La delimitación marítima es un proceso mediante el cual se
establecen líneas imaginarias que separan las zonas marítimas de los Estados. Intervendrán dos o más países cuando dicha división corresponda al establecimiento de fronteras marítimas entre Estados cuyas costas se encuentran frente a frente o son adyacentes. A escala mundial, las dos terceras partes de las fronteras oceánicas no han sido trazadas. Esto ha dado origen a diversos litigios entre Estados, algunos de los cuales se han solucionado empleando los medios de solución pacífica de controversias que proporciona el derecho internacional, como el recurrir a la Corte Internacional de Justicia. Cuando hablamos de frontera, debemos tener en cuenta que en el ámbito marítimo ésta implica los límites dentro de los cuales los Estados ejercen ciertas facultades y derechos conforme a lo estipulado por las normas internacionales. En este caso, las disposiciones que regulan las actividades de los Estados sobre las diferentes zonas marítimas están contenidas en la Convención del Mar. Los países con litoral inician el establecimiento de sus zonas marítimas de jurisdicción interna fijando sus líneas de base. A partir de allí miden la anchura de su mar territorial, zona económica exclusiva y plataforma continental. En el caso peruano, ésta ha sido una tarea pendiente desde hace 26 años. Es lógico suponer que tanto en el sur como en el norte de nuestro país nuestros espacios marítimos se superpongan a los de Chile y Ecuador. No obstante, en el caso del Ecuador se aplica el método del paralelo contenido en la Declaración de Santiago de 1952, únicamente con este país porque existen islas a menos de 200 millas del espacio marítimo del Perú.