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AUDIENCIA DE JUICIO
2. Terminada la lectura la o el juzgador concederá la palabra a la parte actora para que formule
su alegato inicial el que concluirá determinando, de acuerdo con su estrategia de defensa, el
orden en que se practicarán las pruebas solicitadas. De igual manera, se concederá la palabra a
la parte demandada y a terceros, en el caso de haberlos.
4. Las o los peritos y las o los testigos ingresarán al lugar donde se realiza la audiencia, cuando
la o el juzgador así lo disponga y permanecerán mientras presten su declaración. Concluida su
declaración se retirarán de la sala de audiencias pero permanecerán en la unidad judicial, en
caso de que se ordene nuevamente su presencia para aclarar sus testimonios.
5. Las o los testigos y las o los peritos firmarán su comparecencia en el libro de asistencias que
llevará la o el secretario, sin que sea necesaria la suscripción del acta.
6. Actuada la prueba, la parte actora, la parte demandada y las o los terceros de existir, en ese
orden, alegarán por el tiempo que determine equitativamente la o el juzgador, con derecho a
una sola réplica. La o el juzgador, de oficio o a petición de parte, podrá ampliar el tiempo del
alegato según la complejidad del caso y solicitará a las partes las aclaraciones o precisiones
pertinentes, durante el curso de su exposición o a su finalización.
Alegatos finales: Actuada la prueba, la parte actora, la parte demandada y las o los
terceros de existir, en ese orden, alegarán por el tiempo que determine equitativamente la o el
juzgador, con derecho a una sola réplica. La o el juzgador, de oficio o a petición de parte, podrá
ampliar el tiempo del alegato según la complejidad del caso y solicitará a las partes las
aclaraciones o precisiones pertinentes, durante el curso de su exposición o a su finalización.
En cuanto al procedimiento, el autor cita al art. 79 del COGEP, que describe las reglas comunes
de la audiencia:
2.- El juzgador concede la palabra a las partes, para que argumenten, aleguen y practiquen las
pruebas, sin perder de vista, el derecho a contradecir de manera clara, pertinente y concreta lo
señalado por la parte contraria; inicia la parte actora.
3.- En el desarrollo de la audiencia, el juzgador puede autorizar que las partes intervengan
personalmente; el defensor orienta la defensa técnica.
4.- Las partes tienen derecho a presentar de forma libre sus propuestas, intervenciones y
sustentos. El juzgador concede la palabra a quien lo solicite y abrirá la discusión sobre los
temas que sean admisibles.
6.- Cualquier recurso horizontal presentado por alguna de las partes antes de la fecha de
audiencia, no suspenderá su realización, se resolverá las peticiones en la misma audiencia.
En este acto procesal, se tiene la oportunidad para persuadir al juez con argumentos jurídicos y
medios de prueba suficientes la verdad de los hechos y pretensiones solicitadas de parte del
actor; y de parte del demandado los argumentos suficientes para que el juez acoja una o varias
de las excepciones deducidas. Al Juez, le corresponde escuchar en forma cortés, responder con
sabiduría, ponderar el caso prudentemente y decidir en términos imparciales sobre la causa
propuesta a su consideración.
Continua Albán: el juzgador, es el encargado de dirigir las audiencias; esta facultad tiene que
ser utilizada en los mejores términos, cuya culminación evidenciará la capacidad y habilidad en
su conducción. Más que intervenir, debe escuchar a los litigantes; la intervención debe ser lo
más necesaria e indispensable que permita culminarla sin ningún contratiempo. El art. 80 del
COGEP dispone que la dirección de las audiencias corresponde exclusivamente a la o al
juzgador competente y en los tribunales al juzgador ponente, como garantes de los derechos y
de las normas. La dirección de las audiencias es la herramienta eficaz otorgada al juzgador para
que, en ejercicio de su potestad jurisdiccional, actúe y dirija éstas, siempre guardando
compostura y total objetividad e imparcialidad. Es un moderador en el debate jurídico que se
produzca entre los litigantes; de ahí que su intervención tiene que ser mínima, siempre fijando
el tiempo de intervención de las partes; y, de ser necesario, interrumpir al debatiente para que
concrete la intervención o el pedido.