Sección

Jurisprudencia Comentada
Actualidad jurisprudencial
de la Suprema Corte de la
Provincia de Buenos Aires
en materia de
responsabilidad
extracontractual del
Estado por actividad ilícita.
SUMARIO: I. Introducción. Primera Parte. I. Preser-
vación de la vida e integridad física de las personas
privadas de libertad. I.1. A. 70.322, “C., L. y otros
c/ Provincia de Buenos Aires. Pretensión indemni-
zatoria. Recurso de inaplicabilidad de ley”, senten-
cia del 21-12-2011. I.2. A. 69.977, “R., E. y otros
c/ Provincia de Buenos Aires (Ministerio de Segu-
ridad). Pretensión indemnizatoria. Recurso de inapli-
cabilidad de ley”, sentencia del 30-11-2011. I.3. A.
69.485, “Lobato, Lidia Esther c/ Provincia de Bue-
nos Aires. Daños y perjuicios”, sentencia del 30-9-
2009. II. Servicio de educación pública. II.1.A. 69.648,
“Galvez Araya, Miguel A. y Usini, Susana B. c/ A.,
A.R. y otros. Pretensión anulatoria – Recurso ex-
traordinario de inaplicabilidad de ley”, sentencia del
18-4-2012. II.2. C. 105.620, “Werjoglad, J. P. c/ Di-
rección General de Cultura de la Provincia de Bue-
nos Aires. Daños y perjuicios”, sentencia del
2-3-2011. II.3. C. 79.822, “M., B. S. c/ Provincia de
Buenos Aires. Daños y perjuicios”, sentencia del
26-9-2007. III. Servicios de salud pública. III.1. C.
Diego F. Ucin 102.658, “C., A. I. c/ Municipalidad de Merlo y
otros. Daños y perjuicios”, sentencia del 5-10-2011.
III.2. C. 101.447, “C., S. E. c/ Hospital Interzonal
de Agudos Doctor Pedro Fiorito y otro. Interrup-
ción prescripción”, sentencia del 2-7-2010. III.3. C.
97.827, “Leiva, Cristina Graciela y otro c/ Sanatorio

Rap Bs. As. (2012-2) SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA 83

 Modelo de Caseros S.A. y otro. Daños y
perjuicios”, sentencia del 9-6-2010. III.4. C.
97.720, “B., L. H. y otro c/ A. T. y otro. Daños
y perjuicios”, sentencia del 12-9-2008. IV.
Policía de seguridad. IV.1. C. 83.430, “R., R.
y otro c/ R., J. L. Daños y perjuicios”, sen-
tencia del 28-5-2010. V. Habilitación muni-
cipal. V.1. C. 92.937, “Romairone, Marcela
Beatriz c/ P., N. F. y otros. Daños y perjui-
cios”, sentencia del 11-11-2009. VI. Seguri-
dad vial. VI.1. C. 101.243, “Zago, Silvana;
Peluffo, María y Peluffo, María Cecilia c/
Municipalidad de La Plata. Daños y perjui-
cios”, sentencia del 7-10-2009. VII. Anega-
miento de campos. VII.1. C. 81.870,
“Milanese, Ismael Omar c/ Provincia de
Buenos Aires. Daños y perjuicios”, senten-
cia del 12-10-2011. VIII. Poder de policía
municipal. VIII.1. C. 88.211, “Condolio,
Vicente y otra c/ Cooperativa de Servicios
Públicos Asistenciales y Vivienda de Pinzón
Ltda. Daños y perjuicios”, sentencia del 29-
8-2007. VIII.2. C.89.545, “González, Mar-
celo Adrián c/ Municipalidad de Vicente
López. Daños y perjuicios”, sentencia del 8-
3-2007. IX. Poder de policía sanitario ani-
mal. IX.1. C. 97.468, “S., H. c/ B., E y otros.
Daños y perjuicios”, sentencia del 18-2-2009.
Segunda Parte. I. C. 99.196, “Instituto Mé-
dico Platense c/ Provincia de Buenos Aires.
Daños y perjuicios”, sentencia del 4-5-2011.
II. C. 105.374, “Vega, Agustín José y otros
c/ Municipalidad de General Pueyrredón y
otros. Daños y perjuicios”, sentencia del 22-
12-2010. III. C. 98.541, “E. A. y otro c/
Daguerre, Jorge R. y otro. Daños y perjui-
cios”, sentencia del 10-9-2008. IV. C. 93.859,
“Mansilla, Delfina c/ Sosa, Eduardo y otros.
Daños y perjuicios”, sentencia del 14-11-2007.
V. C. 90.664, “Acuña, Luis E. y otros c/ Rosano,
Mariano E. y otros. Daños y perjuicios”,
sentencia del 11-4-2007.
I. Introducción.
Resulta ampliamente difundida y aceptada
por la doctrina la trascendencia que reviste
la temática de la responsabilidad estatal en
el ámbito del derecho administrativo, al punto
de ser considerada por algunos autores como
uno de los dos grandes soportes estructu-
84 SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
rales de la disciplina1. Lo cual, por cierto,
no resulta exagerado si se aprecia la mul-
tiplicidad de ocasiones en las que la activi-
dad o inactividad de la Administración puede
acarrear resultados dañosos para los par-
ticulares y en las que no siempre se recla-
ma por su condigna reparación.
De otro lado, y como también es suma-
mente conocido, el ordenamiento jurídico
argentino, sea en el orden federal o pro-
vincial, carece aún de una regulación po-
sitiva que comprenda lo concerniente a la
responsabilidad pública en forma comple-
ta y orgánica. Por tanto, a excepción de
algunos supuestos o aspectos puntuales que
fueron objeto de una previsión normativa
expresa, el desarrollo y avance del institu-
to, más allá del aporte efectuado por la
doctrina, se sustenta esencialmente en la
labor jurisprudencial.
De allí que la importancia que reviste el
conocimiento de las decisiones de los tribu-
nales de justicia, principalmente en lo que
atañe a los pronunciamientos de la Corte
Suprema Federal y de las Cortes provin-
ciales, se acrecienta notablemente en esta
área, en la que aquella percepción resulta
fundamental para entender y analizar más
acabadamente los contenidos y alcances de
la figura.
En ese contexto se inscribe la presente
reseña de jurisprudencia, integrada por
fallos dictados en los últimos años por la
Suprema Corte de la Provincia de Buenos
Aires en materia de responsabilidad ex-
tracontractual del Estado por su actividad
1
Así califican a la responsabilidad patrimonial de la
Administración y al control judicial de la legalidad
administrativa Eduardo García de Enterría y Tomás
Ramón Fernández. Quienes, en apoyo de su parecer,
citan la opinión coincidente del jurista francés Hau-
riou (Curso de Derecho Administrativo, Tomo II,
Madrid, Civitas, 2000, 5ª edición, p. 355).
Rap Bs. As. (2012-2)
ilícita. Lo cuales, sin perjuicio de no cons-
tituir un registro totalmente cerrado, inclu-
yen distintas sentencias en las que se
discernió sobre los lineamientos estructu-
rales de la asignatura.
Así, en la primera parte, la más extensa, se
agruparon precedentes en los que la Corte
provincial estimó que la mentada respon-
sabilidad resultaba operativa; mientras que
la segunda se circunscribió a pronunciamien-
tos en los que, por diversos motivos, juzgó
que no se había configurado un supuesto en
el que el Estado debía responder por los daños
reclamados.
Primera Parte.
I. Preservación de la vida e integridad
física de las personas privadas de
libertad.
I.1. A. 70.322, “C., L. y otros c/ Provin-
cia de Buenos Aires. Pretensión indem-
nizatoria. Recurso de inaplicabilidad de
ley”, sentencia del 21-12-2011.
En esta causa, la Cámara de Apelación en
lo Contencioso Administrativo con sede
en San Nicolás hizo lugar parcialmente al
recurso de apelación interpuesto por los ac-
cionantes contra la sentencia de primera
instancia que había desestimado la deman-
da de daños y perjuicios iniciada contra la
Provincia de Buenos Aires. Como conse-
cuencia de ello, condenó al Estado Provin-
cial al pago de una suma de dinero por el
daño moral ocasionado por la muerte del
hijo de los actores, acaecida mientras se
encontraba detenido y en custodia de la
autoridad policial en una comisaría de la ciu-
dad de Pergamino.
Durante el trámite del proceso se acreditó
que el joven C. estuvo arrestado en una
dependencia policial de la citada localidad
y que su deceso se produjo por el desenca-
Rap Bs. As. (2012-2) SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
denamiento de una enfermedad adquirida
previamente a su detención (HIV), la que
se agravó durante su estadía a disposición
de la fuerza de seguridad.
En ese contexto, la Cámara consideró que
la aludida enfermedad fue la que determi-
nó la muerte del hijo de los accionantes,
pero puntualizó: “[…] esa causal se vio
agravada y acelerada por las enfermeda-
des que se presentaron durante su deten-
ción que no aparecen detectadas o tratadas
[…]”, a la vez que “[…] tampoco pueden
pasar desapercibidas las condiciones de
seguridad y salubridad del lugar […]” que
“[…] no eran mi mucho menos las más
adecuadas para prevenir o contener el
agravamiento de la salud del detenido […]”.
Y así juzgó que el daño se originó en cau-
sas coadyuvantes, por lo que otorgó un
ochenta por ciento (80%) de incidencia
causal a la presencia de HIV en el falle-
cido y un veinte por ciento (20%) a la
actuación u omisión del Estado.
Contra ese pronunciamiento la Fiscalía de
Estado interpuso recurso extraordinario
de inaplicabilidad de ley o doctrina legal.
La Corte Suprema provincial2, al analizar
el planteo del recurrente vinculado a la falsa
o errónea aplicación del Artículo 1112 del
Código Civil por parte del tribunal a quo,
destacó que “aún admitida la existencia de
la enfermedad con anterioridad a la deten-
ción del señor C., las deficientes condicio-
nes de detención y la negligente prestación
de un adecuado servicio médico, constitu-
yen una eventualidad que pudo evitarse si
la autoridad policial hubiera cumplido ade-
cuadamente sus funciones”.
2
Voto del Doctor Hitters, a cuya opinión adhirieron
parcialmente los Doctores Negri, Genoud y Soria. Y
con ello se obtuvo, en los aspectos coincidentes, la
mayoría de opiniones necesarias para constituir
la sentencia.
85
Recordó, en tal sentido, la reiterada doctri-
na de la Corte Nacional conforme a la cual
“quien contrae la obligación de prestar un
servicio lo debe hacer en condiciones ade-
cuadas para llenar el fin para el que ha sido
establecido y es responsable de los perjui-
cios que causare su incumplimiento o eje-
cución irregular”3.
Seguidamente, el Tribunal ponderó las obli-
gaciones a cargo del Estado respecto de
las personas privadas de libertad que se
desprenden de los Artículos 184 y 305 de la
Constitución Nacional y Provincial, respec-
tivamente; así como de los Artículos 2º y
3.a) del Decreto Ley Nº 9.079/19786 (co-
rrespondiente al Servicio Penitenciario de
la Provincia); y de los Artículos 6º, 7º, inc.
d), y 10 de la Ley Nº 12.155 –vigente al
tiempo de los hechos–7, cuyo contenido se
encuentra actualmente receptado en sus
similares 9º, 10, 13, inc. d), y 16 de la vigen-
te Ley Nº 13.482 (correspondiente a la
autoridad policial).
3
Con cita de Fallos: 306:2.030; 312:1.656;
315:1.892,1.902; 316:2.136; 320:266; 325:1.277;
328:4.175; 329:3.065; 331:1.690.
4
Artículo 18: “[…] Las cárceles de la Nación serán
sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de
los reos detenidos en ellas […]”.
5
Artículo 30: “Las prisiones son hechas para segu-
ridad y no para mortificación de los detenidos. Las
penitenciarías serán reglamentadas de manera que
constituyan centros de trabajo y moralización. Todo
rigor innecesario hace responsable a las autoridades
que lo ejerzan”.
6
Artículo 2º: “[…] será misión del Servicio Peniten-
ciario Bonaerense la custodia y guardia de los proce-
sados y la ejecución de las sanciones penales privativas
de la libertad […]”. Artículo 3°, inc. a) establece, entre
sus funciones, la de “velar por la seguridad y custodia
de las personas que se encuentren en establecimien-
to de su dependencia, sometidas a procesos o cum-
pliendo penas privativas de libertad, procurando que
el régimen carcelario contribuya a preservar y/o me-
jorar sus condiciones morales, educación y salud”.
7
Artículo 6º: “Los miembros de las Policías de la
Provincia de Buenos Aires actuarán conforme a las
86 SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
Asimismo, sopesó “las pautas brindadas tanto
por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, como por este Tribunal, en ocasión
de decidir los autos P. 83.909 ‘Verbitsky’
[…], en particular respecto del cese de las
detenciones en comisarías de menores y
enfermos”.
Y de todo ello dedujo que “[…] el personal
penitenciario y/o policial tiene la obligación
de velar por la seguridad y salud de los
detenidos, debiendo responder por los da-
ños causados al haberse omitido el cumpli-
miento de tal deber legal […]”8.
De otro lado, la Corte también desestimó el
vicio de absurdo en la valoración de la prueba,
normas constitucionales, legales y reglamentarias
vigentes. Su accionar deberá adecuarse estrictamente
al principio de razonabilidad, evitando todo tipo de
actuación abusiva, arbitraria o discriminatoria que
entrañe violencia física o moral contra las personas
así como también al principio de gradualidad, privi-
legiando las tareas y el proceder preventivo y disua-
sivo antes que el uso de la fuerza y procurando siempre
preservar la vida y la libertad de las personas”. Ar-
tículo 7º: “El personal de las Policías de la Provincia
de Buenos Aires, en el desempeño de sus funciones
deberá adecuar su conducta a los siguientes princi-
pios básicos de actuación policial: […] d) Asegurar
la plena protección de la integridad física, psíquica
y moral de las personas bajo su custodia. Facilitar y
tomar todas las medidas que sean necesarias para la
revisión médica de los mismos únicamente con fines
de análisis o curativos”. Artículo 10: “Cualquier
privación de la libertad de las personas deberá prac-
ticarse de forma que no perjudique al detenido en su
integridad física, honor, dignidad y patrimonio. Toda
persona privada de su libertad debe ser informada por
el personal policial responsable de su detención,
inmediatamente y en forma que le sea comprensible
la razón concreta de la privación de su libertad, así
como de los derechos que le asisten: […] e) A que se
realice un reconocimiento médico que verifique su
estado psico-físico al momento de la privación de
su libertad y, en su caso, a recibir en forma inmediata
asistencia médica si fuese necesario”.
8
Con cita de la causa A. 69.485, “Lobato”, sentencia
del 30-9-2009, reseñada más adelante.
Rap Bs. As. (2012-2)
por cuanto concluyó “[…] que en ningún
pasaje de su escrito, la Fiscalía de Estado
contradijo concreta y efectivamente la es-
tructura conceptual que llevó a la Cámara
a considerar el acaecimiento del daño a partir
de varias causas coadyuvantes […]”.
Por tanto, desestimó los vicios endilga-
dos al fallo cuestionado y, consecuente-
mente, rechazó el recurso extraordinario
en tratamiento.
I.2. A. 69.977, “R., E. y otros c/ Provincia
de Buenos Aires (Ministerio de
Seguridad). Pretensión indemnizatoria.
Recurso de inaplicabilidad de ley”,
sentencia del 30-11-2011.
La Cámara de Apelación en lo Contencio-
so Administrativo con sede en la ciudad de
La Plata confirmó la sentencia de primera
instancia que había hecho lugar a la preten-
sión indemnizatoria incoada por la actora,
con el objeto de resarcir los daños y perjui-
cios sufridos por la muerte de su hijo mien-
tras éste se encontraba detenido en la
Unidad Penal XV de Batán.
Resultó probado que el hecho fatal tuvo
lugar como consecuencia de una herida
de arma blanca que recibió la víctima por
parte de otro interno en una reyerta entre
presos.
La Cámara interviniente consideró que
la posesión de elementos expresamente
prohibidos por los reglamentos carcela-
rios, más allá de su origen o del modo en
que ingresaron al penal, revelaba la falta
de servicio prevista en el Artículo 1112 del
Código Civil.
La Fiscalía de Estado, al deducir recurso
extraordinario de inaplicabilidad de ley o
doctrina legal, señaló que en el caso no se
había acreditado la falta de servicio propia
de la responsabilidad estatal.
Rap Bs. As. (2012-2) SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
Por su parte, el Máximo Tribunal provin-
cial, al examinar si en el caso se había con-
figurado ese factor de atribución, destacó
que “[…] aún admitida la participación de
la víctima en el hecho, la existencia de ele-
mentos en las celdas y en poder de los in-
ternos constituye una eventualidad en el
régimen del penal que pudo evitarse si la
autoridad penitenciaria hubiera cumplido
adecuadamente sus funciones”9.
Luego consignó las obligaciones que sur-
gen de los Artículos 18 y 30 de la Constitu-
ción Nacional y Provincial, respectivamente,
los Artículos 2º y 3.a) del Decreto Ley
Nº 9.079/1978 y el Artículo 45, punto 1º
del Código de Ejecución Penal (Ley
Nº 12.256 y sus modificatorias)10 y coli-
gió, con base en ello, que “en tanto el per-
sonal penitenciario tiene la obligación de
requisar elementos con los que los dete-
nidos pudieran lastimarse a sí mismos o a
terceros, debe responder por los daños
causados al haberse omitido el cumplimien-
to de tal deber legal”.
De allí que tuvo por “configurada en el caso
la falta de servicio que compromete la res-
ponsabilidad de la Provincia de BuenosAires,
pues la utilización de las armas u objetos
similares en poder de los detenidos con las
cuales le fueron propinadas las lesiones al
señor R., provocándole su fallecimiento,
demuestra que el Servicio Penitenciario
Provincial incumplió con sus deberes pri-
marios de seguridad y custodia de los pre-
sos, incurriendo en una irregular prestación
del servicio a cargo del Estado”.
9
Voto del Doctor Hitters al que adhirieron los Doc-
tores Pettigiani, Kogan y Negri (en forma parcial, con
cuyo voto se conformó el núcleo decisorio del fallo).
10
Artículo 45: “Está prohibido a los internos: 1) Tener
armas o elementos que puedan ser usados como tales,
a excepción de los autorizados expresamente y por
razones específicas de trabajo”.
87
Rechazó, por ello, el recurso de inaplica-
bilidad de ley interpuesto por la parte de-
mandada.
I.3. A. 69.485, “Lobato, Lidia Esther c/
Provincia de Buenos Aires. Daños y
perjuicios”, sentencia del 30-9-2009.
En esta causa, la Cámara de Apelación en
lo Contencioso Administrativo con asiento
en San Martín confirmó la sentencia de
primera instancia que había condenado al
Estado Provincial al pago de los daños y
perjuicios ocasionados por la muerte del hijo
de la actora, quien se suicidó con los cordo-
nes de su calzado cuando se encontraba
detenido en una comisaría de la localidad
de San Martín.
La Suprema Corte –por mayoría de opi-
niones–11, al examinar el recurso extraor-
dinario interpuesto por la Fiscalía de
Estado12, juzgó que la condena a la Pro-
vincia, con sustento en que los agentes
policiales no cumplieron adecuadamente
con el deber de cuidado respecto del de-
tenido al dejarlo alojado sin custodia y con
elementos con los que previsiblemente podía
atentar contra su vida, resultaba ajustada
a derecho.
11
Voto del Ministro Pettigiani al que adhirieron los
Doctores Negri (en forma parcial), Kogan (en forma
parcial), y de Lázzari (con algunos añadidos), confor-
mando, en la parcela objeto de adhesión, la mayoría
de opiniones necesaria para conformar la sentencia.
Por su parte, el Doctor Genoud formuló una disiden-
cia parcial, en tanto fijó la responsabilidad del Estado
demandado en un cincuenta por ciento y estableció
el resto en cabeza de la propia víctima por haber
concurrido a la causación del daño.
12
En esa oportunidad adujo, entre otros cuestiona-
mientos, que la sentencia recurrida no tuvo en cuenta
la interrupción del nexo de causalidad provocado
por la conducta de la víctima.
88 SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
Y ello, “en tanto el Reglamento de Deteni-
dos […] impone al personal policial la obli-
gación de requisar elementos con los que
los detenidos pudieran dañarse a sí mismos
o a terceros, debe responder por los daños
causados al haberse omitido el cumplimiento
de tal obligación normativamente impuesta
(Artículo 1074 del Código Civil). Es que
encontrándose previsto en el aludido Re-
glamento que debían retirarse los cordones
de los zapatos a los detenidos, así como todo
otro elemento con el que pudieren cometer
suicidio, va de suyo que el hecho a la postre
acontecido era esperable conforme el cur-
so natural de los hechos. De allí que […] el
Estado sólo puede quedar eximido en todo
o en parte de responsabilidad demostrando
que no tuvo a su alcance la posibilidad de
evitar la muerte del detenido”.
A lo que añadió, conforme la doctrina de la
Corte Suprema de la Nación13, que “[…]
corresponde ser particularmente exigente
en el cumplimiento del deber de cuidado de
los detenidos porque un principio constitu-
cional impone que las cárceles tengan como
propósito fundamental la seguridad y no el
castigo de los reos detenidos en ellas, pros-
cribiendo toda medida ‘que a pretexto de la
precaución conduzca a mortificarlos más
allá de lo que aquella exija’ (Artículo 18 de
la Constitución Nacional) e impone al Es-
tado, por intermedio de los servicios peni-
tenciarios respectivos, la obligación y
responsabilidad de dar a quienes están cum-
pliendo una condena o una detención pre-
ventiva la adecuada custodia que se
manifiesta también en el respeto de sus vidas,
salud e integridad física y moral”.
Para luego concluir, también con cita de un
precedente del Máximo Tribunal Federal14,
13
Fallos: 318:2.002.
14
Fallos: 327:5.857.
Rap Bs. As. (2012-2)
que de acuerdo a la doctrina que emana del
Artículo 1112 del Código Civil, “[…] quien
contrae la obligación de prestar un servicio
–en el caso, policía de seguridad– lo debe
hacer en condiciones adecuadas para lle-
nar el fin para el que ha sido establecido y
es responsable por los perjuicios que cause
su incumplimiento o ejecución irregular”.
En definitiva, rechazó el remedio extraor-
dinario interpuesto.
II. Servicio de educación pública.
II.1. A. 69.648, “Galvez Araya, Miguel
A. y Usini, Susana B. c/ A., A.R. y otros.
Pretensión anulatoria – Recurso extraor-
dinario de inaplicabilidad de ley”, sen-
tencia del 18-4-2012.
Los actores promovieron una pretensión
indemnizatoria contra el señor A., la Muni-
cipalidad de San Nicolás de los Arroyos y
la Provincia de Buenos Aires en la que
solicitaron la reparación por los daños y
perjuicios derivados de la muerte de su hijo,
ocurrida por el disparo de una arma de fuego
efectuado por el codemandado A. en el
marco de un evento deportivo organizado
por varias escuelas provinciales en un pre-
dio municipal.
Si bien la cuestión sobre la que tenía que
pronunciarse la Suprema Corte cuando el
expediente llegó a sus estrados giraba en
torno a los efectos interruptivos que la
Cámara había asignado al beneficio de liti-
gar sin gastos requerido por la actora (res-
pecto de la demanda promovida contra la
Provincia de Buenos Aires), el Tribunal –por
mayoría de opiniones–15, a fin de diferen-
ciar la causa fuente de la responsabilidad
15
Voto del Doctor Soria, que contó con la adhesión
de los Doctores Hitters, Negri y Genoud. Por su parte,
el Doctor de Lázzari votó en disidencia.
Rap Bs. As. (2012-2) SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
de cada uno de los demandados, puntualizó
que “la obligación reclamada al Estado
Provincial responde a la alegada inobser-
vancia del deber de seguridad que le co-
rrespondía en el marco de la realización de
un evento deportivo organizado por un es-
tablecimiento educativo bajo su dependen-
cia, en ejercicio de las funciones que le son
propias (Artículo 1112, CC)”. Mientras que
la obligación del autor del daño residía en la
comisión del delito (Artículo 1077, CC)
De modo que tales circunstancias –confor-
me lo consignó el voto mayoritario– obsta-
ron la existencia de obligaciones solidarias,
en tanto éstas se caracterizan por tener una
misma causa fuente y ello no se verificaba
en la especie.
II.2. C. 105.620, “Werjoglad, J. P. c/
Dirección General de Cultura de la
Provincia de Buenos Aires. Daños y
perjuicios”, sentencia del 2-3-2011.
En este proceso el accionante reclamó el
resarcimiento de los perjuicios derivados de
la lesión sufrida (corte de los tendones y
rotura del talón de Aquiles) durante una
excursión en una escuela de Islas de Tigre
que realizó en su calidad de alumno de otro
colegio de la localidad de Don Torcuato.
Toda vez que en esa oportunidad fue ence-
rrado por sus compañeros en un aula del
establecimiento y, ante la desesperación que
ello le produjo, golpeó la puerta con sus pies
y rompió un vidrio que le ocasionó las lesio-
nes antes mencionadas.
La Sala I de la Cámara Primera de Apela-
ción en lo Civil y Comercial del Departa-
mento Judicial de San Isidro revocó la
sentencia de primera instancia que había
desestimado la excepción de prescripción
deducida por los demandados, en tanto
consideraba que el plazo aplicable era del
decenal del Artículo 4023 del CC.
89
Contra ese fallo la actora interpuso recurso
extraordinario de inaplicabilidad de ley.
El Máximo Tribunal provincial16, al circuns-
cribir la materia sobre la correspondía pro-
nunciarse, señaló que la pretensión del actor
contenía “una imputación por incumplimiento
de las obligaciones que pesaban sobre los
dependientes del Estado Provincial, quien
vendría a responder por una clara omisión
o abstención de los maestros a cargo de la
excursión en el cumplimiento del deber de
prestar una continua y permanente vigilan-
cia sobre sus alumnos. De tal modo, las
autoridades de la escuela habrían cumplido
sus obligaciones de una manera irregular o
deficiente, lo que autorizaría la aplicación
de losArtículos 1112 y 1117 del Código Civil”.
En tal sentido, y con cita de un precedente
anterior17, señaló que “[…] la antijuridici-
dad o el ilícito objetivo estaría materializado
en tal omisión o abstención que no es otra
cosa que un ‘irregular’ cumplimiento de las
obligaciones que le estaban impuestas, para
emplear la verba con que el codificador
redactara el Artículo 1112 del Código Civil.
Y si a consecuencia de ello se deriva un
daño a alguno de los alumnos (los sujetos
sometidos a cuidado y vigilancia), la res-
ponsabilidad extracontractual por el mismo,
con su consecuente deber de reparar se
imputa al Estado bonaerense en forma di-
recta al influjo de la idea objetiva de la falta
del servicio, que en el particular se configu-
raría por el inadecuado o irregular ejercicio
del deber de custodia y seguridad de los
alumnos, al omitir o descuidar las medidas
necesarias de vigilancia a que estaba obli-
gado como modo de contribuir a la eficaz
16
Voto del Doctor Soria al que adhirieron los Docto-
res Pettigiani, de Lázzari e Hitters (con añadidos).
17
Mención del voto del Dr. Roncoroni en la causa C.
79.822, “M., B. S.”, sentencia del 26-9-2007 que se
incluye en el punto siguiente.
90 SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
prestación del servicio de la educación pri-
maria, común y obligatoria en las escuelas
a su cargo, y a través del cual se hace rea-
lidad el derecho de enseñar y aprender que
la Constitución Nacional –al igual que la
Provincial– garantiza a todos los habitan-
tes de nuestro suelo (Artículos 5º y 14,
Constitución Nacional; 35, 198, 199 y 200,
Constitución de la Provincia de BuenosAires;
1074 y 1112, CC)”.
Para luego agregar que “[…] en esta idea
de falta de servicio se encuentra presente
un factor de atribución objetivo –con gran-
des similitudes al de seguridad, garantía o
asistencia– más bajo, en el cual subyace en
el núcleo más íntimo de la ‘falta de servi-
cio’, la imprescindible adjetivación de irre-
gular, defectuosa o inadecuada prestación
de aquél. De ahí que, aún bajo la subsun-
ción normativa que corresponde al caso
–acaecido con antelación a la modificación
de la Ley Nº 24.830– la pretensión deduci-
da en el sub examine cae en la órbita de la
responsabilidad extracontractual y la defensa
de prescripción opuesta por los demanda-
dos ha de ser favorablemente receptada
(Artículos 43, 1074, 1112, 1113, 1ª parte, y
4037 del Código Civil)”.
Consideró, por tanto, que el recurso extraor-
dinario no podía prosperar.
II.3. C. 79.822, “M., B. S. c/ Provincia
de Buenos Aires. Daños y perjuicios”,
sentencia del 26-9-2007.
En este caso una menor sufrió diversas
lesiones al resbalar y caer mientras corría
en el patio de una escuela estatal que se
encontraba cubierto por una capa de arena
y con diversos desechos de materiales de
construcción.
La Sala II de la Cámara Primera de Ape-
lación en lo Civil y Comercial del Departa-
Rap Bs. As. (2012-2)
mento Judicial de La Plata confirmó la
sentencia de primera instancia que había
hecho lugar a la excepción de prescripción
deducida por el Fisco de la Provincia de
Buenos Aires. Contra ese pronunciamien-
to el apoderado de la actora dedujo recurso
extraordinario de inaplicabilidad de ley, en
el que adujo que el presente constituía un
supuesto de responsabilidad contractual y,
por lo tanto, el término de prescripción a
aplicarse debía ser el decenal en lugar del
bianual que computó la alzada.
La Suprema Corte18 consideró, en sustan-
cia, que el Estado contrajo la obligación de
prestar un servicio: la educación. Y esa
actividad, ejercida a través de la escuela
pública, debe realizarse en condiciones
adecuadas para cumplir con el objetivo
propuesto, siendo responsable de los per-
juicios que ocasione su incumplimiento o
irregular ejercicio.
Con ello –añadió el Tribunal– se pone en juego
la responsabilidad directa del Estado, pues la
actividad de sus órganos realizada para el
desenvolvimiento de sus fines resulta propia
de aquél. De allí que deba responder de modo
principal y directo por las consecuencias
dañosas que se deriven de aquella.
Tratándose de perjuicios que provienen de
la actividad desarrollada por los órganos
estatales, la cuestión corresponde al cam-
po de la responsabilidad extracontractual y
el deber de reparación se asienta en elArtículo
1112 del Código Civil.
18
Votó en primer término el Dr. Roncoroni, a cuya
opinión adhirieron los Doctores Negri y Soria (de
modo parcial). También compartieron la solución los
Doctores de Lázzari y Pettigiani, aunque en ambos
casos por sus propias razones. Por su lado, la Doc-
tora Kogan adhirió al voto del Doctor Soria (adhesión
parcial al voto del Ministro Roncoroni) y el Doctor
Hitters coincidió con las opiniones del Doctor de
Lázzari (de modo parcial) y Pettigiani, con algún
agregado.
Rap Bs. As. (2012-2) SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
De esa manera, la Corte juzgó aplicable al
caso el Artículo 4037 del Código Civil y, por
ese motivo, rechazó el remedio extraordi-
nario incoado.
III. Servicios de salud pública.
III.1. C. 102.658, “C., A. I. c/ Munici-
palidad de Merlo y otros. Daños y per-
juicios”, sentencia del 5-10-2011.
En esta causa el accionante dedujo una
pretensión resarcitoria contra la Municipa-
lidad de Merlo y los galenos que intervinie-
ron en el parto de su esposa, en la que reclamó
el pago de los daños y perjuicios originados
por la muerte de aquella y de su hija recién
nacida. Sustentó su petición en la deficien-
te atención médica dispensada a ambas.
La Sala I de la Cámara de Apelación en lo
Civil y Comercial del Departamento Judi-
cial de Morón confirmó el fallo de primera
instancia que había hecho lugar a la demanda.
La Suprema Corte19, al analizar el recurso
extraordinario de inaplicabilidad de ley in-
coado por el demandante, juzgó, a partir de
las pruebas reunidas, que en la especie se
verificó “[…] una prestación irregular del
servicio médico incurrida por los profesio-
nales que asistieron en el parto a la señora
O. d. C. y que culminara con su deceso y
el de su hija recién nacida (cfr. Artículos
384, 474 y siguientes, CPCC; 512, 901, 1109,
1113 y concs., CC)”. Y agregó que el pro-
pio Tribunal ha dicho “[…] que la respon-
sabilidad profesional es aquella en la que
incurre el que ejerce una profesión, al faltar
a los deberes especiales que ésta le impone
y requiere, por lo tanto, para su configura-
ción, los mismos elementos comunes a
cualquier responsabilidad civil. Ello quiere
19
Voto del Doctor de Lázzari, a cuya opinión adhi-
rieron los Doctores Soria, Hitters y Negri.
91
decir que cuando el profesional médico, como
en el caso, incurre en la omisión de las di-
ligencias correspondientes a la naturaleza
de su prestación asistencial, ya sea por
impericia, imprudencia o negligencia, falta
a su obligación y se coloca en la posición de
deudor culpable”20.
Seguidamente, concluyó que “[…] confor-
me ha quedado resuelto el tema de la impu-
tación de responsabilidad de los profesionales
demandados, siendo éstos dependientes
salarial y disciplinariamente de la Munici-
palidad de Morón […], corresponde exten-
derle la misma, por incumplimiento o ejercicio
irregular del servicio de salud”21.
En consecuencia, el Tribunal hizo lugar al
recurso extraordinario interpuesto y, al re-
vocar la sentencia impugnada, aceptó la
demanda de daños y perjuicios promovida
contra la Municipalidad de Merlo y los pro-
fesionales médicos intervinientes.
20
Con cita de causas C. 98.936, sentencia del 10-9-2008;
C. 102.615, sentencia del 11-2-2009.
21
Con cita del Artículo 36 de la Constitución de la
Provincia de Buenos Aires y de los precedentes Ac.
79.514, sentencia del 13-8-2003 y Ac. 86.949, sen-
tencia del 8-9-2004.
Las dudas que eventualmente podrían generarse a partir
la terminología empleada en este caso, en cuanto el
carácter directo de la responsabilidad estatal en su-
puestos como el analizado, quedan despejadas, de un
lado, con la mención de los aludidos precedentes en
los que expresamente se puntualizó que “[…] quien
contrae la obligación de prestar un servicio de asis-
tencia a la salud lo debe hacer en condiciones adecua-
das para cumplir el fin en función del cual ha sido
establecido y es responsable de los perjuicios que
causare su incumplimiento o su ejecución irregular.
Ello pone en juego la responsabilidad extracontrac-
tual del Estado, que se compromete en forma directa,
ya que la actividad de sus órganos realizada para el
desenvolvimiento de sus fines ha de ser considerada
propia de aquél, que debe responder de modo prin-
cipal y directo por las consecuencias dañosas que son
causadas por su actividad”. Y, del otro, con la cita que
más adelante hace el propio fallo del Artículo 1112
del Código Civil.
92 SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
III.2. C. 101.447, “C., S. E. c/ Hospital
Interzonal de Agudos Doctor Pedro
Fiorito y otro. Interrupción
prescripción”, sentencia del 2-7-2010.
En esta causa, la Sala I de la Cámara de
Apelación en lo Civil y Comercial del De-
partamento Judicial de Lomas de Zamora
confirmó la sentencia de primera instancia
que había hecho lugar a la demanda de daños
y perjuicios promovida contra el Hospital
Interzonal de Agudos Doctor Pedro Fiori-
to, A. C. y la Provincia de Buenos Aires.
Para ello, consideró probada la relación de
causalidad entre el obrar médico y la se-
cuela física padecida por la actora en oca-
sión del parto forcipal.
Contra ese pronunciamiento el Fisco pro-
vincial interpuso recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley22.
El Máximo Tribunal23 señaló que el caso se
enmarcaba en el ámbito de la responsabi-
lidad del Estado por la obligación de prestar
el servicio de sanidad en condiciones ade-
cuadas para el fin social establecido, sien-
do responsable frente a su ejecución
irregular. Así, con cita de un precedente del
Tribunal24, afirmó que “[…] la obligación
de reparar el daño causado nace –en estos
casos– del defectuoso cumplimiento de uno
de los deberes del Estado, cual es brindar
asistencia médica a la población. En con-
secuencia, el vínculo que se establece en-
tre éste –a través del nosocomio estatal– y
el administrado, es de derecho constitucio-
22
Allí denunció la violación, entre otros, de los Ar-
tículos 512, 901, 903, 905, 1074, 1112 y 1113 del CC
y la vulneración de la doctrina del Tribunal sobre la
causalidad adecuada.
23
Voto del Doctor Genoud, que contó con las adhe-
siones de los Doctores Pettigiani (con agregados), de
Lázzari (con agregados) e Hitters.
24
Causa Ac. 79.514, sentencia del 13-8-2003, voto
del Doctor Hitters.
Rap Bs. As. (2012-2)
nal-administrativo, mientras que la relación
que se entabla entre el médico-funcionario
público y el paciente-administrado es de
derecho administrativo y/o constitucional”25.
Y a ello añadió que “[…] los establecimien-
tos públicos de salud se encuentran obliga-
dos constitucionalmente a organizar el servicio
de salud y frente a un deficiente funciona-
miento del mismo, el Estado responde direc-
ta y objetivamente, pues hace a su propia
función y no a la actuación del profesional o
dependiente. De tal modo, si el servicio no
funcionó, funcionó mal o tardíamente, que-
da atrapada la responsabilidad del Estado,
pues parte de una situación objetiva de falta
–o deficiente– de servicio que el Estado por
mandato constitucional debe garantizar, pues
justifica su propia existencia”26.
Sentado ello, el Tribunal entendió que los
agravios alegados por el recurrente se
mostraban insuficientes para rebatir la con-
clusión a la que llegó la Cámara, a la vez
que tampoco se demostró el absurdo en las
conclusiones del pronunciamiento cuestiona-
do sobre las cuestiones fácticas de la litis.
Por ello, juzgó que aquellos cuestionamien-
tos no podían prosperar27.
III.3. C. 97.827, “Leiva, Cristina
Graciela y otro c/ Sanatorio Modelo de
Caseros S.A. y otro. Daños y
perjuicios”, sentencia del 9-6-2010.
En este caso los actores dedujeron una
pretensión resarcitoria por los daños origi-
25
Con cita de la causaAc. 84.389, sentencia del 27-4-2005
y de los Artículos 75, incs. 19 y 23 de la Constitución
Nacional y 36.8 de la Constitución Provincial.
26
Con cita de los precedentes Ac. 79.514, sentencia
del 13-8-2003; Ac. 86.304, sentencia del 27-10-2004,
LL Buenos Aires, 2005, p. 43.
27
Sólo se hizo lugar al recurso en lo concerniente a la
tasa de interés que correspondía aplicar en el caso.
Rap Bs. As. (2012-2) SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
nados a partir de la muerte de su hijo recién
nacido, quien resultó afectado por un virus
intrahospitalario.
La Sala I de la Cámara de Apelación en lo
Civil y Comercial del Departamento Judi-
cial San Martín, en lo que aquí importa,
confirmó el fallo de primera instancia que
había hecho lugar a la demanda contra la
Provincia de Buenos Aires. Entendió, en tal
sentido, que el Estado Provincial era res-
ponsable por violación de la garantía de
seguridad (que encontró presente en el caso
en la concreta prestación de los servicios
de salud independientemente de cualquier
reproche personalizado en los facultativos)
y también hizo mérito de la ausencia total
de prueba por parte del demandado, ten-
diente a demostrar la imposibilidad de evi-
tar el daño, o que la infección fuera
preexistente o portada por la madre o por
la persona por nacer.
A propósito de ello, la Corte28, de un lado,
desestimó el reproche del impugnante con-
cerniente a la adecuada relación de causa-
lidad entre el hecho dañoso (en el caso, la
infección intrahospitalaria) y el daño pade-
cido, desde que el recurrente no demostró
el absurdo alegado.
Y, del otro, consignó que “[…] de la totali-
dad de las constancias obrantes en autos,
no se han aportado elementos de convic-
ción suficientemente esclarecedores de que
la infección padecida por el recién nacido
hubiera sido inevitable, irresistible o que se
hubiere realizado todo lo posible para evi-
tarla, o adoptado documentadamente todas
28
El Ministro Genoud votó por la desestimación
del recurso. También hicieron lo propio el Doctor
Pettigiani (por sus fundamentos en lo que aquí inte-
resa), a cuyo parecer adhirieron los Doctores Soria
(en forma parcial y con añadidos) y de Lázzari. Por
su parte, el Doctor Negri, con una salvedad, adhirió
a sus colegas Soria y a Pettigiani.
93
las diligencias que imponen la lex artis, las
prácticas sanitarias y el avance tecnológi-
co y aún así, el germen causante de la mis-
ma fuere o hubiera sido insusceptible de ser
controlado o aislado”.
Por tanto, desestimó los referidos agravios29.
III.4. C. 97.720, “B., L. H. y otro c/ A.
T. y otro. Daños y perjuicios”, sentencia
del 12-9-2008.
En esta causa, la Sala II de la Cámara de
Apelación en lo Civil y Comercial del De-
partamento Judicial Mercedes confirmó la
sentencia de primera instancia que, luego
de hacer lugar al planteo de prescripción de
la acción opuesto por los codemandadosA.T.
y el Fisco de la Provincia de Buenos Aires,
rechazó la acción de daños y perjuicios
iniciada por lo actores.
El Tribunal30, al examinar el recurso de
inaplicabilidad de ley interpuesto por estos
últimos, señaló que “[…] la relación del Estado
a través del hospital público con el paciente
y la relación médico-paciente, se desenvuel-
ven en el ámbito del derecho público-dere-
cho constitucional y/o administrativo
(Artículos 75, incs. 19 y 23 de la Constitu-
ción Nacional y 36.8 de la Constitución
bonaerense), y consecuentemente la res-
ponsabilidad se encuadra en el régimen
extracontractual, correspondiendo, por ende,
aplicar en materia prescriptiva el plazo
establecido en el Artículo 4037 del Código
sustantivo”.
Luego agregó que “[…] la prestación cum-
plimentada en el establecimiento sanitario
oficial es la consecuencia de la asunción
por el Estado de una función propia. En
29
El recurso sólo fue aceptado en cuanto a un tema
de costas respecto de la citación del tercero.
30
El voto inicial fue del Doctor de Lázzari, a cuyo
parecer adhirieron los Doctores Kogan, Genoud y Soria.
94 SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
efecto, el Artículo 36, inc. 8º de la Consti-
tución de la Provincia reconoce el derecho
a la salud y a esos fines garantiza a todos
sus habitantes el acceso a ella en los aspec-
tos preventivos, asistenciales y terapéuti-
cos, sosteniendo el hospital público y
gratuito”.
Y citó nuevamente la doctrina de la Corte
Suprema Nacional que preceptúa: “[…] que
quien contrae la obligación de prestar un
servicio de asistencia a la salud, lo debe hacer
en condiciones adecuadas para cumplir el
fin en función del cual ha sido establecido
y es responsable de los perjuicios que cau-
sare su incumplimiento o su ejecución irre-
gular. Ello pone en juego la responsabilidad
extracontractual del Estado, que se com-
promete en forma directa, ya que la activi-
dad de sus órganos realizada para el
desenvolvimiento de sus fines ha de ser con-
siderada propia de aquél, que debe respon-
der de modo principal y directo por las
consecuencias dañosas que son causadas
por su actividad”31.
Concluyó, en definitiva, que el plazo de
prescripción aplicable era el bianual del
Artículo 4037 del Código Civil.
IV. Policía de seguridad.
IV.1. C. 83.430, “R., R. y otro c/ R., J. L.
Daños y perjuicios”, sentencia del 28-
5-2010.
En esta ocasión correspondía al Tribunal
discernir sobre la legalidad de la actuación
policial frente a un disturbio a la seguridad
pública que arrojó como resultado un me-
nor fallecido y otro lesionado.
Los actores demandaron al agente de se-
guridad que intervino en el hecho y a la
31
Fallos: 322:1.393; y sus citas, 306:2.030 y
317:1.921.
Rap Bs. As. (2012-2)
Provincia de Buenos Aires con sustento en
el irregular desempeño de la función poli-
cial por parte del primero, cuyo accionar
sindican como desproporcionado, descon-
trolado y con ensañamiento. Por su parte,
los codemandados adujeron que la conduc-
ta del efectivo resultó regular y conforme
a derecho.
La Sala I de la Cámara de Apelaciones en
lo Civil y Comercial del Departamento Judi-
cial de Lomas de Zamora confirmó la sen-
tencia de primera instancia que había
rechazado la demanda, al juzgar que la labor
del agente involucrado respondió al cumpli-
miento de un deber legal y, por tanto, no
resultaba responsable (tampoco el Estado)
por los daños sufridos por las víctimas.
A su turno, el Ministro que votó en primer
término, Dr. Soria32, adelantó que “[…]
siendo el demandado un funcionario públi-
co, la única obligación legalmente impuesta
cuyo cumplimiento lo exculpa de responsa-
bilidad civil por su accionar, es aquella cuyo
ejercicio fuere regular (Artículo 1112, CC)”.
Por ello, “[…] es preciso confrontar su
conducta a la luz de las normas que regla-
mentan el servicio público prestado”.
En ese orden, el citado Ministro señaló que
una “[…] provisión de la seguridad pública
que no consulte los principios inherentes a
la juridicidad de los medios utilizados con
dicho fin, repugnaría al Estado de Derecho
que las Constituciones Nacional y Provin-
cial instituyen, también como garantía para
los ciudadanos (Artículos 1º, 31 y 33 de la
Constitución Nacional, 1º, 3º, 57 y concs.
de la Constitución Provincial). Aquellos
principios vertebran y son fuente de inter-
pretación de las normas atinentes al des-
empeño policial”.
A cuya opinión adhirieron los Doctores Negri y de
32
Lázzari. Lo propio hizo el Doctor Pettigiani aunque
por sus fundamentos coincidentes.
Rap Bs. As. (2012-2) SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
Asimismo, tomó en cuenta las prescripcio-
nes de la Ley Nº 12.155 (t.o. 3.206/2004)33,
cuyo texto superaba al derogado Decreto
Ley Nº 9.551 (Ley Orgánica de la Policía
de la Provincia de Buenos Aires) vigente
cuando los hechos constitutivos del proce-
so tuvieron lugar. Pues, no obstante que “el
legislador ha explicitado tales parámetros
de conducta recientemente, mal podría pos-
tularse que ellos carecen de gravitación para
resolver el sub examine por haber ocurri-
do los hechos durante la vigencia de una
normativa policial que no los definía taxa-
tivamente. Es que así razonar importaría con-
ceder que durante largos años la Provincia
pudo haber actuado al margen de la juridi-
cidad, permitiéndoseles a sus cuadros po-
liciales comportamientos reñidos con la
Constitución y los tratados internaciona-
les aplicables en la materia, conclusión que
–en mi opinión– no cabría en modo alguno
en general predicar”.
33
En particular, los Artículos 6º (“los miembros de
las Policías de la Provincia de Buenos Aires actuarán
conforme a las normas constitucionales, legales y re-
glamentarias vigentes. Su accionar deberá adecuarse
estrictamente al principio de razonabilidad, evitando
todo tipo de actuación abusiva, arbitraria o discrimi-
natoria que entrañe violencia física o moral contra las
personas así como también al principio de graduali-
dad, privilegiando las tareas y el proceder preventivo
y disuasivo antes que el uso de la fuerza y procurando
siempre preservar la vida y la libertad de las perso-
nas”) y 7º, inc. f) (“el personal de las Policías de la
Provincia de Buenos Aires, en el desempeño de sus
funciones, deberá adecuar su conducta a los siguien-
tes principios básicos de actuación policial: ejercer la
fuerza física o coacción directa en función del resguar-
do de la seguridad pública solamente para hacer cesar
una situación en que, pese a la advertencia u otros
medios de persuasión empleados por el funcionario
policial, se persista en el incumplimiento de la ley o
en la inconducta grave; y utilizar la fuerza en la medida
estrictamente necesaria, adecuada a la resistencia del
infractor y siempre que no le infligiera un daño exce-
sivamente superior al que se quiere hacer cesar”).
La Ley Nº 12.155 fue posteriormente derogada por
su similar Nº 13.482.
95
Y también sopesó que no estaba en discu-
sión la existencia de una perturbación en la
seguridad pública como consecuencia de
la conducta de los menores (la riña); que
uno de los agresores recibió siete (7) dispa-
ros, causándole la muerte instantánea; que
el otro sufrió rotura de hueso por bala per-
forante y que la propia integridad física del
agente no estuvo en una situación de extre-
mo peligro que lo llevara a reaccionar, ins-
tintivamente, con semejante desmesura.
Frente a esa situación, el Ministro preopi-
nante entendió que el actuar policial “lejos
estuvo de observar el principio de gradua-
lidad con vista en preservar la vida al mo-
mento del uso de la fuerza”, y así concluyó
que “la ausencia de toda proporción racio-
nal (gradualidad) en la reacción policial torna
ilícita la conducta del agente R. […]”.
Empero, seguidamente añadió que “[…] las
víctimas –por fuera de la licitud o ilicitud de
su conducta– contribuyeron en alguna
medida en el desenlace dañoso al ponerse
en una situación de riesgo por perturbar la
seguridad pública […] y dar lugar a la inter-
vención de un miembro de la fuerza de
seguridad. Si bien antijurídica por despro-
porcionada, no menos cierto es que la reac-
ción del agente encontró su origen ante un
disturbio relevante en la tranquilidad del lugar
donde acontecieron los hechos. Así, tanto
el codemandado R. y su empleadora la
Provincia de Buenos Aires como las propias
víctimas resultan responsables concurren-
tes en partes iguales en la generación de los
daños que, en definitiva, se tengan por acre-
ditados por la instancia de grado (Artículos
1071, 1111, 1112 y 1113, Código Civil)”.
En función de ello, el Doctor Soria propició
el acogimiento del recurso de inaplicabili-
dad de ley interpuesto y, como consecuen-
cia de ello, la revocación del decisorio
recurrido y la condena solidaria a J. L. R.
y a la Provincia de Buenos Aires a abonar
96 SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
el cincuenta por ciento de la indemnización
por los daños ocasionados.
Por su parte, el Doctor Pettigiani –quien
coincidió con la solución propuesta por el
Ministro preopinante– consignó que “[…]
en el marco de una adecuada prestación de
los específicos servicios, resulta exigible que
las fuerzas de seguridad se comporten en
cumplimiento de sus funciones observando
el estándar de razonabilidad propio de todo
obrar estatal (doct. Artículos 1º, 28, 31, 33,
75, inc. 22 y cc. de la Constitución Nacional;
1º, 3º, 57 y cc. de la Constitución Provincial).
Al tiempo de los hechos, resultaban aplica-
bles los Decretos Leyes Nº 9.550/1980 y
Nº 9.551/1980 y su normativa reglamenta-
ria, de los que surge efectivamente que el
obrar policial en la prevención y represión
del delito debía ajustarse a pautas de razo-
nabilidad y gradualidad, de manera de evi-
tar que los procedimientos pudiesen adquirir
proporciones de gravedad por hechos de
mínima importancia, actuando siempre con
atención y sin precipitaciones, evitando in-
currir en actos vejatorios o arbitrarios […]
desplegando la mayor actividad y diligencia
en el cumplimiento de los deberes de policía
y en general realizando todas aquellas ac-
ciones tendientes a asegurar la eficiencia de
los servicios –Artículos 14, I), c), h), l), 58, 59
del Decreto Ley Nº 9.550/1980; 1º, 3º, 6º,
15 del Decreto Ley Nº 9.551/1980; 130 del
Decreto Nº 1.675/1980–; pautas interpreta-
tivas que deben ser analizadas con adecua-
da relación y casuismo, más aún en ocasiones
en que la integridad física o vida del personal
de seguridad se encuentren en peligro”.
Y a la luz de tales consideraciones estimó que,
en la especie, “[…] la conducta del deman-
dado, considerándose las circunstancias per-
sonales, de tiempo y lugar, resultó, como
respuesta policial, excesiva en atención a la
resistencia opuesta (Artículos 384, CPCC;
1071, 1111, 1112, 1113 y ccdtes. del CC)”.
Rap Bs. As. (2012-2)
V. Habilitación municipal.
V.1. C. 92.937, “Romairone, Marcela
Beatriz c/ P., N. F. y otros. Daños y per-
juicios”, sentencia del 11-11-2009.
En estos autos la actora reclamó el resar-
cimiento de los daños y perjuicios deriva-
dos de las lesiones infligidas por el golpe
de una botella en un local nocturno priva-
do (pub).
La Cámara Primera de Apelación en lo Civil
y Comercial del Departamento Judicial de
San Nicolás, en lo que aquí interesa, revocó
parcialmente el fallo de primera instancia e
incluyó en la condena a la Municipalidad de
San Pedro. Basó la responsabilidad del ente
estatal en el deficiente ejercicio del poder de
policía a su cargo: la habilitación de un local
bailable sin cumplir con la contratación de un
seguro de responsabilidad civil –exigida por
ordenanza municipal– para cubrir a todos los
concurrentes al establecimiento.
Al analizar el recurso de inaplicabilidad de
ley interpuesto por el apoderado de la Co-
muna, la Suprema Corte –por mayoría de
opiniones–34 señaló, de modo preliminar, que
“[…] la mera alegación de un incumplimien-
to genérico del poder de policía por parte
del Estado no resulta suficiente para atri-
buirle responsabilidad”. Y circunscribió el
escrutinio que correspondía efectuar en
el caso, al destacar que resulta fundamen-
tal “[…] analizar si la omisión del municipio
en el control de la contratación de la póliza
de seguro por parte de quienes explotaban
el pub […] puede ser razonablemente con-
siderada causa adecuada de la lesión sufri-
da por la accionante, a quien le fuera arrojada
una botella dentro de dicho club nocturno”.
34
Voto del Doctor Hitters, a cuya opinión adhirieron
los Doctores Genoud, Negri y Kogan. El Doctor
Pettigiani votó en sentido contrario (desestimación
del recurso).
Rap Bs. As. (2012-2) SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
En ese orden, recordó que “[…] para esta-
blecer la causa de un daño es necesario hacer
un juicio de probabilidad determinando que
aquél se halla en conexión causal adecua-
da con el acto ilícito, o sea, que el efecto
dañoso es el que debía resultar normalmente
de la acción u omisión antijurídica, según el
orden natural y ordinario de las cosas (Ar-
tículo 901, CC). Vale decir que el vínculo de
causalidad exige una relación efectiva y
adecuada (normal), entre una acción u
omisión y el perjuicio: éste debe haber sido
originado u ocasionado por aquella –Ar-
tículos 1068, 1074, 1109, 1111, 1113, 1114
del Código citado–”35.
De allí que “[…] afirmar que si la Comuna
hubiera controlado la contratación de la póliza
respectiva el pub no se hubiese habilitado y
el daño no hubiera llegado a producirse,
resulta un tránsito argumental absurdo ba-
sado en premisas hipotéticas que se apar-
tan de lo normado en los Artículos 901, 904,
905 y 906 del Código de fondo”. A la vez
que tal recorrido “implica un peligroso acer-
camiento hacia la llamada teoría de la equi-
valencia de las condiciones, excluida de
nuestro sistema legal”.
Sentado ello, el voto mayoritario del Tribu-
nal aclaró que la situación sería distinta “[…]
respecto de las consecuencias que la falta
de seguro pueda ocasionar al afectado, en
términos de efectividad del resarcimiento”.
Pues “[…] si el fundamento de la respon-
sabilidad del Estado es la falta de contralor
de la contratación del seguro, las consecuen-
cias dañosas dependerían de la efectividad
del cobro por parte del afectado de las in-
demnizaciones reconocidas. Así, podría
afirmarse que si hubiera existido el menta-
35
Con cita de los precedentes Ac. 66.336, sentencia
del 2-8-2000; Ac. 71.453, sentencia del 7-2-2001; Ac.
70.056, sentencia del 21-3-2002; Ac. 81.298, senten-
cia del 11-6-2003; Ac. 87.410, sentencia del 9-6-2004.
97
do seguro el afectado podría tener una razo-
nable probabilidad de cobro tempestivo de
las sumas que integran la condena, por lo que
el daño causalmente derivable de la omisión
de contralor de la Administración (Artículos
901, 904, 905 y 906 del citado ordenamiento
de fondo), recién se concretaría en etapa de
cumplimiento de la sentencia” (toda vez que
respecto a este tópico no existió alegación
alguna ni producción de prueba).
De ese modo, entendió que “[…] el muni-
cipio demandado no puede ser responsabi-
lizado en el sub lite por los perjuicios
ocasionados por el accidente principal, sino
por los que se derivan causalmente de su
obrar omisivo, es decir, debe ser obligado a
resarcir las consecuencias que la falta de
seguro puede ocasionar al accionante en
cuanto a la efectividad del resarcimiento”.
Motivo por el cual acogió el recurso inter-
puesto y modificó la extensión de la conde-
na al Estado al hacerlo responsable
exclusivamente de los perjuicios derivados
de la falta de cobertura del evento dañoso,
cuyo alcance debería ser determinado inci-
dentalmente en la etapa oportuna.
VI. Seguridad vial.
VI.1. C. 101.243, “Zago, Silvana; Peluffo,
María y Peluffo, María Cecilia c/ Muni-
cipalidad de La Plata. Daños y perjui-
cios”, sentencia del 7-10-2009.
En estos autos la Sala II de la Cámara
Segunda de Apelación en lo Civil y Comer-
cial del Departamento Judicial La Plata
confirmó la sentencia de primera instancia
que, en lo principal, había admitido la pre-
tensión indemnizatoria contra la municipa-
lidad al adjudicarle responsabilidad parcial
en el hecho generador del daño (accidente
de tránsito). Y ello en el entendimiento que
la Comuna no había cumplido con su deber
98 SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
de vigilancia sobre el semáforo cuyo irre-
gular funcionamiento contribuyó a la pro-
ducción del siniestro (las señales lumínicas
habían sido giradas indebidamente por ter-
ceros de su posición normal).
Esa decisión fue cuestionada mediante un
recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley
por parte de la municipalidad demandada.
Al respecto, la Corte36 consignó que “[…]
la responsabilidad del Estado puede ser
originada tanto en su actividad como en su
comportamiento omisivo, siempre que tal
omisión sea un deber jurídico incumplido por
el ente estatal”. A lo que añadió que para
“[…] apreciar si un cierto acto de absten-
ción puede caracterizarse como causa de
determinado daño, es menester verificar si
ese factor negativo estaba dotado de vir-
tualidad suficiente para producir el efecto
que sobrevino. Ello, pues causa adecuada
de un cierto resultado es el antecedente que
lo produce normalmente, según el curso
natural y ordinario de las cosas”37.
Luego, el Tribunal puntualizó que el muni-
cipio demandado no podía eludir su res-
ponsabilidad en la especie “[…] cuando
en la producción del accidente de tránsito
ha mediado como concausa un desperfecto
en los semáforos. Comprobado su deficien-
te funcionamiento, surge indudable la res-
ponsabilidad de la Comuna por los daños
causados”.
Empero, seguidamente, aclaró que “[…] la
mera alegación de un incumplimiento ge-
nérico del poder de policía por parte del
Estado no resulta suficiente para atribuirle
responsabilidad” y destacó que “[…] no puede
36
Voto del Ministro Genoud, al que adhirieron los
Ministros Hitters, Kogan y Pettigiani.
37
Con cita de los precedentes 70.593, sentencia del
28-9-1999; Ac. 73.526, sentencia del 23-2-2000,
DJBA, 158-100; Ac. 81.917, sentencia del 30-4-2003,
DJBA, 165-180.
Rap Bs. As. (2012-2)
exigirse a la municipalidad controlar durante
las 24 horas del día todos y cada uno de los
semáforos instalados en la ciudad, en la
medida que ello demandaría una actividad
de cumplimiento imposible […]. En efecto,
es un hecho notorio que el municipio deman-
dado no podría afectar el número de agentes
necesarios a tal fin. Y aun cuando ello no
fuera así (esto es, si los recursos del presu-
puesto municipal habilitaran actuar en con-
secuencia), entiendo que resultaría absurdo
pretender la presencia permanente de un
inspector municipal en cada esquina para
cumplir con la finalidad indicada. Sin embar-
go, lo cierto es que el municipio efectivamente
se encuentra obligado a efectuar un control
razonable sobre la materia”.
Sobre tales premisas, la Corte consideró “[…]
esencial en el caso el hecho que el semá-
foro en cuestión se encontraba desplazado
por lo menos desde las 4 de la mañana y
hasta las 13 horas del mismo día, confun-
diendo a los automovilistas e incluso gene-
rando otros accidentes (de menor gravedad
que el que sirve de causa a este proceso)
durante ese lapso. Esta circunstancia fue
tenida por acreditada por la sentencia de
primera instancia […] no mereciendo crí-
tica alguna del recurrente y demostrando
de tal modo que el municipio no incurrió en
un sencillo incumplimiento genérico de sus
deberes derivados del poder de policía”.
En definitiva, rechazó el recurso interpuesto.
VII. Anegamiento de campos.
VII.1. C. 81.870, “Milanese, Ismael
Omar c/ Provincia de Buenos Aires.
Daños y perjuicios”, sentencia del 12-
10-2011.
En esta causa, la Sala II de la Cámara
Segunda de Apelación en lo Civil y Comer-
cial de La Plata hizo lugar a la demanda por
Rap Bs. As. (2012-2) SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
daños y perjuicios entablada por el actor
contra la Provincia de Buenos Aires, al
entender que esta última concurrió en un
cincuenta por ciento a la producción de los
anegamientos que afectaron la propiedad
de la reclamante. Para fallar de ese modo,
el Tribunal juzgó que las obras realizadas
en las Provincias de La Pampa y Córdoba
(por particulares o por el Estado) y las rea-
lizadas por la Provincia de Buenos Aires
concurrieron causalmente en la producción
del daño cuya reparación se pretendía.
Recurrida esa decisión por la accionante, la
Suprema Corte –por mayoría de votos–38
señaló que “[…] de compartirse la teoría
de la equivalencia de las condiciones, de-
bería convalidarse la tesis de la sentencia
pues, según ella, todas las condiciones po-
seen valor equivalente, de modo que si fal-
tase una sola el suceso no hubiese ocurrido”.
Criterio, este último, que “[…] extiende ili-
mitadamente al rango de causa los innume-
rables hechos antecedentes”.
A lo que agregó que “[…] la teoría de la
causa adecuada, en cambio, sólo tiene en
cuenta aquellas condiciones que, por su
existencia, han vuelto objetivamente posi-
ble la realización del perjuicio. […] Se con-
sidera la adecuación de la causa en función
de la posibilidad y la probabilidad de un
resultado, atendiendo a lo que corrientemen-
te acaece según lo indica la experiencia diaria
en orden al curso ordinario de los aconte-
cimientos. El efecto ha de ser apropiado a
la forma de obrar del sujeto en función del
daño resultante que era de esperar. Para
que exista relación causal, la acción tiene
38
La opinión mayoritaria se conformó a partir del
voto del Doctor Negri, al que prestaron su adhe-
sión los Doctores de Lázzari, Hitters (con alguna
consideración) y Kogan. Por su parte, los Docto-
res Pettigiani, Soria y Genoud se pronunciaron en
sentido contrario (desestimación del recurso).
99
que ser idónea para producir el efecto ope-
rado, debe determinarlo normalmente. A fin
de establecer la vinculación de causa a efecto
entre dos sucesos es menester realizar un
juicio retrospectivo de probabilidad, cuya
formulación es la siguiente: ¿la acción u
omisión que se juzga era per se apta o
adecuada para provocar normalmente esa
consecuencia?”39.
A partir de ese marco conceptual, la mayo-
ría del Tribunal afirmó que “[…] fue por la
acción de terceros ajenos a la demandada
que importantes masas de agua del Río Quinto
ingresaron en el territorio de la Provincia
de Buenos Aires, debiendo esta última, a
fin de resolver la situación así generada,
construir el canal La Dulce-Bajo Vidaña que
derivó la masa líquida en cuestión. Sin
embargo, el anegamiento de los terrenos,
propiedad de la actora, se produjo a raíz de
que el escurrimiento del agua por dicho
conducto resultó interrumpido por los tapo-
namientos realizados en la Provincia deman-
dada. Así, queda en evidencia que la acción
de los terceros, aunque antecedentes o
condiciones, no revistieron la relevancia
jurídica de causa, porque de no haber ocu-
rrido aquellas obstrucciones, el agua hubie-
se seguido su curso por el canal. Se erige,
entonces, como única causa adecuada del
daño, la interrupción de aquella vía, sin que
existan concausas o interferencias del nexo
causal por la incidencia de un factor inde-
pendiente. En la especie, la condición puesta
por el agente fue el taponamiento del canal
que, en caso de no haber existido, no hubie-
ra producido el desborde que afectó el campo
de la accionante”.
Y, en tales condiciones, juzgó que los ra-
zonamientos del fallo revelan una grave
39
Con cita de Goldenberg, Isidoro H., La relación de
causalidad en la responsabilidad civil, Buenos Ai-
res, La Ley, 2000, p. 30 y sigs.
100 SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
desinterpretación de las circunstancias
probadas, quedando en evidencia la erró-
nea aplicación de los Artículos 901, 903,
904 y 906 del Código Civil. En virtud de
ello, revocó la sentencia cuestionada en
cuanto limitó la responsabilidad de la Pro-
vincia de Buenos Aires al cincuenta por
ciento y determinó que el Estado Provin-
cial debía responder íntegramente por el
daño causado.
VIII. Poder de policía municipal.
VIII.1. C. 88.211, “Condolio, Vicente y
otra c/ Cooperativa de Servicios Públi-
cos Asistenciales y Vivienda de Pinzón
Ltda. Daños y perjuicios”, sentencia del
29-8-2007.
La Cámara de Apelación en lo Civil, Co-
mercial y de Garantías en lo Penal del
Departamento Judicial de Pergamino, en lo
que aquí interesa, extendió la condena a la
tercera traída a juicio (Municipalidad de
Pergamino) en los mismos términos que a
la demandada principal. De esa manera el
municipio debía responder frente a los ac-
tores por la muerte del hijo de ambos, quien
había fallecido por electrocución al caer un
cable conductor de electricidad como con-
secuencia del rozamiento con los árboles.
Contra esa decisión la Municipalidad de
Pergamino interpuso recurso extraordina-
rio de inaplicabilidad de ley40.
El Ministro que inició elAcuerdo, Dr. Hitters41
–cuyo voto conformó, a la postre, la posi-
ción mayoritaria del Tribunal– destacó que
“en el derecho público no existe un texto
40
Alí denunció absurdo y violación a los Artículos
512, 901, 1074 y 1113 del Código Civil.
41
A cuyo voto adhirieron los Doctores Pettigiani,
Genoud, de Lázarri y Violín (conjuez). Mientras que
los Doctores Soria, Roncoroni, Negri y Kogan vota-
ron en sentido contrario.
Rap Bs. As. (2012-2)
específico que contemple lo atinente a la
responsabilidad del Estado […] por las
consecuencias de sus hechos o actos de
omisión o abstención. Por ello, su tratamiento
jurídico básico debe efectuárselo recurriendo
a la norma del Artículo 1074 del Código Civil
(Artículo 16 del CC) que permite ubicar en
ella el tema de la responsabilidad del Esta-
do por sus comportamientos o actitudes
omisivas o de abstención […]”42.
Seguidamente añadió que la doctrina según
la cual “[…] resulta inadmisible responsa-
bilizar genéricamente a una municipalidad
por cualquier accidente ocurrido dentro de
su radio territorial, no importa la exclusión
de su responsabilidad cuando, como en autos,
la instancia de grado la considera acredita-
da por hechos propios. Una conclusión de
hecho no puede ser invalidada por una pauta
de carácter general”43 .
De modo que entendió aplicable tal criterio
al sub lite, “[…] pues aquí no se trata de
una mera omisión genérica de vigilancia, sino
del incumplimiento de las diligencias nece-
sarias para asegurar que los bienes públi-
cos se encuentren en condiciones de no
dañar la vida o la integridad física de las
personas”44.
Por ello, propició el rechazo del recurso
extraordinario interpuesto.
En sentido contrario, se pronunció el Doc-
tor Soria, quien destacó que “[…] una res-
ponsabilidad como la atribuida al municipio,
exige que la vinculación causal entre el riesgo
o vicio de la cosa y el daño, no sea alterada
42
Con mención del voto del Doctor de Lázzari en
causa Ac. 73.526, sentencia del 23-2-2000.
43
Con cita del precedente Ac. 47.979, sentencia del
2-11-1993.
44
Con cita del precedente de la CSJN publicado en
Fallos: 315:2.384 y de la causa C.1413.XXXV, sen-
tencia del 14-8-2003.
Rap Bs. As. (2012-2) SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
por factores con idoneidad suficiente para
suprimir o aminorar sus efectos. De allí que
la obligación de resarcir imputada al titular
o guardián de la cosa riesgosa opere obje-
tivamente, salvo que acredite que la con-
ducta de la víctima o de un tercero interrumpió
total o parcialmente el nexo causal entre el
hecho y el daño”45.
Extremo que, a su criterio, no se verificó en
el caso, dado que “los elementos reseña-
dos, que fluyen objetivamente de las cons-
tancias de la causa, echan por tierra la
conclusión de la alzada en cuanto afirma
la existencia de un nexo causal entre la falta
de poda de los árboles del dominio público
y el corte del cable eléctrico cuya guarda
correspondía a la Cooperativa de Servicios
Públicos, Asistenciales y Vivienda de Pin-
zón Limitada. La prueba rendida sólo evi-
dencia la responsabilidad objetiva de la
cooperativa por el riesgo de sus instala-
ciones de soporte al servicio eléctrico de
su titularidad, factor desencadenante del
evento lesivo”.
De allí que postuló hacer lugar al recurso
interpuesto.
VIII.2. C.89.545, “González, Marcelo
Adrián c/ Municipalidad de Vicente
López. Daños y perjuicios”, sentencia
del 8-3-2007.
La Sala II de la Cámara Primera de Ape-
lación en lo Civil y Comercial de San Isidro
confirmó la decisión de primera instancia
que había receptado la demanda promovi-
da por el actor contra la Municipalidad de
Vicente López, con motivo del accidente
sufrido con su bicicleta a raíz de la caída de
un pasacalle sobre la vía pública.
45
Con cita de la causa Ac. 65.924, sentencia del
17-8-1999, DJBA, 157-107.
101
Para sustentar tal temperamento, el tribu-
nal a quo, entre otras consideraciones,
remarcó que “[…] si frente al riesgo crea-
do por una cosa cuya instalación, a diferen-
cia del ‘pasacalles’ de propaganda partidaria,
no solamente es lícita sino también necesa-
ria […] el ejercicio del poder de policía
impone a la Comuna el deber de actuar
directamente o de ejercer su autoridad para
que el dueño o guardián de aquella adopte
las medidas de seguridad apropiadas para
evitar que la deficiente instalación o con-
servación de la cosa se transforme en fuente
de daños a terceros […]”.
A su turno, la Corte Suprema –por mayoría
de opiniones–46, luego de considerar que el
tratamiento jurídico básico en los supues-
tos de responsabilidad del Estado por omi-
sión debía efectuarse recurriendo a la norma
del Artículo 1074 del Código Civil (Artículo
16 del Código Civil), señaló que “[…] para
apreciar si un cierto acto de abstención puede
caracterizarse como causa de determina-
do daño es menester verificar si ese factor
negativo puede ser retenido por nuestra
mente como elemento dotado de virtuali-
dad suficiente para producir el efecto que
sobrevino […]”. Y consideró que, en el caso,
la “[…] omisión de las medidas de control
idóneas para evitar la contingencia acaeci-
da la convierte en corresponsable con el dueño
del predio –condenado en autos–, contin-
gencia que era previsible dada su peli-
grosidad, la cual ha sido demostrada por los
casos similares acontecidos que se relatan
en la causa. El deber de seguridad para con
la comunidad así se lo imponía”.
Posteriormente, el voto mayoritario citó el
Artículo 1112 del Código Civil que refiere
específicamente a la responsabilidad de los
46
Voto del Doctor Genoud, a cuya opinión adhirie-
ron los Doctores Hitters, Negri, Pettigiani (con agre-
gados) y de Lázzari. En disidencia se pronunció el
Doctor Soria.
102 SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
funcionarios y señaló que “[…] reiterada-
mente se ha expresado que para que el Estado
responda deben darse una serie de requisi-
tos objetivos: a) que el daño sea efectivo y
no posible; b) evaluable económicamente;
c) individualizado; d) que sea consecuen-
cia del accionar de aquél […] elementos
todos que concurren en la especie”.
En definitiva, se pronunció por el rechazo
del recurso.
IX. Poder de policía sanitario animal.
IX.1. C. 97.468, “S., H. c/ B., E y
otros. Daños y perjuicios”, sentencia
del 18-2-2009.
En esta causa, la Sala II de la Cámara
Primera de Apelación en lo Civil y Comer-
cial del Departamento Judicial de Bahía
Blanca confirmó la sentencia de primera
instancia que había hecho lugar a la preten-
sión resarcitoria incoada por el actor con-
tra el Fisco provincial, por los daños y
perjuicios ocasionados a su salud física, psí-
quica y moral, derivados del consumo de
carne de origen porcino contaminada por
triquinosis. Sustentó su reclamo en la falta
de control de la aptitud sanitaria de alimen-
tos de expendio público.
Contra ese pronunciamiento el apoderado
de la Fiscalía de Estado interpuso recurso
extraordinario de inaplicabilidad de ley47.
47
Entre otros fundamentos, señaló que si bien el poder
de policía es un atributo irrenunciable e insoslayable
del Estado, para responsabilizarlo debe existir omi-
sión de un concreto servicio, razonablemente exigi-
ble, un irregular cumplimiento de las obligaciones legales
y la existencia de culpa en el funcionario, ya que el
Estado no puede transformarse en una suerte de Caja
aseguradora de todos los riesgos que enfrentan los
ciudadanos. A la vez que entendió que no se configu-
raban en autos los presupuestos de la responsabili-
dad estatal porque la omisión que se le endilgaba no
respondía a una obligación legal de la Administración
provincial.
Rap Bs. As. (2012-2)
Al votar en primer término, el Doctor
Genoud 48 entendió que no resultaron con-
movidas “[…] las conclusiones en las que
el a quo determinara la responsabilidad del
ente provincial relativas a que tal imputa-
ción se fundó en la falta de actividad pre-
ventiva –poder de policía sanitario animal,
conforme Decreto Nº 66/1963, reglamen-
tario de la Ley Nº 6.703/1961–49 sobre los
establecimientos dedicados a la crianza,
faena y elaboración de carne porcina”.
A lo que añadió que tampoco resultó “[…]
desvirtuado lo afirmado por el juzgador en
punto al conocimiento público de la activi-
dad desplegada por el codemandado B.
(propietario de los animales) y al lugar
de funcionamiento –ingreso a Carmen de
Patagones, al costado de la ruta nacional
Nº 3–, circunstancias éstas que permiten
avizorar el incumplimiento del control a fin
de evitar daños como los inferidos a la sa-
lud del actor S.”. Y si bien “[…] ante la de-
nuncia de zoonosis se procedió a decomisar,
quemar y enterrar a los cerdos infectados
[…], es lo cierto que tal actividad –repre-
siva– fue desplegada con posterioridad a la
infección contraída por el accionante, lo que
termina por demostrar la achacada inacti-
vidad preventiva”.
En ese marco, y con cita de los Artículos
1074 y 1112 del Código Civil juzgó que la
responsabilidad comprometida devenía inex-
cusable, motivo por el cual propició el re-
chazo del recurso50.
48
Parecer al que adhirieron los Doctores de Lázzari,
Pettigiani (con consideraciones adicionales) y Soria
(en forma parcial y con añadidos).
49
Ley de Policía Sanitaria Animal.
50
Por su parte, el Doctor Pettigiani puntualizó, entre
otros aspectos: “En la presente causa, el deber de
control surge del ejercicio del poder de policía que
tenía a su cargo la Provincia de Buenos Aires mediante
la Dirección de Ganadería y Mercados, dependiente
del Ministerio de Asuntos Agrarios y Producción […].
Rap Bs. As. (2012-2) SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
Segunda Parte.
I. C. 99.196, “Instituto Médico Platense
c/ Provincia de Buenos Aires. Daños y
perjuicios”, sentencia del 4-5-2011.
En un proceso por cobro de pesos, y a raíz
de la traba de un embargo en su contra, el
Instituto Médico Platense depositó una suma
de dinero en una cuenta judicial del Banco
Así, una vez individualizado ese deber legal, resulta
esencial determinar el alcance del mismo, pues frente
a este tipo de responsabilidad del Estado debe actuar-
se con suma cautela a fin de evitar incurrir en excesos”.
Mas, en el caso, entendió que “[…] si la Provincia
hubiera ejercido efectiva y regularmente el poder de
policía a fin de controlar, la víctima no habría sufrido
el perjuicio cuyo resarcimiento nos ocupa. El efecto
dañoso fue el que resultó normalmente de la omisión
antijurídica, según el orden natural y ordinario de las
cosas (Artículo 901, Código Civil). Se cumple en el
caso una relación efectiva y adecuada (normal), entre
la omisión y el daño”. A lo que añadió que “[…] el
perjuicio es el efecto conjunto de la omisión del Es-
tado y de la comercialización, venta y consumo de
carne de origen porcino contaminada por triquinosis.
No corresponde, en consecuencia, pretender en este
caso el requisito de exclusividad. Pero, en cambio, sí
que sea inmediato y directo, recaudos que reúne la
actitud omisiva de la Comuna”.
De su lado, el Doctor Soria, entre otras afirmaciones,
señaló que, en el caso, “[…] no se pretende instituir
al Estado en un asegurador anónimo de indemnidad
frente a cualquier perjuicio ocasionado por la conduc-
ta ilícita de terceros, por quienes no está obligado a
responder […], ni delinear la responsabilidad por
omisión sobre la base de exigir al poder público un
plus de actividad genérico, innominado y variable,
que extendería los alcances de su deber de reparar
consecuencias aún remotas, contrariando lo prescripto
en el Artículo 906 del Código Civil […]. Verificada la
transgresión a las condiciones normales y reglamen-
tarias en las que se debe prestar el servicio encomen-
dado (Artículos 1074 y 1112 del CC), se trata, en
cambio, de asignar como consecuencia jurídica per-
tinente la responsabilidad del Estado por los daños
generados, con los alcances previstos en los Artículos
902, 903, 904 y 905 del Código Civil”. Para luego
destacar que “[…] en este andarivel, he de destacar
que la complejidad –fáctica y técnica– que de ordina-
103
de la Provincia de Buenos Aires. Esa me-
dida cautelar fue posteriormente reempla-
zada y el magistrado interviniente ordenó la
emisión de una libranza para recuperar la
suma antedicha. Sin embargo ello no pudo
ser efectivizado, dado que cuando el apo-
derado del citado Instituto presentó el giro
para su cobro, se anotició de que los fondos
habían sido retirados mediante una aparen-
te libranza en la cuenta de los autos.
Más allá de la formulación de la denuncia
penal correspondiente, el Instituto Médico
Platense promovió juicio contra la Provincia
de Buenos Aires en su calidad de empleado-
ra y responsable por las consecuencias de
los actos y las omisiones de los magistrados
y funcionarios judiciales que le ocasionaron
un daño.
El juez de primera instancia hizo lugar a la
demanda contra el Banco de la Provincia
de Buenos Aires (citado como tercero) y
rechazó la deducida contra el Fisco provin-
cial. Tampoco la admitió contra los funcio-
narios judiciales que fueron citados como
terceros.
La Sala II de la Cámara Segunda de Ape-
lación en lo Civil y Comercial del Departa-
mento Judicial de La Plata confirmó, en lo
principal, esa decisión. La cual motivó la
interposición de un recurso extraordinario
de inaplicabilidad de ley por parte del apo-
derado del banco estatal.
Al analizar la responsabilidad del Estado
Provincial, la Corte Suprema, por mayoría
rio presentan cuestiones como la analizada en el sub
lite, impide efectuar generalizaciones apriorísticas
desvinculadas de un análisis prudente, a fin de tener
por configurada –o no– la falta de servicio que, por
omisión, se imputa a los órganos estatales. Ello re-
quiere, lógicamente una apreciación en concreto so-
bre la naturaleza de la actividad omitida y los medios
de que dispone el órgano a fin de cumplirla”.
104 SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
de opiniones51, estimó que si bien “[…] había
quedado acreditada en autos la falta de
servicio en que incurrieran los funcionarios
responsables por la negligente custodia de
la chequera empleada para la maniobra
delictiva consumada (arg. Artículo 1112,
Código Civil), lo relevante en el caso ha sido
el debate sobre la incidencia causal de di-
cho obrar antijurídico en la provocación del
daño irrogado al accionante y en este as-
pecto, […] el recurrente no logra[ó] acre-
ditar el absurdo atribuido a las valoraciones
efectuadas por el tribunal a quo sobre el
tópico (Artículo 279, CPCC)”.
En ese orden, y luego de advertir que la
determinación de la existencia de la rela-
ción de causalidad entre el obrar y el daño
constituye una cuestión de hecho irrevisa-
ble en casación salvo absurdo52, ponderó
que la Cámara había concluido “[…] que lo
obrado por los funcionarios judiciales había
constituido sólo una condición propiciatoria
del ilícito perpetrado, mas no una causa o
concausa adecuada de su ocurrencia, la que
fue atribuida en su exclusividad a la negli-
gencia evidenciada en el obrar del personal
de la entidad financiera estatal que, atento
51
Voto del Doctor Pettigiani, al que adhirieron los
Ministros Negri, Genoud e Hitters. Por su parte, la
Doctora Kogan entendió que se encontraba acredita-
da la falta de servicio en el funcionamiento de la ad-
ministración de justicia configurada con la indebida
custodia de la libranza judicial involucrada en la es-
pecie, y cuya sustracción comprometió la responsa-
bilidad estatal en los términos del Artículo 1112 del
Código Civil. Por ello, juzgó que el Estado Provincial
resultaba responsable en concurrencia con el Banco
de la Provincia de Buenos Aires en la producción del
daño reclamado en un porcentaje del 40%.
Corresponde aclarar que todos los ministros coinci-
dieron en confirmar la condena al Banco de la Provin-
cia de Buenos Aires.
52
Con cita de causas C. 98.305, sentencia del 25-6-2008;
C. 94.484, sentencia del 17-12-2008; C. 101.626,
sentencia del 11-2-2009.
Rap Bs. As. (2012-2)
las concretas circunstancias del caso (por
la elevada suma que se pretendía retirar,
los errores en la identificación de la cará-
tula del expediente, la ostensible falsedad
de la firma de la magistrada), omitió obser-
var los recaudos previos, legalmente impues-
tos, para el debido pago del giro judicial”.
Razonamiento que, conforme lo consignó
el voto mayoritario, no importaba un absur-
do valorativo de parte del tribunal a quo. Y
obstaba, por ello, el progreso del planteo
recursivo en esta parcela53.
II. C. 105.374, “Vega, Agustín José y
otros c/ Municipalidad de General
Pueyrredón y otros. Daños y
perjuicios”, sentencia del 22-12-2010.
En esta causa se reclamó el resarcimiento
de los daños generados en las inmediacio-
nes del Estadio Patinódromo Municipal en
el que se realizó el concierto de la banda
“Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota”.
Y para el cual la Comuna demandada había
celebrado un contrato con la empresa pro-
ductora del evento, por cuyo intermedio
cedió el uso precario de las instalaciones
del citado predio.
La Sala II de la Cámara Primera de Ape-
lación en lo Civil y Comercial del Depar-
tamento Judicial de Mar del Plata confirmó
la sentencia de la instancia originaria que
había hecho lugar a la demanda contra la
Municipalidad de General Pueyrredón. Para
ello, entre otros aspectos, destacó que “[…]
la conducta omisiva del ente municipal, que
tiene el deber de obrar con mayor pruden-
cia y pleno conocimiento de las cosas y
cuyo principal cometido es prever y pro-
53
Sólo se hizo lugar al recurso extraordinario inter-
puesto en lo concerniente a la tasa de interés que
correspondía aplicar en el caso.
Rap Bs. As. (2012-2) SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
mover la seguridad y el bienestar general,
debiendo adoptar las medidas de control
idóneas para evitar los disturbios y daños
ocasionados por los simpatizantes del re-
ferido grupo musical, la convierten en res-
ponsable junto con la Provincia de Buenos
Aires por los daños sufridos por las vícti-
mas. El deber de seguridad para con la
comunidad así lo imponía”.
Esa decisión fue recurrida por el munici-
pio mediante recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley en el que denunció,
entre otros puntos, la violación de los Ar-
tículos 901, 902, 903, 904, 905, 906 y 1074
del Código Civil.
A su turno, la Corte provincial 54 consideró
que “[…] el fallo impugnado ha incurrido
en una errónea aplicación del Artículo 1074
del Código Civil, al condenar a la Comuna
codemandada por el supuesto incumplimiento
del deber de ‘prevención del delito, vigilan-
cia y custodia’ de la población en la vía pública,
que le adjudica, pese a tratarse de funcio-
nes ajenas a las competencias propias de
los municipios”.
En ese orden, puntualizó que la “[…] poli-
cía de seguridad, en lo concerniente a la
preservación de la integridad física de las
personas y sus bienes así como el asegura-
miento de la tranquilidad ciudadana, no
corresponde a la esfera de competencias
comunal (cfr. Artículos 191, 192, Constitu-
ción Provincial, Decreto Ley Nº 6.769/1958
y Artículo 3º, Ord. Gral., 267; doct. CSJN,
Fallos: 321:1.124, Considerando 4°). Las
disposiciones de la Ley Nº 12.154 definen
ese cometido público como asunto de com-
petencia exclusiva del Estado Provincial
(Artículo 2º)”.
Votó en primer término el Doctor Soria, a cuya opinión
54
adhirieron los Doctores Pettigiani, de Lázzari e
Hitters.
105
A la vez que destacó que “[…] el ejercicio
del poder de policía de seguridad que co-
rresponde al Estado no constituye título
suficiente para imponerle el deber de re-
sarcir si en el evento lesivo en el cual nin-
guno de sus órganos ha tomado parte. Cierto
es también que tal criterio ha de ser mati-
zado, por ejemplo, cuando mediare desaten-
ción negligente o irregular en el actuar
jurídicamente exigible a la autoridad públi-
ca o si se acreditare que ésta tenía cabal
conocimiento de la existencia de concretas
situaciones o hechos ilícitos dotados de cla-
ra potencialidad dañosa y, no obstante,
descuidó la adopción de mínimos recaudos
para prevenirlos o evitarlos […]; mas tales
extremos de excepción presuponen, en todo
caso, la existencia de una obligación legal
de cumplir el servicio o misión específica-
mente requeridos, pues de lo contrario no
se configura uno de los presupuestos de-
terminantes de la responsabilidad estatal por
omisión (Artículo 1074 del CC)”.
De manera que si “[…] se pretende respon-
sabilizar al Estado por una omisión, es pre-
ciso, entonces, que se alegue y demuestre la
infracción a un deber jurídico que le imponía
actuar en un determinado sentido”55.
Sobre tales pautas el Tribunal entendió que
en el presente “[…] por más amplias que se
puedan considerar las atribuciones locales
(v. gr. Artículo 27, inc. 16 del Decreto Ley
Nº 6.769/195856 y causa Ac. 70.593, sen-
55
Con cita de Fallos: 332:2.328.
56
Artículo 27: “Corresponde a la función deliberativa
municipal reglamentar: […] 16. La habilitación y el
funcionamiento de los espectáculos públicos: como
asimismo la prevención y prohibición del acceso para
el público, por cualquier medio, a espectáculos, imá-
genes y objetos que afecten la moral pública, las buenas
costumbres y los sentimientos de humanidad, parti-
cularmente cuando creen riesgos para la seguridad
psíquica y física de los concurrentes o de los parti-
cipantes”.
106 SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
tencia del 29-9-1999), lo cierto es que la
función de prevenir o evitar ataques a
la integridad física o el patrimonio de las per-
sonas provenientes de hechos delictivos ha
sido asignada en forma expresa a otra es-
fera del gobierno de la Provincia”. Circuns-
tancia que “[…] da por tierra con la
conclusión central de la alzada en cuanto
atribuye al municipio la existencia de una
omisión en el cumplimiento de deberes que
no le eran jurídicamente exigibles y pone al
desnudo la transgresión en que incurriera
en la aplicación del Artículo 1074 del Códi-
go Civil”.
La Corte rechazó, en definitiva, el recurso
en tratamiento.
III. C. 98.541, “E. A. y otro c/
Daguerre, Jorge R. y otro. Daños y
perjuicios”, sentencia del 10-9-2008.
Los actores, en representación de su hijo,
promovieron una pretensión indemnizato-
ria contra el Municipio de Brandsen por las
consecuencias dañosas del accidente pa-
decido por aquél (caída de un colectivo en
movimiento).
La Sala I de la Cámara de Apelación de La
Plata, en lo que aquí resulta pertinente,
confirmó el pronunciamiento de la instan-
cia que había eximido de responsabilidad a
la Comuna por el hecho dañoso. Para de-
cidir de ese modo, el Tribunal entendió que
no bastaba la prueba de que existió culpa o
imprudencia por omisión de deberes lega-
les y daño a un tercero, sino que era menes-
ter demostrar, además, el respectivo nexo
causal, extremo que en el supuesto de au-
tos –según lo señaló– no se verificó.
Contra esa decisión, la parte actora inter-
puso un recurso extraordinario de inaplica-
blidad de ley en el que adujo que resultó
acreditada la relación causal entre la omi-
Rap Bs. As. (2012-2)
sión del Municipio de Brandsen (poder de
policía) y el hecho dañoso sufrido por su
mandante, en tanto el colectivo no podía
circular por los defectos mecánicos de los
cuales adolecía (carencia de pasamanos
exteriores en el sector de la puerta trasera
y en el respaldo de los asientos traseros
derechos y de la goma del piso sobre el último
escalón).
La Corte Suprema57 puntualizó que “[…]
la responsabilidad del Estado puede ser
originada tanto por su actividad como por
su comportamiento omisivo: un ‘no hacer’.
En este último caso, lo que lo convierte en
un ilícito sancionable es que el mismo cons-
tituya un deber jurídico que el sujeto debió
cumplir. Resultan aplicables a la abstención
ilícita los mismos requisitos derivados del
régimen general de responsabilidad. En
consecuencia, como en toda pretensión
indemnizatoria que involucre una repara-
ción de daños y perjuicios no puede estar
ausente el nexo causal entre el daño invo-
cado y la prescindencia estatal, de manera
que pueda serle objetivamente imputado.
Así, sólo deberá responder si el perjuicio
es consecuencia de la omisión en una re-
lación de causa a efecto sin elementos
extraños que pudieran fracturar la vincu-
lación causal. Dentro de este marco, quien
reclame la correspondiente indemnización
deberá probar como principio esa relación
de causalidad”58.
En ese orden, añadió que el “[…] Estado
resultará civilmente responsable siempre que
se acredite una relación causal adecuada
entre el incumplimiento de su obligación y
el daño producido, es decir, cuando el dam-
57
Voto del Ministro Pettigiani, al que adhirieron los
Doctores del Lázzari, Negri y Kogan.
58
Con cita del precedente Ac. 90.664, sentencia del
11-4-2007.
Rap Bs. As. (2012-2) SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
nificado demuestre la existencia de un obrar
u omisión de un deber a cargo del Estado,
a consecuencia de lo cual hubiese sufrido
un perjuicio […], extremo que […] no fue
acreditado en autos habida cuenta la mera
imputación genérica del incumplimiento del
poder de policía municipal sobre las condi-
ciones en que se hallaba el automotor con
que se prestaba el servicio de transporte de
pasajeros intercomunal, sin referencia con-
creta a la posible normativa incumplida por
el ente municipal […], ni a la adecuada
incidencia de dicho genérico omitir estatal
en la generación del evento dañoso, atento
la específica mecánica del siniestro, en el
que el accionante cayera por la puerta tra-
sera del rodado que se hallaba abierta es-
tando éste en movimiento, transitando –por
otra parte– la jurisdicción comunal de San
Vicente […]”.
Y así, finalmente, concluyó “[…] que el deber
genérico de proveer al bienestar y a la se-
guridad general no se traduce automática-
mente en la existencia de una obligación
positiva de obrar de un modo tal que evite
cualquier resultado dañoso, ni la circuns-
tancia de que éste haya tenido lugar auto-
riza per se a presumir que ha mediado una
omisión culposa en materializar el deber
indicado. Sostener lo contrario significaría
tanto como instituir al Estado en un asegu-
rador anónimo de indemnidad frente a cual-
quier perjuicio ocasionado por la conducta
ilícita de terceros, por quienes no está obli-
gado a responder”59.
Por lo que desestimó, en definitiva, el re-
curso extraordinario interpuesto.
59
Con cita de la causa C. 93.859, sentencia del
14-11-2007.
107
IV. C. 93.859, “Mansilla, Delfina c/
Sosa, Eduardo y otros. Daños y
perjuicios”, sentencia del 14-11-2007.
En esta causa la actora inició una demanda
por daños y perjuicios con motivo del acci-
dente sufrido en las inmediaciones de la calle
de circunvalación del complejo comercial
del puerto de Mar del Plata, en el que reci-
bió el impacto de una piedra despedida por
un tractor que se encontraba cortando el
césped. La accionante sustentó su preten-
sión contra la Provincia de Buenos Aires
en el carácter de concedente de la empre-
sa a la que el Estado le delegó la realización
de los trabajos de mantenimiento y corte
del pasto del sector en donde ocurrió el
siniestro.
La sentencia de primera instancia hizo lu-
gar a la demanda al condenar, entre otros,
a la Dirección Provincial de Actividades
Portuarias (Provincia de Buenos Aires).
Decisión que, en lo atinente a este aspecto,
fue revocada por la Sala I de la Cámara de
Apelaciones en lo Civil y Comercial del
Departamento Judicial de Mar del Plata.
Contra ese pronunciamiento la actora in-
terpuso recurso extraordinario de inapli-
cabilidad de ley en el que adujo que resultaba
absurda la conclusión a la que arribó el tri-
bunal a quo al considerar que no medió
nexo de causalidad adecuado entre la
omisión endilgada al ente provincial y el
hecho dañoso60.
60
Adujo, en tal sentido, que de las pruebas rendidas
en la causa surgía que la Dirección Provincial de
Actividades Portuarias delegó en el concesionario
funciones que le eran propias, las que debían llevarse
a cabo en el espacio público, por lo cual sobre aquella
pesaba “la obligación de exigir y controlar que la
concesionaria tomara los recaudos necesarios y me-
didas de seguridad pertinentes tendientes a evitar que
al momento de estar operando la maquinaria cortado-
ra de pasto, se impidiera al menos la circulación de
personas y vehículos por la calle adyacente al predio
108 SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
Por su parte, la Corte provincial61 recordó
la doctrina de la Corte Federal según la cual
“[…] como criterio general el ejercicio del
poder de policía de seguridad que corres-
ponde al Estado no resulta suficiente para
imponerle el deber de resarcir en un evento
en el cual ninguno de sus órganos tuvo parte,
toda vez que no parece razonable preten-
der que su responsabilidad general en or-
den a la prevención de los delitos pueda llegar
a involucrarla a tal extremo en las conse-
cuencias dañosas que ellos produzcan con
motivo de hechos extraños a su interven-
ción directa”62.
Destacó que “[…] existen supuestos en que
no procede concluir en la irresponsabilidad
estatalporomisión,porejemplo,cuandomediare
desatención negligente o irregular en el ac-
tuar jurídicamente exigible a la autoridad pú-
blica o si se acreditare que ésta tenía cabal
conocimiento de la existencia de concretas
donde se realizaban los trabajos, a fin de evitar even-
tuales daños –que de hecho ocurrieron– a personas
o cosas; máxime porque es frecuente que acontezcan
tales accidentes”. Puntualizó, asimismo, que la exis-
tencia de un contrato de concesión “no justificaba en
manera alguna que el ente estatal concedente se des-
entendiera […] de su deber de controlar que los tra-
bajos que estaban a cargo del concesionario se llevaran
a cabo sin riesgo ni peligro para terceros, más aún
teniendo en cuenta que los mismos debían desarro-
llarse en espacios públicos, siendo que es obligación
del ente estatal garantizar la seguridad de los tran-
seúntes, derecho inalienable jurídicamente protegido
y amparado por la Constitución Nacional en sus
Artículos 14 y 42”.
61
Voto del Doctor Soria, al que se sumaron los Doc-
tores de Lázzari, Kogan, Genoud e Hitters.
62
Con cita de causas Fallos: 312:2.138; 313:1.636;
323:305; 324:3.974, sentencia del 20-11-2001;
325:3.023, sentencia del 19-11-2002; 326:608, sen-
tencia del 11-3-2003; 326:1.530, sentencia del 6-5-
2003; 326:2.706, sentencia del 12-8-2003; 327, causa
G. 2601 XXXVIII, sentencia del 27-5-2004; 327, autos
“Coco”, sentencia del 29-6-2004; 327:6.021, autos
“Rosales”, sentencia del 23-12-2004; 328, causa C.
712 XL, sentencia del 22-3-2005.
Rap Bs. As. (2012-2)
situaciones o hechos ilícitos dotados de clara
potencialidad dañosa y, no obstante, descuidó
la adopción de mínimos recaudos para preve-
nirlos o evitarlos […]”. Mas “[…] ninguna de
estas circunstancias concurren[ían] en el
presente caso, no siendo admisible atribuir
responsabilidad al Estado Provincial en los
términos pretendidos por la recurrente”.
En ese orden, y con una nueva referencia
a la doctrina de la Corte Nacional, afirmó
que “[…] el deber genérico de proveer al
bienestar y a la seguridad general no se
traduce automáticamente en la existencia
de una obligación positiva de obrar de un
modo tal que evite cualquier resultado da-
ñoso, ni la circunstancia de que éste haya
tenido lugar autoriza per se a presumir que
ha mediado una omisión culposa en mate-
rializar el deber indicado. Sostener lo con-
trario significaría tanto como instituir al Estado
en un asegurador anónimo de indemnidad
frente a cualquier perjuicio ocasionado por
la conducta ilícita de terceros, por quienes
no está obligado a responder”63.
Por otro lado, destacó que la responsabili-
dad que el pronunciamiento de primer gra-
do atribuyó al Estado concedente reposó
en la omisión del deber de elección y con-
tralor supuestamente evidenciado por el
exiguo seguro que contrató la empresa
concesionaria. A la vez que fue en ese
contexto en el que la Cámara estimó que no
mediaba un adecuado nexo causal entre la
omisión atribuida a la Provincia conceden-
te (la falta de control de la contratación de
un seguro suficiente) y el resultado dañoso.
Mas tal planteamiento, conforme lo enten-
dió el Tribunal, no mereció una réplica idó-
nea por parte de la impugnante, quien no
logró evidenciar el error en que habría in-
63
Con cita de Fallos: 323:318 y 3.599; v. Conside-
rando 10 del pronunciamiento publicado en Fallos:
329:2.088.
Rap Bs. As. (2012-2) SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
currido el Tribunal al desconocer la rela-
ción causal entre el supuesto accionar es-
tatal y la producción del siniestro que lo
hiciere pasible de reproche legal.
En consecuencia, la Corte desestimó la
impugnación.
V. C. 90.664, “Acuña, Luis E. y otros
c/ Rosano, Mariano E. y otros. Daños
y perjuicios”, sentencia del 11-4-2007.
Se debatía en estos actuados la responsabi-
lidad que le correspondía a la Municipalidad
de Villa Gesell por las consecuencias daño-
sas derivadas de un accidente de tránsito.
La Sala I de la Cámara de Apelación en lo
Civil y Comercial del Departamento Judi-
cial de Morón revocó el decisorio que había
hecho lugar a la pretensión contra el muni-
cipio demandado.
La parte actora, al interponer el recurso de
inaplicabilidad de ley, sostuvo que la Comu-
na accionada resultaba responsable puesto
que el vehículo siniestrado (un arenero)
pertenecía a un comercio de alquiler de
areneros que fue habilitado sin que se haya
registrado o habilitado ningún rodado ni
constado la contratación de seguros.
Al analizar la apuntada impugnación, el
Ministro que inició el Acuerdo64 señaló que
“[…] la responsabilidad del Estado puede
ser originada tanto por su actividad como
por su comportamiento omisivo: un ‘no
hacer’. En este último caso, lo que lo convier-
te en un ilícito sancionable es que el mismo
constituya un deber jurídico que el su-
jeto debió cumplir”. Y seguidamente agre-
64
Dr. Pettigiani, a cuya opinión adhirieron los Doc-
tores Genoud y Roncoroni (con una salvedad). Por
su parte, también adhirieron a la solución propuesta
por el Ministro preopinante los Doctores Hitters y
Soria (aunque en ambos casos por sus fundamentos
coincidentes).
109
gó que el tratamiento jurídico básico de la
figura “[…] debe efectuárselo recurriendo
a la norma del Artículo 1074 del Código Civil
–Artículo 16 del Código Civil– […]”.
Posteriormente, destacó que para que se
concrete la responsabilidad del Estado se
exige, en términos generales, “[…] a) im-
putabilidad del acto o hecho administrativo
a un órgano del Estado en ejercicio u oca-
sión de sus funciones; b) falta de servicio
por cumplir de manera irregular los debe-
res y obligaciones impuestos por la Cons-
titución, la ley o el reglamento; c) la existencia
de un daño cierto; d) la conexión causal entre
el hecho o acto administrativo y el daño
ocasionado al particular. En este aspecto,
tratándose de una omisión, la ausencia de
actividad debe producir un daño que sea
consecuencia directa de la misma […]”.
De modo que “el Estado resultará enton-
ces civilmente responsable siempre que se
acredite una relación causal adecuada en-
tre el incumplimiento de su obligación y el
daño producido, es decir, cuando el damni-
ficado demuestre la existencia de un obrar
u omisión de un deber a cargo del Estado,
a consecuencia de lo cual hubiese sufrido
un perjuicio […]”.
Y, en ese marco, entendió que en la especie
no se configuraron los extremos necesa-
rios para viabilizar la pretensión resarcito-
ria contra el Estado, toda vez que no se probó
“[…] que el accidente se debiera al vicio o
deficiencia del rodado, con lo cual ninguna
incidencia causal tuvo en el siniestro el
permiso otorgado por el municipio para
el desarrollo de la actividad comercial”. De
manera que “[…] de la falta de habilitación
y seguro de los vehículos no se deriva el
deber de reparar del municipio en tanto y
en cuanto no se ha probado que el acciden-
te tenga la necesaria relación causal con
dichos hechos”. Lo que determinó el rechazo
de los agravios vertidos.
110 SECCIÓN JURISPRUDENCIA COMENTADA
Por su parte, el Doctor Hitters, luego de
considerar que el Estado debe responder por
sus actos u omisiones reveladores de una
falencia en el ejercicio de los cometidos
públicos (con cita de losArtículos 1074 y 1112
del Código Civil), destacó “[…] que resulta
inadmisible responsabilizar genéricamente a
una municipalidad por cualquier accidente
ocurrido dentro de su radio territorial, no importa
la exclusión de su responsabilidad cuando,
como en autos, se la considera acreditada
por hechos propios. Una conclusión de he-
cho no puede ser invalidada por una pauta
de carácter general”65.
Sin embargo, agregó, “[…] la aplicación de
esta doctrina hace necesaria la demostra-
ción en concreto de las circunstancias que
evidencien que el reclamo no está fundado
en una omisión genérica de actuar, lo que
[…] no se ha verificado en el sub lite”.
Finalmente, el Doctor Soria apuntó que “[…]
una responsabilidad como la que aquí se
pretende atribuir al municipio, exige la acre-
ditación de la vinculación causal entre el
obrar omisivo imputado a la demandada y
el daño cuyo resarcimiento se reclama,
circunstancia que no ha sido debidamente
probada en el presente caso y cuya prueba,
valga subrayarlo, recaía sobre la accionan-
te (Artículos 901 a 906 del CC; 375, 384,
456, 474 del CPCC)”. Pero, en autos, “[…]
no se ha logrado demostrar que el acciden-
te obedeciera al vicio o deficiencia del ro-
dado, no constatándose la incidencia causal
que en la producción del siniestro pudo haber
tenido la supuesta conducta omisiva que se
atribuye a la codemandada”. Circunstan-
cia que “[…] echa por tierra el intento re-
visor del accionante”.
65
Con cita del precedente Ac. 47.979, sentencia del
2-11-1993.
Rap Bs. As. (2012-2)