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vaya Mejor
Proverbios 16:32 (NVI) «Más vale ser paciente que valiente; más vale
dominarse a sí mismo que conquistar ciudades».
Todos nosotros de una u otra manera somos sorprendidos y se nos despierta una
admiración por los conquistadores, por gobernantes, generales y comandantes.
Toda esta gente es muy capaz, pero la palabra dice que mejor es el hombre que
se domina a si mismo, que se gobierna, que se apropia de su espíritu, que el que
conquista ciudades.
Nos pueden asombrar los estrategias que han llevado a sus tropas a la victoria,
pero la Biblia dice que mejor es el hombre que se enseñorea de su espíritu. Tú
puedes ser mejor que ellos, que los conquistadores de pueblos y ciudades.
“Algunos días después, viniendo Félix con Drusila su mujer, que era judía, llamó a
Pablo, y le oyó acerca de la fe en Jesucristo. Pero al disertar Pablo acerca de la
justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora
vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré.”
Esta es la escritura que más me llamó la atención acerca del tema. La justicia de
Dios, el juicio venidero, la fe en Jesucristo, son doctrinas básicas para el desarrollo
de la vida cristiana. Cuando tu recibes a Jesús en tu corazón, el te justifica; te
hace un hombre justo delante de los ojos de Dios.
¿Por qué el apóstol Pablo fue inspirado por el Espíritu de Dios a mencionar el
dominio propio entre la justicia y el juicio? El habló de estas doctrinas, y le
recomendó a estas personas a tener dominio propio, que es parte del carácter.
Dominio propio es dominarse a sí mismo. El Señor nos salva, pero el dominio
propio hace que nos vaya mejor en el juicio venidero. Si nosotros queremos tener
mejores juicios en la vida, deberíamos tener mejor dominio de nosotros mismos. Si
no dominamos la lengua, es obvio que carecemos de dominio propio. Si no
dominamos la lengua esta va controlar el resto de nuestra vida. El centro cerebral
de la boca es de los más importantes porque controla otros centros cerebrales en
el cuerpo, por esto es que aprendemos a hablar de último.
El dominio propio es para no andar aparentando lo que uno no es. Hay una
estadística que dice que en un barrio de gente acomodada solamente el 15% de
esas personas pueden vivir allí, los demás viven aparentando y lo deben todo. El
mundo de la apariencia es criminal y te puede llevar a hacer cosas indebidas a no
ser que tengas dominio propio. Enséñalo a tu familia, a tus hijos, a tus discípulos.
Si el dominio propio no aparece en nuestras vidas, nos vamos a perder de muchas
cosas que pudimos tener. Cosas que por decir sí a algo a lo que debimos decir no
echamos a perder todo.
2 Timoteo 1:3-7
“Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de
que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día; deseando verte, al
acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo; trayendo a la memoria la fe no
fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre
Eunice, y estoy seguro que en ti también. Por lo cual te aconsejo que avives el
fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no
nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio
propio.”
Ya Dios te ha dado el espíritu de poder, de amor, pero también de dominio propio,
por lo tanto no tienes excusa. Tienes el espíritu de dominio propio y tienes que
vivir de acuerdo a él.
El dominio propio también hace que ese avivamiento cobre acción. Si tienes
dominio propio, puedes vivir en avivamiento. Porque tienes dominio propio sabes
que te puedes avivar. Pablo dice que el avivamiento de tu vida, el avivar el fuego
de Dios en ti, depende de ti. Tú decides cuando avivarlo. Tu decides cuando
apagarlo. Domínate y lo mantendrás encendido.