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La carne y lo irreversible

del cuerpo pulsional


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The Flesh and the irreversibility of


the body in the domain of the drive
Bruno Carignano
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Resumen: Summary:
Con una metodología teórica examina- The methodology of this paper is theoreti-
mos a la visión comprendida en el espacio cal. Our main objective is to examine the
merleau-pontyano; el objetivo es el de in- vision in Merleau-Ponty’s space, in order
terrogar al excedente del cuerpo respecto to interrogate the body beyond the specu-
del imaginario especular. La reversibilidad lar structure of the imaginary. The failure
malograda entre lo activo y lo pasivo que of identity between activity and passivity
allí se vislumbra nos sirve de fundamento can be used as a ground to analyze the
para circunscribir al cuerpo pulsional en body on the axis drive-phantasy. We exa-
su anclaje fantasmático. Nos apoyamos en mine how the notion of a failed reversibi-
la distinción establecida por Merleau-Pon- lity can be related to the different senses of
ty entre la carne del cuerpo y la carne del the Flesh, and we interrogate the body that
mundo para dilucidar la negatividad que is determined by the negativity of the dri-
trabaja al cuerpo pulsional. La interferen- ve. That leads us to consider the difference
cia de la alteridad permite contraponerlo with the ontology of the Flesh deduced in
al modo del cuerpo desprendido de su on- Melanie Klein’s theory by Merleau-Ponty.
tología de la carne, cuya réplica él pesquisa Afterwards, we examine some crucial dis-
en teorizaciones de Melanie Klein. Toman- tinctions made by Freud and Lacan. They
do en cuenta estas consideraciones, nos allow us to distinguish, from the point of
dirigimos a algunos desarrollos de Freud view of the object, the body in the nar-
y Lacan para despejar la disparidad de los cissistic field of love from the body in the
cuerpos pulsional y narcisista: al eclipse, domain of the drive: while in the former
en el campo del amor narcisista, de las di- there is a dissolution of both the dimen-
mensiones del Otro y del objeto causa pue- sions of the Other and the object as cause
de contraponerse el tratamiento del objeto of desire, in the latter we face the trans-
característico del plano pulsional. El límite cendence of the object. Finally, we con-
autoerótico de la pulsión, figurado en la sider the theoretical importance of the
reversibilidad consumada de la carne, ofi- autoerotic limit of the drive, which can be
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cia de modelo que tomamos finalmente en illustrated with the accomplishment of the
consideración para exponer, por contras- reversibility of the Flesh.
te, el estatuto de la pulsión parcial.

Palabras clave: Word pad:
Cuerpo - carne - narcisismo - pulsión Body - Flesh - Narcissism - Drive -
- imaginario Imaginary

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La carne y lo irreversible del cuerpo pulsional
The Flesh and the irreversibility of the body in the domain of the drive // Bruno Carignano
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Reversibilidad siempre inminente y lo del ser”. El primero, calificado como


jamás realizada de hecho un espacio que no tiene trascendencia, es
M. Merleau-Ponty connatural al “pensamiento reflexivo”
(Merleau-Ponty, 1964: 260), mientras que
Objeto intragable el segundo permite, en cambio, confrontar
J. Lacan a éste contra un resto irreductible que no
puede captar.2
Para dar cuenta de la presencia en el
I. Introducción espacio es preciso rechazar la idea de una
El espacio topológico merleau- “conciencia ante un noema”. Existen una
pontyano, más allá del espacio serie de diferentes niveles que permiten
euclidiano y del pensamiento exponer las características del espacio to-
reflexivo pológico, enmarcadas tanto en el cuestio-
namiento de la “idealización cartesiana”
En este artículo nos proponemos interro- como en la objeción de la concepción hus-
gar los distintos modos del cuerpo que serliana del “flujo de Erlebnisse individua-
se vislumbran en el campo narcisista y les” (Merleau-Ponty, 1964: 289).
en el registro pulsional. Partimos de al- Merleau-Ponty expone una serie de
gunos desarrollos de los últimos años de figuras que permiten pensar la relación
Merleau-Ponty, en la búsqueda de funda- del cuerpo con el mundo enmarcada en
mentar mejor esta diferencia. Para ello, este espacio topológico. El punto de par-
pondremos el acento en las vicisitudes de la tida para definirlo puede pesquisarse en
inserción del cuerpo en el mundo, en rela- el “torbellino espacializador–temporaliza-
ción con lo que este filósofo ha promovido dor”, que rechaza las ideas de ego y
bajo el nombre de carne. conciencia como centros de la experiencia.
Pese a la afirmación de Lacan que Esto conduce a una figura subsiguiente,
sitúa los límites de la fenomenología que implica un “enroscamiento sobre sí”
merleau-pontyana en la posibilidad de dar (Duportail, 2011: 81-82), y que da lugar a
cuenta del fantasma,1 buscaremos mostrar una torsión, posible por ese atributo fun-
cómo, en lo referido a la espacialidad y la damental de la carne, la flexibilidad, que
temporalidad del cuerpo, ella nos instala de funciona al modo de un “tejido o una su-
lleno en una configuración de lo corporal perficie de goma”. Luego se produce un
que excede en psicoanálisis el ámbito del pliegue, que “instituye una distancia, un
narcisismo especular, en contra de lo que hueco en el tejido general del ser visible”, y
podría hacer pensar el nombre de narcisis- que funciona como un punto de vuelta en
mo de la visión, escogido por el fenomenó- que el revés hace retorcer sobre sí mismo al
logo para los modos de la Visibilidad que campo total del ser, engendrando así “por
buscar cernir (Merleau-Ponty, 964: 181). torsión la diferencia entre el cuerpo vidente
Los abordajes de Merleau-Ponty en y el cuerpo visible” (Duportail, 2011: 83).
Lo visible y lo invisible nos fuerzan a des- Por una parte, es posible situar un
prendernos del espacio euclidiano, para contrapunto entre los espacios que
suplantarlo por un espacio topológico Merleau-Ponty y Lacan configuran: el pun-
presentado como el verdadero “mode- to de vuelta es un pliegue y no un vacío,

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“es una torsión y no un corte” (Duportail, Merleau-Ponty formula, que la carne del
2011: 88), lo que no bastaría según este mundo no podría explicarse por la carne
autor, para precisar la dimensión del obje- del cuerpo puesto que es la primera la que
to perdido del psicoanálisis. No obstante, permite “comprender el cuerpo propio”
aunque el corte no sea una figura explícita (1964:299), se matiza cuando tomamos en
en Lo visible y lo invisible, es posible de- cuenta la simultaneidad de tres fenómenos
ducirla de sus desarrollos. Que la torsión que en otras formulaciones expone: “La
no sea necesariamente excluyente de la carne del mundo no es explicada por la
operación del corte conduce a Duportail a carne del cuerpo o ésta por la negatividad
sugerir que el “investimiento de un ente” o el sí que la habita”(1964: 298, destacado
podría oficiar como algo homólogo de la nuestro).
función del objeto en el fantasma, pues in- Si destacamos esto es porque permite
cluiría a su modo “el corte del sujeto en ver que la espacialidad y la temporalidad
un objeto perdido” (2011: 90-91). Aunque que Merleau-Ponty propone para el cuerpo
resulte de interés dejar precisada esta cues- están dadas por una negatividad muy par-
tión, no es allí, sin embargo, que pondre- ticular: la que se establece en la relación del
mos el acento. Interrogaremos la pertinen- cuerpo consigo mismo; como si esa negati-
cia de la función del corte, pero lo haremos vidad, atenuada en sus efectos corrosivos
en otros aspectos de la corporeidad que sobre la carne del mundo (¿trasfondo de
Merleau-Ponty instituye en relación con la reproche a la acción negativa de una con-
carne, lo que nos permitirá avanzar en la ciencia que corroe?), quedara desplazada a
problematización del estatuto del cuerpo un sector muy específico, que aquí nos re-
pulsional. sulta de interés para entender un modo no
narcisista del cuerpo (ahora en el sentido
que esta noción cobra en psicoanálisis).
II. Reversibilidad e irreversibili- Ese sí del que habla Merleau-Ponty, li-
dad del narcisismo de la carne: mitado en sus alcances sobre el mundo, pa-
el mundo y el cuerpo rece quedar restringido al movimiento del
cuerpo sobre sí mismo. Es decir que lo que
Con la afirmación de que la “actividad desde cierta perspectiva pareciera negar ro-
es idénticamente pasividad” (1964: 181) tundamente, la existencia de un corte entre
Merleau-Ponty postula un narcisismo in- el cuerpo y el mundo – “Las cosas […] son
herente a la Visibilidad, que implica una un anexo o una prolongación de él mismo,
contracara pasiva para toda visión ejercida están incrustadas en su carne, forman par-
activamente. A partir del intercambio recí- te de su definición plena y el mundo está
proco entre vidente y visible no es posible hecho de la estofa misma del cuerpo”–
establecer qué es lo que ve y qué es lo visto. aparece de golpe revelado en esa diferencia
Este narcisismo anclado en la noción que deja sedimentada la carne: la reversi-
de carne apunta a atenuar en cierta ma- bilidad que potencialmente se produciría
nera el poder nadificante que el hombre en el mundo –y que en los términos de “El
ejercería sobre el mundo, contrarrestando ojo y el espíritu” puede ser vinculada a la
su actividad por una pasividad que le es “indivisión de lo sentiente y lo sentido”
aún más constitutiva. La idea inicial que (Merleau-Ponty, 1961: 197)– es interrum-

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pida en el plano del cuerpo, porque en el go mi ser visto más allá de mi ser visible
intento de consumar un movimiento sobre para mí” (Merleau-Ponty, 1961: 253). Esa
sí algo se escapa. visibilidad propia que al cuerpo se le esca-
Narcisismo es de hecho el nombre que pa pareciera quedar plasmada o efectuada
Merleau-Ponty da a esa inherencia de la en el plano del mundo. El producto de esa
actividad a la pasividad, lo que permite sustracción en el cuerpo no deja de formar
cifrar un mínimo punto de contacto con parte de una carne del mundo que viene en
la noción de narcisismo en psicoanálisis cierto modo a incrementarse, lo que permi-
—aunque en todo lo demás difiera—, pues te acentuar la discrepancia de los dos nive-
si hay una polaridad que la reciprocidad les (cuerpo y mundo): “esta laguna en que
narcisista compromete, ella es precisamen- se encuentran nuestros ojos es colmada,
te la de la distinción entre actividad y pasi- colmada por algo aún más visible, pero del
vidad, como más abajo lo veremos. que no somos titulares” (Merleau-Ponty,
Ahora bien, a esa indivisión entre activi- 1961: 186, destacado nuestro).
dad y pasividad que caracteriza a la carne Lo que se impone a partir de esta consi-
del mundo, Merleau-Ponty la hace colap- deración es que esa falta de titularidad en
sar en el plano del cuerpo propio, mos- la visibilidad del propio cuerpo parece no
trándonos que no hay reversibilidad del sí corroer al mundo, que no ve reducida en
mismo (para evitar confusiones es impor- nada su potencial visibilidad; lo que queda
tante notar que cuando Merleau-Ponty ha- alterado en ese movimiento es la mismidad
bla de narcisismo no está situándose en el del cuerpo. Es este defecto que se produce
plano de la relación que el cuerpo guarda en el cuerpo lo que permite pensar ciertas
consigo mismo ni con sus semejantes; lo similitudes con el cuerpo afectado en psi-
que nombra narcisismo es más bien cier- coanálisis por un objeto caduco.
ta configuración que cobra la presencia A la operatoria del objeto la encontra-
del ser corporal en el mundo). A partir de mos en la resta que puede leerse entre la
esto quisiéramos apuntar que, al ubicar las carne del mundo y la carne del cuerpo, y
consideraciones respecto de un cuerpo que no por el contrario en el modelo topológi-
efectúa un movimiento sobre sí, en lugar co de una reversibilidad consumada, como
de trasladarnos al campo del narcisismo parece creerlo Bernard Baas (2011)3 cuan-
especular, nos propicia una apertura al te- do analiza los parentescos entre los modos
rreno psicoanalítico del cuerpo pulsional. del espacio propuestos por Merleau-Ponty
Lo importante a destacar es que en la y Lacan. Intentaremos mostrar que no es
tentativa del existente corporal por coin- el acento en la supuesta reversibilidad del
cidir reversiblemente consigo mismo, cuerpo, tal como este autor lo propone, lo
buscando vivir la contracara pasiva de la que nos acerca a la tramitación pulsional
actividad que ejerce, y consumar en ese de lo corporal en el eje del fantasma.
acto la coincidencia de lo activo y lo pa- Para dilucidar estas cuestiones desde el
sivo en una actualidad corporal, algo se campo analítico es de extrema importancia
pierde: “lo mismo en mi es visto y viden- abordar el modo de tratamiento del objeto.
te (voyant). No me veo ni siquiera viendo Por ello nos enfocaremos en cuestionar la
(voyant), mas por desbordamiento (empiè- idea que promueve Baas al hacer coincidir
tement) termino mi cuerpo visible, prolon- el objeto a con la reversibilidad teorizada

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por Merleau-Ponty (2011: 107). Conside- conduce a la disolución del límite que la
ramos que plantear esa coincidencia nos corporeidad propia impone a la carne del
impide pensar el cuerpo pulsional en su mundo.
negatividad, a la vez que aplasta la riqueza Esta cuestión se enmarca en la distin-
escópica de lo corporal en el espacio mer- ción que es preciso efectuar analíticamente
leau-pontyano. Si encontramos una suerte entre el cuerpo trabajado por el destino su-
de réplica de la función del objeto a como blimatorio y el cuerpo sometido a la eco-
resto en la carne del cuerpo, es precisamen- nomía de la pulsión parcial anclada en el
te, como lo venimos apuntando, en el pun- fantasma, asociada a un objeto caduco en
to en que impone como manifestación de función de causa.
su negatividad un límite a la reversibilidad. Al cuerpo de la sublimación lo podemos
Tal como es concebida por Lacan en leer en Merleau-Ponty, en la expresión de
sus primeros abordajes, la constitución la reversibilidad entre lo vidente y lo visi-
especular narcisista produce como efecto ble. Es el cuerpo que conduce a la pérdida
fundamental la ilusión de reciprocidad en- de referencia respecto de “quien ve y quien
tre el vidente y su imagen en el plano de la es visto, quien pinta y quien es pintado”,
constitución del yo (Carignano, 2017). Esa el que produce la verdadera “inspiración y
reciprocidad es sin resto. Merleau-Ponty al expiración del Ser” (1961: 202), mostran-
poner en primer plano el resto que corroe do en un quiasmo universal la pertenencia
todo movimiento del cuerpo sobre sí mis- sin límites del cuerpo al mundo. (Veremos
mo, nos abre otra dimensión de lo corpo- más adelante cómo la ontología de la carne
ral (que aquí buscaremos vincular con el deducida de la fantasmática kleiniana se
cuerpo que se inscribe en el registro de lo parece más a esa figura del cuerpo subli-
pulsional anclado en el fantasma). mado que a una expresión de la articula-
ción cuerpo-fantasma tal como podemos
pensarla a partir de la irreversibilidad de
III. Paréntesis sobre el cuerpo subli- la pulsión).
mado: modo del cuerpo pulsional Cuando Merleau-Ponty se dirige desde
sustraído de la negatividad allí a examinar la reflexividad de lo sensi-
ble en el espejo deja manifiesto un desnivel
Por la vía del arte pictórico, poniendo en que muestra una fractura con ese cuerpo
escena el cuerpo sublimado, Merleau-Pon- de lo especular. En disrupción con el paso
ty da cuenta de las particularidades de un previo por el sí mismo nos expone esa figu-
modo de trabajo de lo pulsional que pare- ra de reflexión sobre sí que el pintor ejecu-
ciera sustraerse a la corrosión de la negati- ta pintándose, donde puede leerse un mo-
vidad. Cuando interroga a ese cuerpo que vimiento pulsional sublimado que desvía la
la pintura produce, nos abre a otra figura economía narcisista de lo corporal.
de la carne del cuerpo que no debe des- Merleau-Ponty parte de la invisibilidad
pistarnos (puesto que excede el límite que de mi cuerpo como condición de investi-
funciona en la carne del cuerpo). miento de otros cuerpos que veo. En lo que
En “El ojo y el espíritu” se nos deja así esboza, puede leerse entre líneas la identi-
entrever que lo que podríamos apuntar ficación imaginaria del ego: “el hombre es
como destino sublimatorio de lo pulsional espejo para el hombre” (1961: 203). Sin

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embargo, a la hora de situar el cuerpo se especular. Lo que el narcisismo especular


nos revela el desnivel con este registro del viene a obturar, es decir, lo que se pierde
cuerpo en relación con el semejante; lo ve- en todo movimiento del cuerpo sobre sí, es
mos cuando unas líneas más abajo busca por el contrario revelado en el narcisismo
figurar la cuestión a partir de ese gusto de la carne a partir de la reversibilidad fa-
singular del pintor por pintarse pintando. llida del cuerpo.
Queda claro en su planteo que el pintor no En pos de precisar lo que hemos expues-
busca en modo alguno una imagen de sí to, es necesario distinguir en la carne los
mismo, sino que se dirige a la disolución dos niveles siguientes:
del sí mismo que le permite la pintura en
1) En primer lugar, la carne del mundo,
tanto que es agencia de una inspiración y
donde la reversibilidad se vislumbra en
expiración universal del Ser: al dejar plas-
un horizonte de consumación, en que la
mado en la tela lo que “las cosas veían de
negatividad es confrontada con un re-
ellos”, los pintores no hacían otra cosa que
verso que pareciera positivizarla, de lo
“demostrar que hay una visión total o ab-
que podría ser expresión la síntesis de un
soluta, fuera de la cual nada permanece, y
quiasmo universal. La reversibilidad de
que se cierra sobre ellos mismos” (1961:
la carne se figura en esa “dehiscencia del
203).
vidente en visible y del visible en viden-
El arte del pintor es lo que parece mani-
te” (Merleau-Ponty, 1964: 199), suerte
festar de forma más pronunciada a la carne
de desdoblamiento perpetuo que asegura
como “anonimato innato de Mí-mismo”
un quiasmo entre actividad y pasividad
(Merleau-Ponty, 1964: 181), es decir, es
en ese hecho primario que es la “visibili-
lo que expone mejor que nada el punto en
dad anónima” de un mundo que no tiene
que la distinción entre la carne del mundo
autor (1964: 197). La figura de todos lo
y la del cuerpo se encamina a un eclipse.
quiasmos pudiendo ser albergados por
No es pues en este cuerpo sublimado, que
un único quiasmo —“los quiasmos múl-
dedujimos de la experiencia del pintor co-
tiples no constituyen más que uno solo”
mentada por Merleau-Ponty, que puede
(Merleau-Ponty, 1964: 309)— es reve-
vislumbrarse la negatividad que corroe al
ladora de la concepción de la carne del
cuerpo, pues esta última exige que la dis-
mundo como indivisión del Ser sensible
tinción entre carne del cuerpo y carne del
que soy” (1964: 303). Esa indivisión,
mundo se mantenga en pié.
expuesta mejor que en ningún otro caso
en el cuerpo sublimado del pintor (como
más arriba lo vimos), es la de un cuerpo
IV. La carne del cuerpo y la carne
que no está constituido en el horizon-
del mundo
te de una sustracción que opera como
resto.
Aunque sea con el nombre de narcisismo
que Merleau-Ponty busca sellar su quiasmo
2) Esa indivisión general de la carne del
entre actividad y pasividad, ese narcisismo
mundo se encuentra con una especie de
nada tiene que ver con el que el psicoaná-
límite interno: la carne del cuerpo. Aquí
lisis circunscribe a partir del imaginario
es donde apuntamos el segundo nivel de-

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cisivo, que manifiesta el impedimento del Lo que interrumpe la reversibilidad es la


cuerpo en cerrarse sobre sí, en coincidir relación del cuerpo consigo mismo. La ne-
consigo mismo (ilusión que en otro re- gatividad que lo corroe hace posible pensar
gistro permite sostener al narcisismo es- el registro de la irreversibilidad que cons-
pecular como lo que oblitera todo rastro tituye al cuerpo como pulsional (en con-
de pérdida). Si el término división podría traposición al narcisismo y a la economía
objetarse como abusivo e inapropiado, la autoerótica de satisfacción).
noción de bougé, tomada del vocabula- El narcisismo supone por el contrario
rio fenomenológico merleau-pontyano, una elisión de la fractura del cuerpo. La
permite igualmente precisar la idea de alteridad queda velada precisamente por
una dislocación próxima en sus efectos la inexistencia de un resto que la mani-
a los que resultarían del corte. El efecto fieste: “por la forma i(a), mi imagen, mi
de corte puede situarse en ese núcleo que presencia en el Otro, es sin resto” (Lacan,
caracteriza a la sensibilidad corporal del [1962-63], 2004: 292). La obturación de
sentiente, en el punto en que algo se pier- esa falta que se inscribiría a modo de resto
de del ser sensible que es. es la condición del sostenimiento narcisista
en el campo del Otro. Esto implica, como
“La relación de mi cuerpo como sen- lo veremos a continuación, que el objeto
sible con mi cuerpo como sentiente (el propio de la libido narcisista no pueda en
cuerpo que toco, el cuerpo que toca) = modo alguno pensarse como funcionan-
inmersión del ser tocado en el ser tocante do en la economía del resto. (Esto ha sido
y del ser tocante en el ser tocado” (Mer- clásicamente desconocido en muchas oca-
leau-Ponty, 1964: 308). Mi ser visible siones, aún por autores que usan el ropaje
puede acabar produciéndose pero estoy del lenguaje lacaniano, lo que ha llevado al
impedido de captarlo, hay un desfase entre aplastamiento entre los niveles de la pul-
actividad y pasividad fundamentado con la sión parcial y del narcisismo4).
temporalidad de una inminencia. La trans- La no coincidencia del cuerpo consigo
formación siempre posible de lo activo en mismo manifiesta la apertura a una alte-
lo pasivo, y viceversa, muestra en el plano ridad que el narcisismo especular está des-
del narcisismo de la carne del cuerpo un tinado a ocultar. Esto permite pensar que
carácter fundamental de ausencia de con- la carne del cuerpo, en tanto impone un
sumación: “[…] mi mano izquierda está límite a la reversibilidad de la ontología de
siempre a punto de tocar mi mano derecha la carne del mundo, es una expresión del
tocando las cosas, pero nunca llego a la trabajo de lo pulsional en el cuerpo.
coincidencia; ella se eclipsa en el momento Tomando en cuenta lo hasta aquí ex-
de producirse […]” (1964: 191). En la falta puesto, buscaremos avanzar en la distin-
de coincidencia “[…] no se trata de un fra- ción entre la carne del cuerpo pulsional y
caso, si escapan al momento de coincidir, el cuerpo narcisista. Para esto examinare-
si hay siempre entre ellas algo de ‘movido’ mos, por un lado, cómo funciona lo pul-
(bougé), un ‘distanciamiento’, es precisa- sional del cuerpo en el registro autoerótico,
mente porque mis dos manos forman parte punto en que se suele situar el fundamento
del mismo cuerpo […]” (1964: 192, desta- de una similitud cuestionable entre los es-
cado nuestro). pacios que esbozan Merleau-Ponty y La-

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can. Por otro lado, interrogaremos el cuer- A la reciprocidad es preciso inscribirla


po que la dialéctica kleiniana inscribe en en el orden del narcisismo, mientras que la
su particular concepción de las fantasías, pulsión introduce, enlazada al fantasma,
puesto que es en él que el fenomenólogo un modo del objeto en que puede pesqui-
ha creído encontrar un modelo del psiquis- sarse una alteridad radical, irreductible a
mo que se aproxima a los supuestos de su la constitución narcisista (del yo y de los
propia ontología de la carne. Pese a la apo- objetos):
yatura de Merleau-Ponty en los desarrollos
Afirmo la distinción radical que existe
teóricos de Klein para fundamentar lo que
entre el amarse a través del otro –cosa
llama una ontología de la carne, tratare-
que no permite, en el campo narcisis-
mos de mostrar por qué, en sus considera-
ta del objeto, ninguna trascendencia
ciones derivadas, parece quedar soslayada
al objeto incluido en él– y la circulari-
la distinción clave entre la carne del cuerpo
dad de la pulsión, en la que la hetero-
y la carne del mundo, aquella desde la cual
geneidad entre la ida y la vuelta reve-
podemos vislumbrar la negatividad del
la una hiancia en el intervalo (Lacan,
cuerpo pulsional en psicoanálisis.
[1964c], 1987: 201).
La dimensión del gran Otro es alcanza-
V. La reciprocidad del narcisismo y la da en el movimiento que supone contor-
trascendencia del objeto en el cuerpo near el objeto a, dimensión que permanece
pulsional estructuralmente eclipsada en el campo
narcisista del amor. Una alteridad fagocita-
La ilusión propia del imaginario narcisista da es el resultado del funcionamiento mis-
se ancla en la creencia de una reciprocidad mo del narcisismo, nivel nuclear que ins-
entre la acción de ver homologada al pen- taura una reciprocidad ilusoria entre el yo
samiento (la conciencia enmascarada en el y el semejante, en que se oculta todo rastro
cogito5) y lo que se ve en la propia imagen de pérdida estructural del objeto.
especular, coartada para situar el trabajo La dimensión de pérdida significante
de lo pulsional en el cuerpo. permanece obliterada en este plano, mien-
Este engaño de reciprocidad del imagi- tras que, en el nivel pulsional, el objeto a
nario especular se funda en la proclama de (la mirada para el caso escópico), se pre-
que en el acto de ver puedo verme viendo, senta como “objeto intragable”, un resto
es decir, de que habría coincidencia entre el “que permanece atravesado en la gargan-
lugar en que me constituyo como vidente y ta del significante” (Lacan, 1964b: 434).
el espacio en que soy visible. Ello produce A diferencia de lo que ocurre en el plano
ese ocultamiento de la incidencia pulsional imaginario en que se inscribe el objeto nar-
en lo escópico pesquisada por Lacan como cisista, en el caso de la pulsión nos encon-
esquizia entre visión y mirada (ampliándo- tramos con un objeto transcendente que
la a generalidad de lo corporal, podríamos implica “fundamentalmente actividad”,
también vincularla con el desfase entre lo transcendencia borrada, obliterada como
tocante y lo tocado del que se ha ocupado tal en el registro narcisista. “[…] A nivel
Merleau-Ponty). del amor hay reciprocidad entre amar y ser

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amado, mientras que en el otro campo [el de pensar la transcendencia del objeto fan-
de la pulsión] sólo se trata de una pura ac- tasmático en continuidad con la economía
tividad” (Lacan, [1964c], 1987: 208). autoerótica de satisfacción). Un trasfondo
El modo de relación con el Otro a través psíquico de narcisismo, que incorpora en
del objeto diverge en ambos planos, lo que un segundo movimiento un objeto extra-
determina una constitución diferente del ño a su economía, es fundamental para
cuerpo, que más arriba pudimos vislum- dar cuenta de la estructura del fantasma.
brar al tomar en cuenta la espacialidad y la El objeto a, en su carácter trascendente, se
temporalidad de la carne. incrusta como una alteración en esa rever-
La distinción entre la dualidad recípro- sibilidad narcisista de base. (En contrapo-
ca del narcisismo y el tiempo fantasmático sición a ello, como lo veremos más abajo,
de la pulsión (el tercer tiempo en el esque- en la ontología de la carne descubierta por
ma freudiano que Lacan retoma), permite Merleau-Ponty en Klein la reversibilidad
iluminar mejor la ausencia de reciprocidad parece funcionar anulando el valor tras-
en el nivel fantasmático. Mientras que el cendente y propiamente fantasmático del
imaginario narcisista supone un modo del objeto).
cuerpo desembarazado de la pulsión, el Por inscribirse en el registro de un cam-
que es propio del fantasma encuentra en po escópico que excede las coordenadas
ésta un elemento que le es constitutivo y del imaginario especular, la mirada es de
que interviene alterando la estofa narcisis- los diversos objetos el que mejor deja ex-
ta que constituye su trasfondo (el del fan- puesto el excedente al campo narcisista.
tasma). En su carácter de resto, este objeto permite
El fantasma lleva incrustado en su es- ubicar el refugio de un “goce que no entra
tructura la trascendencia del objeto de la en el dominio del principio del placer”. Al
pulsión. Este movimiento es fundamental no ser captada como un “reflejo del cuer-
para mostrar por qué la dimensión psíqui- po”, la mirada puede ser postulada como
ca del fantasma no supone una introyec- un resto del reflejo del cuerpo que excede
ción empírica de objetos que funcionaría la economía de la “estesia representativa
como réplica de una parte de la realidad. reguladora del principio del placer […]
Por tanto, el fantasma no puede pensar- estesia representativa donde el individuo
se como una incorporación reversible del se encuentra y se apoya, identificado a sí
mundo donde quedaría borrada la diferen- mismo, en la relación narcisista en que se
cia entre interioridad del cuerpo y exterio- afirma como individuo”. (Lacan, 1966-67:
ridad del mundo, en una especie de quias- 520). El objeto caído del cuerpo del que
mo universal (que es la figura fantasmática dispone el fantasma no está al servicio de
preconizada por Merleau-Ponty al promo- una economía de reciprocidad en la rela-
ver una ontología kleiniana de la carne). ción del sujeto con el Otro, tal como las
Para precisar el estatuto del objeto del estructuraciones voyeurista y exhibicionis-
fantasma es ante todo fundamental situar ta lo hacen palpable. Ellas dejan en claro
su ruptura con la economía del autoerotis- desde otro ángulo el desfase que impide
mo (a este respecto podríamos proponer la inscribir al masoquismo y al sadismo como
expresión “autoerotismo del objeto” como figuras recíprocas.
un oxímoron sugestivo de la imposibilidad

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La carne y lo irreversible del cuerpo pulsional
The Flesh and the irreversibility of the body in the domain of the drive // Bruno Carignano
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VI . La no trascendencia del objeto cer, que luego subsiste en la vinculación


en el cuerpo narcisista del Yo–pla- erótica del yo con sus posteriores objetos
cer y la instauración paradójica del de amor. Si el autoerotismo supone “[…]
objeto del fantasma (objeto malo no la inexistencia de los objetos, sino el
interno) funcionamiento de los objetos únicamente
en relación con el placer” (Lacan, [1964a],
Sobre el final del seminario Los cuatros 1973: 267), también sirve para calificar ese
conceptos…, Lacan vuelve a echar otra momento de constitución del yo en que éste
luz a la incompatibilidad de registros entre coincide con placer. Este modo de vincu-
narcisismo y pulsión retomando el Lust- lación con los objetos es homologable, en
Ich (Yo-placer) freudiano a partir del si- cierto punto, al de la pulsión autoerótica
guiente esquema (Lacan, [1964a], 1973: con su objeto eclipsado. De allí que Freud
267): pueda retener la noción de autoerotismo
para nombrar un modo de satisfacción que
opera en un nivel diferente, el narcisista
([1915], 1986). En el caso del Yo-placer,
el alcance del término autoerotismo se res-
tringe a la idea de que que no hay otros
objetos amados diferentes del yo, siendo el
yo el único objeto de placer.
El esquema propuesto por Lacan figura
en la intersección de dos círculos, el del Ich
(yo) y el del Lust (placer), el espacio para
El yo se define por estar acoplado a un el Unlust (no placer), irreductible a ambos.
funcionamiento homeostático del aparato El agregado del tercer círculo en líneas
psíquico (Lacan, [1964a], 1973: 266). Si de puntos sirve para delimitar el espacio
hay articulación entre homeostasis y pla- en que Lust e Ich coinciden formando el
cer es porque la primera supone una rebaja Lust-Ich (Yo-placer). El Lust es un objeto
óptima de energía que el principio del pla- de placer “mirado en el yo (moi)” (Lacan,
cer tendería a asegurar, donde placer equi- [1964a], 1973: 266, destacado nuestro).
valdría, de acuerdo a la temprana formula- Que sea mirado en el yo quiere decir que
ción freudiana de ese principio, a rebaja de no posee alteridad respecto del yo, no co-
excitación en el aparato. De allí se deriva necta al yo con algo otro de sí mismo.
un uso particular del término autoerotismo Aquí, en la génesis del yo articulado
que la lectura de Lacan permite desbrozar, al placer, momento originario del surgi-
aunque ya esté de todos modos presente miento de un objeto amado que no es otro
en el ensayo de Freud sobre las pulsiones que yo, está el fundamento, bajo la forma
([1915], 1986). del primer narcisismo, de la reciprocidad
Dicho uso está en consonancia con la como modo que caracteriza cierto tipo de
constitución del yo y su modo de amarse vínculo con los objetos.6
en objetos sin trascendencia, pues esa es la La atracción que el objeto amado des-
regla misma de la constitución del Yo-pla- pierta, y que Freud interpreta con la preci-

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sión de que se trata de aproximarlo lo más VII. El abrazo carnal del autoerotis-
posible al yo, mostrando con evidencia los mo como modelo trunco del cuerpo
orígenes psíquicos del amor, es un relicto pulsional
de esta etapa originaria del amor ([1915],
1986). Amar al objeto quiere decir atraerlo El objeto de la pulsión trasciende el plano
hacia el yo, que éste quiera en cierta medi- dual y recíproco del objeto narcisista. El
da incorporárselo, eliminando su otredad origen de lo pulsional no es el propio cuer-
para fundirse con él; en los términos de La- po, la causa no está subsumida en la fuente
can, mirar al objeto en el yo implica abolir corporal. La pulsión opera como extraída
su trascendencia. del cuerpo en un trayecto de vaivén que la
La pulsión se aloja, por el contrario, hace retornar luego, pero dejando siempre
atópicamente en el campo del Unlust, del abierta una hiancia, la ranura registrada en
no placer, de lo irreductible a la economía el cuerpo por la tramitación de la pérdida
homeostática del Yo-placer. En el Unlust que funciona como causa.
se instituye el no-yo, que muerde sobre el Esto también había sido precisado por
círculo del yo primitivo, “[…] sin que el Lacan con un esquema anterior del mismo
funcionamiento homeostático llegue nunca seminario (Lacan, [1964a], 1973: 200),
a reabsorberlo”; punto de localización de acompañado de la siguiente formulación:
lo que se ha promovido en la teoría ana- “Algo que sale de un borde, que redobla la
lítica como objeto malo (Lacan, [1964a], estructura cerrada, siguiendo un trayecto
1973: 268). que retorna, y del que ninguna otra cosa
La disyunción entre narcisismo y pul- asegura su consistencia más que el objeto,
sión es fundamental para indicar el carác- a título de algo que debe ser contorneado”
ter atópico del fantasma en el entrecruce. A ([1964a], 1973: 203).
la paradoja que supone la concepción del
objeto malo interno, Lacan otorgaba ya,
en su sexto seminario, un papel clave en
la creación del lugar psíquico del fantas-
ma (1958-59). Dicho objeto instituye algo
separado en el seno mismo del psiquismo,
un aparte no tópico, inscripto en otro pla-
no, y que se relaciona con el resto de los
representantes como un desgarramiento de
su trama. El objeto del fantasma, resultado
de la inserción del objeto pulsional tras-
cendente en el seno del campo regido por
la libido narcisista, es así instituido como
algo extranjero y a su vez interno a esa eco-
nomía imaginaria del yo-corporal. La metáfora freudiana de la boca que se
besa a sí misma, “boca flechada” o “boca
cosida” (Lacan, [1964a], 1973: 201) su-
pone, en realidad, un modelo trunco de la

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La carne y lo irreversible del cuerpo pulsional
The Flesh and the irreversibility of the body in the domain of the drive // Bruno Carignano
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pulsión. Podríamos decir que no hay allí Los desarrollos de las últimas páginas
fantasma en juego sino mero autoerotis- de “Pulsiones y destinos de pulsión” son
mo. cruciales para lo que buscamos aquí pro-
Todo uso del término autoerotismo en poner (Freud, [1915], 1986). Esa densa
relación con el fantasma es cuestionable parte del texto expone argumentos que
porque éste no se presta a ningún funcio- Lacan permite iluminar de forma ejem-
namiento auto de lo erótico. plar, según lo acabamos de ver, mostrando
La actividad pulsional en su anclaje la disparidad de los dos órdenes pulsional
fantasmático (tercer tiempo freudiano), y narcisista en función del modo de trata-
da la medida de la distancia con esa ver- miento de la alteridad del objeto.
sión de lo autoerótico que opera en el En el plano del narcisismo no hay res-
plano del amor narcisista (tramado en to, el objeto de amor, o el yo mismo como
la economía autoerótica del yo, por más objeto, están allí para taponar la falta.
objeto exterior que pueda encontrarse in- Como más arriba lo precisamos, la imagen
vistiendo). Por esto es que consideramos especular narcisista se inscribe en el cam-
preferible reservar el término autoero- po del Otro sin dejar ningún resto (Lacan,
tismo para los déficit en la constitución [1962-63], 2004: 292). No hay pues, des-
del fantasma, y circunscribir el erotismo de la economía del narcisismo, percepción
del cuerpo acoplado al fantasma con la posible de la falta en el Otro.
noción freudiana de placer de órgano Al contrario, el campo pulsional y fan-
(Freud, [1915], 1986: 121). Dicho placer tasmático suponen que el resto funcione
es un resto del autoerotismo, pero puesto en tanto tal, en su dimensión de pérdida:
a funcionar en otro registro psíquico. para que haya un deseo ligado (attaché)
Aunque no establezca una distancia a la imagen es necesario circunscribir
conceptual del todo precisa, Lacan esboza un “[…] corte que sobreviene en el ojo”
una diferenciación terminológica de im- ([1962-63], 2004: 265). El corte produce
portancia al respecto: el autoerotismo de un resto, la mirada como objeto perdido
la boca cosida, manifiesto en esos silencios del cuerpo; corte en el ojo que se extiende
en que se expresa “la instancia pura de la evidentemente a la imagen, ¿de qué otro
pulsión oral, cerrándose sobre su satisfac- modo podría sino tornarse materialidad
ción”, debe ser distinguido “del puro y para el deseo?
simple autoerotismo de la zona erógena” Los planteos de Baas nos parecen des-
(Lacan, [1964a], 1973: 201). acertados en este punto. Este autor plan-
Si bien Freud caracteriza explícitamen- tea a la reversibilidad de la pulsión como
te como narcisista al segundo tiempo de “una adherencia que hace que se confun-
la pulsión, creemos que de ello no se debe dan el interior y el exterior” (Baas, 2011:
concluir que la versión pasiva de la pul- 116), cuando, tal como lo hemos visto, el
sión responde al narcisismo, como algu- movimiento de la pulsion supone todo lo
nos abordajes de la metapsicología de la contrario. Si los labios que se besan a sí
pulsión de ver lo suponen.7 Ello conduce mismos no dan cuenta del funcionamiento
al alejamiento de algunos supuestos fun- propio de la pulsión es porque en realidad
damentales para distinguir los órdenes so- no hay tal reversibilidad consumada en el
bre cuya heterogeneidad aquí insistimos. plano pulsional (que llevaría a la confu-

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sión entre interior y exterior). Esa figura vimiento de retorno, lo que pudimos más
de los labios constituye más bien el límite arriba articular con la carne del cuerpo, en
autoerótico —real— de la pulsión y no el la medida en que registra el fracaso en la
modelo típico de una pulsión parcial arti- consumación del movimiento reversible.
culada al fantasma: La reversibilidad malograda, fallida,
La relación con la alteridad es un con- que “no es identidad actual de lo tocante
tacto entre el reverso y el anverso, un y lo tocado” (Merleau-Ponty, 1964: 320),
abrazo carnal de la superficie general del y cuyo eje se ubica en los modos de rela-
mundo auto-desdoblado, al modo de los ción del cuerpo consigo mismo es lo que
labios que se besan a sí mismos. El cuerpo permite dar cuenta del cuerpo pulsional.
y el mundo, provenientes de una misma Allí es donde se revela una fragmentación
carne, se abrazan [s’embrassent, se besan] contraria al funcionamiento de una totali-
uno a otro (Duportail, 2011: 84). dad unificada.
La boca que se besa a sí misma sirve Lo que interesa no es, pues, la vincu-
para fundamentar la reversibilidad carnal lación del cuerpo consigo mismo, sino las
consumada (y es por ello mismo que no vías por la cuales el fracaso de la totalidad
puede oficiar como modelo para caracte- corporal (ligada a la ausencia de cierre so-
rizar a la pulsión parcial articulada a un bre sí) permite, en el horizonte de lo frag-
objeto resto en función de causa). No se mentario del cuerpo, desplazar el proble-
trataría propiamente de alteridad, según ma a las vicisitudes locales de las pulsiones
esta caracterización que establece Dupor- parciales en relación con sus propias fuen-
tail respecto del contacto entre anverso y tes. El cuerpo que fracasa en la reversibi-
reverso, sino más bien de un movimiento lidad es el que revela los defectos que le
que tiende a su disolución. impiden funcionar como totalidad unifi-
Asimilar la corporeidad pulsional a la cada, es decir, el cuerpo atravesado por la
reciprocidad o la reversibilidad de Mer- parcialidad de los movimientos locales de
leau-Ponty, entendidas como una lógica las pulsiones.
“de lo mismo que se da vuelta” (Baas, Era de esperar que el precio de no ha-
2011: 112), lleva a desconocer la espe- ber precisado el estatuto del objeto como
cificidad del cuerpo atravesado por la resto en la economía de la pulsión parcial
pérdida del objeto. El modelo del autoe- se replique en las consideraciones sobre el
rotismo que acabamos de examinar es lo fantasma: al afirmar que la función del lo-
que extravía a este autor a la hora de dar sange en la fórmula del fantasma es la de
cuenta del estatuto de la pulsión parcial. indicar la reversibilidad (2011: 119), Baas
La asimilación que propone Baas entre el no puede leer la paradoja inclusión-exclu-
objeto a y la reversibilidad merleau-pont- sión como modo de incorporación de los
yana (2011: 107), no tiene otro efecto que objetos fantasmáticos a un interior psíqui-
el de anular el estatuto del objeto en su di- co paradójico (que no constituye propia-
mensión de resto. Al estatuto del objeto es mente ningún interior, como lo quisiera
preciso ubicarlo en otro lugar: en la figu- el espacio psíquico kleiniano de las fanta-
ración del trayecto pulsional que expresa sías). Esto queda claramente explicitado
más bien la hiancia que queda en el mo- en la recuperación que Lacan efectúa del

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The Flesh and the irreversibility of the body in the domain of the drive // Bruno Carignano
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objeto malo interno como instituyendo el en el cuerpo, y al lugar que allí desempeña
espacio paradójico del fantasma, tal como el objeto: “Ninguna pulsión es simple-
más arriba lo vimos. mente la vuelta de otra, son disimétricas
Estrictamente, la formulación “hacerse […] lo esencial es aquí la función de un su-
amar”8 no sería apropiada para dar cuenta plemento, de algo que en el nivel del Otro
de un destino decisivo para el objeto de interroga lo que falta al Otro como tal y
amor, cuando se lo liga a lo “propiamente lo remedia (et qui y pare)” (Lacan, [1968-
narcisista” (Assoun, 2001: 46). La desven- 69], 2006: 255).
taja de esa formulación es la de evocar la
estructura del tercer tiempo de la pulsión
para inscribir allí al amor. Los efectos VIII. La ontología kleiniana de la
indeseables de esa inscripción no serían carne y la anulación del fantasma
otros que los consiguientes: 1) Anular la en la reversibilidad
alteridad radical que supone el hacerse de
la pulsión en el tercer tiempo, donde el ob- El modelo que Merleau-Ponty toma en
jeto subsiste como un resto irreductible al cuenta para su lectura de la ontología de
cuerpo; 2) Hacer del amor narcisista algo la carne que reivindica en Melanie Klein
no recíproco. pareciera ser el de la reversibilidad con-
En contraste con ello, si hay verdadera- sumada, lo que dificulta la posibilidad de
mente una formulación que permitiría cir- pensar los estatutos psíquicos de la pul-
cunscribir la reciprocidad del narcisismo, sión y el fantasma a partir de la alteridad
es la que Freud expone en relación con el que el objeto inscribe en el cuerpo. Para
segundo tiempo de la pulsión, que en rea- que el objeto malo interno permita preci-
lidad pareciera responder más a las coor- sar la atopía del fantasma es necesario un
denadas narcisistas que a las pulsionales; primer movimiento que expulse al objeto
su formulación es la del reflexivo simple: pulsional de la economía narcisista (No se
amarme, centro nodal de las versiones ac- encuentra esa expulsión en Klein, donde
tiva y pasiva: amar y ser amado. El ha- el ego es concebido en consonancia con
cerse del tercer tiempo, no presente como la construcción de un mundo interno de
tal en Freud, y producto de una lectura de objeto malos y buenos ([1952], 1997: 58).
Lacan, permite demostrar, suplantando el La carencia en Klein de una teoría con-
werden del texto freudiano por el verbo sistente del narcisismo9 se traduce en un
machen, la alteridad radical que supone el modo empírico de situar psíquicamente a
objeto en una pulsión esencialmente acti- la fantasía como una positividad que ope-
va, aunque pueda tener meta pasiva; o sea, ra como réplica de la realidad externa. De
de ningún modo recíproca (es decir, de allí que el modelo kleiniano se base en la
una suerte de reversibilidad lograda que introyección de una positividad, como lo
anularía el papel trascendente del objeto). recuerda Beretta (2017: 55), donde lo in-
El hecho de que los tiempos de la pul- troyectado (de la misma forma que aque-
sión no se inscriban en una reversibilidad llo que se transfiere o proyecta) pareciera
simple está ligado ante todo al trabajo res- ser siempre algo concreto y positivo: el
pecto del Otro que cada pulsión produce seno bueno o el seno malo, la madre o el
padre en tanto personas.

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El modo en que es leída la interacción cie de réplica que el psiquismo permite de


con el mundo es una suerte de extensión la realidad del objeto externo. El cuerpo
deducida del acople reversible entre el que decanta de estos abordajes es un cuer-
cuerpo y el mundo: “Hay pues una in- po acoplado reversiblemente al mundo a
teracción constante entre el mundo del partir de las operatorias simétricas de la
objeto interno que refleja de una manera proyección y la introyección. Al plantear
fantástica las impresiones obtenidas del a la reversibilidad de la pulsión a partir de
afuera, y el mundo externo, que está de- una adherencia en que se borrarían los lí-
cisivamente influenciado por proyección” mites entre lo interior y lo exterior (2011:
(Klein, [1952], 1997: 59). La dilucidación 116), Baas no hace otra cosa que anular
de la problemática desde una perspectiva la trascendencia del objeto, colocando a la
de orden estructural, a partir de la consi- problemática del cuerpo pulsional y fan-
deración de los efectos de la inserción del tasmático (abordada desde Lacan) en serie
objeto en un orden heterogéneo al narci- con la ontología de la carne kleiniana.
sismo, permite por el contrario dotar al Tal vez la fascinación de Merleau-Ponty
fantasma de una negatividad que limita por las teorizaciones kleinianas pudo ha-
esa reversibilidad absoluta a la que aspira berse debido al hecho de que nos exponen
el “poder global y universal de incorpo- magistralmente un cuerpo que no parece
ración” (Merleau-Ponty, citado en Baas, estar separado del mundo por un corte,
2011: 114). que es una de las tesis que el fenomenó-
La postulación por Merleau-Ponty de logo defiende con el término indivisión
una ontología de la carne apoyada en los en “El ojo y el espíritu” y en Lo visible
desarrollos kleinianos, más que permitir- y lo invisible. En la búsqueda de pensar
nos rescatar el límite a la reversibilidad el trabajo de la negatividad en el cuerpo
que decanta de su propia distinción entre en relación con la operatoria de un corte,
carne del cuerpo y carne del mundo, lleva hemos intentando mostrar el suplemento
más bien a disolver la primera en la segun- que puede extraerse de su texto, más allá
da (lo que trae el consiguiente e indeseable de lo que aparentemente transmiten lo ex-
efecto de borrar la operación específica plícito de sus formulaciones.
de la negatividad en el cuerpo, cuestión
clave para despejar cómo se constituye el
cuerpo pulsional en psicoanálisis). Esto IX. Conclusiones
impacta, a su vez, en la concepción psíqui-
ca del fantasma, el que parece, al recoger La distinción entre la carne del cuerpo y la
reversiblemente lo que incorpora del ex- carne del mundo permite situar al fracaso
terior, quedar degradado a una íntima in- en la reversibilidad como lo decisivo para
terioridad del psiquismo (como si en este vislumbrar el trabajo de la negatividad en
movimiento se perdiera la negatividad que el cuerpo, cuestión fundamental para cir-
fundamenta al fantasma, y que permite cunscribir desde el psicoanálisis, en inter-
pensar lo propio de su lugar en el entre- locución con los abordajes merleau-pont-
cruce entre lo pulsional y lo narcisista). yanos, lo específico del cuerpo pulsional
La incorporación kleiniana puede si- en su anclaje fantasmático.
tuarse como una extensión interna, espe-

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La carne y lo irreversible del cuerpo pulsional
The Flesh and the irreversibility of the body in the domain of the drive // Bruno Carignano
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En el ámbito de lo que Merleau-Pon- Notas ampliatorias


ty interroga como narcisismo de la visión
1. La espacialidad topológica que Mer-
(que, como vimos, no se superpone con lo
leau-Ponty promueve nos permite delinear al-
que nombramos en psicoanálisis con este
gunos aspectos cruciales del cuerpo pulsional,
mismo término) pudimos interrogar las
aún cuando existan, como lo sostiene Lacan,
particularidades de un cuerpo que mani-
ciertos puntos fundamentales del campo ana-
fiesta, en su no coincidencia consigo mis-
lítico irreductibles a su sistema. De los cuales
mo, una alteración de esa mismidad que se
el más notorio remite a la imposibilidad de
construye en el registro psicoanalítico del
pensar la constitución del objeto fetiche, como
imaginario especular. La indivisión entre
lo apunta en su artículo homenaje al filósofo
actividad y pasividad, que caracteriza a la
publicado en Les Temps Modernes (1961). Este
carne del mundo, colapsa en el plano del
límite responde a su confinamiento en un más
cuerpo propio, mostrando la no reversibi-
acá de algunos de los horizontes problemáticos
lidad del sí mismo.
abiertos por la noción de fantasma en psicoa-
Lo que allí se inscribe como defecto
nálisis: “Si el significante del ser sexuado puede
puede ser problematizado en relación con
ser así desconocido en el fenómeno, es por su
el estatuto que posee para el cuerpo el
posición doblemente oculta (celée) en el fantas-
objeto caduco de la pulsión parcial. A la
ma, o sea por no indicarse sino allí donde no
reciprocidad sin resto entre el vidente y su
actúa o por no actuar más que por su falta”
imagen en el plano de la constitución del
(Lacan, 1961: 250). Lo planteado posterior-
yo opusimos, pues, la otra dimensión de
mente en La lógica del fantasma, aún luego de
lo corporal, en exceso y en defecto respec-
la fervorosa acogida de la obra póstuma del
to de la especularidad narcisista. Ella nos
fenomenólogo en el seminario 11, viene a rati-
permitió precisar el estatuto del cuerpo
ficar en parte esa idea. Allí Lacan insiste en los
pulsional en el eje fantasmático, más allá
límites de Merleau-Ponty para situar lo funda-
del límite real del autoerotismo y de las
mental de la mirada, y enuncia que el abordaje
derivas sublimatorias de lo corporal.
fenomenológico que efectúa en su última obra
A partir del recorrido efectuado, toma-
no termina por resolver “la relación de visión”
mos además en consideración la réplica de
(Lacan, 1966-67: 520).
su ontología de la carne que Merleau-Pon-
ty encuentra en el modelo kleiniano de las 2. “El espacio euclidiano es el modelo del
fantasías. En contraposición a esta versión ser perspectivo, es un espacio sin trascendencia,
de la carne, insistimos en la importancia positivo, red de rectas, paralelas entre sí o per-
de rescatar, para vislumbrar la raíz pul- pendiculares, según las tres dimensiones, que
sional del cuerpo en su anclaje fantasmá- alcanza todos los emplazamientos posibles”.
tico, el fracaso de la reversibilidad que se El espacio topológico es aquel “sobre el cual el
evidencia con las consideraciones sobre la pensamiento regresivo choca sin poder deducir-
carne del cuerpo. lo directa o indirectamente […] es un residuo
perpetuo — No se encuentra solamente al nivel
del mundo físico, sino que […] funda, en fin, el
principio salvaje del logos […] el que interviene
a todos los niveles para superar los problemas

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de la ontología clásica” (Merleau-Ponty, 1964: 9. “No hay en Melanie Klein ni teoría de


260). lo imaginario ni teoría del ego” afirmaba de
3. En este punto es preciso aclarar, ante el modo contundente Lacan en el seminario Los
recurso a la banda de Moebius al que a veces escritos técnicos de Freud. ([1953-54], 1975:
se apela para pensar una mancomunidad entre 97). La inconsistencia que Klein apunta cuan-
los espacios topológicos de Merleau-Ponty y do polemiza con Freud en sus visiones respecto
Lacan, que dicha banda expone una figura de del narcisismo y el autoerotismo, parece estar
la continuidad, que podríamos asimilar a una dada por el modo de leer esas diferenciaciones,
reversibilidad merleau-pontyana sin tope, con- deducidas de la polarización que establece entre
tinuidad en la que faltaría aún el corte produci- autoerotismo-narcisismo y relación de objeto.
do por la sustracción del objeto. Cf. Klein, M. ([1952], 1997)

4. A este aplastamiento lo encontramos por


ejemplo en la búsqueda que Guillermo Maci
emprende para articular lo parcial con lo nar-
cisista. A este respecto, enuncia confusamente:
“[…] A través de la problemática del objeto
Referencias bibliográficas
parcial lo que se advierte es que el objeto es una
relación narcisista” (1987: 115).
Assoun: P-L. (2001). Le regard et la voix:
5. Cf. “El cogito y la conciencia: lo escópico leçons de psychanalyse. Paris, Anthro-
y las particularidades del mundo onírico” (Ca- pos.
rignano, 2017).
Baas, B. (2011). “La elaboración fenome-
6. Freud lo indica al decir que la etapa narci-
nológica del objeto a”, en Lutereau, L.
sista es relevada por la del vínculo con el objeto
y Kripper, A (comps.), Arqueología de
(Freud, [1915], 1986: 131).
la mirada: Merleau-Ponty y el psicoa-
7. “[…] En su versión ‘activa’, [la pulsión] nálisis. Buenos Aires, Letra Viva. 93-
es movimiento hacia un objeto, mientras que en 123.
su versión ‘pasiva’ es medio para mantener la
proximidad narcisista, es una formación narci- Beretta, A. (2017). “La voz de una carne
sista” (Assoun, 2001: 45). desconocida y secreta (La voz y el ins-
tante de la angustia)”, en Psicoanálisis
8. Creemos que la expresión de Lacan que
en la Universidad, 1. Rosario, Facul-
enuncia que “el sujeto se hace objeto amable”
tad de Psicología, UNR. 53-70.
([1964a], 1973: 298), y con la que pretende dar
cuenta de ese destino imaginario de la transfe- Carignano, B. (2017). “El cogito y la con-
rencia que supone una degradación del Otro a ciencia: lo escópico y las particulari-
un plano de espejismo narcisista, puede tener dades del mundo onírico”, en Psicoa-
algunos inconvenientes. No hemos por ello de nálisis en la Universidad, 1. Rosario,
darle el mismo valor y alcance al hacerse en Facultad de Psicología, UNR. 71-90.
cuestión: hacerse objeto amable en este sentido
Duportail, G.-F. (2011). “El quiasma de
transferencial del amor supone un corrimiento,
una amistad: Lacan y Merleau-Pon-
un trabajo en un plano muy diferente al de la
ty”, en Lutereau, L. y Kripper, A
dimensión pulsional-fantasmática del hacerse.
(Eds.), Arqueología de la mirada: Mer-

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La carne y lo irreversible del cuerpo pulsional
The Flesh and the irreversibility of the body in the domain of the drive // Bruno Carignano
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leau-Ponty y el psicoanálisis. Buenos Reseña curricular del autor


Aires, Letra Viva. 71-92.
Freud, S. [1915] (1986). “Pulsiones y des-
Bruno Carignano es psicoanalísta, Doc-
torando en Cotutela por convenio entre la
tinos de pulsión”, Obras completas,
Université Paris Diderot –Comue Sorbon-
Buenos Aires, Amorrortu Editores,
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De la pág 31 a la pág 49 49

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