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Traducción: The Journal of Biblical Counseling Volume 14 Number 3

Should We Get Married? Five “Pre-Engamenent” Questions to Ask Yourselves


Traducido por: AbrahamJ. Hernández V.

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¿Deberíamos Casarnos?
Cinco preguntas “Previo al Compromiso Pre-Marital” que debemos hacernos
Por David Powlison y John Yenchko

¿Recuerdas el comercial del filtro de aceite de marca “Fram” de la televisión de hace algunos años? El mecánico
se encuentra entre dos carros. Hay un carro para el cambio de aceite y el mantenimiento rutinario; el otro es una
chatarra humeante con un motor reventado, estropeado. “Existe la manera sencilla y la difícil de mantener tu carro
funcionando,” dice el mecánico. “Puedes pagarme ahora…o puedes pagarme después.” El costo de ahora, es
solo el costo de un filtro. El costo de después, es mucho mayor: un completo re-trabajo de motor por la falta del
mantenimiento preventivo.

Cuando estás pensando en casarte, deberías afrontarlo con la misma sabiduría y previsión como el hombre que
fue lo suficientemente sabio al filtrar su aceite.

Eso no significa que no hay espacio para el romance o un “click” especial entre dos personas. Pero realmente en
escoger casarse hay un número de preguntas básicas que deberías hacerte primero. Hay un “mantenimiento
preventivo” que puede protegerte de llegar a tener un “motor reventado, estropeado” después. ¡Al final, solo si el
motor funciona de manera fluida, puedes disfrutar del viento en tu cabello!

Te daremos a ti y a tu potencial prometida / prometido 5 preguntas que pueden Hacerse para discutir mutuamente.
Responder a estas les ayudará a decidir en terreno firme, “¿deberíamos casarnos?” Estamos convencidos de
que el tiempo de hacerse algunas preguntas serias es antes de hacer la pregunta más seria de todas: “¿Te casarías
conmigo?” Responder a estas preguntas ahora, antes de que hagas el compromiso, puede prevenir el dolor de
una reparación mayor después.

1. ¿Son Ambos Cristianos?


El matrimonio es un “pacto de compañerismo.” Dos personas que tiran del mismo arnés. Si dos personas tienen
a Dios primero en sus vidas, ellos podrán responder con seguridad, “Si, ambos conocemos a Jesús como nuestro
Salvador y lo seguimos como nuestro Señor.” La fuente de vida vive en medio de ellos. Experimentarán la
experiencia de la guía activa de un Pastor personal sobre ellos.

Bajo el señorío de Cristo podrán enfrentar con confianza lo que sea que atraviese su camino. ¿Has creído en
Jesús, el único Hiio de Dios el Padre, quien murió en tu lugar, quien se levantó de la muerte para darte el Espíritu
Santo y el poder de una nueva vida, quien regresará para darte una vida inmortal con Él?

Ser un Cristiano significa hacer brillar estas verdades en tu corazón de manera que conoces a Dios y recibes Su
amor. Ser Cristiano es también más que tu profesión de fe en Cristo Jesús. Es una manera de vivir. Ser un
Cristiano significa en práctica que amas y dependes de Jesús más que en tu cónyuge. ¿Estás viviendo como un
Cristiano? ¿O le estás dando más importancia a tu matrimonio que a Jesús? Conocer a Jesús es más que ser
dueño de una membresía en la Iglesia. Pregúntense, tanto tú como tu prospecto de cónyuge, “¿Es Jesús tu
Señor?” ¿Es Él tu prioridad número uno? ¿El Maestro al que escuchas? ¿Aquél en el que confías más que nada
o nadie? Vemos al menos 4 maneras en que el Señorío de Jesús sobre la gente se puede arriesgar cuando se
trata de decidir acerca de casarse o no.

Primero, ¿estás buscando casarte para ser feliz o completo, para darte identidad o propósito?
Cuando esto pasa, Cristo no es ya tu Señor de una manera práctica. El Matrimonio es un regalo precioso de Dios.
Aun así, ¿Crees que casarte le proveerá sentido a tu vida? ¿Dirección? ¿Seguridad? ¿Respeto a ti mismo?
¿Esperas que el matrimonio remueva la sensación de desesperación, insuficiencia, amargura, o aislamiento? ¿Te
repites a ti mismo, “Si tan solo pudiera encontrar marido, entonces seré feliz”, o “Puedo encontrar amor, aceptación,
y seguridad si me caso,” o “Mi vida es un fracaso a menos de que me case”?
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Should We Get Married? Five “Pre-Engamenent” Questions to Ask Yourselves
Traducido por: AbrahamJ. Hernández V.

A menudo la gente llega al matrimonio con estas expectativas poco realistas. El matrimonio moldeará y afectará
tu vida en varias maneras. Pero no esperes que el matrimonio haga lo que solo Jesús puede hacer. Los puntos
de vista distorsionados y poco reales del matrimonio conducirán a la decepción, frustración, y desesperación
cuando tu compañero te falle y pruebe tener “pies de barro.”

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¿Será el matrimonio la fuente de tu gozo y felicidad? ¿Hará que los pedazos de tu vida se “vuelvan a unir”? No
hay duda de que el matrimonio es una bendición. Es la más rica e íntima relación humana de la que podemos
disfrutar. En un buen matrimonio hay el potencial de recibir buenas cosas: amistad íntima, ánimo, gozo sexual, la
satisfacción de trabajar en equipo, hijos, la libertad de ser tal y cual eres una vez que eres completamente conocido
y completamente aceptado por alguien.

Pero tu cónyuge no resolverá tus problemas personales no satisfará tus deseos. El matrimonio debe ser en primer
lugar un lugar donde estás comprometido a aprender a como dar bendiciones, aun cuando las cosas están difíciles.
Si construyes tu vida en las promesas y los regalos de Dios en Cristo Jesús, serás capaz no solo de navegar
tormentas sino crecer a través de las mismas en mayor madurez y amor.

Sé honesto contigo. En el fondo, ¿ves hacia el matrimonio por lo que esperas tener de él?

¿O estás al tanto de lo que debes dar, porque lo que has ya recibido de Dios, es lo que realmente necesitas? “En
todo, “…todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos”
(Mateo 7:12 / RV1960). Por supuesto, tú quieres las bendiciones de un buen matrimonio. ¿Pero quieres aún
más construir tu propia vida en Jesús, y después dar esas bendiciones al otro? Esta forma de vida es la única de
“construir la casa en la roca,” capaz de mantenerse cuando la decepción llega. Los votos tradicionales expresan
esto bien: “En las buenas, en las malas; en la riqueza, en la pobreza; en la enfermedad y en la salud; amar y
valorar; hasta que la muerte los separe.”

Segundo, ¿Estás pensando en casarte con un No-Cristiano?


La Biblia claramente enseña que los Cristianos no deberían “unirse en yugo desigual” (2ª Corintios 6:14-16)

Hemos conocido personas que titubean en este punto. Ellos tratan de excusar de alguna manera el ir en contra
del Señorío de Jesús. Cuando esto pasa, su propio compromiso con Cristo es incluso puesto en duda. La manera
de blanco y negro del ver de 2ª de Corintios 6:14-16, justicia e iniquidad, creencia e incredulidad, Dios y la idolatría,
¡es difícil de pasar por alto!

Si decides casarte en contra de Cristo, entonces el romance, la obsesión, tus deseos por el matrimonio, o tus
miedos de no casarte han tomado el control de tu vida. Y eso es idolatría. El Cristiano profesante está siendo
tentado a escoger el “lado oscuro” de 2ª de Corintios 6. Piensas que lo que en realidad será lo peor para ti es lo
mejor por escoger.

Una versión más sutil de este problema ocurre cuando te quieres casar con alguien cuya profesión de fe es
sospechosa. Por ejemplo, hemos encontrado en repetidas ocasiones la situación en la que un hombre que no
ama a Cristo quiere casarse con una mujer que es Cristiana. En el curso de su relación, el encuentra que ella
solo se casará con otro Cristiano, así que piensa, “Bien, puedo ir contigo y unirme a tu Iglesia.”

¿Qué pasa aquí? Su motivación subsecuentemente es ganar a la chica, no dar su vida al Señor. Este escenario
ocurre muy seguido. Una vez más, se unirán “en yugo desigual”. Debes establecer como realidad que Jesucristo
es más importante que el matrimonio o la otra persona. Más allá de estorbar tu gozo en la vida, esto te dirigirá a
un gozo mayor y te ahorrará mucho dolor.
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Traducido por: AbrahamJ. Hernández V.

Tercero, ¿Tiene cualquiera de los dos enredos complicados de matrimonios o relaciones pasados?
Vivimos en una sociedad de “fácil llega, fácil se va.” Matrimonio, sexo, e hijos no son vistos con la misma santidad
con la que el Señor Jesús los ve. Si Cristo es el Señor de tu vida, necesitas determinar, de acuerdo a Su Palabra,
si Él dice que eres libre de casarte, o volver a casarte ahora.

Hay divorcios “legales” que Jesús ve como ilegítimos (Mateo 19:1-9), Hay ocasiones en que el Señor nos manda
a que continuemos buscando la reconciliación antes de buscar volvernos a casar (1ª Corintios 7:10-11). Hay
situaciones también en las que el matrimonio es visto por Dios como roto, y una persona es libre de considerar
casarse de nueva cuenta (Mateo 5:31-32; 1ª Corintios 7:12-16, 39; Romanos 7:2-3). Todo lo que queda dentro y
fuera de estas cuestiones están lejos del alcance de nuestra discusión aquí. Pero si tienes enredos previos (por
ejemplo, un matrimonio previo, hijos fuera del matrimonio, etc.), debes pensar en las implicaciones de lo que el
Señor dice. Busca el consejo pastoral de otros que tomarán estos pasajes bíblicos seriamente. Idealmente la
Iglesia debe tener una declaración acerca de cuando una persona es libre o no de casarse.

Cuarto, ¿Te ha dado Dios el don de la soltería?


La Biblia deja claro que Dios a veces llama gente a una vida fructífera de ministerio siendo soltera. Esta posibilidad
es discutida por dos famosos solteros, ¡Jesús y Pablo! (Véase Mateo 19:11-12; 1ª de Corintios 7:1-9 y 7:17-40).

Las personas solteras son capaces de comprometerse con devoción a los asuntos del reino de Dios sin ser
agravados por las responsabilidades hacia un esposo o esposa e hijos. El matrimonio tiene un costo: “Aquellos
que se casan enfrentarán problemas en esta vida,” como Pablo escribe en 1ª Corintios 7:28.

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Una persona soltera, usando su soltería de forma adecuada, tiene la flexibilidad y libertad de hacer cosas que una
persona casada no puede considerar. Recuerda, por más de mil años el Cristiano “ideal” ¡era el soltero! El
celibato, fue quizá sobrevalorado en la Iglesia medieval, hasta el deterioro del matrimonio. Pero en nuestra
sociedad la Iglesia usualmente se va hasta el otro extremo. Algunos de los ministerios más fructíferos en la Iglesia
contemporánea están basados en la libertad que la soltería provee.

John Stott, el reconocido autor Británico y predicador, ha tenido la libertad como soltero de ministrar a Cristianos
alrededor del mundo. En nuestra propia Iglesia local, vemos a los solteros particularmente capaces de satisfacer
necesidades difíciles de consejería, relacionarse con los adolescentes, dar tiempo a los pobres o refugiados,
ayudar a otros con la mudanza o la pintura de sus hogares o el cuidado infantil.

Una persona soltera puede tener el tiempo de ser voluntario en un hospital local o una casa de cuidaos o
involucrarse en una actividad política. La gente soltera con buenos trabajos es libre de muchas presiones
financieras que las familias sienten, y son libertados para la generosidad. Una sola persona que conocemos
incluso ha hecho una fundación con el propósito de donar un gran porcentaje de su salario.

Podría bien ser que tienes el don del matrimonio. En este caso prosperas al buscar establecer una familia.
¿Cuáles son tus dones y oportunidades ministeriales? ¿Qué tan fuerte es tu impulso sexual y qué también lo
tienes bajo control? ¿Qué tan importantes son los hijos para ti y qué te hace mejor? ¿Cuáles son las ventajas, así
como las desventajas, de permanecer soltero? ¿Cuáles serían unos de los “costos,” así como beneficios de
casarse?

El matrimonio es un gran regalo. No hay duda acerca de ello. Es un gozo tener un compañero íntimo de por
vida. Pero hay un peligro aquí. El matrimonio no es el regalo más grande, ni tampoco provee las más profundas
y seguras alegrías. “Gracias sean dadas a Dios por su indescriptible regalo” (2ª de Corintios 9:15). ¡Ese regalo
es Jesús, no tu novio o novia! No dejes que casarte se convierta en un ídolo.

Garantiza que Jesús es el primero en ambas vidas. Con Él como fundamento, disfrutarás construir una relación
de amor duradero con tu hermano o hermana en el Señor. Si el matrimonio es algo bueno, ha de ser construido
en un buen cimiento.
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Para discusión
1. Jesucristo es llamado “Salvador” y “Señor.” ¿Qué significa esto en tu vida?
2. ¿Cómo oras por el matrimonio? ¿Es algo como “Señor, dame un esposo o esposa y entonces estaré feliz? ¿O
es más como “Señor, ayúdame a ser una mejor persona, más valiosa para el matrimonio?
3. ¿Pretendes ser un Cristiano con la finalidad de encontrar esposo o esposa?
4. ¿Has hecho confesión pública de fe en una Iglesia que cree en la Biblia?
5. ¿Son ambos libres de enredos previos de matrimonios o relaciones pasadas?
6. ¿Tiene uno o ambos el don de la soltería? ¿Ayudaría el matrimonio o sería impedimento en su utilidad al Señor?

2 ¿Tienes Historial de Resolver los Problemas Bíblicamente?


Los problemas llegan a cada relación. ¿Cómo los manejas? Esto puede ser una pregunta aún más complicada
que la primera.

Dado que todos somos pecadores con problemas, ninguno de nosotros tiene un historial perfecto en esto. Si eres
honesto, responderás “Algunas veces” o “No.” La clave no está en la perfección. ¿Se está volviendo tu “No” en
“Algunas veces” y está tu “Algunas veces” convirtiéndose en un “Cada vez más veces”? ¿Es acaso un “Sí”
incremental? Este asunto se concentra en tu madurez.

¿Actúas como un adulto piadoso o como un niño egoísta cuando enfrentas los problemas, desacuerdos,
malentendidos, decepciones, decisiones o pruebas? El matrimonio no es para niños.

El asunto de tu madurez consta de tres partes.


1. ¿Sabes resolver los problemas bíblicamente?
2. ¿Los resuelves de esa manera?
3. Si no, ¿dónde necesitas hacer cambios y crecer?

En Mateo 7:24-27 Jesús dice, “Cualquiera que escucha estas palabras y las pone en práctica es como un hombre
sabio que construyó su casa en una roca. La lluvia descendió, las corrientes acrecentaron, los vientos soplaron y
golpearon contra la casa; aun así no cayó, porque tenía su fundamento en una roca.” Jesús habla de conocer
Sus palabras, la Biblia. Pero eso, por supuesto, no es suficiente. Él habla de ponerlas en práctica. Los problemas
vendrán, pero si aprendes a enfrentarlos a Su manera, Él promete que te mantendrás firme.

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Primero, ¿Sabes cómo resolver los problemas bíblicamente?
¿Eres una persona sabia? Una persona madura es capaz de pensar acerca de la vida, sus problemas en relación
con el Señor y Su Palabra.

Una pareja comprometida no puede anticipar cada problema, claro está. Pero, ¿tienes una noción general de
cómo la Biblia habla prácticamente acerca de las áreas principales de la vida: compromiso, comunicación, perdón
el uno al otro, enfrentando la adversidad, relaciones sexuales, crianza de hijos, finanzas, etc.?

Una pareja que ha estado casada por quince años vino por consejería por problemas maritales severos. Después
de varias sesiones, la esposa tímidamente reconoció que nunca antes había pensado acerca del hecho que supone
que ¡ella debe tener como prioridad a su esposo en su vida! Se había casado sin el entendimiento de lo que la
Biblia dice acerca de la naturaleza del compromiso en el matrimonio. Muchos años en dolor, soledad, y
malentendidos pudieron ser prevenidos si hubieran comenzado conociendo la manera del Señor para construir un
matrimonio gozoso y sólido,

Segundo, ¿Haces lo que la Biblia dice?


Esto hace a un lado el área de la teoría y te hace revisar ¡lo que realmente haces! ¿Cuál es tu camino usual para
enfrentar los problemas? El fracaso en resolver los problemas bíblicamente se muestra de muchas formas obvias.
¿Eres un abusador (bully)? ¿Manipulas? ¿Evitas enfrentar los problemas? ¿Dejas de lado cosas hasta que las
olvidas? ¿Ignoras los asuntos pretendiendo que todo está bien? ¿Guardas resentimientos? ¿Eres malhumorado?
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¿Buscas quitarte la culpa echándola sobre alguien más apuntando a otros o a las circunstancias? ¿Sigues
haciendo cosas que la Biblia dice que están mal?

¿O es que has aprendido las habilidades básicas de cómo resolver problemas? ¿Las traes a la mesa y las hablas?
¿Tienes que ir a Cristo por ayuda? ¿Tomas el tiempo para pensar qué es lo correcto por hacer? ¿Pides perdón
por la parte que te corresponde del problema sin importar si la otra persona contribuyó? ¿Te esfuerzas por
perdonar? ¿Oran juntos? ¿Después de que han perdonado, dejan que el pasado se aleje y expresan amor el uno
al otro de nueva cuenta? ¿Mantienes las líneas de comunicación abiertas todo el tiempo para prevenir que los
problemas se desarrollen?

Si un jardinero eventualmente quiere cosechar vegetales frescos, él o ella necesitan semillas, fertilizante, un
azadón, y una regadera. Si un compañero en matrimonio eventualmente quiere disfrutar de las bendiciones en
matrimonio él o ella necesitan capacidades en la resolución de problemas y construcción de honestidad y
confianza.

Tercero, ¿Dónde necesitas cambiar o crecer para convertirte en una persona más sabia?
Si no tienes un historial de resolver los problemas de manera bíblica, no significa que deberías inmediatamente
terminar con la amistad. Pero significa que la bandera de advertencia se levantó, y necesitan trabajar juntos y de
consejería previa al compromiso pre-marital en las áreas de problema.

Somos muy serios acerca de esto. ¿Hay patrones de pecado en sus vidas? ¿Están tentando el uno al otro
sexualmente? ¿Son críticos o crueles el uno al otro verbal o físicamente? ¿Mientes? ¿Estás poniendo fachadas y
ocultando áreas de tu pasado o presente? ¿Gastas dinero impulsivamente? ¿Eres amargo para con tus padres?
¿Tienes miedos extremos? En términos sencillos, ¿has tratado con tus propios pecados y los pecados de otros en
tu contra?

Necesitas ser honesto contigo y con tu prometido/da potencial, encarando estas cosas a la luz de la misericordia
y gracia de Jesucristo. Estas son áreas en las que crecemos. Si no hay crecimiento, y en lugar de ello los
problemas continúan sin resolver con una o ambas partes, entonces no debes casarte. No estamos hablando de
perfección, ¿Quién entonces se casaría?, pero sí de progreso significativo en la correcta dirección. Recuerda los
filtros de aceite: “Me puedes pagar ahora, o págame (mucho más) después.”

¿Por qué nos preocupa tanto esto?


Los patrones de los problemas no se alejan cuando te casas. En lugar de ello, se agravan, y las dolorosas
consecuencias se multiplican. Por ejemplo, un hombre soltero con un problema de temperamento puede ser
molesto o detestable a sus amigos. Pero será temible y peligroso para su esposa e hijos. Si el temperamento
es tratado antes del compromiso, el dolor y angustia serán evadidas. Un hombre que ha aprendido que su voluntad
no es dios, que ha aprendido a ser honesto y enseñorearse de sus pecados, y que está creciendo en auto-control
hará un esposo con el que valga la pena casarse.
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Hemos pintado hasta ahora, el lado oscuro. También hay un lado hermoso que acompaña un honesto “Sí” a la
pregunta, ¿tienes historial de resolver los problemas bíblicamente?

Los patrones positivos también se conservan cuando estás casado. Si han encarado incluso pequeños momentos
difíciles juntos y aun así han visto honestidad, compasión, amabilidad, paciencia, y crecimiento de la confianza
entre ustedes, entonces tienes una razón por la que esperar que el Espíritu de Dios continúe trabajando estos
frutos en sus vidas.

Necesitamos enfatizar otros dos aspectos del crecimiento en la madurez Cristiana. Primero, ¿cómo es su vida de
oración individualmente y juntos? ¿No hay oración? ¿No hay dependencia? ¿Oraciones egocéntricas? Dios es el
chico mensajero. ¿Oración genuina? “Benditos los pobre en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.”
¿Han aprendido a buscar el rostro de Dios juntos? ¿Están pidiéndole a Dios que haga Su Reino el centro
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organizacional de sus vidas? Pídanle que bendiga su relación, sea que acabe en matrimonio o no. Pídanle que
les dé sabiduría y gracia para decidir si deben o no casarse.

El segundo asunto clave tiene que ver con la moralidad sexual como una pareja que no se ha casado. Las parejas
que están saliendo comúnmente pecan uno contra otro sexualmente. La pregunta recurrente, ¿qué tan lejos
podemos llegar antes de pecar?,” no es difícil de contestar. ¿Qué expresiones de afecto serían apropiadas para
expresar a tu propia hermana o hermano? A los ojos de Dios solo hay dos tipos básicos de relaciones amorosas
entre hombre y mujer. Casi todos los miembros del sexo opuesto deben ser considerados como tu “familia” y
amados en formas apropiadas a la familia; eso es, no sexualmente. Solo una persona, tu esposo o esposa, puede
estar en la otra categoría, “cónyuge.” Con esta persona Dios se deleita en llamarte a amar en maneras apropiadas
de la relación de una sola carne; eso es, sexualmente. ¡De hecho Él lo manda así, Proverbios 5:18f! En otras
palabras, todas las mujeres excepto una, tu esposa, están en la categoría de madre, abuela, hermana, hija. Tu
novia o prometida es una “hermana” antes de cualquier otra cosa y debe ser tratada como tal. Todos los hombres,
excepto uno, tu esposo, están en la categoría de padre, abuelo, hermano, hijo. Tu novio o prometido es un
“hermano.” Cualquier cosa que sexualiza esa relación familiar viola el amor.

La pregunta, “¿Qué tan lejos puedo llegar?,” es en realidad la pregunta equivocada en su totalidad. En lugar de
ello deberías preguntar, “¿Cómo podemos honrar, respetar y animar la pureza el uno del otro y no tentarnos a
pecar? Si son capaces de amarse el uno al otro en esta área antes de casarse, el fundamento para una sexualidad
marital gozosa y de confianza será fuerte, y estarán preparados para las temporadas de abstinencia que
necesariamente surgen en ocasiones dentro del matrimonio.

Ninguno tiene un matrimonio libre de problemas. Pero queremos que tú y tu potencial cónyuge tengan la confianza
de que serán capaces de encarar y resolver sus problemas. Esto trae una libertad en su compromiso el uno al
otro que es gozoso más allá de las palabras. Imaginen ser capaces de prometer, “Hasta que la muerte nos
separe,” sabiendo que por la gracia de Dios tienen lo que se necesita para hacer que se cumpla. La pareja con
historial de resolver los problemas bíblicamente puede hacer esta promesa. Jesucristo está activo en sus vidas,
y ellos atentos a Su voz en las penurias de la vida.

Para Discusión
1. Enlista tres problemas o desacuerdos que has enfrentado en el pasado. Discutan cómo es que los resolvieron.
2. Enlista tres problemas que ahora enfrentan, y discutan como proponen resolverlos bíblicamente.
3. Estudien juntos Gálatas 5:13-6:10. En sus vidas, ¿dónde identifican tendencias pecaminosas? ¿Dónde
encuentran amor?
4. Discutan acerca de su oración y vida devocional. ¿Cómo es individualmente? ¿Cómo es en pareja?
5. Discutan cómo es que se amenazan sexualmente el uno al otro. Lean 1ª a Timoteo 5:1-2, e identifiquen como
todas las relaciones no-maritales se caracterizan en términos familiares. Identifiquen la exhortación particular a
Timoteo, un hombre soltero, de tratar a las mujeres más jóvenes “como hermanas, con toda pureza.” ¿Necesitan
buscar el perdón el uno el otro y redefinir las líneas de acuerdo al amor en lugar de hacerlo de acuerdo al deseo?

3. ¿Están Encaminados en la Misma Dirección en la Vida?


Cuando la Biblia habla de matrimonio, habla cuatro veces de “dejará y se unirá.” Dejará significa que no estás ya
atado a la dirección puesta por tus padres y tu vida de soltero. Se unirá significa que decides moverte en la misma
dirección que tu cónyuge.

Es verdad que nunca habrá un total acuerdo y uniformidad entre dos personas. Después de todo, no te estás
casando contigo mismo sino ¡alguien que te complementará! No estamos defendiendo el argumento de la noción
secular de “compatibilidad,” diciendo que ambos tienen que salir del mismo molde. Dos personas muy diferentes
pueden tener un matrimonio maravilloso. Pero existen tipos básicos de acuerdo, a los que hombre y mujer deben
llegar con el afán de unirse el uno al otro.

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Esto te convoca a realizar una valoración realista de sus similitudes y diferencias, y tomar decisiones realistas y
planes acerca del futuro. Jesús dice que debemos contabilizar el costo de nuestras decisiones (Lucas 14:28-29).
Amós dice, “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo? (Amós 3:3 / RV1960). Lo que sugerimos a
cualquier pareja contemplando el matrimonio es que se hagan las preguntas de “Dejará y Se Unirá” a ellos mismos.
Véanse el uno al otro real y objetivamente.

Preguntas del “Dejará”


¿Estás dispuesto a romper los lazos emocionales con tus padres? Fallar en hacerlo así, nos lleva a
problemas tales como: el hombre que visita a su madre cada día antes de regresar a casa con su esposa; el
hombre que no defiende a su esposa en contra del criticismo de sus padres; la mujer que insiste en que todas las
vacaciones se tomen con sus padres; la mujer que “va a casa con su madre” por teléfono o visita a la primer señal
de dificultad. Dejar a los padres significa que formarás una nueva unidad familiar.

¿Estás dispuesto a romper los lazos financieros con tus padres? ¿Están tomando la responsabilidad de
cuidarse entre ustedes y pagar a su manera?

¿Están dispuestos a romper los lazos emocionales con los amigos y la vida de soltería? El hombre no puede
salir tres noches seguidas a la semana con los chicos. La mujer no puede hacer de su mejor amiga la fuente de
toda su satisfacción emocional y espiritual.

¿Están dispuestos a romper los lazos con su trabajo? En nuestro mundo dirigido por la carrera profesional,
¿entiendes que tu cónyuge está antes que tu trabajo; y que no te puedes negar a tu cónyuge por el bien del trabajo
o del estudio?

¿Están dispuestos a romper con el derecho de la persona soltera de tomar decisiones independientes,
mantener su propio consejo, ir y venir como les plazca, y mantener el grado de privacidad que elijan?
Elegir el “dejará” es elegir volverse “una sola carne” con la otra persona. Abres tu vida. Tomas decisiones
conjuntas. 1ª de Corintios 7 enseña que hay un costo, pérdida de la libertad individual, en ganar la intimidad y
compañía del matrimonio.

Obviamente cada una de estas preguntas difíciles tiene que ser apropiadamente balanceada. En cada una de
estas preguntas no queremos usar el sentido absoluto de “romper.” En lugar de ello necesitas fundamentalmente
re-organizar tus prioridades, valores, y compromisos con tu cónyuge en el centro. Ciertamente, amarás a tus
padres; hay maneras apropiadas de amar a tus padres; habrá también maneras apropiadas en las que tus padres
te ayuden; no ignorarás a tus amigos; irás a trabajar; seguirás siendo un individuo. Pero en cada caso hay una
re-definición del lugar que estas cosas toman en tu vida.

Preguntas del “Se Unirán”


¿A dónde vas en tu vida? ¿Cuáles son tus dones y tus intereses ministeriales? ¿Qué estás haciendo en tu vida
para servir al Señor? ¿Pueden caminar juntos con alegría? ¿Qué tipo de trabajo tienes o esperas tener?

¿Cuál es su estilo de vida base? ¿Qué horario cumples en el trabajo y qué hábitos de trabajo tienes? ¿Cómo te
gusta gastar el tiempo libre o de recreación? ¿Cómo usas tu tiempo los sábados? ¿A qué hora te vas a dormir y a
qué hora te levantas? ¿Cuánta televisión ves, una hora a la semana o 4 horas por la noche? ¿Qué tipo de comida
te gusta, estás obsesionado con lo saludable o eres un adicto de la comida chatarra? ¿Cómo usas el día del Señor?
(Será 1/7 de toda tu vida) ¿Tienen cosas que disfruten hacer juntos?

¿Qué nivel de expectativas financieras y materiales tienes? ¿Cómo es manejado el dinero? ¿Cuánto
porcentaje de tu dinero estás dando actualmente al Señor? ¿Qué tipo de vecindario anticipan para vivir, una casa
localizada en el centro de la ciudad, o una mansión sub-urbana? ¿Qué ubicación geográfica, Uganda, o Vermont
o Nueva York?

¿Qué nivel y tipo de involucramiento en la Iglesia deseas? ¿Irás a la Iglesia una vez a la semana o gastarás 4
noches a la semana en actividades de la Iglesia? ¿Cuánto tiempo gastas devocionalmente?
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¿Están básicamente de acuerdo en la teología? ¿Cómo ves la autoridad de la Escritura?, el Calvinismo, el


Movimiento Carismático, el Bautismo, la Escatología, etc.

¿Cuáles son sus puntos de vista y actitudes hacia los roles del hombre y la mujer, esposo y esposa?
¿Trabajarán ambos? ¿Cómo deben tomarse las decisiones?

¿Cuántos hijos quieren? ¿Ninguno? ¿Dos? ¿Entre más, mejor? ¿Cómo deben los hijos ser disciplinados?
¿Cuáles son las “ofensas disciplinables”? ¿Qué hace cada quien con los hijos?

¿Qué tan seguido visitarán a sus padres? ¿Dónde te agrada pasar las vacaciones? ¿Cuánto harás con otros
amigos en lugar del uno con el otro?

Este es un ejemplar de los tipos de preguntas que creemos las parejas que se encuentran contemplando el
matrimonio deberían preguntarse así mismas. ¡Quizá puedas pensar en otras!

Lo diremos nuevamente, ¿Están encaminados en la misma dirección en sus vidas? Algunas veces es una pregunta
que difícilmente las parejas jóvenes toman enserio. Es fácil decir, “Sí, sí, vamos en la misma dirección; ya veremos
cómo hacerle.” Pero la dirección actual es el mejor predictor del futuro.

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Den un paso hacia atrás, y tomen una buena, y realista mirada a ustedes mismos. Por un lado, ¿hay alguna
“bandera roja” levantada que indique que alguno de estos asuntos importantes no ha sido resuelto en ti o la otra
persona? ¡Resistan la tentación de ignorar estas preguntas! Por otro lado, ¿hay alguna “bandera verde” levantada
indicando que sus vidas de hecho están moviéndose más y más en la misma dirección? Si su respuesta es “Si”,
¡Anímense! Los votos del matrimonio pueden ser hechos con gran gozo cuando están confiados de que ambos
están “dejando” y “uniéndose” juntos por el resto de sus vidas.

Para Discutir
Platiquen a través de las preguntas anteriores.

4. ¿Qué Piensan Otros que les Conocen Bien Acerca de Su Relación?


Decidir casarse es una de las más importantes decisiones que jamás harás. Estar casado afectará el resto de tu
vida aquí en la tierra. Serías un tonto al comprar una casa sin que antes alguien que conoce de casas haya
revisado la casa estructuralmente por ti. Pero, desafortunadamente, mucha gente ni siquiera toma el simple paso
de pedir por un consejo informado acerca de con quién casarse.

Repetidamente no nos vemos tan bien como otras personas nos ven a nosotros. Y algunas veces estamos tan
deslumbraos con una persona que no podemos ver la pinturas completa.

Mientras que no dejamos que otros tomen decisiones por nosotros, la Biblia deja en claro que no debemos ser
“llaneros solitarios” que dependen solamente en sí mismos por sabiduría. Dos (o tres, o cuatro, o más…) cabezas
son mejores que una. Proverbios 15:22 dice, “Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; Mas en la
multitud de consejeros se afirman.” Romanos 15:14 nos dice que como crezcamos en el conocimiento de Dios
nos volvemos “competentes para aconsejarnos” unos a otros.

Puede ser duro el balance del hecho de que necesitas el consejo de otros mientras que al mismo tiempo debes
ser tu quien toma la final decisión. Usualmente vemos tres tipos de personas con respecto a este asunto.

Primero, está el que es demasiado independiente “El Llanero Solitario” que se opone a cualquier contribución o
consejo de otros. Él dice, “Yo tomo mis propias decisiones.”
Traducción: The Journal of Biblical Counseling Volume 14 Number 3
Should We Get Married? Five “Pre-Engamenent” Questions to Ask Yourselves
Traducido por: AbrahamJ. Hernández V.

Segundo, repetidamente vemos al demasiado dependiente “esclavo de las opiniones de los demás” que vela
porque otros tomen la decisión por él. Él dice implícitamente, “Tú decide por mí.” Tal persona es movida de
arriba abajo por las varias opiniones de los demás, y además está asustado de tomar decisiones.

El tercer tipo de persona, la “bíblicamente libre” es capaz de usar el consejo de buena manera. Estas personas
están seguras de que la decisión al final es de ellos. Pero también están conscientes de que están limitados y
son falibles. Reconocen su necesidad de Cristo y de otros. Así que son libres de invitar cualquiera y todo consejo
que pueda ayudarles a tomar una sabia decisión.

¿A quién debo pedir consejo? No estamos diciendo, “Habla con tu estilista y si él te da la luz verde, adelante.”
Elije bien quien te aconseja. Deberías buscar por estas cuatro características.

Primero, pregúntales a personas que te conocen. Personas que te han visto a ti y a tu potencial compañero o
compañera en acción pueden realizar observaciones de gran ayuda.

Segundo, pregunta a personas que conocen qué es lo que hace que un matrimonio funcione. Elije personas que
son experimentadas, “más viejas y sabias” de lo que eres, cuyas opiniones y sabiduría respetas. Incluso personas
que no son Cristianas, padres, familiares, amigos de la familia, un compañero de cuarto del colegio, un colega del
trabajo, o jefe, pueden tener perspectivas que podría valer la pena considerar.

Tercero, pregunta a personas que te ayudarán a ver el matrimonio desde una perspectiva Cristiana. Tu Pastor,
un anciano de tu Iglesia, uno de los líderes de la congregación y amigos Cristianos sabios pueden ayudarte a
pensar bíblicamente acerca de lo que casarse involucra. Tener consejería previa al compromiso pre-marital es
de extrema importancia, sea que se haga informal o formalmente.

Cuarto, pregunta a tus padres. Ellos te conocen. Ellos han vivido más que tú. A ellos les importa lo que te pase.

Debemos dar otro detalle acerca de hablar con tus padres. Muchos jóvenes adultos tienen una relación tensa con
sus padres. Quizá en la niñez o adolescencia desarrollaste un patrón de ignorar o despreciar el consejo o las
ideas de tus padres. O quizá uno o ambos padres pecaron en tu contra por el criticismo, abuso físico, divorcio, u
otras conductas impías. Hay ahora una distancia entre tú y tus padres. En esta etapa de la vida, como prevés
casarte, tienes la maravillosa oportunidad de tratar de hablar profundamente con tus padres, escuchar sus ideas,
mostrar respeto, para tomarles en serio.

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Atar los cabos sueltos de tu pasado ayuda a garantizar que no llevarás “equipaje emocional” al nuevo matrimonio.
La reconciliación con tus padres facilitará la entrada de tu cónyuge en tu familia. Tu cónyuge no tendrá que sufrir
las tensiones y los hilos de tu pasado.

Habrá algunos casos donde tal reconciliación es imposible, pero tal situación es una que amerita ferviente oración
y una discusión franca. Sin embargo, en la mayoría de los casos hemos atestiguado lo opuesto. Ambos padres
y el hijo experimentan una nueva cercanía y respeto adulto a adulto. Las paredes de la desconfianza y dolor en
ambos lados se derriten por el efecto del nuevo amor y entendimiento. El matrimonio entonces se convierte en
una ocasión para “entregar a la novia” con gran gozo. Ve humildemente a tus padres. Dios tiene distintas buenas
dádivas para Sus hijos, y curar la “brecha generacional” es una de ellas.

¿Cómo deberías de sopesar el consejo que has recibido? Mucho del mejor consejo que recibirás no viene en la
forma directa del consejo pero en lugar de ello ayuda clarificar los problemas delante de ti. Te ayuda a entender
de manera más precisa tus motivos, reservas, y objetivos. Buscar consejo no es lo mismo que considerar los
resultados de las encuestas Gallup, “7 de cada 12 personas dicen que debería casarme con Sue, así que lo haré.”
Más bien, buscas la retroalimentación de otros para informar acerca de cuál será tu decisión, una decisión que
quieres hacer sabiamente.
Traducción: The Journal of Biblical Counseling Volume 14 Number 3
Should We Get Married? Five “Pre-Engamenent” Questions to Ask Yourselves
Traducido por: AbrahamJ. Hernández V.

A veces alguien podrá plantear alguna duda u objeción inapropiadamente, o podría quizá presionarte a que lo
hagas. Quizá no podrás darle gusto a todos. Las preguntas que la gente haga quizá sean injustas; críticas
también injustas; opiniones podrán ser intolerantes; quizá seas presionado a continuar o a esperar por malas
razones.

Existe mucho mal consejo alrededor. Puede decir “adelante” por malas razones: “Ella es linda.” “Él será rico.”
“El Señor me ha dicho que debes casarte con Él / Ella.” Puede decir, “No prosigas” por malas razones: “Perderás
tu vida de soltero y estarás atado.” “Ella no es Lituana como tú lo eres.” “Tengo un mal presentimiento acerca
de esto.” Quieres sopesar las razones que la gente te da para cualquiera que sea el curso que ellos piensan es
el mejor.

También se pueden tener buenos consejos. Un buen consejo te ayuda a que cuidadosamente y a través de la
oración pienses a través de la decisión. Descarta si es que tus razones principales para casarte son auto-
enfocadas o si sabes cómo comprometerte a amar a alguien más. El buen consejo te ayuda a identificar las áreas
de potencial problema y trabajar ahora en ellas antes de que estés tan comprometido que retroceder sea una
vergüenza.

El buen consejo te ayuda a conocer que puedes resolver problemas de manera bíblica y enfrentar las dificultades.
Les ayuda a reconocer si se están moviendo en la misma dirección. El buen consejo ayuda a ver tus fortalezas y
la fuerza de Cristo, además de darte la seguridad de entrar en el matrimonio con gozo y optimismo.

“El camino del necio es derecho en su opinión; Mas el que obedece al consejo es sabio” (Proverbios 12:15 /
RV1960). ¿Qué piensan los aquellos que te conocen bien acerca de tu relación? ¿Qué piensan ellos de tu
madurez? ¿Acerca de tus planes y metas? No seas demasiado orgulloso o tímido para pedir ayuda.

Para Discutir
1. ¿A quién podemos involucrar y que nos sea de ayuda? Hagan una lista.
2. ¿Cómo podemos agendar tiempos con estas personas?

5. ¿Quieres Casarte con esta Persona? ¿Están Dispuestos a Aceptarse el Uno al Otro Tal
y Cual Son?
La Biblia nos dice que la decisión de casarse es una que nosotros tomamos. Las preguntas finales que deberían
hacerse así mismos son, “¿Quiero casarme con esta persona?” y “¿Quiere esta persona casarse conmigo?”

A veces la gente piensa que este tipo de pregunta no es espiritual, como si Dios tuviera que revelar milagrosa y
místicamente si debes casarte y con quién. ¡El matrimonio es un milagro! ¡Y Dios si dirige a los suyos! Pero Él
dirige al darnos sabiduría y permitiéndonos tomar decisiones reales. Casarse es tu decisión. Tú eres quien
afirmará los votos y quien dirá “Si, acepto.” Nadie, y ninguna “guía” pueden restringir u obligarte a hacer estos
votos.

Igualmente, debes respetar la integridad del derecho y responsabilidad de la otra persona en tomar su decisión
acerca de ti. No somos robots o mascotas el uno del otro, o incluso del Espíritu Santo. Somos hijos que viven
por fe, quienes tienen un Pastor y Padre tanto tierno como personal. Tomamos decisiones basados en la sabiduría
bíblica. Las preguntas que nos hemos estado haciendo presuponen que tú serás quien esté haciendo el
compromiso final.

Resaltamos este factor de la decisión personal porque hemos visto a personas tan confundidas y dirigidas a un
matrimonio sin garantía porque se les ha dicho, “Yo sé que es la voluntad de Dios para ti que te cases,” o porque
sus padres o alguien más de aquellos a quienes respetan los presionaron. Hemos visto también personas
paralizadas con indecisión porque han sido enseñados que necesitan una señal especial para confirmar si deben
o no casarse. La primera de las 4 preguntas que hicimos tiene el propósito de garantizar que no te apresurarás
solo porque lo quieres así. Sin embargo, hay un lugar especial para preguntarte, “¿En realidad quiero casarme?”

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Traducción: The Journal of Biblical Counseling Volume 14 Number 3
Should We Get Married? Five “Pre-Engamenent” Questions to Ask Yourselves
Traducido por: AbrahamJ. Hernández V.

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1ª de Corintios 7:25-40 es el pasaje más largo en la Biblia que explícitamente habla de cómo la gente decide
casarse. Está lleno de frases como: “Debería hacer como quiere, no está pecando”; “El hombre que se ha decidido
en su propiamente, el cual no está bajo ninguna compulsión sino que tiene control de su propia voluntad, y se ha
decidido”; “Ella es libre de casarse con quien ella desee, pero debe pertenecer al Señor.”

¿Podría ser más claro que esto? Dios espera que tú tomes la decisión. Y Dios promete bendecirte a ti y cumplirá
Su voluntad en tu vida a través de tus decisiones.

Hemos conocido parejas que fueron a través de las primeras 4 preguntas, y todo el proceso parecía ir a “máxima
velocidad hacia adelante.” Cuando llegamos hasta esta pregunta, sin embargo, después de una privada, pero
solícita reflexión, una persona ha dicho, “En realidad no me quiero casar aún.” La única razón por la que llegamos
tan lejos era que “Mi mamá en realidad quiere que me case” o “Tuvimos relaciones sexuales y me sentí culpable
y obligado, como si estuviéramos casados ya” o “Todos dicen que nos vemos muy bien juntos y que fuimos hechos
el uno para el otro, pero…” o “He tenido miedo de que si dejo pasar esta oportunidad quizá nunca más tenga otra.”

Miedo, culpa, presión social o un sentido retorcido del destino no son razones para casarse. Es importante traer
a la superficie cualquier reserva que puedas sentir. A veces las reservas se pueden tratar de tal manera que te
vuelvas capaz de decir “sí” con un corazón entero. Algunas veces las reservas simplemente se mantienen como
una razón para decir “no.” Es mucho mejor decir “no” antes del compromiso que decir después de veinte años de
matrimonio, “Fui al altar con dudas secretas, y he vivido con remordimientos desde entonces.”

En lugar de albergar reservas secretas, quieres dar un “Sí” de corazón. Jesús dice, “Que tú ‘sí’ sea ‘sí’ y tú ‘no’
sea ‘no’” (Mateo 5:37).

El tiempo para decidir si quieres o no casarte es antes de tu compromiso. Hemos escrito estas cinco preguntas
para ser parte de la meditación y consejería previo al compromiso de un hombre y una mujer que se han hecho
amigos y deciden traer el tema del matrimonio a discusión. Muy seguido en nuestra cultura, sin embargo, el
compromiso es visto como un periodo de prueba donde “aún estoy decidiendo.”

Para estar seguros, el compromiso pre-marital no significa que estás casado o tu decisión sea irreversible. Sin
embargo, ver este compromiso como un periodo de prueba es incluso un poco tonto. Muchas parejas pudieron
haber evitado el dolor y la vergüenza de compromisos rotos si se hubieran honestamente cuestionado con estas
preguntas al principio. Quieres que tu tiempo de compromiso pre-marital sea un tiempo de creciente gozo y
anhelada anticipación en lo que van tomando decisiones y hacen planes juntos.

Las reservas no son las únicas cosas que deben ser traídas a la superficie. Recuerda, tu ¡“Sí” es para una
persona, no una “mujer de fantasía” o para “el hombre que espero en el que se convierta”! Pregúntate, “¿Estoy
dispuesto a aceptar a esta persona tal cual es? ¿Quiero casarme con esta persona?” Asegúrate de no llegar al
matrimonio con una agenda escondida, esperando el cambio de la otra persona una vez que se casen. ¿Estás
dando el “Sí” a una persona real, con debilidades así como fortalezas, pecados como también dones?

Es liberador decir “Sí” de manera genuina. Por lo tanto, te urgimos a que tomes el tiempo para buscar en tu
corazón y orar al Señor. “Gozaos en el Señor siempre. Otra vez lo digo: ¡Gozaos!...En todo, mediante la oración
y petición, con acción de gracias, presenten sus peticiones a Dios (Filipenses 4:4-6). Usa este tiempo para
deleitarte en el Señor. Limpien sus motivos, y pónganlo a Él primero en sus vida. Estén quietos delante de Él,
buscando de Su Sabiduría. Derramen sus corazones. Pidan Su Bendición.

Quizá deban apartar un día para ayunar y orar especialmente más allá de los tiempos normales que tienes de
oración. Mediten. Háganse preguntas. Ponderen las implicaciones de tu decisión.

En este fundamento toma tu decisión, confiando en la bondad del Señor para con Sus hijos. “Porque yo sé los
pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que
esperáis (Jeremías 29:11 / RV1960).
Traducción: The Journal of Biblical Counseling Volume 14 Number 3
Should We Get Married? Five “Pre-Engamenent” Questions to Ask Yourselves
Traducido por: AbrahamJ. Hernández V.

Para Reflexión Personal


1. ¿Quieres casarte con esta persona?
2. ¿Estás dispuesto a aceptar esta persona tal y cual es?

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Conclusión
El matrimonio es uno de los más grandes regalos de Dios para la humanidad. La unión del novio y la novia es
justamente uno de los supremos símbolos del gozo. Oramos porque Dios dirija a muchos de ustedes a
experimentar este gozo.

El tiempo que gastas en reflexionar y discutir las preguntas que hemos levantado es tiempo que será bien gastado.
Esto es más que ir a través de “una lista de revisión.” Será un tiempo de descubrimiento de la otra persona que
te permitirá crecer en el amor por ellas. Estás invirtiendo tiempo en tu gozo futuro. La Biblia dice, “La piedad es
de gran valor, tanto para la vida presente como la venidera” (1ª a Timoteo 4:8). Cada una de estas preguntas te
ayudará a crecer en piedad, en pensar de manera precisa y vivir preparado. Pensarás acerca del matrimonio con
el Dios viviente, que dio a Su amado Hijo Jesús para convertirse en tu esposo, en el centro de tus pensamientos.

Algún día la muerte les separará a ti y a tu cónyuge. Pero serás preparado incluso para ello. Tendrás tu gozo
firmemente puesto en la vida venidera. Si Cristo está en el centro de tu vida y matrimonio ahora, entonces incluso
el matrimonio en sí no será tu objetivo en la vida. En las dificultades, incluso la muerte, tendrás los recursos de la
esperanza, fortaleza, y el ánimo.

¿Puedes palpar que hay alguien que amarás aún más que tu esposo o tú esposa? Jesús dijo, “Si alguno viene a
mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no
puede ser mi discípulo” (Lucas 14:26)

Quizá pienses, esta es una forma curiosa para que terminemos esta discusión acerca de ¡si debes o no casarte!
Pero escucha a Cristo. Jesús ama Su novia con una intensidad y profundidad que no se equipara (véase Efesios
5:2 y 5:25 así como Apocalipsis 19:6-9) Un discípulo de Jesús es alguien aprendiendo cómo amar en la misma
forma. Si amas a Jesucristo más que a tu esposa o tu esposo, aprenderás a amar a tu cónyuge con algo de Su
intensidad y profundidad. Esta es una de las hermosas paradojas de la verdad bíblica. Si amas y quieres a tu
cónyuge más que nada, acabarás egoísta, temeroso, amargado, o desilusionado. Si amas a Jesús más que nada,
amarás y disfrutarás a tu cónyuge. ¡Serás alguien que con el que valga la pena casarse! Y eso, después de todo
es la más grande pregunta de todas. ¿Serás la fuente de alegría de otro? Con la ayuda de Jesús… ¡SÍ!

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