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Jesús

a través del
Antiguo Testamento

Transforma tu comprensión de la Biblia

Graeme Goldsworthy
Jesús a través del Antiguo Testamento: Transforma tu comprensión de la Biblia

Graeme Goldsworthy

ISBN Impreso 978-1-950135-65-3


ISBN EPUB 978-1-950135-66-0
ISBN MOBI 978-1-950135-67-7

Publicado en ©2021 por Proyecto Nehemías


170 Kevina Road, Ellensburg WA 98926
www.proyectonehemias.org

Traducido del libro Jesus through the Old Testament: Transform your Bible understanding
© 2017 por Graeme Goldsworthy. Publicado por The Bible Reading Fellowship
Traducción por Samuel Morrison

Todos los derechos reservados. Ninguna porción de esta publicación puede ser reproducida,
almacenada en un sistema de recuperación, o transmitida de ninguna forma ni por ningún medio —
ya sea electrónico, mecánico, fotocopias, grabación u otros— sin el previo permiso de la editorial o
una licencia que permita copia restringida.

Las citas bíblicas están tomadas de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional © 1986, 1999, 2015
por Biblica, Inc.

Imagen de portada: El sacrificio de Isaac, Juan de Valdés Leal.


ÍNDICE

Prefacio

PRIMERA PARTE: ¿DÓNDE ESTÁ JESÚS?


1. ¿Es el Antiguo Testamento un libro cristiano?
2. Comienzo: mirar el panorama completo
3. La trama de la Biblia
4. El reino de Dios como tema unificador
5. La forma de la revelación progresiva

SEGUNDA PARTE: TRABAJO CON LOS TEXTOS


6. Algunos sucesos clave en la revelación bíblica
7. Encontrar a Cristo en Génesis
8. Encontrar a Cristo en la historia de Israel
9. Encontrar a Cristo en los Sapienciales y los Salmos
10. Encontrar a Cristo en los libros proféticos
11. Jesús el cumplidor
12. Hágalo usted mismo

Sobre el autor
Todo esto es una sombra de las cosas que están por venir; la realidad se halla en Cristo.

COLOSENSES 2:17
Prefacio
Estoy profundamente agradecida de haber crecido yendo a la escuela dominical
donde aprendí las historias del Antiguo Testamento. Estoy agradecida de participar
cada verano en la escuela bíblica de vacaciones, donde hicimos cosas como hacer de
la tierra prometida mapas con sal y construimos las paredes de Jericó con palitos de
helado. Estoy agradecida por toda la historia y la doctrina que aprendí en mis clases
de Biblia en la universidad, por los desafíos personales que tuve al leer libros
cristianos a lo largo de los años y por la expectativa de que Dios me hablaría y me
cambiaría a través de su Palabra que se desarrolló en los años que pasé como adulta
en un estudio bíblico semanal intensivo.
Pero a pesar de lo agradecida que estoy por todas esas cosas, me doy cuenta de
que toda esta inmersión en la Biblia me dejó con poca o ninguna comprensión de la
manera en que la Biblia se articula como un solo relato del desarrollo del plan de
Dios para redimir todas las cosas a través de Cristo. No sabía cómo relacionar la
maldición y la promesa dada en Génesis 3 con todo lo que le siguió. No habría
podido rastrear la historia del éxodo de Israel, el cual entró en la tierra, tomó
posesión de la tierra, fue exiliado de la tierra y regresó a la tierra. No podría haber
explicado cómo se relaciona el reino de Israel en el Antiguo Testamento con el
reino que Jesús anunció en su venida. Miré a los personajes del Antiguo
Testamento como ejemplos a seguir o evitar y nunca imaginé que Cristo estaba
prefigurado en algunos de ellos. Simplemente evité a los profetas del Antiguo
Testamento porque eran incomprensibles y, en mi opinión, en ellos no había nada
que pudiera aplicar a mi vida real aquí y ahora.
Afortunadamente, llegó el día en que comencé a conocer la forma de
comprender más plenamente la historia y los temas de la Biblia, tal como se
presentan y explican en este libro. Cuando descubrí las enseñanzas de Graeme
Goldsworthy, las piezas del rompecabezas empezaron a encajar. La Biblia empezó a
tener sentido para mí de una forma nueva y profunda. Más que eso, Cristo se volvió
más precioso para mí. Ver quién es y lo que logró en su primera venida, a través de
los diversos ángulos del Antiguo Testamento, agregó textura y color.
Cómo desearía haber tenido mucho antes un libro como Jesús a través del
Antiguo Testamento. Envidio a todos los que, a través de las páginas de este libro,
estarán más arraigados en el contenido, la estructura y el significado de la Biblia
mucho antes que yo. A medida que avanzan, estarán capacitados para reconocer
temas importantes que se encuentran en la Biblia de principio a fin. Verán cómo el
Antiguo Testamento apunta a una vida justa y la necesidad de que alguien nos la
proporcione. En lugar de abordar la Biblia como un manual para la vida, o
simplemente como una fuente de inspiración, se orientarán a buscar la progresión
del reino de Dios, así como a comprender las implicaciones de vivir ahora como un
alegre súbdito del Rey Jesús.
Si han pasado toda su vida en la Biblia, pero reconocen que todavía hay brechas
en su comprensión, este libro les ayudará a cerrar algunas de esas brechas. Y si son
nuevos en la Biblia, este libro los cimentará en lo básico para que sus fundamentos
sean firmes y fuertes en la verdad de lo que Dios revela de sí mismo y sus planes y
propósitos en este mundo.
No podría haber mejor guía que Graeme Goldsworthy para el camino hacia una
comprensión más firme de la palabra de Dios. Mi oración por ustedes al comenzar
este libro es que lleguen a amar más a Cristo a medida que lo vean a través de todas
las Escrituras como resultado de su estudio a través de este libro.

Nancy Guthrie
Primera Parte

¿Dónde está Jesús?


1
¿Es el Antiguo Testamento un libro
cristiano?
¿Dónde está Wally? es el primero de una serie de libros de Martin Handford con
los que la mayoría de la gente estará familiarizada1. Al mirar una serie de imágenes,
el truco consiste en ver al hombre de la camisa a rayas rojas y blancas y el gorro en
medio de las escenas muy complicadas y una detallada masa de figuras muy
pequeñas dibujadas con gran cuidado y precisión. Buscar a Jesús en el Antiguo
Testamento es algo así como buscar a Wally, solo que más complejo. Se puede
encontrar a Wally; él está aquí. Pero en el Antiguo Testamento, Jesús no está
realmente allí en persona como el Jesús que encontramos en los cuatro Evangelios.
Jesús de Nazaret llega solo después que termina la era del Antiguo Testamento.
Entonces, si Jesús está allí, debemos entender de qué manera está allí. Antes incluso
de comenzar la búsqueda, hay muchos que plantearían la pregunta: «¿Es el Antiguo
Testamento realmente un libro cristiano?». Podrían sentirse tentados a responder
con un rotundo «no» sobre la base de que el nombre de Jesús de Nazaret no es
mencionado en ninguna parte en él. Otros pueden rechazarlo porque parece
enfocarse en una religión muy diferente del cristianismo que conocemos. Incluso
pueden considerar que la religión de Israel se opone directamente a la fe del Nuevo
Testamento. Uno podría sentir fácilmente que leer el Antiguo Testamento es como
golpearse la cabeza contra una pared de ladrillos; solo te sientes bien cuando te
detienes. Teniendo en cuenta que el Antiguo Testamento ocupa aproximadamente
las primeras tres cuartas partes de nuestra Biblia, descartarlo como irrelevante nos
ahorraría mucho tiempo y esfuerzo.

¿Qué dice el Nuevo Testamento al respecto?


Pero, por supuesto, no hay forma de que podamos simplemente ignorar el Antiguo
Testamento; no cuando comenzamos a leer el Nuevo Testamento y descubrimos
que el Antiguo Testamento, usualmente referido como «las Escrituras», fue la única
Biblia que Jesús y sus apóstoles poseían y usaban regularmente. No solo eso, sino
que fueron consistentes en la forma en que se referían al Antiguo Testamento como
un libro sobre Jesús. Consideren, por ejemplo, las diferentes formas en que los
cuatro Evangelios comienzan sus narraciones de Jesús refiriéndose a algún vínculo
con personas o eventos importantes en el Antiguo Testamento:

Tabla genealógica de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.


MATEO 1:1

Comienzo del evangelio de Jesucristo, el Hijo de Dios. Sucedió como está escrito en
el profeta Isaías…
MARCOS 1:1-2

Dios el Señor le dará el trono de su padre David, y reinará sobre el pueblo de Jacob
para siempre.
LUCAS 1:32-33

En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba con Dios en el principio. Por medio de él todas las cosas fueron creadas;
sin él, nada de lo creado llegó a existir. Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre
nosotros.
JUAN 1:1-3, 14

Estos pasajes son importantes porque suponen que tenemos que comprender la
conexión con el Antiguo Testamento para poder entender a Jesús:

• Mateo introduce a Jesús como el descendiente de David y de Abraham, dos de las


figuras más importantes de la narrativa del Antiguo Testamento.
• Marcos dice que el evangelio de Jesucristo se inicia con los profetas del Antiguo
Testamento.
• Lucas conecta a Jesús con un aspecto clave de la historia de Israel: el trono de
David.
• Juan nos hace volver al relato de la creación en Génesis, pero nos dice que Jesús,
el Verbo, fue el creador de todas las cosas.

Veamos ahora cómo es que el mismo Jesús habló de su conexión con el Antiguo
Testamento («las Escrituras»):
Luego les dijo: «Cuando todavía estaba yo con ustedes, les decía que tenía que
cumplirse todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los profetas y
en los salmos». Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las
Escrituras.
LUCAS 24:44-452

Ustedes estudian con diligencia las Escrituras porque piensan que en ellas hallan la
vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor! Sin embargo, ustedes
no quieren venir a mí para tener esa vida.
JUAN 5:39-40

Pero no piensen que yo voy a acusarlos delante del Padre. Quien los va a acusar es
Moisés, en quien tienen puesta su esperanza. Si le creyeran a Moisés, me creerían a
mí, porque de mí escribió él.
JUAN 5:45-46

Consideren también lo dicho por Pablo:

Nosotros les anunciamos a ustedes las buenas nuevas respecto a la promesa hecha a
nuestros antepasados. Dios nos la ha cumplido plenamente a nosotros, los
descendientes de ellos, al resucitar a Jesús…
HECHOS 13:32-33

Pablo, …llamado a ser apóstol, apartado para anunciar el evangelio de Dios, que
por medio de sus profetas ya había prometido en las sagradas Escrituras. Este
evangelio habla de su Hijo, que según la naturaleza humana era descendiente de
David.
ROMANOS 1:1-3

Pero ahora, sin la mediación de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, de la


que dan testimonio la ley y los profetas. Esta justicia de Dios llega, mediante la fe
en Jesucristo, a todos los que creen.
ROMANOS 3:21-22

Por ahora esto es suficiente: podríamos continuar con muchos otros pasajes del
Nuevo Testamento, pero el punto es que el Nuevo Testamento testifica del hecho
de que el Antiguo Testamento es sobre Jesús. Cómo es esto es la pregunta que
intentaré responder en este libro. Dondequiera que vayamos en el Nuevo
Testamento vamos a encontrar citas del Antiguo Testamento, o alusiones a él. Se
estima que en el Nuevo Testamento hay 1.660 lugares donde se menciona al
Antiguo Testamento, ya sea de forma directa al citarlo, o indirectamente por medio
de referencias a su enseñanza e ideas.
Estas consideraciones son suficientes para explicar por qué la iglesia cristiana,
desde sus inicios, ha considerado el Antiguo Testamento como su propia Escritura.
El Antiguo Testamento era la única Escritura que tenían los cristianos hasta que se
escribió el Nuevo Testamento y fue aceptado. El proceso de aceptación comenzó
con los apóstoles, pero la aceptación general de los 27 libros del Nuevo Testamento
puede haber ocurrido tan tarde como en el siglo V. Sin embargo, la historia de la
iglesia también nos muestra que una interpretación cristiana del Antiguo
Testamento siempre ha sido, de diversas maneras, un problema. Así que, desde el
principio, los cristianos han luchado por darle sentido al Antiguo Testamento. Sin
embargo, la iglesia nunca sugirió que deberíamos abandonar el Antiguo
Testamento una vez que el Nuevo Testamento fue recibido como Escritura. La
iglesia siempre ha reconocido que sus sagradas Escrituras constan tanto del Antiguo
como del Nuevo Testamento.
Por supuesto, sin más reflexión, podría ser simplemente posible reducir el
vínculo entre Jesús y el Antiguo Testamento a uno histórico. Se afirma en el Nuevo
Testamento que Jesús desciende de la casa de David de la tribu israelita de Judá. Sin
embargo, eso en sí mismo no establece una relación, sino que un linaje. Hay
millones de descendientes del antiguo Israel, pero eso no los convierte en
cumplidores de las profecías y promesas del Antiguo Testamento. El punto
significativo es que Jesús es proclamado como la respuesta a todas las expectativas,
predicciones proféticas y promesas divinas del Antiguo Testamento establecidas por
Dios mismo. Si este es el caso, entonces hay un sentido real en el que Jesús está
presente en esas promesas y expectativas. Si Jesús es el cumplidor, nos ayudará
mucho a comprender exactamente qué es lo que cumple. Sugerí al principio que
buscar a Jesús en el Antiguo Testamento es más desafiante que buscar a Wally.
Ahora debo matizar eso diciendo que la mayor dificultad existe para aquellos que
ignoran el testimonio del Nuevo Testamento. Si permitimos que Jesús, los apóstoles
y los demás autores del Nuevo Testamento nos guíen, encontraremos a Jesús
revelado en el Antiguo Testamento. Puede que no sea de la manera que
esperábamos, pero él está allí de todos modos.

Algunos caminos falsos que debemos evitar


Hay algunos errores que debemos evitar en nuestros intentos de usar el Antiguo
Testamento de una manera que sea consistente con la fe cristiana. Y, como se dice,
«hombre prevenido vale por dos». A lo largo de la historia de la iglesia cristiana, se
han probado muchos enfoques insatisfactorios y algunos de ellos todavía existen en
la actualidad. Este no es el lugar para revisar la historia de la interpretación del
Antiguo Testamento, pero podemos evitar algunos de los enfoques menos útiles del
asunto si estamos conscientes de tales escollos. Estas son algunas posibilidades en
las cuales pensar, pero recuerda, el propósito principal de este libro es proponer
algunos pasos positivos que se pueden dar hacia un uso sólido del Antiguo
Testamento. Deben evitarse los siguientes enfoques:

1. El Antiguo Testamento es totalmente irrelevante para el


cristiano, así que concentrémonos en el Nuevo Testamento.
Podemos encontrarnos fácilmente adoptando automáticamente este punto de vista.
Si consideramos que el Antiguo Testamento es poco interesante, o difícil de
entender, en comparación con el contenido específicamente cristiano del Nuevo
Testamento, podríamos terminar simplemente descuidándolo. Podemos decir que
toda la Biblia es la Palabra de Dios, pero en realidad solo usamos el Nuevo
Testamento. En la práctica, habremos desechado el Antiguo Testamento casi por
completo.

2. El Antiguo Testamento se opone al Nuevo Testamento porque


trata de un programa fallido de salvación guardando la ley.
Este es un malentendido fatal. En el Nuevo Testamento hay mucho sobre las
buenas obras que debemos hacer como creyentes. La mayoría de los cristianos
reconocen que esas buenas obras son el fruto de nuestra justificación gratuita a
través de la fe, no la causa de ella. Existe un malentendido común en relación con
el Antiguo Testamento y es considerar que la ley de Moisés es un programa de
salvación por medio de las obras de la ley. Debemos tener claro que la religión del
Antiguo Testamento no establece un programa de salvación por obras. No es que
Dios probó un camino de salvación con Israel que falló, por lo cual tuvo que idear
otro programa en el evangelio. Tanto el Nuevo como el Antiguo Testamento
presentan un programa de salvación por gracia mediante la fe. La distinción es que,
en el Antiguo Testamento, es la fe en las promesas de Dios la que finalmente se
cumple en Cristo.

3. El Antiguo Testamento proporciona el ejemplo de muchas


personas piadosas para imitar y muchas personas malas para
evitar. Por tanto, el ejemplo moral del Antiguo Testamento es su
único beneficio.
No cabe duda de que hay muchos personajes piadosos e impíos en el Antiguo
Testamento. El problema es que usar solo como ejemplos a los personajes del
Antiguo Testamento a menudo pasa por alto su comportamiento en el contexto más
amplio de lo que Dios está haciendo. Dios es el personaje principal del Antiguo
Testamento; nuestra principal preocupación deben ser los actos de Dios, no los
actos de los personajes humanos. Ninguno de los personajes del Antiguo
Testamento es totalmente puro en lo que hace y dice, ni es totalmente malvado.
Por lo tanto, usar estos personajes solo como ejemplos pasa por alto el tema más
importante de su participación en la revelación progresiva del reino de Dios y del
camino de la salvación. Si nos centramos exclusivamente en los personajes
humanos, pasaremos por alto el hecho de que el personaje principal de la narración
no es un héroe (o antihéroe) israelita, sino el mismísimo Dios.

En resumen:

• Algunos cristianos consideran el Antiguo Testamento como claramente


irrelevante.

• Algunos consideran el Antiguo Testamento como valioso por los ejemplos


morales, buenos o malos, de los personajes de la narración. Es decir, el Antiguo
Testamento llega a ser un libro sobre nosotros mismos.

• Ya hemos visto que el Nuevo Testamento entiende el Antiguo Testamento


principalmente como un libro sobre Cristo. Si queremos evitar las trampas,
necesitamos desarrollar una forma de lectura que refleje el testimonio del Nuevo
Testamento sobre el Antiguo Testamento como un libro sobre Cristo.

En el próximo capítulo, pasaré a considerar lo que implica desarrollar un


pensamiento cristiano sobre el Antiguo Testamento.

Nota clave
Jesús, los apóstoles, los escritores del Nuevo Testamento y los primeros
cristianos aceptaron el Antiguo Testamento como un libro sobre Jesucristo.

Tómate un momento para reflexionar…


• Cuando lees el Antiguo Testamento, o escuchas su lectura, ¿te preguntas de qué
manera apunta a Cristo?
• Cuando lees el Nuevo Testamento, o escuchas su lectura, ¿reflexionas sobre las
referencias al Antiguo Testamento y por qué están allí?
• ¿Te has preguntado alguna vez por qué nuestra Biblia incluye el Antiguo
Testamento?

Consejo: Lee Lucas 24 y fíjate en las conexiones hechas entre la resurrección de Jesús y el
Antiguo Testamento.

1. ¿Dónde está Wally? B DE BLOCK; 001 Edición (23 octubre 2018).


2. En cualquier cita bíblica, las cursivas son mías.
2
Comienzo: mirar el panorama completo
Hablamos de la Biblia como la Palabra de Dios, y también se hace referencia a Jesús
como la Palabra de Dios que vino en la carne (Juan 1:1-3, 14). ¿No nos dice esto
algo sobre la conexión entre Jesús y toda la Biblia? Al aplicar el título «Palabra»
tanto a Jesús como a la Biblia, estamos expresando el hecho de que toda la Biblia
trata de Jesús.

Introducción al Antiguo Testamento


Por lo tanto, tomemos en serio el hecho de que tenemos un gran libro del cual
ocuparnos; de hecho, una gran colección de libros. Y los incluimos a todos bajo el
título de «la Palabra de Dios».
Si Jesús también es la Palabra, nuestra tarea consiste en comprender la relación
entre él y la Biblia de modo que ambos constituyan la única Palabra de Dios. Tal
vez nunca has manejado el Antiguo Testamento o, si lo has hecho, puedes sentir
que no has entendido realmente de qué se trata, o cómo es relevante para la vida.
¿Dónde empezamos? Bueno, una buena manera de familiarizarse con cualquier
libro es primero mirar el índice (si se proporciona uno) y tener una idea de lo que
trata. En tu Biblia, este diagrama se verá así (ver siguiente página). He agregado
comentarios en recuadros con el fin de aclarar y describir el carácter de los 39
libros que componen el Antiguo Testamento.
No voy a incluir una tabla del Nuevo Testamento, dado que la mayoría está más
familiarizada con él. Su historia se encuentra en los cuatro evangelios y los Hechos
de los Apóstoles. El resto consiste en cartas escritas por apóstoles y otros, la
mayoría de ellas a varias iglesias cristianas recién fundadas.

Ahora resumiré algunos hechos básicos sobre la Biblia:

1. Hay dos divisiones principales llamadas Antiguo Testamento y Nuevo


Testamento. Más adelante llegaremos al significado de estos nombres.
2. En el Antiguo Testamento hay 39 libros y en el Nuevo Testamento hay 27,
sumando 66 en total. Nuestras versiones en español están organizadas de manera
similar a la traducción griega del Antiguo Testamento. No está en orden
cronológico, sino que los libros están organizados en torno a su tema o tipo de
escritura, como se puede ver en el Diagrama 1.

3. Los judíos organizaron su Biblia hebrea de manera diferente a como la tenemos


nosotros. Las Escrituras (el Antiguo Testamento) para los judíos contenían tres
partes: Ley, Profetas y Escritos (cuyo libro principal era Salmos)3. Así que ahora
puedes ver eso en Lucas 24:44 («escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los
profetas y en los salmos»), Jesús afirma estar relacionado con las tres partes, es
decir, con la totalidad del Antiguo Testamento.

4. La pregunta de cuándo se escribieron estos libros no tiene una respuesta fácil. La


colección de 66 libros individuales se formó durante un largo período de tiempo. Si,
como parece ser el caso, Moisés fue responsable de la mayor parte de los primeros
cinco libros, debemos fecharlos en algún lugar a mediados del siglo XV a. C. El
último de los libros del Nuevo Testamento nos lleva a finales del siglo I d.C.

¿Por qué «Antiguo Testamento» y «Nuevo Testamento»?


«Testamento» significa lo mismo que la palabra bíblica «pacto», el cual se refiere a
una promesa entre Dios y la humanidad. Los cristianos reconocen que Jesús trae un
nuevo pacto en cumplimiento de las promesas de Dios en el Antiguo Testamento.
Por lo tanto, el Antiguo Testamento (Antiguo Pacto) se basa esencialmente en las
promesas de Dios y el Nuevo Testamento (Nuevo Pacto) declara que estas promesas
se cumplen en Jesucristo. A lo largo de los siglos, los cristianos han utilizado
diferentes formas de describir la relación de los dos Pactos o Testamentos4. El
mayor contraste entre los Testamentos es que el Antiguo Testamento nos prepara
para la venida del Mesías (Salvador) y el Nuevo Testamento proclama la venida de
Jesús como este Mesías esperado, para vivir y morir por su pueblo.
Diagrama 1: Los libros del Antiguo Testamento

Los idiomas de la Biblia


En los manuscritos bíblicos originales se utilizaron tres idiomas.

• El hebreo es el idioma de la mayoría de los libros del Antiguo Testamento.


• El arameo, un idioma estrechamente relacionado con el hebreo, se encuentra en
partes de Daniel y Esdras.
• El griego es el idioma del Nuevo Testamento.

La mayoría de los israelitas hablaban y escribían en una antigua escritura hebrea


similar a la que usaban los cananeos. Cuando los judíos (el reino del sur de Judá)
fueron al exilio en Babilonia entre el 597 y el 586 a. C., aprendieron a hablar
arameo, que era el idioma que encontraron allí. También comenzaron a escribir su
propio idioma hebreo usando el alfabeto arameo5. Cuando llegamos al tiempo de
Jesús, los romanos habían reemplazado a los gobernantes griegos helenísticos de
Judea, pero el griego común (o koiné) seguía siendo el idioma utilizado en esa parte
del Imperio Romano. Se cree que Jesús probablemente habló arameo, pero todos los
escritores del Nuevo Testamento usaron el griego, que era el idioma más universal.

El uso del lenguaje


Cada vez que lees un periódico o tus revistas favoritas, reconocerás fácilmente que
hay muchas formas diferentes en que usamos el lenguaje. Puede que nunca hayas
clasificado conscientemente los diferentes tipos de escritura, pero comprenderán
que empleamos las palabras de diversas formas para comunicarnos. No todo es una
descripción literal de lo que ha sucedido, o de lo que esperan que suceda; eso sería
muy aburrido. Leer el diario o una revista requiere que nos adaptemos a muchos
tipos diferentes de escritura. Normalmente hacemos esto sin siquiera pensarlo:
sabemos que un editorial no es un titular de noticias, ni una tira cómica o un
anuncio clasificado. No toma mucho tiempo darse cuenta de que la Biblia también
contiene una variedad de géneros literarios, y no todos consisten en una
descripción o narración literal. Por ejemplo, aunque el Antiguo Testamento
contiene una sola historia de un pueblo elegido por Dios para ser su pueblo, hay
mucho más en los textos que una historia o una narración histórica.

Encontramos:

• Leyes y estatutos
• Pactos
• Oráculos proféticos
• Oraciones
• Cantos de alabanza, acción de gracias y lamento
• Dichos de sabiduría
• Genealogías
• Parábolas y fábulas
• Lenguaje poético: metáforas, símiles y simbolismo
• Visiones y símbolos apocalípticos

De la misma forma que en nuestra lectura diaria nos adaptamos a diferentes tipos
literarios (periódicos, libros, revistas, blogs, tuits, etc.), así debemos aprender a
adaptarnos a los diversos tipos de literatura bíblica. Debido a que la Biblia es una
colección antigua, contiene muchos géneros o tipos de literatura que no
encontramos en ninguna otra parte de nuestra vida diaria. Muchas doctrinas
curiosas han surgido de la disposición a leer todos los textos bíblicos de la misma
manera, a menudo como una narración completamente literal.

La unidad de la Biblia
Esta complejidad puede parecer que dificulta mucho la tarea de leer la Biblia y, si
somos realistas al respecto, hay partes de la Biblia que requieren cierto esfuerzo. Sin
embargo, no deberíamos decir simplemente: «¡Es demasiado difícil!», y rendirnos.
Digo esto porque hay una estructura discernible en la revelación bíblica que
depende de la trama de la historia redentora de Dios.
La unidad de la Biblia es algo en lo que creemos porque Jesús y sus apóstoles
aceptaron claramente que los libros del Antiguo Testamento, a los que se hace
referencia como «las Escrituras», se unen en la persona y obra de Jesús mismo. Una
dificultad para nosotros es que esta unidad no es tan obvia cuando leemos la Biblia,
en parte porque hay mucho texto para entender. Pero podemos ser guiados por
Jesús mismo y su visión de la unidad, que es que cada parte del Antiguo Testamento
apunta hacia a él; se cumple en él y por él. Con este hecho básico para guiarnos, se
vuelve mucho más fácil comenzar a discernir cómo toda la Escritura trata sobre
Cristo. Nuestro sentido de su unidad crecerá a medida que nos familiaricemos más
con la Biblia.

Conclusión
• El Antiguo Testamento es definitivamente un libro cristiano. Podemos decir esto
porque Jesús, los apóstoles y otros autores del Nuevo Testamento lo dicen. La
iglesia desde el principio ha dado testimonio de esto.
• Por tanto, los cristianos afirman que el Antiguo Testamento es, en sí mismo,
incompleto. Su verdadero significado se encuentra solo cuando se vincula al Nuevo
Testamento.
• Dado que es un libro cristiano que testifica de Jesús, nosotros, como cristianos,
debemos esforzarnos por entenderlo como tal.
• Algunos podrían argumentar que, dado que el Antiguo Testamento se cumple en
el Nuevo Testamento, no necesitamos leerlo; deberíamos leer el Nuevo Testamento
porque ahí es donde está la verdadera sustancia. Sin embargo, esto es miope. Si no
se sabe qué es lo que cumple el Nuevo Testamento, es poco probable que se
comprenda su importancia.
• Además, las escrituras del Nuevo Testamento constantemente se refieren, citan,
aluden y se hacen eco del Antiguo Testamento. Suponen un conocimiento del
Antiguo Testamento en sus lectores. Hay mucho en el Nuevo Testamento que
simplemente no podemos entender sin saber qué hay en el Antiguo Testamento.
Siempre que el Nuevo Testamento se refiere a Jesús como «el Cristo»6, nos está
señalando al Antiguo Testamento para comprender quién y qué es el Cristo
prometido (Mesías). Cada vez que se refiere o usa el título «Cristo», está
reconociendo el lugar que ocupa el Antiguo Testamento en nuestro pensamiento.

Ahora debemos considerar cómo está construido el Antiguo Testamento y de qué


manera testifica de Cristo.

Nota clave
El «panorama completo» o general implica una unidad del Antiguo y Nuevo
Testamento de la Biblia, una unidad que está respaldada por Jesús y los
escritores del Nuevo Testamento.

Tómate un momento para reflexionar…

• Lee 2 Timoteo 3:14-17. ¿Cómo describe Pablo el Antiguo Testamento y su papel


en la vida cristiana de Timoteo? ¿Qué tipo de unidad implica en el Antiguo
Testamento?
• Sugerencia: tómate un momento para tratar de recordar lo que ya sabes acerca del
«panorama completo» de la Biblia.
• Dedica un momento a la tabla de contenido del Antiguo Testamento y ve si esto
te ayuda a apreciar mejor la unidad de las Escrituras.

Consejo: el panorama completo no tiene porque estar lleno de detalles; sólo se debe tener una
idea de la trama principal de la Biblia.
3. Es posible que a veces escuches referencias a Tanak. Este es un acrónimo de las iniciales de los
nombres hebreos de las tres partes del Antiguo Testamento: Torá, Nevi’im, Ketuvim.
4. La división entre los dos Testamentos se ve acentuada por los aproximadamente 400 años que
transcurrieron entre el final del período del Antiguo Testamento y la llegada de Jesús. Ninguno de
los escritos judíos de ese período intermedio es reconocido por la iglesia cristiana como escritura
inspirada y no están incluidos en nuestra Biblia. Varios de estos libros están incluidos en la
colección conocida como Apócrifos. Estos son útiles para comprender mejor la historia y la cultura
de los judíos de este período de influencia helenística. La Iglesia Católica Romana acepta los libros
apócrifos como «deuterocanónicos». Este término originalmente designaba textos recibidos como
canónicos pero que no formaban parte de la Biblia hebrea.
5. Esto se ha convertido en la escritura hebrea cuadrada que se usa hoy en día en inscripciones y
libros hebreos impresos.
6. Cristo (Gr. Christos) es la traducción griega de la palabra hebrea para Mesías. Significa «el
ungido».
3
La trama de la Biblia
La Biblia se basa en una trama definida. Como toda buena historia, tiene un
principio, un desarrollo y un final. El comienzo es la creación. El medio es la
narración de la historia de Israel, que conduce a la figura central de Jesús de
Nazaret. El fin es la nueva creación y el reino de Dios. Otras secciones que no son
narrativas también están relacionadas con la historia del pueblo de Dios porque
fueron escritas por personas que fueron parte de esa historia y que reflexionan
sobre ella.

Captar la trama
Es importante que primero tengas alguna noción del panorama completo que se
presenta en toda la Biblia y evites la fragmentación que separa un evento o un texto
del contexto más amplio. Cuanto más comprendas el panorama completo, mejor
podrás relacionar cualquier parte de este con el todo. Diré más sobre esto cuando
veamos partes específicas del Antiguo Testamento.
En esta etapa, quiero que adquieras algo de confianza al conocer el alcance
amplio de la narración bíblica desde la creación hasta la nueva creación. Es fácil
empantanarse en algunos de los detalles, especialmente en el Antiguo Testamento.
Pero si uno se concentra en los eventos principales, no es tan problemático. En el
próximo capítulo hay una línea de tiempo condensada que puede ser útil para
consultar en el futuro. A continuación, se ofrece un esquema narrativo sugerido de
los puntos clave de la revelación bíblica. La historia es algo como esto:

Esquema del relato de la Biblia


Dios creó todo, incluidas las personas, las cuales le desobedecieron y, en
consecuencia, fueron condenadas a muerte. Las cosas se pusieron muy mal
hasta que Dios llamó a Abraham y le hizo algunas promesas bondadosas. Pero
los descendientes de Abraham se convirtieron en esclavos. Dios los salvó y
trajo a la nación de Israel a la tierra originalmente prometida a Abraham. Dios
les entregó una forma de conocerlo y ser gobernados por él. Esto involucraba
el templo en Jerusalén y también al rey. Pero las cosas aún no iban bien e
Israel finalmente fue expulsado de la tierra y enviado al exilio. A través de sus
profetas, Dios les dijo por qué estaban siendo juzgados. También pronunció
palabras de consuelo cuando prometió salvar a un remanente fiel de Israel y
restaurarlo como su pueblo. Pero incluso el regreso del exilio no trajo el reino
de Dios. Después de una larga espera, Jesús vino y declaró que el reino «está
cerca». Él murió por los pecadores y fue al Padre. Un día volverá a juzgar a
vivos y muertos. Entonces, el reino de Dios se verá universalmente en toda su
gloria.

Eso es todo en pocas palabras, pero creo que necesitamos un poco más de
detalles que eso. Así que comencemos de nuevo e incluyamos un poco más de
la historia.

1. Inicios: las narraciones de la creación

• El Antiguo Testamento comienza con dos perspectivas sobre la creación (Génesis


1 y 2). Nuestros primeros padres, Adán y Eva, son colocados en el jardín del Edén
con todo lo que necesitan. Sin embargo, tienen prohibido comer de cierto árbol
muy especial.

• La serpiente emerge y tienta a Eva a emplear la independencia de pensamiento;


pensar «fuera del esquema» de la revelación de Dios. Ella involucra a Adán y ambos
caen en la tentación de ser independientes de Dios al evaluar qué es la verdad, qué
es bueno y qué es malo (Génesis 3). De hecho, están asumiendo la responsabilidad
de juzgar si se puede confiar en Dios o no. Ellos eligen lo negativo.

• Cae sobre ellos lo que se les advirtió sobre del juicio de Dios y la pareja es
expulsada del Edén; en un acto de misericordia, se causa que la creación caiga con
ellos a fin de que el mundo sea adecuado para que personas caídas vivan en él. Esto
podría parecer el final de la historia, pero Dios claramente tiene otras ideas que lo
hacen pronunciar un juicio sobre la serpiente que incluye el fuerte indicio de una
reversión de la caída (Génesis 3:15).

2. La escalada del mal en el mundo


• Los hijos de Adán y Eva, Caín y Abel, tienen una disputa y, enojado, Caín mata a
su hermano. A partir de este momento, se desarrolla la historia de la escalada del
mal en el mundo (Génesis 4-6). Finalmente, Dios declara que ya es suficiente y
decide destruir a la humanidad y los animales terrestres en una gran inundación.

• Pero Dios también tiene el propósito de salvar a unos pocos, y elige a Noé y su
familia para salvación junto con parejas de animales. En el arca, esta familia flota
hacia un lugar seguro mientras todo lo demás es destruido (Génesis 6-9).

• Hasta ahora han surgido dos líneas de personas: una línea piadosa a través de
Abel, Set y Noé; y una línea impía de Caín. Solo Noé y su familia sobreviven al
diluvio, y los acontecimientos conducen a una distinción similar. Los tres hijos de
Noé son ahora los antepasados de tres líneas: una línea impía a través de Cam; una
línea piadosa a través de Sem; y una línea a través de Jafet que de alguna manera
compartirá las bendiciones de Sem (Génesis 10-11).

3. El pacto de salvación

• A continuación, se nos presenta una de las ideas más significativas y una de las
figuras más importantes de la historia bíblica: el pacto con Abraham (inicialmente
llamado Abram). Así como Noé había hallado gracia (o favor) a los ojos del Señor,
ahora Abram es elegido para recibir una bendición de importancia eterna (Génesis
11).

• Dios le dice a Abram que se dirija un a «la tierra que te mostraré». Le promete:
○ La tierra.
○ Una gran nación a partir de su descendencia.
○ Una bendición y un nombre famoso.
○ Que por medio de él serán bendecidas todas las familias de la tierra (ver Génesis
12:1-3).

• Abram y su esposa Sara son ancianos y no tienen hijos. Pero Dios le promete que
su descendencia será tan numerosa como las estrellas del cielo. «Abram creyó al
Señor, y el Señor se lo reconoció como justicia». (Génesis 15:1-6). Estas promesas se
formalizan como un pacto, y el nombre de Abram se cambia a Abraham («padre de
una multitud» - Génesis 17).
• Finalmente, la promesa se cumple con el nacimiento de Isaac; luego Isaac
engendra a Jacob quien, a su vez, engendra doce hijos. Una narración bastante
detallada conduce a la situación en la que toda la familia reside en Egipto. Con el
tiempo, el rey de Egipto esclaviza a los hebreos (los descendientes de Jacob) y los
somete a trabajos forzados (Génesis 21-50).

4. El éxodo: un modelo de salvación

• La situación de los hebreos se vuelve desesperada. Dios nombra a Moisés para


confrontar al faraón y emitir el mandato de Dios de dejar ir a su pueblo. Se
necesitan las diez plagas para convencer al faraón de que los deje ir, e incluso
entonces se arrepiente y los persigue. Habiendo perdonado a los fieles a través del
cordero pascual, Dios saca a la nación mediante un milagro en el Mar Rojo y
destruye a los ejércitos de Egipto que los perseguían (Éxodo 1-15). Cabe recordar
que el personaje principal de esta gran historia es Dios mismo.

• Los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob llegan al monte Sinaí y ahora son
reconocidos como la nación de Israel. En el Sinaí, Dios da la ley a través de Moisés:
un cuerpo de instrucción dado a los israelitas con respecto a su vida como pueblo
redimido de Dios (Éxodo 20-23). Dios sella el pacto hecho con Israel por medio de
la sangre de un sacrificio (Éxodo 24).

• Luego, Israel recibe los mandamientos del Señor sobre un tabernáculo y un


sacerdocio. Dios morará en medio de ellos, pero solo en sus términos. Su contacto
con el pueblo estará mediado por el ministerio sacerdotal del tabernáculo (Éxodo
25-40). Se entregan otras leyes al pueblo acerca de la vida como pueblo especial de
Dios (Levítico).

5. Entrada y posesión de la tierra prometida

• La incredulidad ocasiona un comienzo en falso en el proceso de tomar posesión


de la tierra. Toda una generación es condenada a morir en el desierto porque
rechazaron el mandato de Dios de entrar y poseer la tierra (Números). Después de
40 años en el desierto, mientras la siguiente generación se prepara para entrar, Dios
habla a través de Moisés para prepararlos para este paso trascendental
(Deuteronomio).
• Bajo el liderazgo de Josué, los israelitas cruzan el Jordán y comienzan a tomar
posesión de Canaán. La incursión tiene un gran éxito y la tierra se divide en áreas
tribales (Josué). Sin embargo, quedan muchos enclaves de cananeos idólatras y
otros pueblos. Esto conduce a una guerra constante y muchas dificultades para la
posesión de la tierra por parte de los israelitas y para su fidelidad a Dios. Dios envía
una serie de jueces para lidiar con la situación (Jueces).

6. Consolidación, grandeza y monarquía

• Con el tiempo, Samuel se establece como profeta sobre Israel. La naciente nación
es acosada por vecinos hostiles como los filisteos. La gente comienza a anhelar un
rey que los gobierne «como las naciones». Samuel preside la elección de Saúl, cuyo
reinado resulta fallido. Entonces un joven David es elegido por Dios y ungido por
Samuel. Saúl continúa reinando y ve a David como una amenaza a su poder. La
muerte de Saúl a manos de los filisteos deja a David ungido como rey (1 Samuel).

• Los logros más notables de David incluyen la captura de la ciudad jebusea de


Jerusalén y el traslado del arca del pacto a la ciudad. También logra la grandeza
política para el reino de Israel. Aunque comete asesinato y adulterio, se establece
como el rey que Dios ha elegido (2 Samuel).

7. Decadencia, cisma y exilio

• Cuando David muere, su hijo con Betsabé, Salomón, se convierte en rey. Él


gobierna sobre el reino más grande y extenso de Israel. Es conocido por el don de
sabiduría otorgado por Dios y por la construcción del templo. La gloria no duró, ya
que Salomón se vuelve necio a causa de las mujeres paganas. A su muerte, su hijo
Roboam continúa el declive idólatra. Liderados por Jeroboam, las diez tribus del
norte se rebelan y se separan, estableciendo el reino de Israel. Judá y Benjamín
permanecen en el sur como el reino de Judá. A pesar de la apostasía dentro de Judá,
Dios cumple sus promesas a David y su dinastía sobrevive por más de 300 años.
Durante ese tiempo hay reyes malos y algunos buenos. Dos de los reyes más
virtuosos, Ezequías y Josías, intentan reformar la fe de Judá, pero es demasiado
poco, y demasiado tarde (1 y 2 Reyes).

• El reino del norte sigue siendo apóstata y cae ante los poderosos asirios en 722 a.
C. Mucha de la población es llevada al exilio y la tierra es entregada a los
extranjeros. El reino del sur logra sobrevivir al ataque de los asirios, pero cae ante
los babilonios en el 597 a. C. En el 586 a. C., Jerusalén y el templo son destruidos.
En ambas ocasiones, muchos de los principales ciudadanos son deportados a
Babilonia (2 Reyes).

• La mayoría de los profetas mayores y menores se escribieron alrededor de este


período. En su mayoría se tratan de que Dios o advierte a su pueblo a través del
profeta de que su pecado terminará en el exilio (como Jeremías), o consuela a su
pueblo durante el exilio y les recuerda que no los abandonará (como las últimas
partes de Isaías).

8. Retorno y reconstrucción

• Cuando el imperio babilónico cae en manos de los persas, se adopta una nueva
política que afecta a los pueblos cautivos. El rey Ciro decreta en 538 a. C. que los
cautivos pueden regresar a sus países de origen. Los libros de Esdras y Nehemías
narran el regreso y el comienzo de la reconstrucción de Jerusalén y el templo. El
pueblo de Judá todavía está bajo el control general de los persas y lo seguirá estando
hasta la llegada de Alejandro Magno en el siglo IV a. C.

• Algunos de los profetas menores escribieron en este período, para animar al


pueblo de Dios recordándoles que Dios todavía está con ellos (como Hageo y
Malaquías).

9. Los judíos en el período intertestamentario

• Alejandro y sus sucesores se dispusieron a helenizar las tierras del antiguo Medio
Oriente. La religión y la cultura judías chocaron con la cultura griega helenística de
muchas maneras y los judíos sufrieron mucha persecución. La revuelta macabea del
siglo II no logró aliviar esta situación. Luego llegaron los romanos. En definitiva, los
judíos habían sufrido cautiverio y un gobierno opresivo desde finales del siglo VI, y
en la época de Jesús los encontramos subordinados a Roma.

10. Jesús y la fundación de la iglesia cristiana


• Los cuatro evangelios cuentan su historia desde puntos de vista individuales; es la
misma historia, pero diferentes aspectos. Su tema es Jesús de Nazaret: su
nacimiento, vida, muerte, resurrección y ascensión. Los Hechos de los Apóstoles
retoma la narración desde la ascensión de Jesús (Hechos es el volumen dos del
Evangelio de Lucas). La primera parte habla principalmente de las primeras
experiencias de la iglesia judía y de la preocupación de estos primeros cristianos por
comprender qué lugar les corresponde a los gentiles en toda esta historia. La
segunda parte trata principalmente sobre la misión de los judíos a los gentiles y, en
particular, los viajes misioneros de Pablo.

• Las epístolas, en su mayoría escritas por Pablo, están escritas para tratar varias
situaciones en las incipientes iglesias que generalmente contienen una mezcla de
judíos y gentiles. El Apocalipsis de Juan es una elaborada carta a las perseguidas
iglesias en Asia Menor para animarlas con garantías de la victoria de Dios y su
Cristo. Esta trama es el medio a través del cual se revelan el plan y el propósito de
la salvación.

Resumen de la trama
Ahora, juntemos los principales elementos de la trama. Habrás notado que la
narración bíblica se concentra y está estructurada por algunos sucesos clave que
involucran a Dios y su pueblo elegido. Dios es el principal actor de todos estos
acontecimientos:

• Creación.
• La expulsión del Edén debido a la caída de la humanidad en pecado.
• El pacto de salvación.
• El éxodo como modelo de salvación; la entrega de la ley.
• La entrada y posesión de la tierra prometida.
• La consolidación de la nación que conduce a la monarquía.
• Declive, cisma y exilio a Babilonia.
• Retorno y reconstrucción.
• El período intertestamentario.
• Jesús y la fundación de la iglesia cristiana.
• La nueva creación para los redimidos.

Estos son los sucesos en los que debemos concentrarnos. La gran cantidad de
detalles que emergen dentro de las narraciones pertenece a este marco esencial del
plan y propósito de Dios, que alcanza su objetivo con Jesús. Ahora debemos mirar
la estructura de esta revelación con respecto a la narración. Recuerden, Dios es el
personaje principal.

Nota clave
Para obtener un panorama completo se debe comenzar con una línea de
tiempo que se centre en las personas y acontecimientos clave que Dios usa
para revelar el patrón de redención.

Tómate un momento para reflexionar…

• Piensa en la idea de que la historia del Antiguo Testamento es la historia de los


hechos de Dios.
• Lee Hechos 13: 13–43. Este es el primer sermón registrado de Pablo. Observa
cómo predica el evangelio como la culminación de los actos de Dios entre su
pueblo Israel.
• ¿Cuáles son los principales sucesos en los que se centra Pablo y por qué crees que
lo hace?
• ¿Puedes sugerir por qué Pablo dice que las promesas del Antiguo Testamento se
cumplen en la resurrección (vv. 32–33)?

Consejo: Primero apunta a la narrativa esencial; puedes completar los detalles más tarde.
4
El reino de Dios como tema unificador
A primera vista, la Biblia puede parecer una enorme acumulación de obras
literarias sin relación entre sí. He sugerido un enfoque de esta considerable
colección de libros que nos permite detectar la estructura y los patrones que le dan
su unidad. Entonces, ¿qué tipo de unidad hay?

La unidad de la Biblia
Hay tres dimensiones principales en la Biblia que nos interesan:

1. Es literatura, un libro, o más bien una colección de 66 libros, y debemos tener en


cuenta las muchas formas en que se utilizaba la escritura para comunicarse. Aquí
hay poco en cuanto a unidad, aparte del hecho muy general de que la escritura se
utilizó para comunicar la Palabra de Dios.

2. Tiene una trama histórica que describí en el capítulo anterior. Hay una unidad
en esto, ya que se trata de la historia del pueblo de Dios. La narración general es
coherente.

3. Tiene un mensaje, un contenido teológico, que nos habla como la Palabra de


Dios sobre su propósito de establecer su reino. Como literatura, el Antiguo
Testamento no es diferente de cualquier otra colección de escritos. Debemos tener
en cuenta la forma en que se usa el lenguaje en sus distintas partes. Pero, siendo el
Antiguo Testamento lo que es, necesitamos entender el contexto histórico de
cualquier texto. Y debemos tratar de comprender en qué consiste el contenido
teológico de cada parte del Antiguo Testamento.

La historia que he bosquejado en el capítulo anterior es continua, a pesar de que a


partir del esquema no resulta obvio que haya una unidad global de toda la Biblia. Y,
dada la brecha de aproximadamente 400 años entre la historia del Antiguo
Testamento y los relatos de Jesús y los apóstoles en el Nuevo Testamento, puede
parecer que no hay una conexión obvia entre ambos. Esto es así hasta que
investigamos la actitud de Jesús y los escritores del Nuevo Testamento hacia el
Antiguo Testamento como las Escrituras que apuntan a Jesús y se cumplen en y por
él. Debe quedar claro para el lector atento que Dios revela progresivamente su plan
y propósito en el proceso de la historia de la salvación.
La dimensión literaria de la Biblia está marcada por la diversidad más que por la
unidad obvia. Su unidad radica en la trama que se ha descrito anteriormente. Esto
nos señala a la dimensión histórica. En primer lugar, cuando examinamos la
dimensión histórica, vemos que hay una historia coherente en el Antiguo
Testamento desde la creación hasta el regreso de los judíos del exilio babilónico. En
segundo lugar, reconocemos que hay partes importantes del Antiguo Testamento
que no son narrativas. Estas incluyen los cánticos de alabanza y acción de gracias,
lamentaciones y sabiduría. La mayoría de los Salmos, Proverbios, Cantar de los
Cantares y Eclesiastés se clasificarían en este material no narrativo. Dentro de las
narraciones, encontramos leyes y reglamentos, genealogías, listas, parábolas y
fábulas que no son de naturaleza narrativa. Luego está el considerable cuerpo de
literatura que consiste en oráculos proféticos que condenan la infidelidad y la
idolatría, amenazan el juicio y predicen un futuro en el que Dios juzgará y salvará.
El material no narrativo se inserta como expresiones de la fe de Israel. Aunque a
menudo es un asunto polémico, se han hecho muchos intentos de identificar el
período y las circunstancias de la historia de Israel de donde provienen estas
expresiones literarias de fe. En otro tiempo fue una práctica académica normal
tratar de identificar los textos detrás de los textos bíblicos; es decir, aislar diversos
hilos más tempranos y reconstruir su historia. Más recientemente ha habido una
bienvenida tendencia a tratar las obras individuales como los documentos
terminados que tenemos y a tratar de comprender cómo funcionan en la Biblia.
Si bien las dimensiones literaria e histórica deben tenerse en cuenta, son sólo el
medio y el contexto del mensaje teológico de la Biblia. La unidad de la Biblia se
establece solo parcialmente sobre la base de la coherencia del canon general de las
Escrituras. La principal razón para afirmar la unidad de la Biblia es el testimonio de
Jesús y los propios escritores del Nuevo Testamento. Cuando uno recuerda que el
Nuevo Testamento estaba en proceso de escritura solo después de los
acontecimientos de la vida, muerte y resurrección de Jesús, deben poder
comprender el hecho de que las únicas Escrituras a las que Jesús y los apóstoles se
refirieron fue nuestro Antiguo Testamento.

La forma de la cronología histórica


En el Diagrama 2 de la página siguiente, he dibujado una representación de la
historia del pueblo de Dios desde la creación hasta la nueva creación. Las líneas
horizontales representan la migración a Egipto de la familia de Jacob y luego el
Éxodo, la separación de Judá e Israel, y el exilio y regreso de Babilonia. La idea es
proporcionar, de un vistazo, un concepto simple de la historia bíblica. La historia
bíblica, especialmente la del Antiguo Testamento, realmente parece bastante
complicada cuando uno la encuentra por primera vez. Sugiero que te concentres en
el panorama general y completes los detalles más adelante a medida que vayan
apareciendo en tu lectura. Se incluyen algunas fechas clave.

Diagrama 2: Línea de tiempo bíblica.

Un tema central de la revelación bíblica


Hay más de una forma de concebir la estructura de la revelación bíblica. Esto se
debe a que hay una serie de temas importantes que se pueden elegir como base para
la manera en que se analiza del mensaje teológico de la Biblia. Cuando estos son
fieles a la teología bíblica, son complementarios, no contradictorios. Entonces, por
ejemplo, podemos usar el importante tema central de los pactos que Dios hace con
su pueblo. Si hacemos esto, nuestro análisis se regirá por la forma en que ocurren
los diversos pactos y se considera que se relacionan entre sí. Otro tema central es la
morada de Dios con su pueblo y el templo.
Yo prefiero el uso del tema del «reino de Dios». Este no es un término usado en
el Antiguo Testamento y algunos han criticado su uso como tema unificador debido
a ese hecho. Sin embargo, las palabras reales pueden no estar en el Antiguo
Testamento, pero el concepto ciertamente está. Quiero sugerir una definición
simple y básica de lo que queremos decir con el reino de Dios7. La idea del Nuevo
Testamento es que Dios gobierna sobre su pueblo en un lugar que él prepara para
ellos. Por lo tanto, el reino de Dios es el pueblo de Dios en el lugar de Dios bajo el
gobierno de Dios. La historia del reino y la redención es la siguiente:

• El reino se establece como prototipo en Edén.


• El reino se pierde para la humanidad en la caída.
• El reino se le promete a Abraham.
• El reino se pierde en la cautividad en Egipto.
• La entrada al reino a través de la redención está prefigurada en el Éxodo y la
entrada de Israel en Canaán.
• El reino está modelado en los reinos de David y Salomón.
• El reino se pierde en el exilio a Babilonia.
• Los profetas vuelven a prometer la restauración del reino.
• El reino es proclamado por Jesús y cumplido por él.
• El reino es la herencia prometida de aquellos que pertenecen a Cristo.
• El reino se consumará cuando Jesús regrese en gloria.

La estructura de la revelación del reino


Una palabra sobre el pacto y el reino: los dos están estrechamente relacionados.
Estoy a favor de concentrarme en este último como nuestro tema guía, ya que el
pacto es la formalización de las promesas de Dios para traer su reino. Es decir, el
pacto es el vehículo o medio a través del cual se transmite la promesa del reino.
Tenemos que tomar una decisión en algún lugar al tratar de esquematizar la Biblia
de una manera que sea completa y que no distorsione la evidencia bíblica.
Cuando era estudiante, me presentaron la idea de un resumen abarcador y
simple pero preciso de la Biblia. El reino de Dios y el camino hacia él se revela en
tres etapas principales:

1. Se revela en la historia del Antiguo Testamento, especialmente en el pacto con


Abraham y los eventos posteriores que llevaron a la dedicación del templo por
Salomón. El declive de Judá después de Salomón destaca el factor del juicio.

2. Cuando el reino de Salomón entra en la decadencia que lleva a la destrucción de


Jerusalén y al exilio del pueblo a Babilonia, los profetas retoman la narración. Los
últimos profetas interpretan la decadencia de Israel como el juicio de Dios sobre su
pecado. Al mismo tiempo, prometen que Dios será fiel a sus promesas y actuará
para restaurar a un pueblo redimido a su reino.

3. Esta restauración no ocurre en los tiempos del Antiguo Testamento. Luego viene
Jesús proclamando que el reino de Dios se ha acercado. El Nuevo Testamento
anuncia el cumplimiento de las promesas de Dios en Jesús.

Esta estructura reconoce que los ingredientes básicos del reino de Dios, incluida la
forma en que los pecadores pueden entrar en él, se declaran progresivamente en la
historia de Israel, se reafirman en la escatología profética (visión del futuro) y se
cumplen en Cristo. Podemos representar estas tres etapas de la revelación en forma
de diagrama. Los diagramas, por su propia naturaleza, sólo pueden representar
elementos básicos si han de ser comprensibles para los mortales ordinarios y si han
de evitar distorsionar la verdad. Tener en cuenta, entonces, que los siguientes
diagramas de tres etapas solo pueden sugerir el esquema principal de la revelación
progresiva del reino. A pesar de las limitaciones, creo firmemente que algo como
estos diagramas cumplen una función muy útil al mostrar las relaciones esenciales
dentro del mensaje principal de las Escrituras.

Diagrama 3: La primera etapa de la revelación redentora.

En el diagrama 3a anterior, la línea de tiempo bíblica corre de izquierda a derecha


en la base: la creación nos conduce a Abraham y a David. A partir de ahí habrá más
revelación. El cuadrado con el número 1 contiene el triángulo sombreado formado
por la línea diagonal. Esta diagonal muestra que la revelación es progresiva: en
otras palabras, Abraham sabía más que Adán y David sabía más que Abraham. Así,
a medida que avanza el proceso histórico, también lo hace la revelación de la
salvación y el reino. Los puntos clave que resurgirán más adelante, y especialmente
en el Nuevo Testamento, son:

• Creación (y caída en pecado).


• Juicio sobre la raza humana rebelde.
• La acción de Dios para redimir a un pueblo pecador para su reino.
° El pacto con Abraham.
° La cautividad en Egipto y la obra redentora de Dios en el Éxodo.
° La ley dada como instrucciones al pueblo redimido, incluido el
tabernáculo.
° El sacerdocio y el sistema de sacrificios.
° La entrada a la tierra prometida y posesión de ella.
° El establecimiento de la nación de Israel en su tierra.
• Reinado de David y Salomón.
• La ciudad de Jerusalén como ciudad de Dios.
• El templo.

Entonces pueden ver que entre el llamado de Dios a Abraham y el reino de David y
Salomón, han sucedido muchas cosas que revelan el reino de Dios y cómo uno
puede entrar en él.
En este punto, quiero presentarles un término técnico que es básico para
entender cómo se puede leer el Antiguo Testamento como un libro sobre Cristo. La
palabra es «tipología» y con ella una palabra relacionada, «tipo». No te asustes con
un par de términos técnicos como estos. Son útiles para comprender la estructura
de la Biblia.
Sin embargo, debemos tratar de comprender claramente cómo se pueden usar
estos términos de manera válida y cómo a menudo se ha abusado de ellos.
La tipología se trata de la forma en que las referencias a una persona, un suceso
o incluso una institución prefiguran un uso posterior de estas cosas de una manera
que se corresponde con ellas pero que es más significativa. Un tipo es una persona,
suceso o institución que prefigura un cumplimiento, el cual se llama antitipo. El
éxodo de Egipto, el sistema de sacrificios y el templo son ejemplos de tipos que
prefiguran a Cristo como el antitipo. Ideas como «sombra y realidad sólida»,
«promesa y cumplimiento» o «símbolo y significado» se relacionan todas con la idea
de tipología. El diagrama 3a representa a aquellas personas, sucesos e instituciones
que ocurren en la historia bíblica hasta el momento del apogeo de los reinos de
David y Salomón. Cada uno de estos se retoma en algún lugar de los oráculos
proféticos, pero se proyecta hacia un reino futuro y glorioso. Luego los elementos
históricos y proféticos se cumplen en la persona y obra de Jesucristo.
Una advertencia: la tipología no es cuestión de una simple asociación de ideas o
de libre asociación. El tipo debe apuntar a la teología real que prefigura la teología
del antitipo, es decir, de la persona, suceso o institución que anticipa. El significado
teológico del tipo debe corresponderse de alguna manera significativa con la
teología del antitipo. La tipología se vuelve espuria cuando la correspondencia
teológica no existe. Entonces, por ejemplo, la puerta de las ovejas en la Jerusalén de
Nehemías no prefigura el hecho de que Jesús es el buen pastor. Tampoco las
decoraciones de granada en las túnicas del sacerdote nos señalan el fruto del
Espíritu. Hay una gran diferencia entre la tipología bíblica y la alegoría fantasiosa.
Volveremos a este tema a medida que avancemos.

Veamos ahora la segunda etapa de la revelación bíblica.

Diagrama 3b: La visión profética del futuro reino.

Siguiendo la línea de tiempo en la base desde David (y Salomón) hasta el final del
Antiguo Testamento, la línea diagonal que desciende en el cuadrado 2a indica el
declive del reino. Durante este período, entra en juego la revelación profética.
Nótese que dibujé la segunda etapa exactamente con la misma forma que la
primera, pero la coloqué en un nivel superior. Esto indica que lo que predicen los
profetas, al contemplar la destrucción del reino terrenal de David y Salomón, es
una renovación del reino en la misma línea, pero con una diferencia importante.
Cuando llegue, será perfecto, eterno y glorioso. Esta diferencia está representada
por el sombreado más oscuro y la elevación. Debe quedar claro que la revelación
profética es necesaria porque, aunque el reino histórico reveló el modelo de la
salvación y el reino de Dios, no era en sí mismo la gloriosa realidad que está por
venir.
La forma de esta visión profética del reino venidero se basa entonces en la
forma del reino histórico pasado en el que Dios reveló las dimensiones esenciales
de su reino y el camino hacia él. Esto sugiere que, si el reino histórico es un tipo del
verdadero reino por venir, los oráculos colectivos de los profetas confirman esta
estructura, o forma, del reino y la redención. En los tiempos del Antiguo
Testamento, este reino, descrito y predicho de diversas maneras por los profetas,
nunca llega a su fin. El regreso de Babilonia puede parecer que conduce a este
reino, pero, por mucho que mejore la situación de los judíos, la Judá reconstruida
no es el reino de Dios. Solo cuando llegamos al Nuevo Testamento y las
afirmaciones de Jesús tenemos el cumplimiento real.

Los tres diagramas (3a, b y c) intentan representar las tres etapas de la revelación
del reino que abarcan toda la Biblia. El Diagrama 3a sienta las bases para una
tipología bíblica. En el Diagrama 3b representamos la escatología de los profetas
confirmando la tipología histórica. El cumplimiento o antitipo se muestra en el
Diagrama 3c como la persona y obra de Jesucristo.

Diagrama 3c: El cumplimiento del reino en Cristo.

Una palabra más sobre tipología


Cuando miramos la idea de la tipología de la Biblia desde el otro extremo, es decir,
comenzando con Jesús en su evangelio, surge la pregunta: «¿Qué es exactamente lo
que Jesús cumple del Antiguo Testamento?». Algunas respuestas posibles o
provisionales a esta pregunta podrían ser:
• Cumple principalmente los textos del Antiguo Testamento que se citan en el
Nuevo Testamento como aplicables a él. Por ejemplo, Isaías 7:14: «He aquí, la
virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará a su nombre Emanuel». Esto se cita
en Mateo 1:23. U Oseas 11:1: «De Egipto llamé a mi hijo», citado en Mateo 2:15.
• Cumple la estructura básica de salvación que se despliega en la historia de Israel,
pero deja muchos detalles del Antiguo Testamento como irrelevantes. Abraham
David Fin del AT Jesús y el NT
• Cumple todo lo que está incluido en la restauración de toda la creación, en los
cielos nuevos y la tierra nueva.

Claramente, hay algunas diferencias de enfoque en estos ejemplos. Si queremos


descubrir el cumplimiento cristológico del Antiguo Testamento, ¿hasta dónde
podemos llegar?
Aquí hay dos preguntas distintas, aunque relacionadas. Podemos proponer
respuestas a la pregunta «¿qué se cumple?». Y ese es probablemente el primer paso
que debemos dar. Pero aún queda la cuestión práctica de «¿cómo se cumple?».
Mirando el asunto del papel general de Jesús, podemos cuestionar a Pablo y su
declaración en Efesios 1:3-10. En pocas palabras, Pablo bendice a Dios por nuestra
salvación (vv. 3-8), la cual él sitúa en el contexto más amplio del propósito de Dios,
quien «nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y
sin mancha delante de él». Quiero sugerir que la referencia de Pablo a la plenitud
del tiempo (comparar Gálatas 4:4) se refiere a lo que sucedió en la encarnación (el
«hacerse carne» de Dios). Esto se consumará universalmente con el regreso de
Cristo, pero sucedió cuando Dios el Hijo se convirtió en un ser humano en unión
con su plena deidad. Lo que sucedió en la primera venida de Cristo volverá a
suceder, pero de una manera diferente, cuando él regrese.
Aquí mucho depende de quién y qué creemos que Jesús fue y es. Si has tomado
la decisión de limitar a Jesús al ser humano más perfecto que jamás haya vivido (o
incluso menos que eso), tu visión de «unir todas las cosas» estará extremadamente
limitada por lo que crees que él era. Si aceptas la enseñanza ortodoxa de la iglesia
cristiana de que Jesús fue, y sigue siendo, verdaderamente humano y
verdaderamente divino, aceptarás mejor la propuesta que quiero hacer aquí. Este
no es el lugar para una discusión acerca de que Jesús es Dios y hombre. Yo creo que
la Biblia enseña esa doctrina y la iglesia cristiana la ha reconocido desde el
principio.
La doctrina bíblica de la creación nos dice que la humanidad fue hecha como el
pináculo de la creación y, en ese sentido, encarna toda la creación. Que Adán fue
formado del polvo y volverá al polvo (Génesis 3:19) es un recordatorio de eso. Así,
la caída de la humanidad significó la caída de la creación; la redención de la
humanidad significará la redención de la creación (Romanos 8:18-23). Dado que
Jesús fue verdadero Dios y verdadero ser humano, en su persona histórica tenemos
una unión vital entre todas las dimensiones de la realidad: Dios, la humanidad y la
creación (no humana). Esta unión no es una fusión en una realidad indiferenciada,
sino la restauración de las relaciones adecuadas entre Dios, la humanidad y la
creación. Si Jesús es verdaderamente Dios, hombre y creación, él realmente unió
todas las cosas en sí mismo en su primera venida.
Una vez que aceptamos que la obra redentora de Jesús lo abarca todo, las
implicaciones para la Biblia son enormes. Si crees que Jesús vino a salvar solo
nuestras «almas», entonces, ¿cuál esperas que sea el futuro de nuestros cuerpos? La
vida humana y corporal de Jesús, su muerte y resurrección corporal y su ascensión
corporal significan que él salva la totalidad de nuestra persona: cuerpo, mente y
alma. Y redime la creación. Es por eso que las Escrituras hablan de los cielos nuevos
y la tierra nueva en la consumación (Isaías 65:17; Apocalipsis 21:1). Los creyentes
no están destinados a habitar un mundo espiritual difuso y amorfo. Esperamos la
resurrección del cuerpo y la vida eterna en la tierra nueva.
Jesús reprendió a algunos de los judíos por su incredulidad así:

Pero no piensen que yo voy a acusarlos delante del Padre. Quien los va a
acusar es Moisés, en quien tienen puesta su esperanza. Si le creyeran a Moisés,
me creerían a mí, porque de mí escribió él.
JUAN 5:45-46

Con ello no dio a entender que Moisés también escribiera sobre otros. Los textos
que hemos visto ya indican que Jesús vio el contenido del Antiguo Testamento
como algo relacionado con él. Y si hay partes del Antiguo Testamento que no se
tratan de él, ¿de quién o de qué se pueden tratar? Esta es una pregunta muy
importante. Si Jesús une en sí mismo toda la realidad (Dios, la humanidad y la
creación no humana), no deja mucho espacio para que otras cosas queden excluidas
de la ecuación.

En resumen:
• Cuando la humanidad se rebeló, Dios juzgó a toda la creación.
• Su plan de redención se revela en la historia del Antiguo Testamento junto con la
palabra profética.
• Su plan se lleva a cabo restaurando las relaciones de la realidad
representativamente en Cristo, por cuya muerte también trata el problema del
pecado.
• Mediante la proclamación del evangelio, Dios restaura todas las cosas en un
proceso que se consumará con el regreso de Cristo.

Dado que Jesús es, en sí mismo, «Dios - hombre - mundo», todo lo que es Dios,
humano o creado tiene su significado en Jesús y está relacionado con él de alguna
manera. Ese, creo yo, es el quid del asunto. Dado que Jesús es el Dios-Hombre, no
hay nada que no esté relacionado con él de alguna manera. Significa que Jesús, en
su persona y obra, proporciona el significado de todos los hechos del universo.
Reconocemos esto cuando reconocemos que su regreso en gloria traerá la
consumación de todas las cosas y la revelación final del reino de Dios. Si todo se
resume en Cristo, esto debe incluir el Antiguo Testamento.

Nota clave
La trama de la Biblia recibe su unidad principalmente del significado teológico
contenido en los actos de Dios y su revelación progresiva del reino de Dios y
del camino de la redención.

Tómate un momento para reflexionar…

• Tómate un tiempo para reflexionar sobre la enseñanza bíblica de Cristo como el


cumplidor de las promesas del Antiguo Testamento.
• Lee Hechos 2:14-36. Este es el sermón de Pentecostés de Pedro. ¿Qué dice sobre
la forma en que se está cumpliendo el Antiguo Testamento?
• ¿Has pensado alguna vez en la idea de un tema central para toda la Biblia?

Consejo: Trata de desarrollar la idea de que la Biblia es un libro sobre Dios antes que un libro
sobre nosotros. Piensa en la Biblia como la única Palabra del único Dios acerca del único
camino de salvación a través del único Salvador, Jesucristo.

7. Usé este tema por primera vez en Gospel and Kingdom (Paternoster, 1981), ahora publicado como
parte de The Goldsworthy Trilogy (Paternoster, 2000)
5
La forma de la revelación progresiva
A estas alturas, habrás notado que el movimiento a través de la historia de la
salvación implica un desarrollo o cambio en la forma en que se revelan las verdades
del plan de Dios. Nos referimos a esto como revelación progresiva.
La progresividad se ve de tres formas:

• Primero, hay un desarrollo progresivo del plan de Dios para la salvación. Así, por
ejemplo, David sabía más del plan que Moisés; Moisés sabía más que Abraham; y
Abraham sabía más que Noé.
• En segundo lugar, se establece un patrón de redención, que se repite en los
profetas, pero con una diferencia. Sobre la base de la revelación histórica del reino
que ahora se desvanece, los profetas proyectan el futuro como consecuencia de la
fidelidad y el propósito soberano de Dios.
• En tercer lugar, el patrón se cumple en Cristo. Esto no siempre fue apreciado por
los discípulos, quienes se habían construido una serie de expectativas que de alguna
manera no concordaban con la forma en que Jesús se reveló a sí mismo y su
ministerio.

Así, tenemos tres etapas sucesivas en esta revelación progresiva:

1. La historia de los actos de Dios en la narración del Antiguo Testamento.


2. La perspectiva de los profetas sobre el futuro cumplimiento de los planes de Dios.
3. El cumplimiento de las promesas de Dios en la persona y obra de Cristo.

Debemos mirarlos con un poco más de detalle.

La progresión de la revelación
El relato del Antiguo Testamento nos presenta una gran multitud de personajes y
acontecimientos. Una vez más, debo enfatizar la necesidad inicial de evitar
empantanarse en los detalles. Intenta captar los sucesos principales y su significado.
Lo mismo ocurre con las personas e instituciones importantes. Puedes pasar el resto
de tu vida completando los detalles. De ninguna manera quiero restar importancia
a los detalles, especialmente cuando uno se ocupa en una lectura atenta para
enseñar o predicar desde una parte delimitada del texto. Sin embargo, hay ciertos
sucesos clave y personas que ocupan un lugar destacado en todo el proceso, y a
menudo podemos detectarlos por la forma en que se mencionan reiteradamente y
se reflejan en los diversos textos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.
La historia redentora del Antiguo Testamento se resuelve fácilmente en ideas
principales que son centrales para el mensaje teológico de la Biblia. Los elementos
clave de la historia de la redención se pueden resumir así:

• Creación (luego la caída y el progreso del mal).


• Pacto.
• Cautividad y redención del éxodo.
• Entrada y posesión de la tierra.
• Rey davídico.
• Jerusalén (Sion).
• Templo.

El lado trágico de la historia es que, después de la dedicación del templo de


Salomón, hay un constante declive que conduce a la destrucción y al exilio en
Babilonia. Esto, dicen los profetas, se debe a la idolatría y la infidelidad del pueblo
de Dios. Pero los profetas también mantienen la promesa de la fidelidad absoluta de
Dios y la perspectiva de su acción futura para salvar a un remanente fiel de Israel y
traer su reino. Ahora, compara el patrón histórico (arriba) con la imagen que los
profetas construyen sobre este futuro acto salvífico de Dios:

• Nueva creación.
• Nuevo pacto.
• Nuevo cautiverio y redención del éxodo.
• Nueva entrada y nueva posesión de la tierra.
• Nuevo rey davídico.
• Nueva Jerusalén.
• Nuevo templo.
Los profetas no lo exponen tan pulcramente como lo he hecho yo porque están
respondiendo a diferentes circunstancias específicas en la vida del pueblo de Dios.
Tenemos que construir esta perspectiva a partir de los 16 libros proféticos del
Antiguo Testamento, cada uno de los cuales aporta algo a una esperanza futura. La
imagen general que ellos construyen muestra que su visión inspirada por Dios del
futuro cumplimiento de todas las promesas de Dios es una especie de repetición o
recapitulación de los sucesos históricos pasados en la revelación de Dios. Pero,
aunque el patrón es el mismo, hay una gran diferencia. A diferencia del reino
fallido de la historia de Israel, el reino futuro será perfecto, glorioso y eterno.
La siguiente tabla presenta algunos textos representativos de los libros
proféticos que hablan del futuro en términos que recuerdan la historia pasada de
Israel.

Historia de Israel Futuro profético Algunos textos proféticos


Creación Nueva creación Isaías 65:17
Pacto Nuevo pacto Jeremías 31:31–34; Ezequiel 34:25–31; 36:24–28
Éxodo Nuevo éxodo Isaías 40:1–5; 43:1–7, 15–21; 48:20–21; 49:24–26;
51:9–11; Jeremías 23:7–8
Entrada y posesión de la tierra Nueva entrada y nueva posesión de la Isaías 32:14-20; 35:1-10; Jeremías 23:7-8; 29:10-14;
tierra Ezequiel 34:11-16
Jerusalén Nueva Jerusalén Isaías 44:24-28; 46:13; 49:14-21; 51:3
Templo Nuevo templo Isaías 2:2-3; Ezequiel 40-47; Zacarías 4:6-9
Rey davídico Nuevo David Isaías 9:2-7; 11:1-5; 16:5; 55:3-5; Jeremías 23:1-6;
Ezequiel 34:20-24; 37:24-28; Amós 9:11

Tabla 1 : La recapitulación profética del pasado histórico.

Cumplimiento de Cristo
Ya sea explícita o implícitamente, el Nuevo Testamento se refiere constantemente a
Cristo como el cumplidor de las promesas, profecías y expectativas del Antiguo
Testamento. La progresión dentro del Antiguo Testamento en la experiencia
terrenal e histórica de Israel de los actos y la revelación de Dios continúa en el
Nuevo Testamento. Lo que el pueblo de Dios experimentó en la historia del pacto
de redención fue repetido por los profetas, pero previsto en un nivel superior. Esta
visión profética no encuentra cumplimiento en los tiempos del Antiguo
Testamento. En el Nuevo Testamento, la progresión es hasta el cumplimiento en
Cristo. Eso significa que el principio para interpretar el Antiguo Testamento debe
extraerse del Nuevo Testamento; es un principio de cumplimiento cristológico.
Debemos permitir que el Nuevo Testamento dicte nuestra comprensión de lo que
implica el cumplimiento.
Existe una alternativa popular al cumplimiento cristológico que suena
razonable, de hecho, evidente por sí misma. Esta afirma que el cumplimiento debe
ser literal. En otras palabras, el cumplimiento debe corresponder exacta y
literalmente a las promesas. La idea es «Dios dice lo que quiere decir y quiere decir
lo que dice». ¡Por supuesto! Pero eso no significa que se siga un cumplimiento
literal. No creo que el Nuevo Testamento apoye tal literalidad, y si no lo hace,
entonces nosotros tampoco deberíamos hacerlo.
Necesitamos comprender que el cumplimiento en Cristo significa que algunos
de los aspectos externos de las etapas históricas y proféticas se absorben en la
realidad que es Cristo. Esto se debe a que el significado teológico de las
instituciones, como el templo y la tierra prometida, se encuentra en Cristo. Es en la
naturaleza del tipo-antitipo, de la sombrasustancia o del cumplimiento de la
promesa que se da la diferencia entre el primero y el segundo. Así, en el Antiguo
Testamento, la tierra, la ciudad de Jerusalén y el templo forman círculos
concéntricos que encierran la idea de Dios habitando con su pueblo. Por eso Jesús
(Emanuel - Dios con nosotros) cumple la función de los tres. Si bien Jesús se declara
a sí mismo como el nuevo templo (Juan 2:19-21), encontramos que la tierra, la
ciudad y el templo desaparecen de la vista en la teología del Nuevo Testamento.
Reaparecerán en el lenguaje apocalíptico del Antiguo Testamento usado en el libro
de Apocalipsis, describiendo la consumación de las promesas en el regreso de Cristo
como el Nuevo Edén y la Nueva Jerusalén. Pero ten en cuenta que en Apocalipsis
21, el templo desaparece por completo porque Dios verdaderamente está con su
pueblo. Ya no es necesaria la representación simbólica de su presencia. Es por eso
que no había templo en el Edén y no lo habrá en la Nueva Jerusalén (Apocalipsis
21:22-24).
Si los intérpretes literalistas estuvieran en lo correcto, esperaríamos que el
Nuevo Testamento fuera elocuente al señalarnos los cumplimientos literalistas.
Pero la escatología del Nuevo Testamento guarda un extraño silencio sobre las
cosas mismas que la literalidad dice que deben suceder.

Historia de Israel Futuro profético Cumplimiento en Cristo


Creación Nueva creación Nueva creación en Cristo
Pacto Nuevo pacto Nuevo pacto
Éxodo Nuevo éxodo Cristo logra el verdadero éxodo
Entrada y posesión de la tierra Nueva entrada y nueva posesión de la Jesús es Dios morando con su pueblo
tierra
Jerusalén Nueva Jerusalén Cristo es ahora el punto focal de Dios con su
pueblo
Templo Nuevo templo Jesús es el nuevo templo
Rey davídico Nuevo David Jesús, hijo de David

Tabla 2 : El patrón de la revelación cumplida en Cristo.


El «ya» y el «todavía no»
El Nuevo Testamento tiene una forma única de hablar sobre la relación que tiene el
creyente cristiano con Jesús, con su obra salvadora y con el resultado final de esta.
Los profetas del Antiguo Testamento esperaban el día en que Dios actuaría de
manera final y definitiva para traer la salvación a su pueblo y mostrar su dominio
sobre todo. En algunos de los profetas, este día se conoce como «el día del Señor».
Aunque no hay indicación de la duración del «día» real, el creyente del Antiguo
Testamento podría ser excusado por pensar que todos los acontecimientos
ocurrirían de una sola vez, en un acto final de Dios. Esa es probablemente la razón
por la que los discípulos de Jesús tardaron bastante en comprender el hecho de que
el Mesías debía sufrir primero, y por qué el reino de Dios no apareció en su gloria
suprema con la primera venida de Jesús.
Los discípulos de Jesús tuvieron que lidiar con el hecho de que él vino haciendo
señales y prodigios, pero fue cruelmente ejecutado por la gente en cuyo medio se
encontraba: su propio pueblo (Juan 1:11). Así que, Jesús viene; luego se va. Pero
también ha prometido que volverá. De esta manera, algunas de las aparentes
ambigüedades en el Antiguo Testamento se aclaran cuando los autores del Nuevo
Testamento reflexionan sobre el significado de las dos venidas de Cristo y de la
venida del Espíritu de Cristo en el medio. La perspectiva que es muy clara en el
Nuevo Testamento, especialmente en las epístolas, es que hay tres aspectos de la
obra salvadora de Dios en Cristo:

1. Jesús de Nazaret, en su vida, muerte y resurrección, vino a hacer por nosotros lo


que no podíamos hacer por nosotros mismos.
2. El Cristo resucitado envía su Espíritu a su iglesia para permitir la predicación del
evangelio y hacer que las personas se vuelvan a él con fe. El Espíritu de Cristo hace
su obra en nosotros para convertirnos y santificarnos.
3. Algún día Cristo regresará personalmente y en gloria para juzgar a vivos y
muertos. Él traerá su reino glorioso con nosotros en la consumación de todas sus
promesas y su obra salvadora.

Estos tres aspectos constituyen el cumplimiento y consumación de todas las


promesas y profecías del Antiguo Testamento. Es importante que distingamos la
obra que Cristo hizo por nosotros en su primera venida de la obra que su Espíritu
hace en nosotros en nuestra vida cristiana cotidiana. La proclamación del evangelio
tiene que ver con la obra de Cristo «por nosotros», que es consumada y perfecta. El
fruto del evangelio, sus efectos en nuestras vidas, es la obra del Espíritu en nosotros
cuando él aplica en nuestras vidas la palabra de las Escrituras. Esta obra, el
contenido de sermones y estudios sobre la vida cristiana, no está terminada y aún
no es perfecta.
¡Ahora seamos prácticos! No podemos sumar o restar de la obra terminada de
Cristo por nosotros. Y, dado que fue perfecta, cualquier cosa que intentemos
agregar solo confundirá nuestra comprensión del evangelio. Podemos aceptarlo por
fe o rechazarlo con incredulidad. Si lo creemos y ponemos nuestra confianza en la
promesa de salvación para aquellos que creen, somos hechos hijos de Dios mediante
la gracia y la adopción. Dios nos atribuye la justicia de Cristo y somos justificados
por su gracia. No podemos agregarle algo a nuestra aceptación ante Dios, ni
podemos restarle, porque se basa en la aceptación que el Padre le mostró a Jesús
cuando lo resucitó de entre los muertos y lo llevó a su presencia en el cielo.

Cómo afecta esto la vida cristiana


Recuerden que los profetas proyectaban diversas perspectivas sobre el día del
Señor, el día en que Dios actuaría final y definitivamente para traer su reino. Esto
incluiría dos cosas: el juicio final y la destrucción de los enemigos de Dios, y la
salvación definitiva del pueblo redimido de Dios. Pero los profetas realmente no
nos dijeron nada aparte de que esto sucedería en un día en que el Señor vendrá a
juzgar y concluir la era presente, y a inaugurar la nueva era para siempre. El patrón
general se puede representar como en el siguiente diagrama:

Diagrama 4a: Visión profética del Antiguo Testamento sobre las dos eras.
En el Antiguo Testamento, el patrón parece ser que la antigua era llegará a su fin en
el «día del Señor» y entonces se inaugurará la nueva era. Hemos visto que las
promesas de este día, que conducirían a la salvación final, el juicio y la nueva era,
no se cumplen durante el período del Antiguo Testamento. Cuando Jesús comienza
su ministerio, declara que el reino de Dios está cerca. Ahora este es nuestro
problema:

• Jesús viene y proclama que ha llegado el reino. Luego vive, sufre, muere, resucita
y asciende al Padre.
• A pesar de todo esto, las cosas suceden en el mundo prácticamente como siempre
han sido. No hay una nueva era obviamente visible, solo la iglesia y su mensaje del
evangelio acerca de los medios para entrar en la nueva era sobre la base de la
muerte y resurrección de Jesús.
• Aunque Jesús ha venido, el Nuevo Testamento nos señala tres direcciones: la
primera es hacia atrás al acontecimiento del evangelio (Jesús); el segundo es hacia
nuestra actual vida en Cristo; y el tercero hacia el futuro regreso de Cristo y la
consumación de su reino.

Recuerda la distinción entre la obra de Dios por nosotros, en nosotros y con


nosotros. Puede resolverse simplemente reconociendo que el Nuevo Testamento
aclara lo que no está tan claro en el Antiguo Testamento. El Nuevo Testamento nos
muestra la superposición de las dos eras. Aunque la nueva era ha entrado en escena
con la primera venida de Jesús para salvar, la antigua no ha desaparecido. Cuando
Jesús regrese en gloria para juzgar a vivos y muertos, la antigua era finalmente
terminará. Podemos representar este patrón de «ya» y «todavía no» mediante el
diagrama 4b a continuación.
Diagrama 4b: La visión del Nuevo Testamento de la superposición de las dos eras.

Aquí se observará que el Día del Señor en el Antiguo Testamento se cumple en el


período entre la primera venida de Jesús y su regreso al final de la era. En el
diagrama 4c a continuación, la superposición de las edades se representa en
términos del Nuevo Testamento.

Diagrama 4c: Visión del Nuevo Testamento de las dos eras.


Esta superposición de las eras es el resultado de la naturaleza de la venida de Cristo,
y debe tenerse en cuenta cuando queremos rastrear el cumplimiento de las
promesas del Antiguo Testamento en el Nuevo.
Recordemos nuevamente las tres formas distintas, aunque estrechamente
relacionadas, en las que se lleva a cabo el cumplimiento:

• Primero, está el cumplimiento de una vez por todas en la persona y obra de Jesús:
él es todas estas cosas por nosotros.
• En segundo lugar, está el cumplimiento que sigue sucediendo en el mundo y en
nosotros, que estamos unidos a Cristo por la fe. Esto se efectúa mediante la Palabra
(Biblia) y el Espíritu.
• En tercer lugar, está el cumplimiento en la consumación universal de todos los
propósitos de Dios que tendrán lugar con nosotros cuando Cristo regrese.

Nótese, además, que nada sucede en los cumplimientos en nosotros y con nosotros
que no haya sucedido ya en el acontecimiento evangélico por nosotros en la
primera venida de Cristo: estos simplemente sucederán de una manera diferente

• Dios lo hizo todo por nosotros de manera representativa y eficaz en Cristo.


• Dios continúa actuando en nosotros y en el mundo a través del poder del Espíritu
de Dios en la predicación del evangelio.
• Dios lo hará de manera definitiva, universal, consumada y eterna cuando Cristo
regrese en gloria.

Ahora debemos pasar a considerar la aplicación práctica de estos principios a partes


reales del Antiguo Testamento.

Nota clave
La revelación del reino de Dios, y el camino hacia él, se da en tres etapas: la
historia de las obras de Dios en el Antiguo Testamento, la visión profética de
las obras futuras de Dios y el cumplimiento de todo esto en Jesucristo.

Tómate un momento para reflexionar…


• Mira algunas de las referencias bíblicas en la tabla 1 y familiarízate con la forma
en que los profetas ven el cumplimiento futuro de los actos salvíficos de Dios en el
pasado.
• Lee Colosenses 3:1-5. Observa la participación del cristiano en los sucesos pasados
de la obra de Cristo, las implicaciones presentes para nuestra vida cristiana y la
esperanza futura del regreso de Cristo.
• ¿De qué manera proporciona el Día del Señor la seguridad de que Dios está en
control de la historia mundial?

Consejo: Trata de adquirir el hábito de ver la progresividad de la revelación de Dios y darte


cuenta de que esto significa que no todas las partes de la Biblia tienen la misma relación con
Jesús o con nosotros.
Segunda Parte

Trabajo con los textos


6
Algunos sucesos de la revelación bíblica
Propuesta de un método de aproximación
A la luz de lo que he sugerido con respecto a las principales dimensiones y la
estructura de la Biblia, podemos proponer una aproximación que tenga en cuenta
estos elementos. Tratar la dimensión literaria nunca es una búsqueda puramente
literaria. La exégesis comienza con la literatura dentro de nuestro texto elegido,
pero cada porción del texto, incluso los libros completos, se debe mirar dentro del
contexto de la narración más amplia. Esto se aplica incluso cuando nuestro texto
elegido no es narrativo. En otras palabras, las tres dimensiones —literatura, historia
y teología— son interdependientes; se influencian entre sí. Cuanto más
comprendas el contenido, la estructura y el significado de la Biblia, tanto más
estarás pensando en las tres dimensiones relacionadas entre sí. Consideremos ahora
cada una de estas tres dimensiones.

1. Valorar la expresión literaria: exégesis


La exégesis implica sacar de un texto lo que realmente contiene. Buscamos el
significado que el texto se propone comunicar. (La eisegesis es lo contrario: leer en
un texto algo que no está allí). Cuando nos aproximamos al texto, es necesario
considerar una serie de preguntas, algunas de las cuales podemos responder
instintivamente y otras probablemente necesitemos que nos las recuerden.

• ¿Cuál es la unidad de texto significativa? Esto podría ser un oráculo profético


entero, una parábola, un suceso completo en la narración, etc. Aquí reconocemos
que podemos distorsionar fácilmente los textos ignorando su contexto. Cuanto más
pequeño sea el texto que seleccionamos, mayor será la posibilidad de distorsionar
su verdadero significado. Determinar la unidad significativa implica que no
intentamos leer una parte de la unidad fuera de contexto.
• ¿Qué dice realmente este texto? ¿Cómo usa el lenguaje el autor para transmitir
significado y qué significado tiene este texto? Aquí reconocemos el lugar de varios
tipos de expresión literaria, como la narración, la metáfora, el símil, la imaginería
poética, etc. Nos preocupa el significado inmediato; la aplicación viene después.

• ¿Qué significa este texto en su propio contexto inmediato? Ponte en el lugar del
autor o lector original: ¿cómo habrían entendido este texto? ¿Cómo se estructura y
desarrolla la narración?

• ¿Cómo funciona el texto en el contexto más amplio? Esto podría ser el libro
completo, y ciertamente involucra su lugar en el canon terminado de las Escrituras.
Es importante reconocer que los objetos de nuestra preocupación son los libros
completos que la iglesia ha recibido como Escritura sagrada. Es posible que algunos
libros se hayan desarrollado a partir de manuscritos anteriores. Por más interesante
que esto pueda ser, no es nuestra principal preocupación.

2. Comprensión del contexto histórico


• ¿Qué tipo de narración es? ¿Selecciona los detalles para enfatizar un aspecto
particular de la revelación? Puede que esté estilizado para lograr esto. No
deberíamos esperar que los historiadores antiguos estén sujetos a las reglas
modernas de la escritura histórica.

• Si es un texto narrativo, ¿cómo se ajusta al relato más amplio? No olvides que el


relato más amplio involucra la línea de tiempo desde la creación hasta la nueva
creación. Generalmente, esto no es un problema, pero hay algunos pasajes que no
son del todo claros en cuanto al lugar que les corresponde.

• Si no es narrativo, ¿cómo se ajusta a la progresión de la narración histórica más


amplia? ¿Dónde, por ejemplo, colocarías algunos de los materiales no narrativos,
como dichos de sabiduría o ciertos salmos? ¿Y cómo afectaría la comprensión del
contexto histórico a nuestra comprensión del significado de tal texto?

3. Comprensión del significado teológico


• Teología es una palabra que simplemente significa «conocimiento de Dios».
Teniendo en cuenta que la Biblia trata sobre Dios, sus planes y sus obras, ¿qué nos
dice este texto sobre Dios?
• ¿Cómo se relaciona la teología de este pasaje con el contexto más amplio?
Descubrirás que esta pregunta se vuelve tanto más fácil de responder cuanto más te
familiarices con el panorama más amplio de la revelación bíblica. Esto se debe a
que la Biblia es grande y compleja, pero también es una unidad. Cada parte tiene
alguna relación con todas las demás.

• ¿Cómo nos testifica de Cristo la teología de este pasaje? Mucha gente preguntará
primero: «¿Qué dice este pasaje sobre nosotros?». Esto es tomar atajos equivocados.
Todo lo que he tratado de explicar en la primera parte de este estudio se vuelve
relevante para este asunto.

Observarás que estos comentarios realmente se superponen todo el tiempo.


Siempre estamos considerando la literatura, el contexto histórico y el significado
teológico. En realidad no es tan sencillo como realizar tres tareas sucesivas, sino
que se trata de percibir la interacción de las tres.

Estudios temáticos
Una forma de encontrar vínculos importantes entre el Antiguo y el Nuevo
Testamento es participar en estudios temáticos. Ya he sugerido el reino de Dios
como tema central que da a las Escrituras su unidad. Pero el reino contiene muchos
subtemas que deben identificarse. En lo que sigue quiero sugerir una serie de temas
muy importantes que se trazan con bastante facilidad a través de las tres etapas de
la revelación del reino que he esbozado.

Creación
Habrá algunos que sigan la línea «creacionista» de afirmar que Génesis 1 se debe
tomar como una narración histórica literal. No me propongo argumentar a favor o
en contra de esta posición. Otros se contentarán con aceptar que hay evidencia de
una narración esquematizada, que no pretende dar un significado tan literal o
estrictamente científico. Tendrás que decidir por ti mismo hacia qué extremo del
espectro te inclinas. Las diferencias de opinión ocurren a nivel literario:
necesitamos decidir qué tipo de literatura son las narraciones de la creación. Yo veo
el primer relato como una estructura literaria única y elaborada que apunta a la
obra soberana de Dios, quien crea por medio de su palabra todas las cosas de la
nada. Al comparar los dos relatos de la creación (Génesis 1:1-2:3 y 2:4-25),
podemos ver las diferentes perspectivas y propósitos dentro de ellos. Hay varios
aspectos esenciales para comprender lo que la Biblia transmite con su enseñanza
sobre la creación.
• Dios crea todo de la nada por medio de su palabra. Establece el gobierno de la
humanidad sobre el resto de la creación. También define la relación de los seres
humanos con Dios y con el orden creado.
• La «caída» es el resultado del rechazo humano del gobierno de Dios. Adán y Eva
son expulsados del Edén y la creación cae con la humanidad. Hay un cierto
elemento de «des-creación» en esto.
• La promesa de una nueva creación se insinúa en Génesis 3:15. Eso comienza a
tomar forma real con las promesas del pacto hechas a Abraham y sus descendientes
a través de Isaac y Jacob.
• Otros indicios de una nueva creación aparecen en los temas relacionados de la
promesa de una tierra, la redención del cautiverio en una tierra extranjera y la
entrada final a la tierra prometida de Canaán.
• Cuando la apostasía de los israelitas los lleva finalmente a su expulsión de la tierra
prometida y al exilio en Babilonia, los profetas tienen varias formas de señalar una
nueva creación futura. Esto implicará una renovación de los cielos y la tierra, de la
nación, de la ciudad y del templo, y la regeneración de un remanente fiel del
pueblo de Dios.
• Jesús viene y es, en sí mismo, la nueva creación.
• Los creyentes se vuelven parte de la nueva creación al incorporarse a Cristo a
través de la fe.
• Al regreso de Cristo, todo el universo está involucrado: un cielo nuevo y una
tierra nueva.

El pacto
El pacto son las promesas que Dios le hace a su pueblo elegido. Se basa en el
misericordioso propósito de Dios de tener un pueblo en su reino para siempre. No
se permitirá que la rebelión de la humanidad contra Dios frustre este propósito
primordial de Dios. El pacto es la formalización de este propósito de una manera
que especifica las promesas de Dios y obliga a los destinatarios a recibir los
beneficios de las promesas. Hay un aspecto unilateral e incondicional: Dios no tiene
una reunión con el pueblo para resolver los detalles. Les dice cuál es su plan.
También está el aspecto bilateral y condicional: la exigencia de la obediencia fiel.
En la Biblia, hay varias expresiones distintas del pacto. Todos se vinculan al
plan de Dios para su pueblo. Entonces, aunque hay varias expresiones del pacto,
todas contribuyen a la unidad del único plan de Dios.

• Algunos consideran el acto mismo de la creación como un pacto. Queda claro que
Dios no pretendía que la rebelión humana frustrara sus planes para toda la
creación. Dios se ha comprometido con su creación.
• La primera referencia explícita al pacto es la promesa de Dios a Noé de no volver
a destruir la tierra con un diluvio en Génesis 9:8-17.
• El pacto de redención comienza a tomar forma en las promesas de Dios a Abram
en Génesis 12:1-3; 15:4-6, 18; 17:1-8. La esencia de este pacto es la promesa de:
° Una nación de descendientes que serán el pueblo de Dios.
° Una tierra donde vivir ante Dios.
° Bendecir por medio de ellos a todas las naciones de la tierra.
• Este pacto es la base de los actos de Dios para Israel:
° El éxodo como redención de la cautividad en Egipto.
° Las instrucciones para la vida redimida en la ley del Sinaí.
° La entrada y posesión de la tierra prometida.
° La realeza escogida y ungida de David.
° La ciudad de Jerusalén (Sion) como el centro de la tierra.
° El templo como centro de la morada de Dios entre su pueblo.
• La desobediencia e idolatría de Israel conducen a la destrucción de Jerusalén, el
templo y el pueblo como pueblo de Dios en su tierra. Pero los profetas predicen un
pacto de redención renovado.
• Jesús viene proclamando «el nuevo pacto en mi sangre».

El éxodo
El éxodo desde Egipto es la principal revelación del Antiguo Testamento sobre el
modo de redención, y la necesidad de esta. El pueblo elegido de Dios, no obstante,
es pecador y debe hallar redención si quiere disfrutar de las bendiciones del pacto.
La salvación del pueblo de Dios va acompañada y se logra junto con el juicio sobre
los enemigos de Dios. Si bien el éxodo de Egipto transmite un patrón de redención,
rápidamente se hace evidente que solo modela y prefigura la verdadera redención
que está por venir.

• El pacto con Abraham es la razón del éxodo de Egipto.


• El éxodo es el preludio redentor necesario para la consecución de las bendiciones
del pacto.
• Al pueblo de Dios en el exilio en Babilonia se le promete un segundo éxodo.
• El regreso de Babilonia no trae los beneficios profetizados.
• Jesús viene a efectuar el verdadero éxodo de la esclavitud al pecado, Satanás y la
muerte.

El tabernáculo y el sacrificio
Después del éxodo de Egipto, Dios dio instrucciones para la construcción del
tabernáculo para mostrar que él habitaba con su pueblo (Éxodo 25:1-9). Esta
presencia de Dios está mediada por la palabra profética y el ministerio sacerdotal
del sacrificio. Esto es necesario porque ellos eran pecadores y no podían venir a la
presencia de Dios. La presencia de Dios estaba representada por el lugar más santo
en el tabernáculo (el Lugar Santísimo) en el que se ubicaban el arca de la alianza y
el propiciatorio. Solo el sumo sacerdote podía entrar, y esto solo una vez al año con
la sangre del sacrificio. Este día de expiación descrito en Levítico 16, junto con
todos los demás sacrificios, demostraba la separación entre Dios y los seres
humanos a causa del pecado.

• El sacrificio a Dios se remonta al comienzo de la historia bíblica.


• La prescripción para el tabernáculo y los sacrificios en la ley de Moisés entregan
el contexto y el significado a la demanda de tal ritual. El tabernáculo es portátil
para acomodarse a la nación aún no asentada.
• El santuario de Silo figura en la narración de Samuel.
• Una vez que la nación se establece en la tierra prometida y David es ungido como
el rey elegido por Dios, surge la cuestión de un santuario permanente.
• A David se le dice que no construirá el templo; su hijo lo hará.
• La construcción de Salomón y la dedicación del templo marcan el punto más alto
en la historia de Israel.
• Cuando el templo es destruido por los babilonios, ya hay una línea de palabras
proféticas sobre la reconstrucción de un templo glorificado. El templo reconstruido
bajo Esdras y Nehemías es una gran decepción.
• Jesús declara que él es el nuevo templo y el verdadero sacrificio por el pecado.
• Los cristianos forman parte de este templo «como piedras vivas».
• Así como no había templo en Edén (Dios realmente estaba allí en comunión con
su pueblo), tampoco habrá templo en la nueva Jerusalén.

La tierra prometida
Si recuerdan que la situación del pueblo del pacto es la del exilio del Edén, la tierra
prometida encaja más fácilmente en su lugar. He sugerido que la idea básica del
reino de Dios es que el pueblo de Dios vive en el lugar que Dios les proporciona
bajo su gobierno. Cuando Adán y Eva fueron expulsados del Edén, en un sentido
literal se quedaron sin hogar. La tierra prometida a Abraham y sus descendientes es
un eco del Edén. Cuando Israel entra en la tierra de Canaán bajo el mando de Josué,
la situación se desarrolla de modo que el foco está en Dios habitando con su pueblo.
El foco de la tierra llega a ser la ciudad de Dios, y el foco de la ciudad llega a ser el
templo como la morada de Dios.
• El Edén es la tierra original donde Dios habita con su pueblo.
• Canaán es prometida a Abraham y poseída por Josué y el pueblo.
• La tierra se pierde debido a la rebelión y el pueblo es expulsado de la tierra en el
exilio babilónico.
• Los profetas prometen el regreso de un remanente fiel del pueblo a la nueva
tierra, que será un nuevo Edén. El regreso de Babilonia no resulta en el
cumplimiento de este ideal.
• Jesús viene como Emanuel («Dios con nosotros») y así cumple en su persona la
función de la nueva tierra. También se marcha «para prepararles un lugar».
• La tierra actual desaparece de la vista una vez que Jesús cumple su significado. El
libro de Apocalipsis reintroduce las imágenes del Antiguo Testamento para
describir la morada de Dios con su pueblo en la tierra nueva.

La realeza davídica, Jerusalén y el templo


La realeza no debe limitarse al lugar donde se usa el título de «rey». A Adán y Eva
se les dio dominio sobre el resto de la creación. Este gobierno reflejaba el gobierno
de Dios. Con el tiempo, a medida que se unen las distintas piezas del cuadro en la
tierra prometida, la realeza emerge como una expresión central del gobierno de
Dios sobre su pueblo. La unción de la casa de David establece una línea que ejercerá
este gobierno de Dios, a menudo solo nominalmente. Cuando aparece el Hijo de
David, Jesús, sus obras, su resurrección y ascensión lo muestran como el rey de
Dios sobre su pueblo.

• Adán y Eva son los primeros gobernantes del mundo.


• Bajo el pacto de redención, varias figuras emergen como mediadoras del gobierno
de Dios. Inicialmente, son los profetas como Moisés y Samuel quienes desempeñan
este papel.
• Se establece la realeza en la casa de David.
• La dinastía de David fracasa en la tarea y el trono es cortado en el exilio
babilónico.
• Los profetas prometen un nuevo rey David como pastor de Dios sobre su pueblo.
• Jesús, como Hijo de David, es declarado como ese rey.

Estos pocos ejemplos revisan algunos de los temas obvios del Antiguo Testamento
que nos señalan a Cristo. De hecho, la unidad de la Biblia y la conexión de todas sus
partes en conjunto, indican que realmente no hay límite para los temas que
podemos examinar. No todos tienen la misma importancia para el mensaje de la
Biblia. Sin embargo, a medida que estudiamos la Biblia, siempre podemos estar
atentos a temas que nos lleven a Cristo. Es hora de que consideremos algo del
material textual real del Antiguo Testamento. Confío en que a estas alturas estarás
desarrollando tu propio sentido de la naturaleza de la unidad de la Biblia y la
centralidad de la persona y obra de Jesucristo.

Nota clave
La revelación bíblica contiene una serie de temas importantes que se
relacionan entre sí de manera coherente y que establecen la teología del
Antiguo Testamento, la cual prefigura la persona y obra de Jesucristo y nos
prepara para su venida.

Tómate un momento para reflexionar…

• Lee Juan 8:48-59. ¿A qué se refiere Jesús cuando dice: «Abraham se regocijó al
pensar que vería mi día; y lo vio y se alegró»?
• Considera cómo los principales acontecimientos en la historia de la redención
(historia de la salvación) proporcionan el marco para comprender cualquier pasaje
del Antiguo Testamento.
• ¿De qué manera los temas principales como el éxodo, el templo y la realeza
davídica apuntan al hecho de que el Antiguo Testamento testifica de Cristo?
• Es posible que necesites dedicar tiempo a reflexionar sobre la idea de que las
personas y los sucesos del Antiguo Testamento prefiguran a Cristo.

Consejo: A medida que leas las narraciones, pregúntate qué nos dicen acerca de lo que Dios
está haciendo.
7
Encontrar a Cristo en Génesis
Tradicionalmente, los primeros cinco libros del Antiguo Testamento se atribuían a
Moisés. Jesús aceptó esta tradición; Lucas nos dice que, después de su resurrección,
Jesús se apareció a los dos discípulos en el camino de Emaús: «Comenzando por
Moisés y por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las
Escrituras» (Lucas 24:27). Juan registra una disputa que Jesús tuvo con algunos
judíos. Jesús les responde así: «Pero no piensen que yo voy a acusarlos delante del
Padre. Quien los va a acusar es Moisés, en quien tienen puesta su esperanza. Si le
creyeran a Moisés, me creerían a mí, porque de mí escribió él» (Juan 5:45-46).
Entonces, según Jesús, los libros de Moisés (el Pentateuco) tratan de Jesús. Por lo
tanto, no solo estamos justificados al intentar descubrir cómo Génesis trata sobre
Jesús, sino que también estamos obligados a hacerlo.
No es posible sobrestimar la importancia del libro del Génesis. La estructura y
el contenido de Génesis sientan las bases de toda la historia bíblica y la revelación
del reino de Dios. Aquí se nos presentan:

• La creación
• La caída de la humanidad en el pecado
• Abraham como el padre del pueblo escogido de Dios.
• La promesa de la tierra para el pueblo.
• El inicio de la teología de la misión.
• La prefiguración de la realeza en el control de la humanidad sobre la creación.
• La predicción de la cautividad en Egipto.

Todos los temas principales que he tratado en el capítulo 6 tienen sus fundamentos
en el libro de Génesis. No es necesario repetir los esquemas que propuse allí para
esos temas.
Para entender Génesis, necesitamos explorar su estructura y su historia. A
medida que avanza la narración del Génesis, se introducen varios personajes y
sucesos que juntos crean una trama coherente.
La creación prepara el escenario para la acción de la soberanía de Dios, cuya
palabra creadora nos señala en última instancia al Verbo redentor que es el creador
y que se hace carne (Juan 1:1-3, 14). Vemos que la humanidad se define primero
por una relación con Dios y luego unos con otros y con el resto de la creación. La
tentación y rebelión de la humanidad traen juicio y confusión sobre esas relaciones.
Las narraciones contenidas en Génesis 4-11 destacan la necesidad de que se revele
la gracia de Dios. Sigue el pacto con Abraham, y el camino hacia la redención por
gracia se revela progresivamente. Al considerar algunos textos específicos en
Génesis, recuerda que nuestro objetivo principal es descubrir cómo el Antiguo
Testamento nos señala a Cristo. La manera en que habla de nosotros es un derivado
de aquello.

Génesis 14:17-24

Cuando Abram volvía de derrotar a Quedorlaómer y a los reyes que estaban


con él, el rey de Sodoma salió a su encuentro en el valle de Save, es decir, en el
valle del Rey.
Y Melquisedec, rey de Salén y sacerdote del Dios altísimo, le ofreció pan y
vino. Luego bendijo a Abram con estas palabras:
«¡Que el Dios altísimo,
creador del cielo y de la tierra,
bendiga a Abram!
¡Bendito sea el Dios altísimo,
que entregó en tus manos a tus enemigos!».
Entonces Abram le dio el diezmo de todo.
El rey de Sodoma le dijo a Abram: «Dame las personas y quédate con los
bienes. Pero Abram le contestó: «He jurado por el Señor, el Dios altísimo,
creador del cielo y de la tierra, que no tomaré nada de lo que es tuyo, ni
siquiera un hilo ni la correa de una sandalia. Así nunca podrás decir: “Yo hice
rico a Abram”. No quiero nada para mí, salvo lo que mis hombres ya han
comido. En cuanto a los hombres que me acompañaron, es decir, Aner, Escol y
Mamré, que tomen ellos su parte».

Recuerda las tres dimensiones básicas de la Biblia que debemos tomar en cuenta:

• Literatura
• Historia
• Teología
Revisemos cada una de ellas, teniendo en cuenta que las dimensiones literarias e
históricas están subordinadas a la dimensión teológica, o sea, a la revelación de
Dios. También hay que tener en cuenta la interacción de estas tres dimensiones.
Recuerda que nuestra principal preocupación es comprender cómo este texto nos
dirige a Jesús, y testifica de su obra salvífica.

1. Literatura
Si bien hay quienes desearían considerar este pasaje, junto con todo lo que le
acompaña, como un mito o una saga ficticia, es evidente que su autor espera que sea
leído como una narración histórica. Los detalles son claros y coherentes.

2. Historia
Por supuesto, bajo las reglas de la forma moderna de escribir historia, no podemos
verificar esto como un suceso que realmente ocurrió. No obstante las dudas que
pueda tener un lector moderno, debemos reconocer que la Palabra de Dios lo
presenta como un suceso histórico. Lo que es más importante, podemos observar
esta narración y buscar su teología dentro del contexto de la narrativa más amplia
de Abraham.

3. Teología
Éste no es el lugar para intentar un tratamiento exhaustivo del pasaje. Destacaré
algunos de los puntos más importantes. Una coalición de gobernantes captura la
ciudad de Sodoma y toma cautivo a Lot, el sobrino de Abraham. Abraham conduce
un pequeño ejército y rescata a Lot. En esta narración se nos presentan dos reyes y
dos ciudades: el rey de Sodoma y el rey de Salem. Este último, Melquisedec, se
acerca y se encuentra con Abraham cuando éste regresa de la batalla. Es presentado
como sacerdote del Dios altísimo. Él bendice a Abraham quien, a su vez, le entrega
un diezmo de todos los despojos de la guerra. Melquisedec es rey de Salem,
normalmente entendida como la antigua Jerusalén. Es un sacerdote del Dios
altísimo de Abraham.
En un marcado contraste con el honroso intercambio entre Abraham y
Melquisedec, se nos presenta el intento del rey de Sodoma, la ciudad malvada, de
lograr el favor de Abraham. Abraham rehúsa recibir algo de él, y más adelante se
nos informa de la destrucción de Sodoma (Génesis 18-19). El significado de Salem
queda en suspenso en la historia bíblica hasta que llegamos a David. Jerusalén se
convierte en la ciudad de Dios donde gobierna el rey de Dios y se erige el templo.
El gobierno y la reconciliación emanan de la ciudad de Dios. La naturaleza inusual
de la autoridad de Melquisedec se aplica más tarde al Mesías (Salmo 110:4; Hebreos
7:21). A Babilonia se le permite destruir a Jerusalén debido a su idolatría. Jesús
viene como el nuevo rey y el nuevo templo. Apocalipsis describe la destrucción
final de la malvada ciudad de Babilonia y la llegada de la nueva Jerusalén del cielo.
Este libro no pretende ser un comentario sobre todo el Antiguo Testamento.
Utilizando los principios expuestos hasta ahora, lee y considera los siguientes
pasajes. Piensa en el significado del texto y luego intenta comprender el significado
teológico de los acontecimientos y las personas. Evita la tentación de ir directo a
algún tipo de aplicación para ti. Eso viene después. Recuerda que estamos tratando
con el libro de los hechos de Dios.

Génesis 23:1-20
Este es el relato de la muerte de Sara y el problema que tuvo Abraham para
encontrar un lugar donde enterrarla. Los puntos para reflexionar aquí son:

• Esta es la tierra prometida a Abraham, pero él no tiene posesión.


• Debe regatear con los extranjeros el precio de una parcela dentro de su propia
tierra.
• Las promesas de Dios sobre la tierra parecen estar comprometidas.
• Abraham debe aprender de nuevo que vive por fe en las promesas de Dios.

La tentación es aplicar esto inmediatamente a nosotros mismos, porque «vivimos


por fe, no por vista» (2 Corintios 5:7). Y, por supuesto, efectivamente apunta en
última instancia a esa verdad de que todavía tenemos que llegar al lugar que se nos
promete en Cristo. La razón por la que no debemos centrarnos simplemente en
Abraham y su fe o sus desilusiones es que él posee un significado teológico que no
solo él contiene. Él es el destinatario de las promesas del pacto. En este pasaje, lo
que se enfoca es la promesa de la tierra. El tema teológico, entonces, no es el
hombre Abraham, sino la tierra prometida. Abraham figura como el elegido de
Dios que aún no está en la tierra prometida; está en el exilio. Así, podemos seguir la
huella de este tema:

• Adán y Eva estaban exiliados del Edén.


• Abraham está exiliado de la tierra prometida en el pacto.
• Israel entra en la tierra, pero la mantención de la posesión está en duda.
• Queda claro que Canaán no es la tierra prometida definitiva.
• El exilio a Babilonia destaca el hecho de que el pueblo de Dios todavía está en el
exilio.
• El regreso de Babilonia en realidad cambia poco.
• Jesús viene como descendiente de Abraham y David, pero a un mundo extraño y
desgarrado por el pecado.
• Viene a compartir nuestro exilio y a hacer lo necesario para que seamos llevados
a la verdadera tierra.

Génesis 50:22–26
El relato de la muerte de José nuevamente nos señala en la dirección del pacto.
Conducirá al éxodo como el modelo de la redención que será necesaria para llevar
al pueblo de Dios a la verdadera tierra prometida, el reino de Dios. También nos
apunta al tema de la tierra prometida. Toma nota de la referencia a las promesas a
Abraham en el versículo 24.

Resumen
No te atasques en los personajes, buenos o malos. Mira más allá de ellos en busca
del plan y el propósito de Dios implicado en las acciones y experiencias de aquellos.
Acostúmbrate a buscar los temas principales incluso si el texto en cuestión está
relacionado de forma más bien indirecta con uno u otro de ellos. Luego pregúntate
cómo se relaciona este tema con la revelación progresiva que nos lleva a Cristo.

Nota clave
El libro de Génesis es el fundamento de toda la teología de la Biblia. Establece
el enfoque central en la creación, el pecado y la salvación. El verdadero
significado de estos temas se muestra en la obra salvadora de Cristo.

Tómate un momento para reflexionar…

• Lee el Salmo 8. ¿De qué manera indica el significado del relato de la creación?
• Reflexiona sobre Génesis como una narración estructurada sobre Dios y sus
propósitos para toda la creación, incluida la raza humana.
• ¿Qué temas de Génesis nombrarías como los más destacados en la prefiguración
de Cristo?

Consejo: Piensa en Génesis como una historia del pacto de Dios con el pueblo que él creó a su
imagen.
8
Encontrar a Cristo en la historia de Israel
El cristianismo es una fe histórica. Dios no solo es el Señor de toda la historia, sino
que, en Jesucristo, entró en la historia del mundo para traer la salvación. Mucho
antes que los griegos Heródoto y Tucídides (siglo V a. C.), los pioneros de la
llamada historia «científica», los historiadores de Israel habían documentado los
acontecimientos que se registran en la Biblia. Los historiadores consideran que la
escritura de la historia es científica cuando se basa únicamente en la evidencia de
documentos, artefactos y otras evidencias observables. Por lo tanto, los
historiadores seculares no toman demasiado en serio una historia que pone a Dios
en el centro y afirma una revelación de tipo sobrenatural. Pero, dado que Dios es el
Señor de la historia y gobierna los acontecimientos de su universo, debemos
permitirle que revele lo que quiera sobre tales sucesos incluso cuando estén más
allá de la investigación histórica ordinaria. Es una suposición razonable que los
israelitas registraran su historia comenzando con la creación debido a su convicción
dada por Dios de que la historia tiene lugar en el espacio y el tiempo. Es decir, no se
preocupan por ideas abstractas o incluso ideales, sino por lo que Dios ha hecho y lo
que ha dicho sobre lo que ha hecho. Tal historia puede incluir acontecimientos
futuros si Dios elige revelarlos de antemano.
De primera importancia es la necesidad de reconocer que los libros históricos
de la Biblia no se escribieron simplemente para registrar sucesos. De hecho,
ninguna historia lo es. Todo historiador debe ser selectivo en el enfoque elegido
para el tratamiento. Tenemos historias políticas, historias militares, historias
económicas, etc. Luego, los historiadores intentan vincular causa y efecto e incluso
sugerir el significado de los hechos. Los libros bíblicos son historias teológicas: su
personaje principal es Dios. Probablemente por eso el canon judío del Antiguo
Testamento clasifica los libros de Josué, Jueces, Samuel y Reyes como los «profetas
anteriores». Recuerda que los acontecimientos en la historia de Israel prefiguran la
venida del reino de Dios tanto en bendición como en juicio.
La historia bíblica comienza con la creación y los eventos posteriores, que
conducen a la persona de Abraham, que es el padre de la nación de Israel. La
historia de Israel como nación comienza con los hijos de Jacob (Israel)
descendiendo a Egipto. Los principales sucesos se pueden organizar de la siguiente
forma (con los libros del Antiguo Testamento entre paréntesis):

1. Cautividad y éxodo (Éxodo).


2. La promulgación de la ley (Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio).
3. Entrada y toma de posesión de la tierra prometida (Josué).
4. El desarrollo de la administración del país bajo los jueces, Samuel y Saúl (Jueces,
1 Samuel).
5. Reinado de David (2 Samuel, 1 Crónicas).
6. La ciudad de Dios (2 Samuel).
7. El templo (1 Reyes).
8. Decadencia y exilio a Babilonia (1 y 2 Reyes, 2 Crónicas).
9. Liberación desde Babilonia y la nación post-exílica (Esdras, Nehemías).

Cautividad y éxodo
En retrospectiva, podemos ver que el significado de la cautividad en Egipto y el
éxodo es que no puede haber entrada a la tierra prometida sin una poderosa
redención que Dios logra para su pueblo. Teológicamente, entonces, podemos
entender la cautividad egipcia como una expresión de la cautividad que el pecado,
Satanás y la muerte ejercen sobre el ser humano, ya que niega toda promesa de
Dios de que su pueblo viva bajo su gobierno en la tierra que él les dará. Las plagas
en Egipto muestran el otro lado de la situación: aquel que esclaviza al pueblo de
Dios experimenta juicios que se burlan de sus dioses y amenazan el orden mismo de
la creación que sostiene a su nación.
La liberación de Israel no es simplemente una cuestión de que el rey de Egipto
los deje ir. Los milagros de las plagas llegan a su punto culminante en la décima
plaga y en el hecho de que Israel no puede simplemente llegar y salir de Egipto. El
sacrificio de la Pascua conduce a un milagro final que ocurre en el Mar Rojo
cuando el pueblo de Dios cruza en tierra firme y los ejércitos del Faraón son
destruidos.

Los temas teológicos involucrados que nos apuntan a Cristo son:

• Cautividad que niega la vida del pueblo de Dios en la presencia de Dios.


• Redención a través del juicio y la liberación del pueblo de Dios.
Es vital señalar que la relación de estos sucesos con la salvación que tenemos en
Cristo no es meramente ilustrativa o una analogía de ideas. En el capítulo 1, señalé
la real relación orgánica entre estos sucesos y la obra de Cristo. Este es el prototipo
del evangelio, de modo que aquellos israelitas que respondieron a la palabra de Dios
y sus acciones con fe fueron indudablemente salvados por la obra de Cristo que aún
estaba por venir. Pero además de eso está el beneficio para nosotros de tener esta
prefiguración gráfica de la vida real de aquello que Jesús ha hecho por nosotros.

La promulgación de la ley
Hay una serie de cosas que recordar al leer la ley de Moisés. Primero, y lo más
importante, es el hecho de que la ley es dada después de los actos salvíficos de la
gracia de Dios al sacar a Israel de Egipto. La salvación vino primero como un acto
de la gracia de Dios. La ley fue dada para establecer la respuesta apropiada del
pueblo de Dios a su pacto de gracia. Ellos no podían esperar el favor de Dios si
optaban por desobedecer y volverse hacia la idolatría. Una y otra vez, la ley se
refuerza con referencia al hecho de que Dios los sacó de Egipto y les presentó la
perspectiva de entrar en la tierra prometida (p. ej., Éxodo 19:4-5; 20:2; 22:21; 29:45-
46; 33:1; Levítico 11:45; 19:34; 22:31-33; 25:38; 26:3-13; Deuteronomio 5:15; 6:12-
15, 20-25, etc.)
Cuando leas los pasajes relevantes que tratan de la ley (Éxodo 20-40; Levítico; la
mayor parte de Números; Deuteronomio), puede que te resulte tedioso y te veas
tentados a rendirte. No intentes averiguar todos los detalles. Recuerda que esta es la
estructura de la vida de Israel: un conjunto de reglas apropiadas para su situación
en ese momento. Es el hecho de la ley y su propósito teológico, antes que los
detalles, lo que debería ser nuestro primer enfoque. Te servirá de consuelo que el
apóstol Pablo nos recuerda que la ley es algo temporal hasta que venga Cristo
(véase Gálatas 3:15-26). Por lo tanto, puedes preguntarte por qué, si fue algo
temporal, deberíamos molestarnos realmente con ello. Esa es una pregunta
razonable, ya que el Nuevo Testamento nos dice que en Cristo ya no estamos bajo
la ley sino bajo la gracia (ver Romanos 6:14).
Lo que la ley de Moisés debería hacer para los cristianos es mostrarnos que los
destinatarios de la gracia de Dios deben vivir como su pueblo. La liberación de la
esclavitud no significa que la vida de ahora en adelante sea un «todo vale». El pacto
con Abraham y luego con Israel fue al mismo tiempo incondicional y condicional.
Fue incondicional en el sentido de que Dios no lo discutió con Abraham o Israel,
sino que lo estableció por gracia. No era merecido, y los humanos pecadores por
naturaleza lo rechazarían; tal es nuestra enemistad contra Dios. Pero el pacto
también fue condicional en el sentido de que requiere la respuesta de fe y
obediencia. El pacto contiene bendiciones y maldiciones (ver Deuteronomio 28).
En términos del Nuevo Testamento, decimos que Dios justifica (acepta) al impío
solo por la fe (Romanos 4:1-5); pero los justificados solo por la fe demostrarán
entonces los frutos de la justificación en una vida santificada (Romanos 6; Efesios
2:4-10; Colosenses 3; 1 Juan 2:2-3:24).
Hay un sentido real en el que la ley se resume en los diez mandamientos, y los
diez mandamientos se resumen en el primer mandamiento. Todo esto se cumple en
Cristo, quien vive como el israelita perfectamente obediente y sin pecado. En su
vida, él es por nosotros el Hijo sin pecado (Romanos 5:10). Por lo tanto, podemos
afirmar que Jesús vivió por nosotros la vida que deberíamos vivir pero que no
podemos; murió para pagar el castigo por la vida pecaminosa que hemos llevado
(pero no deberíamos haber llevado).

La tierra prometida: entrada y posesión


Ya hemos considerado este tema en relación con Abraham y el éxodo. Es un tema
importante en las narraciones históricas, y no se debe permitir que la compleja
naturaleza de la trama en los libros relevantes oscurezca el hilo conductor.
Mientras Josué conduce al pueblo a la tierra y toma posesión de ella, no pasarás por
alto la constante ambigüedad en la forma en que el pueblo desobedece y rompe el
pacto. La fidelidad de Dios es asombrosa mientras persevera con este pueblo. La
posesión de la tierra implica el desalojo de las naciones que ya están allí. Se deja
claro que el ataque aparentemente brutal de Israel es el juicio de Dios sobre la
maldad de estas naciones. Todos los juicios de Dios son merecidos. Al mismo
tiempo, también se deja claro que la posesión de Israel depende de la fidelidad a
Dios.

Jueces y Reyes
La forma política de Israel es una teocracia: Dios gobierna. Pero Dios usa
mediadores tanto de su gobierno soberano como de su provisión para la
reconciliación con su pueblo pecador. Hemos visto cómo Moisés fue el primero de
los mediadores de la palabra de Dios. Así, vemos surgiendo en Israel los esenciales
oficios de profeta, sacerdote y rey. Los tres representan la forma en que Dios trata
con su pueblo: les habla y se revela; proporciona el ministerio de sacrificios para el
perdón de los pecados; y él los gobierna. Los tres son necesarios; los tres están
relacionados con la forma en que Dios está trayendo su reino. Más adelante
veremos cómo Jesús viene en última instancia como el verdadero profeta, sacerdote
y rey.
El ministerio de los jueces de Israel fue parte del proceso histórico por el cual
Dios guio a su pueblo a través de una transición desde la función profética de
Moisés y luego el rol sacerdotal de Aarón, hasta el momento en que un hombre
representa al pueblo de Dios y, al mismo tiempo, es el mediador del gobierno de
Dios sobre ellos. Este fue el rey elegido y ungido por Dios. Todos estos funcionarios
dados por Dios apuntan a Cristo. Es por eso que no debemos apresurarnos a
detenernos y usarlos como ejemplos que apuntan a nosotros o nos instruyen. De
manera derivada, pueden funcionar como ejemplos, pero ese no es su significado
principal.
Durante un tiempo, el profeta Samuel funciona de una manera que parece
combinar los tres oficios, pero con el tiempo emergen los detalles específicos de la
realeza. La realeza de Saúl fracasa porque el pueblo pidió un rey por las razones
equivocadas. Entonces, se revela a David como el elegido de Dios y se hace la
promesa a sus descendientes después de él: el hijo de David es llamado hijo de Dios
(2 Samuel 7:12-14). El linaje de la realeza pasa por David y Salomón, a pesar de la
infidelidad de este último. Es significativo el hecho de que Jesús sea identificado
como el Hijo de David en su papel de Salvador. Te insto, entonces, a que no te
extravíes haciendo de la muerte de Goliat a manos de David una lección para que
los creyentes maten sus propios «Goliats». La historia en 1 Samuel 17 nos señala al
Hijo ungido de David, Cristo, haciendo por nosotros lo que no podíamos hacer por
nosotros mismos. ¡No es una lección de lo que podemos hacer con un poco de fe!

Jerusalén y el templo
De la misma manera que el tema del pueblo de Dios avanza a través de Adán,
Abraham, Israel y David, hasta Jesús, así también se avanza en los temas de
Jerusalén y el templo. Aquí se trata del tema teológico de la morada de Dios con su
pueblo. Comienza en el Edén y parece llegar a un final abrupto con la expulsión del
Edén. Pero la gracia de Dios interviene y, por lo tanto, el tema de que Dios esté con
su pueblo elegido, incluso en su exilio, es un tema destacado.
Las ciudades son un hecho de la vida; es la manera en que los seres humanos se
organizan para el trabajo y la seguridad. Pero también son centros de maldad
institucionalizada y de rechazo a Dios. A pesar de esta propensión a concentrar el
mal, Dios entregó las ciudades de los cananeos a su pueblo con algunas advertencias
severas contra la imitación de la idolatría que allí abundaba. Finalmente, David
capturó y aseguró la fortaleza jebusea de Jerusalén, introdujo el arca del pacto en
ella y la estableció como el centro de la tierra prometida. Luego, Salomón
construyó el templo, un reemplazo permanente del tabernáculo transportable. Por
lo tanto, la tierra donde Dios se complace en morar con su pueblo se centra en
Jerusalén y el templo.
Todos estos signos tangibles del reino de Dios, es decir, de su morada con su
pueblo en el lugar que él designa, son destruidos por los babilonios. En el capítulo
10 veremos la manera en que los profetas lidian con esta privación. En
anticipación, ya deberías estar acostumbrado a la idea de que la destrucción de
todas estas cosas en la historia de Israel nos señala la esperanza dada por los
profetas, la cual, a su vez, nos apunta al cumplimiento en Cristo.

Destrucción y exilio
La narración histórica de Samuel, Reyes y Crónicas llega a una conclusión
humillante con la destrucción de Jerusalén y el templo, y con la deportación de una
parte significativa del pueblo. Está claro que el exilio del pueblo de Dios aún no ha
terminado. También está claro que los historiadores bíblicos consideran todo el
proceso de decadencia y caída con gran seriedad, ya que nos dan muchos detalles
(ver 1 Reyes 11-2 Reyes 25; 2 Crónicas 10-36). Deberíamos tratar de ponernos en el
lugar de los creyentes israelitas en este momento. Debe haber sido una experiencia
terrible vivir en ese período de decadencia de las glorias de los reinos de David y
Salomón. Todo se estaba desmoronando y, una vez más, las promesas del pacto
parecían estar nuevamente amenazadas.
A la luz de nuestra revisión hasta ahora, la pregunta que bien puede surgirnos
es cómo todo este pecado y ruptura del pacto nos señala a Jesús. Si Jesús cumple el
papel de Israel, ¿cómo explicamos la discrepancia entre el Israel pecador y el Jesús
sin pecado? Sugeriría las siguientes formas en que se debe ver esta corrupción del
pueblo de Dios. Después de Génesis 3, todos estamos fuera del Edén. Eso se aplica a
Abraham y sus descendientes. El éxodo de Egipto superficialmente puede parecer
conducir a la restauración total del reino de Dios entre su pueblo, pero pronto es
obvio que no es así. Es aquí donde nuestra discusión sobre tipología es relevante.
Israel en la tierra prometida es un tipo del pueblo de Dios en su reino. Sin embargo,
la idolatría y la ruptura del pacto de Israel dejan muy claro que su posesión de
Canaán no es una entrada al reino de Dios. Hay un patrón general que involucra
redención, entrada, posesión, ciudad, templo y gobierno real. Si bien este patrón
nos señala al reino de Dios, es solo una sombra y no la realidad misma. Entonces,
¿qué podemos decir sobre la desventaja? ¿Cómo funciona eso como un tipo del
Salvador? Es una expresión de absoluta corrupción y pecaminosidad que siempre
está bajo la condenación de Dios y que quedará bajo su juicio. Ese es el Israel
pecador en el que Jesús se convirtió, aunque sin pecado, en favor de Israel y de
nosotros. «Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como
pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios» (2 Corintios 5:21). La única
forma en que Jesús podía cargar con los pecados de los pecadores era ser contado
como pecador a los ojos del Padre.

Resumen
La historia del pueblo de Dios desde Adán a Abraham, y hasta los israelitas en
Canaán, proporciona un modelo de los propósitos de Dios para su reino y la forma
en que los pecadores pueden ser incluidos en él. También proporciona el modelo de
las personas bajo juicio por su rebelión contra Dios. Los fracasos del pueblo de Dios
resaltan el hecho de que la experiencia histórica, como se registra en el Antiguo
Testamento, no es una experiencia de las glorias supremas del reino de Dios. La
historia del Antiguo Testamento nos señala a un israelita fiel, un verdadero Hijo de
Dios, que asumirá el juicio del pecado y la ruptura del pacto.
Así como la historia de Israel fue de fracasos y rebeliones contra Dios, nuestras
propias historias personales reflejan la misma naturaleza pecaminosa y el rechazo
del gobierno de Dios sobre nosotros. Jesucristo vino a este mundo para reescribir
nuestras historias viviendo la vida en relación con Dios que nosotros deberíamos
vivir, pero que no podemos. Toda la historia del Antiguo Testamento apunta tanto
a la forma de una vida justa como a la necesidad de que alguien nos la proporcione.

Nota clave
El marco histórico del Antiguo Testamento testifica de la obra salvadora de
Cristo, quien nos proporciona una historia personal que él mismo vivió en
nuestro lugar como una vida aceptable a Dios.

Tómate un momento para reflexionar ...

• Considera cómo la naturaleza histórica de la revelación de Dios nos muestra que


el cristianismo se trata de Dios actuando en la historia en lugar de ser simplemente
un conjunto de ideales o enseñanzas morales.
• Piensa en el evangelio como el hecho de que Jesús otorga a cada creyente una
nueva historia —la suya— como la base de nuestra posición justificada ante Dios.
• Al pensar en la forma en que la Biblia se aplica a nosotros, ¿qué lugar consideras
que nos corresponde en la historia de la salvación?

Consejo: recuerda que nuestra aceptación ante Dios no se basa en lo bien que hemos vivido,
sino en la perfección de lo que Jesús ha hecho por nosotros.
9
Encontrar a Cristo en los Sapienciales y
los Salmos
La literatura sapiencial del Antiguo Testamento es el término comúnmente
utilizado para referirse a los libros de Proverbios, Job y Eclesiastés. Probablemente
sea apropiado incluir también el Cantar de los Cantares. Debemos tratar de
comprender por qué se ha aplicado el término «sapiencial» a estos documentos y
qué significa.

Sabiduría y orden de la creación de Dios


Hay un intrigante pasaje en Proverbios que puede ayudarnos a comprender la idea
bíblica de sabiduría. Aquí la idea abstracta de sabiduría se personifica como la
ayuda del creador en la creación.

El Señor me dio la vida como primicia de sus obras,


mucho antes de sus obras de antaño.
Fui establecida desde la eternidad,
desde antes que existiera el mundo…
Cuando Dios cimentó la bóveda celeste
y trazó el horizonte sobre las aguas,
allí estaba yo presente.
Cuando estableció las nubes en los cielos
y reforzó las fuentes del mar profundo;
cuando señaló los límites del mar,
para que las aguas obedecieran su mandato;
cuando plantó los fundamentos de la tierra,
allí estaba yo, afirmando su obra.
Día tras día me llenaba yo de alegría,
siempre disfrutaba de estar en su presencia;
me regocijaba en el mundo que él creó;
¡en el género humano me deleitaba!
PROVERBIOS 8:22-23, 27-31

Estos pasajes hablan de la creación planificada por Dios de una manera ordenada,
de modo que haya límites y fronteras. En otras palabras, no es un caos y el orden es
perfecto. Esto se hace eco de las narraciones de la creación en Génesis 1 y 2. En
resumen, hay un orden en la creación de Dios que refleja la persona de Dios y su
mente. La sabiduría humana, para ser sabiduría, debe reflejar la sabiduría divina y
funcionar dentro de ella. La sabiduría se trata de cómo percibimos y vivimos según
el orden que Dios ha establecido, incluso en nuestro mundo actual desordenado por
el pecado.
Pero el orden de la creación de Dios no fue como el de una máquina bien
engrasada. Dios no creó un universo mecanicista poblado de robots. La creación
refleja la personalidad de Dios y en su centro está el elemento humano. Dios es la
fuente de nuestra personalidad; estamos hechos a su imagen. Está claro que Dios
nos dio cerebros humanos y espera que los usemos. Esto se desprende del hecho de
que Dios nos hace responsables de la forma en que respondemos a su sabiduría. La
sabiduría es algo que aprendemos por experiencia y luego interpretamos
escuchando a Dios, quien es la fuente de toda sabiduría. Las personas interpretan su
experiencia de una manera que refleja la forma en que interpretan el mundo. Los
que odian a Dios, e incluso aquellos que simplemente son indiferentes a Dios, se
verán a sí mismos como autónomos, independientes de Dios o de los dioses. Ellos
mismos son el centro de su mundo y el punto de referencia para comprenderlo.
Construirán una cosmovisión que ignora la realidad de Dios y ciertamente rechaza
cualquier idea de revelación divina. Con estas pocas ideas introductorias en mente,
tratemos de darle un sentido cristiano a los libros de sabiduría o Sapienciales del
Antiguo Testamento.
Hay una serie de palabras que pertenecen al género sapiencial que indican su
preocupación por la educación y el uso del intelecto. Pero la educación y la
actividad intelectual no son un fin en sí mismas; de hecho, ambas pueden usarse de
una manera necia y perversa. La sabiduría se atribuye a menudo a los sencillos, a
los jóvenes y a los inexpertos. Observa las palabras utilizadas en el prefacio de
Proverbios:

para adquirir sabiduría y disciplina;


para discernir palabras de inteligencia;
para recibir la corrección que dan la prudencia,
la rectitud, la justicia y la equidad;
para infundir sagacidad en los inexpertos,
conocimiento y discreción en los jóvenes.
Escuche esto el sabio, y aumente su saber;
reciba dirección el entendido,
para discernir el proverbio y la parábola,
los dichos de los sabios y sus enigmas.
PROVERBIOS 1:2-6

Nótese el elemento moral en el versículo 3, ya que habla de rectitud, justicia y


equidad. Es probable que el vocabulario más neutral de este pasaje nos engañe si
ignoramos el siguiente versículo (Proverbios 1:7):

El temor del Señor es el principio del conocimiento;


los necios desprecian la sabiduría y la disciplina.

Es esto lo que salva a la sabiduría de ser una astucia amoral y puramente secular. El
temor del Señor es el punto de referencia de toda verdadera sabiduría. Cuando
falta, la sabiduría se vuelve insensatez a los ojos de Dios.

El marco de la sabiduría
Una cosmovisión es una idea de la realidad que cada uno de nosotros construye a
través de la razón y la experiencia. En términos generales, hay dos formas
principales en las que las personas construyen su visión del mundo. La primera es
ver el universo como algo que simplemente sucede, ya sea a causa de un big bang o
por alguna otra causa. Se considera que los cambios que ocurren en el universo y
particularmente en los seres vivos se deben a enormes períodos de tiempo más el
azar y la selección natural. La otra posición es aceptar que el mundo fue creado por
Dios de una manera que refleja su propio ser. Aquí, el principal punto de referencia
es Dios mismo y su palabra. Así es como Dios quiso que fuera cuando creó a los
seres humanos. En Génesis 1:26-28, Dios les habló a Adán y Eva e interpretó la
realidad dentro de la cual los humanos debían actuar con responsabilidad. La
verdadera sabiduría, entonces, es el resultado de la experiencia humana
interpretada a la luz de la palabra reveladora de Dios. La regla primordial es: el
temor del Señor es el principio del conocimiento (Proverbios 1:7; 9:10). Dado que
la sabiduría implica nuestra relación con Dios, la fuente viva de la sabiduría, ésta
adquiere una dimensión moral. Es más que conocimientos prácticos mundanos y
competencia práctica en la vida; brota de una relación personal con Dios.
El «temor del Señor’ es un término que aparece a menudo en el Antiguo
Testamento. La palabra que generalmente se traduce como «temor» no es la que se
usa para el terror, sino que se refiere a un asombro reverente por la persona de Dios
y su voluntad, de tal manera que deseamos ser obedientes. Por otro lado, no
debemos distanciarnos tanto de lo que usualmente llamamos temor como para que,
en nuestras propias mentes, domestiquemos a Dios y lo consideremos como nuestro
«compadre». Dios es el Señor. Él es rey. Él es juez de todos. «¡Terrible cosa es caer
en las manos del Dios vivo!» (Hebreos 10:29-31). La sabiduría debe entenderse a la
luz de quién revela Dios que él es. La dimensión moral es una dimensión personal
que refleja la santidad de Dios. Por eso el libro de Proverbios contrasta la sabiduría
con la necedad y la justicia con el mal, de tal manera que ambos pares son
sinónimos. Por tanto, la sabiduría es a la justicia tanto como la necedad es al mal
(ver Proverbios 10-15). Esto es importante porque significa que la sabiduría o la
necedad (estupidez) no son funciones de nuestro coeficiente intelectual, ni
tampoco la justicia y la maldad. Son dimensiones morales que reflejan o repudian el
carácter de Dios. También significa que la forma en que usamos nuestros poderes
de razonamiento y la inteligencia dada por Dios es un asunto espiritual.
La literatura sapiencial y las narraciones históricas relevantes nos muestran
parte de cómo se desarrolló la idea de sabiduría durante la historia de Israel8.
También podemos observar la sabiduría que aparece en algunos de los pasajes
proféticos sobre el futuro día del Señor. Pero, antes de eso, está el hecho de que los
profetas condenan la necedad de la sabiduría apóstata. En algún lugar de la historia
de Israel parece haber ocurrido una institucionalización de la sabiduría con sabios
oficiales. Ya fuera oficial o no, existe evidencia de que los consejeros daban consejos
espurios, a menudo con resultados desastrosos. Salomón fue el sabio legendario que
cayó de esa gracia. Su hijo Roboam aceptó un consejo tonto que condujo a la
división de su reino (1 Reyes 12). Isaías condena la sabiduría de los sabios debido a
la hipocresía del pueblo (Isaías 29:13-16; 44:24-25). Jeremías condena la necedad de
los «sabios» (Jeremías 8:8-9). Dios también condena la falsa sabiduría de los paganos
(Isaías 19:11-12; Jeremías 50:35-36; 51:57).
Cuando la sabiduría de Israel se muestra como necedad y la nación está
abandonando al Señor, entonces los profetas hablan de uno que vendrá a traer
verdadera sabiduría al pueblo de Dios:

Exaltado es el Señor porque mora en las alturas,


y llena a Sion de justicia y rectitud.
Él será la seguridad de tus tiempos,
te dará en abundancia salvación, sabiduría y conocimiento;
el temor del Señor será tu tesoro.
ISAÍAS 33:5-6
Nótese cómo este pasaje pone la justicia y la rectitud en paralelo con la sabiduría y
el conocimiento, porque se deben al temor del Señor. Isaías también habla del rey
mesiánico de la casa de David (el tronco de Isaí, padre de David) como el máximo
sabio:

Del tronco de Isaí brotará un retoño;


un vástago nacerá de sus raíces.
El Espíritu del Señor reposará sobre él:
espíritu de sabiduría y de entendimiento,
espíritu de consejo y de poder,
espíritu de conocimiento y de temor del Señor.
ISAÍAS 11:1-2

Si sigues leyendo en ese oráculo (Isaías 11:1-9), verás cómo este sabio mesiánico
trae la restaurada armonía de la creación. Se restaura el orden de Dios.
Si el temor del Señor en el Antiguo Testamento implicaba una respuesta de
confianza reverente a la Palabra de Dios, entonces en el Nuevo Testamento debe
ser la fe en la Palabra de Dios encarnada, Jesucristo. Dicho de otro modo: el
evangelio de Jesús es el punto de referencia para la verdadera sabiduría. Esto
significa que interpretamos nuestra experiencia y el mundo que nos rodea a la luz
de Jesucristo. El significado, para un cristiano, se establece por el hecho de que
Cristo es la sabiduría de Dios que establece todas las normas.

… pero para los que Dios ha llamado, lo mismo judíos que gentiles, Cristo es el
poder de Dios y la sabiduría de Dios.
1 CORINTIOS 1:24

Gracias a él [Dios] ustedes están unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho
nuestra sabiduría —es decir, nuestra justificación, santificación y redención.
1 CORINTIOS 1:30

No he dejado de dar gracias por ustedes al recordarlos en mis oraciones. Pido


que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé el Espíritu de
sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor.
EFESIOS 1:16-17

… para que cobren ánimo, permanezcan unidos por amor, y tengan toda la
riqueza que proviene de la convicción y del entendimiento. Así conocerán el
misterio de Dios, es decir, a Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros
de la sabiduría y del conocimiento.
COLOSENSES 2:2-3

Pablo se refiere al plan de Dios de unir todas las cosas en Cristo (Efesios 1:10). Y
este Cristo, el Verbo de Dios, creó todas las cosas (Juan 1:1-3); por tanto, es el autor
de la verdad y el orden. Debemos concluir, entonces, que cada hecho de este
universo, de toda la realidad, es en última instancia significativo solo a la luz de
Cristo. Él lo hizo. Él lo redime. Él lo juzgará. Y, finalmente, traerá el cielo nuevo y
la tierra nueva.

Proverbios y la vida ordenada


Proverbios asume la perceptibilidad universal del tipo de mundo ordenado que la
mayoría de nosotros experimentamos durante la mayor parte del tiempo.
Proverbios contiene tres tipos principales de dichos de sabiduría: dichos breves,
concisos y proverbiales (por ejemplo, Proverbios 10-15); instrucciones más largas
dadas a un hijo o alumno (por ejemplo, Proverbios 1:8-6:15); y dichos numéricos
(por ejemplo, Proverbios 6:16-19; 30:15-31). Cada uno trata de una manera distinta
con la responsabilidad moral que tenemos de aprender a vivir según el orden que
Dios ha establecido.
La clave de gran parte de Proverbios es la forma en que diferentes cosas,
experiencias y actividades tienen una base común. Esto nos impulsa a buscar
conexiones que quizás no hubiéramos apreciado anteriormente. Comprender cómo
se conectan las cosas y cómo se desconectan nos ayuda a tomar decisiones
acertadas. Si bien reconocemos el hecho de que vivimos en un mundo
distorsionado por el pecado, podemos trabajar para discernir la forma en que Dios
ha dejado el mundo habitable. La sabiduría apunta al hecho de que nuestras
elecciones, nuestra estimación del mundo en el que vivimos y todas nuestras
relaciones deben ser comprendidas y supervisadas por el temor del Señor. Esto
significa que la dirección de Dios no es un impulso automático de parte de él, sino
que proviene de una consideración piadosa de las circunstancias a la luz de la
Palabra de Dios. Debido a que existe una conexión entre los hechos y los
resultados, Proverbios enfatiza la retribución natural: el que actúa tontamente,
obtendrá un mal resultado; el que actúa con sabiduría, obtendrá un buen resultado.

Job y la realidad del sufrimiento


El libro de Job afirma que el orden a veces puede permanecer oculto. Se trata del
hecho de que la vida puede dejarnos de vez en cuando con preguntas sin respuesta
y un misterio impenetrable. Si bien el sufrimiento y el desastre son características
de un mundo caído debido al rechazo del ser humano a Dios, el sufrimiento
individual no siempre es proporcional al pecado real del individuo. Job era un
hombre justo, pero sufrió un dolor y una pérdida increíbles. Este es un libro para el
síndrome del «¿por qué yo?». En muchos aspectos, se trata de la indagación de los
«amigos» de Job para descubrir por qué Job sufrió tanto. Hacen una aplicación
rígida de la regla general que gobierna gran parte de Proverbios: actúa tontamente
y lo más probable es que sufras por ello. Pero la experiencia común que aborda la
sabiduría de Proverbios a veces es cuestionada por lo que está fuera de lo común.
Si bien se podría decir que Job trata sobre el sufrimiento, en el centro del libro
está la pregunta «¿dónde se halla la sabiduría?» (Job 28). Comprender el sufrimiento
y los desastres humanos requiere sabiduría. Los compañeros de Job tienen varias
respuestas al problema de su sufrimiento, pero la conclusión principalmente es que
él debe haberlo merecido por algún pecado terrible. La fe de Job recibe un golpe,
pero él tiene ocasionales destellos de esperanza (Job 19:25-27). La angustia de Job
aumenta por lo que él percibe como el silencio de Dios. Sus oídos están llenos del
balbuceo de sus amigos descaminados, pero Dios no habla.
Cuando Dios finalmente habla, es evidente que no se da la respuesta deseada al
problema del sufrimiento. Nuestro anhelo humano es comprender todo misterio,
pero esto es rechazado como el oscurecimiento del consejo por palabras sin
conocimiento (Job 38:2). Sigue una serie de devastadoras preguntas retóricas que
nos recuerdan que el mundo fue creado y ordenado por la sabiduría de Dios. La
sabiduría humana es puesta en su lugar (Job 38: 4-40:2). Esta es la lección: Dios es el
Señor poderoso y soberano que obra por el bien de su pueblo (Romanos 8:18-25,
31-39). Cuando Job se arrepiente (Job 42:1-6), no es por los pecados vergonzosos de
los que sus amigos presumen que debe ser culpable. Es por el pecado de querer ir
más allá de la revelación de Dios y penetrar en los misterios que Dios se reserva
para sí. Sufrimos cuando exigimos saber «¿por qué?», en lugar de confiar en la
sabiduría y la bondad de Dios. La sabiduría sabe que existen límites para nuestro
conocimiento y comprensión de los propósitos soberanos de Dios.

Eclesiastés y aparente confusión


Eclesiastés supone que nuestra percepción del orden puede confundirse con
diversos intentos espurios de dar sentido al mundo y a la vida. Eclesiastés no es el
libro más fácil de entender: a primera vista, es bastante desorganizado. Muchos ven
al autor, Qohelet (o «el predicador»), como alguien que muestra cómo fracasan
todas las filosofías humanas y las visiones del mundo. El pecado ha causado tanta
confusión a la sabiduría humana que esta es inútil. Esto tiene algo de fuerza como
explicación, pero yo incluiría entre estos fracasos un enfoque rígido y equivocado a
la sabiduría israelita, tal vez similar a la sabiduría equivocada de los amigos de Job.
La respuesta de Qohelet a la aparente oscuridad, futilidad y vanidad es confiar en
Dios y recibir nuestra vida como un regalo.

Resumen
Recuerda que los libros Sapienciales están anclados al pacto de fe de Israel, aunque
esto no se menciona de manera prominente en los propios libros de sabiduría. La
sabiduría es una propiedad mesiánica importante (ver 1 Reyes 3-10). Es una
característica del gobierno de David y se enfatiza como el centro del glorioso
gobierno de Salomón. Este solo hecho coloca al género de la sabiduría en medio de
las preocupaciones del pacto y la salvación de Israel. En conjunto, los libros de
sabiduría del Antiguo Testamento presentan perspectivas complementarias sobre el
tema de la sabiduría. Proverbios enfatiza la capacidad que tenemos de percibir el
orden incluso en un mundo desordenado. Job nos señala misterios que solo pueden
resolverse con una firme confianza en la voluntad soberana de Dios y la
comprensión de su buena voluntad hacia nosotros. Eclesiastés advierte sobre el
apartarse de la sabiduría de Dios y permitir que la confusión causada por el pecado
gobierne nuestro pensamiento. Cada uno a su manera nos prepara para la más
completa revelación de la sabiduría de Dios en Cristo. Cada uno da una perspectiva
única sobre la necesidad de reconocer nuestra propia responsabilidad de pensar,
razonar, tomar decisiones, pero siempre en el marco o con el punto de referencia
del evangelio de Cristo.
Cuando Jesús viene para comenzar su ministerio, lo encontramos
comportándose como los sabios de la antigüedad, pero con una diferencia. Vemos
esto en la respuesta a su conclusión del Sermón del Monte. Aquí usa el típico estilo
proverbial de contrastar al sabio y al necio (Mateo 7:24-27). Nótese el comentario
posterior de Mateo:

Cuando Jesús terminó de hablar, toda la gente estaba admirada de cómo les
enseñaba, porque lo hacía con plena autoridad, y no como sus maestros de la
ley.
MATEO 7: 28-29

Los escribas eran los sucesores de los sabios, pero carecían de la autoridad que
poseía Jesús como fuente de sabiduría. Jesús también usó las formas de sabiduría de
parábolas y proverbios al enseñar su sabiduría. El judaísmo y la teología rabínica
comenzaron a fallar cuando rechazaron a Jesús como el Mesías prometido y, en
consecuencia, como el punto de referencia para la sabiduría.
Los salmos: cánticos sobre Jesús
Muchos de los salmos fueron escritos por David desde su propia perspectiva. Jesús
es el Hijo de David y cumple el papel de David como el rey ungido del pueblo de
Dios. Otros salmos fueron escritos por israelitas piadosos y se aplican a Israel. Jesús
es el verdadero Israel, el representante y hombre perfecto de Dios. Estas
consideraciones por sí solas deberían advertirnos sobre una simple identificación
directa de nosotros con los salmistas y sus cánticos. Todos los salmos se cumplen, de
diversas formas, en Jesús. Por tanto, nuestra conexión con los salmos se establece al
estar en unión con Cristo por fe. ¿Es esto importante? Creo que mucho. Si no
percibimos que nuestra conexión con cualquier cosa del Antiguo Testamento solo
ocurre en virtud de que estamos «en Cristo», entonces en efecto estamos asumiendo
que podemos tener comunión con Dios el Padre incluso pasando por alto a Jesús.
El Nuevo Testamento contiene más citas, referencias y alusiones a los Salmos e
Isaías que a cualquier otro libro del Antiguo Testamento. Varias de las citas se
aplican directamente a Jesús como el Mesías. Por ejemplo, el Salmo 2:1-2 se
interpreta como acerca del Cristo en Hechos 4:25-26; y el Salmo 2:7 se aplica a
Cristo en Hechos 13:33, Hebreos 1:5 y 5:5. El Salmo 8:4-6 se aplica a Jesús en
Hebreos 2:5-9. Pedro (en Hechos 2:25-28) cita el Salmo 16:8-11 en referencia a la
resurrección de Cristo. El Salmo 110 se cita unas 18 veces en el Nuevo Testamento.
Una estimación indica que hay 14 salmos mesiánicos a los que se hace referencia en
el Nuevo Testamento.
Un punto que debo repetir es que Jesús no cumple solo las Escrituras mesiánicas
excepcionalmente obvias. El cumple toda la Escritura. Si el salmo que estás
considerando contiene las palabras del Mesías o está dirigido a él, o si el orador es
un israelita anónimo, el enfoque es el mismo. Esto se debe a que el Mesías era el
uno por muchos: representa a todo el pueblo de Dios. Jesús vino como el verdadero
representante del pueblo de Dios. Por lo tanto, al considerar la aplicación, la
primera pregunta que debemos hacernos sobre cualquier parte del Antiguo
Testamento es: «¿Cómo testifica de Jesús este texto?». Entonces, dado que un
cristiano está «en Cristo», podemos preguntarnos sobre su aplicación a nosotros.
Revisemos ahora algunos salmos y veamos cómo se establecen los vínculos con el
Nuevo Testamento.

Salmo 22: Un lamento que se convierte en alabanza


Este salmo tiene un vínculo evidente con Jesús, puesto que él pronunció parte del
mismo en la cruz (Marcos 15:34). El salmo es un lamento de un individuo,
identificado como David, y solo se puede especular sobre su contexto. Es notable
por las muchas formas en que anticipa los detalles de los sufrimientos de Cristo (p.
ej., vv. 7-8, 16-18). Cuando llegamos al versículo 22, hay un cambio abrupto desde
el lamento a la confianza y la alabanza. Ha ocurrido algo que provocó este cambio
de suerte. En el caso de David, no es muerte y resurrección, pero el salmo sí apunta
al Hijo de David que sufrió de tal manera, aun hasta la muerte, pero fue levantado
de entre los muertos y exaltado en lo alto.
Un lamento es algo que encontramos con bastante frecuencia en el Antiguo
Testamento. Hay otros cánticos de lamentación y hay un libro completo llamado
Lamentaciones. También hay muchos cánticos de alabanza y, en el caso del Salmo
22, el lamento y la alabanza están íntimamente conectados. El punto que debemos
recordar es que cualquier canción de un israelita piadoso, o de un grupo de ellos,
nos señala al único israelita verdadero, el Hijo de David.

Salmo 23: El salmo del pastor


Posiblemente, el salmo más conocido de todos proporciona alimento para el
pensamiento y un desafío para comprender su testimonio de Jesús. Debido a que la
idea de un pastor tiene un lado «blando», en la mente secular este salmo es
fácilmente adaptado a una idea bastante mal definida del tema mesiánico. En Isaías
40:11, se habla del Señor como el pastor que «levanta los corderos en sus brazos» y
que «atiende con cuidado a las recién paridas». Pero hay otra dimensión en las
imágenes del pastor. Los gobernantes de Israel eran falsos pastores que no cuidaban
del rebaño (p. ej. Jeremías 23:1-2; 25:34-38; Ezequiel 34:1-10). Trajeron destrucción
a sí mismos y a su gente. La misericordia de Dios está en la promesa de poner
buenos pastores sobre su pueblo fiel (Jeremías 23:5-6; Ezequiel 34:11-23). El buen
pastor es el buen gobernante de su rebaño. Las imágenes son potentes y no
sentimentales. Cuando Jesús declara que él es el buen pastor, combina los dos
aspectos: gobierno soberano y amor salvador (Juan 10:11-18).
El Salmo 23 anticipa que el rey de Israel vendrá como salvador y gobernante. El
mismo David era un pastor, por lo que la terminología proviene de su propia
experiencia. De hecho, puede ser esto lo que llevó al uso de imágenes de pastores
para los gobernantes de Israel. Idealmente, el rey debía gobernar por la palabra de
Dios y no alzar su corazón por encima de sus hermanos (Deuteronomio 17:18-20).
Pero él iba a ser un gobernante. Los pastores gobernaban su rebaño con vara y
cayado (Salmo 23:4). Solo con poder pudo hacer frente a los enemigos de su rebaño
(v. 5). La misericordia de la que se habla en el versículo 6 es el pacto de amor de
Dios por su pueblo (vea los comentarios a continuación sobre el Salmo 136).
Habitar en la casa del Señor para siempre no es una vaga referencia a una feliz vida
después de la muerte que pueda acomodarse a cualquier noción personalizada del
cielo. Solo aquellos que eran limpiados del pecado mediante el sacrificio expiatorio
podían entrar en la casa del Señor. Por tanto, el salmo apunta al nuevo templo que
es nuestro Emanuel (Juan 2:19-21; Efesios 2:19-22).
Salmo 46: Un salmo de Sion
Sion es el nombre que frecuentemente se le da a Jerusalén, especialmente en los
Salmos y los profetas al hablar del lugar de la ciudad en la obra salvadora de Dios.
Otros salmos de Sion son los Salmos 48, 76, 87 y 122 (ver también Isaías 40:9; 41:27;
46:13; 51:3, 11). El Salmo 46 es la base del famoso himno de Lutero, «Castillo fuerte
es nuestro Dios». Vuelvo a los puntos mencionados anteriormente acerca de la
morada de Dios con su pueblo. En este sentido, la ciudad y el templo realmente se
convierten en formas alternativas de expresar esta presencia de Dios (ver v. 5). Por
lo tanto, la confianza es que «el Señor de los ejércitos está con nosotros» (vv. 7, 11).
Jesús es el nuevo templo (Juan 2:19-21) y, por lo tanto, también cumple el papel de
Sion. Él es Emanuel: Dios con nosotros.

Salmo 51: Un salmo de arrepentimiento


Este salmo está bajo un título que lo ubica en el contexto del arrepentimiento de
David por su adulterio con Betsabé. Es una expresión sostenida de pesar y una
admisión de culpa. David pide misericordia y limpieza. La pregunta obvia se refiere
a la aplicación de este salmo a Jesús, el Hijo de Dios sin pecado. Recordemos
nuevamente que Jesús cumple todo el Antiguo Testamento, no solo las partes
buenas.
Cuando Jesús fue bautizado con el bautismo de arrepentimiento de Juan, se
identificó con un pueblo pecador. ¿De qué se arrepintió si no tenía pecado? Esto
probablemente estaba en la mente de Juan el Bautista cuando se opuso a que Jesús
hiciera fila para el bautismo (Mateo 3:13-15). Jesús representó a Israel. Recuerda
que el arrepentimiento tiene dos lados: apartarse del pecado y volverse a Dios. Jesús
fue el israelita más «convertido a Dios» que jamás haya existido. Su arrepentimiento
justifica nuestro arrepentimiento imperfecto. Para hacer esto, tuvo que «ser hecho
pecado por nosotros».

Salmo 136: Un salmo de la historia de la salvación


Hay varios salmos que se centran en las obras salvadoras de Dios: por ejemplo, los
Salmos 78, 106, 107, 114 y 136. Una forma en que Israel alabó a Dios fue
simplemente contar la historia de lo que él había hecho para salvar a su pueblo.
Este salmo es único en el sentido de que cada versículo repite el mismo estribillo:
«Porque su gran amor perdura para siempre». La narración del salmo, que aparece
en la primera mitad de cada versículo, comienza y termina con un llamado a la
acción de gracias (vv. 1-4, 26) y luego procede a reconocer a Dios como creador
(vv. 5-9), redentor (vv. 10–16) y dador de victoria (vv. 17-25). El estribillo
constante apunta al hecho de que cada detalle de la vida de Israel, desde la creación
hasta la conquista, se debe a la fidelidad del pacto de Dios. La palabra traducida
«gran amor» en la NVI (LBLA «misericordia») es una palabra más bien técnica en el
Antiguo Testamento que tiene fuertes conexiones con el pacto (hebreo, ḥesed).
Significa la fidelidad de Dios para guardar su pacto con su pueblo. Todo lo que
experimenta el pueblo de Dios, de la A hasta la Z, se debe al amor y la fidelidad del
pacto de Dios, y debe evocar una profunda y continua acción de gracias. El
equivalente cristiano es contar las obras de Cristo en el evangelio y dar gracias. Es
más que una analogía: el antiguo pacto encuentra su cumplimiento en el nuevo
pacto que establece Jesús.

Nota clave
La literatura Sapiencial y los Salmos expresan la respuesta humana al mundo y
la vida diaria a la luz de quién es Dios y lo que ha revelado de sí mismo en sus
palabras y sus obras. Por tanto, «el temor del Señor es el principio de la
sabiduría y el conocimiento». Estos libros señalan a Cristo como nuestra
sabiduría y nuestra respuesta a Dios.

Tómate un momento para reflexionar…

• La sabiduría, especialmente Proverbios, nos enseña que somos responsables de


nuestras acciones.
• ¿De qué manera «el temor del Señor» muestra que Dios nos ha dado la libertad de
actuar dentro del marco de su revelación?
• Cuando tomamos una mala decisión que fracasa, ¿cómo nos ayuda saber que
Cristo es nuestra sabiduría?

Consejo: Los Salmos fueron escritos por David (una figura mesiánica) y otros israelitas
piadosos; por tanto, hay buenas razones para considerarlos como los Salmos de Jesús. Nuestra
unión con Cristo por la fe nos permite considerarlos nuestros.

8. He escrito más extensamente sobre la idea de sabiduría en Gospel and Wisdom (Paternoster,
1987), ahora parte de The Goldsworthy Trilogy (Paternoster, 2000), y en Proverbs: The tree of life
(Aquila Press, 1993).
10
Encontrar a Cristo en los libros proféticos
Hay muchas razones por las que a algunos lectores de la Biblia los libros de los
profetas les resultan confusos. También hay razones por las que algunos tienden a
pasar por alto la importancia real de los profetas y a hacer un mal uso de los textos.
Para evitar tal confusión y mala aplicación, necesitamos entender quiénes eran los
profetas y cómo funcionaban en Israel.

¿Quiénes fueron los profetas?


Los profetas fueron hombres y mujeres elegidos por Dios para hablar su palabra a su
pueblo y, algunos de ellos, para participar en el proceso de registrar la Palabra de Dios
en forma escrita. Abraham es la primera persona a la que se hace referencia como
profeta (Génesis 20:7). Dios también designó a Aarón para que fuera profeta de Moisés
en el futuro conflicto con el faraón (Éxodo 7:1). Aarón iba a ser el portavoz de las
palabras que Dios le había dado a Moisés, pero, como ya hemos visto, Moisés es
realmente el profeta definitivo que establece el modelo de aquel que es designado para
ser el portavoz de Dios para su pueblo. También se le atribuye haber escrito la mayor
parte del Pentateuco, los libros de la ley. Más allá de eso, no tenemos evidencia segura
de que, hasta el tiempo de los profetas que escribieron, los otros profetas hayan escrito
algo. Entre los profetas que no escriben estarían Débora, Samuel, Natán, Gad, Elías y
Eliseo. Algunos eruditos sugieren que Samuel fue quizás responsable de al menos
parte del material de la narración histórica posterior. No hay evidencia directa de esto.
Llegó un momento en la historia de Israel cuando surgió una nueva clase de
profeta a la que se le encargó la producción de registros escritos de los oráculos que
predicaba. Puede que ellos mismos no hayan escrito estos libros, pero alguien lo hizo.
Por ejemplo, Jeremías usó un escriba, Baruc, para escribir su rollo y reescribirlo
después que el rey lo destruyó (Jeremías 36:4, 32). El resultado de esta nueva actividad
profética es que heredamos los libros que clasificamos como profetas posteriores:
Isaías, Jeremías, Ezequiel y los doce profetas menores. Daniel también es un libro
profético y generalmente se incluye con los profetas posteriores.
Creo que es seguro conjeturar una razón para esta nueva actividad. Hasta la época
de Salomón, el modelo de la salvación y del reino de Dios se había revelado a través de
la experiencia histórica del pueblo de Dios tal como se interpretó proféticamente.
Todo lo que era necesario escribir para ese período había sido escrito en el Pentateuco,
los cinco libros de Moisés. Después de eso, la función profética consistió en mantener
al pueblo en lo que ya había sido revelado. Pero, después de Salomón, la situación se
volvió terrible cuando la nación se dividió y ambas partes cayeron aún más en la
apostasía. El fin de todas las esperanzas basadas en las promesas de Dios parecía
inminente.
La respuesta de Dios a esta situación fue dada por los denominados profetas
escritores en los libros mencionados anteriormente. Dios tenía algo nuevo que decir y
estos profetas fueron su portavoz. La dificultad en estos libros es principalmente
literaria: los oráculos de los profetas escritores están casi todos en poesía. Ahora, los
estudiosos no están de acuerdo sobre lo que implica la poesía hebrea; ciertamente no
es una cuestión de rima. Una cosa está clara: implica el uso de una gran cantidad de
repetición, paralelismo9, imaginería poética, símil y metáfora. Tal vez te cueste
encontrarle sentido a gran parte de esta literatura, especialmente si estás más en
sintonía con la prosa simple y directa. Intentaré simplificarlo un poco.
Todos los profetas escritores, ya sea directa o indirectamente, contienen tres
elementos10:

1. Acusan a sus contemporáneos sobre el problema inmediato de la apostasía, la


idolatría y la ruptura general del pacto. A menudo, esto implica señalar pecados
específicos.
2. Transmiten las palabras de disgusto de Dios por la infidelidad de ellos y la amenaza
de su juicio.
3. Le recuerdan al pueblo que Dios es soberano y fiel a sus promesas del pacto. Esto
significa que, aunque el juicio consumirá a los que rompen el pacto, no obstante, Dios
llevará a cabo sus propósitos de establecer un pueblo fiel en su reino.

En consecuencia, es necesario reconocer estos tres tipos de oráculos: acusación de


pecado, amenaza de juicio y seguridad de salvación para los fieles. Aparte de algunos
detalles históricos o personales ocasionales, hay poco más en los libros proféticos. No
obstante, cuando leas los profetas, notarás que muchos de los oráculos de juicio y de la
restauración futura pueden ser bastante ambiguos en cuanto a si el cumplimiento se
percibe como cercano y local, o lejano e incluso universal en efecto. Esto se debe al
hecho de que, incluso cuando hay un cumplimiento parcial cercano, el cumplimiento
real no llega hasta el Nuevo Testamento. Un ejemplo es el regreso del exilio, que se
produjo después del decreto del 538 a. C., pero encontró su cumplimiento real en
Cristo.
Lo siguiente que hay que notar es que los oráculos de salvación, junto con los de
juicio, se basan en la experiencia histórica del pasado. Estos profetas recapitulan el
modelo de la salvación y el reino que ya ha sido revelado en el trato de Dios con su
pueblo, desde el comienzo de la historia hasta el reinado de Salomón. Tratamos esto
en el capítulo 5, y ahora podría ser un buen momento para volver a revisar esa
discusión y refrescar tu mente al respecto. El punto que se enfatizó fue que la visión
profética de lo que Dios hará en el futuro establecimiento de su reino no será
simplemente una repetición de lo que ya sucedió y fracasó. Los profetas usan el patrón
de eventos pasados para proyectar un reino futuro que será perfecto, glorioso y eterno.
Esto es importante, porque significa que los oráculos proféticos no implican que todas
las promesas del pasado hayan fallado, y ahora se ha puesto en marcha un plan nuevo
y completamente diferente. Al recapitular el pasado, enfatizan la permanencia de las
promesas originales de Dios. La repetición del patrón confirma la tipología que se
proyecta en el período de la historia del Antiguo Testamento hasta la época de
Salomón.

Cronología de los profetas posteriores


Es importante recordar que los profetas escritores funcionaron cuando la experiencia
histórica de Israel estaba en declive hasta y durante el período del exilio a Babilonia.
En el período posterior al regreso del exilio, hay tres profetas, Hageo, Zacarías y
Malaquías, quienes interpretan el hecho de que el reino de Dios no llega una vez que
los exiliados regresaron a casa.
A menudo, los propios profetas identifican a los reyes durante cuyos reinados
profetizaron. La aparente falta de un enfoque sistemático de las futuras esperanzas del
reino se puede atribuir en gran parte al hecho de que los profetas abordaron
situaciones particulares en la política y la fidelidad (o infidelidad) del pueblo al pacto.
A veces, la cronología antigua puede ser difícil de establecer, pero podemos obtener
un marco básico con más certeza en las fechas posteriores basado en evidencia
documental.
Un esquema cronológico general sugerido, que involucra algunas estimaciones
tempranas, se vería así (todas las fechas son aproximadas y antes de Cristo):
Abraham 1800
El éxodo 1445
David 1000–961
Israel se separa de Judá 922
Elías y Eliseo a mediados del siglo IX.

Los profetas escritores (reino del sur a menos que se indique lo contrario): Joel
principios del siglo VIII
Oseas 760–722 (reino del norte)
Amós 760 (reino del norte)
Miqueas 742–700
Isaías 740–700

Reino del norte destruido por Asiria 722


Nahum 664–620
Sofonías 640–?
Jeremías 627–580
Habacuc 605

Los babilonios sitian Jerusalén 597; destruyen la ciudad y el templo 586


Ezequiel 593–570
Abdías 587–585

Edicto persa de retorno 538 (retorno de los judíos y comienza la reconstrucción)


Hageo 520
Zacarías 520
Malaquías 460

Algunos de los profetas abordan directamente la situación histórica más amplia;


algunos lo hacen de forma indirecta, ya que prestan atención a los problemas
espirituales internos de la gente. Cuando dan palabras de seguridad, por lo general se
refieren a la restauración de las estructuras que existieron en el apogeo de la gloria de
Israel y los eventos que condujeron a ellas.

Un error que hay que evitar al aplicar el mensaje de los profetas


Entre aquellos cuyo acercamiento a la Biblia se inclina hacia el liberalismo, u otros
derivados de la «Ilustración» del siglo XVIII, a menudo surge cierto acercamiento a los
profetas. Generalmente, el elemento sobrenatural se minimiza o incluso simplemente
se descarta. La profecía predictiva como revelación divina se rechaza como imposible.
La profecía no se considera controlada por la inspiración del Espíritu Santo; se
considera meramente un comentario humano sobre los hechos que ocurrieron. El
resultado es que, si las acusaciones proféticas de los males sociales en el Israel apóstata
han de tener alguna aplicación en el presente, aquellas son transferidas para hablar de
los males de la sociedad moderna. No se reconoce el papel distintivo de Israel como
pueblo elegido por Dios; es simplemente una nación entre muchas. En el lugar de
Israel, léase ahora Gran Bretaña, Estados Unidos o cualquier otra nación moderna.
Desde esta perspectiva, quien se pone como meta principal de su ministerio criticar
nuestra sociedad contemporánea suele decir que eso es «profético». No lo es.
Tan pronto como digo esto, algunos interpretarán (erróneamente) que estoy
diciendo que los males sociales modernos son irrelevantes para el mensaje bíblico. No
es así. Lo que debemos entender es que un «evangelio social» que considere
innecesaria la evangelización, la inspiración de las escrituras como una ilusión, y crea
que la misión cristiana se cumple únicamente en alimentar a los pobres, albergar a los
desamparados y abordar los males sociales de nuestro tiempo es una distorsión del
mensaje bíblico. Se debe hacer una distinción importante entre un evangelio social
que ignora el pecado, la salvación y el juicio, y las importantes implicaciones sociales
del evangelio como se proclama en el Nuevo Testamento.
Insisto, Londres, Nueva York o Yakarta no son Jerusalén. Tienen en común que
son ciudades con todos los problemas de urbanización. Pero el mensaje de los profetas
no es luchar «hasta que hayamos construido Jerusalén en la verde y plácida tierra de
Inglaterra». Debo enfatizar que el mensaje de los profetas no apunta a un «evangelio
social» que ve la esencia del cristianismo en la acción social. Más bien apunta al
evangelio de la obra y la muerte de Jesucristo para reconciliarnos con Dios; una
reconciliación que tiene grandes implicaciones sociales pero que ciertamente no se
agota por ellas.

La teología de la visión profética de los actos futuros de Dios


La carta a los Hebreos comienza:

Dios, que muchas veces y de varias maneras habló a nuestros antepasados en otras
épocas por medio de los profetas, en estos días finales nos ha hablado por medio
de su Hijo. A este lo designó heredero de todo, y por medio de él hizo el universo.
HEBREOS 1:1–2

Los profetas del Antiguo Testamento hablaron la palabra divina; y Jesús es la Palabra
divina. Las tres dimensiones de la proclamación profética están vinculadas a la
situación histórica específica que existió tanto para Israel como para Judá. Ya hemos
visto la forma en que los personajes, acontecimientos e instituciones principales
prefiguran la realidad que emergerá con Jesús. Permítanme enfatizar nuevamente: es
esta prefiguración lo que constituye el vínculo con Jesucristo. Sabemos que Dios el
Hijo está siempre presente y luego se lo identifica como la Palabra de Dios (Juan 1:1-2,
14). Esto implica que la Palabra que creó el mundo y vino a Israel a través de los
profetas, fue la presencia de Dios el Hijo. Esto es inevitable. Es por eso que el libro de
Judas puede identificar a Jesús como quien saca a Israel de Egipto (Judas 5). Pero en
este estudio estamos tratando de establecer la manera de identificar cómo el Antiguo
Testamento prefiguró a Jesucristo de tal manera que los fieles que captaron la sombra
con ello captaron la realidad. Para Israel, aferrarse a la sombra era una cuestión de
creer en las promesas de Dios. Necesitamos distinguir entre el Dios Hijo eternamente
presente y su presencia entre nosotros como el Hijo encarnado, Jesucristo. Los
profetas prefiguran esto último. Una forma de avanzar en esto es estructurar nuestra
comprensión de las tres dimensiones del mensaje profético. Comenzando con la
acusación, debemos reconocer tanto las similitudes como las distinciones entre
entonces y ahora.
Acusaciones proféticas de pecado y Cristo
Ten en cuenta que la norma que informa a los profetas es la ley de Moisés y los actos
salvadores de Dios. El contexto de la ley es la obra salvadora específica de Dios (pacto
y éxodo) y el establecimiento de su pueblo en la tierra prometida. Hay algunas áreas
de superposición de la ley con la noción de legalidad en el Nuevo Testamento, y hay
algunas distinciones reales. El principal punto de contacto es el hecho de que Dios
revela a la humanidad sus normas. La palabra de Dios estableció los estándares desde
el momento en que Dios creó a Adán y Eva. El pecado de la humanidad fue entonces,
y sigue siendo, un rechazo del derecho de Dios a ordenar su universo; decir lo que está
bien o mal; determinar verdad y error.
Existe una clara superposición de la ética cristiana con el significado ético de la ley
de Moisés. Ese no es el problema. El bien y el mal, la verdad y el error, están
definitivamente demarcados por Jesucristo. Muchas de las infracciones por las que se
condenó a Israel ya no se aplican a nosotros. Por otro lado, hay muchas que todavía se
aplican, especialmente el incumplimiento de las normas éticas. Cuando Pablo
reflexiona sobre esto, dice que todos estamos condenados como pecadores. Todo el
género humano ha rechazado la verdad que está en Dios y por eso estamos
correctamente condenados. Las buenas nuevas del evangelio incluyen estas malas
noticias: somos por naturaleza hijos de ira. Pero Jesús se hizo pecado por nosotros (2
Corintios 5:21).
El valor de las acusaciones proféticas no radica tanto en cada detalle específico de
la infracción de la ley, sino en el hecho de que, incluso cuando somos receptores de la
gracia de Dios, seguimos expresando nuestra naturaleza pecaminosa. La ley demuestra
la gravedad del pecado. La asombrosa fidelidad de Dios se aprecia en que él continúa
guiando a su pueblo hacia su reino, incluso cuando son desobedientes. La
desconcertante lección de las condenas proféticas es que las personas continúan
expresando su rebelión incluso cuando han experimentado la misericordia de Dios.
Así, vemos la idolatría de Israel que siguió al acontecimiento salvador del éxodo de
Egipto. Lee el libro de Jueces y observa el ciclo de rebeldía de un pueblo que acaba de
experimentar las obras salvadoras de uno de los jueces.

Los oráculos de juicio y Cristo


Es fácil encontrar palabras proféticas de juicio. Están en todas partes y, para muchos,
esto puede ser un obstáculo. Muy temprano en la historia de la iglesia cristiana, se
estaban haciendo comparaciones entre el Dios severo y condenatorio del Antiguo
Testamento y el Dios de amor del Nuevo Testamento. La gente todavía hace esta
comparación injustificada hoy. Sin embargo, hay tanto en el Antiguo Testamento
sobre el amor de Dios que simplemente no se puede ignorar. El amor de Dios no se
puede divorciar de su juicio. Si el reino de Dios va a ser algún lugar donde uno quiera
estar para siempre, hay que ocuparse de la cuestión del mal y la gente malvada. A
través de toda la Biblia, el juicio es la otra cara de la moneda de la gracia y el amor de
Dios. Debemos tener claro que el juicio siempre es merecido, pero la gracia de Dios es
gratuita.
El otro lado de la distorsión mencionada anteriormente es la idea de que en el
Nuevo Testamento todo es dulzura y luz. Sin embargo, Jesús tiene tanto que decir
sobre el juicio como el resto del Nuevo Testamento en su conjunto. Para todos
aquellos que creen en algún tipo de vida celestial después de la muerte, hay dos
opciones a considerar. O Dios es juez que limpiará su reino de toda injusticia; o
compartiremos el «cielo» con terroristas, violadores y asesinos impenitentes y todos
los hombres y mujeres malvados de la historia. El evangelio trata de limpiarnos de
toda maldad mediante la fe en Jesucristo. El mensaje profético de juicio sobre todos los
que no se arrepientan de su incredulidad y maldad con odio a Dios se transmite con
fuerza en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, Mateo 3:7, 10, 12; 5:22, 29-30; 7:1, 13,
19; 10:28; 12:36-37; 25:31-46; Marcos 16:16; Lucas 3:9, 17; 13:3-5; Juan 3:16-18; 12:47-
48; 16: 8; Hechos 13:40-41; Romanos 2:1-8, 16; 5: 9, 16-18; 2 Corintios 2:15-16; 4:3-4;
Efesios 5:6; Colosenses 3:6; Hebreos 9:27; 2 Pedro 2:3-9, 3:7; Apocalipsis 6:16–17;
19:15; 20: 11-15 y muchos más.
Los profetas, entonces, nos recuerdan la seriedad de la rebelión contra el Dios
viviente. A veces, los aspectos específicos del pecado de Israel y el consiguiente juicio
son transferibles a la escena del Nuevo Testamento. El mensaje sobre todo es que Dios
es juez de toda la tierra y todos seremos responsables de nuestras vidas. Si bien la
mayoría de los oráculos de los profetas están dirigidos a Israel y Judá, hay palabras
significativas dirigidas a las naciones del mundo (p. ej., Isaías 13:1-22; 14:24-32; 15:1-
19:15; 21:1-16; 23:1-18; 34:1-17; Jeremías 46-51; Ezequiel 25-32). Por lo tanto, Pablo
puede decir que «ya hemos demostrado que tanto los judíos como los gentiles están
bajo el pecado. Así está escrito: “No hay un solo justo, ni siquiera uno”». (Romanos
3:9-10).
Sobre todo, el punto de vista profético del juicio de Dios nos señala el juicio de la
cruz de Cristo. Jesús llevó nuestro juicio justamente merecido para que pudiéramos ser
libres. Es un don de Dios e implica el gran intercambio:

Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para
que en él recibiéramos la justicia de Dios.
2 CORINTIOS 5:21

A la verdad, como éramos incapaces de salvarnos, en el tiempo señalado Cristo


murió por los malvados. Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal
vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios demuestra su
amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió
por nosotros.
ROMANOS 5:6–8
Oráculos proféticos de salvación y Cristo
Ha llegado el momento de volver a examinar el análisis del mensaje profético y cómo
este recapitula la experiencia histórica del pueblo de Dios: consulten la Tabla 1 y la
Tabla 2 en el Capítulo 5. Ahora podemos examinar la forma en que Jesús es el
cumplidor de estas categorías que dominan y dan forma a la historia redentora, y la
proyección profética de estas en un día futuro del Señor. Nuevamente, debo enfatizar
que hay algunos que rechazarían completamente mi comprensión de Cristo el
cumplidor y la descartarían como «teología de reemplazo»11. Esta es una de las áreas
más controvertidas de la interpretación bíblica. Solo puedo responder
respetuosamente que no lo veo como una «teología de reemplazo» sino como una
«teología de cumplimiento». Creo que esta es la única forma de ser fiel al Nuevo
Testamento.
Hay dos formas principales en que se aborda este asunto. Primero, están aquellos
que construyen una línea de tiempo histórica sobre la base de que los oráculos
proféticos deben interpretarse de manera absolutamente literal. Luego tienen que
ajustar en esta línea de tiempo los esperados sucesos futuros que involucran el regreso
de Jesús. El resultado es a menudo una predicción casi momento a momento de lo que
va a suceder, e incluso de cuándo sucederá. Segundo, está la posición en la que he
trabajado desde mis primeros contactos con la teología bíblica. Esta consiste en
comenzar con Jesús como la revelación final y más completa de Dios. Jesús afirma ser
el nuevo templo, por lo que no tiene sentido proponer que los profetas nos obliguen a
esperar otro templo en Jerusalén. Aparentemente, los apóstoles no tuvieron dificultad
en afirmar una «teología del cumplimiento», como hace Pedro en Hechos 2:16-35, y
Pablo en Hechos 13:32-35. Pablo encuentra que todas las promesas de Dios tienen su
«sí» en Jesús (2 Corintios 1:20). Según Hebreos 12:22-24, Sion no es un lugar de esta
tierra al que los cristianos llegarán en el futuro, porque ya están allí en Cristo.
Insisto: debemos permitir que Jesús en su evangelio nos muestre cómo se cumplen
los oráculos proféticos de la salvación. El literalismo ignora los símbolos y las
imágenes. Afirma que, en algún momento en el futuro, el templo será reconstruido en
Jerusalén, aunque no hay indicios de esto en el Nuevo Testamento. Al requerir un
templo literal en una Jerusalén literal y un regreso literal de los judíos a Palestina, este
enfoque le ha robado a Jesús su papel de cumplidor de estas promesas. Esto es
importante porque hace que la obra evangélica de Jesús sea imperfecta e incompleta.

Algunos pasajes proféticos para considerar

Isaías 1:21-2:5
Este pasaje puede involucrar dos oráculos distintos (Isaías 1:21-31 e Isaías 2:1-5) pero,
en conjunto, expresan los tres tipos de oráculos descritos anteriormente. Primero, la
acusación de pecado en 1:21-23; luego la amenaza de juicio en 1:24-25, 28-31; y,
finalmente, la promesa de salvación en 1:26–27 y 2:1-5. Noten, también, la
terminología de los oráculos de salvación: se enfocan en Sion (es decir, Jerusalén como
la ciudad de Dios). Sion es el punto focal terrenal del reino de Dios y el lugar donde él
expresa su morada con su pueblo. La pregunta obvia es, ¿dónde está esta Sion que será
el cumplimiento de estas profecías? En Hebreos 12:18-24 se da una respuesta
importante: Sion es donde está Jesús. Sion y el templo van juntos. Jesús es el templo
nuevo y, por la fe, estamos unidos a él y somos edificados en el nuevo templo (Efesios
2:18-22).

Jeremías 23:1–8
La condenación se dirige aquí a los pastores, es decir, a los gobernantes de Israel. Ellos
han hecho que el rebaño se disperse. La amenaza, aunque breve, es fatídica (v. 2b). La
seguridad de la salvación está colmada de gracia. Dios reunirá a su pueblo y pondrá
buenos pastores sobre él (vv. 3-4). Este buen gobierno será ejercido por un vástago de
David cuyo nombre, significativamente, es «El Señor es nuestra justicia» (vv. 5-6
RVC). Este asombroso oráculo nos señala al Buen Pastor que para nosotros se
convierte en nuestra justicia (Juan 10:11-16, 27-30; Romanos 3:21-23; 1 Corintios
1:30; 2 Corintios 5:21).

Ezequiel 36:22-38
Este pasaje es notable, en primer lugar, por el énfasis en el hecho de que la salvación
del pueblo de Dios reivindica la santidad de su nombre (vv. 22-23, 32). En segundo
lugar, la salvación implica llevar a los salvos al lugar de Dios (vv. 24, 28-31, 33-35) y la
limpieza del pecado (vv. 25, 29). Se habla de la purificación en términos de una
aspersión ceremonial y un corazón regenerado por el Espíritu (vv. 25-27). Las
imágenes de la regeneración, el agua y el Espíritu son la fuente probable de las
palabras de Jesús a Nicodemo en Juan 3:5-8. Una vez más, vemos el usual tema
profético de un regreso a la tierra prometida. Dios los tomará y los traerá al reino.
Este, y muchos pasajes similares, nos apuntan al evangelio. Pablo puede decir que
cuando estamos en Cristo por fe, él ya nos ha traído a casa (Efesios 2:4-6; Colosenses
3:1-4). Y ten presente que Hebreos 12:22-24 les recuerda a los cristianos judíos que, en
Cristo, ya están allí.

Joel
La profecía de Joel es difícil de fechar ya que se concentra en los sucesos futuros
revelados por Dios y señala poco respecto a su contexto histórico. El gran tema es el
futuro «día del Señor». Este es el nombre que se le da al tiempo en que Dios
demostrará su justicia en actos finales de juicio y salvación. El día del Señor debe ser
temido por un pueblo infiel e impenitente. La catástrofe ya les ha sobrevenido (Joel
1:1-12). Dios los llama al arrepentimiento (Joel 1:13-14), porque el día del Señor está
cerca (Joel 1:15-2:11). Si regresan al Señor, encontrarán misericordia y
experimentarán el amor inquebrantable de Dios (la fidelidad a su pacto). Esta fidelidad
al pacto se revela en la forma en que Dios ya ha mostrado compasión de muchas
maneras (Joel 2:18-27). Se acerca el día en que el Señor derramará su Espíritu sobre su
pueblo, pero juzgará a los pueblos de la tierra que se han opuesto a la venida de su
reino (Joel 2:28-3: 21). Si observas Hechos 2:16-21, verás cómo el apóstol Pedro
interpreta esta promesa del Espíritu de Dios como cumplida en el día de Pentecostés.
Observa también que él prosigue y aplica el Salmo 16 a la resurrección de Jesús, y en
Hechos 2:29-31 se refiere a 2 Samuel 7:12-14 como también cumplido por la
resurrección de Jesús.

¿Qué haremos con Jonás?


Tal vez digas «¡tírenlo por la borda!», pero, como nos recuerda el libro, esa no es la
respuesta, ya que Dios tiene formas y medios para llevar a sus siervos al lugar correcto
en el momento correcto. El encuentro de Jonás con un gran pez asegura que
finalmente llegue a Nínive, la capital del imperio asirio. Su predicación evoca una
reacción positiva de arrepentimiento que evita el juicio de Dios. A Jonás no le agrada
que esta ciudad pagana se salve y el libro termina con la reprensión de Dios al profeta.
Extraño. Es más, 2 Reyes 14:25 pone a Jonás en el siglo VIII, no mucho antes de que
los asirios destruyeran Samaria y acabaran con el reino del norte de Israel. Entonces,
¿cuál es el mensaje? La única referencia al libro en el Nuevo Testamento es la
declaración de Jesús en Mateo 12:38-41 en la que critica a los escribas que le pidieron
una señal. Él responde que la única señal será la señal de Jonás, es decir, la
resurrección del Hijo del Hombre.
Entonces, si los hombres de Nínive se arrepintieron como dijo Jesús (v. 41), ¿qué
tipo de arrepentimiento fue el que les permitió tan pronto invadir Israel y destruirlo?
Jesús afirma que los hombres de Nínive se levantarán para juzgar a los judíos que
rechazan a Jesús y al reino de Dios. Esto sugiere que estos sucesos y el mensaje de
Jonás están dirigidos al Israel apóstata para recordarles que «no todos los que
descienden de Israel son Israel» (Romanos 9:6-8); y que «aun de estas piedras Dios es
capaz de darle hijos a Abraham» (Mateo 3:9). Por supuesto, podemos leer este libro
para obtener lecciones personales sobre la obediencia y la soberanía de Dios, pero el
mensaje, creo yo, es más amplio que eso.

Malaquías
Malaquías es el último libro de nuestro Antiguo Testamento, pero no de la Biblia
hebrea, que pone al final la sección llamada «Escritos». Sin embargo, Malaquías es un
final apropiado para el Antiguo Testamento como uno de los tres profetas posteriores
al exilio. Anticipa los eventos que leemos en los Evangelios, especialmente el
ministerio de Juan el Bautista. La comunidad post-exílica exhibió casi el mismo tipo
de problemas que habían provocado el exilio en primer lugar. Malaquías se centra en
un sacerdocio corrupto y la profanación del pacto en general. Lo que los judíos buscan
en la restauración del templo de Dios será, de hecho, un día de juicio y limpieza. Para
los malhechores será un día de destrucción, pero para los que temen el nombre del
Señor, «se levantará el sol de justicia trayendo en sus rayos salud» (Malaquías 4:2).

Nota clave
Los profetas hablan la palabra de Dios, acusan el pecado, predicen juicios y
proclaman la fidelidad de Dios al pacto mientras hablan de la restauración futura,
la bendición y la venida del reino de Dios. En esto, prefiguran el día de Cristo.

Tómate un momento para reflexionar…

• ¿Puedes dar una buena razón para que los profetas describan el futuro en términos
del pasado?
• ¿Puedes expresar su comprensión de cómo el Nuevo Testamento ve el cumplimiento
de la profecía en Cristo?
• ¿Cómo estructuran las promesas del pacto y las amenazas anunciadas por Moisés los
escritos de los profetas?

Consejo: Permitan que Jesús y los escritores del Nuevo Testamento nos muestren cómo se cumple
la profecía.

9. El paralelismo es un recurso de uso frecuente en la literatura hebrea. Básicamente, implica hacer una
declaración y luego repetirla, tal vez con algunas modificaciones, pero usando diferentes palabras.
10. Dos posibles excepciones a esta regla serían Abdías y Jonás.
11. Esta es una réplica frecuente de aquellos que sostienen el premilenialismo dispensacionalista.
11
Jesucristo el cumplidor
Dado que Cristo es la última y más completa palabra de revelación de Dios,
comenzamos esta indagación con Cristo para que podamos terminar con Cristo. Por
lo tanto, en realidad he estado escribiendo este capítulo desde el comienzo del
libro. Ahora deberíamos estar en condiciones de comprender mejor por qué y cómo
los escritores del Nuevo Testamento trazaron todas las líneas que conectan a Jesús
con el Antiguo Testamento. Los cristianos no pueden acercarse al Antiguo
Testamento sin algunas suposiciones y creencias cristianas ya formadas; es decir, lo
leemos como cristianos. Ha sido un largo viaje desde el comienzo del Antiguo
Testamento hasta el advenimiento de Jesús. No quiero prolongar esta discusión,
pero, para concluir nuestro estudio, necesitamos unir los hilos para que las diversas
partes de esta indagación se puedan convertir en una unidad comprensible.
Después de todo, el propósito de este libro es ayudar a los lectores de la Biblia a
apreciar la estructura de la revelación de Dios para que la manera en que el Nuevo
Testamento vincula a Jesús con el Antiguo Testamento no sea un misterio.

Cristo, el cumplidor de todas las Escrituras del Antiguo


Testamento
Si vuelves a revisar la Tabla 2 en el capítulo 5, recordarás la propuesta realizada allí
de que las tres etapas principales de la revelación: la historia redentora del Antiguo
Testamento, la recapitulación de estas dimensiones en los profetas, y la persona y
obra de Jesús, están íntimamente relacionadas. Recordemos también nuestra
discusión sobre la tipología en el capítulo 4. Hay buenas razones para afirmar que la
tipología no solo existe, sino que es un elemento vital en la forma en que Dios
revela su verdad en la Biblia. La tipología se encuentra, en primer lugar, en la
revelación histórica; esto se confirma luego en la forma en que los profetas
recapitulan la terminología de la tipología de la historia; el antitipo es el
cumplimiento de todos estos tipos en Cristo. La advertencia que agregué a la
discusión es que la tipología, como lo expresamos, debe regirse por el significado
teológico del tipo y del antitipo. Estos deben compartir el mismo significado
esencial en el esquema de los propósitos de Dios. La distinción entre ellos radica en
el hecho de que, aunque el tipo del Antiguo Testamento pudiera haberles parecido
«adelantado» y definitivo a sus contemporáneos, resulta ser sólo una sombra del
antitipo. Pero recuerda que la sombra era el medio real a través del cual la gente de
esa época podía captar por fe la realidad venidera.
Aquí hay algunos ejemplos:

• Abraham creyó en las promesas de Dios y eso le fue contado por justicia (Génesis
15: 6; ver también Romanos 4: 1–25; Gálatas 3:1–9).
• El éxodo de Egipto fue un verdadero suceso de salvación para los israelitas que
escaparon de Egipto, y el segundo éxodo de Babilonia fue igualmente una
liberación; pero ambos resultan ser sombras del verdadero éxodo del pecado,
Satanás y la muerte lograda por Cristo. Debido a la relación de Jesucristo con el
Dios de Israel, tanto Pablo como Judas pueden hablar del éxodo como algo que
involucra a Jesús (1 Corintios 10:1-4; Judas 5).
• Nunca se le sugirió a Moisés que el tabernáculo que se le ordenó construir sería
sólo una pálida sombra de la realidad; y Salomón nunca podría haber imaginado
que su magnífico templo daría paso a la realidad de Cristo como la morada de Dios.
• Las promesas del pacto hechas a Abraham «para siempre» fueron recibidas
seriamente a pesar de que obtendrían su verdadero sentido en el nuevo pacto en
Cristo.

Las principales dimensiones de la revelación bíblica que he analizado son las que se
presentan en la Tabla 2 (Capítulo 5). Necesitamos asegurarnos de que estas se
trasladen a la idea de Cristo cumplidor. Nuestro estudio muestra que el Nuevo
Testamento enseña claramente que el Antiguo Testamento debe ser interpretado
por Cristo y no Cristo por el Antiguo Testamento. Si bien hay un elemento
importante de dependencia mutua entre los dos Testamentos, la plenitud de la luz
y la verdad de Dios reside en Cristo, el antitipo, y no en los sombríos tipos del
Antiguo Testamento. Pero, como he dicho antes, para entender realmente a Cristo
como el cumplidor, necesitamos entender lo que él cumple. Sin embargo, a pesar de
este hecho, el máximo intérprete de la verdad es Cristo.
Entonces, consideremos esto: ¿tenían los discípulos una lista de verificación de
las características del Antiguo Testamento para el Mesías predicho y su reino, y
luego decidieron que Jesús se ajustaba a ese patrón? ¡Yo creo que no! De hecho, los
discípulos lucharon por acomodar a Jesús a sus ideas preconcebidas de cómo debía
ser el Mesías. Por supuesto, es una pregunta compleja, pero sugiero que la evidencia
abrumadora es que Jesús fue el Mesías que se autentificó a sí mismo simplemente
por la autoridad de quién era en realidad. Sus discípulos luego tuvieron que
acomodar sus ideas sobre el cumplimiento de las Escrituras para que se ajustaran al
Cristo real tal como él se reveló a sí mismo.
Este aspecto de la inesperada naturaleza del Mesías debería advertirnos sobre las
ideas preconcebidas acerca de cómo se cumplirían las promesas y predicciones del
Antiguo Testamento. La respuesta a la pregunta planteada anteriormente debería
ser algo como esto: aunque hubo algunas profecías literalmente cumplidas
(nacimiento virginal, lugar de nacimiento y así sucesivamente), otros llegaron
como una completa sorpresa para los discípulos (ningún reino inmediatamente
glorioso en evidencia; su sufrimiento y muerte). El argumento que he estado
planteando en este estudio es que las categorías o dimensiones del plan de salvación
de Dios se transfieren a Jesús de modo que debemos mirarlo a él y no a algunos
supuestos acontecimientos que lo pasan a él por alto para su cumplimiento. Ahora
debemos examinar la evidencia del Nuevo Testamento para tal cumplimiento
cristológico de la esperanza del Antiguo Testamento.

Cristo y la creación
Hay dos aspectos de la relación de Cristo con la creación. La primera es que el Hijo
anterior a la encarnación fue el creador. Dios creó por su palabra; Cristo fue ese
Verbo por quien fueron hechas todas las cosas; él era el Verbo que se hizo carne
(Juan 1:1-3, 14). Pablo lo dice elocuentemente:

Él [Cristo] es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación,


porque por medio de él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra,
visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha
sido creado por medio de él y para él. Él es anterior a todas las cosas, que por
medio de él forman un todo coherente.
COLOSENSES 1:15-17

Cristo tampoco es el Dios de los deístas12, quienes creían en un dios que


simplemente dejó su creación abandonada a su suerte. Más bien, todo el relato
bíblico es acerca de Dios que está íntimamente involucrado en su mundo incluso
cuando estamos en rebelión. Hebreos habla del Hijo así:

En estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo. A este lo designó
heredero de todo, y por medio de él hizo el universo. El Hijo es el resplandor
de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las
cosas con su palabra poderosa.
HEBREOS 1:2-3, énfasis añadido

El Hijo no solo estuvo íntimamente involucrado en la creación, sino que sigue


siendo el poder que mantiene todo unido. La ciencia simplemente no podría existir
sin Cristo como creador y sustentador del universo natural. Las leyes de la
naturaleza de los científicos están ahí gracias a Cristo. Ten en cuenta que esto no
solo habla de nuestro universo, sino también del mundo de Adán y Eva, de
Abraham e Israel.
El segundo aspecto de la relación de Cristo con la creación es el hecho de que él
trae la nueva creación. Hemos visto que la idea profética de renovación se extiende
al universo mismo: los cielos y la tierra (por ejemplo, Isaías 65:17; 66:22). Puede ser
útil si usamos las palabras de generación que se encuentran detrás del nombre
Génesis. Ese libro se refiere a las generaciones, primero de los cielos y la tierra, y
luego de diversas familias. La creación fue la generación de los cielos y la tierra
(Génesis 2: 4; ver también Génesis 5:1; 6:9; 10:1; 11:10, 27). Génesis 3:14-19 (ver
también Romanos 8:20-23) nos habla de la degeneración de todas las cosas a causa
del juicio de Dios sobre el pecado. Toda la revelación del plan de salvación de Dios
espera la regeneración de todas las cosas, incluidos los cielos y la tierra.
Jesús proclama la regeneración en términos de la plenitud del reino. En Mateo
19:28 la palabra griega palingenesis, que literalmente se traduce como «generación
de nuevo» (regeneración), se vierte de diversas formas como «la regeneración»
(RVR, LBLA) y «la renovación de todas las cosas» (NVI). Se refiere al tiempo futuro
del reino y el juicio. Un versículo al que se refieren con frecuencia quienes
enfatizan la importancia de nacer de nuevo es 2 Corintios 5:17, que nos dice que «si
alguno está en Cristo, es una nueva creación». Pero esta afirmación es ambigua ya
que «es» no está en griego, sino que se proporciona en las traducciones al español
para construir una oración completa. Literalmente, el griego se traduce como «si
alguno está en Cristo una nueva creación». En la teología del Nuevo Testamento,
hay motivos para resolver la ambigüedad reconociendo que Cristo es, en sí mismo,
la nueva creación, y nosotros, en unión con Cristo, también nos convertimos en
nuevas creaciones. A menudo se considera que la regeneración personal tiene que
ver con lo que sucede en los creyentes, pero debe verse como parte de una
regeneración más amplia. Tanto 2 Pedro 3:8-13 como Apocalipsis 21:1-5 hablan del
cielo y la tierra nuevos como la consumación del evangelio. Es el hacer todas las
cosas nuevas. Esta es la regeneración última.

Cristo y el pacto
El pacto estructura la forma en que un Dios de gracia y misericordia articula su
trato con una raza humana rebelde. Se trata de la relación que Dios quiere tener
con su pueblo. El pacto con Noé anticipa el pacto de gracia con Abraham. Vimos
cómo el pacto dominó la historia de los patriarcas y fue la base del acontecimiento
redentor del éxodo de Egipto. En el corazón del pacto está todo lo que va con Dios
como el Dios de su pueblo. Esa relación comenzó en el Edén, pero se perdió a causa
del pecado. La gracia de Dios se demuestra en su voluntad de formar para sí un
pueblo para que disfrute de la comunión con él.
Debido a que el pacto es una manera formal de estructurar la relación de Dios
con su pueblo, en realidad abarca varios aspectos importantes de esa relación. Así,
Dios le prometió a Abraham una multitud de descendientes que serían el pueblo de
Dios, vivirían en la tierra prometida y serían el medio de bendición para las
naciones del mundo. Estas promesas se convierten en la base de la obra redentora y
salvadora de Dios en el éxodo. La manera en que debe vivir el pueblo redimido se
comunica en el pacto del Sinaí. Con ello se pretendía estructurar la vida de Israel a
lo largo de su historia. La ley del Sinaí muestra la rebelión y la idolatría de Israel de
modo que se los percibe como transgresores del pacto.
El único pacto de salvación progresa a través de varias expresiones hasta que
llegamos al nuevo pacto en Cristo. Por lo tanto, el pacto de Noé anticipa el pacto de
gracia hecho con Abraham. El pacto de Abraham requiere la redención para que se
cumpla de alguna manera significativa, de ahí la cautividad en Egipto y la
redención del éxodo sobre la base de ese pacto (Éxodo 2:23-25). El pacto del Sinaí
completa la relación de Dios con su pueblo. La ruptura constante del pacto por
parte de Israel conduce a la eliminación de todas las bendiciones prometidas en el
pacto y sus indicadores tangibles (tierra, templo, ciudad, monarquía). Los profetas
prometen un pacto nuevo y duradero (por ejemplo, Jeremías 31:31–34; Ezequiel
16:59–63; 37:24–28).

Vienen días —afirma el Señor— en que haré un nuevo pacto con el pueblo de
Israel y con la tribu de Judá. No será un pacto como el que hice con sus
antepasados el día en que los tomé de la mano y los saqué de Egipto, ya que
ellos lo quebrantaron a pesar de que yo era su esposo —afirma el Señor.

Este es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel —
afirma el Señor: Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Yo
seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Ya no tendrá nadie que enseñar a su
prójimo, ni dirá nadie a su hermano: «¡Conoce al Señor!», porque todos, desde
el más pequeño hasta el más grande, me conocerán —afirma el Señor. Yo les
perdonaré su iniquidad, y nunca más me acordaré de sus pecados».
JEREMÍAS 31:31–34
Este pasaje se cita en Hebreos 8:8-12, y los versículos 33-34 se citan en Hebreos
10:15-18. Aquí al escritor le interesa mostrar que el cumplimiento llega cuando
Cristo establece el nuevo pacto. La terminología de Jeremías ahora debe entenderse
a través del acontecimiento del evangelio.
Finalmente, Jesús mismo entendió su muerte inminente como el medio para
sellar el nuevo pacto:

De la misma manera tomó la copa después de la cena, y dijo:


«Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por ustedes».
LUCAS 22:20

Moisés selló el antiguo pacto del Sinaí con la sangre de los bueyes de sacrificio
rociando sangre sobre el altar y sobre el pueblo (Éxodo 24:3-8). La sangre del
sacrificio de Jesús sella y asegura la eficacia del nuevo pacto. Este nuevo pacto,
entonces, cumple todo lo que abrazó el antiguo pacto.

Cristo y la redención
Dos características de la redención dominan el mapa bíblico: los medios de
redención y los efectos de la redención. Los medios se describen constantemente
como sacrificio expiatorio y los efectos en términos de rescate de un reino ajeno y
fatal, y restauración al lugar de comunión con Dios. Esta redención ya la he
identificado como un aspecto del pacto. El primer indicio de este acto de gracia de
Dios es la promesa de reparación en Génesis 3:15. Luego está la salvación de Noé y
su familia del diluvio. Una vez que el pacto comienza a recibir su forma definitiva
con Abraham, el sacrificio surge como parte esencial de la relación de Dios con su
pueblo.
El medio de redención sigue estando en la forma de los sacrificios, comenzando
con el cordero pascual y luego con los diversos tipos de sacrificios estipulados en el
pacto del Sinaí. Los instrumentos y agentes de este ministerio sacrificial son el altar,
el tabernáculo y el templo, y el sacerdocio. La «arquitectura» (diseño) tanto del
tabernáculo como del templo representaba de manera gráfica y espacial la relación
de un pueblo reconciliado, aunque pecador, con un Dios santo. Los sacrificios
permitían a los sacerdotes, como representantes del pueblo, acercarse a Dios en
lugar de aquel. Sin la mediación sacerdotal, no había acceso a Dios.
Los efectos de la redención son la liberación inicial de la cautividad y luego la
entrada a la tierra prometida. Luego, los sacrificios expiatorios hablan de
reconciliación y permiten al sacerdote representante entrar en la presencia de Dios.
Anteriormente vimos cómo la tierra prometida, el templo, la ciudad y la realeza
representan aspectos de la restauración del pueblo de Dios al estado bendito de
habitar con Dios bajo su gobierno benigno. Por lo tanto, la esperanza de Israel es
ser restaurado a la tierra prometida con un nuevo templo y una nueva realeza. Esta
terminología es transformada por Jesús en el evangelio.
Jesús es ahora el mediador de un pacto mejor que el que disfrutó Israel (Hebreos
8:1-13). Su papel como mediador abarca la mediación de la palabra de Dios, porque
él es esa Palabra. Junto con el ministerio profético, realza el ministerio sacerdotal,
porque entra en la presencia del Padre para interceder por nosotros; y el ministerio
real pues ahora gobierna desde el cielo. Ahora podemos considerar la importancia
de Jesús como Dios encarnado: Dios que vino a estar entre nosotros como hombre.
No era un hombre semidivino ni una deidad semihumana. Él era plenamente Dios
y plenamente hombre. Este es un gran misterio, pero está en el corazón de la fe
cristiana. Aquellos que piensan que han resuelto, o disuelto, el misterio del Dios-
Hombre en realidad han destruido el evangelio.
Dado que Jesús es tanto verdadero Dios como verdadero hombre, podemos
observar lo siguiente con respecto a su papel profético. Él es el Dios que habla; él es
la palabra hablada. Pero también es el hombre verdaderamente fiel que escucha y
obedece esa palabra. Y él es la palabra que se dirige de vuelta al Padre. En lo que
respecta a su papel sacerdotal, podemos ver una situación igualmente completa.
Jesús es Dios que nos creó y por lo tanto tiene derecho a gobernarnos. Él es, pues, el
Dios contra quien todos pecaron. Jesús vivió como el israelita fiel y verdadero;
como el Hijo en quien el Padre se complació. Pero, también se identificó con el
pueblo de Dios que se ha rebelado contra Dios, aunque él mismo nunca fue un
rebelde. Sufrió como representante de los pecadores al ser el sacrificio
verdaderamente aceptable por el pecado. Por lo tanto, era sacerdote y sacrificio.
Fue justificado por su resurrección, que demostró que era un ser humano justo que
podía morar con el Padre. Estas consideraciones apuntan al hecho de que el
evangelio es la obra completa y perfecta de Cristo. No se puede repetir. No
podemos agregarle ni quitarle. Solo podemos creerlo y tratar de vivir
consecuentemente con él.

Cristo y la morada de Dios


Cuando Dios le dio la ley del Sinaí a Moisés, ella incluía instrucciones para el
tabernáculo:

Después me harán un santuario, para que yo habite entre ustedes. El santuario


y todo su mobiliario deberán ser una réplica exacta del modelo que yo te
mostraré.
ÉXODO 25:8-9
Habitaré entre los israelitas, y seré su Dios. Así sabrán que yo soy el Señor su
Dios, que los sacó de Egipto para habitar entre ellos. Yo soy el Señor su Dios.
ÉXODO 29:45-46

Cuando Salomón construyó el templo en Jerusalén, el Señor le habló así:


Ya que estás construyendo este templo, quiero decirte que, si andas según mis
decretos, y obedeces mis leyes y todos mis mandamientos, yo cumpliré por
medio de ti la promesa que le hice a tu padre David. Entonces viviré entre los
israelitas, y no abandonaré a mi pueblo Israel.
1 REYES 6:12-13

La constante promesa de Dios de estar con su pueblo, entonces, recibe este enfoque
adicional de que él morará entre su pueblo. Exiliado en Babilonia, Ezequiel tiene
una visión del regreso de la gloria del Señor a un templo renovado en Jerusalén:

Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde pongo la planta de


mis pies; aquí habitaré entre los israelitas para siempre. El pueblo de Israel y
sus reyes no volverán a profanar mi santo nombre.
EZEQUIEL 43:7

Dios habitó con Adán y Eva en el Edén. Fuera del Edén, es un acto de pura gracia
que Dios elija un pueblo para que sea suyo, y señale su morada entre ellos. El
oráculo de Isaías acerca de la virgen que daría a luz un hijo llamado Emanuel (Isaías
7:14) probablemente tuvo su aplicación inmediata en Judá cerca de la época de
Isaías. Pero Mateo lo aplica a la venida de Jesús como el verdadero Emanuel. Un
mensaje angelical le llega a José en un sueño:

«José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa, porque ella ha
concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por
nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio
del profeta: «La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel»
(que significa «Dios con nosotros»).
MATEO 1:20-23

Juan también enfatiza la morada de Dios en Jesús:


Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su
gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y
de verdad.
JUAN 1:14

La palabra griega que usa Juan, generalmente traducida como «habitó», significa
literalmente «morar en una tienda», es decir, «hizo su tabernáculo» entre nosotros.
Él enfatiza que el Hijo de Dios encarnado cumple el papel de la morada de Dios en
la tienda en el desierto.
La morada más permanente de Dios en Israel fue el hermoso templo de
Salomón. He subrayado el papel del templo como punto focal de la presencia de
Dios con su pueblo y como centro del ministerio sacerdotal de reconciliación a
través del sacrificio. El segundo templo construido en el período posterior al exilio
fue renovado y embellecido por Herodes el Grande. Los cuatro Evangelios registran
el evento cuando Jesús limpió el templo y expulsó a quienes lo usaban como un
lugar para ganar dinero. Esto despertó mucha ira entre los judíos. Solo Juan registra
el desafío a Jesús:

Entonces los judíos reaccionaron, preguntándole: «¿Qué señal puedes


mostrarnos para actuar de esta manera?». «Destruyan este templo —respondió
Jesús—, y lo levantaré de nuevo en tres días». «Tardaron cuarenta y seis años
en construir este templo, ¿y tú vas a levantarlo en tres días?». Pero el templo al
que se refería era su propio cuerpo. Así, pues, cuando se levantó de entre los
muertos, sus discípulos se acordaron de lo que había dicho, y creyeron en la
Escritura y en las palabras de Jesús.
JUAN 2: 18-22

De esta manera, Jesús desvía la atención desde el templo hecho por manos hacia sí
mismo como el cumplidor del propósito y significado del templo: Dios con
nosotros.
Los apóstoles y los primeros cristianos pronto aprendieron a ver en Cristo la
renovación del templo tan vívidamente prometida por los profetas. La purificación
del templo por parte de Jesús fue un acto de juicio que mostró la terrible deficiencia
del templo terrenal en el cumplimiento de sus propósitos. Los judíos cristianos no
tardaron en descubrir que toda la teología del templo se cumplía en Cristo. Esteban
fue apedreado hasta la muerte por señalar esto a los judíos incrédulos (Hechos 7:44-
60). Para Pablo, el templo adquiere un nuevo significado para los creyentes judíos y
gentiles que están unidos en Cristo:
Por lo tanto, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de
los santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de
los apóstoles y los profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular. En él
todo el edificio, bien armado, se va levantando para llegar a ser un templo
santo en el Señor. En él también ustedes son edificados juntamente para ser
morada de Dios por su Espíritu.
EFESIOS 2:19-22

Entonces las líneas convergen. Los profetas predicen el día en que el Señor
Dios vendrá a su templo y morará entre su pueblo. Cristo, en sí mismo, es Dios
que habita entre nosotros: la unión perfecta de Dios y el hombre. Por la fe, los
cristianos en todas partes y en todas las épocas están unidos con Cristo y, por
lo tanto, son edificados en esta morada de Dios. El libro de Apocalipsis
completa el cuadro. Aunque Juan aquí vuelve a las imágenes de los textos
apocalípticos del Antiguo Testamento, el mensaje es claro cuando describe la
Jerusalén celestial:
No vi ningún templo en la ciudad, porque el Señor Dios Todopoderoso y el
Cordero son su templo.
APOCALIPSIS 21:22

Cristo y el día del Señor


El día del Señor es un término utilizado por varios de los profetas del Antiguo
Testamento para hablar del tiempo futuro en el que Dios actuará como salvador
final y como portador del juicio final sobre todas las naciones, reinos y poderes que
se han opuesto a su reino (p. ej., Isaías 2:12; 13:6, 9; Jeremías 46:10; Ezequiel 13:5;
Joel 1:15; 2:1; 3:14; Amós 5:18; Malaquías 4:5). Algunas referencias son al día de la
ira o juicio (Isaías 34:8; Sofonías 1:18; 2:2-3). Como señalé en el capítulo 5, el
Antiguo Testamento no distingue entre las diversas venidas del Señor; el día es un
momento en que las promesas y amenazas se hacen realidad.
No habría ninguna razón por la cual los creyentes del Antiguo Testamento,
incluidos los discípulos de Jesús, no deberían pensar en el día, la venida de la
plenitud del reino glorioso de Dios, como un suceso único. Esto explicaría parte del
desconcierto de los discípulos por la forma en que sucedieron las cosas en la
primera venida de Jesús. Ellos lucharon con el sufrimiento del rey:

Desde entonces comenzó Jesús a advertir a sus discípulos que tenía que ir a
Jerusalén y sufrir muchas cosas a manos de los ancianos, de los jefes de los
sacerdotes y de los maestros de la ley, y que era necesario que lo mataran y que
al tercer día resucitara. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo: «¡De
ninguna manera, Señor! ¡Esto no te sucederá jamás!». Jesús se volvió y le dijo a
Pedro: «¡Aléjate de mí, Satanás! Quieres hacerme tropezar; no piensas en las
cosas de Dios, sino en las de los hombres».
MATEO 16:21-23. Ver también MATEO 17:12; MARCOS 8: 31-33; 9:12;
LUCAS 9:22

La muerte de Jesús fue un problema para quienes no la esperaban como parte del
día del Señor. Así que los dos discípulos en el camino a Emaús se lamentaron por la
pérdida de aquel que habían esperado que fuera «el que redimiría a Israel» (Lucas
24:21). La reprimenda de Jesús resucitado es devastadora:

¡Qué torpes son ustedes —les dijo—, y qué tardos de corazón para creer todo
lo que han dicho los profetas! ¿Acaso no tenía que sufrir el Cristo estas cosas
antes de entrar en su gloria? Entonces, comenzando por Moisés y por todos los
profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.
LUCAS 24:25-27

En consecuencia, la gloria vendría solo después del sufrimiento. ¡Ellos debían


haberlo sabido! Los libros de Moisés, los profetas y todas las Escrituras son, dice él,
elocuentes respecto a esta serie de acontecimientos. Jesús, entonces, ha demostrado
que otros temas del Antiguo Testamento no pueden quedar fuera de la estimación
de cómo llega el día del Señor. Las promesas de un glorioso Hijo de David
gobernando no pueden separarse del sufrimiento del siervo del Señor,
especialmente como se observa en Isaías 42:1-4; 49:1-6; 52:13-53:12.
La muerte y resurrección de Jesús le proporcionan una dinámica al día del
Señor. Primero, está el sufrimiento del siervo en lugar de otros. El desaliento del
camino de Emaús duró sólo hasta que percibieron que Cristo había resucitado. La
aparición del Cristo resucitado al grupo más grande en Jerusalén revivió la
esperanza de que el reino esperado llegaría ahora:

Entonces los que estaban reunidos con él le preguntaron: «Señor, ¿es ahora
cuando vas a restablecer el reino a Israel?». «No les toca a ustedes conocer la
hora ni el momento determinados por la autoridad misma del Padre —les
contestó Jesús—. Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán
poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y
hasta los confines de la tierra». Habiendo dicho esto, mientras ellos lo miraban,
fue llevado a las alturas hasta que una nube lo ocultó de su vista. Ellos se
quedaron mirando fijamente al cielo mientras él se alejaba. De repente, se les
acercaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿qué
hacen aquí mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido llevado de entre
ustedes al cielo, vendrá otra vez de la misma manera que lo han visto irse».
HECHOS 1:6-11

Esta es, entonces, la secuencia: el rey sufre y muere; resucita de entre los muertos;
promete la venida del Espíritu a sus discípulos y declara el ministerio de ellos de ser
testigos; mientras asciende al cielo, se les asegura a los discípulos que él regresará de
la misma manera. Así se cumplen las promesas del Antiguo Testamento del día del
Señor: es a la vez un suceso único y tres sucesos. El Señor viene, primero, a vivir
entre nosotros como hombre y a morir por nosotros. En segundo lugar, envía su
Espíritu para que esté presente en su iglesia hasta el gran acontecimiento final. En
tercer lugar, vendrá en gloria para juzgar a vivos y muertos.
Al escribir a las iglesias sobre el acto final del drama del día del Señor, Pablo
puede hablar legítimamente del día del Señor o de la venida del Señor. Es decir,
distingue entre los tres actos: lo que Cristo hizo por nosotros en su primera venida,
lo que su presencia por medio de su Espíritu significa ahora para nuestro servicio
cristiano continuo, y lo que será cuando regrese en gloria (ver, por ejemplo,
Colosenses 3:1-4; 1 Tesalonicenses 4: 13-5:11; 2 Tesalonicenses 2:1-12). Pedro
también tiene palabras sobre el futuro día del Señor (2 Pedro 3:1-13). Juan da
seguridad y exhortación a la luz de la segunda venida de Cristo (1 Juan 3:1-3;
Apocalipsis 1:7).
Jesucristo, entonces, lleva todos los grandes temas teológicos del Antiguo
Testamento a su cumplimiento. Todas las promesas de Dios encuentran su «sí» y
«amén» en él (2 Corintios 1:20). El punto focal es la resurrección (Hechos 13:32-33)
según Pablo, porque la resurrección es la prueba de que Jesús ha hecho que la
humanidad sea aceptable para Dios. La resurrección, por supuesto, es parte de la
ascensión del Dios-Hombre a la presencia del Padre. Todos los grandes temas del
Antiguo Testamento son conducidos a la meta que Dios se ha propuesto para ellos.
La resurrección-ascensión es el «amén» del Padre para la obra terminada de Cristo
en nombre de su pueblo.

Nota clave
Si Jesús verdaderamente es el Cristo de Dios, debe ser el cumplidor de todas las
promesas de Dios.
Tómate un momento para reflexionar…

• ¿Por qué debería determinar el Nuevo Testamento cómo se cumplen la profecía y


la promesa?
• Si Jesús no cumplió todo el Antiguo Testamento, ¿es realmente el Cristo?
• Aunque Jesús es tanto Dios como hombre, considera de qué manera su
resurrección muestra que él era el israelita aceptable, el verdadero Hijo de Adán.

Consejo: Recuerda que a Jesús se le dio toda autoridad (Mateo 28:18), y eso debe incluir la
autoridad para decir cómo se interpreta el Antiguo Testamento.

12. Los deístas eran racionalistas religiosos del siglo XVIII que rechazaron la idea de la verdad
revelada en favor de un concepto puramente razonado de un dios que esencialmente no estaba
involucrado con el mundo y los asuntos de las personas.
12
Hágalo usted mismo
Concluiré este estudio sugiriendo algunos pasos prácticos para que leas la Biblia
completa como un libro sobre Cristo. Este tratamiento resumido reúne los puntos
prácticos presentados a lo largo de este libro con la esperanza de que te motiven de
varias maneras. El primer punto que planteo al respecto es que la Biblia no es
totalmente inmanejable para el lector no profesional. Los académicos y teólogos no
son los únicos que pueden hacer frente a la tarea. El segundo punto puede parecer
más desalentador a primera vista: ninguno de nosotros comprenderá nunca por
completo las profundidades de la revelación de Dios a este lado de la gloria. Eso
también se aplica a los teólogos profesionales. Pero, esto debería ser un estímulo
porque significa que siempre habrá un elemento de frescura y sorpresa en el estudio
bíblico para aquellos que procuran entender. Solo puedo hablar por experiencia
personal. Nunca dejo de deleitarme y asombrarme por los nuevos aspectos de la
verdad, los nuevos vínculos entre los textos, las nuevas profundidades de las
antiguas ideas, aun después de más de 60 años de estudio de las Escrituras.
Antes de cualquier estudio de la palabra de Dios, tiene sentido orar para que
Dios te ayude en sus esfuerzos y, por su Espíritu Santo, abra tu mente a su palabra,
y aclare su palabra en tu corazón y mente.

Primer paso: el panorama general


Esta sugerencia les parecerá una herejía a algunos que pudieran haber sido
formados en la idea de que la lectura de la Biblia es una cuestión de leer
detenidamente unos pocos versículos y luego encontrar un pensamiento piadoso
clave y una bendición identificable para el día. No dudo en sugerir que, si nunca lo
has hecho, deberías leer la Biblia de tapa a tapa como una novela. ¡Incluso léela
rápidamente! No te detengas a cuestionar cada texto o parte difícil que no puedas
entender. Continúa y experimenta la magnífica unidad de la Biblia. Puede tomar
un año o más completar esta lectura, pero me atrevo a sugerirte que, a medida que
vayas leyendo, encontrarás que una gran cantidad de piezas desconectadas de
información bíblica, que has almacenado a lo largo de los años de lectura de tu
Biblia, ahora empiezan a tener más sentido y conexión.
A modo de aliento adicional, quiero reiterar que nunca captarás todo tan
cabalmente que ya no tengas nada más que descubrir. Tu sentido del panorama
completo continuará desarrollándose y madurando por el resto de tu vida y,
mientras lo hace, tu sentido de asombro por la magnificencia de la única palabra de
Dios no tendrá límites.

Segundo paso: lecturas detalladas


Mi sugerencia anterior acerca de obtener un panorama completo no excluye una
lectura paralela de los textos más de cerca. De hecho, puedes asegurarte de que esto
suceda por la forma en que planificas la lectura de la Biblia. Además, escucharás
sermones que, es de esperar, involucren la exposición regular de pasajes completos
(no solo fragmentos) de la Biblia. En tu grupo en casa o en tu comunión, se
estudiará la Biblia de modo que tu dieta pueda consistir tanto en cosas del
«panorama completo» como en la lectura detallada de los textos. Entonces, ¿qué
implica la lectura detallada?

1. Elige una buena traducción «estándar»


La versión que lees es realmente importante. Hay algunas versiones, generalmente
traducciones de una sola persona, que pueden distorsionar el significado, y en
ocasiones lo hacen, según las propias convicciones del traductor. Luego están las
versiones «simplificadas» que a menudo sacrifican la precisión en aras de la
simplicidad. No es buena idea confiar en versiones que se especializan en
simplificar todo. Estas son posiblemente un buen punto de partida para los nuevos
cristianos, pero no ayudarán a una buena lectura de la Biblia para los más maduros.
La mejor opción es obtener una buena traducción en lenguaje moderno que sea el
trabajo de un panel de expertos que verifiquen mutuamente su trabajo. En español,
puedes usar la NVI, o la NBLA.

2. Elige una sección de texto real para estudiar


Simplemente tiene sentido tomar una sección adecuada para estudiar. Trabajar con
un libro completo a la vez es una buena idea. Después de todo, estamos tratando
con literatura. Los libros individuales tienen tramas o, en el caso de los Salmos y la
literatura sapiencial, forma. Deben tratarse como tales. Imagina tratar de darles
sentido a las últimas dos oraciones de una de las parábolas de Jesús. No empezarías
una novela de misterio pasando directo al último capítulo, así que, ¿por qué tratar
la Biblia como una especie de premio sorpresa inspirativo? A veces tenemos que
ejercer cierto discernimiento, por ejemplo, sobre lo que constituye un oráculo
completo de uno de los profetas.

3. Lee buscando su significado en contexto


Incluso si te estás concentrando en solo unos pocos versículos, estos deben
entenderse en contexto. Si es parte de una declaración, ¿quién lo dice y por qué lo
dice? ¿Este pasaje obtiene su significado a partir de una narración más amplia? Ten
cuidado de no apropiarte de uno o dos versículos para aplicarlos de una manera que
nunca fue la intención del autor. Dado que estamos leyendo el pasaje traducido, ten
en cuenta el hecho de que diferentes traducciones pueden dar diferentes
inclinaciones al significado. Si tienes un par de traducciones diferentes, a veces
tiene sentido comparar sus respectivas versiones de tu pasaje. Aquí es donde entra
tu percepción de la unidad de toda la Biblia. El contexto de cualquier pasaje
consiste, de manera realista, en una serie de círculos concéntricos: primero, la
unidad literaria inmediata; luego, el contexto más amplio del capítulo o incluso el
libro completo; luego, en última instancia, toda la Biblia. Esto puede parecer mucha
exigencia, pero a medida que desarrollas tu sentido de la unidad general del
mensaje del reino de Dios, se vuelve cada vez más fácil proponer la manera en que
el pasaje que estás estudiando se ajusta a la totalidad de la revelación de Dios.

4. Explora el pasaje en busca de su significado teológico


Recuerda que esta es la Palabra de Dios sobre las obras que Dios lleva a cabo para
traer su reino. La Biblia es el libro que trata sobre los actos de Dios y nosotros,
como seres humanos, debemos ocupar el lugar que nos corresponde en el orden
jerárquico. Por lo tanto, la primera pregunta que se debe hacer sobre una unidad de
texto nunca es: «¿Qué dice sobre mí?». Más bien, debemos preguntarnos sobre la
forma en que este pasaje contribuye a nuestra comprensión del gran plan de
salvación de Dios. Dado que en este libro nos interesa principalmente el testimonio
de Cristo en el Antiguo Testamento, esto debería motivar nuestra investigación de
cualquier pasaje del Antiguo Testamento.

5. Busca el vínculo de cualquier pasaje del Antiguo Testamento


con Cristo
Recuerda las tres etapas de la revelación en la Biblia. Estas pueden proporcionar la
guía necesaria para establecer el vínculo entre el Antiguo Testamento y Cristo. No
olvides que este debe ser un vínculo teológico real, no solo una asociación de ideas.
Recurrir a la asociación de ideas es uno de los mayores peligros a los que nos
enfrentamos; es tan fácil pensar en la conexión sin considerar cuidadosamente el
camino real que ha tomado nuestro pensamiento. A veces parece que la pura
desesperación por convertir el texto del Antiguo Testamento en algo «cristiano»
puede llevarnos por mal camino. Por ejemplo, comenzando con el relato de
Nehemías y la reconstrucción de la puerta de los caballos en Jerusalén, y pasando a
Efesios 6:10-17 (ponerse toda la armadura de Dios) con el argumento de que los
soldados montan caballos y usan armadura es simplemente fantasioso13. Una vez
que podemos ver cómo el pasaje prefigura a Cristo, estaremos en una mejor
posición para hacer alguna aplicación a aquellos que están en Cristo.

6. Pregunta cómo debemos aplicar este pasaje a nosotros


Primero, debo enfatizar que la aplicación a nuestra vida no significa
necesariamente algo que debamos esforzarnos por ser o hacer. Un pasaje de los
profetas o de los Salmos puede decirnos mucho sobre Dios y sobre lo que él ha
hecho. Quizás el resultado final para nosotros sea el asombro, la maravilla y la
alabanza por quién es Dios. No existe una aplicación práctica específica;
simplemente obtenemos una mayor comprensión de lo que significa que Dios sea
Dios. Recuerda, entonces, que este Dios se ha revelado más claramente en Jesús, y
que es el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo a quien adoramos.
Luego, por otro lado, la Biblia está llena de aplicaciones prácticas y personales.
Esto no significa que podamos simplemente eludir a Cristo pasando de un personaje
del Antiguo Testamento a nosotros. Por ejemplo, para volver a tomar a Nehemías;
se ha vuelto popular exponer el libro de Nehemías como una enseñanza que se
concentra en el liderazgo cristiano. Esta puede ser una forma útil de hacerlo, pero
solo si surge del significado real del libro de Nehemías. ¿Es la reconstrucción de
Jerusalén esencialmente sobre el liderazgo humano, o hay un punto teológico más
importante relacionado con las promesas sobre la ciudad de Dios y su significado?
Independientemente de lo fiel que fue Nehemías como siervo, él solo prefigura la
venida del verdadero constructor de Jerusalén y del templo en Jesús. Además, es el
hecho de que Nehemías no construyó la verdadera Jerusalén lo que nos impulsa a
encontrar el cumplimiento de las promesas proféticas de una nueva Jerusalén en
Cristo.

7. Cuando llegues a las verdades prefiguradas del Nuevo


Testamento, recuerda que la descripción no es una
prescripción14
Recuerda lo que vimos en el capítulo 5. El Nuevo Testamento trata de cosas que son
simplemente hechos porque son lo que sucedió en la persona y obra de Cristo
cuando estuvo aquí en la carne. También trata sobre las consecuencias de estos
hechos del evangelio para nosotros en el aquí y ahora. Luego, finalmente, nos
apunta al futuro cuando Jesús regrese en gloria para juzgar a los vivos y a los
muertos. Cuando los escritores del Nuevo Testamento usan los verbos indicativos15,
simplemente están declarando lo que es. Debemos distinguir estos de los
imperativos, los verbos que nos dicen lo que debería ser y cómo deberíamos actuar.
Es un error común que los predicadores y maestros de la Biblia tomen los
indicativos y los conviertan en imperativos.
Para dar un ejemplo: en Juan 3:1-16 Jesús habla con Nicodemo acerca de nacer
«de lo alto» (Biblia de Jerusalén)16. Claramente tiene raíces en el Antiguo
Testamento ya que Jesús sugiere que Nicodemo, un maestro judío, debería entender
lo que está diciendo (v. 10). Las palabras de Jesús son indicativas; es fácil confundir
el versículo 7 con un imperativo porque Jesús usa las palabras «tienen que». Pero él
está diciendo, «es necesario nacer de nuevo». No le está ordenando a Nicodemo que
haga algo, sino que le está diciendo lo que debe suceder si quiere entrar al reino.
Jesús prosigue (v. 8) y explica que este nuevo nacimiento es una obra soberana del
Espíritu de Dios.
Para tomar otro ejemplo: a veces el indicativo dice algo sobre cuál es la realidad
en Cristo y luego sigue esto con imperativos diciéndonos cómo debemos responder
a esta verdad. En Colosenses 3:3, el indicativo es: «Pues ustedes han muerto y su
vida está escondida con Cristo en Dios». El imperativo que sigue en el versículo 5
es: «Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal». En
Gálatas 5: 22-24, los indicativos son el fruto del Espíritu; lo que es un hecho para
los que caminan en el Espíritu (v. 16). Pablo sigue esto con el imperativo apropiado:
«Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu. No dejemos que la
vanidad nos lleve a irritarnos y a envidiarnos unos a otros» (vv. 25-26).
Concluyo este estudio con el recordatorio de Pablo al joven Timoteo de que las
escrituras del Antiguo Testamento han sido su Biblia desde su niñez y lo han
dirigido continuamente a Cristo:

Pero tú permanece firme en lo que has aprendido y de lo cual estás


convencido, pues sabes de quiénes lo aprendiste. Desde tu niñez conoces las
Sagradas Escrituras, que pueden darte la sabiduría necesaria para la salvación
mediante la fe en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil
para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, 17 a
fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra.
2 TIMOTEO 3:14-17
13. ¡No lo estoy inventando! Este fue el enfoque de un popular expositor radial de la Biblia en la
década de 1960. En el mismo sermón, pasó a tratar la reconstrucción de la puerta de las Ovejas como
un pasaje que nos llevó a Jesús, el buen pastor.
14. En términos gramaticales: un indicativo no es un imperativo. El hecho de que algo significativo
se describa en una narración no es necesariamente una señal para que intentemos repetir el suceso.
15. El «indicativo» es un término gramatical para un verbo que enuncia o indica aquello que es.
16. N. del T. Las versiones protestantes dicen «nacer de nuevo». NVI indica como traducción
alternativa «nacer de arriba».
Table of Contents
Prefacio 5
PRIMERA PARTE: ¿DÓNDE ESTÁ JESÚS? 7
1. ¿Es el Antiguo Testamento un libro cristiano? 8
2. Comienzo: mirar el panorama completo 15
3. La trama de la Biblia 22
4. El reino de Dios como tema unificador 30
5. La forma de la revelación progresiva 41
SEGUNDA PARTE: TRABAJO CON LOS TEXTOS 51
6. Algunos sucesos clave en la revelación bíblica 52
7. Encontrar a Cristo en Génesis 60
8. Encontrar a Cristo en la historia de Israel 66
9. Encontrar a Cristo en los Sapienciales y los Salmos 73
10. Encontrar a Cristo en los libros proféticos 85
11. Jesús el cumplidor 96
12. Hágalo usted mismo 109
Primera Parte 3
1 3
2 14
Comienzo: mirar el panorama completo 3
Diagrama 1 17
3 21
4 21
5 21
6 21
La trama de la Biblia 3
El reino de Dios como tema unificador 3
Diagrama 2 32
7 40
diagrama 3a 34
b 36
c 37
La forma de la revelación progresiva 3
diagrama 4b 48
diagrama 4c 48
tabla 1 43
Segunda Parte 3
Algunos sucesos de la revelación bíblica 3
Encontrar a Cristo en Génesis 3
8 3
9 3
10 3
Tabla 2 44
11 95
Jesucristo el cumplidor 3
12 108
Hágalo usted mismo 3
13 113
14 114
15 114
16 114

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