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La Necesidad de la Técnica

En este comentario o ensayo voy a hablar sobre la necesidad de la técnica,


basándome en el libro Meditaciones sobre la técnica, de Ortega y Gasset.

Ante todo hay que señalar que entiendo por necesidad aquellas condiciones
naturales que son imprescindibles para vivir, pero que están sujetas a la condición que
nosotros queremos vivir. Hay necesidades objetivas y subjetivas. Por objetivas entiendo
que son las que siente todo el mundo y por subjetivas entiendo que son las que yo siento
única y exclusivamente. Con ello quiero decir que las objetivas son las que son comunes
para todos y las subjetivas las mías propias, las que yo siento como necesarias para que
yo pueda vivir, tienen que ver con mis ganas de vivir. La vida es necesaria para que
haya necesidades, pero la vida no es necesaria en sí, es sólo un acto de voluntad, es
decir, yo vivo porque tengo ganas de vivir, porque tengo la voluntad para ello, si no
fuese así dejaría todo estar y no satisfacerla aquellas “necesidades” que me ayudan a
vivir. El concepto necesidad es meramente humano.

Una vez que damos por entendido lo que es la necesidad pasemos, pues, a
comentar que es la necesidad de la técnica.

La definición de la técnica que daba Ortega y Gasset en su libro Meditaciones


sobre la técnica, la técnica era: “conjunto de acciones que adaptaban el medio al
sujeto”.

Ortega y Gasset cree que gracias a la tecnología el hombre es independiente y


autosuficiente frente a los animales que dependen directamente de la naturaleza y que
además la tecnología funciona como un vehículo hacia la felicidad humana, pero la
tecnología no puede llegar a la felicidad del ser humano, ya que es algo externo al
hombre. La ciencia no piensa en las consecuencias, no tiene moral. Pero la peor
consecuencia que nos causa la técnica es el nihilismo, es decir, la sensación de sentirse
vacío y pequeño debido al hecho de que es más importante la tecnología que el propio
hombre.

Entre los movimientos del hombre, que podemos observar, hay un grupo muy
interesante: los movimientos técnicos. Se trata de los manejos que realiza el hombre
cuando fabrica un objeto. Una de las leyes más claras de la historia universal es el hecho
de que los movimientos técnicos del hombre han aumentado continuamente en número
y en intensidad, es decir, que la ocupación técnica del hombre -en este sentido estricto-
se ha desarrollado con un indudable progreso; o, lo que es lo mismo, que el hombre, en
una medida creciente, es un ser técnico. Y no hay ningún motivo concreto para creer
que eso no seguirá siendo así hasta el infinito. Mientras viva el hombre, hemos de
considerar su técnica como uno de sus rasgos constitutivos esenciales, y tenemos que
proclamar la tesis siguiente: el hombre es técnico. En esta breve proposición quisiera
mantenerme, por ahora de un modo provisional; en el supuesto de que esto no se
acercara demasiado al cuadrado redondo. En la proposición “el hombre es técnico”, no
tengo ni idea de lo que significa el sujeto. Ante mí sólo encuentro a un “X”, que se
mueve y conduce como técnico. Se trata, pues, de plantearnos la cuestión de cómo ha de
ser, por sí, un ser que se dedica a la técnica.
Apunta Ortega y Gasset que un "hombre sin técnica no es un hombre" en tanto
que "el animal es a-técnico".

La técnica y la actividad productiva consciente le vienen exigidas al ser humano


por su insuficiente dotación biológica para hacer frente a sus necesidades; no es un
capricho, pues al igual que el conocimiento es imprescindible para nuestra
supervivencia. No obstante, la relación entre técnica y necesidades es una relación
singular. No se trata de una relación lineal, es circular o de mutua interdependencia. En
efecto, la satisfacción de las necesidades conduce al hombre a la invención de técnicas,
que una vez inventadas o desarrolladas generan, por su parte, nuevas necesidades, que
impulsan la aparición de nuevas técnicas...

También es manifiesto que el ser humano no se suele conformar con una vida
cuyo único objetivo sea el de tener cubiertas sus necesidades biológicas de subsistencia,
aspira a mucho más, pretende vivir bien, no se conforma con la mera supervivencia, lo
cual supone muchas otras necesidades o bienes apetecibles determinados en gran parte
por la cultura del medio social en el que esté inmerso y la capacidad productiva de su
sociedad; por ejemplo, el ocio en nuestra sociedad desarrollada. La técnica es el gran
recurso para tratar de hacer frente a estas necesidades, con lo cual aparece de nuevo el
proceso de crecimiento paralelo descrito con anterioridad. En definitiva, la técnica, la
cultura y las necesidades son realidades inmersas en un continuo proceso de
transformación.

Así, parafraseando a Ortega y Gasset al hombre no le quedaba más remedio que


seguir siendo técnico so pena de darse cuenta que no ha pensado ni resuelto nada por
completo. Lo anterior marca claramente un ente que debe de estar en otro ente, el
hombre y la naturaleza. El sujeto humano al existir en la naturaleza se encuentra ante
una imponente red de facilidades y dificultades. Apenas hay cosas en él que no sean en
potencia lo uno o lo otro, por lo que la mirada de lo útil se une cada vez más con la
racionalidad. Con todo, el que lo útil sea cada vez más racional no significa que la razón
no tenga por objeto más que lo útil, pero el carácter abstracto de la racionalidad es un
momento necesario en la técnica. La técnica es tanto más eficaz cuanto es más racional
y es racional la técnica cuanto adapta exactamente los medios al fin. El progreso en la
eficacia se deriva de una nueva inteligencia de las técnicas y de un mejor análisis de sus
funciones. En este sentido la evolución técnica tiene que desarrollar la ciencia, ya que
para dominar la naturaleza hay que conocerla, observar sus hechos y obedecer sus leyes;
lo que genera una irreversibilidad en el proceso técnico, por lo que las adquisiciones
técnicas son irreversibles.

Ortega y Gasset ya se había pronunciado en términos muy similares en su


Meditación de la Técnica. Para él: el hombre, merced a su don técnico, hace que se
encuentre siempre en su derredor lo que ha menester -crea, pues, una circunstancia
nueva más favorable, segrega, por decirlo así, una sobrenaturaleza adaptando la
naturaleza a sus necesidades.

Y a continuación mantenía una tesis que considero fundamental para reflexionar


sobre la tecnología: la técnica es lo contrario de la adaptación del sujeto al medio,
puesto que es la adaptación del medio al sujeto. Ya esto bastaría para hacernos
sospechar que se trata de un movimiento en dirección inversa a todos los biológicos.
Sin embargo, las tendencias naturalizadoras lo tienen difícil a la hora de
reflexionar sobre la tecnología, precisamente porque, como subrayó Ortega, la técnica
aparece como un movimiento de signo inverso al de los fenómenos biológicos. La
naturaleza impone exigencias y determina la vida humana, pero las personas no son
inactivas frente a ella, sino que responden imponiendo, a su vez, un cambio a la
naturaleza. En esta interacción, en la que la naturaleza impone necesidades al hombre y
el hombre impone cambios a la naturaleza es donde se incardina la técnica, según
Ortega.

Utilizando otra terminología, Ortega afirmó tesis similares. Según él: la técnica
es la reacción enérgica contra la naturaleza o circunstancias, que lleva a crear entre
éstas una nueva naturaleza puesta sobre aquella, una sobrenaturaleza.

El hombre no tiene empeño alguno por estar en el mundo. En lo que tiene


empeño es en estar bien. Sólo esto le parece necesario y todo lo demás es necesidad
sólo en la medida en que haga posible el bienestar. Por lo tanto, para el hombre sólo es
necesario lo objetivamente superfluo. Esto se juzgará paradójico, pero es la pura
verdad. Las necesidades biológicamente objetivas no son, por sí, necesidades para él.
Cuando se encuentra atenido a ellas se niega a satisfacerlas y prefiere sucumbir.

Como puede verse, esta tercera tesis de Ortega es la más radical: el hombre es un
animal para el cual sólo lo superfluo es necesario. Dicho en nuestros propios términos:
las necesidades del hombre no son naturales, sino artificiales, y esto es esencial para
entender la técnica. La técnica es la producción de lo superfluo, hoy y en la época
paleolítica.

En resumen: La técnica surge para resolver problemas y necesidades que la


naturaleza suscita en el hombre. Como resultado de la actividad técnica, los hombres
generan nuevos entornos artificiales (o sobrenaturalazas). Esos entornos artificiales dan
lugar a nuevas exigencias y necesidades en los seres humanos, muchas de las cuales
pueden ser consideradas como superfluas si se comparan con las necesidades naturales.
La sobrenaturaleza es una nueva circunstancia para los seres humanos, que influye
profundamente en la organización de las sociedades y en la vida de las personas.

De las últimas citas de Ortega podemos inferir una quinta tesis, que nos lleva a
replantearnos la noción misma de necesidad. Reducir el ámbito de la necesidad a lo
natural implica desconocer lo que es el hombre. Precisamente porque un ser humano
siempre vive en un medio total o parcialmente artificializado, sus necesidades no sólo
quedan definidas por su tendencia a adaptarse a ese medio, que ya es artificial, sino
también por su impulso a transformarlo, generando nuevas necesidades que
anteriormente hubieran sido consideradas como artificiales o superfluas, por recurrir a la
terminología de Ortega. El hombre no sólo transforma el medio natural para adaptarlo a
sus necesidades, sino que también transforma los medios artificializados, haciendo
surgir en ellos nuevos deseos que, en algunos casos, llegarán a convertirse en
necesidades. No sólo la naturaleza y la necesidad están mediatizadas por la
artificialidad: es el propio deseo quien se va cargando de artificialidad. Así es como
podemos explicarnos que en las sociedades desarrolladas se generen continuamente
nuevas formas de objetivación del deseo, algunas de las cuales pueden convertirse en
auténticas necesidades para muchas personas.
En realidad el pensamiento generalizado de Ortega de que la tecnología es "la
salvación" no se corresponde con nuestras opiniones. Hoy en día confundimos medios y
fines ya que detrás de todo el mundillo tecnológico se mueven muchos intereses
movidos por una cultura, que persigue la máxima perfección.

Podemos afirmar que el progreso técnico ha manifestado el poder del hombre.


La técnica pone de relieve el poder singular de la invención, del análisis y de la síntesis
del hombre. Se ve en la técnica como las capacidades de creación engendran un
sentimiento de poder y el hombre que no posee técnica genera un sentimiento de
impotencia; es fácil ver que la técnica gana progresivamente país por país y que su área
de acción se identifica con el mundo. En todos los países se tiende a aplicar los mismos
procedimientos técnicos, cualquiera que sea el grado de civilización. Aún cuando los
hombres no hayan asimilado por completo la técnica, pueden usar los instrumentos que
la técnica pone en sus manos. De esta forma en número de los esclavos técnicos
aumenta en cada momento, por lo que es necesario una formación intelectual de los
usuarios de la técnica, para que cada hombre se pueda servir de ella, ya que ha ganado
todos los elementos de la civilización, incluyendo a la ciencia, y logre generar la propia,
la que resuelva sus necesidades.

La técnica es una necesidad del sujeto humano. Si éste está en un constante


devenir de hacerse entonces está en un constante cambio, el sujeto humano se está
cambiando momento a momento. Está dejando de ser para convertirse en otra cosa
diferente a la que era. Esto no necesariamente lo coloca en la posibilidad de relacionarse
con el medio externo a él de la misma forma, ya que al cambiar, ve el entorno externo a
él cambiante. No es el entorno el que cambia es él. Al ver este entorno desde él,
cambiante, el sujeto humano tiende a cambiarlo para hacerlo adaptable a él y esta
adaptación del entorno al sujeto humano es lo que llamamos técnica. La técnica de
alguna forma nos marca tanto el nuevo entorno, como al nuevo sujeto humano adaptado
a éste. La técnica fue construida por el sujeto humano para modificar una naturaleza no
adaptada con sus nuevas formas de ser y es la técnica la que modifica la naturaleza; si el
sujeto humano no es el creador de la técnica, pero la recibe, tiende por ella
necesariamente a adaptarse a ésta, y por lo mismo, a una naturaleza que no ha cambiado
en función de él, lo que le presenta un doble problema: modificarse para adaptarse a la
técnica y modificar la naturaleza para adaptarla a esta nueva forma de percepción que de
ella tiene. Su técnica adquirida. Esto es muy grave, ya que el cambio no está dado por
una necesidad de cambio propia del sujeto, sino que le es impuesto por otro, lo que lo
lleva a adquirir nuevas necesidades creadas y no reales, con un cambio de su entorno
que no es generado por él, y que por lo mismo, no necesariamente es fácilmente
aceptado y asimilado. La incorporación de una técnica en un entorno implica el cambio
de éste; ésta es una clara actitud humana y sólo humana.

Podemos definir la técnica como la reforma que el hombre impone a la


naturaleza en vista de la satisfacción de sus necesidades. La técnica es la reacción que el
hombre realiza contra su entorno, reacción que lleva a crear entre éste y el hombre, una
sobrenaturaleza. Así podemos decir que el entorno del hombre es eso que llamamos
naturaleza y que no es otra cosa que el puro sistema de dificultades y facilidades con las
que el hombre pragmático se encuentra. La naturaleza existe por sí independiente del
hombre.

La primera característica de la técnica estriba en que va a prolongar el medio


natural y lo va a amplificar. El hombre con la técnica llegará a descomponer y volverá a
componer la realidad natural y montará sobre ella un mundo artificial, como en nuestro
tiempo. El hombre proyecta su naturaleza en la técnica. El cuerpo humano de cierto
modo se prolonga en la naturaleza por medio de la técnica.

En suma el hombre es producción, fabricación, y sólo porque éstas lo exigen,


por lo tanto, después y no antes, es pensamiento, teoría y ciencia. Así no existe ciencia
sin técnica, pero tampoco técnica sin ciencia. El hombre empieza cuando empieza la
técnica.

O como decía Ortega: “Sin la técnica el hombre no existiría ni habría existido


nunca”.

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