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La libertad en psicoanálisis

de Gabriel Lombardi
Por Luciano Lutereau
Editorial Paidós, 2015

Cuando en 1972 se le preguntó a Lacan esta encrucijada, que no sea la de asu­


si bajo el auspicio del psicoanálisis no mir ciertas condiciones eróticas?
había una represión de la libertad, son- Por lo tanto, la libertad no sería stricto
riendo, respondió: “Sí… Estos términos sensu un problema para el psicoanáli-
me hacen reír. Sí… Yo no hablo jamás sis. En teoría, porque obligaría al psi-
de la libertad”. Con anterioridad, aun- coanalista a una incursión en el terreno
que en sentido con­vergente con esta filosófico, con el consabido temor freu-
supuesta depreciación de la libertad, en diano de adoptar una actitud especulati-
una entrevista concedida a P. Caruso “a va. En la prácti­ca clínica, porque el aná-
raíz de la publicación de los Escritos, en lisis no avanza en la vía de la indeter­
noviembre de 1966”, Lacan había afir- minación del sujeto, sino hacia una ma-
mado, respecto de la descripción sar- yor determinación de sus condiciones
treana de la libertad: “Desde el punto de de satisfacción, para que en ellas pueda
vista clínico, sería muy fácil demostrar proponerse como deseante. Pero ¿esto
que todo esto es sencilla­mente falso”. quiere decir que debemos proscribir la
Estas referencias parecen servir, de libertad de las cuestiones que importan
modo flagrante, para deponer cualquier a un psicoanalista? En todo caso, que el
intento de localizar un interés del psicoanálisis no se comprometa con el
psicoa­nálisis lacaniano por la libertad. discurso enfático de la libertad “o de la
Incluso, podría advertirse que el término liberación” no quiere decir que des­eche
“libertad” “en cuanto concepto ético-filo- un margen de libertad posible como una
sófico” es radicalmente ajeno respecto coordenada capital para la determina-
de lo denotado por otros términos es- ción del acto en el análisis.
trictamente psicoanalíticos, como “sín- Desde hace unos años, Gabriel Lom-
toma”, “transferencia” y “pulsión”. En bardi plantea esta cues­tión en varios ar-
sentido amplio “y esto es lo que de- tículos, al introducir la noción de “mo-
muestra un seminario como La ética del mento electivo”. Podría decirse que un
psicoanálisis (1959-1960)”, si la pre­ momento electivo, para el psi­coanálisis,
gunta por el acto en un psicoanálisis de- es una coyuntura en que se actualiza
clina en la posición del sujeto en rela- cierto margen de libertad, que, sin em-
ción con el deseo (y el goce), ¿qué lu- bargo, debe ser distinguido de la elec­
gar podría haber para la elección, en ción propia de la alternativa (o esto o lo

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otro). Por eso, un primer modelo intro- nios del acto analítico hasta la publica-
ducido para pensar la elección en psi- ción de su tesis de doctorado, Clínica y
coanálisis es la “elección forzada” (resu- lógica de la autorreferencia, transmite
mida en situaciones del tipo la bolsa o menos un saber que lo que resta a toda
la vida). No obstante, no es este el único pretensión teorizante. En este punto, re-
modelo propuesto para el momento cuerda a Lacan cuando en el seminario
electivo, ya que también podría consi- Problemas cruciales para el psicoanáli-
derarse la posi­bilidad de una elección sis despreciaba cualquier definición del
de separación, tal como esta es inconsciente que no diera cuenta de la
conceptua­lizada en el escrito que resul- apertura y el cierre de este.
ta de la intervención de Lacan en el Co- Por lo tanto, el lector no encontrará en
loquio de Bonneval, “Posición del in- estas páginas un con­cepto de libertad,
consciente” (1964). una aplicación del psicoanálisis a la filo-
Por esta vía es que podría reintroducir- sofía o una filosofía psicoanalítica, sino
se en el psicoanálisis la cuestión de la la delimitación perfecta de las coorde-
libertad y, por ejemplo, recordar ciertas nadas en que la experiencia analítica
afir­maciones tempranas de Lacan, co- requiere subvertir el problema de la
mo en el artículo “Acerca de la causali- elección. Ya no se tratará de pensar
dad psíquica” (1946), cuando a propósi- quién elige o de una deliberación aristo-
to de la libertad del loco, sostiene el ca- télica; Lombardi tampoco piensa el acto
so de una “insondable decisión del ser en una dimensión solemne, sino a tra-
en la que este comprende o desconoce vés de la complicidad del ser hablante
su liberación”. Sin embargo, cabría re- con el azar. Este último será el punto de
conocer que este derrotero no permite llegada, interés actual de uno de los es-
avanzar dema­siado, al menos si se tra- critores más lúcidos del psicoa­nálisis de
ta de cernir con cierta precisión de qué nuestro tiempo. A partir del problema de
tipo de libertad se trata en este punto. la libertad, llegaremos al saldo que re-
¿Se trata de concebir la libertad de se- presentan las preguntas por el trauma,
paración como un tipo de libertad de in- lo “tíquico”, las pasiones, etc.
diferencia? ¿La separación es el mero Sigo la escritura y la enseñanza de
rechazo de una elección forzada? Lombardi desde mi ini­cio en el psicoa-
¿Cuál es la relación entre elección y li- nálisis. Y descubrí lo que retorna al mis-
bre albedrío? mo lugar: cuando uno lo alcanza, él ya
He aquí los problemas sobre los que no está ahí.
avanza este libro, que fue escrito a ins-
tancias de diversas intervenciones co-
yunturales; dicho de otro modo, se trata
de la “puesta en acto” de un libro, una
escritura performativa.
La cuestión del acto (el acto en cues-
tión) es el núcleo de la enseñanza de
Gabriel Lombardi. Desde Los infortu-

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