La pregunta politica
En las primeras paginas de Eretico controvoglia, el siempre
agudo Filippo La Porta afirma categérico que la tinica critica
militante que existe es la que no se considera subordinada a
mo
ninguna otra serie discursiva y que asume el inconform
como disposicidn ética irrenunciable: “un tipo de intervencién
publica que consiste, no tanto en la interpretacién de la pro-
duccién literaria actual, sino en el uso de las obras de cualquier
época a fin de cuestionar de manera frontal el presente y las
condiciones que en ¢l se imponen’.
En el modelo de esa critica esta, por supuesto, Nicola
Chiaromonte (1905-1972). Considerado por Maurice Nadeau
como “el ultimo maestro secreto del siglo XX”, el autor de Si-
lenzio ¢ parole fue sin duda un critico y un ensayista notable, Su
dimensién intelectual y su rigurosidad critica pueden verificar-
se en La paradoja de la historia, el libro editado por Acantilado
donde retine una serie de cinco lecturas articuladas en torno a
la idea de progreso. Los textos, aparecidos originalmente en re-
vistas como Partisan Review o Tempo presente y en algun caso re-
claborados para el ciclo de conferencias que Chiaromonte dic-
ad de Prin-
td en el programa Christian Gauss de la Universi
ceton a mediados de los sesenta, son en efecto relecturas. En
ellos el ensayista no busca demostrar sino producir argumentosdesde el pensamiento inscripto en las obras de Stendhal, de
Leon Tolstdi, de Martin du Gard, de André Malraux y de Boris
‘OS
Pasternak para dar cuenta de un presente que en los
toma la forma de una época de mala fe.
Escritos mas de medio siglo después en esta orilla del
mundo, los quince fragmentos criticos reunidos por Miguel
Dalmaroni en Patria 0 muerte (publicado por la editorial de la
Biblioteca Popular Constancio C. Vigil) participan de la mis-
ma pulsién ética. Acaso por eso se abre polémicamente con
una nota de presentacion titulada “Nada te ata a leer la nove-
dad” y firmada por la editora del libro y directora de la colec-
cidn ensayos Silvana Santucci. Vale la pena leer ese titulo y el
texto que lo justifica como un sintoma, en especial frente
otras disposiciones éticas de la critica como, por ejemplo, la
de George Steiner, quien al comienzo de sus cursos pedia a sus
alumnos que levantaran la mano aquellos que tenian un autor
contemporanco del cual lefan cada nuevo libro con entusiasmo
y expectativa, y decia a los que no lo hactan que no tenian nin-
gun futuro en la critica liter:
Por su parte, Dalmaroni deja en claro su posicién al res-
pecto: “sigo releyendo a los muertos, pero ya hace algunos afios
que, obviamente, los escritores argentinos cuyos textos me cap-
turan son bastante mas jdvenes que yo (varios, mas de veinte
aitos mas jovenes que yo) y, cada ver mds, son ms mujeres que
varones”. Pero es una figura retérica; porque, para ser justos,no lee hombres ni mujeres sino ideas, metaforas, cuerpos ter
tuarios de la tradicién pasada (Echeverria, Borges, Arlt,
Piglia, Walsh, Vin: r, Gel-
man, entre otros) y de la que se hace en presente (Maria Ne-
S,
» Aira, Lamborghini, Puig, Cor
groni, Ariana Harwicz, Ménica Moran, Gabriela Cabezon Ca-
mara, Raquel Robles, entre otros), A todos ellos Dalmaroni va
salu-
(o regresa) con una pregunta que, a veces directa y a ve
sivamente, remite al presente entendido como el estado de la
imagina
cién politica, econdmica y cultural de un pais semi-
colonia.
Frente a un mundo atenazado entre la infamia mediatic
la falsa democracia de las redes, Patria 0 muerte piensa el pre-
sente con esa forma particular de la verdad histérica que es la
ficcidn literaria. Y porque lo piensa con el optimismo de la vo-
luntady el pesimismo de la inteligencia, como el libro de Chia-
romonte, devuelve un diagndstico lucido y honesto del lugar
que ocupamos en el mundo. Demuestra de que, en el mejor de
los casos, autores 0 lectores sdlo comprendemos parcialmente
el curso de los acontecimientos
n que nos arrastran. En la gue-
r
yen la paz la toma de partido es tanto un acto de concien-
cia como una prueba de inconsciencia. Por esa razon, la pre-
sencia activa de la interrogacién politica de la literatura —
1
la dimensidn de lo imaginario podemos aprender algo real so-
aserti
a pero abierta en el italiano (“sdlo a través de la ficcidn y
bre la experiencia individual de lo colectivo”); especifica y as-tutamente interrogativa en el critico platense (“debemos repe-
tirnos por enésima vez, creo, la pregunta politica de la critic
qué pueden pero también qué no pueden la poesia, Ia literatura,
las artes, el ejercicio de la palabra”)— da cuenta efectiva de un
auto de fe pero también de un saludable y manifiesto incon-
formismo.
No one said it would be easy
on La paradoja de la historia