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La malnutrición infantil en algunas zonas de Venezuela ha

alcanzado el nivel de crisis humanitaria, como advierte un nuevo


informe realizado por la Caritas local. La economía está en caída
libre y, por ello, la escasez de comida y medicinas ha disparado los
precios de los alimentos. La mitad de los menores de cinco años
(48%), en las zonas supervisadas por Caritas, sufre de malnutrición
(de diversos grados) o está en riesgo inminente de sufrirla.
Caritas ha estado analizando la malnutrición infantil, en cuatro estados, incluida la capital, Caracas. Las últimas
cifras muestran que el 11,4 % de los niños menores de cinco años padece malnutrición moderada o severa. La
Organización Mundial de la Salud (OMS) establece el umbral de la crisis de malnutrición infantil en el 10 %, lo que
lleva a Caritas a declarar el estado de crisis, en los distritos analizados, ya que se supera este punto.

Desde el pasado mes de octubre, Caritas está siguiendo los niveles de desnutrición y prestando asistencia a
menores de 5 años, en cuatro distritos: Capital, Vargas, Miranda y Zulia. Foto de Caritas Venezuela
“Estamos extremadamente preocupados. Llevamos desde octubre analizando los niveles de malnutrición y
ofreciendo asistencia a los menores de cinco años, en cuatro estados: Capital, Vargas, Miranda y Zulia”, dice Janeth
Márquez, directora de Caritas Venezuela.
“Nuestros resultados muestran claramente que los niveles generales de malnutrición están aumentando y entre los
niños ha superado el umbral de la crisis. Si no damos una pronta respuesta, se hará muy difícil para estos niños
poder volver, alguna vez, a su curva de crecimiento nutricional”.
Para los niños más vulnerables, Caritas distribuye kits con suplementos alimenticios especiales, particularmente
proteínas y minerales, como el hierro. También se proporcionan medicamentos a aquellas personas que se
encuentran en situación de mayor riesgo, a quienes se les debe conceder absoluta prioridad, dada la dificultad para
obtener suministros médicos.
En ocho de cada diez hogares, de las 31 parroquias analizadas en el informe de Caritas, se come menos que antes,
y casi seis de cada diez dicen que algunos miembros de la familia se están quedando sin comer, a propósito, para
que otro miembro pueda hacerlo – normalmente son las madres, que dan su propia comida a sus hijos.

Caritas advierte que la crisis sigue adelante


“En algunos de los lugares que hemos estudiado, el nivel de malnutrición infantil alcanzaba el 13 %”, explica Susana
Raffalli, especialista humanitaria en emergencias alimentarias, que trabaja para Caritas Venezuela.
“Es impresionante, si piensas que hace cuatro años el índice de malnutrición aguda era del 3 %.  En octubre, era del
8 %. Está progresando a un ritmo muy preocupante”.
“Ves el debilitamiento y, en algunos casos, el edema – clásicas imágenes de niños hambrientos. En los pueblos, son
los niños quienes están afectados de forma más grave, pero también los adultos están muy débiles. Aún se ven
restaurantes de lujo y gente viviendo una vida normal, en la capital, pero incluso en esas zonas, por la mañana
temprano, se puede ver a mucha gente rebuscando en los contenedores de basura, por comida”.

Uno de cada diez niños de los visitados por Caritas, en Venezuela, sufren desnutrición. Foto de Caritas Venezuela
El informe de Caritas Venezuela nos muestra que uno de cada doce hogares se estaba alimentando “de la calle” –
escarbando en busca de los restos de comida, que tiran los restaurantes, y entre los contenedores de basura. Con la
inflación al 720 %, la más alta del mundo, la cesta básica de la compra cuesta ahora 16 veces más que el salario
mínimo.
“Se trata de una grave crisis y es necesaria la ayuda nacional e internacional, para gestionar la escala del desastre,
en los niveles más altos de toma de decisiones”, dice Susana Raffalli. “Los medios de subsistencia se han visto
degradados hasta tal punto, que los más pobres no cuentan con recursos para hacer frente a la situación, porque
todo se ha venido abajo. El empleo, la sanidad, la familia, el hogar: las personas pobres lo han perdido todo y no
dejan de desplazarse, en busca de un salvavidas. La comunidad humanitaria y la población de Venezuela necesitan
iniciar una respuesta integral de inmediato”.

Se necesita ayuda humanitaria ya


El sistema sanitario de Venezuela ha colapsado. Los hospitales se han quedado sin medicamentos y sin
prestaciones sanitarias, y se ha producido un aumento de las enfermedades transmitidas por los mosquitos, entre
ellas el zika, el dengue, la malaria y el chikungunya, así como de la tasa de mortalidad  materna e infantil.
“Necesitamos que nos llegue ayuda en especie, desde fuera”, dice Susana Raffalli. “En los hospitales, ni siquiera
tenemos leche para bebés. Necesitamos medicamentos básicos”.
Como parte de la respuesta de Caritas, se han creado “sitios centinela”, lugares donde poder llevar a los niños para
que les realicen controles periódicos, con el fin de supervisar sus niveles de nutrición y proporcionar a los niños
afectados suplementos nutritivos y medicamentos básicos. Se realizan también visitas a domicilio, lo cual ha
facilitado la inmediata identificación de los niños en peligro de malnutrición y ofrecerles así asistencia médica y
nutricional.
“Tenemos suerte de contar con un maravilloso equipo de médicos voluntarios, que están al servicio de la
comunidad”, afirma Janeth Márquez. “En los distritos en los que Caritas lleva a cabo su programa, diversos niños se
han estabilizado, e incluso recuperado, a pesar de la crisis que seguimos viviendo”.

Caritas distribuye alimentos y medicamentos básicos a los niños que sufren malnutrición. En los distritos en los que
Caritas lleva a cabo su programa, varios niños se han estabilizado e incluso recuperado. Foto de Caritas Venezuela
Además de la escasez de alimentos, el otro gran riesgo para la salud es la falta de agua potable limpia. Hasta en las
áreas urbanas, el suministro puede faltar durante días.
“Estamos muy preocupados sobre el acceso al agua potable”, afirma el director de Caritas. “El abastecimiento de
agua dulce hace mucho que empezó a fallar, ya que no se ha realizado un correcto mantenimiento de los embalses,
y tampoco hay suministros básicos, como el cloro, para hacer que el agua  sea potable. En muchas zonas, no es
seguro beber el agua de las cañerías.
“Si un niño que ya sufre malnutrición cae enfermo, a causa de un parásito, el impacto será, obviamente, mucho peor.
La situación económica es tan mala que las personas no pueden permitirse comprar bombonas de gas, por lo que
no hierven el agua. Estamos llevando a cabo talleres para enseñarles cómo protegerse a sí mismas de los parásitos,
que se crean en el agua”.
También estamos distribuyendo filtros de agua caseros, que se hicieron inicialmente para África, y dando formación
a las personas para que aprendan a utilizarlos y que, especialmente los niños, las mujeres embarazadas y los
ancianos, puedan beber así un agua mejor”.
El informe de Caritas ha sido publicado para empujar a la comunidad nacional e internacional a intervenir en la crisis,
concluyendo que una ayuda alimentaria directa, que incluya suplementos nutritivos, es fundamental, así como
también lo es el restablecimiento de adecuadas infraestructuras, para la asistencia médica, el agua potable y los
saneamientos.
Y Caritas concluye: “Es necesario que la respuesta a esta crisis alimentaria sea una prioridad social y económica.
Dejando a un lado la política, hay que proteger a los más vulnerables y  facilitar asistencia a todos aquellos que,
oficial y no oficialmente, tienen acceso rápido a las personas más necesitadas en todo el país”.

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