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La hiposecreción puede ser generalizada (hipopituitarismo) o causada por una pérdida selectiva de
una o más hormonas hipofisarias. El hipopituitarismo infantil (enanismo hipofisario) se expone en el
capítulo 269.
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Síntomas y signos
Los síntomas y signos del hipopituitarismo guardan relación con la causa subyacente y con las
hormonas específicas que faltan. La forma de comienzo suele ser insidiosa y puede no ser
identificada como anormal por el Paciente, aunque a veces es súbita o espectacular. Se afirma a
menudo que las gonadotropinas suelen perderse en primer lugar, seguidas de la hormona de
crecimiento (GH) y finalmente de la hormona estimulante del tiroides (TSH) y de la ACTH, pero no
está claro que esta secuencia sea correcta. La deficiencia de ADH es rara en la enfermedad
hipofisaria primaria, pero es común en las lesiones del tallo y del hipotálamo. La función de las
glándulas diana disminuirá cuando todas las hormonas sean deficitarias (panhipopituitarismo). La
falta de LH y FSH en las mujeres conduce a amenorrea, regresión de los caracteres sexuales
secundarios y a infertilidad. En las mujeres ovariectomizadas o posmenopáusicas los síntomas son
los típicos de su estado agonadal. La falta de gonadotropinas en los varones produce impotencia,
atrofia testicular, regresión de los caracteres sexuales secundarios y disminución de la
espermatogénesis con la consiguiente infertilidad. La deficiencia de GH no suele ser detectable
clínicamente en los adultos. La deficiencia de TSH conduce a hipotiroidismo, y la de ACTH a
hipofunción suprarrenal con la consiguiente fatiga, hipotensión e intolerancia al estrés y a la
infección. Las personas con deficiencias de ACTH no presentan la hiperpigmentación característica
de la insuficiencia suprarrenal primaria. En el síndrome de Sheehan, que afecta a mujeres, puede
no desarrollarse la lactación posparto como consecuencia de necrosis hipofisaria por la
hipovolemia y el shock producidos en el período del periparto inmediato. La Paciente puede
presentar fatiga y pérdida del vello púbico y axilar. Las deficiencias de hormonas hipofisarias
(aisladas) selectivas suelen identificarse en niños o adolescentes que dejan de crecer o alcanzan
la pubertad.
Diagnóstico
Evaluación de la función tiroidea: Los niveles de tiroxina (T4), triyodotironina (T3) y TSH se pueden
determinar mediante radioinmunoensayo. Todos los niveles deben estar bajos, puesto que los
niveles elevados indican una anomalía primaria de la glándula tiroides (v. cap. 8). La administración
de 200 a 500 mg de hormona liberadora de tirotropina (TRH) sintética por vía i.v. a lo largo de 15 a
30 seg puede ayudar a diferenciar a los Pacientes con una disfunción hipotalámica de los que
tienen una disfunción hipofisaria intrínseca. Los niveles máximos de TSH en respuesta a la TRH se
observan por lo general 30 min después de la inyección. Puede observarse un retraso en la
elevación de los niveles de TSH en Pacientes con enfermedad hipotalámica. Por desgracia,
algunos Pacientes con enfermedad hipofisaria primaria tendrán también este tipo de respuesta de
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TSH anormal. Otros Pacientes con enfermedad hipofisaria pueden no tener aumento alguno de los
niveles de TSH en respuesta a la TRH.
Una prueba de tolerancia a la insulina por sí sola no servirá para diferenciar entre la insuficiencia
suprarrenal primaria (enfermedad de Addison) y la secundaria (hipopituitarismo). Las pruebas para
hacer esta distinción y evaluar el eje hipotalámico-hipofisario-suprarrenal se describen en Datos de
laboratorio, en Enfermedad de Addison, capítulo 9.
Evaluación de los niveles de GH: En los adultos no se recomienda la detección selectiva rutinaria
de la deficiencia de la GH, porque no es costumbre someterles a tratamiento, aun cuando se
detecte, a no ser en caso de baja estatura y cuando el cierre de las epífisis no haya tenido lugar.
Los niveles normales de factor de crecimiento I análogo a insulina (IGF-1) indican que no existe
deficiencia de GH; por otra parte, los valores bajos no demuestran que exista deficiencia de GH.
Las determinaciones de GH suelen ser útiles en los niños, pero sólo si se realizan después de
algunos de los diversos estímulos de provocación existentes. Dado que las respuestas son
generalmente anormales en Pacientes con una función tiroidea o suprarrenal reducida, la
exploración sólo debe llevarse a cabo tras un tratamiento de reposición suficiente. La prueba de
tolerancia a la insulina es tal vez el estímulo más eficaz para la liberación de GH. Menos
peligrosas, pero también menos fiables, son las pruebas de liberación de GH que utilizan una
infusión de arginina (500 mg/kg por vía i.v. a lo largo de 30 min), levodopa oral (500 mg para los
adultos; 10 mg/kg para los niños), el sueño o 20 min de ejercicio intenso. La clonidina (4 mg/ kg
v.o.) es otro potente estimulador de la secreción de GH, y parece prometedor como alternativa a la
insulina. Los efectos secundarios consisten sólo en somnolencia y una mínima caída de la PA.
Generalmente, cualquier determinación de la GH >10 ng/ml o cualquier respuesta >5 ng/ml tras un
estímulo bastan para excluir una deficiencia de GH. Los aumentos de la GH <5 ng/ml o los niveles
<10 ng/ml son difíciles de interpretar.
La respuesta considerada normal se define de forma arbitraria; todas las pruebas de provocación
de la secreción de GH producen a veces resultados erróneos. Dado que no existe ninguna prueba
aislada que sea eficaz al 100% en la provocación de la liberación de GH, en ausencia de respuesta
de la GH deben realizarse al menos dos pruebas diferentes. En general, los niveles de GH serán
máximos de 30 a 90 min después de la administración de insulina y del comienzo de la infusión de
arginina, de 30 a 120 min tras la levodopa, de 60 a 120 min después de iniciar el sueño y la
clonidina y después de 20 min de ejercicio intenso.
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No se ha establecido la utilidad de la hormona liberadora de la hormona de crecimiento (GHRH)
exógena para evaluar la secreción de GH. En personas normales, una dosis de 1 mg/kg de GHRH
por vía i.v. a lo largo de 15 a 30 seg produce una liberación de GH máxima, aunque variable, y
normalmente alcanza un pico unos 60 min después de la inyección de GHRH. Esta variabilidad de
la capacidad de respuesta hipofisaria a la GHRH concuerda con la hipótesis de que la secreción
intermitente de somatostatina hipotalámica es la responsable de modular la excreción de la GH
hipofisaria. Se supone que la ausencia o los reducidos aumentos de GH en respuesta a la GHRH
identificarán a las personas con deficiencia de GH, pero no está claro si el patrón de respuesta
llegará a distinguir la enfermedad hipotalámica primaria de la enfermedad hipofisaria. En los niños
con deficiencia de GH presumiblemente secundaria a la deficiencia de GHRH, se han descrito
respuestas de la GH sumamente variables.
Debe destacarse que las pruebas de provocación tal vez no pueden detectar defectos más sutiles
en la regulación de la liberación de GH. Por ejemplo, en los niños de baja estatura secundaria a
disfunción secretora de GH, las pruebas de provocación para la liberación de GH suelen ser
normales. Sin embargo, las determinaciones seriadas de los niveles de GH durante 12 a 24 h
indican que estos niños tienen una secreción de GH integrada a lo largo de 12 o 24 h
anormalmente baja.
Diagnóstico diferencial
Las personas con miotonía distrófica sufren debilidad muscular progresiva, desarrollan
precozmente calvicie y cataratas y tienen rasgos faciales que sugieren un envejecimiento
acelerado; los hombres pueden desarrollar atrofia testicular. Se excluye el hipopituitarismo
mediante pruebas endocrinas.
Tratamiento
Las deficiencias selectivas de hormonas hipofisarias pueden representar una etapa temprana en el
desarrollo de un hipopituitarismo más generalizado. En estos Pacientes es preciso observar la
aparición de signos de otras deficiencias de hormonas hipofisarias, y debe evaluarse
radiográficamente la silla turca a intervalos regulares en busca de signos de un tumor hipofisario.
(v. cap. 269). Aunque una forma dominante autosómica de deficiencia completa de GH está
asociada con una deleción del gen estructural de la GH, estos defectos parecen explicar sólo una
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minoría de los casos. La involución común de la GH relacionada con la edad representa un papel
en la sarcopenia.
En el síndrome de Kallmann, la carencia específica de GnRH suele estar asociada con defectos
en la línea media facial, como anosmia, ceguera para el color y labio o paladar hendidos (v.
Hipogonadismo masculino, cap. 269). Los estudios embriológicos muestran que las neuronas de la
GnRH se desarrollan originariamente en el epitelio de la placoda olfatoria y migran hacia la región
septal-preóptica del hipotálamo al principio del desarrollo. Al menos en algunos casos, los defectos
génicos, localizados en el cromosoma X en la forma del trastorno ligada con ese cromosoma, y
denominada KALIG-1 (Kallmann's syndrome interval gene 1), se han encontrado en las proteínas
de adhesión que facilitan esa migración neuronal.
La deficiencia aislada de ACTH es una entidad clínica rara. Los síntomas de debilidad,
hipoglucemia, pérdida de peso y disminución del vello axilar y púbico sugieren el diagnóstico. Los
niveles plasmáticos y urinarios de esteroides son bajos y aumentan hasta valores normales tras el
tratamiento con ACTH. No hay signos clínicos o de laboratorio de otras deficiencias hormonales.
La deficiencia aislada de TSH es probable cuando existen rasgos clínicos de hipotiroidismo, los
niveles plasmáticos de TSH no están elevados y no hay otras deficiencias de hormonas
hipofisarias. Los niveles plasmáticos de TSH determinados mediante inmunoanálisis no siempre
son inferiores a los normales, lo que sugiere que la TSH secretada es biológicamente inactiva. La
administración de TSH bovina aumentará los niveles de hormona tiroidea (v. también
Hipotiroidismo, cap. 8).
(Hiperpituitarismo)
Las hormonas adenohipofisarias que se secretan con mayor frecuencia en exceso son la GH
(como en la acromegalia y el gigantismo), la prolactina (como en la galactorrea) y la ACTH (como
en el tipo hipofisario del síndrome de Cushing, v. también Síndrome de Cushing, cap. 9).
Gigantismo y acromegalia
Muchos adenomas secretores de GH contienen una forma mutante de la proteína Gs, que es un
regulador estimulante de la adenililciclasa. Las mutaciones de la proteína Gs en las células
somatotróficas soslayan la necesidad de GHRH para el estímulo de la secreción de GH. También
se han descrito algunos casos de tumores ectópicos productores de GHRH, especialmente en el
páncreas y el pulmón.
Síntomas y signos
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Excepcionalmente, la hipersecreción de GH se inicia en la infancia, antes del cierre de las epífisis,
y conduce a un crecimiento exagerado del esqueleto denominado gigantismo hipofisario. El
exceso de GH puede empezar en cualquier edad, pero lo más frecuente es que comience entre la
tercera década de la vida y la quinta. En los niños, la velocidad del crecimiento aumenta, pero con
muy pocas deformidades óseas. Sin embargo, se produce tumefacción de los tejidos blandos y
engrosamiento de los nervios periféricos. También existe con frecuencia un retraso de la pubertad,
o hipogonadismo hipogonadotrópico, que determina un hábito eunucoide. Cuando la
hipersecreción de GH se inicia después del cierre de las epífisis, la manifestación clínica más
temprana es la tosquedad de los rasgos faciales y la tumefacción de los tejidos blandos en manos
y pies. El aspecto del Paciente cambia, y necesita anillos, guantes y zapatos mayores. Las
fotografías del Paciente son importantes para describir el curso de la enfermedad. El aumento de
dimensiones de las partes acras es el origen del término acromegalia.
En los adultos con acromegalia se producen también otros cambios. El vello corporal grueso
aumenta, y la piel se hace gruesa y con frecuencia se oscurece. El tamaño y la función de las
glándulas sebáceas y las glándulas sudoríparas aumenta, de tal modo que los Pacientes se quejan
de sudación excesiva y olor corporal desagradable. La hipertrofia de la mandíbula conduce a su
protrusión (prognatismo) y a maloclusión de los dientes. La proliferación cartilaginosa de la laringe
produce una voz profunda y ronca. La lengua está casi siempre engrosada y llena de surcos. En la
acromegalia de larga duración, el crecimiento de las costillas produce un tórax en tonel. La
proliferación de los cartílagos articulares se produce tempranamente, y el cartílago articular
experimenta posiblemente necrosis y erosión. Son frecuentes los síntomas articulares y puede
presentarse artritis degenerativa invalidante.
Son frecuentes las neuropatías periféricas debidas a compresión de los nervios por el tejido fibroso
adyacente, como también la proliferación fibrosa endoneural. Las cefaleas son comunes a causa
del tumor hipofisario. Si existe extensión supraselar que comprima el quiasma óptico puede
aparecer hemianopsia bitemporal. Corazón, hígado, riñones, bazo, tiroides, paratiroides y páncreas
son también de tamaño superior al normal. Se presenta afectación cardíaca en torno a 1/3 de los
Pacientes, lo que duplica el riesgo de muerte por cardiopatía. Hasta 1/3 de los Pacientes padecen
hipertensión. Aumenta de dos a tres veces el riesgo de evolución maligna, sobre todo en el tracto
GI. La GH aumenta la reabsorción tubular de fosfato, que conduce a una hiperfosfatemia leve. Casi
en la mitad de los casos de acromegalia, y también en el gigantismo, se produce un deterioro de la
tolerancia a la glucosa, pero sólo se presenta diabetes mellitus importante aproximadamente en un
10% de los Pacientes.
Diagnóstico
Puede hacerse un diagnóstico a partir de los hallazgos clínicos característicos descritos antes. Las
radiografías del cráneo ponen de manifiesto engrosamiento de la cortical, agrandamiento de los
senos frontales, aumento de tamaño de la silla turca y erosión de la misma. Las radiografías de las
manos muestran falanges terminales en forma de ovillo y engrosamiento de los tejidos blandos. La
tolerancia a la glucosa suele ser anormal, y generalmente los niveles de fosfato sérico están
elevados.
Tratamiento
Después de la extirPación quirúrgica del tumor, si los niveles de GH tras la prueba de tolerancia a
la glucosa caen a <2 ng/ml, es probable que se haya producido una «curación», mientras que los
niveles >10 ng/ml indican la necesidad de continuar el tratamiento. La acromegalia mal controlada
se asocia con hipertensión, insuficiencia cardíaca y una tasa de fallecimientos doble que en los
controles. Sin embargo, los niveles de GH <5 ng/ml están asociados con una mortalidad igual a la
de los controles.
Galactorrea
Etiología
Los prolactinomas son los tumores hipofisarios secretores más frecuentes en ambos sexos y
producen cantidades excesivas de prolactina. La mayoría de los tumores en las mujeres son
microadenomas (<10 mm de diámetro), pero un pequeño porcentaje son macroadenomas (>10
mm) en el momento del diagnóstico. La frecuencia de los microadenomas es muy inferior en los
varones, tal vez por su identificación más tardía.
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La hiperprolactinemia y la galactorrea también pueden ser causadas por la ingestión de ciertos
fármacos, como fenotiacinas, algunos antihipertensivos (especialmente a-metildopa) y opiáceos. El
hipotiroidismo primario puede causar hiperprolactinemia y galactorrea, puesto que los niveles
elevados de TRH estimulan el aumento de secreción de TSH y prolactina. No está claro por qué la
hiperprolactinemia se asocia con hipogonadotropismo e hipogonadismo. En la tabla 7-2 se
enumeran las causas de hiperprolactinemia.
Síntomas y signos
En la mujeres, la amenorrea suele estar asociada con galactorrea. Se han descrito tres subgrupos
del síndrome galactorrea-amenorrea: 1) galactorrea-amenorrea persistente después del embarazo
(síndrome de Chiari-Frommel), 2) galactorrea-amenorrea no asociada con el embarazo
(síndrome de Ahumada-Del Castillo) y 3) galactorrea-amenorrea causada por un adenoma
cromófobo de la hipófisis (síndrome de Forbes-Albright). Estas distinciones no tienen utilidad
clínica, dado que los dos primeros síndromes pueden asociarse a tumores hipofisarios. Los
varones con tumores hipofisarios secretores de prolactina se quejan característicamente de
cefaleas o problemas visuales. Alrededor de 2/3 de los hombres afectados señalan pérdida de la
libido y de la potencia sexual. Como se ha indicado, el aumento de prolactina lleva de algún modo
a niveles disminuidos de LH y FSH y a hipogonadismo.
Diagnóstico
Tratamiento
Los Pacientes con macroadenomas deben ser tratados generalmente con bromocriptina o cirugía
sólo después de una exploración minuciosa de la función hipofisaria y una consulta con un
endocrinólogo, un neurocirujano y un radioterapeuta. La mayoría de los endocrinólogos consideran
la bromocriptina como el tratamiento de elección inicial. Si los niveles de prolactina descienden y
los síntomas y signos de compresión por el tumor ceden, no se necesita ningún otro tratamiento.
La bromocriptina suele emplearse también con algún éxito para reducir el tamaño del tumor antes
del tratamiento quirúrgico. Existen algunas pruebas de que la bromocriptina sola es suficiente en
los Pacientes con macroadenomas <2 cm de diámetro y niveles de prolactina circulante
sumamente altos.
La radioterapia sólo debe utilizarse en los Pacientes con enfermedad progresiva que no responden
a otras formas de tratamiento. El principal problema de la irradiación es que el hipopituitarismo
suele producirse varios años después del tratamiento. Después del tratamiento de un
macroadenoma está indicada una monitorización frecuente (al menos anual) de la función
endocrina y la evaluación de la silla turca durante el resto de la vida del Paciente.
ENFERMEDADES DE LA NEUROHIPÓFISIS
DIABETES INSÍPIDA
Trastorno temporal o crónico del sistema neurohipofisario debido a una deficiencia de vasopresina
(ADH), caracterizado por la excreción de cantidades excesivas de orina muy diluida (pero por lo
demás normal) y por una sed excesiva.
Etiología y fisiopatología
La DI puede ser primaria, en la cual existe una notable disminución de los núcleos hipotalámicos
del sistema neurohipofisario, o secundaria (adquirida), causada por diversas lesiones
anatomopatológicas, como hipofisectomía, traumatismos craneales, especialmente fracturas de la
base del cráneo, neoplasias supraselares e intraselares (primarias o metastásicas), histiocitosis
con células del tipo de Langerhans (enfermedad de Hand-Schüller-Christian), granulomas
(sarcoidosis o tuberculosis), lesiones vasculares (aneurisma y trombosis) e infecciones (encefalitis
o meningitis). Las anomalías del gen de la vasopresina en el cromosoma 20 son responsables de
las formas dominantes autosómicas de la DI primaria, pero muchos casos de DI primaria se
consideran idiopáticos.
Síntomas y signos
El comienzo puede ser insidioso o brusco y presentarse a cualquier edad. En la DI primaria los
únicos síntomas son polidipsia y poliuria. En las formas adquiridas de la DI también existen los
síntomas y signos de las lesiones asociadas. El Paciente puede ingerir enormes cantidades de
líquido y excretar grandes volúmenes (3 a 30 l/día) de orina muy diluida (densidad habitualmente
<1,005 y osmolalidad <200 mOsm/l). Casi siempre existe nicturia en la DI y en la DIN.
Rápidamente pueden presentarse deshidratación e hipovolemia si las pérdidas urinarias no se
reponen continuamente.
Diagnóstico
Es preciso diferenciar la DI de otras causas de poliuria (v. tabla 7-3). Todas las pruebas de la DI se
fundan en el principio de que una osmolalidad plasmática en aumento en personas normales
conducirá a una excreción reducida de orina con una osmolalidad aumentada.
La prueba de restricción de agua es el método más sencillo y fiable para diagnosticar la DI, pero
sólo debe realizarse manteniendo al Paciente bajo una supervisión constante. En los Pacientes con
DI esta prueba puede ser peligrosa, mientras que los individuos con una ingesta de agua
compulsiva pueden ser incaPaces de abstenerse de beber si no se les impide hacerlo. La prueba
se inicia por la mañana y consiste en pesar al Paciente, obtener una muestra de sangre venosa
para determinar las concentraciones de electrólitos y la osmolalidad y medir la osmolalidad urinaria.
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Se recoge cada hora la orina evacuada y se determina su densidad o (mejor) su osmolalidad. Se
mantiene la deshidratación hasta que: 1) aparezca hipotensión ortostática y taquicardia postural, 2)
se haya perdido un 5% o más del peso corporal inicial o 3) la concentración urinaria no aumente
más de 0,001 en densidad o 30 mOsm/l en las muestras emitidas consecutivamente. En este
momento se determinan de nuevo los electrólitos y la osmolalidad del suero y se inyectan 5 UI de
vasopresina acuosa por vía s.c. Se recoge orina por última vez a los 60 min de la inyección para
determinar la densidad o la osmolalidad y se da por terminada la prueba.
Se ha utilizado también la infusión de solución salina hipertónica como prueba para la DI. Sin
embargo, esta prueba es peligrosa en los Pacientes que no toleran una sobrecarga salina (p. ej.,
los que tienen una reserva cardíaca limitada) y no puede interpretarse en Pacientes con diuresis
salina. Por consiguiente, esta prueba no es recomendable.
Diagnóstico diferencial
Tratamiento
Tratamiento hormonal: La DI central puede tratarse mediante reposición hormonal, pero este
tratamiento debe ir precedido o acompañado de un tratamiento específico de la causa orgánica de
la DI. Sin un tratamiento apropiado de la DI, puede llegar a producirse una lesión renal
permanente. Dado que la vasopresina es un péptido pequeño, es ineficaz cuando se administra por
vía oral. Puede administrarse vasopresina acuosa por vía s.c. o i.m. en dosis de 5 a 10 U para
obtener una respuesta antidiurética que suele durar 6 h o menos. Este fármaco tiene por ello poco
uso en el tratamiento crónico, pero puede utilizarse en el tratamiento inicial de Pacientes
inconscientes y en personas con DI sometidas a tratamiento quirúrgico. Puede administrarse
también vasopresina sintética de 2 a 4 veces al día en forma de nebulización nasal, adaptando la
dosis y el intervalo a cada Paciente.
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El DDAVP (acetato de desmopresina, 1-deamino-8-d-arginina-vasopresina), un análogo sintético
de la arginina-vasopresina, tiene una actividad antidiurética que dura de 12 a 24 h en la mayoría de
los Pacientes y puede administrarse por vía intranasal, s.c. o i.v. El acetato de desmopresina es el
preparado de elección tanto en adultos como en niños y está disponible como solución intranasal
en dos formas. Un frasco de gotas con un catéter nasal calibrado que tiene la ventaja de
suministrar dosis graduadas desde 5 hasta 20 mg, pero es difícil de usar, y un frasco nebulizador
que suministra 10 mg de desmopresina en 0,1 ml de líquido y es más fácil de usar, pero suministra
una cantidad constante. Es imprescindible establecer en cada Paciente la duración de la acción de
una dosis administrada, porque la variación entre individuos es grande. La duración de la acción
puede establecerse mediante el control en el tiempo de los volúmenes y la osmolalidad de la orina.
La dosis nocturna es la mínima necesaria para evitar la nicturia. Las dosis de la mañana y de la
tarde deben ajustarse por separado. El intervalo de dosis habitual en adultos es de 10 a 40 mg, y la
mayoría de los adultos necesitan 20 mg/d repartidos en dos dosis. En los niños de 3 meses a 12
años de edad, el intervalo de dosis habitual es de 5 a 30 mg/d. La sobredosificación puede
ocasionar retención de líquidos y reducción de la osmolalidad plasmática, que conducen a veces a
convulsiones en los niños pequeños. En estos casos puede utilizarse furosemida para inducir la
diuresis. Algunos médicos recomiendan retrasar la administración de la desmopresina a una o dos
veces por semana para permitir la diuresis de cualquier exceso de agua que pueda haberse
acumulado por la antidiuresis continuada. La cefalea puede ser un efecto secundario molesto, pero
suele desaparecer si se reduce la dosis. En casos infrecuentes, el acetato de desmopresina puede
causar un ligero aumento de la PA. La absorción en la mucosa nasal puede ser inconstante,
especialmente en presencia de una infección de las vías respiratorias superiores o una rinitis
alérgica. Cuando no resulta apropiada la aplicación intranasal del acetato de desmopresina, el
fármaco puede administrarse por vía s.c. utilizando 1/10 de la dosis intranasal. El acetato de
desmopresina puede utilizarse por vía i.v. en situaciones agudas.
Tratamiento no hormonal: Existen al menos dos tipos de fármacos útiles para reducir la poliuria:
1) diversos diuréticos, principalmente las tiazidas, y 2) fármacos liberadores de ADH, como la
clorpropamida, la carbamazepina y el clofibrato. Estos fármacos han sido especialmente útiles en
la DI parcial y evitan las reacciones de hipersensibilidad y las posibles consecuencias vasculares
de la ADH exógena. Paradójicamente, las tiazidas reducen la diuresis en la DI parcial y completa y
en la DIN, principalmente como consecuencia de la reducción del volumen de líquido extracelular y
el aumento de la reabsorción en el túbulo proximal. La diuresis puede disminuir en un 25 a un 50%
durante la administración diaria de las dosis habituales de tiazidas (p. ej., 15 a 25 mg/kg de
clorotiazida). También puede ser útil restringir la ingesta de sal, porque disminuye la diuresis al
reducir la carga de solutos.
Los inhibidores de las prostaglandinas, como la indometacina (1,5 a 3,0 mg/kg/d v.o. en dosis
fraccionadas), pueden tener una eficacia moderada en la reducción de la diuresis (en general no
más de 10 a 25%), tal vez a través de una disminución del flujo sanguíneo renal y de la tasa de
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filtración glomerular. Junto con la indometacina, la restricción de la ingesta de sodio y un diurético
tiacídico contribuyen a reducir en mayor medida la diuresis en la DIN.
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