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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sala de Casación Civil.

Sentencia del 30 de enero de


2001. M.P. José Fernando Ramírez Gómez. Reiterada en: CORTE SUPREMA DE
JUSTICIA. Sala Civil y Agraria. Sentencia del 30 de noviembre de 2011. M.P. Arturo
Solarte Rodríguez.

Así pues, existen circunstancias que exigen que la regla (no la excepción), sea la carga dinámica
de la prueba. Por ejemplo, en asuntos de responsabilidad civil médica, la Corte Suprema de
justicia ha establecido lo siguiente:

“(...) [N]o es posible sentar reglas probatorias absolutas con independencia del caso concreto,
pues los habrá donde el onus probandi permanezca inmodificable, o donde sea dable hacer
actuar presunciones judiciales, como aquellas que en ocasiones referenciadas ha tenido en
cuenta la Corte, pero también aquellas donde cobre vigencia ese carácter dinámico de la carga
de la prueba, para exigir de cada una de las partes dentro de un marco de lealtad y
colaboración, y dadas las circunstancias de hecho, la prueba de los supuestos configurantes del
tema de decisión. Todo, se reitera, teniendo en cuenta las características particulares del caso:
autor, profesionalidad, estado de la técnica, complejidad de la intervención, medios disponibles,
estado del paciente y otras circunstancias exógenas, como el tiempo y el lugar del ejercicio,
pues no de otra manera, con justicia y equidad, se pudiera determinar la corrección del acto
médico (lex artix)”
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SP8759-2016, Radicación Nº 41245 - CORTE SUPREMA DE JUSTICIA - SALA DE


CASACIÓN PENAL - (29) de junio de dos mil dieciséis (2016).

El cuidado debido, y ajustar la lex artis a la particular situación que se le presentaba, en


obedecimiento al mandato consagrado en el artículo 10 de la Ley 23 de 1981: “el médico
dedicará a su paciente el tiempo necesario para hacer una evaluación adecuada de su salud e
indicar los exámenes indispensables para precisar el diagnóstico y prescribir la terapéutica
correspondiente”

Lo relevante acá no es cuántos profesionales se inclinan por realizar una cierta práctica científica
y cuantos por otra, sino cuál era la práctica que, frente a las particulares circunstancias y
antecedentes del caso concreto, se mostraba como la más eficiente para conjurar o, al menos,
minimizar los efectos nocivos que la ausencia de confirmación de la verdadera naturaleza del
tumor encontrado podría traer sobre el bienestar de la paciente.
Así las cosas, la obligatoriedad o no de realizar el examen tantas veces citado tendría dos
fuentes: por una parte, el mandato legal general fijado en el artículo 10 de la Ley 23 de 1981,
según el cual “el médico dedicará a su paciente el tiempo necesario para hacer una evaluación
adecuada de su salud e indicar los exámenes indispensables para precisar el diagnóstico y
prescribir la terapéutica correspondiente”; pero, además, encuentra fundamento en las
circunstancias particulares que, en cada caso, contribuyen a incrementar el riesgo.
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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN CIVIL FERNANDO GIRALDO


GUTIÉRREZ Magistrado Ponente SC15746-2014 Radicación n° 11001-31-03-029-2008-
00469-01, Bogotá D.C., catorce (14) de noviembre de dos mil catorce (2014).

“Su conformación debe ser cronológica, clara, ordenada y completa, pues, cualquier omisión,
imprecisión, alteración o enmendadura, cuando es sometida al tamiz del juzgador, puede
constituir indicio en contra del encargado de diligenciarla. De todas maneras su mérito
probatorio debe establecerse «de acuerdo con las reglas de la sana crítica», debiendo ser
apreciada en conjunto con las pruebas restantes, máxime cuando su contenido se refiere a
conceptos que en muchos casos son ajenos al conocimiento del funcionario.”

Y que, “dependiendo de las circunstancias del asunto, se insiste una vez más, es posible que el
juez, con sujeción a las normas jurídicas y de la mano de las reglas de la experiencia, el sentido
común, la ciencia o la lógica, deduzca ciertas presunciones (simples o de hombre) relativas a la
culpa galénica; o que lo haga a partir de indicios endoprocesales derivados de la conducta de las
partes (artículo 249 Ibídem); o que acuda a razonamientos lógicos como el principio res ipsa
loquitur (como cuando se olvida una gasa o material quirúrgico en la zona intervenida, o se
amputa el miembro equivocado, etc.); o teniendo en consideración la manifiesta anormalidad de
las consecuencias del acto médico deduzca una ‘culpa virtual’ o un ‘resultado desproporcionado’,
todo lo anterior, se reitera aún a riesgo de fastidiar, sin que sea admisible la aplicación de
criterios generales que sistemática e invariablemente quebranten las reglas de distribución de la
carga de la prueba previstos en el ordenamiento” (Cas. Civ., sentencia del 22 de julio de
2010, expediente No. 41001 3103 004 2000 00042 01; se subraya).

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA - SALA DE CASACIÓN CIVIL


SC13925-2016
Radicación nº 05001-31-03-003-2005-00174-01
MP. ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

El juicio de reproche culpabilístico


“La culpa civil, en suma, se concreta en un error de cálculo frente a lo que es objetivamente
previsible.”
“La complejidad de las enfermedades y la fragilidad de la salud humana muchas veces se
traducen en errores o eventos adversos no culposos, pero no hacer nada para evitar la aparición
o repetición de tales fallas siendo previsibles y teniendo el personal médico la oportunidad y el
deber legal de evitarlas, es constitutivo de culpa. “

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(Casación del 1° de febrero de 1993)” (cas.civ sentencia de 18 de octubre de 2005,
[S-259-2005], exp. 14491).

“identificándose así un imperativo de conducta que en el común de los casos, cuando el paciente
no ha desempeñado función activa alguna en la producción del daño, constituye una obligación
determinada o de resultado, mientras que en la hipótesis contraria, o sea cuando ha mediado un
papel activo de la víctima en el proceso de causación del perjuicio, al establecimiento deudor tan
sólo le es exigible un quehacer diligente y técnicamente apropiado, deber que se estima
satisfecho en tanto demuestre que el accidente acaecido no se debió a negligencia, imprudencia
o impericia de su parte.”

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(Consejo de Estado Sección Tercera, Sentencia 47001233100019980604601 (32955) –


may. 5/2015)
Conducta evasiva para aportar historia clínica es indicio en contra
Así lo enfatizó la Sección Tercera del Consejo de Estado por medio de una sentencia en la que
estudió una acción de reparación directa a título de falla en la prestación del servicio médico de
urgencias en una entidad pública.
 El alto tribunal reiteró que para efectos de establecer en qué consistió la atención médica
brindada a un paciente la historia clínica es la prueba directa por excelencia, en relación a la
obligación de las entidades prestadoras de servicios de salud en llevar el registro de sus
actuaciones, como lo dispone el artículo 34 de Ley 23 de 1991.
Finalmente, la corporación insistió en la importancia y en la obligación de elaborar historias
clínicas fidedignas y completas, mediante las cuales se “permita garantizar el adecuado
seguimiento y el acierto en el diagnóstico y en la atención de los pacientes, así como también el
pertinente control posterior, tanto interno por parte del centro médico asistencial como externo
por parte de entidades de vigilancia o del propio juez, de suerte que se haga posible el
conocimiento y la fiscalización efectiva del proceder de los galenos”, añade el fallo (C.P. Danilo
Rojas Betancourth).
 
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SENTENCIA 2003-02367 DE 14 DE SEPTIEMBRE DE 2017 - CONSEJO DE ESTADO

CONTENIDO: Falla en el servicio por incumplimiento de la obligación de custodia y garantía


de la historia clínica. en un caso en el que por una cirugía de ligadura de trompas practicada
a una mujer se le causó una lesión intestinal que derivó en una peritonitis, se establece que
aun cuando no se pueda probar el nexo causal entre la cirugía y la lesión, no obstante, no
impide que se realice un estudio en la falla a partir del principio de integralidad del servicio
médico y de los sistemas de aligeramiento probatorios estructurados en los indicios, pues
una de las características de la prestación del servicio médico es su integralidad, por tanto,
no es posible analizar esta actividad como si cada hecho o prestación estuviera dividida en
compartimentos estancos, sino que es preciso estudiarla en su conjunto. De este modo, se
compromete la responsabilidad de la demandada porque: i) cuando se aporta la historia
clínica de manera incompleta opera un indicio de falla del servicio y ii) por el hecho de dar
de alta a la paciente sin la constatación o verificación efectiva de su estado de salud. así, el
hecho de que la entidad hospitalaria aportó de manera incompleta la historia clínica, dado
que no remitió las notas de descripción quirúrgica y las operatorias, lo que hubiera
permitido al perito determinar si la perforación fue advertida o no por el cuerpo médico. En
esa línea de pensamiento, le correspondía a la entidad demandada desvirtuar el indicio de
falla que operó por cuenta del incumplimiento de las obligaciones relacionadas con la
elaboración, custodia y garantía de integralidad de la historia clínica de la paciente.
Conforme a esto, en tanto la carga probatoria estaba a cargo de la demandada, y ésta
debía desvirtuar el indicio de falla derivado de las falencias de la historia clínica, se declara
la responsabilidad a título de falla en el servicio y esto también constituye un
desconocimiento de los parámetros científicos exigidos por la lex artis.
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La historia clínica su importancia en el proceso de responsabilidad sanitaria y su valor


como medio probatorio "responsabilidad sanitaria y la nueva configuración legal de la
imprudencia médica” Madrid 18 y 19 abril 2017.

El contenido de la Historia Clínica, como elemento probatorio, es el reflejo de la actividad


asistencial y, lo que no consta en este acervo documental, se presume no realizado, aunque
pueda ello desvirtuarse al demostrarse por otros medios probatorios.
A partir del documento que contiene la Historia Clínica, en los procesos por responsabilidad
médica se practican otra serie de medios de prueba, de cualquier índole, como los que acabamos
de mencionar. Este despliegue de actividad probatoria sería imposible, o al menos, muy difícil
organizarlo e instrumentarlo si no se cuenta con la Historia Clínica como punto de partida. No
olvidemos que montar la prueba y organizar la estrategia procesal, en base a ello, son las líneas
maestras de cualquier proceso de responsabilidad sanitaria, sea de acusación o de defensa de
quien ha intervenido como profesional en la asistencia
No puede olvidarse destacar la importancia de esta aportación y el uso de estos documentos a
efectos probatorios, de modo que una denegación injustificada o errónea de una prueba de
documentación clínica (propuesta en tiempo y forma, pertinente y útil) podría ser alegada como
motivadora de indefensión.

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