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Relaciones Del Dip y El Dinterno
Relaciones Del Dip y El Dinterno
El tema de las relaciones entre el derecho internacional y el derecho interno suele ser
tratado de manera teórica, dedicándole cierto espacio a describir las doctrinas más
populares al respecto (monismo y dualismo) y señalando sus pun tos fuertes y débiles.
Sin embargo, la cuestión tiene gran importancia, en la práctica debido a las
características mismas del derecho internacional: al ser los Estados los destinatarios
primordiales de las normas internacionales, y al mismo tiempo, al ser los Estados
personas jurídicas - o sea, ficticias - que actúan por medio de órganos que están
sujetos al derecho interno, es esencial que éste derecho facilite el cumplimiento del
derecho internacional por dichos órganos y, más aún, que en caso de conflicto entre
una norma internacional y una interna el derecho interno no sea obstáculo para la
observancia de la primera, o, puesto de otro modo, no se convierta en excusa para su
inobservancia. Otra razón es que debido a la debilidad institucional propia de la
sociedad internacional, los órganos del Estado deben cumplir simultáneamente
funciones internas funciones internacionales; por ello es que en muchos casos, por
ejemplo, la norma internacional reenvía directamente al derecho interno de cada Estado
para asegurar su cumplimiento y en otros es el propio derecho interno el que reenvía a
las normas internacionales. Abundan las normas internacionales cuyo cumplimiento
requiere desarrollo legislativo posterior por parte de los Estados.
Los problemas que presenta esta cuestión son cada día mayores, puesto que el campo
de acción del derecho internacional aumenta paulatinamente, expensas del campo de
acción de los derechos internos: cada día son más y más las cuestiones que
pertenecían al dominio reservado de los Estados y que ahora son objeto de
regulaciones internacionales.
• En caso de conflicto entre los dos ordenamientos, cuál de ellos debe prevalecer.
La discusión teórica sobre esta cuestión oscila entre las doctrinas dualista y la doctrina
monista. Para los dualistas (TRIEPEL), el derecho internacional y el derecho interno
tienen distintas fuentes y regulan relaciones diversas, o sea que son ordenamientos
jurídicos distintos separados e independientes
Para los monistas existe una unidad esencial de todos los ordenamientos jurídicos,
puesto que el derecho es uno solo: es esta la concepción normativista de HANS
KELSEN, para quien En un comienzo, este autor postulaba que la norma fundamental
podía estar ubicada indistintamente en el derecho internacional o en el derecho intern o,
o sea que podía hablarse tanto de un "monismo constitucionalista", reconociéndole
primacía al derecho interno como de un "monismo internacionalista", reconociendo tal
primacía al derecho internacional. Sin embargo, más adelante cambió de opinión y se
pronunció categóricamente por la primera posibilidad
Recientemente, han surgido las llamadas teorías coordinadoras de estirpe monista pero
que no hablan de subordinación del derecho interno al derecho internacional, ni de la
delegación de éste a favor de aquel, sino de coordinación entre los dos sistemas, sobre
la base de normas superiores, que serían las del derecho natural (Verdross).
El derecho internacional no toma partido por ninguna de estas teorías; y le deja a los
derechos internos la determinación de si se requiere o no un acto de recepción de las
normas internacionales en el derecho interno: son las constituciones de los Estados las
que regulan este aspecto. Sin embargo, es indiscutible que desde el punto de vista del
derecho internacional este ordenamiento prevalece sobre los derechos internos en caso
de conflicto. Este principio ha sido formulado en diversos textos internacionales, como
los siguientes:
Una parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación
del incumplimiento de un tratado".
Para averiguar como es la aplicación del derecho internacional por los órganos intern os
de los Estados es necesario hacer un estudio de derecho constitucional comparado,
examinando lo que dicen las constituciones del mundo sobre dicha aplicación. En la
práctica, la situación varía según se trate de normas consuetudinarias (derecho
internacional general o común), de normas convencionales (derecho internacional
convencional o particular) o de normas institucionales emanadas de organizaciones
internacionales (derecho comunitario).
En cada caso se dan diversas variantes. Sobre las normas consuetudinarias, por
ejemplo, hay cláusulas constitucionales que establecen la adopción obligatoria, aun que
no automática, de dichas normas: otras que entrañan la adopción automática de tales
reglas en el orden interno; otras que suponen tal adopción automática, proclamando
además la supremacía del derecho internacional general sobre el derecho interno; otras
que enuncian de manera individual ciertas reglas del derecho internacional general, etc.
Sobre la jerarquía del tratado con respecto a la ley dentro del derecho interno, también
hay diversas soluciones, como pueden serlo la de las Constituciones que le reconocen
a los tratados jerarquía constitucional o incluso supraconstitucional (España, Francia,
Países Bajos, Portugal); las que les asignan un nivel superior a la ley, pero inferior a la
Constitución (Costa Rica, El Salvador, Honduras) y las que los colocan en un plano de
igualdad con la ley (Argentina, Estados Unidos, México).
Aparte del tema de la recepción del derecho internacional por el derecho interno, un
problema clásico del derecho internacional público consiste en determinar si las normas
internacionales, una vez incorporadas al ordenamiento interno, son directamente
aplicables a los individuos. Bajo una concepción dualista, la respuesta es negativa: los
individuos están sometidos únicamente al derecho interno del estado donde residen y
como dicho derecho es un ordenamiento separado del derecho internacional, éste
último no puede alcanzarlos si no media un acto de recepción o incorporación, cuya
validez depende exclusivamente del derecho interno. Cuando un Estado asume un
compromiso internacional que puede afectar intereses o derechos de los individuos,
está obligado a dictar una norma interna que se conforme con la norma internacional y
le permita a ésta tener plenos efectos. Bajo el monismo, la conclusión es
diametralmente opuesta, ya que esta concepción asume como premisa fundamental la
aplicación directa de todas las normas jurídicas, internas e internacionales a los
individuos.
Por lo tanto, para la Corte lo relevante es que la intención de las Partes sea la de
incorporar en el texto del tratado derechos y obligaciones que puedan ser directamente
aplicables a los individuos. Esto se relaciona con los que la doctrina anglosajona llama
"self- executing agreements", que serían aquellos tratados internacionales que se
aplican directamente, sin necesidad de transformación. Junto a ellos, habría ciertos
tratados que serían "non self – executing”, es decir tratados que, incluso después de
que han sido incorporados al derecho interno mediante un acto formal de recepción,
como una Ley aprobatoria, no pueden ser aplicados si no media una disposición
legislativa interna que permita su ejecución.
Desde el punto de vista del derecho internacional general puede decirse que los
Estados están obligados a tomar todas aquellas medidas que sean necesarias para
poner en ejecución los compromisos internacionales que adquieren, tanto los de estirpe
convencional como los que tienen otra fuente jurídica, como puede ser la costumbre
internacional. Existen numerosos tratados en los que esto se deja explícito, tales como
los Convenios internacionales del Trabajo o muchos tratados de derechos humanos. Un
buen ejemplo es la cláusula incorporada en el artículo 2 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos o "Pacto de San José de Costa Rica", la cual dispone:
En cuanto a la aplicación del derecho interno por los órganos internacionales, hay
controversia sobre el punto específico de si una norma interna puede ser considerada
por los tribunales internacionales únicamente como un hecho (premisa menor del
silogismo judicial), o si también puede ser considerada como derecho (premisa mayor).
De la jurisprudencia de la Corte Internacional se pueden extraer dos conceptos básicos
a este respecto: de un lado, aunque el derecho interno no está dentro del conocimien to
judicial de la Corte y por lo tanto solo pueden ser considerado por ella como un hecho,
nada obsta para que en casos concretos ella deba "procurarse el conocimiento” de
dicho derecho. De otro lado, si la Corte es llamada a aplicar el derecho interno de un
Estado, debe tratar de hacerlo como sería aplicado en ese país, esto es, en
consonancia con la jurisprudencia de los tribunales internos. El primer aspecto fue
enunciado por la Corte Permanente de Justicia Internacional en el asunto de los
Intereses Alemanes en la Alta Silesia Polaca, en los siguientes términos: "Podría
plantearse la cuestión de si no se presenta como una dificultad el hecho de que la Corte
deba ocuparse de la Ley Polaca de 14 de julio de 1920. Sin embargo, no parece que
este sea el caso. Respecto al derecho internacional y a la Corte que es su órgano, las
leyes nacionales son simples hechos, manifestaciones de la voluntad y de la actividad
de los Estados, al mismo título que las decisiones judiciales o las medidas
administrativas. Ciertamente, la Corte no está llamada a interpretar la ley polaca como
tal, pero nada se opone a que se pronuncie sobre la cuestión de saber si, al aplicar
dicha ley, Polonia obra o no de conformidad con las obligaciones que la Convención de
Ginebra le impone respecto a Alemania".
"Aunque tenga que aplicar el derecho interno cuando las circunstancias lo exijan, la
Corte, que es un órgano jurisdiccional de derecho internacional y que, en cuanto tal, se
considera que conoce dicho derecho, no está igualmente obligada a conocer los
derechos internos de los diversos países. Lo máximo que podría admitirse a este
respecto, es que podría eventualmente tener la obligación de procurarse el
conocimiento del derecho interno que deba aplicar (...). Habiendo llegado a la
conclusión de que procede aplicar el derecho interno de un país determinado, parece
que no hay duda que la Corte debe tratar de aplicarlo tal como sería aplicado en dicho
país. No aplicaría el derecho interno si lo aplicara de un modo diferente al que sería
aplicado en el país en que esté en vigor. De ahí que la Corte deba prestar la mayor
atención a la jurisprudencia interna, dado que dicha jurisprudencia le permitirá
determinar cuales son las reglas que, en realidad, se aplican en el país cuyo derecho ha
sido reconocido como aplicable al caso. Si la Corte se viera en la necesidad de
prescindir de la jurisprudencia, resultaría que podría eventualmente aplicar reglas
distintas de las que en realidad se aplican; esto parecería ir en contra de la propia idea
en que se funda la aplicación del derecho interno''.
"(...) puesto que éstos, conforme al artículo 101 de la Carta, son normas particulares
pues representan elementos constitutivos del territorio nacional, y por ende del propio
Estado colombiano".
En una decisión posterior (Sentencia T-568/99) la Corte incluyó también dentro del
"Bloque de Constitucionalidad" a la Constitución de la O.I.T., a varios Convenios
Internacionales del Trabajo, a "los artículos pertinentes de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos" (¡), al Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales y a la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
De otra parte, para resolver los conflictos que puedan derivarse de la aplicación de
estas concepciones, la Corte sostiene que, “46. Sin embargo, a pesar de lo anterior,
para el juez internacional rige el principio de la prevalecía del derecho internacional,.por
lo cual un Estado puede comprometer su responsabilidad internacional si sus jueces
aplican normas internas contrarias a las cláusulas insertas en un tratado. Por ende,
cuando un Estado enfrenta una contradicción entre un tratado y una norma
constitucional, los órganos competentes en materia de relaciones exteriores y de
reforma de la constitución -esto es, el Presidente y el Congreso en el caso colombiano-
tienen la obligación de modificar, ya sea el orden interno, a fin de no comprometer la
responsabilidad internacional del Estado, ya sea sus compromisos internacionales, a fin
de no comprometer su responsabilidad constitucional. De esa manera, si bien las
contradicciones entre el derecho internacional y el derecho interno son inevitables en un
determinado momento histórico, la evolución jurídica permite una armonización
dinámica entre ambos órdenes jurídicos".
Finalmente, la Corte expresó que este análisis tiene como "consecuencias ineludibles"
las siguientes:
• Los operadores jurídicos están obligados a interpretar las leyes conforme al derecho
internacional, de manera que se armonicen en lo posible los dos ordenamientos
jurídicos; y,
CASSESE, A. Modern Constitutions and intemational law, R.C.A.D.l., 1985, III, pp. 331-
476.
CASOS Y MATERIALES
Jurisprudencia internacional
Derecho colombiano