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INSTITUCIÓN EDUCATIVA JOSÉ HORACIO BETANCUR

Guía de aprendizaje - Nodo: Expresión y Comunicación GRADO:


Semana Del 03 al 21 de mayo 2021 11°
Docentes: Diana Andrea Valencia, Nidia Acosta, J.Dairon Moreno H.
Juan Barrios y Johana Orozco Rivera

Estudiante:

INSTRUCCIONES GENERALES
Este trabajo está construido bajo la metodología de secuencia didáctica, pues esperamos que cada una de estas
guías te permita avanzar y profundizar más en algunos de los conceptos que ya hemos venido trabajando.
Recuerda que esta guía no es para desarrollarla en un día, sino en cinco, de lunes a viernes, en el horario de
12:00 a 6:00 p.m.
Se pide a los padres de familia y cuidadores de los estudiantes, realizar apoyo y acompañamiento permanente
con paciencia y amor.

“QUERIDOS ESTUDIANTES, BIENVENIDOS A ESTE ESPACIO DE APRENDIZAJE”


Durante el desarrollo de la guía vas a leer, comprender, investigar y construir.
Lo primero que debes hacer es leer con mucha atención el texto.

Propósitos: Evidenciar en tiempos de pandemia la unidad familiar en torno a las diferentes actividades que
pueden entrar a desarrollarse en las áreas de artística, educación física, Castellano, Inglés y media técnica de
manera transversal; buscando con esto generar en el estudiante una comprensión frente a la unidad académica
a través del conocimiento impartido en las áreas anteriormente mencionadas y generando también mayor
estabilidad emocional en nuestra comunidad educativa a la hora de asumir con responsabilidad la entrega de
dichas actividades. “Porque menos, es más”.

PRIMER MOMENTO: LEO

EL CADAVER
Quien diga que un cadáver no puede
atormentarlo, no sabe de qué habla.

Esa noche todo parecía quieto en la


ciudad. Conducías en silencio, pensando
en lo que dejaste sin resolver en la oficina
y en lo que aún te quedaba por delante en
la semana: tu madre, el trabajo, Silvia. Las
calles eran sólo para ti, pocos autos
estorbaban así que, despreocupado,
pasaste de largo varios semáforos en rojo.
El alumbrado eléctrico parecía venido de
otro plano y se dejaba caer sin ganas sobre
el asfalto. Entonces, alguien apareció
como un fantasma. Pisaste los frenos con
todas tus fuerzas, pero ese cuerpo golpeó el parabrisas, dejó una telaraña de fisuras y rebotó a orillas de la calle.
Tus oídos se llenaron de aire. Por un momento dejaste de respirar. Tragaste saliva, cerraste los ojos. Cuando los
abriste, pudiste ver el cuerpo tirado en una acera. De inmediato te bajaste del auto y un perro callejero se acercó,
ladrando desesperado. Alrededor del cuerpo varias bolsas de supermercado se desparramaron sin ningún orden.
Caminaste hacia el cadáver que estaba retorcido en una postura asimétrica y sólo pudiste ver la mitad de su
rostro: el lado izquierdo de la cabeza estaba destrozado y un charco de sangre crecía a su alrededor. Le hablaste,
aunque sabías que no te iba a responder. Incluso lo moviste con el pie. Pasaste varios minutos a su lado, atónito,
mientras el perro ladraba a tus espaldas. El animal se acercó al cuerpo y empezó a lamerle la cara. Ese movimiento
te llenó de pánico, así que corriste al auto, pisaste el acelerador a fondo y dejaste que la noche te ocultara.
***
Cuando llegaste al apartamento te quedaste un buen rato dentro del auto, tomando aire, tratando de borrar la
imagen de ese rostro sin vida que dejaste atrás. Entraste calculando cada paso y pisando con suavidad. No
querías despertar a tu madre, no querías escuchar sus reproches por llegar a tan altas horas de la noche. En la
nevera sólo encontraste una jarra de agua y un plato de sopa espeso y poco atractivo. Te tomaste un vaso de
agua. Y luego otro y otro. Mientras tanto escuchabas la respiración húmeda de tu madre tras la puerta de su
habitación. Ese sonido difícil, como de animal prehistórico, hacía que todas las cosas a tu alrededor perdieran
relieve. Comenzaste a subir las escaleras para llegar a tu habitación, pero su voz te detuvo a mitad de camino.
¿Llegando a estas horas, descarado? dijo. El aire se te fue en un suspiro. Mamá, lo siento, dijiste. Pero entonces,
ella dijo que eras un desconsiderado con su estado de salud, que eras un inútil, que no habías hecho nada para
acabar con esas cucarachas que estaban infestando la cocina.
Mamá, lo siento, de verdad que lo siento, fue lo único que pudiste decir. Corriste hasta tu cuarto pero las
persistentes palabras de tu madre, cargadas de amargura, siguieron rebotando contra la puerta hasta que, por fin,
lograste dormirte.
***
A la mañana siguiente recordabas todo como si hubiese sido un tétrico sueño. Los recuerdos estaban opacados
por ese filtro atemporal parecido al de las pesadillas y un terrible dolor te resonaba en la espalda con cada
movimiento. Tu madre, ignorándote, veía la televisión. Hiciste café para ella y para ti, pero ni las gracias te dio.
Mientras te duchabas y te vestías, los fragmentos de esa pesadilla se sumieron cada vez más y más hondo en tu
inconsciente. No hiciste nada para evitarlo. Te subiste al auto sintiendo que te invadía una tranquilidad apagada,
distante.
Entonces lo viste. En el lugar en que lo dejaste la noche anterior, en la misma posición. Tu sangre pareció
espesarse y, desde ese momento, una tonelada de cansancio se dejó caer sobre tu cuerpo. Una jauría de perros
destrozaba las bolsas de supermercado y le olisqueaba los bolsillos al cadáver. Los automóviles se apeñuscaban
en la calle y una marea de motores y bocinazos iba y venía. El cadáver estaba ahogado en un montón de ropas
sucias, mientras un sol escandaloso lo hacía resaltar de entre todo lo que había en esa acera apenas custodiada
por un muro lleno de musgo y grafitis. Miraste a los demás conductores, pero parecía que nadie se percataba de
la presencia del cadáver y de los perros. Las personas pasaban por la acera, tapando sus caras con pañuelos
mientras esquivaban el cuerpo, como si nada fuera.
Adelante el dique se rompió y los autos avanzaron. Estabas concentrado en el cadáver hasta que un bocinazo
furioso y los insultos de otros conductores te sacaron del aturdimiento. Avanzaste sin quitarle la mirada al cuerpo:
él parecía sostenértela, acusadora. Fuiste incapaz de mantener el contacto visual. Aceleraste y, cómo pudiste,
sorteaste los obstáculos hasta salir de ese embotellamiento.
***
De nuevo la rutina en la oficina, pero ni siquiera la seguridad que te ofrecían esas paredes y la monotonía a la
que ya estabas acostumbrado te dieron un poco de confianza. Asesoraste a varios clientes, pero a ellos, inquietos
por tus movimientos, se les podía notar la decepción en la mirada. Apenas eras capaz de responder las confusas
llamadas de tu madre, en las que le explicabas en qué lugar estaban las pastillas, qué debía comer esa tarde y
qué programas encontraría en la televisión. Algunos compañeros, casi que, susurrando, cuestionaron tu actitud,
pero, aunque lo intentabas, no podías dejar de pensar en el cadáver que seguía tirado en esa calle con la cabeza
partida.
En la noche fuiste a un taller a cambiar el parabrisas y estuviste tentado a desviar la ruta para llegar a tu
apartamento. Sin embargo, la curiosidad fue más fuerte y quisiste ver si el cadáver seguía allí. Lo encontraste en
la misma posición. El cuadro te volvió a dejar sin aliento. Te bajaste del auto y te acercaste al cuerpo. El montón
de ropa que lo cubría parecía haber menguado. Los perros, sin quitarte los ojos de encima, se irguieron. No rugían,
no ladraban. Cuando viste el rostro del tipo, con sus facciones desdibujadas y la enorme mancha de sangre en el
suelo que enmarcaba su cabeza a la manera de una aureola, un puñado de ansiedad te llenó la boca. Comenzaste
a temblar y a sudar.
Marcaste en el celular el número de emergencias, reportaste el cuerpo, diste la dirección exacta y te dijeron que
en ese mismo instante una patrulla se dirigía hacia el lugar. Pero la noche siguió avanzando y la patrulla no
apareció. Volviste a marcar y te insistieron que ya iban en camino, que no desesperaras, que tuvieras paciencia,
que esa noche en la ciudad no daban abasto. Mientras tanto, los perros, sentados a varios metros de distancia,
no dejaban de mirarte. Agarraste una piedra del suelo e hiciste el amague de lanzársela, a ver si con eso se
alejaban, pero ellos ni siquiera se inmutaron.
Miraste el reloj. Llevabas unas dos horas allí. El cansancio pesaba sobre tu cuerpo como un remordimiento.
Pensaste en tu madre, en lo molesta que podría estar en ese momento y en la mínima posibilidad de que se
enterara de lo que habías hecho: de nuevo el miedo te hizo tiritar. Observaste por última vez el cadáver y te
largaste con la esperanza de que, más tarde, la patrulla llegaría a recogerlo.
***
Tu madre seguía frente al televisor, igual de estática a como la dejaste en la mañana. No le quisiste preguntar qué
hacía despierta a esas horas; preferiste seguirle el juego a su silencio. Ella, al rato, te dijo que Silvia había ido al
apartamento a recoger los libros que tenía en tu biblioteca. Algo dejó de funcionar en el ambiente cuando dijo
esas palabras. No le respondiste nada y corriste a tu habitación. Marcaste en el celular el número de Silvia, pero
nunca contestó. Te tumbaste en la cama, ansioso, con la mirada agarrada del techo. Mientras un calor persistente
te sofocaba, pensaste en el cadáver, en los perros, en la oficina, en Silvia. Poco a poco el sueño te ardió en los
ojos y tú te dejaste llevar, agradecido de poder encontrar un refugio. Fue una noche inquieta. Te despertaste
varias veces, ahogado en sudor y con la vejiga a reventar.
A la mañana siguiente te sentías igual de agotado.
***
Pasaron varios días. Procuraste seguir llevando tu vida como siempre lo habías hecho. La ciudad, caprichosa y
caótica, no dejaba de moverse. Y en esa calle seguía el cadáver, resignado. En el trabajo las cosas se pusieron
cada vez más y más tensas. Nada fluía, todo parecía estancado. Intentaste ignorar las calles, cambiar de rutas,
buscar nuevos rincones de la ciudad para escapar, pero todos los días querías pasar por ese lugar, verificar si el
cadáver por fin había desaparecido. Hasta que lograste reunir la suficiente convicción como para evitar esa calle.
Fue una semana en que una resignación sorda y melancólica se apoderó de ti. Aun así, algo te decía que esa
falsa tranquilidad que estabas construyendo a tu alrededor, en cualquier momento se resquebrajaría. Ahí seguía
esa imagen persistente, taladrándote la consciencia. Apenas eras capaz de dormir.
Una noche llegaste al apartamento y tu madre, sin quitar los ojos de la pantalla, dijo: Esta casa se puede
desbaratar y a ti te importa un carajo. Otra vez sentiste tus fuerzas ahogarse en un suspiro. Miraste a tu alrededor,
buscando fisuras en las paredes, humedades en el techo. Luego te dijo que no habías pagado el arriendo, que te
lo había dicho varios días atrás, que la fecha límite estaba vencida y todavía seguía viendo el recibo sobre el
comedor. Además, el mercado escaseaba en la nevera y las cucarachas aparecían una y otra vez en la cocina.
Perdón, madre, fue lo único que dijiste.
***
Una mañana el sonido de tu computador anunciándote la llegada de un mensaje te sacó del ensimismamiento.
Estabas sentado en tu escritorio, como si hubieses cerrado los ojos en la cama y luego los hubieses abierto en la
oficina. No recordabas cómo fue que llegaste allí. No recordabas haberte levantado, bañado, vestido y
desayunado. Todo era una sucesión de imágenes difusas. Por las ventanas entraba un sol escandaloso que te
ardía en los ojos y, alrededor de tu escritorio, todos trabajaban llenos de ímpetu. Te pasaste la lengua por los
dientes y sentiste una capa de sarro recubriéndolos.
Era un mensaje de Silvia, decía que necesitaba que le pagaras el dinero que aún le debías. Te quedaste varios
minutos viendo esas palabras parpadear en la pantalla, hasta que uno de tus compañeros se acercó y, con voz
pesarosa, te dijo que el jefe quería hablar contigo. En su oficina, el jefe se regó en un discurso acerca de la
responsabilidad en la empresa, de las ganas que ellos tenían de ayudar a la gente y de las quejas y comentarios
que tus compañeros estaban haciéndole por tu actitud y por tu aspecto. Escuchaste todo sin decir una sola
palabra, no tenías ánimos de justificarte.
Saliste de la oficina mientras sentías que algo vibraba en tu interior, algo a lo que no querías darle un nombre. Sin
duda era una premonición, el anuncio de la llegada de una pequeña catástrofe. Te sudaron las manos, el corazón
se te enloqueció. Marcaste al celular de Silvia, pero ella no contestó. Perturbado te dejaste llevar por los sonidos
del día, con la boca reseca y las sienes palpitando.
En la noche, camino al apartamento, sin apenas poder notarlo, como por pura inercia, te descubriste atravesando
la calle en donde descansaba el cuerpo. Quisiste no mirar, pero fue imposible. Allí seguía el cadáver, reducido.
Las bolsas de supermercado a su alrededor estaban despedazadas, y un par de perros viejos olisqueaba entre
sus ropas.
Frenaste. Una sensación pastosa te invadió el paladar. Apretando los dientes te bajaste del auto. Temblabas,
cerrabas y abrías los puños con fuerza. Espantaste los perros, que se alejaron del cuerpo mientras te rugían y
mostraban la dentadura.
Observaste el cadáver y, sin pensarlo un segundo, empezaste a patearlo, una y otra vez, lleno de rabia. ¡Hijo de
puta, hijo de puta!, le gritabas.
Te detuviste con la respiración entrecortada. Esa cabeza rota y esa mancha de sangre seguían ahí. En ese
instante te invadió un olor nauseabundo que se levantó del cuerpo. No pudiste contener las arcadas y empezaste
a vomitar a un lado de él.
Te subiste al auto y te marchaste al apartamento.
***
El olor a cadáver descompuesto se aferraba a tus ropas y tú, desesperado por desprenderte de él, tomaste una
ducha antes de acostarte. Con una meticulosidad que nunca antes habías tenido, repasaste tu cuerpo una y otra
vez con la barra de jabón.
Saliste del baño y la voz de tu madre, de nuevo, sin ni siquiera darte tiempo a respirar, te sacudió. Dijo que eras
un desconsiderado al quedarte tanto tiempo en la ducha, un ingrato que nunca pensaba en ella, en su salud. Dijo:
Tu padre sí decía que eras un bueno para nada y yo nunca quise prestarle atención.
En ese momento viste una cucaracha enorme caminar muy tranquila por las paredes de la cocina y a ti ni ganas
te dieron de aplastarla. Te encerraste en tu habitación, haciendo caso omiso de los comentarios de tu madre. Lo
primero que hiciste al entrar fue buscar tu celular y ver si, tal vez, Silvia te había llamado. Pero no había una sola
llamada perdida y tú, ansioso, le marcaste. El teléfono sonó una y otra vez. Ella no contestó. Insististe, pero al otro
lado de la línea nunca pudiste escuchar su voz. Dejaste caer el teléfono al suelo, te sentiste derrotado. El sueño
estaba a kilómetros de distancia y una resignación absoluta te paralizó el cuerpo. Pero tú no querías eso, así que
te pusiste de pie, te vestiste y, de nuevo, saliste en el auto a recorrer las calles de una ciudad que te reprochaba
con sus luces intermitentes.
El cadáver, por supuesto, no se había movido un solo centímetro. Los perros que lo custodiaban desaparecieron
y tú, armado de una determinación ya olvidada, lo levantaste entre tus brazos. Contuviste la respiración y evitaste
mirar su rostro reseco. La mancha de sangre se quedó aferrada al suelo, tan roja y brillante como el primer día.
Tiraste el cadáver al portaequipajes y, no pudiendo soportar el peso de la culpa, lo miraste por última vez. Su piel,
ya sin ninguna coloración, estaba invadida por manchas grisáceas, y en su rostro cualquier expresión de reproche
se había esfumado. Cerraste el portaequipajes con un fuerte golpe, te subiste al auto y emprendiste rumbo sin
saber a dónde te dirigías.
Mientras conducías, la noche se fue haciendo cada vez más fría. Unos policías pasaron al lado tuyo en una
motocicleta y por un momento sentiste que lo mejor era que ellos hubiesen querido requisarte. La idea de que
alguien te juzgara te llenaba de regocijo. Pero ellos siguieron de largo, apenas te miraron.
Le diste vueltas a la ciudad sin seguir ninguna ruta en particular, perdiéndote en sus calles, como si no quisieras
encontrar el camino de regreso, hasta que por fin te detuviste en un puente. Abajo, las aguas oscuras y tranquilas
del río eran un sólo rumor, parecían tragarse todos los sonidos que la ciudad producía.
Sacaste el cuerpo del portaequipajes y lo llevaste hasta las barandas del puente. Detrás de ti, varios autos y un
par de camiones pasaron de largo, con sus motores a tope y sus luces apenas barriéndote la espalda. Quisiste
pedirle perdón al cadáver, pero ya eso ni te importaba. Lo dejaste caer.
No hizo ningún ruido cuando las aguas se lo tragaron.

***
Este cuento pertenece al libro Ahora solo queda la ciudad (2016), de Cristian Romero, publicado por Hilo
de Plata Editores.
SEGUNDO MOMENTO: INTERPRETO

1. ¿Quién es el narrador de esta historia?


2. ¿Qué relación guarda el título con el contenido del texto?
3. ¿Qué relación guarda el epígrafe con este cuento?
4. ¿En cuánto tiempo se desarrollan los hechos de esta historia?
5. ¿Cuáles son los espacios en lo que se desarrolla la narración? Descríbelos.
6. ¿Cuál es el sentimiento que embarga al personaje principal?
7. ¿Qué pasó en esta historia?
8. ¿Cuáles son algunos de los temas o situaciones que se cuestionan en esta historia?
9. ¿Quiénes son los personajes de esta historia?
10. ¿Por qué crees que el personaje principal no dejaba de pensar en el cadáver?

TERCER MOMENTO: PRÁCTICO

Parte 1: LENGUA CASTELLANA, ARTÍSTICA y MEDIA TÉCNICA:

Textos discontinuos: ”La infografía”


Los textos discontinuos son aquellos que no siguen la estructura
secuenciada y progresiva (párrafos), se trata de una forma distinta
de organizar la información, por esto su comprensión requiere de
estrategias de lectura no lineal. Son textos en los que la información
se presenta en forma de cuadros, gráficos, tablas, diagramas,
mapas, formularios o imágenes.
Uno de los textos discontinuos de uso más frecuente es la
infografía, a continuación, te presentamos la definición y te
mostraremos un ejemplo:

Una infografía es una


representación gráfica y visual en
la que exponer y resumir los
contenidos sobre algún tema en
particular mediante imágenes,
dibujos, gráficos u otro tipo de
elemento visual.

En una infografía se combinan


diferentes elementos, que sueltos
no tienen el mismo significado del
que tendrían expuestos en una
imagen, por lo que una infografía
da significado a una información
que queremos transmitir, ya sea a
nuestro lector, o a cualquier otro
tipo de público.
Por esto mismo, no debemos
olvidar que una infografía es un
elemento muy importante para
resumir los contenidos de algo, por
lo que debe ser atractiva y
estética, y que llame a tu lector a
leerla, quedándose así la imagen
del artículo en su mente.

Características:
• Contiene elementos icónicos
precisos.
• Tiene información escrita de
manera tipográfica.
• Capacidad de síntesis.
• Interactividad e hipertextualidad.
• Visualidad y estética.
Elementos de una infografía:
Las partes de una infografía debemos tenerlas claras para hacer nuestro diseño. Principalmente se componen de:
título, cuerpo y autor, que sería el creador de la infografía.
Título de la infografía:
Toda infografía debe contener un título breve y que describa lo que va a presentarse. Debe ser llamativo y lograr
llamar la atención al lector para que siga observándola.
Seguido del título, debería haber un pequeño subtítulo el cual cite de forma un poco menos breve lo que se va a
explicar en la representación.
Cuerpo de la infografía:
En el cuerpo encontraremos los textos e imágenes. Utiliza textos sencillos y fáciles de leer. No escribas palabras
muy técnicas que el usuario no conoce, y si lo haces, explícalas. Sé breve y ve al grano del asunto.
En cuanto a las imágenes, opta por fotografías, iconos o vectores muy visuales, ya que puedes conseguir captar
la atención del usuario solo con que un icono le haya parecido “gracioso”. Deben ser imágenes únicas que se
graben en la mente de una forma fácil.
Pasos para crear una infografía:
Ahora bien, una vez tenemos decidido que vamos a crear una infografía, muchas veces no sabemos por dónde
empezar, y nos agobiamos antes de tiempo.
Por ello, hemos creado un listado de pasos que debemos hacer antes de ponernos en marcha con nuestra
infografía.

1. Selecciona el tema y la idea:


Tenemos ya claro que queremos hacer una infografía, pero lo primero de todo que hay que saber es sobre qué
vamos a dibujarla, ya sea sobre tecnología, informes de la empresa, explicar una clase de conocimiento del medio,
resumir un artículo, etc.

2. Investiga el tema y recopila datos e información.


Este paso es súper importante para que tu infografía triunfe entre tu público, ya que requiere de un análisis de la
información.
No te quedes solo con lo que tú ya sabes, investiga todo lo que puedas y corrobora tu información, ya que puede
que las informaciones sean incorrectas y tu infografía pierda veracidad.

3. Escoge un estilo:
Una vez tengas claro qué vas a hacer, deberás escoger el tipo de infografía que quieres dibujar para sorprender
a tu público. Aunque es complicado realizar infografías originales y diferentes a lo que ya podemos encontrar,
evita hacer un copy paste y empieza a crear tus propios diseños.

4. Selecciona el formato, los colores y las fuentes:


¿Horizontal, vertical, 1000px, 800px…? ¿Verde, azul, amarillo…? ¿Arial, verdana, robot…? Tipografías, tamaños,
colores… Aquí vienen muchas dudas para los que no están acostumbrados a hacer este tipo de diseños.
Piensas, ¿cuál llamará más la atención? ¿Y si el color no les gusta? Típicas dudas que hemos tenido todos. Pues
bien, elige elementos acordes a la temática, elige un color y crea una paleta de colores que se complemente bien
y que llamen la atención.

5. Determina los textos y las imágenes:


Este paso es crucial en nuestro diseño. Crea textos atractivos e imágenes que inviten a seguir leyendo y mirando
la infografía.

6. Determina la organización:
En este paso debemos tener claro el tipo de infografía que vamos a utilizar, el estilo y formatos, fuentes y diseños.
El siguiente paso se tratará de determinar la organización del contenido para tener clara la estructura que va a
tener nuestra infografía.

7. Escoge un programa o herramienta (en caso de no contar con el programa para realizar dicha infografía,
puedes realizarla de manera manual, en huna hoja de block tamaño carta en blanco, usando imágenes y
colores que puedan dar claridad al concepto encontrado en el cuento del cadáver y que te sirvió como
inspiración para su posterior desarrollo): realiza la infografía en el programa adecuado que te permita
realizarla.

8. Diseña tu infografía.

Actividad:
1. Realiza una infografía, que dé cuenta de la reflexión que plantea el cuento El cadáver. Ten en cuenta los
aspectos necesarios para la realización de la infografía.
2. Realiza, en mínimo una página, un texto crítico sobre la reflexión que se plantea en el cuento.
3. De manera creativa elabora una propuesta de afiche donde se promocione el cuento trabajado en la guía,
siguiendo las siguientes instrucciones: 1.Nombre del cuento / 2.Nombre del escritor / 3.Imagen o
ilustración alusiva al cuento.
4. Elabora de manera creativa un souvenir, que tiene como esencia el cuento del cadáver; recuerda el
significado de “SOUVENIR” (Objeto que sirve como recuerdo de la visita a algún lugar
determinado.). En este caso en particular el objeto debe de ser creado a partir del cuento el cadáver.
Parte 2: INGLÉS:
Parte 3: EDUCACIÓN FÍSICA:

Actividad:

1. En el cuento El
cadáver, se mencionan algunos
trastornos que sufre el
personaje principal, debido a lo
que le sucede con el cadáver,
los cuales pueden asociarse
con el estrés. Teniendo la
infografía anterior, escoge
alguno de los síntomas del
estrés en el cuerpo humano y
consulta cómo lo afecta, qué
produce y cómo se puede evitar
o mejorar.

2. Diseña una rutina que


tenga estiramiento,
calentamiento y ejercicios
físicos.

3. Realiza de forma
práctica con mucha
responsabilidad la rutina que
diseñaste en el punto 2. Cuatro
veces por semana.

¡RECUERDA!
● Es importantísimo que cuando envíen alguna actividad, la manden con sus nombres, apellidos completos
y el grupo al que pertenecen.
● Si la actividad es para varias áreas a la vez, dicho trabajo se les debe enviar a todos los profesores que
compete dicha actividad. (solo si trabajaste de manera virtual)
● Enviar las actividades en horas laborales, o sea, de lunes a viernes de 12 a 6pm (solo si trabajaste de
manera virtual)
● Cualquier duda o inquietud que se tenga frente a cualquier actividad, será resuelta durante las asesorías,
de tal manera que no se saturen los chat en horarios fuera de las asesorías; (por favor tener en cuenta el
horario que se les asignen para dichas asesorías).
● Guardar de forma ordenada en una carpeta, las tareas y productos de esta guía, para llevarlas a clase
solo cuando regresemos a la institución.
”Si siguen dichas indicaciones el trabajo será no solo más fácil de hacer, si no también de enviar y a su
vez será menos complicado para nosotros los docentes descargarlos y calificarlos para subir la nota al
sistema”.

CUARTO MOMENTO: RÚBRICA DE EVALUACIÓN

1. Producto a entregar: La solución de las preguntas y actividades que se plantean en el documento.


2. Tiempo de entrega: Del 03 al 21 de mayo 2021
3. Medio de entrega: enviar a los profesores Diana Andrea Valencia Martínez, Nidia Acosta, Johana Andrea
Orozco Rivera, J.Dairon Moreno Hoyos y Juan Barrios; sea al correo o al WhatsApp.

Datos de los profesores para el envío de las evidencias del trabajo realizado:
● Diana Andrea Valencia Martínez: Whatsapp 3053241651 / Correo: dianaandreateacher@gmail.com
● Nidia Acosta: Correo: nidiaespanol@gmail.com
● John Dairon Moreno Hoyos: Whatsapp 3146053492 / Correo: john.morenohoyos@medellin.edu.co
● Johana Andrea Orozco Rivera: Whatsapp 3108966771 / Correo: tecnologiajhb@gmail.com
● Juan Jesús Barrios Aguirre: Whatsapp 3175634785 / Correo: clases.juanbarrios@gmail.com
ME AUTO EVALÚO
Luego de desarrollar la guía de aprendizaje, vas a realizar una autoevaluación valorando tu desempeño en cada
una de las actividades desarrolladas. ¡Recuerda que debes ser muy sincero!

CRITERIOS SUPERIOR ALTO (4.0 a BÁSICO (3.0 a BAJO (1.0 a VALOR RETROALIMENTACI
(4.5 a 5.0) 4.49) 3.99) 2.99) ACIÓN ÓN

Interés y Muestro interés Muestro Me falta interés Tengo


dedicación y dedicación interés para y dedicación desinterés y
para desarrollar desarrollar para desarrollar me falta
las guías de las guías de las guías de dedicación
aprendizaje aprendizaje. aprendizaje para
desarrollar
las guías.

Compromiso, Realizo todas Realizo la Realizo algunas Realizo


responsabilida las actividades mayoría de de las pocas
d y autonomía que me las actividades que actividades
permiten actividades me permiten que me
mejorar en el que me mejorar en el permiten
compromiso, permiten compromiso, mejorar en el
responsabilidad mejorar en el responsabilidad compromiso,
y autonomía. compromiso, y autonomía. responsabili
responsabilid dad y
ad y autonomía.
autonomía.

Entrega de Cumplo con la Cumplo con Cumplo con Me falta


evidencias entrega total de la entrega de algunas de las entregar las
(virtuales o las evidencias la mayoría evidencias evidencias
físicas) propuestas en de las propuestas en propuestas
las guías de evidencias las guías de en las guías
aprendizaje propuestas aprendizaje. de
en las guías aprendizaje.
de
aprendizaje

Uso de los Hago uso La mayoría Algunas veces Me falta


materiales de adecuado de de las veces hago uso hacer un uso
trabajo los materiales: hago uso adecuado de adecuado de
internet, adecuado de los materiales: los
computador, los internet, materiales:
celular, guías, materiales: computador, internet,
cuadernos, internet, celular, guías, computador,
documentos, computador, cuadernos, celular,
textos, entre celular, documentos, guías,
otros. guías, textos, entre cuadernos,
cuadernos, otros. documentos,
documentos, textos, entre
textos, entre otros
otros.

VALORACIÓN
FINAL

NOTA: Cuando tengan el documento desarrollado, recuerden que envío a la maestra o maestro, al finalizar la semana, debe
de ser en su totalidad, incluyendo el cuadro de ME AUTO EVALÚO.
¡RECUERDA! guardo de forma ordenada en una carpeta, las tareas y productos de esta guía para llevarlas a clase solo cuando
regresemos a la institución.

¡FELICITACIONES! HAS CUMPLIDO CON EL DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD.

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