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Estallido y resultado:
El 2 de mayo de 1808, ante la salida de España de la familia real, se produjo en
Madrid un levantamiento popular en contra de la presencia francesa. Las tropas napoleónicas,
al mando del general Murat (cuñado de Napoleón), procedieron con una violenta
represión. Por la madrugada, el 3 de mayo, un centenar de prisioneros fueron fusilados en la
montaña de Príncipe Pío y en el Pardo.
La resistencia de la población española frente a los franceses se extendió rápido por
todo el territorio y, ante la ausencia de Fernando VII, surgieron numerosas Juntas para
organizar la lucha contra Napoleón. Estas juntas buscaron el apoyo de Inglaterra.
La resistencia española consiguió vencer en Bailén (19 de junio de 1808) a las tropas
francesas. Esto provocó la huída momentánea de los franceses de Madrid, donde se creó
una Junta Central Suprema, con el fin de crear un Gobierno único. Esta Junta reconoció a
Fernando VII como legítimo rey de España y asumió su autoridad en Cádiz, la única ciudad
española que logró resistir al asedio francés durante toda la guerra gracias al apoyo de los
ingleses.
La guerra fue larga y dura. Ciudades como Gerona y Zaragoza sufrieron importantes
asedios/sitios. Para resistirse al ejército francés la forma más típica de lucha fue la guerrilla,
en la que pequeñas unidades de lugareños armados se dedicaron a acosar de manera continua
a los franceses. Su técnica de combate básica era la emboscada, el ataque por sorpresa y la
retirada rápida. Destruían instalaciones y asaltaban convoyes de avituallamiento, sometiendo
a los franceses a una presión permanente. La población civil ayudaba a los guerrilleros
ofreciéndoles víveres, información y refugio.
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El ataque de Napoleón a Rusia en 1812, que le obligó a desplazar desde España un
número considerable de tropas, permitió que se pudiera vencer a los franceses. Esto se logró
con la ayuda de los británicos, dirigidos por Wellington, que derrotaron a las tropas
napoleónicas en Arapiles (Salamanca, 22 de julio de 1812). Este triunfo militar marcó el
principio del fin del poderío francés en la Península. A ella se sumaron nuevas derrotas
francesas en Vitoria y San Marcial (1813).
Napoleón se vio obligado firmar el Tratado de Valençay, con el que se puso fin a la
guerra y se devolvía la corona a Fernando VII (conocido como el Deseado durante este
conflicto).
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Carlos Mª Isidro. Pero el rey se casó por cuarta vez y ante el embarazo de la reina, María
Cristina, y su debilitado estado de salud, decidió anular la Ley Sálica, mediante la
promulgación de la Pragmática Sanción, que impedía gobernar a las mujeres. Esto disgustó
a su hermano y a los defensores del absolutismo, que no querían una mujer como reina.
Finalmente, en 1830 nacía la infanta Isabel. A la muerte del rey en 1833, estalló una guerra
civil entre los partidarios de Isabel (isabelinos o cristinos) y los partidarios de don Carlos, los
carlistas. Fue la primera de las llamadas guerras carlistas.
La guerra no fue sólo un conflicto dinástico, sino también un enfrentamiento
ideológico entre los liberales, que apoyaban a Isabel, y los carlistas, que defendían el
absolutismo. Los carlistas tuvieron fuerza en el País Vasco, Navarra y ciertas zonas de
Aragón, Cataluña y Valencia.
La guerra duró siete años (1833-1840) y terminó con la derrota carlista. El Abrazo
de Vergara puso fin a la guerra, aunque el conflicto se mantuvo durante todo el siglo XIX.
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pronunciamiento tanto de moderados como de progresistas, lo que llevó a la dimisión de
Espartero.
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B. La primera República (1873-1874).
Fue proclamada al día siguiente de la abdicación de Amadeo I. La república nació con
graves problemas, ya que la mayoría de los grupos políticos eran monárquicos y los propios
republicanos se hallaban divididos entre los que querían una república federal (éstos
prepararon una Constitución que no llegó a ser aprobada) y los que la preferían unitaria.
Reflejo de esta división fue el movimiento cantonalista, que llevó a la creación de repúblicas
independientes en Cataluña, Málaga y Cartagena. Este movimiento fue reprimido duramente.
Esta división también fue patente en la existencia de cuatro presidentes de la república en sólo
once meses de duración: Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar. Unido a ello, la
república tuvo que enfrentarse a la tercera guerra carlista y a la guerra de Cuba.
Esta situación de caos generalizado llevó al general Pavía a dar un golpe de Estado
(asaltó el Congreso de los Diputados). Tras el golpe de estado, el general Serrano presidió un
nuevo gobierno que preparó la Restauración de los Borbones. Esta vuelta se aceleró con un
nuevo pronunciamiento militar, del general Martínez Campos, que dio el poder a Alfonso
XII.
5. La economía.
Las transformaciones económicas fueron lentas, debido a diversos factores: el ritmo
más lento de crecimiento de la población española en comparación con los países más
avanzados, la escasez de materias primas, las malas comunicaciones, la falta de un mercado
para los productos, tanto por la pobreza de la mayoría de la población como por la pérdida de
las colonias, y la falta de capital. Por eso, muchas veces fueron empresas extranjeras las que
invirtieron en la creación de fábricas, bancos e infraestructuras.
Una de las grandes innovaciones fue la introducción del ferrocarril (sobre todo desde
la Ley General del Ferrocarril de 1855, que supuso que entre 1856 y 1866 se construyeron
más de mil kilómetros de vías al año), pero se cometieron dos graves errores: la estructura
era radial, con centro en Madrid, y el ancho entre carriles era mayor que el del resto de
Europa.
A nivel industrial España tuvo dos graves problemas: era poco competitiva (lo que
llevó al proteccionismo, que suponía elevar los impuestos aduaneros de los productos
extranjeros para proteger nuestros productos) y los sectores modernos se concentraban en
muy pocas zonas (Cataluña, País Vasco y Madrid).
La agricultura siguió siendo la actividad económica fundamental a lo largo del
siglo XIX. La realización de las desamortizaciones supuso que muchas tierras se concentrasen
en manos de la burguesía, que modernizó los métodos de cultivo; pero también que muchos
campesinos se empobreciesen, ya que las tierras que antes eran de los Ayuntamientos
formaban parte de su sustento. No obstante, muchas tierras siguieron perteneciendo a grandes
propietarios, que seguían usando métodos antiguos.