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La Torre del Virrey

Revista de Estudios Culturales

Libros
353

L
a Ilíada de Homero es a la vez una obra funda-
cional y la culminación de una larga tradición.

Serie 9.a
2011/2
Convencionalmente ha sido señalada como el
comienzo de la literatura que llamamos occidental.
Es depositaria de un extraordinario valor no sólo
intrínseco y permanente por sí misma, sino porque
ha ejercido la mayor influencia en la posteridad, y,
al mismo tiempo, es el resultado más perfecto de la
poesía épica oral transmitida durante generaciones
hasta su puesta por escrito, y a partir de ahí, pro-
puesta e imitada como un verdadero modelo hasta
el día de hoy.
Sin embargo, la tormenta polémica que se ha abatido
en los últimos tiempos sobre ella y sobre Homero ha sido
tal, que pocas veces nos hemos preguntado por el miste-
rio que subyace bajo este hecho incuestionable, por cuál
es su enigma. Es decir, de entre todas las guerras que ha
librado la humanidad, ¿por qué la guerra de Troya? “Ilión
fue, pero Ilión perdura en el hexámetro que la plañe”, es-
cribió Borges. Es aquí donde se halla la respuesta, el se-
creto que pretenden desentrañar estos dos libros que, a
pesar de tratarse de dos trabajos en la forma y en sustan-
cia completamente diferentes, coinciden en idéntica pro-
puesta: volver a la literatura, es decir, desembarazarse del
aparato que acompaña al texto de Homero para volver al
Ismail Kadaré, La hilo narrativo que explica la permanencia de la Ilíada.
cólera de Aquiles, Llevamos más de dos mil quinientos años haciendo una lectura
traducción de Ramón superficial de esta obra, es lo que viene a decirnos Ismail Kadaré,
Sánchez Lizarralde, autor de La cólera de Aquiles. Aquellos que se preguntan si de verdad
Katz, Barcelona, 2010, existió o no la guerra de Troya “olvidan que la guerra se convirtió
60 pp. ISBN 978-84- en alimento espiritual
92946-22-8. de la civilización griega
porque fue cantada
Juan Carlos Rodríguez por un poeta o grupo
Delgado, El desarme de poetas”. Lo único
de la cultura. Una que puede aportarnos
lectura de la Ilíada, la arqueología es la
Katz, Barcelona, 2010, topografía de una ciudad
258 pp. ISBN 978-84- masacrada, aparte de
92946-19-8. algunos anacronismos,
o incluso invenciones,
en los que incurrió
Homero al componer
ciertas escenas de la
guerra que en nada se
apartan, por otra parte,
del espíritu central
del poema. Saber con
exactitud el perímetro
de la muralla de Ilión
puede darnos una idea
de lo que Héctor tuvo
ISSN 1885–7353 que recorrer antes de 1
hacer frente a Aquiles, de la medida de su resuello, pero no resuel- 353
ve el sorprendente misterio de una escena en la que el primer héroe
de los troyanos huye como un cobarde bajo la mirada de todos los
suyos. Para apreciar aquello que ha convertido la Ilíada en un “clá-
sico” excepcional y único es necesario regresar al estudio interno
del texto, porque sólo el texto contiene las claves para comprender
por qué una guerra como la de Troya ha generado tanta literatura
como el conjunto de todas las demás guerras del hombre. “La ver-
sión homérica del drama de Troya, antes que la descripción de una
guerra, es la turbación que provoca la matanza, es la historia de un
arrepentimiento, el cepo en que quedó atrapada la conciencia grie-
ga y junto con ella la de toda nuestra civilización”. La ceguera de
muchos de los más prestigiosos filólogos, lingüistas y estudiosos
en general de la Ilíada ha hecho que se divulgara con éxito la idea
de que ésta se trata en esencia de una epopeya de la guerra, de un
canto épico destinado a poner de relieve la conducta que se espera
de una sociedad bélica, el reflejo paradigmático de la moralidad
heroica. “La guerra de Troya”, nos dice Kadaré, que ha conocido
la guerra desde pequeño, “comparada con las atrocidades que ha
experimentado la humanidad, no es más que un juego de niños”.
¿Qué es, entonces, lo que la diferencia del resto? Él concluye que
lo que confiere mayor dignidad a esta guerra es el arrepentimiento
después del crimen. La guerra de Troya es más que una guerra,
es también una reflexión previa y, sobre todo, el arrepentimiento
posterior, algo que tenían nuestros antiguos pero que en nuestra
época, carente de muchos de los valores de la civilización arcaica,
se ha ido diluyendo hasta desaparecer por completo. “Todos for-
mamos parte del sistema de la guerra, ésta es la vergüenza abso-
luta de nuestro planeta. Un poso en el que caímos hace siglos, un
mal sueño, y del que no somos capaces de salir. Por eso su hondo
mensaje, el código de la guerra de Troya, aún sigue siendo ajeno y
distante para nosotros”.
El libro de Rodríguez Delgado, El desarme de la cultura, ahonda
en esa reflexión sobre la guerra, en ese arrepentimiento apuntado
por Kadaré. Su propósito es retomar el camino que conduce hacia
Homero para subrayar la vigencia de su enseñanza, de ahí la ido-
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neidad del subtítulo, Una lectura de la Ilíada. Él mismo justifica


el sentido de ese desarme, “porque desmonta las construcciones
culturales que dignifican la reacción mortífera del héroe, y porque
apunta a un mundo de valores no apuntalado por las armas”. Ésta
es la enseñanza de Homero, que es preciso retomar por medio de
la relectura del texto, sin limitaciones metodológicas ni prejuicios
modernos. Sólo los estudios más recientes abordan esta cuestión
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que ha estado oculta durante siglos como si el sentido profundo de


la Ilíada hubiese permanecido enterrado bajo el polvo y las ceni-
zas de la crítica especializada.
Tanto el texto de Kadaré como el de Rodríguez Delgado señalan
este mismo horizonte de humanidad que trasciende los comporta-
mientos heroicos del grupo, pero lo hacen en tonos y formas muy
diferentes. El primero, por medio de una conferencia pronunciada
en Barcelona en septiembre del año 2004 que, por sus limitacio-
nes características de brevedad e inmediatez, se queda sin espacio
para un tipo de argumentación contrastada, pero que tiene el mé-
rito de la visión lúcida del genio y de la estimulante expresión poé-
tica. El segundo es un meticuloso y perspicaz análisis destinado a
mostrar, como dice Ana Agud en su prólogo, “un proceso de rela-
tivización de cierta cultura arcaica, basada en la glorificación de la
guerra como forma de que los más fuertes impongan su dominio
sobre los demás, demostrando que en ella se da una nueva valori-
zación de la actitud compasiva y de las virtudes asociadas a la paz,
en particular la cooperación amistosa y la justicia”. Lo más inte-
resante de su análisis es comprobar cómo efectivamente consigue
demostrar todo esto, poniendo en entredicho la arbitrariedad y el
escaso rigor científico de algunos de los más arraigados estudios 2
sobre el tema, y superándolos para sentar las bases de una nueva 353
interpretación de la Ilíada, revelando lo sorprendente que pue-
de llegar a resultar el hecho de que una perspectiva tan obvia y
sencilla nos parezca después de tanto tiempo nueva, original. “La
originalidad de la Ilíada”, afirma Rodríguez Delgado, “estriba en
que nos cuenta la historia de un héroe paradigmático, no como un
estereotipo sino centrándose en su evolución y transformación in-
terior”. En ella hay una “crítica del comportamiento heroico, que
no solamente se limita al cuestionamiento de los valores que lo
sustentan, sino que [...] apunta a la solidaridad y a una humani-
dad compartida de naturaleza universal, que se asienta sobre el
sentimiento y la conciencia de la debilidad radical y la limitación
comunes a todos los hombres”.
Uno de los aspectos más interesantes de su análisis es que se re-
visan muchos de los étimos griegos que a lo largo de los siglos han
ido acumulando matices interpretativos confusos o traducciones
erróneas que los han mantenido alejados del sentido exacto origi-
nal. Apoyándose en ellos, y una vez atajada de raíz el tradicional
problema de la autoría de Homero, Rodríguez Delgado resuelve
la cuestión sobre la autonomía de los personajes homéricos, en
la primera parte del libro, para llegar después al meollo de su in-
terpretación, como él mismo dice, en la segunda mitad, “la trans-
formación de Aquiles y la puesta en cuestión del modelo heroico”.
También Kadaré recurre a la etimología para desentrañar una par-
te del código descifrador de esta epopeya. La primera palabra de
la Ilíada, según él, acudiendo a un ensayo de otro albanés, Faik
Konica, escrito hace un siglo, se ha traducido siempre incorrecta-
mente. “La palabra meni designa un malestar prolongado, un gra-
ve estado psíquico. [...] El poema comienza con una manía como
la propia guerra para acabar con un arrepentimiento. Una guerra
diferente, un triunfo seguido de una maldición”.
La manía de Aquiles, por tanto, el estado depresivo por el que
atraviesa desde el comienzo del poema, concluye en el último can-
to con una resolución inesperada. “Morir por un ideal”, nos dice
Rodríguez Delgado, “que es a la vez matar por él, es precisamente
el blanco de la crítica dramática que pone en juego el poema”. Y
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lo más extraño de todo es que una crítica tan evidente y difícil de


negar, centrada sobre todo en el discurso de Aquiles del canto 9,
pero que puede rastrearse a lo largo de todo el desarrollo narrativo
del poema, incluso en su estructura unitaria y de conjunto, haya
pasado inadvertida para tantos y tantos especialistas. Las razones
no sólo hay que buscarlas en el hecho de una transmisión no cues-
tionada o aceptada sin demasiado análisis, sino también -y aquí
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hace falta perspectiva-, en nuestra manera de pensar occidental.


De nuevo ambos estudios inciden en lo mismo. Para Rodríguez
Delgado las interpretaciones que se han transmitido con anteriori-
dad “se deben en el fondo a presuposiciones operantes en nuestra
sociedad”. Frente a las modernas concepciones reduccionistas del
individuo, “Homero nos transmite en su obra una concepción más
vital y completa, que parece invitarnos a intentar un acercamiento
más abierto, más amplio y a la postre más satisfactorio a la persona
humana y al comportamiento del individuo”. Kadaré, por su parte,
poniendo el énfasis en la palabra meni, afirma también que la tra-
ducción errónea de cólera “es un reflejo de nuestro pensamiento
limitado, conformista, acerca de las guerras”. Sólo liberándonos
de los prejuicios de las ideologías modernas estaremos evitando
los principales obstáculos para la comprensión de la acción cen-
tral que da unidad temática a la Ilíada, la evolución de Aquiles, la
transformación de su ira al inicio del poema en compasión, la que
muestra en su encuentro final con Príamo, como consecuencia del
cuestionamiento de la moral tradicional heroica.

Juan José Tejero 3

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