VICTORIA CAMPS: La voluntad de vivir, medida de lo posible, alcancemos verda-
Barcelona, Ariel, 2005. des compartidas como seres humanos que somos con unas capacidades y un La aportación de Victoria Camps en su sentido común así mismo compartidos. último libro La voluntad de vivir, merece Propiciar una ética del sentido co- todos los parabienes por parte de los que mún, o, lo que es igual, una ética razona- nos ocupamos de formular o esbozar una ble, no es tarea baladí ni sencilla, sino ética laica dialogante que se preste a la que, por el contrario se me antoja que es discusión e intercambio de ideas, guia- la tarea más ardua en Filosofía. Desafor- dos por ese sentido común tan infrecuen- tunadamente la razonabilidad y el senti- te como deseable. do común (el menos común de todos los Como mujer, la obra de Victoria sentidos) escasean y los seres humanos Camps me enorgullece particularmente se dejan fácilmente seducir por posicio- porque muestra la fuerza y la lucidez de namientos extremosos que no hacen jus- un discurso que sólo es posible cuando ticia a la complejidad de los temas éti- se conjugan los ideales de las éticas de la cos. Por otra parte, y como contraste justicia con las de la ética del cuidado igualmente frecuente, no es raro que filó- propios de la tradición masculina y sofos o no filósofos deserten de su tarea femenina de la ética. Posicionamientos civilizadora y progresista y declaren el como los de Martha Nussbaum o los de «todo vale» de perniciosas consecuen- Victoria Camps muestran que las muje- cias a la hora de velar por la defensa de res, a consecuencia de un proceso de los derechos y capacidades humanos . socialización traumático, han sabido Una ética razonable como la que ganarse a pulso su puesto en la Acade- Camps nos propone está llena de matices mia y, más aún, hacen ostensible que se y reflexiones, muy delicados, muy pen- han empapado de la sabiduría que permi- sados, muy contrastados. No basta, por te la comprensión de los seres humanos, ejemplo, con proclamar la libertad de los sus necesidades, sus miedos, sus anhe- individuos como se viene haciendo de una los, hasta extremos que raramente habían forma totalmente extrema en la actualidad alcanzado los varones filósofos. (Véase el caso de Nozick y su peculiar Lo que impresiona más favorable- «anarquismo» insolidario). Como Camps mente de La voluntad de vivir es que propone, a mi entender con total acierto, siendo aparentemente una obra dedicada la libertad tiene que compaginarse con la a una rama de la ética aplicada, rebasa beneficencia y la justicia (tres valores las previstas argumentaciones al uso básicos reconocidos como fundamento de sobre los diferentes puntos de vista acer- la Bioética). A su vez, como Camps pro- ca de las relaciones médico paciente, pone la justicia tiene que hacer lugar políticas sanitarias o los usos de la tec- para el cuidado, así como la ética de los nología en la mejora de la salud, para derechos ha de hacer lugar para la ética convertirse en un texto de filosofía moral de las virtudes o la excelencia. y política fundamentante que llega al En más de un sentido el posiciona- corazón de las preocupaciones éticas y se miento de Victoria Camps me recuerda al convierte en una reflexión filosófica que de Mill o al de Ferrater Mora, autores que apuesta por el esfuerzo de delimitar un supieron combinar elementos dispersos ámbito en que libres de prejuicios, en la de tendencias distintas para propiciar una
visión integradora de los valores y prin- resulta difícil diseñar el modelo de
cipios, siendo injustamente infravalo- ciudadano o ciudadana excelentes. rados por quienes piensan que el pen- Pero hay una urgencia, o al menos así samiento tiene que ser más «atrevido», me lo parece, de potenciar a través del «original», «distinto» y no sacrifican sistema educativo y las instituciones las singularidades en aras de los pun- modelos de valores ilustrados, o de lo tos de vista también estimables de los contrario no contaremos con un clima demás. La originalidad es preciosa, propicio para desarrollar nuestras pero no al precio de fomentar la extra- capacidad y la vida resultará no sólo vagancia intelectual. La tarea del filó- amoral o inmoral, sino insípida y falta sofo integrador es aparentemente de sus mayores atractivos . modesta pero proporciona frutos muy En otras palabras, echo en falta en fecundos al ampliar nuestro horizonte la obra de Victoria Camps una actitud y propiciar un acercamiento mayor a como la milliana o la platónica que los demás. ven la tarea de atender a los demás Otra de las felices aportaciones de como algo no sólo debido, sino en sí Victoria Camps es la de familiarizar- mismo sumamente gratificante. A su nos con los problemas bioéticos y al vez, tampoco me parece conveniente mismo tiempo con las más destacadas recurrir tan frecuentemente a la «dig- corrientes del pensamiento político y nidad» humana. Así la ablación del moral, clásico y contemporáneo. La clítoris no es para mí tanto indigna y vida y la muerte son, a la postre, los humillante, como hiriente y causante grandes temas de la filosofía ya que de de dolor, atentando contra el disfrute saber vivir y saber morir depende del propio cuerpo. Pero en este asunto nuestro éxito o fracaso como seres particular sé que me enfrento a la humanos. inmensa mayoría de los filósofos a los En la obra de Victoria Camps no que invitaría a dialogar sobre qué solo es importante lo que de dice sino cosas vulneran o dañan nuestra su- al tiempo cómo se dice. La voluntad puesta dignidad. de vivir muestra especialmente la Por supuesto que si tener dignidad voluntad de convivir renunciado a significa simplemente que cada uno ha posturas extremistas o a propuestas no de contar como uno y no más que uno, bien fundamentadas. Se busca sobre que cada ser humano es único valioso todo aquello que nos une: no hacer en cuanto humano, acepto de buena daño, cuidar o ser justos, por poner ganar cobijar lo que postulo bajo el tres ejemplos. Todo ello a sabiendas rótulo de la «dignidad». de que no todos entendemos lo mismo En cualquier caso mis discrepan- por cada uno de los conceptos y que cias con Victoria Camps son mera- tenemos que dialogar largamente en mente conceptuales y también las pro- un ámbito interprofesional, a fin de pias de un talante distinto. Pero mi completar y refinar nuestra compre- ambición insensata, lo sé, de mostrar sión de los valores y principios y su «luz» a los que están oscuras no lleva, aplicación práctica. al menos eso espero, a un dogmatismo Como crítica tal vez sugeriría un desaforado sino, por el contrario, a mayor énfasis en la exigencia de la valorar muy favorablemente una apor- excelencia en nuestra vida personal, tación complementaria e imprescindi- no sólo profesional. Es cierto que ble como lo es la tarea titánica de Vic-
toria Camps de escribir con sentido y cambio en las conductas y actitudes en
sensibilidad, ateniéndose a las limita- cada tiempo y lugar. ciones humanas y haciendo que la tarea de la ética pueda resultar atracti- Esperanza Guisán va a todo el mundo, al acercar los pro- Universidad de Santiago yectos éticos a las posibilidades reales de de Compostela