Este texto no comporta ningún tipo de análisis crítico,
sino una descripción simplista. El mismo estudiante continua a la
siguiente cuestión: “Puede que sea un relato del odio, pero parece más
que está reflejando objetivamente la situación”. Aunque se considera que
puede ser un relato del odio no va más allá de una confirmación de las
intenciones del autor, sin juzgar su actitud y su ideología.
El o la estudiante “emergente” va algo más allá sin llegar a asumir la
complejidad del problema ni la ideología del usuario que hace el
comentario, por ejemplo: “Creo que el usuario emplea un ‘nosotros’
para referirse a las sociedades occidentales en general; y un ‘ellos’ para
referirse a todos los musulmanes”. Este texto es muy descriptivo, sin
análisis crítico. El mismo estudiante continua a la siguiente cuestión:
“Considero que sí es un relato de odio porque el usuario rechaza a todos
los musulmanes, incluso a los que no hacen daño con su religión... Es

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decir, prefiere acabar con todos ellos con el fin de que lo que él entiende
por un ‘nosotros’ prevalezca”. Hay una crítica al relato del odio, pero no
se aporta un juicio bien argumentado.

Análisis crítico de un relato de odio donde se simplifica un tema


controvertido para identificar a un colectivo como enemigo del resto

Experto Hace una interpretación crítica de los términos


“nosotros” y “ellos”, desde la complejidad de la cuestión
socialmente viva, identifica el discurso del odio y su
generalización sobre un colectivo cultural o religioso, y
se denuncia la imagen del enemigo y la incoherencia de
los argumentos

Emergente Hace una crítica del uso de los términos “nosotros” y


“ellos”, pero no comprende la complejidad de la cuestión
socialmente viva. Identifica el discurso del odio, pero no
ofrece razones para refutar por qué se culpabiliza a un
colectivo cultural o religioso de manera generalizada

Principiante Define los términos “nosotros” y “ellos” siguiendo una


argumentación débil y simplista, no identifica el discurso
del odio ni su análisis aporta otra perspectiva

Tabla 1. Niveles de desarrollo en la interpretación de un relato de odio

Hemos de indicar que son muy pocos los casos de estudiantes


“expertos”, que hacen un juicio argumentado sobre el relato del odio que
se analiza, por ejemplo: “Sí, considero que este comentario podría ser un
relato de odio ya que confronta las religiones. Creo que no hay
religiones buenas y malas, son las personas las que las hacen buenas o
malas. Aunque podría llegar a entender que en un momento de miedo y
enfado cualquier persona puede hacer un comentario de este tipo, ya que
tiene que echar la culpa a alguien. Pero creo que no se tendría que
haber hecho este comentario, ya que, aunque haya libertad de expresión,
aquí se está acusando y generalizando sin ton ni son. No todos los
musulmanes son terroristas ni todos los cristianos buenas personas, la

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maldad existe en todas las religiones”. Se puede observar un intento por


racionalizar una determinada posición ideológica o por demostrar sus
incoherencias, en un intento de mostrar la complejidad del problema
social al que se hace referencia.

Conclusiones

En esta investigación en curso no podemos aportar más datos concretos,


ya que en la actualidad estamos indagando en más universidades y ampliando
la muestra para tener una representación que nos permita elaborar una
propuesta para la formación del profesorado. Por este motivo, lo que hemos
mostrado como resultados en este trabajo es una tendencia, que parece clara y
que, posiblemente, se confirme cuando tengamos más datos, pero que por el
momento son ideas provisionales. Nuestra finalidad es llegar a elaborar una
propuesta consistente sobre las competencias necesarias que deben
contemplarse en la formación del profesorado, para que este sea capaz de
enseñar a deconstruir los discursos del odio y a construir contrarelatos
alternativos desde los derechos humanos y la justicia social.
Parece evidente que la enseñanza de las ciencias sociales debe prestar
atención a los discursos del odio, incorporándolos como material de trabajo en
nuestras clases, para analizar unos textos que están presentes en los debates de
los medios digitales de información y comunicación. Ignorarlos no parece
muy inteligente, por este motivo es importante preparar al profesorado,
hacerlo consciente y ofrecerle las herramientas necesarias para que su trabajo
esté al servicio de los valores democráticos y de una sociedad más justa. Nos
gustaría, como grupo de investigación, abrir un debate sobre este tema para
generar ideas, conocimiento y propuestas didácticas originales. Nos parece un
reto que no podemos eludir.

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