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La Carne y Lo Irreversible Del Cuerpo Pulsional
La Carne y Lo Irreversible Del Cuerpo Pulsional
Resumen: Summary:
Con una metodología teórica examina- The methodology of this paper is theoreti-
mos a la visión comprendida en el espacio cal. Our main objective is to examine the
merleau-pontyano; el objetivo es el de in- vision in Merleau-Ponty’s space, in order
terrogar al excedente del cuerpo respecto to interrogate the body beyond the specu-
del imaginario especular. La reversibilidad lar structure of the imaginary. The failure
malograda entre lo activo y lo pasivo que of identity between activity and passivity
allí se vislumbra nos sirve de fundamento can be used as a ground to analyze the
para circunscribir al cuerpo pulsional en body on the axis drive-phantasy. We exa-
su anclaje fantasmático. Nos apoyamos en mine how the notion of a failed reversibi-
la distinción establecida por Merleau-Pon- lity can be related to the different senses of
ty entre la carne del cuerpo y la carne del the Flesh, and we interrogate the body that
mundo para dilucidar la negatividad que is determined by the negativity of the dri-
trabaja al cuerpo pulsional. La interferen- ve. That leads us to consider the difference
cia de la alteridad permite contraponerlo with the ontology of the Flesh deduced in
al modo del cuerpo desprendido de su on- Melanie Klein’s theory by Merleau-Ponty.
tología de la carne, cuya réplica él pesquisa Afterwards, we examine some crucial dis-
en teorizaciones de Melanie Klein. Toman- tinctions made by Freud and Lacan. They
do en cuenta estas consideraciones, nos allow us to distinguish, from the point of
dirigimos a algunos desarrollos de Freud view of the object, the body in the nar-
y Lacan para despejar la disparidad de los cissistic field of love from the body in the
cuerpos pulsional y narcisista: al eclipse, domain of the drive: while in the former
en el campo del amor narcisista, de las di- there is a dissolution of both the dimen-
mensiones del Otro y del objeto causa pue- sions of the Other and the object as cause
de contraponerse el tratamiento del objeto of desire, in the latter we face the trans-
característico del plano pulsional. El límite cendence of the object. Finally, we con-
autoerótico de la pulsión, figurado en la sider the theoretical importance of the
reversibilidad consumada de la carne, ofi- autoerotic limit of the drive, which can be
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cia de modelo que tomamos finalmente en illustrated with the accomplishment of the
consideración para exponer, por contras- reversibility of the Flesh.
te, el estatuto de la pulsión parcial.
Palabras clave: Word pad:
Cuerpo - carne - narcisismo - pulsión Body - Flesh - Narcissism - Drive -
- imaginario Imaginary
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“es una torsión y no un corte” (Duportail, Merleau-Ponty formula, que la carne del
2011: 88), lo que no bastaría según este mundo no podría explicarse por la carne
autor, para precisar la dimensión del obje- del cuerpo puesto que es la primera la que
to perdido del psicoanálisis. No obstante, permite “comprender el cuerpo propio”
aunque el corte no sea una figura explícita (1964:299), se matiza cuando tomamos en
en Lo visible y lo invisible, es posible de- cuenta la simultaneidad de tres fenómenos
ducirla de sus desarrollos. Que la torsión que en otras formulaciones expone: “La
no sea necesariamente excluyente de la carne del mundo no es explicada por la
operación del corte conduce a Duportail a carne del cuerpo o ésta por la negatividad
sugerir que el “investimiento de un ente” o el sí que la habita”(1964: 298, destacado
podría oficiar como algo homólogo de la nuestro).
función del objeto en el fantasma, pues in- Si destacamos esto es porque permite
cluiría a su modo “el corte del sujeto en ver que la espacialidad y la temporalidad
un objeto perdido” (2011: 90-91). Aunque que Merleau-Ponty propone para el cuerpo
resulte de interés dejar precisada esta cues- están dadas por una negatividad muy par-
tión, no es allí, sin embargo, que pondre- ticular: la que se establece en la relación del
mos el acento. Interrogaremos la pertinen- cuerpo consigo mismo; como si esa negati-
cia de la función del corte, pero lo haremos vidad, atenuada en sus efectos corrosivos
en otros aspectos de la corporeidad que sobre la carne del mundo (¿trasfondo de
Merleau-Ponty instituye en relación con la reproche a la acción negativa de una con-
carne, lo que nos permitirá avanzar en la ciencia que corroe?), quedara desplazada a
problematización del estatuto del cuerpo un sector muy específico, que aquí nos re-
pulsional. sulta de interés para entender un modo no
narcisista del cuerpo (ahora en el sentido
que esta noción cobra en psicoanálisis).
II. Reversibilidad e irreversibili- Ese sí del que habla Merleau-Ponty, li-
dad del narcisismo de la carne: mitado en sus alcances sobre el mundo, pa-
el mundo y el cuerpo rece quedar restringido al movimiento del
cuerpo sobre sí mismo. Es decir que lo que
Con la afirmación de que la “actividad desde cierta perspectiva pareciera negar ro-
es idénticamente pasividad” (1964: 181) tundamente, la existencia de un corte entre
Merleau-Ponty postula un narcisismo in- el cuerpo y el mundo – “Las cosas […] son
herente a la Visibilidad, que implica una un anexo o una prolongación de él mismo,
contracara pasiva para toda visión ejercida están incrustadas en su carne, forman par-
activamente. A partir del intercambio recí- te de su definición plena y el mundo está
proco entre vidente y visible no es posible hecho de la estofa misma del cuerpo”–
establecer qué es lo que ve y qué es lo visto. aparece de golpe revelado en esa diferencia
Este narcisismo anclado en la noción que deja sedimentada la carne: la reversi-
de carne apunta a atenuar en cierta ma- bilidad que potencialmente se produciría
nera el poder nadificante que el hombre en el mundo –y que en los términos de “El
ejercería sobre el mundo, contrarrestando ojo y el espíritu” puede ser vinculada a la
su actividad por una pasividad que le es “indivisión de lo sentiente y lo sentido”
aún más constitutiva. La idea inicial que (Merleau-Ponty, 1961: 197)– es interrum-
pida en el plano del cuerpo, porque en el go mi ser visto más allá de mi ser visible
intento de consumar un movimiento sobre para mí” (Merleau-Ponty, 1961: 253). Esa
sí algo se escapa. visibilidad propia que al cuerpo se le esca-
Narcisismo es de hecho el nombre que pa pareciera quedar plasmada o efectuada
Merleau-Ponty da a esa inherencia de la en el plano del mundo. El producto de esa
actividad a la pasividad, lo que permite sustracción en el cuerpo no deja de formar
cifrar un mínimo punto de contacto con parte de una carne del mundo que viene en
la noción de narcisismo en psicoanálisis cierto modo a incrementarse, lo que permi-
—aunque en todo lo demás difiera—, pues te acentuar la discrepancia de los dos nive-
si hay una polaridad que la reciprocidad les (cuerpo y mundo): “esta laguna en que
narcisista compromete, ella es precisamen- se encuentran nuestros ojos es colmada,
te la de la distinción entre actividad y pasi- colmada por algo aún más visible, pero del
vidad, como más abajo lo veremos. que no somos titulares” (Merleau-Ponty,
Ahora bien, a esa indivisión entre activi- 1961: 186, destacado nuestro).
dad y pasividad que caracteriza a la carne Lo que se impone a partir de esta consi-
del mundo, Merleau-Ponty la hace colap- deración es que esa falta de titularidad en
sar en el plano del cuerpo propio, mos- la visibilidad del propio cuerpo parece no
trándonos que no hay reversibilidad del sí corroer al mundo, que no ve reducida en
mismo (para evitar confusiones es impor- nada su potencial visibilidad; lo que queda
tante notar que cuando Merleau-Ponty ha- alterado en ese movimiento es la mismidad
bla de narcisismo no está situándose en el del cuerpo. Es este defecto que se produce
plano de la relación que el cuerpo guarda en el cuerpo lo que permite pensar ciertas
consigo mismo ni con sus semejantes; lo similitudes con el cuerpo afectado en psi-
que nombra narcisismo es más bien cier- coanálisis por un objeto caduco.
ta configuración que cobra la presencia A la operatoria del objeto la encontra-
del ser corporal en el mundo). A partir de mos en la resta que puede leerse entre la
esto quisiéramos apuntar que, al ubicar las carne del mundo y la carne del cuerpo, y
consideraciones respecto de un cuerpo que no por el contrario en el modelo topológi-
efectúa un movimiento sobre sí, en lugar co de una reversibilidad consumada, como
de trasladarnos al campo del narcisismo parece creerlo Bernard Baas (2011)3 cuan-
especular, nos propicia una apertura al te- do analiza los parentescos entre los modos
rreno psicoanalítico del cuerpo pulsional. del espacio propuestos por Merleau-Ponty
Lo importante a destacar es que en la y Lacan. Intentaremos mostrar que no es
tentativa del existente corporal por coin- el acento en la supuesta reversibilidad del
cidir reversiblemente consigo mismo, cuerpo, tal como este autor lo propone, lo
buscando vivir la contracara pasiva de la que nos acerca a la tramitación pulsional
actividad que ejerce, y consumar en ese de lo corporal en el eje del fantasma.
acto la coincidencia de lo activo y lo pa- Para dilucidar estas cuestiones desde el
sivo en una actualidad corporal, algo se campo analítico es de extrema importancia
pierde: “lo mismo en mi es visto y viden- abordar el modo de tratamiento del objeto.
te (voyant). No me veo ni siquiera viendo Por ello nos enfocaremos en cuestionar la
(voyant), mas por desbordamiento (empiè- idea que promueve Baas al hacer coincidir
tement) termino mi cuerpo visible, prolon- el objeto a con la reversibilidad teorizada
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por Merleau-Ponty (2011: 107). Conside- conduce a la disolución del límite que la
ramos que plantear esa coincidencia nos corporeidad propia impone a la carne del
impide pensar el cuerpo pulsional en su mundo.
negatividad, a la vez que aplasta la riqueza Esta cuestión se enmarca en la distin-
escópica de lo corporal en el espacio mer- ción que es preciso efectuar analíticamente
leau-pontyano. Si encontramos una suerte entre el cuerpo trabajado por el destino su-
de réplica de la función del objeto a como blimatorio y el cuerpo sometido a la eco-
resto en la carne del cuerpo, es precisamen- nomía de la pulsión parcial anclada en el
te, como lo venimos apuntando, en el pun- fantasma, asociada a un objeto caduco en
to en que impone como manifestación de función de causa.
su negatividad un límite a la reversibilidad. Al cuerpo de la sublimación lo podemos
Tal como es concebida por Lacan en leer en Merleau-Ponty, en la expresión de
sus primeros abordajes, la constitución la reversibilidad entre lo vidente y lo visi-
especular narcisista produce como efecto ble. Es el cuerpo que conduce a la pérdida
fundamental la ilusión de reciprocidad en- de referencia respecto de “quien ve y quien
tre el vidente y su imagen en el plano de la es visto, quien pinta y quien es pintado”,
constitución del yo (Carignano, 2017). Esa el que produce la verdadera “inspiración y
reciprocidad es sin resto. Merleau-Ponty al expiración del Ser” (1961: 202), mostran-
poner en primer plano el resto que corroe do en un quiasmo universal la pertenencia
todo movimiento del cuerpo sobre sí mis- sin límites del cuerpo al mundo. (Veremos
mo, nos abre otra dimensión de lo corpo- más adelante cómo la ontología de la carne
ral (que aquí buscaremos vincular con el deducida de la fantasmática kleiniana se
cuerpo que se inscribe en el registro de lo parece más a esa figura del cuerpo subli-
pulsional anclado en el fantasma). mado que a una expresión de la articula-
ción cuerpo-fantasma tal como podemos
pensarla a partir de la irreversibilidad de
III. Paréntesis sobre el cuerpo subli- la pulsión).
mado: modo del cuerpo pulsional Cuando Merleau-Ponty se dirige desde
sustraído de la negatividad allí a examinar la reflexividad de lo sensi-
ble en el espejo deja manifiesto un desnivel
Por la vía del arte pictórico, poniendo en que muestra una fractura con ese cuerpo
escena el cuerpo sublimado, Merleau-Pon- de lo especular. En disrupción con el paso
ty da cuenta de las particularidades de un previo por el sí mismo nos expone esa figu-
modo de trabajo de lo pulsional que pare- ra de reflexión sobre sí que el pintor ejecu-
ciera sustraerse a la corrosión de la negati- ta pintándose, donde puede leerse un mo-
vidad. Cuando interroga a ese cuerpo que vimiento pulsional sublimado que desvía la
la pintura produce, nos abre a otra figura economía narcisista de lo corporal.
de la carne del cuerpo que no debe des- Merleau-Ponty parte de la invisibilidad
pistarnos (puesto que excede el límite que de mi cuerpo como condición de investi-
funciona en la carne del cuerpo). miento de otros cuerpos que veo. En lo que
En “El ojo y el espíritu” se nos deja así esboza, puede leerse entre líneas la identi-
entrever que lo que podríamos apuntar ficación imaginaria del ego: “el hombre es
como destino sublimatorio de lo pulsional espejo para el hombre” (1961: 203). Sin
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amado, mientras que en el otro campo [el de pensar la transcendencia del objeto fan-
de la pulsión] sólo se trata de una pura ac- tasmático en continuidad con la economía
tividad” (Lacan, [1964c], 1987: 208). autoerótica de satisfacción). Un trasfondo
El modo de relación con el Otro a través psíquico de narcisismo, que incorpora en
del objeto diverge en ambos planos, lo que un segundo movimiento un objeto extra-
determina una constitución diferente del ño a su economía, es fundamental para
cuerpo, que más arriba pudimos vislum- dar cuenta de la estructura del fantasma.
brar al tomar en cuenta la espacialidad y la El objeto a, en su carácter trascendente, se
temporalidad de la carne. incrusta como una alteración en esa rever-
La distinción entre la dualidad recípro- sibilidad narcisista de base. (En contrapo-
ca del narcisismo y el tiempo fantasmático sición a ello, como lo veremos más abajo,
de la pulsión (el tercer tiempo en el esque- en la ontología de la carne descubierta por
ma freudiano que Lacan retoma), permite Merleau-Ponty en Klein la reversibilidad
iluminar mejor la ausencia de reciprocidad parece funcionar anulando el valor tras-
en el nivel fantasmático. Mientras que el cendente y propiamente fantasmático del
imaginario narcisista supone un modo del objeto).
cuerpo desembarazado de la pulsión, el Por inscribirse en el registro de un cam-
que es propio del fantasma encuentra en po escópico que excede las coordenadas
ésta un elemento que le es constitutivo y del imaginario especular, la mirada es de
que interviene alterando la estofa narcisis- los diversos objetos el que mejor deja ex-
ta que constituye su trasfondo (el del fan- puesto el excedente al campo narcisista.
tasma). En su carácter de resto, este objeto permite
El fantasma lleva incrustado en su es- ubicar el refugio de un “goce que no entra
tructura la trascendencia del objeto de la en el dominio del principio del placer”. Al
pulsión. Este movimiento es fundamental no ser captada como un “reflejo del cuer-
para mostrar por qué la dimensión psíqui- po”, la mirada puede ser postulada como
ca del fantasma no supone una introyec- un resto del reflejo del cuerpo que excede
ción empírica de objetos que funcionaría la economía de la “estesia representativa
como réplica de una parte de la realidad. reguladora del principio del placer […]
Por tanto, el fantasma no puede pensar- estesia representativa donde el individuo
se como una incorporación reversible del se encuentra y se apoya, identificado a sí
mundo donde quedaría borrada la diferen- mismo, en la relación narcisista en que se
cia entre interioridad del cuerpo y exterio- afirma como individuo”. (Lacan, 1966-67:
ridad del mundo, en una especie de quias- 520). El objeto caído del cuerpo del que
mo universal (que es la figura fantasmática dispone el fantasma no está al servicio de
preconizada por Merleau-Ponty al promo- una economía de reciprocidad en la rela-
ver una ontología kleiniana de la carne). ción del sujeto con el Otro, tal como las
Para precisar el estatuto del objeto del estructuraciones voyeurista y exhibicionis-
fantasma es ante todo fundamental situar ta lo hacen palpable. Ellas dejan en claro
su ruptura con la economía del autoerotis- desde otro ángulo el desfase que impide
mo (a este respecto podríamos proponer la inscribir al masoquismo y al sadismo como
expresión “autoerotismo del objeto” como figuras recíprocas.
un oxímoron sugestivo de la imposibilidad
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sión de que se trata de aproximarlo lo más VII. El abrazo carnal del autoerotis-
posible al yo, mostrando con evidencia los mo como modelo trunco del cuerpo
orígenes psíquicos del amor, es un relicto pulsional
de esta etapa originaria del amor ([1915],
1986). Amar al objeto quiere decir atraerlo El objeto de la pulsión trasciende el plano
hacia el yo, que éste quiera en cierta medi- dual y recíproco del objeto narcisista. El
da incorporárselo, eliminando su otredad origen de lo pulsional no es el propio cuer-
para fundirse con él; en los términos de La- po, la causa no está subsumida en la fuente
can, mirar al objeto en el yo implica abolir corporal. La pulsión opera como extraída
su trascendencia. del cuerpo en un trayecto de vaivén que la
La pulsión se aloja, por el contrario, hace retornar luego, pero dejando siempre
atópicamente en el campo del Unlust, del abierta una hiancia, la ranura registrada en
no placer, de lo irreductible a la economía el cuerpo por la tramitación de la pérdida
homeostática del Yo-placer. En el Unlust que funciona como causa.
se instituye el no-yo, que muerde sobre el Esto también había sido precisado por
círculo del yo primitivo, “[…] sin que el Lacan con un esquema anterior del mismo
funcionamiento homeostático llegue nunca seminario (Lacan, [1964a], 1973: 200),
a reabsorberlo”; punto de localización de acompañado de la siguiente formulación:
lo que se ha promovido en la teoría ana- “Algo que sale de un borde, que redobla la
lítica como objeto malo (Lacan, [1964a], estructura cerrada, siguiendo un trayecto
1973: 268). que retorna, y del que ninguna otra cosa
La disyunción entre narcisismo y pul- asegura su consistencia más que el objeto,
sión es fundamental para indicar el carác- a título de algo que debe ser contorneado”
ter atópico del fantasma en el entrecruce. A ([1964a], 1973: 203).
la paradoja que supone la concepción del
objeto malo interno, Lacan otorgaba ya,
en su sexto seminario, un papel clave en
la creación del lugar psíquico del fantas-
ma (1958-59). Dicho objeto instituye algo
separado en el seno mismo del psiquismo,
un aparte no tópico, inscripto en otro pla-
no, y que se relaciona con el resto de los
representantes como un desgarramiento de
su trama. El objeto del fantasma, resultado
de la inserción del objeto pulsional tras-
cendente en el seno del campo regido por
la libido narcisista, es así instituido como
algo extranjero y a su vez interno a esa eco-
nomía imaginaria del yo-corporal. La metáfora freudiana de la boca que se
besa a sí misma, “boca flechada” o “boca
cosida” (Lacan, [1964a], 1973: 201) su-
pone, en realidad, un modelo trunco de la
pulsión. Podríamos decir que no hay allí Los desarrollos de las últimas páginas
fantasma en juego sino mero autoerotis- de “Pulsiones y destinos de pulsión” son
mo. cruciales para lo que buscamos aquí pro-
Todo uso del término autoerotismo en poner (Freud, [1915], 1986). Esa densa
relación con el fantasma es cuestionable parte del texto expone argumentos que
porque éste no se presta a ningún funcio- Lacan permite iluminar de forma ejem-
namiento auto de lo erótico. plar, según lo acabamos de ver, mostrando
La actividad pulsional en su anclaje la disparidad de los dos órdenes pulsional
fantasmático (tercer tiempo freudiano), y narcisista en función del modo de trata-
da la medida de la distancia con esa ver- miento de la alteridad del objeto.
sión de lo autoerótico que opera en el En el plano del narcisismo no hay res-
plano del amor narcisista (tramado en to, el objeto de amor, o el yo mismo como
la economía autoerótica del yo, por más objeto, están allí para taponar la falta.
objeto exterior que pueda encontrarse in- Como más arriba lo precisamos, la imagen
vistiendo). Por esto es que consideramos especular narcisista se inscribe en el cam-
preferible reservar el término autoero- po del Otro sin dejar ningún resto (Lacan,
tismo para los déficit en la constitución [1962-63], 2004: 292). No hay pues, des-
del fantasma, y circunscribir el erotismo de la economía del narcisismo, percepción
del cuerpo acoplado al fantasma con la posible de la falta en el Otro.
noción freudiana de placer de órgano Al contrario, el campo pulsional y fan-
(Freud, [1915], 1986: 121). Dicho placer tasmático suponen que el resto funcione
es un resto del autoerotismo, pero puesto en tanto tal, en su dimensión de pérdida:
a funcionar en otro registro psíquico. para que haya un deseo ligado (attaché)
Aunque no establezca una distancia a la imagen es necesario circunscribir
conceptual del todo precisa, Lacan esboza un “[…] corte que sobreviene en el ojo”
una diferenciación terminológica de im- ([1962-63], 2004: 265). El corte produce
portancia al respecto: el autoerotismo de un resto, la mirada como objeto perdido
la boca cosida, manifiesto en esos silencios del cuerpo; corte en el ojo que se extiende
en que se expresa “la instancia pura de la evidentemente a la imagen, ¿de qué otro
pulsión oral, cerrándose sobre su satisfac- modo podría sino tornarse materialidad
ción”, debe ser distinguido “del puro y para el deseo?
simple autoerotismo de la zona erógena” Los planteos de Baas nos parecen des-
(Lacan, [1964a], 1973: 201). acertados en este punto. Este autor plan-
Si bien Freud caracteriza explícitamen- tea a la reversibilidad de la pulsión como
te como narcisista al segundo tiempo de “una adherencia que hace que se confun-
la pulsión, creemos que de ello no se debe dan el interior y el exterior” (Baas, 2011:
concluir que la versión pasiva de la pul- 116), cuando, tal como lo hemos visto, el
sión responde al narcisismo, como algu- movimiento de la pulsion supone todo lo
nos abordajes de la metapsicología de la contrario. Si los labios que se besan a sí
pulsión de ver lo suponen.7 Ello conduce mismos no dan cuenta del funcionamiento
al alejamiento de algunos supuestos fun- propio de la pulsión es porque en realidad
damentales para distinguir los órdenes so- no hay tal reversibilidad consumada en el
bre cuya heterogeneidad aquí insistimos. plano pulsional (que llevaría a la confu-
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sión entre interior y exterior). Esa figura vimiento de retorno, lo que pudimos más
de los labios constituye más bien el límite arriba articular con la carne del cuerpo, en
autoerótico —real— de la pulsión y no el la medida en que registra el fracaso en la
modelo típico de una pulsión parcial arti- consumación del movimiento reversible.
culada al fantasma: La reversibilidad malograda, fallida,
La relación con la alteridad es un con- que “no es identidad actual de lo tocante
tacto entre el reverso y el anverso, un y lo tocado” (Merleau-Ponty, 1964: 320),
abrazo carnal de la superficie general del y cuyo eje se ubica en los modos de rela-
mundo auto-desdoblado, al modo de los ción del cuerpo consigo mismo es lo que
labios que se besan a sí mismos. El cuerpo permite dar cuenta del cuerpo pulsional.
y el mundo, provenientes de una misma Allí es donde se revela una fragmentación
carne, se abrazan [s’embrassent, se besan] contraria al funcionamiento de una totali-
uno a otro (Duportail, 2011: 84). dad unificada.
La boca que se besa a sí misma sirve Lo que interesa no es, pues, la vincu-
para fundamentar la reversibilidad carnal lación del cuerpo consigo mismo, sino las
consumada (y es por ello mismo que no vías por la cuales el fracaso de la totalidad
puede oficiar como modelo para caracte- corporal (ligada a la ausencia de cierre so-
rizar a la pulsión parcial articulada a un bre sí) permite, en el horizonte de lo frag-
objeto resto en función de causa). No se mentario del cuerpo, desplazar el proble-
trataría propiamente de alteridad, según ma a las vicisitudes locales de las pulsiones
esta caracterización que establece Dupor- parciales en relación con sus propias fuen-
tail respecto del contacto entre anverso y tes. El cuerpo que fracasa en la reversibi-
reverso, sino más bien de un movimiento lidad es el que revela los defectos que le
que tiende a su disolución. impiden funcionar como totalidad unifi-
Asimilar la corporeidad pulsional a la cada, es decir, el cuerpo atravesado por la
reciprocidad o la reversibilidad de Mer- parcialidad de los movimientos locales de
leau-Ponty, entendidas como una lógica las pulsiones.
“de lo mismo que se da vuelta” (Baas, Era de esperar que el precio de no ha-
2011: 112), lleva a desconocer la espe- ber precisado el estatuto del objeto como
cificidad del cuerpo atravesado por la resto en la economía de la pulsión parcial
pérdida del objeto. El modelo del autoe- se replique en las consideraciones sobre el
rotismo que acabamos de examinar es lo fantasma: al afirmar que la función del lo-
que extravía a este autor a la hora de dar sange en la fórmula del fantasma es la de
cuenta del estatuto de la pulsión parcial. indicar la reversibilidad (2011: 119), Baas
La asimilación que propone Baas entre el no puede leer la paradoja inclusión-exclu-
objeto a y la reversibilidad merleau-pont- sión como modo de incorporación de los
yana (2011: 107), no tiene otro efecto que objetos fantasmáticos a un interior psíqui-
el de anular el estatuto del objeto en su di- co paradójico (que no constituye propia-
mensión de resto. Al estatuto del objeto es mente ningún interior, como lo quisiera
preciso ubicarlo en otro lugar: en la figu- el espacio psíquico kleiniano de las fanta-
ración del trayecto pulsional que expresa sías). Esto queda claramente explicitado
más bien la hiancia que queda en el mo- en la recuperación que Lacan efectúa del
objeto malo interno como instituyendo el en el cuerpo, y al lugar que allí desempeña
espacio paradójico del fantasma, tal como el objeto: “Ninguna pulsión es simple-
más arriba lo vimos. mente la vuelta de otra, son disimétricas
Estrictamente, la formulación “hacerse […] lo esencial es aquí la función de un su-
amar”8 no sería apropiada para dar cuenta plemento, de algo que en el nivel del Otro
de un destino decisivo para el objeto de interroga lo que falta al Otro como tal y
amor, cuando se lo liga a lo “propiamente lo remedia (et qui y pare)” (Lacan, [1968-
narcisista” (Assoun, 2001: 46). La desven- 69], 2006: 255).
taja de esa formulación es la de evocar la
estructura del tercer tiempo de la pulsión
para inscribir allí al amor. Los efectos VIII. La ontología kleiniana de la
indeseables de esa inscripción no serían carne y la anulación del fantasma
otros que los consiguientes: 1) Anular la en la reversibilidad
alteridad radical que supone el hacerse de
la pulsión en el tercer tiempo, donde el ob- El modelo que Merleau-Ponty toma en
jeto subsiste como un resto irreductible al cuenta para su lectura de la ontología de
cuerpo; 2) Hacer del amor narcisista algo la carne que reivindica en Melanie Klein
no recíproco. pareciera ser el de la reversibilidad con-
En contraste con ello, si hay verdadera- sumada, lo que dificulta la posibilidad de
mente una formulación que permitiría cir- pensar los estatutos psíquicos de la pul-
cunscribir la reciprocidad del narcisismo, sión y el fantasma a partir de la alteridad
es la que Freud expone en relación con el que el objeto inscribe en el cuerpo. Para
segundo tiempo de la pulsión, que en rea- que el objeto malo interno permita preci-
lidad pareciera responder más a las coor- sar la atopía del fantasma es necesario un
denadas narcisistas que a las pulsionales; primer movimiento que expulse al objeto
su formulación es la del reflexivo simple: pulsional de la economía narcisista (No se
amarme, centro nodal de las versiones ac- encuentra esa expulsión en Klein, donde
tiva y pasiva: amar y ser amado. El ha- el ego es concebido en consonancia con
cerse del tercer tiempo, no presente como la construcción de un mundo interno de
tal en Freud, y producto de una lectura de objeto malos y buenos ([1952], 1997: 58).
Lacan, permite demostrar, suplantando el La carencia en Klein de una teoría con-
werden del texto freudiano por el verbo sistente del narcisismo9 se traduce en un
machen, la alteridad radical que supone el modo empírico de situar psíquicamente a
objeto en una pulsión esencialmente acti- la fantasía como una positividad que ope-
va, aunque pueda tener meta pasiva; o sea, ra como réplica de la realidad externa. De
de ningún modo recíproca (es decir, de allí que el modelo kleiniano se base en la
una suerte de reversibilidad lograda que introyección de una positividad, como lo
anularía el papel trascendente del objeto). recuerda Beretta (2017: 55), donde lo in-
El hecho de que los tiempos de la pul- troyectado (de la misma forma que aque-
sión no se inscriban en una reversibilidad llo que se transfiere o proyecta) pareciera
simple está ligado ante todo al trabajo res- ser siempre algo concreto y positivo: el
pecto del Otro que cada pulsión produce seno bueno o el seno malo, la madre o el
padre en tanto personas.
De la pág 31 a la pág 49 45
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De la pág 31 a la pág 49 47
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