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Nombre: wilteda

Matricula:100116951
Sección:10

Relación compartida entre mecanismos


psicológicos de defensa y la relación médico
paciente DEFINICIÓN Y CARACTERISTICAS
Definimos Relación Médico-Paciente (RPM) como la interacción que se produce
entre un agente de salud [médico, equipo de médicos, auxiliares de atención,
diagnóstico y tratamiento] y una o varias personas [pacientes] con una necesidad de
asistencia [enfermedad o situación que requiere orientación] con el objetivo de
diagnosticar, curar, o mejorar sus condiciones de salud o prevenir una enfermedad.
Originalmente esta relación se establecía entre un médico y un paciente y su familia.
Lo que el médico necesitaba para diagnosticar a su paciente cabía en un maletín de
unos 30 centímetros que se transportaba fácilmente a la cabecera del enfermo, pero
desde hace unos sesenta años los avances tecnológicos han sido tan exuberantes
que en la actualidad se necesitan inmensos edificios para contener todo lo que se
requiere para diagnosticar y tratar a los pacientes. Además, los abundantes
conocimientos que se van generando aceleradamente y las necesidades de
técnicos y auxiliares se han incrementado de manera tal que es casi imposible que
un médico solo pueda atender a los usuarios, cada vez más numerosos. Por otra
parte, las necesidades de atención ahora no se limitan a las enfermedades
solamente, sino que las personas acuden a los centros de salud a mejorar ciertas
condiciones que no son necesariamente patológicas, verbigracia a cambiar un
aspecto estético, a controlar la natalidad o a mejorar la función sexual con su pareja,
entre otras.
De tal manera que la relación entre el médico y el paciente encuentra en su camino
una serie de intermediarios entre estructuras, personas y máquinas que desdibuja la
prístina ecuación de otrora; es por ello que el concepto, las características, la
definición de esta relación haya variado en las últimas décadas. No obstante, la
relación médico paciente (RMP) sigue siendo el eje del acto clínico, solo que ahora
tienen que considerarse las variables señaladas. A partir de la relación médico
paciente, se arma, se elabora todo el entramado de la atención médica, por lo que
es imprescindible que el profesional aprenda a manejarla con suficiente destreza. El
éxito de un acto clínico depende de esta destreza, del conocimiento y de la habilidad
que tenga el médico para relacionarse de forma empática y convincente con su
paciente.
La relación profesional entre un médico (o personal de salud como una enfermera,
un psicólogo, etc.) y su paciente tiene características muy especiales, que la
diferencian de la relación de otros profesionales. Según Pedro Laín Entralgo, estas
características especiales, o mejor dicho únicas, derivan de que lo que requiere la
atención es un ser humano que solicita ayuda para que “lo repararen” a él mismo.
En otras profesiones un ser humano busca ayuda para resolver el problema de un
objeto. Otra característica es que el reparador va a utilizar como medio de
reparación su propia personalidad. Es decir, la interacción entre dos personas va a
obrar como instrumento del acto profesional. Pero la característica de mayor
impacto psicológico y social de la RMP es que el profesional de salud es el único
que está “autorizado” a ver, tocar, manipular hasta en los más íntimos rincones del
cuerpo (y del alma) de su cliente; y aún más, ¡tomar decisiones sobre la vida y la
muerte de personas! (Zabarenko, 1968). De estas características específicas de la
RMP se generan sentimientos y creencias, fantasías y mitos, que a veces tocan lo
mágico, muy profundos en el inconsciente psicosocial.
ASPECTOS PSICOLÓGICOS
La RMP se puede analizar desde diversos puntos de vista. Podemos estudiarla en
sus aspectos éticos, legales, medico-administrativos, históricos y psicológicos. Es a
este último aspecto, el psicológico, al que vamos a dedicarnos en este trabajo.
La importancia de las implicaciones psicológicas de la RMP es reconocida desde la
antigüedad, sin embargo, no es hasta la creación del psicoanálisis por Freud que se
le estudia, describe y aplica de una forma sistemática. Freud llamó transferencia a la
reacción sentimental que desarrolla el paciente hacia su médico y que se produce
por el desplazamiento de afectos de una persona a otras (en este caso del paciente
al médico), se trata de contenido inconsciente producto de vivencias infantiles que
una persona evoca cuando está en condiciones de tensión emocional, como es el
caso de una enfermedad. Se pueden transferir actitudes y sentimientos positivos
como el amor, gratitud, admiración, confianza, etc. O sentimientos negativos como
el odio, resentimiento, celos, desconfianza, etc. Llamó contratransferencia a los
sentimientos que el médico siente hacia su paciente, que también pueden ser
positivos y negativos. Ambos procesos son inconscientes y automáticos. Es obvio
que el médico debe procurar que la actitud de su paciente ante la consulta sea de
aceptación, simpatía y confianza, al igual que la actitud del médico, con el fin de
lograr una alianza terapéutica idónea. La alianza terapéutica es el proceso
interpersonal entre médico y paciente que asegura un fiel cumplimiento de las
indicaciones, prescripciones o recomendaciones por parte del paciente y un trato
honesto por parte del médico.
La calidad de la alianza terapéutica es la más segura forma de predecir del éxito del
tratamiento:
• Los casos con resultados terapéuticos pobres muestran una mayor evidencia de
procesos interpersonales negativos: interacciones hostiles y complejas;
desconfianzas mutuas, etc.
• Los éxitos terapéuticos están precedidos siempre de una relación empática,
franca, sintónica y honesta; con una adecuada comunicación, donde el diálogo
enriquecedor preside el encuentro.
• La mayoría de las demandas por mala praxis médica han sido consecuencia de un
fracaso en la calidad de la alianza terapéutica y no por fallas en las habilidades
técnicas de aspectos anatomoclínicos del galeno.
EL DIÁLOGO EN LA RMP
El diálogo fue introducido en la Grecia clásica por Platón, como instrumento
intelectual para develar la verdad. Aplicado a la RMP lo usamos como una técnica
de comunicación humana en el cual surgen emociones, pensamientos y
razonamientos que generan cambios positivos en las actitudes negativas de las
personas (pacientes en este caso), ya que permite tener diferentes perspectivas de
un problema. A través del diálogo podemos tener diversos puntos de vista que nos
permite evaluar un mismo problema de distintas maneras y buscar varias soluciones
para escoger la más prometedora e influir en el estado de salud. Es por ello que al
dialogo, se le atribuye un rol curativo, educativo y preventivo, pero además sirve
para que el propio profesional mejore el conocimiento sobre sí mismo y por ende
fortalezca su personalidad. El profesional de la salud que utiliza regularmente un
diálogo adecuado y constructivo enriquece el capital de sus ideas, madura
emocionalmente y profundiza su sabiduría.
Desde esta perspectiva, el diálogo es una comunicación interactiva, que se
desarrolla en un clima armónico entre el médico y el paciente, permitiendo generar
nuevos conceptos a partir de las ideas de ambos y llegar a consensos sin
despotismo, que mejoren la salud de todos los implicados. No se trata de imponer el
propio criterio, sino de convencer con argumentos lógicos, evitando los sofismas. O
de entender al otro, para lo cual tenemos que estar dispuestos a conceder la razón
a quien quiera que la tenga, con lo que todos salimos ganando.
En nuestro diálogo con el paciente es más importante saber preguntar que saber
afirmar. La pregunta se debe hacer con intención de que el paciente se dé cuenta
de lo que desconoce que debería conocer, por lo que es necesario intuir que es lo
que no sabe nuestro paciente. Al preguntar se evoca un caudal de consecuentes
interrogantes que estimularan reflexiones reveladoras. “El diálogo busca que el otro
encuentre sus propias respuestas, se trata no de responder al otro sino de iluminar
el camino hacia las propias verdades, ayudar a dar a luz, (Bohórquez, 2009) A este
método socrático (defendido por Sócrates) con el que, mediante preguntas, el
discípulo (o paciente) descubre nociones que posee ocultas se le llama Mayéutica,
que es voz griega que significa partera. La madre de Sócrates era partera, de donde
le vino a este filósofo griego la idea de dar ese nombre a la mencionada técnica. La
mayéutica es usada, hoy día, como técnica importante en la Terapia Cognitiva, la
cual es una de las prácticas de psicoterapia más usada y con gran reconocimiento
científico.
“Varios médicos se han preocupado por el papel del diálogo en la relación entre
médico y paciente. Además de permitir el abordaje y búsqueda de soluciones al
problema de salud consultado, el diálogo contribuye a que el paciente analice
aspectos de su vida que influyen en su salud y a que el médico aprenda de las
diversas facetas de la condición humana, a ser más tolerante, comprensivo y
asertivo. El médico es la primera medicina, decía el psiquiatra húngaro Michel Balínt
ya que a través de su entrega en el diálogo éste fomenta la respuesta” (Bohórquez,
2009) terapéutica.
Es necesario advertir que no toda comunicación entre médico y paciente es diálogo
constructivo. Una conversación intrascendente, sobre temas banales que no aporta
nada al crecimiento personal o a la salud no es un diálogo constructivo. Por ejemplo,
hablar con el paciente sobre el clima, las características del paisaje o cosas
banales, puede servir para entrar en confianza, pero no servirá para aportar algo
saludable al mismo. Enredarse en una discusión con el paciente tampoco es un
diálogo edificante, y si no se maneja bien la discusión, puede ser perjudicial para
ambos y romper con la relación.
Para entender mejor estas ideas, vamos a ilustrarlas con un diálogo imaginario entre
un médico y un paciente en una consulta externa, cualquier día.
Imaginemos un paciente a quien se le ha diagnosticado recientemente hipertensión
arterial moderada. Nuestro paciente es un hombre de 40 años de edad, llanero,
casado, con hijos, activo y emprendedor, al que durante un operativo de salud se le
detectaron cifras de T A elevadas y fue referido al ambulatorio, donde se le indicó
dieta hiposódica y medicación. En sucesivas visitas el paciente continúa con cifras
de tensión elevadas y reconoce que no está tomando el tratamiento correcta y
disciplinadamente.
En estas circunstancias el médico tendrá varias alternativas: una de ellas sería
explicar vehementemente las características de la enfermedad y los riesgos para la
salud de su conducta desaprensiva, lo cual es absolutamente necesario que haga el
médico y el resto del personal. Otra alternativa puede ser utilizar técnicas de
condicionamiento operante como un regaño muy fuerte (castigo) y felicitación
afectuosa cuando cumpla con el tratamiento (premio), pero estos regaños pueden
ser vividos como un rechazo (transferencia negativa) y el paciente deserte, se
pierda y abandone el control, lo cual es un fracaso para el médico. Otra opción, más
profunda, inteligente y efectiva, sería que el médico se plantee que el paciente está
haciendo una negación (mecanismo de defensa inconsciente) y resistencia a su
enfermedad, porque cada pastilla que toma es un recordatorio de que es un
enfermo, que ha perdido vitalidad, que ya no es el mismo hombre fuerte y sano que
era, etc. Son fantasías inconscientes que repercuten en el estado de ánimo, en la
conducta y en el rendimiento de la persona, y que un médico preparado en aspectos
psicológicos de la medicina debe plantearse. Mas, no debe decirle al paciente
directamente: ¡usted está haciendo una negación! porque no lo entendería o quizá
piense el paciente: “¿este médico como que se volvió loco?
Utilizando el Diálogo propuesto en la RMP, la comunicación se daría, palabras más
palabras menos, de la siguiente forma:
Médico: veo, Juan, que te sobran muchas pastillas de las que te mandamos
Paciente: Sí doctor (o doctora) es que se me olvida tomarlas, usted sabe las
ocupaciones
Médico: Ah ¿y se te olvidan mucho las cosas? ¿se te olvida cobrar el queso que
vendes?
Paciente: ja, ja, ja… doctor, usted y sus vainas… eso no se me olvida
Médico: que interesante, eso no se te olvida y tomar las pastillas si ¿por qué será?
Paciente: Bueno, es que, si no cobro no como, ni mantengo los chamos… ¡ni le doy
plata a la mujer! Ja, ja”
Médico: ja, ja ¿y si no tomas las pastillas que te puede pasar?
Paciente: la enfermera me dijo que me podía dar un trombo en el cerebro
Médico: la enfermera te dijo ¿y tú qué crees?
Paciente: es que me aburro, me
Médico: ¿te pone triste o te angustia o te preocupa?
Paciente: Sí doctor, algo así
Médico: ¿es que sientes que ya no eres el mismo Juan, fuerte y emprendedor o
piensas que no vas a tener la misma potencia y el tratamiento te recuerda la
enfermedad?
Paciente: se queda pensativo
El médico permite un momento de reflexión, entiende que está removiendo
sentimientos intensos en su paciente. Si tiene suficiente confianza puede tocar el
hombro del paciente para que sienta que hay solidaridad, empatía y comprensión (el
contacto humano es muy alentador, pero debe hacerse en el momento adecuado y
con el paciente adecuado, si no puede mal interpretarse). Espera que el paciente
retome el diálogo. Si pasan más de 30 segundos, aproximadamente, el médico
puede reiniciar el diálogo, ayudando a su paciente a reflexionar. Como pensando en
voz alta cometa: “a los seres humanos nos cuesta aceptar que somos vulnerables,
que podemos enfermar, o que necesitamos tratamiento… no nos gusta demostrar
debilidades cuando a mí me ordenaron que usara lentes me costó aceptarlo porque
al ponérmelos me recodaba que ya no tenía la misma vitalidad, que la gente me
vería como más viejo, más débil y eso me angustiaba, por eso tardé en aceptarlo.
Claro, con el tiempo uno lo acepta y ya no puede estar cómodo sin ellos”.
Comentarios como este suelen “iluminar el camino hacia las propias verdades y el
paciente se siente aliviado, comprendido, permitiéndole hacer consciente los
mecanismos de defensa que le impiden aceptar que es vulnerable y que como
cualquier ser vivo pude enfermar, y así aceptar su tratamiento y régimen de dieta.

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