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La Oración Unida

Lección 013
Texto Bíblico: Hechos 4:23-31.
Verdad Central: En la oración unida hay poder.
En el capítulo tres de los Hechos leemos que al entrar en el Templo a través de la puerta
llamada La Hermosa, Pedro y Juan vieron a un hombre pidiendo limosna. Pedro le dijo
al hombre que les mirara. Esperando recibir una moneda, él les miró. Pedro le dijo. “No
tengo plata ni oro, pero lo que tingo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret,
levántate y anda” (Hechos 3:6). Pedro tomó al hombre de la mano, le levantó y el
hombre empezó a andar. El entró en el templo alabando a Dios.
Esto levantó un tumulto entre la gente, y Pedro y Juan fueron llevados delante de los
sacerdotes y ancianos. Los echaron en la cárcel y al día siguiente los llevaron delante
de los gobernadores. Incapaces de negar que un verdadero milagro había tomado lugar,
los sacerdotes se vieron forzados a dejarles ir. Sin embargo, les ordenaron que no
predicaran o enseñaran más en el nombre de Jesús. Luego leemos:
Hechos 4:23-30: “Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los
principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho. Y ellos, habiéndole oído, alzaron
unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y
la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; que por la boca de David tu siervo dijiste:
¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Se reunieron los
reyes de la tierra, y los príncipes se juntaron en uno contra el Señor, y contra Su Cristo.
Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu Santo Hijo Jesús, a quien
ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer
cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. Y ahora, Señor,
mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra,
mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios
mediante el nombre de tu Santo Hijo Jesús”.

& De La Cárcel Al Grupo De Oración.


Fíjate en lo primero que Pedro y Juan hicieron al salir de la cárcel. “Y puestos en libertad,
vinieron a los suyos…” Un buen lugar donde estar cuando hay pruebas es entre “los
suyos”, gente de la misma fe. Es bueno el estar alrededor de gente que sabe cómo orar.
A menudo he pensado que si este grupo hubiera sido como algunos cristianos de hoy,
lo primero que hubieran hecho habría sido organizar un comité para ir a hablar a esos
gobernadores y hacer alguna clase de trato por medio del cuál todos pudieran llevarse
bien. Después de todo, esos líderes también eran hombres religiosos. Ellos creían en
Dios y en la oración. Creían en ir a la iglesia. La única diferencia era que no aceptaban
a Jesús como el Mesías, el Hijo de Dios.
Sin embargo, la Biblia no dice que designaron un comité. Dice que “alzaron unánimes
la voz a Dios…” Ellos conocían el valor de la oración unida.
Yo me críe en una iglesia de los bautistas del sur y durante mi juventud nunca oí de
gente que oraba en alta voz en oración unida. En nuestra iglesia alguien generalmente
dirigía en oración. Nunca levantábamos las voces en grupo en oración.
Más tarde cuando empecé a atender algunos cultos del Evangelio Completo, su manera
de orar me molestaba. Iba al altar para orar con ellos, pero oraba calladamente. Me
molestaba porque ellos oraban en voz alta. Sus cultos estimulaban mi fe, pero cuando
oraba en el altar, yo me ponía en un lado, lejos de ellos, para no estar tan cerca de su
ruido.
Una vez me atreví a decir algo al respecto. Les dije que Dios no era sordo. Ellos
respondieron, “Tampoco es nervioso”.
Decidí buscar en la Biblia una respuesta bíblica a esa cuestión. Quería ver cómo oraban
los primeros cristianos. Decimos que predicamos el mismo Nuevo Nacimiento de ellos,
así que más vale que les sigamos también en la oración. Al leer a través del libro de los
Hechos, subrayé con lápiz rojo cada versículo que decía que la gente oraba en grupo o
donde decía que dos o más oraban. No pude encontrar ningún sitio donde dijeran que
le pedían a alguien que dirigiera en oración. Tampoco tenían ningún tipo de frases para
usar en oración u oraciones ya hechas.
Descubrí que la Biblia decía que alzaban sus voces. Todos oraban a la vez, y todos
oraban en voz alta.
Después de leer eso, la próxima vez que acudí a un culto del Evangelio Completo, me
puse justo en medio de donde estaban orando. Después de que mi mente se renovó de
acuerdo con la Palabra, fui bendecido con una bendición que nunca había recibido al
orar solo en voz baja. Vi por primera vez la bendición de la oración unida.

& Resultados De La Oración Unida.


¿Cuáles fueron los resultados de la oración unida de los creyentes en este capítulo
cuarto de los Hechos? Veamos el versículo 31:
Hechos 4:31: “Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló, y
todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios”.
¿Había sido contestada su oración unida? En el versículo 29 leemos lo que habían
orado, “Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo
denuedo hablen tu palabra”. No le habían pedido al Señor que removiera la persecución
o que matara a sus enemigos. No le habían pedido al Señor que les hiciera el camino
más fácil. En lugar de eso, habían orado que en medio de la persecución pudieran
predicar la palabra con denuedo. Y el Señor contestó su oración.
El versículo 31 dice que “el lugar en que estaban congregados tembló…” ¿Sabes de
algún grupo de gente que oran y el lugar tiembla en estos días? Si los cristianos hoy en
día pudieran juntarse y orar “unánimes” podrían hacer que el mundo temblara para
Jesús. Hay poder en la oración unida.
Fíjate también que su oración era por algo específico. Su oración era concreta. No
estaban haciendo una oración general, mas estaban orando por la necesidad que
estaban enfrentando en aquel momento. Y todos ellos oraban a una. Al levantar sus
voces hacia Dios en oración ferviente, “el lugar tembló”.
En la lección anterior estudiamos acerca de un incidente muy parecido. Pablo y Silas
habían sido echados en la cárcel en Filipos por predicar el evangelio. En vez de quejarse
al Señor por lo que les había sucedido, elevaron sus voces al Señor en cánticos de
alabanza. “Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los
presos los oían” (Hechos 16:25). Ellos también oraron en voz alta, ya que “los presos
los oían”. No estaban en una esquina balbuceando calladamente peticiones
desesperadas a Dios. “…Los presos los oían” mientras “cantaban himnos a Dios”.
Algunos dicen que quieren orar calladamente ya que el Señor sabe que ellos tienen un
cántico en el corazón. Pero si está allí, va a salir, “…Porque de la abundancia del
corazón habla la boca” (Mateo 12:34).
¿Contestó Dios la oración unida de Pablo y Silas? Hechos 16:26 dice, “Entonces
sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel
se sacudían, y al instante se abrieron todas las puertas y las cadenas de todos se
soltaron”. ¡De nuevo el lugar tembló como resultado de la oración unida!
Cuando Pablo y Silas unieron fuerzas en oración y alabanza a Dios, los mismos
cimientos de la cárcel se sacudieron. Los cepos se soltaron de sus pies y fueron hechos
libres. El carcelero, despertado por el terremoto, vio las puertas de la prisión abiertas y
asumió que los prisioneros se habían escapado.
El sabía que lo harían responsable por el escape, y se llenó de temor de tal manera que
iba a matarse. Entonces Pablo clamó diciendo, “…No te hagas ningún mal, pues todos
estamos aquí” (versículo 28).
El carcelero sabía que había presenciado algo sobrenatural aquella noche. El supo que
Pablo y Silas no eran hombres ordinarios, y temblando, se postró a los pies de Pablo y
de Silas; y sacándolos, les dijo: “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos
dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (versículos 29-31).
Como resultado de la oración unida de Pablo y Silas, aquella noche, el carcelero y toda
su familia aceptaron a Cristo como su Salvador y fueron bautizados.
Hay poder sobrenatural en la oración unida.
Texto Para Memorizar: “Todos éstos perseveraban unánimes en oración y
ruego…” (Hechos 1:14).

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