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Derecho Romano - Wikipedia, La Enciclopedia Libre
Derecho Romano - Wikipedia, La Enciclopedia Libre
El derecho romano (en latín, Ius Romanum) fue el ordenamiento jurídico que rigió a los
ciudadanos de la Antigua Roma. El derecho romano, por su gran complejidad, aplicabilidad
práctica y calidad técnica, aún hoy, es la base del derecho continental y de los códigos civiles
contemporáneos, y se estudia en las facultades de Derecho de la mayoría de países que
emplean el Derecho continental. Su importancia histórica e influencia en la ciencia del Derecho,
que se extiende también a los países de common law, se manifiesta en la pervivencia de
numerosas instituciones jurídicas latinas en la actualidad, como la hipoteca o la teoría del
contrato, y en la gran cantidad de expresiones jurídicas latinas.[cita requerida]
El derecho romano es la raíz del ordenamiento jurídico de los países que utilizan el derecho continental (en azul). La
influencia del derecho romano también se extiende a otros sistemas jurídicos como el common law.
Fragmento de un Digesto del año 1593. El derecho romano ha dejado un profundo legado en los ordenamientos jurídicos
contemporáneos y en el desarrollo del derecho en general. El texto es un comentario a los edictum praetoris.
El derecho romano se divide, a grandes rasgos, en derecho público y en derecho privado, igual
que el derecho contemporáneo. Asimismo, ramas del derecho actual, como el derecho penal, el
derecho tributario o el derecho administrativo, existieron en la Antigua Roma. Se puede dividir en
los siguientes períodos:
La monarquía, desde mediados del siglo VIII a. C. (fundación de Roma) hasta la expulsión de
Roma del rey Tarquinio el Soberbio el 509 a. C..
La República romana, desde el 509 a.C. En los años 451 y 450 a. C. se publicó la Ley de las XII
Tablas, que constituyen la base del derecho romano republicano. En esta época, el Estado se
basa en el equilibrio de poderes: así, los magistrados son elegidos democráticamente por los
hombres libres en las asambleas populares, que además aprueban las leyes; los magistrados
ejercitan las funciones que les son asignadas, mientras que el Senado se encarga de dictar
resoluciones, llamadas senadoconsultos, que en la práctica tenían fuerza de ley. La crisis
política que atraviesa Roma en el siglo I a. C. finalmente termina con la degeneración total del
sistema republicano, que culmina con el otorgamiento, en la práctica, por el Senado del poder
absoluto del Estado romano a Octavio Augusto el 27 a. C..
El Principado, desde el 27 a. C. hasta mediados del siglo II. En esta época, el Estado era
autoritario, sometido a la auctoritas del emperador o Príncipe, de ahí su nombre. Algunos
emperadores célebres fueron: Augusto (27 a. C.-14 d. C.), Calígula (37-41), Nerón (54-68),
Trajano (98-117) y Adriano (117-138).[1] Bajo estos últimos Roma alcanzó su máxima
dimensión territorial: 5 millones de km².[2] [3]
, configurándose como una de las grandes
potencias mundiales de la época.
El Dominado o Imperio absoluto, desde mediados del siglo II hasta el 476, año en el que
desaparece el Imperio Romano de Occidente. En esta época, el Emperador tiene el poder
absoluto. El Emperador es quien dicta las llamadas «constituciones imperiales» (no confundir
con las modernas Constituciones). En el 380, se produce la conversión del Imperio de la
antigua religión romana al cristianismo mediante el Edicto de Tesalónica, bajo el gobierno de
Teodosio I el Grande. Este emperador divide el Imperio Occidental y Oriental y lo cede a sus
hijos Honorio y Arcadio, respectivamente. Las invasiones germánicas llevan al declive y
desaparición del Imperio Occidental, que separa la Antigüedad Tardía de la Alta Edad Media.
En un primer sentido esta expresión denota un hecho histórico pasado, es decir, el conjunto
de normas jurídicas que regían al pueblo romano desde su fundación hasta la caída del
Imperio.
Un segundo sentido identifica el derecho romano con los libros en donde se contenía dicho
orden jurídico, es decir, el Corpus Iuris Civilis o cuerpo de derecho civil, recopilación de los
libros jurídicos romanos hecha en Constantinopla por orden del emperador bizantino
Justiniano en el siglo VI d. C.
Por último, con esta expresión se puede designar también la tradición jurídica que ha
sobrevivido después de la caída del Imperio romano de occidente hasta nuestros días.
La primera de estas fuentes la constituyen las costumbres de los antepasados o mos maiorum.
Se trata de un derecho consuetudinario, que progresivamente se distingue de las normas
morales y religiosas, con las cuales comparte idéntico origen.
Fuentes de conocimiento
Justinianeas
Constituyen el Corpus iuris civilis. Con este nombre se conoce desde la Edad Media la obra
compilatoria llevada a cabo por el emperador Justiniano I. En la primera mitad del siglo VI d. C.
se adicionan, además, las constituciones imperiales de este emperador posterior a la
compilación, las que dan origen a una cuarta parte del Corpus Iuris Civilis, llamada Novellæ.
Las Novelas (de la expresión novellæ leges = nuevas leyes), constituciones promulgadas por
Justiniano después de publicar la compilación integrada por las tres partes anteriores.
Extrajustinianeas
Los Tituli ex corpore Ulpiani, denominación que se suele dar a los fragmentos de una obra
jurídica, la identificación de cuyo autor es poco segura. Esta fuente es también conocida
como Epitome Ulpiani y como Regulæ Ulpiani.
Los Scholia Sinaītica, llamados así por haber sido descubiertos en un convento del monte
SINAB. Corresponde a un comentario griego sobre una obra del jurisconsulto Ulpiano.
b) Colección que contienen también constituciones imperiales.
Fragmenta Vaticana, restos de una colección privada de pasajes de juristas clásicos y
leyes imperiales, que debió hacerse en los últimos años del siglo IV y primeros del V, y
fueron hallados en un palimpsesto de la biblioteca del Vaticano. (2) La ley de las doce
tablas no cumplió su objetivo, pues se siguieron conservando privilegios para los
patricios, y en consecuencia seguían las grandes desigualdades con los plebeyos, se
prohibía el matrimonio entre patricios y plebeyos, las penas mantuvieron su dureza y los
gentiles como jefes de la Gens y mantuvieron su hegemonía y autoridad, pero los
plebeyos tuvieron una aparente tranquilidad ya que la ley de las doce tablas estatuía una
igualdad en el orden civil y suponía de esta forma desaparece la arbitrariedad judicial.[4]
Antecedentes
El nacimiento del derecho romano se debe entre otras causas a la división existente en la
sociedad romana entre patricios y plebeyos. No obstante, antes del año 451 a. C.-450 a. C., no
se conoce la existencia de un sistema unificado para la península, por lo cual es preciso
remontarse a la Grecia clásica, considerada la cuna de la civilización occidental, y en particular
al llamado periodo ático o del derecho griego ático, de donde se cree que se permearon algunas
de las disposiciones que se hallan presentes en la Ley de las XII Tablas.[cita requerida]
Las tradiciones legales romanas estaban en manos de los patricios y todos los asuntos
relacionados con lo que nosotros conocemos como derecho recaían sobre el Pontifex Maximus,
evidentemente patricio, conociéndose como derecho pontifical. Los plebeyos desconocían
como iban a ser juzgados exactamente y normalmente los patricios aplicaban la tradición
pontifical según convenía a sus intereses. Por ello, una de las reclamaciones plebeyas, a imagen
de lo que había ocurrido en las ciudades del arcaísmo griego, solicitaron la codificación de la
tradición en forma de leyes. Para ello, el Senado acordó enviar una comisión a Grecia para
informarse sobre las leyes de las ciudades, y después se decidió la abolición de las
magistraturas patricias y del tribunado de la plebe, entregando el poder a una comisión de
decenviros, que debían codificar las leyes romanas en un período de un año. Esta comisión
elaboró X(10) tablas de leyes bastante justas y, por tanto, favorables a los plebeyos, pero, al no
estar terminado el trabajo, se nombró una segunda comisión decenviral, mucho más
conservadora, que elaboró las dos últimas tablas, con leyes netamente antiplebeyas, que, por
ejemplo, prohibían los matrimonios mixtos. Esta comisión intentó perpetuarse en el poder, pero
fue depuesta y el sistema de magistraturas empezó a funcionar de nuevo. El resultado fue el
primer cuerpo legal conocido y estructurado, llamado Ley de las XII Tablas, del año 451 a. C., y
que fueron expuestas públicamente en el Foro Romano.
En el año 367 a. C., las Leges Liciniæ-Sextiæ culminaron el proceso de igualación entre patricios
y plebeyos, permitiendo el acceso progresivo de estos últimos a las magistraturas y
sacerdocios, aunque el primer Pontifex Maximus plebeyo tuvo que esperar más de un siglo.
La compilación legislativa se fue realizando de forma acumulativa a través de los Edictos del
Pretor. A partir de la Ley de las XII Tablas, los Pretores asumieron la función jurisdiccional, y para
poder tipificar nuevos casos emitían al inicio de su mandato un Edicto en el que indicaban que
era punible, en el que asumían como propios los edictos de pretores anteriores, y corregían o
abolían las disposiciones recibidas.
Al principio los pretores eran solo dos, uno el Prætor Vrbanus se dedicaba a juzgar los asuntos
en los que participasen ciudadanos romanos, mientras que el otro, el Prætor Peregrinus, atendía
los casos en los que exclusivamente intervinieran no ciudadanos. Los casos tratados eran
bastante variados, pero la mayoría derivaban de asuntos comerciales. Así, las relaciones
comerciales obligaron a la creación del precedente del llamado derecho contractual, un derecho
ultro citroque obligatio (que obliga a ambas partes), a partir del cual nace el llamado Ius Gentium
o derecho de gentes.
El sistema legal romano fue complicándose cada vez más, ya que los Tribunos de la Plebe a
través de los Comitia Tributa elaboraban Plebiscitos sobre los más variados asuntos, políticos,
económicos, jurisdiccionales, mientras que el Senado, a través de las resoluciones llamadas
Senatus Consultum creaba jurisprudencia.
Con el advenimiento del Imperio, los emperadores asumieron la función de los Tribunos de la
Plebe con el ejercicio de la Tribunicia Potestas, lo que les permitió legislar a través de los Edictos
y Constituciones imperiales. Por su parte, los gobernadores provinciales poseían poderes
jurisdiccionales y podían emitir leyes propias para sus provincias, pero que podían ser recurridas
por los provinciales ante el Senado y/o el Emperador.
El resultado de todo este conjunto de disposiciones fue un enorme y farragoso aparato de leyes
de diferentes rangos, muchas veces contradictorias, lo que hizo necesaria la aparición de la
figura de los jurisconsultos (o Juristas), que trataban de simplificar el conjunto legal y formar
doctrina jurídica, que pudiera aplicarse también a los nuevos casos. Entre ellos destacan
Ulpiano, Papiniano, Herenio Modestino, Gayo y Paulo.
El monarca visigodo Recesvinto impulsó una nueva compilación que substituyese al Breviario de
Alarico, dando lugar al Liber Iudiciorum que en los siguientes reinados fue recibiendo añadidos.
Esta compilación fue recuperada a partir del siglo IX por el Reino de León y se convirtió en la
base del derecho hispánico hasta las Siete Partidas de Alfonso X El Sabio.
Etapas en el derecho romano
Importante trabajo recopilatorio realizado por Justiniano con repercusión hasta la fecha de
hoy.
Postclásico
Se denomina «derecho romano postclásico» al período de la historia del derecho romano que
comprende desde la primera mitad del siglo III hasta la recopilación ordenada por Justiniano,
que coincide con el periodo político romano del Dominado o Bajo Imperio (ascensión al poder
de Diocleciano en 284 d. C., hasta la muerte de Justiniano en 565).
A partir del siglo XIV, Inglaterra presentó una tradición jurídica característica, diferente a la de la
romanística en Europa, aunque se asemejaba en mayor medida al modo operativo de los
juristas romanos y al desinterés por las pruebas judiciales. La recepción europea del derecho
común revistió cierta importancia, aunque fue algo tardía, en Alemania, donde fue objeto de una
elaboración científica que recibe el nombre de derecho de Pandectas.
El Renacimiento trajo consigo la desacreditación del método empleado por Bártolo, consistente
en el aprovechamiento de los textos del Corpus Iuris como argumentos de autoridad. Pero,
frente a esta concepción metodológica (el denominado mos Italicus), se contrapuso una nueva
de tintes eruditos, que trataba de usar los textos del Corpus Iuris como fuentes de conocimiento
para la reconstrucción de la historia jurídica romana, dentro del marco de otras fuentes, como
pueden ser las literarias o las arqueológicas (mos Gallicus).
Influencia e importancia
El derecho romano es el fundamento del derecho civil y comercial en la mayor parte de los
países:
Véase también
Álvaro d'Ors
Ius
Secessio plebis
Enlaces externos
1. «David Potter: The Emperors of Rome. The story of Imperial Rome, from Julius Caesar to the
last Emperor.» (https://books.google.it/books?id=DutgBQAAQBAJ&printsec=frontcover&dq=E
mperors+of+Rome:+The+Story+of+Imperial+Rome+from+Julius+Caesar+to+the+Last+books
+google&hl=it&sa=X&ved=2ahUKEwj9i_6csfztAhXdwAIHHe8fB5YQ6AEwAHoECAYQAg#v=one
page&q&f=false) .
2. Taagepera, Rein (1979). «Size and Duration of Empires: Growth-Decline Curves, 600 B.C. to
600 A.D». Social Science History (Duke University Press) 3 (3/4): 125. JSTOR 1170959 (http
s://www.jstor.org/stable/1170959) . doi:10.2307/1170959 (https://dx.doi.org/10.2307%2F11
70959) .
Bibliografía
Álvaro d'Ors, Elementos de derecho privado romano, Eunsa 1992, ISBN 84-313-0402-2
Antonio Fernández de Buján, Derecho Público Romano, Thomson Reuters Civitas, 19 ed. 2016,
ISBN 978-84-470-5208-0
Antonio Fernández de Buján, Derecho Privado Romano, Iustel, 9.ª ed. 2016, ISBN 978-84-9890-
202-0
Alejandro Guzmán Brito, Derecho Privado Romano, Tomos I y II, Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, 1996, ISBN 978-956-10-1127-4
Peter G. Stein, El Derecho Romano en la Historia de Europa, Siglo Veintiuno de España Editores
1999, ISBN 84-323-1060-3
Emilio Valiño, Instituciones de derecho privado romano, Facultad de Derecho de Valencia 1977,
ISBN 84-370-0036-X
Ricardo Panero, Derecho Romano, Tirant lo Blanch, Valencia, 4ed. 2008, ISBN 978-84-9876-
291-4
Datos: Q162314
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Última edición hace 7 días por SeroBOT