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Prácticas Primer Año-La Necesidad de La Técnica
Prácticas Primer Año-La Necesidad de La Técnica
Ante todo hay que señalar que entiendo por necesidad aquellas condiciones
naturales que son imprescindibles para vivir, pero que están sujetas a la condición que
nosotros queremos vivir. Hay necesidades objetivas y subjetivas. Por objetivas entiendo
que son las que siente todo el mundo y por subjetivas entiendo que son las que yo siento
única y exclusivamente. Con ello quiero decir que las objetivas son las que son comunes
para todos y las subjetivas las mías propias, las que yo siento como necesarias para que
yo pueda vivir, tienen que ver con mis ganas de vivir. La vida es necesaria para que
haya necesidades, pero la vida no es necesaria en sí, es sólo un acto de voluntad, es
decir, yo vivo porque tengo ganas de vivir, porque tengo la voluntad para ello, si no
fuese así dejaría todo estar y no satisfacerla aquellas “necesidades” que me ayudan a
vivir. El concepto necesidad es meramente humano.
Una vez que damos por entendido lo que es la necesidad pasemos, pues, a
comentar que es la necesidad de la técnica.
Entre los movimientos del hombre, que podemos observar, hay un grupo muy
interesante: los movimientos técnicos. Se trata de los manejos que realiza el hombre
cuando fabrica un objeto. Una de las leyes más claras de la historia universal es el hecho
de que los movimientos técnicos del hombre han aumentado continuamente en número
y en intensidad, es decir, que la ocupación técnica del hombre -en este sentido estricto-
se ha desarrollado con un indudable progreso; o, lo que es lo mismo, que el hombre, en
una medida creciente, es un ser técnico. Y no hay ningún motivo concreto para creer
que eso no seguirá siendo así hasta el infinito. Mientras viva el hombre, hemos de
considerar su técnica como uno de sus rasgos constitutivos esenciales, y tenemos que
proclamar la tesis siguiente: el hombre es técnico. En esta breve proposición quisiera
mantenerme, por ahora de un modo provisional; en el supuesto de que esto no se
acercara demasiado al cuadrado redondo. En la proposición “el hombre es técnico”, no
tengo ni idea de lo que significa el sujeto. Ante mí sólo encuentro a un “X”, que se
mueve y conduce como técnico. Se trata, pues, de plantearnos la cuestión de cómo ha de
ser, por sí, un ser que se dedica a la técnica.
Apunta Ortega y Gasset que un "hombre sin técnica no es un hombre" en tanto
que "el animal es a-técnico".
También es manifiesto que el ser humano no se suele conformar con una vida
cuyo único objetivo sea el de tener cubiertas sus necesidades biológicas de subsistencia,
aspira a mucho más, pretende vivir bien, no se conforma con la mera supervivencia, lo
cual supone muchas otras necesidades o bienes apetecibles determinados en gran parte
por la cultura del medio social en el que esté inmerso y la capacidad productiva de su
sociedad; por ejemplo, el ocio en nuestra sociedad desarrollada. La técnica es el gran
recurso para tratar de hacer frente a estas necesidades, con lo cual aparece de nuevo el
proceso de crecimiento paralelo descrito con anterioridad. En definitiva, la técnica, la
cultura y las necesidades son realidades inmersas en un continuo proceso de
transformación.
Utilizando otra terminología, Ortega afirmó tesis similares. Según él: la técnica
es la reacción enérgica contra la naturaleza o circunstancias, que lleva a crear entre
éstas una nueva naturaleza puesta sobre aquella, una sobrenaturaleza.
Como puede verse, esta tercera tesis de Ortega es la más radical: el hombre es un
animal para el cual sólo lo superfluo es necesario. Dicho en nuestros propios términos:
las necesidades del hombre no son naturales, sino artificiales, y esto es esencial para
entender la técnica. La técnica es la producción de lo superfluo, hoy y en la época
paleolítica.
De las últimas citas de Ortega podemos inferir una quinta tesis, que nos lleva a
replantearnos la noción misma de necesidad. Reducir el ámbito de la necesidad a lo
natural implica desconocer lo que es el hombre. Precisamente porque un ser humano
siempre vive en un medio total o parcialmente artificializado, sus necesidades no sólo
quedan definidas por su tendencia a adaptarse a ese medio, que ya es artificial, sino
también por su impulso a transformarlo, generando nuevas necesidades que
anteriormente hubieran sido consideradas como artificiales o superfluas, por recurrir a la
terminología de Ortega. El hombre no sólo transforma el medio natural para adaptarlo a
sus necesidades, sino que también transforma los medios artificializados, haciendo
surgir en ellos nuevos deseos que, en algunos casos, llegarán a convertirse en
necesidades. No sólo la naturaleza y la necesidad están mediatizadas por la
artificialidad: es el propio deseo quien se va cargando de artificialidad. Así es como
podemos explicarnos que en las sociedades desarrolladas se generen continuamente
nuevas formas de objetivación del deseo, algunas de las cuales pueden convertirse en
auténticas necesidades para muchas personas.
En realidad el pensamiento generalizado de Ortega de que la tecnología es "la
salvación" no se corresponde con nuestras opiniones. Hoy en día confundimos medios y
fines ya que detrás de todo el mundillo tecnológico se mueven muchos intereses
movidos por una cultura, que persigue la máxima perfección.